Beb� su orina, com� su mierda
Una historia de amor gay con caca, orina y mucha humillaci�n
nos demuestra el poder del romance entre un amante del sexo sucio y su peque�o
siervo.
Hoy soy mayor de edad. Tengo 18 a�os. Pero hace tres me
ocurri� esta historia. Mi nombre es Angel y siempre he sido un poco retra�do,
quiz�s por eso no conozco muchas chicas y jam�s he tenido novia. Sin embargo, a
pesar de ello, mi �nica experiencia sexual fue muy fuerte y es algo que no he
podido olvidar. Ah, y fue con un hombre�
A mi me gustaba mucho chatear, me quedaba casi toda la noche
frente al computador, conversando con ciber amigos y amigas, hasta que un d�a
descubr� casualmente una p�gina dedicada al mundo gay y empec� a tener amigos en
su chat.
Me hice adicto a las conversaciones ah�, porque siempre
habl�bamos de sexo, y aunque yo nunca me consider� homosexual, el hablar temas
relativos a penes, anos y lametones, me produc�a mucho morbo.
Un buen d�a encontr� a un tipo cuyo nick era "Sexo Sucio". Lo
salud� y empezamos a conversar. De inmediato me pregunt� si yo ten�a lugar, cu�l
era mi edad y toda clase de cosas como para saber si pod�amos juntarnos para
tener sexo. Le cont� que era m�s que nada un curioso, pero que cada vez m�s me
atra�a el sexo gay, aunque jam�s lo hab�a practicado.
Parece que le ca� en gracia, porque sigui� convers�ndome y
as� se repiti� durante d�as, semanas y meses. Pero lo m�s interesante es que las
conversaciones con �l (su nombre es Silvio) eran siempre diferentes a las que
ten�a con otros amigos. Con Silvio habl�bamos de cosas muy morbosas que nos
gustaran.
Gracias a �l fui descubriendo, por ejemplo, que me excitaban
las fotos de personas orinando o defecando, e incluso que me calentaba mucho el
ver sexo con animales y cosas bizarras.
Disfrut�bamos cont�ndonos nuestras fantas�as y un d�a me
atrev� a hacerle un regalo que me estaba pidiendo hac�a tiempo. Con mi c�mara
fotogr�fica digital, me fotografi� cagando y le envi� las im�genes. La cosa no
fue f�cil, porque tuve que montar un "ba�o" improvisado en mi habitaci�n, para
poder fotografiar todo bien.
Debo decir que hacer esas cosas me excitaba much�simo. �l
qued� encantado y un d�a me propuso ir un poco m�s all�. PORQU� NO VIENES A MI
DEPARTAMENTO Y HACEMOS ALGO ENTRETENIDO?. As� me lo plante�.
Lo pens� un par de d�as y acced�. Me atra�a mucho la idea de
practicar aquellas cosas de las que tanto hab�amos hablado. Adem�s que me
asegur� que no habr�a sexo gay si yo no lo deseaba, sino puro sexo sucio y
morboso. Me pareci� fant�stico.
Acordamos en que yo llegar�a a las ocho de la tarde a su casa
y as� lo hice. Toqu� el timbre y me abri�. Por primera vez lo ve�a a la cara.
Era un tipo de rostro amable, risue�o. Ten�a 35 a�os y yo 15. Tras conversar un
poco, �l dirigi� la conversaci�n hacia los temas sucios y terminamos desnudos
frente a frente en su living. Mi cuerpo menudo, lampi�o y el suyo peludo, tosco,
robusto. Me pregunt� por d�nde quer�a comenzar. Yo le dije que era materia
dispuesta.
As� que me puso de rodillas, se agach� y teniendo su ano a
corta distancia de mi nariz forz� un peo. Cerr� los ojos y aspir� profundamente
su olor. Un hedor a huevo podrido inund� mi inhalaci�n. Era un aroma salado, muy
excitante para mi.
Luego me dijo que me quer�a cagar encima, que se hab�a estado
aguantando todo el d�a anterior y �ste. Le dije que por mi no hab�a problema.
As� que me acost� en la alfombra y procedi� a ponerse sobre mi en cuclillas, con
su ano a la altura de mi cara.
Tuve un poco de susto, aunque me tranquilizaba saber, seg�n
hab�a le�do en internet, que la caca reci�n expulsada del cuerpo no provoca
tantos problemas si uno se ba�a luego.
Pasaron unos segundos y comenz� a caer su alimento marr�n. Su
mierda no estaba del todo s�lida. Era m�s bien como una papilla. La sent� sobre
mi nariz, mis labios, que permanec�an cerrados y mis ojos. Sent�a que quemaba,
estaba caliente, pero de inmediato se enfriaba. El olor era espantoso,
fuert�simo, pero me excitaba demasiado. Me sent�a humillado y eso era lo que yo
m�s hab�a deseado desde que conoc� a Silvio y empezamos a hablar de estas cosas.
La cagada dur� unos 15 segundos, pero para mi fue el tiempo
m�s delicioso de mi vida. �l me miraba, mientras yo me masturbaba sintiendo su
caca en mi cara y poniendo los ojos blancos de placer. Se ri� y comenz� a
decirme que la comiera. Yo le dije que no, que ese no era el trato.
EL �NICO TRATO ES QUE HAR�S LO QUE TE ORDENE, PUTA. Me grit�.
Me asust�, porque la cosa se estaba tornando algo violenta de su parte. Pero �l
continu�. C�METELA, PUTA, ERES MI ZORRA Y HAR�S LO QUE TE ORDENE. Luego de decir
eso me pate� al costado del est�mago. Me doli� mucho y protest�, pero Silvio me
advirti� que la pr�xima ser�a peor.
Entonces decid� comer un poco. No era agradable, pero no me
molest� su sabor. La mierda estaba fr�a y su sabor era pasoso, agrio, pero no
malo. Mientras com�a empujando un poco con mi mano, una ola de placer me inund�,
al descubrir que estaba siendo humillado como en mi m�s profundo ser lo hab�a
deseado siempre.
Me sent� falto de dignidad, humillado como ser humano. Me
sent� una cosa, un trapo. Y todo eso me encant�.
Cuando llevaba un par de minutos masticando las fecas de
Silvio, me sali� con una nueva idea. Esta vez quer�a que bebiera su orina. Sin
m�s, abr� mi boca, entregada cual hembra sedienta. Su chorro amarillento cay�
como un elixir sobre mis labios, golpeando con su calidez mi lengua sedosa.
Sent� como herv�a esa bebida mientras pasaba por mi garganta. Y yo con todas mis
ansias beb�a y beb�a.
Extenuado, le dije ESTOY SATISFECHA, AMOR, QUE DESAYUNAREMOS
MA�ANA?. A lo que �l respondi�: TE DAR� M�S DE MI MIERDA Y MI MEADO, PUERCA.
Me sent� dichoso. Esa noche la pasamos juntos. �l me tuvo
como una perra durmiendo a los pies de su cama, hasta que al d�a siguiente,
antes de partir a su trabajo volvi� a cagarme y mearme encima y esa vez s� me
oblig� a no dejar nadita sin tragar.
Esa ma�ana me deshice en explicaciones a mi madre sobre
porqu� no hab�a pasado la noche en casa. Recuerden que s�lo ten�a 15 a�os y
falt� al colegio. Pero aunque no me crey� mucho mis excusas, no me arrepiento de
nada y a�n recuerdo ese encuentro. Nunca m�s volv� a chatear con Silvio. Quiz�s
se sinti� mal por haberme humillado tanto. Lo que �l no sabe es que por �nica
vez en mi vida me sent� realmente bien siendo su objeto de degradaci�n.
Lo extra�o y lo amo, aunque sea en el recuerdo.
Dedicado al hombre que me hizo sentir una cerda asquerosa.
Gracias Silvio.
Si te gust� este relato, por favor escribe a
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO