Relato: Una deliciosa sesi�n





Relato: Una deliciosa sesi�n

Un delicioso ba�o para mi Ama


Aquella ma�ana, mi Ama hab�a salido a una diversi�n con sus
amistades m�s habituales. La hab�a notado algo mas extra�a que otras veces, pero
con su caracter�stico modo de mandarme, me hab�a conminado a que arreglara la
casa mientras ella estaba ausente.



Me desped� de ella en la misma puerta de la casa, con mi
uniforme de esclava habitual, que consist�a en un pareo liviano y no muy largo,
atado en la cintura, por las caderas y abierto al muslo izquierdo. Y por
supuesto mis pulseras en mu�ecas y tobillos. C�mo no, mi collar de esclava, al
que sent�a algo mucho m�s que si fuera mi propia carne. El resto del cuerpo
desnuda, como a ella le gustaba.



Manten�a sobre mis pechos, varias marcas recientes de los
azotes que me hab�a dado por la ma�ana, cuando la serv� mal el desayuno. Pero
ah� estaba yo, orgullosa de poder servirla y aguardando ante la puerta,
soportando el fr�o en mi desnudo cuerpo, mientras el Ama, me daba las �ltimas
indicaciones.



Despu�s de unos 3 minutos interminables, se termin� de
despedir y yo a�n, aguard� desnuda ante la puerta hasta que su coche sali� del
recinto privado.



Cerr� la puerta y me frot� los pechos y los costados del fr�o
que hac�a, pero dentro de la casa se estaba muy confortablemente y en breves
minutos me sent�a plena de vigor, para acometer la dura tarea de la enorme casa.



Mir� el reloj. Marcaba las 11 de la ma�ana y el d�a era un
completo asco, aunque dentro de la casa se estaba muy agradablemente. Me mir� en
el espejo y segu� con las yemas de mis dedos, las finas marcas de la fusta,
dejada sobre mis pechos y el vientre.



Me anud� el pelo y tras quitarme el pareo, me puse a
organizar los trastos para arreglar la casa. Durante 3 horas, estuve limpiando
el polvo de toda la enorme casa. Hice un peque�o descanso para tomar mi vaso de
leche con galletas, mientras me colocaba una pinza de cocodrilo en mi pez�n
izquierdo que me mortificaba m�s de lo que mi Ama supon�a. Y engull� el desayuno
sin prisa, a pesar de las punzadas en mi pez�n.



Cuando termin� de comer, me dediqu� a lavar los cacharros
sueltos, a�n con mi pez�n mordido. Media hora m�s tarde terminaba de recoger
cacharros y me quitaba la pinza. Me mir� el pez�n y estaba rojo p�rpura, pero lo
dej� tal cual.



Era el momento de seguir con la casa. Y comenc� por irme al
ba�o para asearlo completamente. Lo fregu� a conciencia y luego lo perfum� como
a mi Ama le gustaba sentirlo, cada vez que llegaba para darse un ba�o.



Mir� el reloj y apreci� que deb�a darme prisa o volver�a ella
y me pillar�a con la faena por la mitad.



Trabaj� duro hasta que al fin pude ver que toda la casa de mi
Ama estaba digna para ella. Me sent�a cansada, pero me fui a mi cuarto de aseo
que constaba de una ducha, una taza y un lavabo, todo ello en un espacio �nfimo,
pero que me serv�a para adecentarme ante mi Ama.



Cuando termin� la ducha y tras perfumarme muy ligeramente, me
apliqu� la pinza en el pez�n y sal� desnuda al sal�n en donde recibir�a a mi Ama
en cuanto llegase.



Me coloqu� el pareo y me sent� a esperarla. Como el tiempo
pasaba y una esclava de mi Ama, tiene prohibido ver la tv o escuchar la radio,
comenc� a viajar en mis recuerdos. Y record� el d�a en que en una venta privada
hab�a sido comprada por mi Ama actual. En aquel momento, era la m�s infeliz
criatura del mundo, pero hoy me sent�a una esclava privilegiada y la verdad es
que no la cambiar�a por nada en el mundo.



Al poco rato, me cans� de pensar en mis anteriores
situaciones y me levant� para supervisar de nuevo toda la casa. Todo estaba en
perfecto orden, incluyendo la estancia en donde mi Ama me castigaba algunas
veces. Todo colocado y limpio.



Ya volv�a de nuevo al sal�n, cuando escuch� el ruido del
motor del coche de mi Ama. Me apresur� a llegar a la puerta y abrirla, antes de
que ella pudiese bajarse del coche. Entr� un aire helado que hizo que mis
pezones primero y mi piel despu�s se tornara en una sensaci�n de fr�o.



Afortunadamente mi Ama, no tard� ni un minuto en subir los 6
escalones y estar ante m�. Me apart� para dejarla pasar y nada m�s entrar y
cerrar la puerta, la ayud� a quitarse su enorme abrigo de vis�n. Lo dej� colgado
en la entrada en una enorme percha destinada al efecto.



En cuanto me volv� para atenderla, pude apreciar la belleza
de las l�neas de mi Ama. Su vestido de cuero la hac�a m�s agresiva de lo que era
realmente. A m�, me gustaba verla vestida as�. Me impon�a respeto, pero me
derret�a por una mirada suya. Desde hac�a mas de una semana, su solo pensamiento
me excitaba.



Entonces y una vez en el sal�n, la pregunt� :





Ama, �has cenado ya?......tengo algo de asado preparado
par t�, Ama.



He cenado esclava, pero estoy muy cansada y necesito un
ba�o.



Ama, todo est� preparado. Si lo deseas, puedo yo ayudar a
ba�arte, para evitar que te canses Ama.



Es una buena idea esclavita, pero hoy ser�s tu quien me
ba�e completamente.





Me sent� a punto de reventar de la ilusi�n que me hac�a poder
ba�ar a mi Ama. Desnudarla y poderla hacer todas mis artes relajatorias, para
que ella se sintiera bien. Era algo que nunca hab�a podido imaginar y menos hoy,
que nada m�s despertarse me hab�a incordiado para terminar en una peque�a, pero
agresiva azotaina.





�Vamos esclava!, espero que te comportes ante tu Ama.



S�, mi Ama. Intentar� por todos mis medios hacerte sentir
bien mi Ama.





Y con manos temblorosas la indiqu� el camino hasta el ba�o
(me sent� una est�pida indicando a mi Ama como era su casa y en donde se hallaba
el ba�o). Pero mi Ama, solo sonri� y colocando su mano derecha sobre mi desnudo
hombro, se dej� llevar por m� hasta la entrada del ba�o, que constaba de un
vestidor y varios butacones.



Me sent�a tan impresionada y sublimada a la vez, que casi
estaba desconcertada y desde luego muy nerviosa de poder atender a mi Ama. Ahora
debo decir, que mi Ama no era una mujer hermosa y fuerte. Mi Ama era y es, la
mujer m�s bella que haya dejado parir la madre naturaleza.



Su cuerpo era esbelto y armonioso. Su estatura superior a la
m�a en bastantes cm., pero adem�s su cuerpo estaba bien musculado y su piel no
ten�a comparaci�n posible. Eso vestida, porque desnuda era infinitamente
superior en belleza y porte a la m�s bella hembra, del mundo, conocida.



Llegamos a la estancia en donde horas antes hab�a estado
acondicion�ndola para su regreso y not� que le agradaba entrar en aquella sala,
toda enmoquetada y en el centro una enorme ba�era circular.



Mir�ndola a los ojos, supe que deb�a llenar la ba�era. Y lo
hice sin que me lo dijera de viva voz. La llen� hasta el nivel justo y la
temperatura que le gustaba a ella.



Al volver hacia mi Ama, sent� una punzada de placer que
provoc� un peque�o flujo entre mis muslos, pero gracias al pareo nada fue
conocido por ella. Me acerqu� temblorosa y vacilante hasta ella, que me dijo :





�Desn�dame lentamente y hazme disfrutar del ba�o,
esclava!.





Sin hablar, asent� y me coloqu� a su espalda, para poder
bajar la cremallera del vestido de cuero. La hice descender hasta mas debajo de
las nalgas y pude ver la espalda de mi Ama. Me dieron ganas de tocar su piel
perfecta, pero me contuve y segu� desnud�ndola.



Al parecer le agradaba la forma en que la iba descubriendo,
pero justo antes de bajarla el vestido, me dijo :





Esclava, qu�tame el vestido pero por delante. Es tu
privilegio de hoy, esclava.





Y sent� que mis fuerzas me abandonaban. Pero me puse ante
ella y con manos temblorosas y vacilantes, proced� a bajar sus finas tiras en
las hombreras y posteriormente a bajar poco a poco el vestido. Pudiendo ver como
sus pechos firmes y perfectos se quedaban ansiosos ante mi cara.



Sin embargo y a pesar del nudo que sent�a en mi est�mago,
segu� desnudando su cuerpo hasta que termin� por dejarlo caer al suelo. Me alc�
suavemente y contempl� el espect�culo m�s sensual que nadie hubiera podido ver
(seguramente sus amigos, pero nadie la ver�a como yo lo hac�a en ese preciso
momento).



Me sent�a a�n m�s nerviosa y extra�a que antes de comenzar a
desvestirla y ella debi� percatarse de mi estado de excitaci�n, pues dijo :





Esclavita, lo haces muy bien. Sigue as� y no te apures de
tu Ama. �Anda, toca mis tetas con tus manos, am�salas suavemente y luego
sigue desnud�ndome!.





Esas palabras eran como electrodos colocados en cada parte
sensible de mi cuerpo, pero puse mis manos sobre sus pechos firmes y me sent�
invadida de las sensaciones m�s fuertes que jam�s hubiera podido sentir. Tanto
que me corr� literalmente, procurando que mi Ama no se diera cuenta. Pero claro
mis flujos llegaron a sus pituitarias y dijo :





Esclava, me encanta que est�s como est�s en estos
instantes. Qu�tate el pareo y deja tu cuerpo seguir tus impulsos. No solo no
me ofendes, sino que adem�s me agrada que mi esclava sienta eso por m�. Pero
ahora sigue desnud�ndome y ll�vame a la ba�era.





Aquellas palabras, me hicieron sentir una in�til, pero mi
Ama, con sus manos rozando mis pechos me dio a entender que hablaba muy en serio
y que yo era la elegida para darle el placer y el bienestar de aquel momento. Me
quit� el pareo y qued� desnuda ante ella, cosa que me encantaba.



Me sent�a mucho mas esclava estando desnuda ante ella, que
con cualquier pieza de ropa, aunque fuera m�nima.



Proced� a bajarla su braguita, tipo tanga, hasta dejarla con
su vientre expuesto a mi visi�n sin que ella hiciese o dijese algo. Y segu� por
quitarla las altas botas hasta la mitad de los muslos.



Cuando estuvo tan desnuda como yo, la mir� a los ojos, sin
saber si hac�a bien o no, pero solo v� un rostro agradecido y maravilloso que me
trasmiti� la fuerza necesaria para poder contemplarla como mi Diosa.



Sin indicaciones de ella y como si alg�n resorte se activara,
la cog� de la mano izquierda y la conduje hasta la ba�era, con el agua a una
temperatura ideal para relajarse. La ayud� a entrar en la misma hasta que se
sent� en el fondo.



Y justo en el momento que estiraba sus piernas y se relajaba,
la dije :





Ama, deseo que te encuentres a gusto. �Deseas que te
prepare una bebida, Ama?.



S� esclava, prep�rame lo que tu ya sabes, pero hazlo como
sabes que me gusta.





Sab�a como le gustaba que lo hiciese y aunque pudiese parecer
un poco extra�o, a ella parec�a encantarle tener una esclava dispuesta y
servicial como yo. Y a m� me encantaba ser eso y mil cosas m�s para mi Ama, de
la cual me sent�a enamorada sin poderlo disimular.



Cog� del peque�o congelador una cubitera y del mueble un vaso
ancho y la botella de licor. Y tras ponerlo en una bandeja acoplable a la ba�era
lo llev� ante ella.



Me mir� desnuda y relajada a los ojos, sonriendo y sent� un
rubor que hizo ponerme colorada. Ella se ri� fuertemente, ante mi expresi�n.
Pero me dediqu� a coger con mis dedos un hielo y met�rmelo en la boca, hasta
dejarlo pulido de bordes para a continuaci�n echarlo dentro del vaso. Luego otro
m�s y otro m�s.



Cuando los tres hielos estaban dentro del enorme vaso, me
dispuse a verter el whisky, que era su bebida predilecta, dici�ndome :





Espera esclava, hoy beber� whisky de esclava. Apoya tus
labios vaginales sobre el vaso y vierte el licor desde tu collar. Deber�
recorrer tu cuerpo y caer en mi vaso. Y pobre de ti como se pierda una gota.





Me qued� algo extra�ada ante aquella proposici�n, pero estaba
dispuesta a cualquier cosa por ella. As� que acopl� mi sexo sobre el vaso de mi
Ama y vert� chorreones de licor por mi cuerpo, para terminar viajando sobre mi
vientre, mojar mi vagina y depositarse sobre el vaso con los hielos, ante la
atenta y sonriente mirada de mi Ama.



Una vez completado el nivel que mi Ama gustaba de beber, me
retir� dejando escurrir el resto del licor por mis muslos. Sent�a escozor en mi
sexo, pero no dije o hice algo para alterar aquel momento. Remov� el l�quido con
mi dedo �ndice derecho y cogiendo el vaso con mi mano izquierda se lo entregu� a
mi Ama, que lo recibi� sin dejar de mirarme un solo instante a los ojos.



Pude observar a mi Ama, dando los primeros sorbos de la
bebida preparada de forma tan especial y acto seguido y como haciendo un gesto
de complacencia, dijo :





Bueno esclava, b��ame. Espero que lo hagas tan delicioso
como la bebida que me has preparado.





Pude ver a mi Ama, abiertos los muslos y como parec�a
sentirse relajada y tranquila ante su esclava desnuda y con cierto olor a licor
en su cuerpo. Repar� en la esponja que ella utilizaba para ba�arse y la met� en
la ba�era para que se empapase y cogiera la misma temperatura. Tambi�n hice lo
mismo con el frasco de gel que ella utilizaba, sumergi�ndolo dentro del agua
para que se pusiera a la misma temperatura.



Cuando cre� oportuno, vert� gel en la esponja y para hacerla
espumar, la restregu� contra mi vientre, hasta que adquiri� la suavidad
necesaria. Y coloc�ndome por fuera de la ba�era y ante la cabeza de mi Ama,
proced� a pasar muy suavemente las esponja sobre sus hombros.



Desde mi punto de vista, el Ama era salvajemente bella. Pod�a
verla sus pechos firmes como flotando sobre el agua, mientras pasaba la esponja
suavemente por sus hombros y desliz�ndola hacia el nacimiento de sus pechos, sin
llegar a tocar el agua.



Mi Ama, agradec�a con peque�os susurros las sensaciones
placenteras que sent�a de su esclava y elev� su brazo derecho, para que pudiera
ba��rselo. La esponja gu�ada por mi mano derecha procedi� a ba�ar su brazo
suavemente, hasta llegar al punto en donde deb�a tocar su axila. Pero yo ya
estaba demasiado metida en lo que deb�a hacer, como para preocuparme de s� eso
era lo correcto o no.



El caso es que mi Ama, se sent�a a cada instante m�s y m�s
placentera con mis caricias jabonosas y levant� el otro brazo, por lo que sus
pechos salieron del agua. Y me dediqu� a darle el masaje con la esponja m�s
delicado y sensual del que fuera capaz, dado mi estado de excitaci�n total.



Mientras enjabonaba sus pechos y hac�a correr la esponja
sobre sus axilas y subirla por los brazos, puede apreciar la enorme belleza de
mi Ama. Su cuerpo era perfecto en todos los sentidos. Su peque�a mata de pelo
sobre el pubis rigurosamente bien perfilado, se mov�a tenuemente, por efecto del
agua.



Cuando mi Ama lo considero oportuno adelant� su cuerpo hacia
sus rodillas y eso me indic� que deseaba recibir tambi�n el masaje jabonoso
sobre su espalda. Y la restregu� con todo el mimo del que me sent�a capaz de
ofrecer a un ser que para m� era todo mi universo.



Y pens�......"si me propusiera alguien....que si el masaje
que le estaba dando le gustaba tanto, que me har�a libre.......lo rechazar�a de
plano. Antes muerta que lejos de mi Ama".



Volv� en m� y analic� semejante reflexi�n del subconsciente,
pero me reafirm� en lo mismo que hab�a decidido mi personalidad interior.



La esponja corr�a por su espalda a la que sent�a ganas de
tocar con mis manos desnudas y darle todo el placer que mi amor pudiese
permitir. Pero, como devolvi�ndome a la realidad, mi Ama se ech� hacia atr�s y
perd� la posibilidad de poder viajar en mis pensamientos hacia ella. Bueno, m�s
bien hacia su espalda, porque acababan de retornar a m� sus pechos perfectos,
con los pezones erectos y deseosos de ser comidos.



Mi Ama, dej� los brazos sobre el borde circular y semi
esf�rico de la enorme ba�era y me dijo:





Esclava, eres una delicia para tu Ama. Trae tu boca y
d�jame besarla......





Me sent� palpitar a tal velocidad que todo mi cuerpo comenz�
a temblar, pero mis manos de manera m�s significativa, hasta que llegu� con mis
temblorosos labios a posarlos sobre los suyos y entonces todo se calm� en mi
exterior para agudizarse dentro de m�.



Sent� el fuego de la pasi�n, desbordarse dentro de mi cuerpo.
Pero me dej� besar y repliqu� con todo el fuego que llevaba almacenado dentro de
m�.



S� que mi Ama sinti� mi pasi�n por ella, porque me cogi� con
sus fuertes brazos y sin hacerme el m�s m�nimo da�o, me hizo sentir el beso de
amor m�s voluptuoso que hubiera podido imaginar en mis fantas�as o en la vida.



Cuando se separ� de m�, me sent�a como el fuego en mi cara y
deb�a estar roja como un tomate. Curiosamente, aunque mi Ama sonre�a, no se
carcaje� como otras veces. Era simplemente, eso.......una sonrisa.



Acab� por normalizarme y proced� a enjabonar el resto de su
cuerpo sumergido, pero las dos nos dimos cuenta que la esponja en la inmersi�n,
perd�a todo su poder lubricante y se tornaba basta y agresiva para pieles tan
sensibles como a la que estaba accediendo en esos instantes. Mi Ama, me dijo,
entonces :





Esclava, deja la esponja y hazlo con tu mano desnuda. Al
fin y al cabo eres mi esclava y sierva �no?.





Y tras un nuevo rubor, me aprest� a acariciar su sexo con mis
dedos ba�ados permanentemente por el delicioso l�quido que nos separaba hasta
hacer el contacto.



Pude sentirla toda entera, incluso ella misma me reten�a las
dos manos contra su sexo cuando lo cre�a necesitar. Y despu�s de innumerables
momentos en los que pensaba que ella me ver�a correrme, me mir� y me dijo :





Esclava, ya est� bien de ba�o. S�came y ll�vame a la
cama, te necesito cerca esta noche.





La ayud� a salir de la enorme ba�era y la sequ� con su toalla
especial, tan suavemente que hasta se quej� de seguir mojada m�s de una vez,
oblig�ndome a friccionarla bien todo el cuerpo, incluyendo sus pechos y el sexo.



Me sent�, literalmente, morir de sobre excitaci�n.





Muy bien esclava. Vamos a mi dormitorio, necesito un
masaje relajador ya.





Y sin m�s, fue ella la que me cogi� esta vez de la mano y me
condujo hasta su dormitorio. Se tumb� sobre la enorme cama de 2x2 y dijo :





Esclavita, necesito de tus maravillosas manos de relax.





Yo no era masajista, ni sab�a como hacer nada de nada, as�
que proced� a darle mis toques con todo el amor que llevaba acumulado dentro de
m�. La coloqu� de bruces sobre la cama y antes de sentarme sobre sus nalgas,
coloqu� una toallita de algod�n extra suave, para que mi sexo no irritara su
piel.



Ya estaba comenzando a pasar mi pierna derecha sobre su
cuerpo, cuando exclam� :





No, preciosa esclava. Nada de separadores entre tu y yo.
Aleja esa pieza de m� y sienta tu sexo libre sobre mi cuerpo.





Me qued� algo azorada, pues era lo que m�s deseaba y tras
quitar la pieza de algod�n, me sent� sobre sus nalgas, recibiendo como una
descarga de placer.



Procurando no sentarme con todo mi peso sobre sus nalgas
espl�ndidas, pero notando el roce de mis labios vaginales contra su carne
ardiente y desnuda, me sent� tan llena de placer que cre� que mi humedad lo
echar�a todo a rodar.



Pero, aunque mi humedad deb�a de ser notoria para ella, no me
hizo el m�s m�nimo gesto y se dej� toquetear por mis manos h�biles y ansiosas de
dar placer y relax a mi Ama.



Desde su nuca, girando sobre su cuello y presionando
suavemente en sus cervicales, consegu� o�rla jadear y hasta exclamar del placer
que sent�a. Baj� mis manos lentamente por sus costados, que parec�an tallados de
un bloque de marfil. En mi recorrido llegu� a palpar sus senos, ahora reposados,
pero que me produc�an verdaderos calambrazos de placer.



Y me entretuve un poco m�s en su espalda, siguiendo
lentamente las protuberancias exquisitas de cada una de sus v�rtebras y
articulaciones. En cuanto la vi m�s relajada, separ� mi sexo de sus caderas y
con manos cada vez m�s ansiosas de dar placer, masaje� sus gl�teos sin
importarme para nada rozarla la entrada de su cueva prohibida.



Segu� por sus muslos, con mucha precauci�n, pues no era una
masajista. Realmente, carec�a del m�s m�nimo conocimiento del arte del masaje,
pero mis manos estaban dotadas de amor, por lo que mis roces solo eran para
relajar al ser que m�s amaba en mi existencia.



Llegu� hasta sus corvas y como all� el masaje era mucho mas
complicado, amas� en mis manos sus gemelos r�gidos de la prolongada permanencia
en pie. En cuanto los relaj� lo suficiente, la hice doblar las piernas
alternativamente, haciendo que mi boca acogiera los dedos de sus pies y mientras
los lam�a suave y dulcemente, mis manos pasaban suaves y friccionantes a
intervalos sobre la planta de cada pie.



Cuando termin� de hacer aquella primera parte del masaje, me
acerqu� muy cerca de su cara y la rogu� que se pusiera boca arriba, para seguir
con la sesi�n de relajaci�n. Ni siquiera sonri� o me mir�. Simplemente se dio la
vuelta y qued� desnuda y entregada a su esclava. Parec�a que mis manos y mi
presencia la hac�an sentir el calor y placer que la faltaban en muchos otros
lugares.



Comenc� sent�ndome sobre su vientre, sin presionarlo con mis
h�medos labios vaginales y aguard� algunas d�cimas de segundo por si ella se
quejaba de mi postura ante ella.



Simplemente, abri� los ojos, me mir� sonriente y tras
acariciar tenuemente mis pezones con sus manos, los volvi� a cerrar y dejar los
brazos l�nguidos a sus costados.



Acerqu� mis dedos a su cara y la d� un suave, pero
reconfortante masaje en sus sienes y arcos de los ojos, y bajando mis dedos de
un modo casi imperceptible sobre el puente de su nariz perfecta, para terminar
cayendo como gotas de roc�o sobre sus carnosos labios, uno tras otro y
recorriendo todo su perfil completamente.



Mis manos giraron hacia los p�mulos y el ment�n, para
sumergirse cual torbellino r�pido de un torrente, sobre su cuello y desembocando
en el estuario de sus magn�ficos y super sensuales senos, que circund� con un
gran esfuerzo, para no rozar sus pezones, erectos y rojo como el fuego.



Pero, mi Ama se debi� sentir magn�nima, cuando cogiendo mis
cabellos con una suavidad que me hizo soltarla alg�n flujo sobre su vientre, me
atrajo contra sus pezones y me vi forzada a lamerlos, hasta que la sent�
retorcerse de placer.



Poco despu�s abandonaba esa parte tan sensual de mi Ama y
descabalg�ndola, lam�a los restos de los flujos dejados por mi sexo, sobre su
vientre.



Proced� a masajear sus brazos, suavemente. Y tras unos
minutos dedicados a los mismos, repar� en sus muslos, ansiosos por sentir mis
caricias y llegar a la relajaci�n total. Mis masajes fuero hechos a conciencia,
hasta tal punto, que me oblig� a rematarlos con lamidas por sus muslos,
comenzando en los tobillos hasta llegar a la conjunci�n de sus extremidades. Es
decir al tesoro m�gico que me ofrec�a.



No tuve siquiera posibilidad de analizar mi situaci�n. Sus
manos se posesionaron de mi cabeza y me entregu� al placer prohibido con mi Ama.



Coloqu� mi cabeza entre sus muslos reci�n abiertos y comenc�
una suave exploraci�n de mi boca sobre cada c�lula sensitiva de mi Ama. El olor
de su sexo reci�n lavado era ya muy intenso y me embriagaba hasta tal punto, que
so�aba estar sumergida dentro de su interior.



Mis caricias progresaban con fluidez y mi lengua ya hab�a
establecido el primer contacto entre los pliegues de sus labios vaginales.
Sent�a a mi Ama jadeante y excitada a tope. Sus flujos lo anunciaban claramente,
jugos que beb�a como intentando beber parte de la belleza de mi Ama.



Ella, tan solo se remov�a y hab�a terminado por coger mis
manos, mientras mi lengua segu�a zumbando dentro de su ser, notando sus espasmos
y contracciones de placer.



Estaba inmersa en dicha acci�n, cuando escuch� pasos a mi
espalda. Mi postura y actividad me imped�an ver de quien se trataba, solo al
hablar pude precisar que era un hombre, pues dijo :





Vaya amor, parece que est�s entretenida con tu esclava.
Si lo prefieres, puedo irme y volver ma�ana.



No, no te vayas cari�o. Solo permit�a a mi sirvienta fiel
relajarme un poco de la ardua tarea.



Ah, en ese caso esta zorra esta sobrando, porque yo te
dar� el placer que necesitas amor.





Y tras estas palabras, unas manos me agarran del pelo y me
hace separar mi boca del sexo de mi Ama.



El fuerte tir�n de pelo casi me hace gritar, pero me
contengo, porque aquel hombre es como si fuera mi Amo. Me termina de retirar de
mi Ama y me mantiene cogida del pelo con mi boca babeante de flujos de mi Ama y
mis babas combinadas. Y dice :





Amor, parece que esta zorra est� bastante caliente. No
estar�a bien dejarla sin el calor que estaba sintiendo. T�pate mientras la
apa�o en el sal�n. Ah y esp�rame con esa sonrisa perdida.





Y sin mediar m�s palabras me veo medio arrastrada por la
habitaci�n, siempre tironeada de los cabellos de forma salvaje por aquel ser,
hasta llegar al sal�n.



All� me deja en pie y ata mis mu�ecas con sogas a dos
columnas. Y despu�s repite la operaci�n con mis tobillos, pero haci�ndome
separar las piernas al m�ximo que me dan.



Me siento afligida y a punto de gritar, cuando se acerca de
frente a m� y me pone en la boca una mordaza de bola. Me la hace entrar en la
boca y la ata fuertemente con la correa a mi nuca por encima de mis cabellos.



Estoy indefensa y muy asustada. Y aunque he pasado por esas
situaciones alguna vez, �sta es muy distinta a las anteriores. Una vez que mi
mordaza esta bien sujeta en mi boca, se entretiene retorci�ndome los pechos,
mientras mis l�grimas saltan de mis ojos por el enorme dolor que me est�
produciendo.



Dura pocos minutos, pero siento mis pezones, como si los
hubiera arrancado de cuajo. Antes de que consiga serenarme, me abofetea los
pechos muchas veces hacia un lado y de vuelta hacia el otro.



Mi dolor se multiplica por cien, a cada golpe que �l me da.
Cuando mis ojos anunciando el dolor m�s extremo que sufre mi cuerpo y sintiendo
fuego en mis pechos, observan como se arma con un l�tigo corto con unas 5 tiras
de cuero y se coloca a mi espalda.



Estoy tan aterrada, que casi no me atrevo a respirar. No hace
falta, escucho el siseo y las tiras aterrizan contra mi espalda, pero antes de
que sea capaz de asimilar el azote, otro nuevo siseo y un calor fuerte en mis
nalgas.



Y mi cabeza ya se torna rebelde ante el castigo tan inhumano
de aquel ser. Y mientras me contorsiono en los m�nimos cm que mi cuerpo es capaz
de hacerlo, dada la tensi�n de mi postura, los azotes siguen cayendo de forma
arbitraria sobre todo mi cuerpo.



Parece que todo se va a detener, pero lo que hace es
colocarse delante de m�, para de ese modo azotarme los pechos de m�ltiples
formas hasta hacerme sentir que mi vida est� a punto de finalizar. Me hace
despertar con sales amoniacales y sigue su s�dica tarea de aporrearme el cuerpo.



Asimilo el dolor y el horror m�s brutal como mejor puedo,
mientras un extremo sudor va cubriendo todo mi cuerpo. A veces soy capaz de
mirar mi cuerpo mancillado por las caricias de los cueros y cuando ya estoy a
punto de volver a sucumbir de nuevo, hace girar su mu�eca de abajo hacia arriba
y comienza a flagelar mi sexo, una y otra vez, haci�ndome enloquecer de dolor y
sensaciones infernales. Y lleg� a sentir que la vida se detiene en ese momento
para m�, perdiendo la consciencia a elevada velocidad...........



...............



........................




Siento algo que roza mi cara. Mis ojos se entreabren y veo
una figura borrosa. Y entorn�ndolos de nuevo, me siento transportada a un
universo de paz. S�, estoy segura de estar muerta y haber pasado a un mundo
mucho mejor.........pero las sensaciones en mi rostro no me dan esa imagen de
maravillosa lasitud que da la vida en el mas all�.



Mis ojos vuelven a abrirse ligeramente, cuando algo esta
hurgando en mi boca. Siento que aquello que me aprisiona y me impide hablar,
queda liberado como freno de mi cuerpo. Y cierro y abro los ojos con una
parsimonia excesiva, pero al fin consigo ver a mi Ama. Por un momento imagino
que las dos estamos al otro lado de la vida.



Pero unos minutos despu�s, mientras desata mis piernas de la
enorme tensi�n, me hago consciente de que no me he ido y que sigo en este mundo
de dolor, aunque afortunadamente ante mi Ama, que sin saber como asimilarlo o
expresarlo, me est� llenado de caricias y mimos.........



Por fin me despierto del todo y aunque soy incapaz de
articular mis extremidades, por lo que estoy colgada de mis mu�ecas, que ya no
siento......me veo ante mi Ama, con l�grimas en los ojos y acariciando mis
cabellos y mejillas. Mis l�grimas se desbordan y cierro mis ojos.........



Y antes de que pueda ser consciente de otra realidad, me
envuelve la pasi�n que mi Ama me est� ofreciendo......eso es algo superior a
cualquier otra cosa en esta vida. Mi Ama, me est� besando, mientras sus l�grimas
saltan de sus lagrimales como heridas al ver a su sierva tan masacrada.



Y el beso da paso al amor, al calor, al est�mulo y a la vez a
la lasitud, pero todo ahora es inmenso, maravilloso y me siento de nuevo feliz
por estar ante mi Ama, de la que me he enamorado y por la que ser�a capaz de dar
mil veces mi vida.



�� Ama, eres mi Diosa y te amo. Y mi eternidad ser� siempre
para ser tuya..........!!


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Relato: Una deliciosa sesi�n
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