Relato: El viaje en autob�s ( Conociendo a las ni�itas ex�ticas ) III
Despu�s en un instante y de repente me tuve que separar de manera abrupta de la estrujada de verga con la nenita, porque de la nada ven�a una se�ora que se par� como resorte y ven�a como loca meandose, la puta vieja me puso muy nervioso y me espanto de verdad, el coraz�n me lat�a como caballo desbocado, me temblaban las manos y piernas de manera incontrolable pero no quer�a que parara nunca, estaba muy al pendiente de la madre tambi�n, cuando la se�ora sali� del ba�o y se fue, la ni�a volteo a verme, note que ella despu�s de eso y como queriendo decirme: �Se�or, se�or! ya puede seguir ya no hay nadie que nos vea, ya quiero que usted me siga poniendo su cosota grande en mi cuerpecito, ande siga, si? me gusta c�mo se siente la babita de su cosota en mi piel�, yo solo la mire con mi cara de imb�cil y le sonre�a t�midamente como si nada pasara, ella tambi�n me sonri� muy coquetamente, vi en su mirada la calentura de una ni�a cuando empieza a descubrir su sexualidad de manera prohibida, eso fue el acabose.
A partir de ah� me atrev� lo que no har�a jam�s, abr� el compartimiento del guarda equipaje de mano, abr� mi mochila y saque mi sudadera, me la amarr� a la cintura para tapar lo que har�a, me desate el cord�n del pants y me lo baje a la cadera o m�s, con la sudadera me la amarre a la cintura y me tape, la ni�a volteaba y miraba con impaciencia, la ni�a era cachonda y ya se le notaba claramente, su precocidad demostrada en las ganas de mirar y sentir la verga de un desconocido que sin el m�s m�nimo conocimiento previo con tan solo sus coqueteos de ni�a traviesa y miradas con complicidad muda con un se�or me sorprendi� en esta bebita.
Ya con la verga a mil y sin importarme nada me liber� la macanota sin que ella se diera cuenta, ten�a una parada fenomenal, presione la riata con mi mano hacia abajo y la fui a colocar en el hombro de la ni�a lentamente, ella con segu�a con el juego del disimulo pero ya esperaba el vergon loco en su hombro, en ese mismo instante al tener el contacto piel a piel, verga de hombre mayor � hombrito de ni�ita, la ni�a en un delirio de placer cerro los ojos nuevamente de manera autom�tica, parec�a que estaba en un lugar m�gico donde las ni�as no pueden ir, pero ella estaba ah�, encantada, nuevamente apret� contra �l apoya brazos y se restregaba ella solita de un lado a otro sobre mi verga, con sus carnes de ni�a sobaba toda mi monstruo, mi verga en comparaci�n son su brazo era del mismo grosor, donde terminaba mi verga a la altura casi del codo ya estaba toda moqueada, a la ni�a parec�a tambi�n gustarle sentir los mocos, la tarde ya se hab�a vuelto oscura y ya muy poca luz se ve�a ya en aquella tarde noche, la luz de los asientos de casi todos los pasajeros estaban apagadas, si acaso un par en las primeras filas ten�a su l�mpara encendida tal vez para leer, en las filas finales todos los pasajeros ven�an en su mundo, unos durmiendo, otros platicando, todo estaba tan perfecto y tranquilo como si el destino lo tuviera preparado.
Despu�s de estar movi�ndole mi verga a la peque�a ya libremente pensaba en que m�s pod�a hacerle dada la luz verde que ella me daba, la hermanita desde hace rato venia viendo la ventana y ensimismada en su mundo se qued� dormida de cansancio afortunadamente jam�s volteo, ya en mi asunto se la despegue lentamente a la chiquita y me separ� de ella, ladee mi cintura apuntando mi pene hacia su pechitos, tome mi pitote y lo maniobre con mi mano derecha, la ni�a sab�a lo que yo deseaba y como en un juego de deseos mutuos y de leer mentes ella tambi�n se reacomodo en su asiento y se acerc� con su par de tetitas a mi verga y en ese instante se la presione al frente, ella estaba gustosa, mi erecci�n era m�xima, saber que la ni�a se dejaba hacer me dejaba tonto, esa ni�a ten�a un gusto especial por las vergas, y la m�a de se�or la estaba gozando y yo a ella, eso me dio m�s valor, baje mi mano izquierda y para hacer mejor presi�n tome su espalda desnuda y la empuje hacia mi cintura quer�a que la sintiera toda en sus tetitas, se sent�a tan c�lida la suave e infantil de la espalda de esa ni�a, ella no dijo nada a esta maniobra, era copart�cipe de ese pervertido encuentro.
Le palpite la verga sobre su tetita derecha y luego la izquierda, ella tambi�n hacia movimientos lade�ndose y sob�ndose sola sobre mi poronga, se la restregaba sobre su playerita de fino algod�n, al poco tiempo ya estaba h�meda tambi�n por mis jugos, ella miraba para abajo tratando de ver la verga, con la punta mocosa se la met� debajo de la playerita para sentir sus pechitos piel a piel, los ten�a peque�itos pero con unos bien hinchados pezoncitos imberbes que apenas empezaban a brotar pero ya de exquisita moldura, as� estuve pas�ndole la verga por sus protuberancias que ten�a por t�ticas y la mequee bastante en sus pezones al punto que su playerita ya estaba algo escurrida adentro, despu�s de un buen rato de gozarla as� ahora quer�a ense�arle la verga, al fin y al cabo ya la hab�a sentido sobre su piel por lo que ahora podr�a mirar lo que hab�a sentido la peque�a y caliente chamaquita, gire un poco mi cintura como apuntando hacia el respaldo de su asiento, ella trato de mirar de reojo, pero la vista no era muy clara, de repente vi que me miro para ver si la observaba y como yo disimulaba muy bien que aparentemente ni cuenta me daba ella supo que deb�a hacer, as� que se volteo de costado sobre su lado derecho, d�ndole la espalda a su hermanita, quer�a ver la verga que acaba de sentir c�lidamente en sus chichitas, mi pitote segu�a bien parado, la baba ca�a lentamente sobre el piso, como anteriormente lo hab�a su expresi�n en la cara de la nena era de asombro, de gusto, abr�a los ojos muy grandemente, pasaba saliva de repente y miraba con escrutinio cada cent�metro de la verga, miraba mis huevos, la forma del hongo del pene, desde siempre me corto el vello p�bico por lo que lo ten�a algo recortado, la fascinaci�n que note en esa escuinclita era que miraba muy atenta la cabezota grande de mi garrote, dada la fascinaci�n demostrada ahora se la empec� a acercar a la cara lentamente, ella quedo fascinada de tenerla de tan cerca, nuevamente vi como con precauci�n se acerc� a olerla, al parecer le gustaba sentir el olor de la verga, cuando esta vez la olio entrecerr� los ojitos tan lindos e hizo una mueca de gusto, como deteniendo el aroma que emanaba de mi pitote, casi sonriendo de placer.
Despu�s segu�a mirando, as� que nuevamente quer�a pon�rsela en su piel pero ahora en su cara, lentamente me acerque y con maniobra de cintura se la acerque a una mejilla, el contacto con su carita me volvi� a poner a mil, ella al principio reacciono como con rechazo y asco, se la aleje pero de repente ella se acerc� y se roz� la cara, era la se�al de que quer�a sentirla, despu�s de la mejilla se la acerque a los labios y ya tom�ndola con una mano se la empec� a pasar toda por la boca, ella entrecerr� sus ojos y se dej� hacer, la baba que sal�a de mi verga se la pon�a en los labios trataba de met�rsela en la boca pero su inexperiencia no lo permit�a solo abri� un poco la boca, suficiente para que una parte de la punta de mi verga entraba en esa cavidad de ricura, eso era el cielo, su calorcito y sus labios suaves y calientes me hac�a sentir gozoso, la mucosidad de mi verga era depositada en su boca, ella se tragaba su saliva con mis mocos, era todo un sue�o del cual no quer�a despertar, despu�s de estar as� me empec� a pajear y en un momento tras no aguantar sent� el �xtasis y derrame chorros potentes de semen, la reacci�n de la ni�a fue de separarse inmediatamente ante esa reacci�n inesperada por ella de mi verga, al sentir que en ese instante me ven�a a borbotones, su boca recibi� dos descargas y al menos una se trag� la otro la saco por la boca escupi�ndola con algo de asco, la dem�s la tire sobre su cara y en el asiento y pasillo, revente como nunca en la vida, el placer y la cantidad de leche de ese d�a nunca la hab�a tenido, ella abri� sus ojitos y se limpi� con sus manitos la cara y parte de los mecos de su ropita, yo no sab�a que hacer mi mente se perdi� y no sab�a c�mo reaccionar, en un momento pens� bajarme del autob�s, acababa de hacer lo m�s perverso y loco en mi vida, pero al mirar a la tierna e inocente ni�a que estaba encantada, la peque�a me sonri� de manera perversa, yo fui al ba�o y cuando regrese la nenita estaba despertando a su hermanita menor, con esto confirme que las mujeres son como los cocodrilos, desde peque�as ya tienen instintos muy naturales, en este caso esta nenita de curiosidad sexual y gusto por el sexo opuesto, s� que muchas ni�as desde los 5 a�os ya saben contonearse, moverse de manera sensual y desde esas tempranas edades ya empiezan a tener un gusto por los hombres, generalmente se�ores maduros, algo raro pero que acababa de comprobar, tal vez tanta televisi�n influya en ese comportamiento o su entorno pero a m� eso no me importaba, era una realidad tan dulce como un caramelo.
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