En las vacaciones de verano, mi madre me
envió a vivir con una prima suya
que vivía en el campo y era soltera a pesar de sus 40 años. De
piel blanca y
unas tetas que difícilmente cabían en cada mano, poseía
además un buen culo
y sumado a esto era muy coqueta o al menos yo lo imaginaba así, siempre
paraba cantando por la casa y debido al calor que hacia usaba un vestido de
esos vueludos pero algo corto para su edad. Me parecía un desperdicio
de
mujer y que nadie la clavara por las noches, claro que yo no me atrevía
a proponerle algo así, si no quería ganarme un par de sopapos.
La mayor parte del tiempo la ayudaba con los
arreglos de la casa, ya que
para eso me habían enviado y para que no se sienta tan sola así
que durante
el día y la noche cuando podía, me limitaba a espiarla.
Un día ella estaba limpiando en la cocina
los muebles donde guardaba los
trastos, así que como quería hacer una limpieza a fondo me llamo
para que la
ayude, al entrar la vi subida en una escalerita sacando y moviendo cosas, yo
le dije; tía deja que te vas a caer yo me subo, pero ella me replico
que ya
estaba ahi y que recibiera lo que me iba pasando.
Estando yo en una posición más
baja que ella, sus rodillas quedaban a la
altura de mis ojos y cuando se inclinaba para limpiar al fondo de la
alacena, se le subía un poco más el vestido. Me paso la idea de
agacharme un
poco para poder ver ese paraíso que hasta el momento solo tenia en mi
imaginación, así que mientras ella estaba distraída en
su faena incline mi
cabeza viendo su culo desde abajo, debajo de su vestido.
Cada vez que ella se empinaba veía sus carnes blancas que para su edad
estaban muy bien cuidadas, sin celulitis ni manchas en la piel, su calzón
se
metía por entre sus nalgas dejándome ver los pelos que salían
de su concha
sin depilar. Mi pinga se puso como un fierro y empecé a sudar frío.
Luego de terminar estas labores mi tía
me dijo que como habíamos quedado tan
empolvados, lo mejor seria que nos demos un baño, así que ella
entro primero
al cuarto de baño que daba a ambos cuartos, al mío y al suyo.
Como ya era de
noche deje la puerta de mi cuarto que daba al baño semi-abierta y desde
la
oscuridad vi cuando mi tía entraba al cuarto de baño con una bata.
Ella
pensó que yo había salido por lo que no se preocupo de cerrar
la puerta que
daba a mi habitación.
Desde mi escondite en la oscuridad vi que dejaba
caer su bata dejándome ver
su cuerpo de hembra madura, con sus senos bien formados los cuales tenían
una aureola rosada con unos pezones en punta que parecían las tetillas
de un
biberón. No aguante mas ese espectáculo y empecé a masturbarme
teniendo la
visión de su cuerpo enjabonado y húmedo. Luego salí por
las dudas de la
habitación y ella me dijo que entrara a bañarme, luego de entrar
al baño me
desvestí pero los recuerdos de ese cuerpo hizo que se me parara, justo
cuando mi tía pasaba por la puerta del baño abierta. Yo me quede
como
estatua y mi tía mirando mi pinga que estaba como un mástil apuntando
hacia
arriba. Fue un momento interminable hasta que ella bajo la cara un poco
sonrojada supongo por la sorpresa.
A la hora de acostarnos esa noche escuchaba
unos gemidos que provenían del
cuarto de mi tía a lo que supuse que estaba llorando por algún
motivo, al
acercarme a su puerta y antes de tocar pude comprobar que eran gemidos pero
de placer, mi tía se estaba masturbando, esa noche no pude dormir.
Al día siguiente cada vez que veía
a mi tía, de solo verla caminar se me
paraba el pene. Luego de hacer las labores de ese día cenamos y luego
de una
hora mi tía me llamo desde su cuarto, entre y la vi sentada en su cama
vestida solo con un calzón pequeño y con sujetador, le dije, disculpa
no
sabia que te estabas cambiando e hice el ademán que salía, ella
me dijo que
me quedara ya que había notado que sus senos se estaban cayendo un poco
y
que quería cambiarse de sujetador, me dijo sostenme los senos con tus
manos
que quiero cambiarme de sujetador y no quiero que queden colgando.
Me sentí en la gloria ya que sabia perfectamente
que esa era la invitación
que había estado esperando, se desabrocho el sostén y dejaron
libres el par
de tetas más deliciosas que he visto en mi vida, procedí a sostenerlas
mientras ella hacia como que tomaba el otro sujetador que quería ponerse,
dejándome sentir su calor en mis manos, instintivamente empecé
a amasar
suavemente sus tetas, sin retirarse me dijo Que haces? Le respondí quiero
besarlas tía. No quiero que las beses, quiero que me las chupes me dijo
mordiendo su labio inferior.
Me sumergí en el pecho de mi tía
echándonos ambos en su cama, su olor a
hembra ya no me dejaba pensar, quien iba a pensar que mi tía era una
mujer
tan ardiente, se movía apretando mi cabeza contra ella y me decía,
dime que
me quieres hacer, dime que le quieres hacer a tu tía, le dije tía
quiero
lamerte toda, quiero lamer tu concha y tu ojete. Nos desvestimos en media de
una lucha que libero mi pinga de su prisión y que ella tomo cuando pudo
diciéndome tirame tu leche en la cara y bombeaba con todas sus fuerzas
dándome la mamada más rica de mi vida, empecé a lamerla
como había dicho
tomándome sus jugos que salían de su chucha y lengüeteándole
el ano. La puse
boca abajo y empecé a metérsela por la concha magreandole las
tetas y
besándola en el cuello. Acabamos rendidos luego de largo rato y de ahí
en
adelante dormimos todos esos días inolvidables de vacaciones haciendo
el
amor y yo disfrutando de esa hembra espectacular que era mi tía.
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