SECRETOS INCONFESABLES DE UNA MADRE: VENDIDA
A medida que me adentraba en la adolescencia y mi pajarito
empez� a reaccionar requiriendo las atenciones de mi mano, las im�genes de mi
madre follando en el tren y con los mendigos se hac�an recurrentes. No perd�a
ocasi�n de aprovechar sus descuidos o su coqueter�a al vestir, para contemplar
morbosamente aquellas extraordinarias hechuras de hembra. Eso sin que mi madre
lo notara o se sintiera molesta; pues pasados los incidentes que he descrito, no
tuve conocimiento de otra cosa semejante. Pero aunque la respetaba y ella me
segu�a tratando con cari�o, mi actitud �ntima hac�a ella no pod�a ser ya igual.
Si en un tiempo me molest� que lo hombres miraran a mi madre
en la calle, ahora casi lo disfrutaba. Alguna vez que �bamos en el autob�s de
pie y un hombre se la quedaba mirando el busto, al cruzar nuestras miradas el
hombre encontraba mi sonrisa de aprobaci�n y complicidad.
En mi colegio, entre mis compa�eros de curso, mi madre
despertaba pasiones, por lo que me fui acostumbrando a sus comentarios:
- Jo, macho que buena est� tu madre.
- Seguro que tiene las tetas como las de la revista del
"Champi".
- �La has visto alguna vez desnuda?
- �La has visto follar con tu padre?
Mi respuesta era no, aunque con buenas ganas me quedaba de
contarles que hab�a visto bastante m�s que eso.
Cuando lleg� el verano disfrutamos todos en la piscina del
agua y del cuerpazo de mi madre. En bikini hab�a muchas t�as que estaban buenas,
pero mi madre adem�s ten�a ese toque de distinci�n y sensualidad que hac�a subir
la temperatura haciendo necesario un buen remoj�n.
Nos reun�amos en una esquina y establec�amos comparaciones
entre las chicas del papel y las usuarias de la piscina:
- Jo, tio, tu madre est� m�s buena que las de la revista del
Champi.
El Champi era un t�o que ten�a al lado del colegio un negocio
de papeleria y kiosko, donde compr�bamos comics, cromos y� entre otras cosas
alguna revistilla guarra, que el cabr�n nos vend�a a precio de oro. Le iba
bastante bien pues adem�s vend�a chucher�as para los peque�os y hac�a muchas
fotocopias.
Era un tipo grand�n y desgarbado, con unas grandes manazas.
Nos llamaba la atenci�n porque era muy velludo y cejijunto con unos ojos vivos y
una risa retorcida. Como le iba bien el negocio se compraba ropa cara, aunque no
le sentaba y no sab�a combinar. Siempre estaba compr�ndose los �ltimos aparatos
electr�nicos, que nos ense�aba en la tienda para demostrarnos que ten�a tantas y
mejores cosas que nosotros los chicos de buena familia.
Un d�a nos sorprendi� con una proposici�n:
- Tengo algo que os gustar�a m�s que una revistilla.
Por muchas cosas que dijimos no acert�bamos, hasta que el muy
cabr�n nos explic�.
Como era muy avaricioso siempre estaba buscando modo de hacer
dinero y hab�a decidido dar un paso arriesgado. Entre las muchas fotocopias que
le encargaban estaban los ex�menes de algunos profesores, de los m�os el de
ingl�s, ciencias y matem�ticas.
Cuando nos lo dijo flip�bamos, pero el t�o ped�a un cantidad
imposible para 8 chavales de 13 a�os. No se iba a arriesgar por cuatro pesetas,
dec�a, y con raz�n.
As� que a mitad de curso ten�amos ante nuestros ojos una
garant�a de �xito final, con lo que representaba en recompensas de nuestros
padres, pero se nos escapaba de las manos.
Entonces ocurri� otro hecho que acab� de derrumbar la imagen
de mis padres. Un domingo mi padre sali� supuestamente a cazar y mi madre me
llev� a pasar el d�a al parque de atracciones, pero al llegar me tom� unos
churros con chocolate y en una de las atracciones comenc� a marearme de tal
forma que vomit� todo y decidimos volver a casa antes de comer. Cuando entramos
echamos en falta a la criada suponiendo que hab�a salido a alguna cosa. Pero al
subir a las habitaciones o�mos unos ruidos en la habitaci�n de la criada que no
dejaban lugar a dudas.
-Pero ser� desvergonzada esta mujer.
Mi madre golpe� la puerta:
- Isabel, haz el favor de salir.
Cuando abri� la cara de la criada era todo un poema, pero la
de mi madre y m�a la super� con creces, el "amigo" que se estaba trajinando a
Isabel era mi padre.
Mi madre se puso hist�rica y le dijo lo que no est� en los
escritos, con palabras muy ofensivas y humillantes delante de m�. Fue excesivo y
sent� l�stima de mi padre que, cabizbajo, no acertaba a decir dos palabras
coherentes de disculpa. Entonces mi madre dijo algo que me sac� de quicio:
- Eres un canalla; as� me pagas tantos a�os de fidelidad y
dedicaci�n.
Mir� con pena a mi padre y me fui a mi cuarto; estaba
enfurecido con mi madre, pues, aunque lo que hab�a hecho mi padre estaba mal, no
pod�a compararse ni de lejos con lo que a�o y pico atr�s hab�a visto hacer a mi
madre. Decid� que iba a hacerle pagar su injusta dureza con mi padre y,
recordando a los mendigos, comenc� a maquinar un posible plan que matara dos
p�jaros de un tiro.
Yo sab�a que al Champi se le ca�a la baba mirando a las
se�oras cuando llevaban a sus ni�os al colegio y se deten�an a comprar algo en
su kiosko, a veces cuando tres o cuatro de ellas se entreten�an hablando a la
entrada puede observar como bajaba su manaza detr�s del mostrador y se tocaba el
bulto de la entrepierna. Cuando las ve�a marcharse con esos andares de "pijas"
como dec�a �l, los ojos fijos en sus culos y en sus piernas acompa�aban su
contoneo un buen rato. Creo que ah� estaba una de sus grandes frustraciones:
pod�a tener un buen piso en su barrio con bastantes comodidades y aparatejos
electr�nicos y vestir ropa de marca; pero aquellas mujeres a veces cursis,
"pijas", altivas y soberbias � en las dos acepciones de la palabra - era algo
que ni hab�a osado imaginarse.
Le coment� mi plan a Quique y fuimos a ver a Champi:
- A ti te gusta mi madre , �cierto?
- Y �qu� cojones pasa si me gusta?
- Pues que a lo mejor a cambio del examen yo podr�a hacer que
pasaras un buen rato con ella.
- � Qu� co�o has dicho, peque�o cabr�n? . Se le abrieron los
ojos como platos.
- Pues eso, que yo puedo conseguir que mi madre folle
contigo.
Se dio la vuelta y cogiendo una botella se sirvi� un buen
vaso de lo que fuera y expirando con satisfacci�n miraba a un punto
indeterminado valorando lo que mis palabras significaban. Era muy zorro y intuy�
que si yo estaba dispuesto a entregarle a mi madre era por alg�n feo asunto
entre ella y yo, por lo que se mostr� exigente:
- Tu madre y 100.000 pelas.
Me puse hecho un energ�meno; encima de poner a mi madre ten�a
que pagar. Al final Quique, que era ya otro peque�o zorro, consigui� que Champi
rebajara a la mitad sus pretensiones econ�micas y a m� me exclu�a de pagar, lo
har�an mis siete compa�eros, pero con una condici�n, quer�an ver como se la
tiraba. De momento no me gust� la idea pero Quique me convenci�:
- Si sabemos que se la tira que m�s te da que miremos.
El Champi encontr� divertida la idea, de hecho el pensaba
presumir de hembra con mi madre y esto ser�a como la guinda del pastel.
Tras darle varias vueltas al asunto decidimos que se la
follar�a en su casa, pues as� pod�a pasearla por los baretos de su barrio y
ponerles los dientes largos a sus amigos.
Nos encontramos con el problema de c�mo conseguir que a los
otros 7 sus padres les dejaran estar fuera todo un d�a, ya que mi madre y yo
pod�amos aprovechar cualquier fin de semana que mi padre estuviera en alg�n
congreso. Al final, en una de las conversaciones que ten�amos en el kiosko de
Champi, comentando que el profesor de Ciencias nos mandaba hacer un trabajo de
campo, �l nos sac� del paso. Les dijo a las madres que, en un pueblito cerca de
la ciudad, un amigo ten�a un invernadero en una finca y que se ofrec�a a
llevarnos un s�bado para que aprendi�ramos todo lo relacionado con el cultivo de
�rboles y plantas. As� que cuando tuvimos una fecha segura de un congreso de mi
padre fijamos el d�a "D".
Me d� cuenta de que me estaba haciendo un poco cabr�n cuando
no me inmut� ante las s�plicas y l�grimas de mi madre.
Creo que era finales de marzo, comenzando la primavera, a las
9 de la ma�ana quedamos en la parada del autob�s, donde nos esperaba Champi,
algunas madres acompa�aron a mis "colegas" para despedirlos; con nuestras
mochilas bien abastecidas subimos al autob�s, llegamos al barrio del Kioskero,
nos mostr� donde estaba su casa, los bares y garitos que iba a recorrer y donde
iba a comer. Despu�s el subi� a su casa para vestirse elegante. Nos dio una
llave para que entr�ramos antes y nos escondi�ramos en diferentes puestos; no
hab�a problemas pues, excepto la cocina y el ba�o, era un piso di�fano que �l
hab�a reformado "como en las "pelis" de Nueva Cork".
- Ya se que os gustar� mirar de cerca, pero estar�is
escondidos hasta que os haga una se�al, no quiero tener escenitas.
Llam� por tel�fono para quedar con mi madre en una zona de la
ciudad donde nadie la conociera; luego bajamos a la calle y, mientras el iba al
encuentro de mi madre, nosotros comenzamos a planificar como seguirlos y poder
ver lo que pasaba. Ser�an las 12 cuando los dos bajaron de taxi donde Champi nos
hab�a dicho, not� a mi madre muy nerviosa, segura que ya se hab�a pasado un poco
con ella en el taxi. Le puso su manota sobre el hombre y comenzaron a caminar;
de vez en cuando la miraba y la acercaba contra s�, mir�ndola desde su arriba su
escote �pues aunque mi madre ten�a buena altura le sacaba toda la cabeza - y
d�ndole alg�n beso en la mejilla. Mi madre se iba poniendo colorada, pues los
hombres de aquel modesto barrio no estaban acostumbrados a ver una mujer como
ella por all�. Su vestido, muy ajustado, sin ser vulgar dejaba ver un generoso
escote y bastante de sus bien torneados muslos.
Entraron en un bar donde hab�a unos diez hombres, parec�an
tener familiaridad con Champi. Nosotros desde fuera, con nuestras gorras caladas
hasta las cejas, ve�amos como los t�os saludaban a mi madre sin esforzarse
demasiado en disimular lo que les interesaba mirar. Posiblemente nunca hab�a
sentido mi madre miradas tan descaradas en ese grado de proximidad. En un
momento dado �l dej� que su mano resbalara por su cintura y se asentara en su
culo sob�ndolo despacio. Los otros t�os se miraban sonriendo con malicia, mi
madre deseaba que se la tragara la tierra. Terminaron de tomar algo y se
despidieron. Nos escondimos detr�s unos coches y esperamos que anduvieran un
poco. En ese momento salieron tres tipos a mirarles mientras comentaban:
- No me jodas Pepe, ni una puta de lujo est� tan buena.
El siguiente sitio era m�s bien un garito donde hab�a
bastante gente, mesas de billar y m�quinas de juegos. Se dirigieron a una mesa
donde jugaban unos amigos del Champi, cuando les vieron acercarse abrieron la
boca, mir�ndose unos a otros. Los gestos de �l invitaron a los t�os a saludar a
mi madre con un beso; sus mejillas ard�an de verg�enza, pero aquello no era nada
con lo que vino despu�s; pues adem�s de volver a sobarle el culo, en un momento
de la conversaci�n , le paso la mano por encima del hombro, la dej� resbalar y
comenz� a deslizar sus dedos por el escote para terminar asent�ndola firmemente
sobre su pecho. Mi madre no sab�a ni donde mirar y la expresi�n de su rostro no
dejaba lugar a dudas. Cuando sal�an del establecimiento pudimos oir los
comentarios de los t�os sobre como era posible que se hubiera tra�do una t�a
as�, pues una puta de clase no acceder�a a ir con un t�o como �l.
- Joder t�o, se est� hartando de sobarla.
- Qu� descarado es el cabr�n.
Mis amigos ten�a raz�n, yo creo que se iba calentando y ya no
pod�a estar con las manos quietas. Despu�s de entrar en otros dos bares se
dirigieron a lo que parec�a el mejor restaurante de la zona. No se ve�a casi
nada desde fuera; enviamos a Pancho que se dirigi� al servicio y a la vuelta nos
cont� que la cog�a las manos y la miraba el escote con descaro. En ese momento
decidimos irnos para la casa, comernos nuestros bocatas y esperar que vinieran.
- T�o, no se que te habr� hecho tu madre pero est�s
disfrutando m�s que yo.
Quique ten�a raz�n estaba excitad�simo y me gustaba aquel
juego.
Eran casi las cinco cuando les vinos venir, nos escondimos y
esperamos; se abri� la puerta y entraron. El despu�s de cerrar se qued� parado
mientras mi madre daba unos pasos hacia el centro del piso hasta que se detuvo,
consciente de que no iba a ninguna parte, se volvi� y all� estaba �l mir�ndola
callado. La mir� unos minutos y mientras se dirig�a a un sill�n para sentarse le
dijo:
- Qu�tate el vestido despacio.
Mientras mi madre lo hac�a, su terrible mirada, llena de
lujuria, se concentraba en las partes de su hermoso cuerpo que quedaban al
descubierto. Ante �l � y ante nosotros � los encantos de mi madre aparec�an
realzados por la exquisita lencer�a que ella siempre usaba. Sus hermosos senos
pugnando por salirse, sus magnificas piernas enfundadas en aquellas medias de
seda negra sujetadas por el ligero y que adquir�an una divina forma al
sostenerse sobre los altos y finos tacones de sus zapatos.
- Ahora comienza a caminar.
Sent�a un temblor en todo mi cuerpo y sent�a la boca seca,
ver las turgentes carnes de mi madre en movimiento era demasiado, me llev�
instintivamente la mano a la bragueta, me saque la pija y comenc� a mene�rmela.
Eso era exactamente lo que hac�an Quique y Pancho, completamente extasiados.
Champi se frotaba el tremendo bulto que se adivinaba entre sus piernas. Mi madre
segu�a caminando y contone�ndose cada vez m�s deprisa seg�n le indicaba aquel
s�tiro. El vaiv�n de sus pechos y de sus nalgas me ten�an loco. Al kioskero
tambi�n pues se levant� y atrayendo hacia s� a mi madre comenz� a morrearla
mientras le magreaba a placer las nalgas y los muslos.
- Ponte de rodillas, zorra, y qu�tate el sujetador.
Mi madre lo hizo as� mientras el se bajaba la cremallera de
la brageta y sacaba una pija descomunal; La cara de Pancho me serv�a de espejo,
sus ojos y su boca abierta expresaban los mismos pensamientos que bull�an en mi
cabeza: "Como es posible que a una mujer le pueda caber una bicha como esa". Ni
con sus dos manazas podr�a Champi cubrir todo el recorrido de su verga desde los
huevos a la cabezota morada que lo culminaba.
La ten�a ya bastante tiesa y comenz� a "abofetear" el rostro
de mi madre con ella, que la miraba asustada; luego se la agarr� y se entretuvo
golpe�ndole las tetas y acarici�ndole lo pezones con su pene.
- Ahora dame un buen masaje con esas tetonas de puta que
tienes.
Mi madre se cogi� los pechos y abraz� con ellos la polla de
Champi, masaje�ndosela de arriba a bajo.
- Lo est�s haciendo muy bien cari�o, me vuelves loco con esas
tetas.
Estuvo un buen rato sintiendo el suave y tibio masaje en su
miembro hasta que se fij� en la preciosa boca de mi madre y coloc� el glande en
sus labios.
Mi madre comenz� a recorrer la verga con su mano mientras le
daba besos y mordisquitos al grueso capullo y le acariciaba los huevos con la
otra mano.
-Te voy a matar de gusto princesa.
El muy cabr�n se daba cuenta � y yo tambi�n � de que mi
madre, a la vez que asustada, estaba excitada y "admirada" por aquella hermosa
estaca que ten�a en su mano y en su boca. Comenz� a chuparla con fruici�n
mientras �l comenzaba a desnudarse. Tanto su torso y brazos como sus piernas
eran tremendamente velludos. Sin que �l se lo dijera mi madre comenz� a
acariciar sus piernas y sus gluteos; era evidente que le gustaba el pelo de su
cuerpo. El correspond�a a sus caricias recorriendo sus preciosos brazos y
amasando suavemente sus pechos. Sus ojos y sus cara congestionados por la
lujuria, que a mi me parec�an terribles, no espantaban a mi madre que de vez en
cuando, mientras mimaba con sus labios la verga, intercambiaba una mirada de
complicidad. Estaba totalmente entregada.
- Ahora lev�ntate y abre un poco las piernas.
Mi madre se incorpor� y el se puso ante ella de rodillas,
baj�ndole las braguitas. Luego comenz� a recorrer con sus manotas las piernas de
mi madre. Sus ojos acompa�aban a sus manos disfrutando de aquellos esplendidos
muslos que ten�a a escasos cent�metros de sus ojos. Luego recorri� la cara
interna de los muslos con su lengua, continuando con delicados mordiscos en
aquella delicada y blanca piel. Mi madre, con los ojos cerrados, acariciaba la
hirsuta cabeza de Champi; Estaba disfrutando.
Entonces �l aferr� sus nalgas, la atrajo hac�a s� y hundi� su
cabeza entre sus piernas, comenzado a comerle la concha. En seguida mi madre
comenz� a moverse y a gemir, apretando su cabeza contra su chochazo.
- C�metelo todo cabr�n.
Despu�s de un buen rato, �l se incorpor�:
- Ahora te voy a montar como ni te imaginas.
La llev� a la cama, que estaba en un �ngulo del piso y la
tumb�. Le abri� las piernas y meti� sus dedos en la vagina:
- Est�s empapada yegua, as� te va a entrar mejor.
Apoy� la tremenda cabezota de su cipote en la concha y
comenz� a empujar:
- AAAhhhh�Por dios amor vete despacio que me destrozas.
Champi avanz� poco a poco, aunque a veces el muy cabr�n daba
alg�n empuj�n brusco para que mi madre diera un grito,; eso lo pon�a a cien.
Debajo de la cama asomaban las cabezas de dos de mis "compas"
que hab�an perdido de momento toda visi�n.
Cuando le clav� toda la verga y comprob� que pod�a iniciar el
mete-saca, cogi� las piernas de mi madre y las levant�, apoy�ndolas sobre su
pecho.
Entonces mir� alrededor y con un moviendo de su cabeza y un
gui�o nos indic� que era el momento de sentarnos en primera fila. Luego comenz�
a bombear a mi madre con furia a�nque no estaba totalmente amoldada a su verga:
- No me des as�, cabr�n, que me matas.
El miraba el rostro desencajado de mi madre, que se crisp�
a�n m�s cuando vi� aparecer y acercarse a la cama a los 8 "angelitos" mirones.
Mientras el kioskero la follaba con sa�a , ella lo miraba y
nos miraba a nosotros, debati�ndose entre el gustazo que empezaba a sentir y la
verg�enza de ser follada delante de su hijo y sus amiguetes.
Las sensaciones de su cuerpo se impusieron y aceptando la
circunstancia se abandon� a la jodienda,
- Ala chavales, no os cort�is, haceros unas buenas pajas.
Se lo agradecimos al Champi, porque est�bamos para reventar.
Nos sacamos las pijas y comenzamos a darle. Quique me mir� :
- Jo, t�o como molan las tetas de tu madre cuando se mueven
con cada metida.
- Como podr� aguantar ese pedazo de polla.
Nos fuimos a verlo. Nuestras ocho cabezas a los pies de la
cama contemplaban como los labios de su co�o engull�an su pijota y, mientras
mir�bamos como sal�a y entraba embadurnada en los jugos de mi madre, nos fuimos
corriendo una tras otro.
Los gemidos y gritos de mi madre se hac�an excesivos:
- AAAAAAyyyyyyyyy, que no puedo m�s.
- As�, puta, c�rrete.
El espect�culo de las convulsiones de mi madre en su tremendo
orgasmo nos ten�a hipnotizados, creo que salvo yo, ninguno hab�a visto antes una
jodienda en directo.
Nuestro asombro aument� cuando Champi, llegando al climax,
comenz� a penetrar a mi madre de manera brutal. Echado hacia delante sujetaba
con sus manos los brazos abiertos por las mu�ecas y se venc�a sobre ella de
manera que las rodillas de mi madre tocaban con sus pechos. Aquel gorila peludo
estaba machacando el blanqu�simo cuerpo de mi madre y eso nos ten�a ciegos.
Al final dando un gran estertor la llen� con su leche.
Despu�s de un rato, en que echado sobre ella le comi� la boca
y el cuello a placer, el muy pervertido tuvo una idea genial. Se sent� a la
cabecera de la cama y orden� a mi madre que puesta a cuatro patas se la chupara:
- Que guarra eres, mira como has puesto a los chicos, lo
menos que puedes hacer es dejarles que descarguen a gusto. Ala chavales,
foll�rosla por detr�s.
Mi madre hizo un amago de protesta, pero el la sujet� y no
pod�a sacar la polla de su boca. A�n as� est�bamos petrificados. Una cosa era
mirar y otra tir�rnosla.
- Vaya hombre a ver si ahora vais a ser maricas.
Moncho fue el primero que se atrevi�; le cost� encontrar el
camino pero cuando la meti� empez� a tirar con un loco. Los dem�s perdimos el
miedo a tocar y cada uno busc� una parte del cuerpo de mi madre para
acariciarla. Yo, aunque estaba loco por cogerle una teta, desde atr�s me
conformaba con amasarle una nalga. El cabr�n de Quique sigui� la invitaci�n de
Champi�:
- Mirar que tetas m�s ricas. Y con sus manazas se las
estrujaba a placer. Dej� una al cuidado de Quique que amas� con sus dos manos. Y
As� mientras la magreabamos , �bamos pasando por detr�s meti�ndosela sin tardar
en corrernos m�s de diez minutos.
Me cost� decidirme, pero como sab�a que mi madre no me ve�a y
deb�a haber perdido la cuenta de las metidas, me acopl� y tambi�n me la tir�.
Champi me ech� una mano:
- Ehhhh, que alguno repite. Vale se acab�.
Se coloc� detr�s de mi madre que hizo adem�n de echarse, pues
estaba agotada, pero �l la mantuvo con el culo levantado. Mir� con fruici�n los
abundantes jugos - propios y ajenos - que sal�an del co�o de mi madre y
resbalaban por sus muslos.
- Que guarra eres, como te has puesto.
Unt� sus dedos en la concha y deposit� los grumos en el
agujero del culo, M madre tard� en reaccionar, pero pronto intuy� lo que se le
ven�a encima:
- Eso no, por dios te lo pido, eso no.
Como respuesta recibi� un buen cachetazo en el culo. Luego el
pervertido apoyo su polla en el agujero y empuj�. El grito de mi madre nos
asust�:
- Nooooooooooooooo.
El kioskero sigui� empujando y la pija se abr�a camino; pero
sus gestos denotaban que le costaba.
Mi madre movia la cabeza con desesperaci�n y daba manotazos
contra la cama:
- NO puedo con eso, no puedo.
El segu�a empujando y ya la ten�a casi toda dentro:
- Ya lo creo que puedes. Te la vas a comer toda.
Mi madre mord�a la almohada y gru��a mientras �l ya sent�a la
caricia de sus nalgas en los huevos.
Par� un poco para que el agujero dilatara y poco a poco
comenz� a moverla. Fue aumentando el ritmo sin importarle los gritos de mi
madre.
- Me duele mucho, s�cala bestia, que eres una bestia.
Fue su �ltima protesta, vimos como se quedaba palid�sima
mientras la bestia peluda cada vez le daba m�s fuerte. Despu�s de media hora de
darle, el cabr�n se corri�. Para entonces mi madre se hab�a desvanecido.
Mir� a Champi y �l comprendiendo mi preocupaci�n me anim�:
- Es normal, le he dado muy duro, pero dentro de un rato
vuelve en s� no te preocupes.
Quique aprovech� la ocasi�n:
- O sea que si le hacemos algo no le pasa nada malo.
- No chaval, aprovechar.
Entonces haciendo valer mi condici�n empec� el primero y
cumpl� mi mayor deseo, puse mi pija entre sus tetas y comenc� a foll�rselas
hasta que me corr�. Luego fueron pasando los otros y haci�ndole lo que les dio
la gana: Met�rsela en la boca, foll�rsela por la concha y por el culo, morderla
y pellizcarla hasta que nos cansamos y no hab�a manera de que se nos levantara
la polla.
Luego nos vestimos y bajamos a la calle a esperar. A la hora
bajaron los dos; mi madre casi no se ten�a. Champi le pidi� un taxi y luego
vestido con ch�ndal nos acompa�� hasta el colegio donde esperaban algunas
se�oras.
- �Os lo hab�is pasado bien chicos?
- Si se�ora nos lo hemos pasado muy bien.