Relato: Mis amiguitas FANTASIA EROTICA
Mis amiguitas
Autor: Marcelo, de Mor�n, Buenos
Aires, Argentina.
Era una noche de s�bado de un verano aburrido ya que todos estaban de
vacaciones. Yo estaba sentado en mi sill�n haciendo zapping sin encontrar nada
que me entretenga en la TV. Justo en ese momento, y para mi sorpresa, lleg� mi
amiga Silvia de forma inesperada.
Silvia es una de esas amigas que si la ves, lo primero que quer�s hacer es
desnudarla delicadamente y jugar con todo su cuerpo hasta que pida por favor
basta. Sin embargo, nunca hab�a podido concretar nada con ella y eso "me quemaba
la cabeza".
Nos sentamos tranquilos a charlar, como lo hab�amos hecho muchas veces antes, y
a tomar unas cervezas para matar el tiempo. Con el correr de los minutos y de la
cerveza comenc� a notar que el ambiente iba cambiando y que se estaba poniendo
bastante cachando. Es que, comenz�bamos a hablarnos cada vez m�s cerca, hab�a
roces y las conversaciones levantaban la temperatura.
A todo esto mi cuerpo empezaba a tomar parte de la situaci�n y sent�a que mi
pen� se iba poniendo bastante duro. Advert� que sus pezones comenzaban a hacerse
notar debajo de su remera extremadamente ajustada y que su mirada no era la
misma de siempre. Todo estaba ambientado para la situaci�n, cerveza, m�sica
"Porro" y mi cabeza que estallaba junto con el cierre de mi pantal�n.
Nuestros cuerpos ya a simple vista denotaban calentura y mi mente no estaba en
la mesa sino sobre ella, en la cama penetr�ndola y gimiendo de placer, hasta que
algo me llevo nuevamente a la mesa donde est�bamos los dos a�n sentados con los
vasos en la mano mir�ndonos fijamente.
Ese clic que me hab�a quitado de arriba de ella, no era para menos: como siempre
el timbre suena el momento m�s inoportuno. Lo primero que pens� fue en no
contestar pero Silvia me pregunt�: "�No vas a atender?" Me levant� con mucho mal
humor por la intromisi�n y al abrir la puerta nuevamente me llev� una sorpresa.
Apareci� La Japonesa, una compa�era de juergas, muy caliente ella, con la que
espor�dicamente hab�amos tenido relaciones.
Entre ellas no se conoc�an as� que las presente. El clima hab�a pasado de
caliente a tirante con cruces de miradas para nada amistosas, pero dentro mi
cabeza ya estaba dando vueltas una nueva fantas�a. No pod�a dejar de ver a esas
dos ni�as infernales, sumisas en cuatro patas esperando ansiosas mi pen� que de
a poquito se introduc�a en sus mojadas vaginas mientras ellas se besaban
ardientemente y mirando de reojo, mientras esperaban su turno para que las
penetrara. Para entonces, la japonesa hab�a tomado la batuta de tan placentera
fiesta y comenzaba a tomarme el pen� con sus labios carnosos succionando de tal
forma que sent�a que me estaba por estallar mientras yo jugueteaba con el
cl�toris de Silvia que no paraba de contornearse y gemir pidiendo que le
introduzca un dedo firmemente por su cola y por su vagina a la vez derramaba
alguna lagrima de placer.
la Japonesa, para no ser menos, nuevamente se puso en perrito y agarr� mi pen�
introduci�ndolo de una sola estocada dentro de su cola lo que a mi me hizo
sentir un dolor mezclado con placer que se desvaneci� al instante cuando dentro
de ella mi pen� ard�a como el mismo infierno: La coordinaci�n de movimientos y
gemidos era perfecta como una obra perfecta que tanto hab�a ensayado dentro de
mi cabeza y que finalmente se estrenaba en un teatro importante, que en este
caso era mi humilde cama.
A esta altura Silvia ya no era la sumisa del comienzo sino que quer�a tomar el
toro por las astas, as� que dej� que la penetre hasta el fondo lentamente
mientras mord�a sus dos pezones a la vez, lo que pude hacer gracias al tama�o de
sus enormes pechos. Sin embargo, hab�a algo que no dejaba concentrarme a pleno
en eso pechos incre�bles que ten�a entre mis labios y era la japonesa que estaba
muy entretenida pasando su h�meda lengua por mi pen� cada vez. A esa altura de
los hechos, sent�a que mis test�culos estaban por estallar pero deb�a seguir ya
que nunca sabr�a si esto podr�a volver a ocurrir.
Pens� en las dos mientras me ven�an a la mente las acabadas en las pel�culas
porno. Por mi lado yo ten�a frente a m� dos infiernos que me estaban llevando a
la locura y deb�a agradecerles de la mejor manera as� que las acomode frente a
mi, y les ped� ayuda para que con sus hermosas lenguas aceleren ese momento y al
cabo de segundos estall� acabando sobre su labios carnosos. Era incre�ble verme
disfrutando de esa escena, viendo correr mi leche por sus labios mientras ellas
ayudaban a introducir en sus bocas con los dedos y todo sellado con un beso
entre los tres.
La ma�ana estaba calurosa y sent�a que en la cama en la que dorm�a desde hacia
un par de a�os, ahora me quedaba grande. Ten�a esa sensaci�n extra�a y un dolor
de cabeza que me part�a al medio. No entend�a si s�lo hab�a sido mi fantas�a la
que me hab�a llenado de placer, pero mi pen� se sent�a como si hubiera tenido un
duro trabaja hacia solo unas horas. Camine despacio hasta el living pero no
encontr� nada, ni a nadie.
Hasta el momento no pod�a develar el misterio, las cervezas ya no eran un par
sobre la mesa sino que se hab�an multiplicado. De la Japonesa y Silvia no hab�a
rastros, y esta altura comenc� a dudar si hab�a sido real tal brutal escena de
sexo o si s�lo me hab�a tomado toda esa cantidad de alcohol yo s�lo y luego me
hab�a hecho una buena paja para dejarme el pen� colorado como lo ten�a.
Di un par de vueltas mas por el departamento para ver si algo me confirmaba lo
que cre�a hab�a sucedido aquella noche, pero no encontr� nada ,as� que decid�
abandonar la b�squeda y no deprimirme. En �ltima instancia, para mi siempre va a
ser real.
Luego de un tiempo, hemos vuelto a encontrarnos los tres, -la Japonesa y Silvia
ahora son buenas amigas- pero ninguno toco el tema, as� que.... ya me
prometieron ,luego de leer esto, que seria realidad, la cual contar� en otro
relato....
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Relato: Mis amiguitas
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