SOLO PARA LECTORAS: Soy Migue, tuve sexo con mam�...
Tengo 31 a�os. Cuando fui apenas un chico viv� las
experiencias sexuales m�s exitantes de toda mi vida. Ahora estoy casado, pero el
sexo en pareja, que se vuelve cotidiano con las horas, con los d�as, llega a
causar verdadero tedio. Por esta raz�n recuerdo con nostalgia aquellos d�as
terriblemente er�ticos de mi adolescencia. Por esta raz�n quiero compartir con
ustedes, mis lectoras, estas vivencias del ayer.
Hab�a yo apenas cumplido 15 a�os cuando las dudas sobre mi
desarrollo me asaltaron. Pensaba si a mi edad, y si con el abundante vello
p�bico que ten�a por entoces en mis test�culos, ser�a ya capaz de eyacular. Esto
lo pensaba, como todo ni�o curioso con su cuerpo en desarrollo. En ese tiempo
sol�a yo masturbarme con poca frecuencia. Cuando espor�dicamente lo hac�a, lo
hac�a s�lo unos minutos, hasta que mi pene se pon�a erecto. Para mi paracer eran
grandes estas erecciones, que me satisfac�an mucho... pero no llegaba a
experimentar el cl�max, y no eyaculaba. Entonces no sab�a por qu�.
Mis amigos dec�an que deb�a frotarme el pene cada vez m�s y
m�s r�pido, hasta que se me adormecieran los dedos, y a�n as� seguir, y
seguir... y as� eyacular�a. Porque ten�a que suceder, porque yo ya estaba muy
crecido, y ten�a ya un largo pene.
Pues bien, as� lo hice. Cierto d�a aprovechando que no hab�a
nadie en casa me encerr� en el ba�o, me baj� los pantalones, la ropa interior...
y tir� mi pene fuera, que ya estaba erecto por las ansias tan grandes que ten�a
de masturbarme. Y comenc� a frotarlo con toda mi mano, fuertemente, muy lento al
principio, luego m�s r�pido, m�s r�pido, m�s r�pido... Hasta que sent� una
sensaci�n que nunca antes hab�a tenido, una descarga de eneg�a en mis genitales
que me adormec�a todo el cuerpo, pero segu� frotando mi pene mucho, mucho...
hasta que un torrente de semen comenz� a salir a chorros de mi glande, un chorro
que me empap� todas las manos... Fue un placer enorme, terriblemente exquisito.
Esta experiencia me llev� a las nubes. Es de imaginar, mis queridas lectoras,
que para m�, siendo un adolescente, esto era toda una revelaci�n de los cielos,
una revelaci�n de un para�so de placer al alcance al alcance de la mano. �Estaba
feliz, ya era todo un hombre!
Segu� masturb�ndome a diario, era una deliciosa rutina. Me
tend�a en la cama, con una toalla sobre mi vientre y me corr�a a chorros tras un
rato de frotarme el pene, de maner que la toalla quedaba toda empapada...
Siempre lo hac�a tras regresar del colegio, al comenzar la tarde. Hoy s� que
esta conducta "sospechosa" de llegar de estudiar, cambiarme y luego encerrarme
en el cuarto, fue lo que atrajo la curiosidad de mi madre. Entonces yo cre�a que
nadie lo notaba. Pero esto no era as�. Mi madre empez� a interesarse con los
d�as; le parec�a curioso que guardara yo una toalla debajo de mi almoahada, que
aparec�a todo el tiempo con trazos de semen... Pero claro, esto yo no lo supe,
hasta mucho tiempo despu�s cuando ella me lo confes�. Yo por esntoces no me daba
cuenta que ella revisaba cuidadosamente toda mi ropa.
Meses despu�s, en fin, una de aquellas tardesen que hab� yo
regresado temprano a casa y que me masturbaba, de s�bito la puerta se abri�. Y
mi madre, con la perilla entre los dedos, me contempl� estupefacta unos
segundos... luego cerr� la puerta sin decir nada y se retir�. Yo estaba
avergonzad�simo, es de imaginar. Yo estaba con mi virilidad a punto de
explosionar, erect�simo... y ella lo vio todo. Hab�a olvidado cerrar con el
seguro la puerta, esto porque se atoraba con frecuencia, y me aperezaba forzarla
a cerrar.
Esa noche no quer�a siquiera salir a cenar... Estaba
apenad�simo. Esper� que mi madre saliese a trabajar, pues le tocaba el turno de
la noche. Y fue as� que cen� tard�simo aquel fat�dico d�a.
En mi casa solamente viv�amos mi padre, un empleado del
gobierno de 50, mi madre de 41, que trabajaba de enfermera en turnos rotativos
en un hospital, y mi hermana peque�a de nueve a�os, y yo, que como dije, en
aquel tiempo ten�a ya quince a�os y estudiaba en el liceo.
A la ma�ana siguiente s�lo est�bamos mi madre y yo en casa. Y
yo le rehu�a dentro de la casa, ten�a yo mucha verg�enza. Luego me fui al
colegio, regres� temprano... y me fui derecho a mi habitaci�n, jur�ndome jam�s
volverme a masturbar en casa.
Como hab�a yo mismo abierto la puerta que daba a la calle,
pens� que estaba s�lo, pero no era as�. Mi madre estaba en casa. Y despu�s de
que yo sal� a servirme algo de comer, sali� ella de su habitaci�n. Estaba muy
seria. Cre� entonces que estaba enfadada por lo del d�a anterior, pero no, me
habl� ella en forma natural. Me pidi� un refresco y se lo serv� con mano
temblorosa... Y entonces iba yo a salir de la cocina cuando ella me dijo:
--Acerca de lo que sucedi� ayer... Olv�dalo, eso es normal
para todos los chicos de tu edad --Se sonri�.
--Gracias mam�le dije totalmente ruborizado. Y sal� volando
de all�.
Con los d�as se fue operando un cambio de conducta en mi
madre, fue ella una madre totalmente mejor que antes. Hubo un cambio en ella, un
cambio sensible hacia m�, no hab�a duda. Conversaba mucho m�s conmigo, me daba
palmaditas en la espalda, y me dec�a: "� Ya eres todo un hombre!" Y se re�a como
una gata.
Mi madre era una mujer que a sus cuarenta a�os estaba muy
bella. �D�ganselo a un adolescente, que pasa el todo tiempo mirando caderas,
piernas y senos! Mi madre era de mi misma altura de entonces. Ten�a el cabello
casta�o, hasta la altura de los hombros. Ten�a un rostro muy tierno y unos ojos
inteligentes y escrutadores. Ten�a ella una cintura delgada, no como la que
pudiera tener una chiquilla, pero si delgada para toda una se�ora de cuarenta y
tantos, y sus caderas eran anchas, rematadas por unas piernas bonitas. Tendr�a
talvez tres o cuatro kilos de m�s que cuando se cas� con mi padre.Y como dije,
era enfermera. Por esta raz�n muchas noches no dorm�a en casa, llegando hasta la
madrugada o la ma�ana. Con su uniforme blanco se ve�a muy bonita y digna de todo
respeto. El resto del tiempo vest�a pantalones cortos, que llaman "shorts", y
camisetas, vi�ndose muy juvenil.
Con el pasar de los d�as y las semanas, el ambiente en casa
se puso m�s interesante. Mi madre se volvi� m�s "incisiva". Me refiero a que
sol�a conversar conmigo m�s que antes... y al final el tema de conversaci�n
siempre reca�a en temas de la sexualidad. Ella sol�a hablarme con el mismo tono
en que se dictan las charlas de salud reproductiva en los hospitales. Su voz,
serena y acad�mica, verdaderamente infund�a respeto. Y aunque en m� hab�a un mar
de dudas, sobre esa peculiar insitencia de mi madre en explicarme todo lo
referente al sexo, su forma de hacerlo, su voz acad�mica, no me permit�an
asociarlo con otra cosa que no fuera su deseo de que yo me educara. Y sin
embargo al formularle yo alguna pregunta, sus ojos cambiaban su expresi�n, y se
sonre�a mordi�ndose los labios... Me gustaba hablar con ella de esos temas.
Aveces me asutaba, me sorprend�a al utilizar palabras "fuertes", casi vulgares,
para referirse a las relaciones �ntimas.
Uno de aquellos d�as por la ma�ana, en que hab�amos empezado
a hablar tal vez muy fuerte de sexo, me dijo: "Sabes, tengo que sacar tu ropa
sucia del cuarto. No s� si te moleste." Yo le respond�, sin pensar: "Mami, t�
nunca molestas" Y entonces ella se ri� y me dijo desvergonzadamente: "Hmmm, pero
aquel d�a s� que te molest�, �verdad?" Yo un poco sorprendido sin mirarla le
dije: "Nooo, en absoluto." Mi madre ri� de nuevo, con una risa cantarina y me
dijo: "Cuando vuelvas a dejar abierto tu cuarto te voy a dar otro susto, vas a
ver... si te atreves." Ella recalc� tanto esta �ltima frase que me qued� muy
claro lo que me acababa de sugerir... �Mi mami me quer�a ver de nuevo
masturb�ndome!
Pero no, yo nunca hab�a siquiera asociado al sexo con mi
madre. Y no quise entender. No quer�a entender.
Mi madre, lo sab�a bien, ese d�a ten�a algunas horas libres
en casa. Yo me encerr� en mi cuarto y tal vez un poco asustado comenc� a leer
una novela. Tal vez media hora despu�s, mam� lleg� a la puerta, e intent� entrar
dando vuelta a la perilla. Pero estaba cerrado, yo hab�a forzado el picaporte.
Pasado un momento ella toc� a la puerta. Yo asustado abr� enseguida. Ella estaba
un poco ruborizada, como yo mismo. Me dijo: "Vengo por tu ropa, �puedo pasar?.
Yo me hice a un lado y ella entr�. Comenz� a buscar en mis gabetas, como sol�a
hacerlo siempre, pero estaba muy ruborizada. Yo fing�a leer, pero la miraba a
intervalos con temor. En un momento nuestras miradas se encontraron y ella
sonri�. Me dijo: "� Hoy no tienes una toalla sucia?" Yo comprend� lo que ella me
preguntaba. Le respond�: "No, mam�, hoy no." Ella muy enrojecida me dijo: "
�Est�s enfermo?" Yo negu� con la cabeza. Ella agreg�: "Para un joven de tu edad,
es bueno hacerlo todos los d�as... ya sabes...
Yo sonre� nervioso. Ella tamb�n. Tras un momento de tenso
silencio, ella sali� de la habitaci�n.
Si yo no hubiese intentado nada m�s en los d�as siguientes,
tal vez nunca nada hubiese sucedido. Pero la curiosidad, mi curiosidad de los
quince a�os era muy poderosa. Quer�a ver hasta donde llegaba esa "fuerza", ese
"deseo" er�tico que, al parecer, lat�a en mi madre.
Recuerdo como d�as m�s tarde, despu�s de una tremenda guerra
interna, me decid� a dar un paso adelante. Una tarde estando solos ella y yo,
comiendo unos bocadillos, me levant� de la mesa tembloroso... Y dije apenas con
voz audible, mientras me alejaba : " Voy a mi cuarto a ensuciar toallas" Ella se
qued� en silencio. Nuestra conversaci�n anterior no versaba sobre nada
relacionado con lo er�tico.
Temblando cerr� la puerta, la dej� sin cerrojo... Me tumb�
sobre la cama... Baj� mis pantalones, me puse una toalla sobre el vientre y tir�
afuera mi pene... Me intent� masturbar, pero el miedo a que la puerta se abriera
de un momento a otro, me imped�a tener exitaci�n. Cerraba mis ojos e imaginaba
escenas exitantes, pero nada, solo hab�a miedo y ansiedad...
Un rato despu�s, de improviso, se abri� la puerta. Y mam� se
asom� dentro. Yo ahogu� un grito de sorpresa y me cubr� las partes �ntimas con
la toalla. Ella que ten�a la cara de terror, mir� al piso y entr�, cerrando la
puerta tras de s�. " �Deseas algo mam�?, le dije afectando valor. Ella se sent�
a mi lado y me dijo: "Perd�n si te interrumpo... s�lo quiero conversar
contigo... �puedo?" Yo le dije que s�. E hice un adem�n de querer subirme los
pantalones bajo la toalla.... Pero ella me dijo r�pidamente: "Hum... Perdona si
no te dej� terminar... � o ya acabaste?
Estos momentos eran para m� terriblemente er�ticos. Le dije:
" No, no he acabado". Mi madre me mir� con una sonrisa. Me tom� por los cachetes
y me dijo: " Pobrecillo, que inoportuna soy..." Yo le sonre� tambi�n con miedo,
con susto. Me dijo entonces: " Si quieres, termina". Yo le dije : "Eh, no puedo
si t� est�s aqu�". Mam� ri� como una gata, tal vez afectando valor, luego me
mir� seria y me dijo... mientras pon�a su mano sobre la toalla, sobre mi pene: "
Ah, pobrecillo..."
Yo comenc� a exitarme, sent�a como una corriente el�ctrica
sobre mis partes �ntimas, como si esa mano me trasladara su calor a trav�s de la
gruesa toalla. Yo mientras tanto dec�a tonter�as y me ruborizaba m�s y m�s. No
recuerdo lo que ella me dec�a... Estaba apendad�simo, pro muy excitado. Mam�
sinti� crecer mi pene... Sin decir nada, se arrecost� a mi lado... apret� entre
sus dedos mi pene y comenz� a frotarlo, r�tmicamente, con fuerza, pero con
lentitud... Yo respiraba anhelante, sin decir palabra... Fue como un sue�o
cuando vi como mi madre me hac�a a un lado la toalla, y luego sosten�a otra vez
mi pene, ahora con su mano desnuda... Me masturb� un rato hasta que me corr� en
su mano abundantemente, en una terrible explosi�n de placer... Ella sigui�
frot�ndolo todav�a un rato m�s, lo disfrutaba grandemente, eso se le ve�a a
kil�metros... Yo segu�a erecto.
Mam�, satisfecha, me sec� con la toalla y me dijo: " �Qu�
bien es ayudarte a hacer esto!, espero que me invites algunas veces m�s... si
quieres." Yo sonre� , mientra me sub�a los pantalones, y le dije que s� con la
cabeza... Yo estaba rojo de verg�enza. Pero lo hab�a disfrutado terriblemente.
Luego ella sali� llev�ndose la toalla.
Despu�s de este gran paso, este "juego" sigui� invariable
mucho tiempo. Alguna vez era ya tanto nuestro descaro que ella, y yo mismo, nos
�bamos a "jugar" a�n con mi padre o mi hermanita en casa. Era muy excitante
cuando ella me masturbaba en el ba�o, estando ambos de pie... Era exquisito.
Algunas veces, pap� miraba la TV en la sala, mientras mam� y yo nos met�amos
r�pidamente en la cocina, yo me bajaba los pantalones y ella me hac�a eyacular
en su delantal, que luego echaba a lavar a la lavadora.
Con los meses yo comenc� a exitarme con el cuerpo de mam�.
Mientras ella me tomaba el pene y lo frotaba, yo le tomaba los pechos y se los
estrujaba con mis dedos.Al principio ella se molest�, pero luego ni se inmutaba.
Para entonces, si lo hac�amos en mi cama, ella sol�a apuntar mi pene en
direcci�n a sus piernas, a sus muslos, de manera que cuando yo llegaba al
cl�max, le eyaculara sobre ellas. Al terminar yo de esta manera, ella
disimuladamente, al principio, despu�s abiertamente, esparc�a con un movimiento
el semen sobre la cara interna de sus muslos. Ella disfrutaba as� much�simo.
Pero esto no hac�a m�s que excitarme m�s y m�s. Un d�a le
ped� sexo a mam�. Y me dijo un seco y rotundo: " �Est�s loco!" Y as� fue como
poco a poco, me di cuenta que jam�s, mi madre acceder�a a tener un coito
completo conmigo, si se lo ped�a abiertamente. Simplemente ella lo ve�a el sexo,
la penetraci�n, como una cosa "sagrada", un tab� que ella no estaba dispuesta a
romper... Pero en m� crec�a el deseo, la desesperaci�n, y opt� por ir
gradualmente ganando peque�as batallas, hasta ver si lograba consumar mi deseo.
Mi madre lo val�a, era una mujer apetitosa para cualquier hombre, y mucho m�s
para un chiquillo sin experiencia, como lo era yo.
Para cuando cumpl� diecis�is, mam� me confi� que mi padre
ten�a problemas en lo sexual, muy rara vez lograba llegar a la erecci�n.
Entonces no hab�a viagra, como hoy en d�a. Para ese cumplea�os, me comport� con
mam� con descaro. Mientras ella me tocaba, yo le comenc� a acariciar los pechos,
los pezones, por sobre la ropa. Ella no se inmut�. As� hice un movimiento
r�pido, levant� su camiseta junto con su sost�n, y junt� mi boca a sus pezones
color caf�. Ella sorprendida, me solt� el pene e hizo adem�n a empujarme lejos
de s�, pero sin fuerzas, sin convicci�n... Le mam� sus pezones �eran una
delicia!... Y luego ella me tom� de nuevo el pene, mientras yo segu�a, y comenz�
a frotarme con desesperaci�n... Eyacul� r�pidamente... No me pude contener. As�
gan� una batalla m�s.
Una semana despu�s, creo, eyaculaba sobre el vientre de mam�,
y ella esparc�a mi abundante semen por sus senos.
Despu�s de esto, todo se dio r�pidamente. Otro d�a mientras
est�bamos "jugando", yo deslic� mi mano hasta aquellos muslos que me
trastornaban... y ella no ofreci� resistencia. Al llegar mis dedos temblorosos a
sus partes �ntimas, ella me dej� a cariciarlas unos segundos... al querer yo
meter mis dedos bajo su calz�n, ella me empuj� y se incorpor� en la cama... Me
dijo: " �No hagas eso, Migue, no hagas eso!" Yo me disculp�, pero ella se
levant� y se march�.
Al otro d�a me busc� como siempre. Pero yo me hice le
molesto, el muy resentido por su conducta, y le dije que ya no quer�a que
sigui�ramos con eso... Porque me hac�a da�o, mucho da�o por los deseos
reprimidos que sent�a. Era rid�culo, yo me jugu� una carta dif�cil entonces. Yo
m�s que nadie, creo, ya no podr�a vivir sin esas experiencias sexuales. Pero mi
madre se asust� mucho. A los d�as me ped�a perd�n, me dec�a que la comprendiera.
Pocas horas despu�s est�bamos "jugando" nuevamente. Ella entonces se esmer� en
hacerme sentir placer... pero sin penetrarla. Me dejaba tocarla libremente, su
vulva solamente sobre la ropa. Pero ella se quitaba el sost�n y a�n su short, y
me dejaba eyacular sobre sus pechos, o en sus piernas...
Estos momentos eran de gran placer... algo indescriptible.
Ella era toda una mujer, y estaba all� para complacerme. Dos meses desp�es, o
tal vez menos, la vi llevarse un poco de mi semen a su vulva y friccionarse
all�. Esto me conmocion�. Y ya no pens� en m�s que en hacerle el amor en forma
completa.
Le di confianza, y me hac�a el disimulado, el que no daba
importancia a que ella se masturbara frente a m�, llev�ndose mi semen hasta su
vagina. Cuando ella hac�a esto yo hablaba o le mamaba los pezones. As� le di
confianza.
Pero tuve mi d�a afortunado. A pesar de que muchos d�a dese�
penetrarla, no pod�a, no me atrev�a, no se daba la ocasi�n. Pero una tarde,
apenas ella de pie se desvest�a, no la dej� siquiera tomarme el pene. En su
lugar la comenc� a acariciar fuertemente, su vulva sobre su calz�n de fina
lencer�a blanca. Sus pechos los mam� hasta hacerla estremecer. Y se me ocurri�
una idea feliz. Le dije, tomando mi pene y frot�ndolo: " Mamita, d�jame hoy
correrme en tu espalda, en tus nalgas..." Ella no sospech�. Otra veces hab�a yo
eyaculado en sus muslos, en sus caderas, embarrando de semen sus nalgas, sobre
su calz�n....
Ella accedi� muy agitada. Y busc� el apoyo en mi armario, que
ten�a un hermoso espejo a la altura de la cintura... Le bes� los pezones un poco
m�s... y me puse agitad�smo detr�s de ella. Sus nalgas quedaron a la altura de
mi pene, que estaba erecto, duro como metal y muy caliente. Mir� aquel gran
trasero y me volvi� loco de placer... Puse un mano en su vulva, entre sus dos
muslos y la frot� mucho, mucho... Mi madre con su cabeza pegada casi en el
espejo no miraba nada, ten�a los ojos cerrados, la mejilla pegada a la mesa de
mi armario, pero respiraba con ansia mientras yo la frotaba... ella esperaba as�
el chorro de mi semen... Pero no. �Tuve agallas! Con la mano con que la
acariciaba, tom� la tira de tela que cubr�a su vulva abultadita y velludita, y
tir� de ella, la hice a un lado, y por ese espacio, �met� mi pene...! !!!Fue una
descarga de placer inmediata y electrizante!!! Apenas el glande enorme de mi
pene, roz� los labios h�medos de la vulva de mam�, ella volte� hacia m� con un
rostro de queja terriblemente excitante, a la vez que de impotencia. Mi glande
la penetr� de seguido. Y mam� lanz� un grito, de queja, de s�plica, pero
delirante placer. Yo la embest� con fuerza, mi pbis chocaba haciendo ruidos
contra sus nalgas, todo mi pene entraba y sal�a en aquella vagina amada y
deliciosa, la sensaci�n tibia, lustrosa, toda lubricada, me enviaron hasta el
placer supremo: EYACUL� UN TORRENTE. Fue exquisito. Exquisito.
Cuando retir� mi pene ba�ado en semen y lubricaci�n, mi madre
me dio un abrazo. E inesperadamente... llor� sobre mi hombro. Me dec�a
sollozante: "Gracias, Migue, gracias..."
Recuerdo que al d�a siguiente yo dorm�a y mam� se levant� en
la noche, y fue directo a mi habitaci�n. Me despert�. Estaba desnuda. Y sin m�s
se meti� a mi cama. Me mont�. Fue algo terriblemente delicioso, como ustedes se
podr�n imaginar. Ella se agit� sobre mis caderas hasta que eyacul�, ella tambi�n
lleg� al cl�max, haciendo un ruido, un jadeo, que sent� miedo de que pap� se
despertase.
Durante varios a�os hicimos el amor de todas las formas
posibles. Luego todo se hizo m�s organizado, ten�amos sexo dos o tres veces por
semana. Estos fueron mis mejores a�os. Una mujer madura es una compa�era sin
parang�n.
As� llegu� a los 23 a�os, reci�n graduado, me cas� con mi
novia de entonces, una chica de mi edad. Mi madre no se sinti� triste, para
nada. Fue una madre ejemplar en todos los otros �mbitos. Alg�n tiempo despu�s
a�n lo hicimos algunas veces m�s. Pero luego todo pas� al recuerdo... Hoy en d�a
a ella ya no le gusta que mencione esos "tiempos", y la entiendo, ahora tiene
57, y ya no tiene tantos deseos como antes.
Pero yo estoy triste y deseo volver a tener experiencias como
aquellas con una mujer madura, que me complazca y mime como a un ni�o, mientras
hacemos el amor intensamente. Soy tierno. Lo que viv� le pudo haber pasado a
cualqueir otro chico. Hoy deseo compa��a de una mujer de entre 40 a 50 a�os, que
no se incomode porque sea ya yo un hombre casado, con ni�os. Busco alguien para
conversar, que no sea una chiquilla tonta. Soy un chico que est� en forma, me
gustan las artes marciales, la literatura y la m�sica... Dicen ( no s� si es
cierto) que soy atractivo, lo dem�s ya lo conocen...
Si alguna de ustedes, lectoras, desean conocerme, escriban.
Responder� a todas sus cartas.