Relato: De como hice el tr�o con mi esposa. su fantas�a
DE C�MO HICE EL TRIO CON MI ESPOSA. SU FANTAS�A
En mi relato anterior "DE C�MO MI ESPOSA ME ENGA�� CON UN
AMIGO DEL CHAT", les contaba que, a ra�z de su revelaci�n, ella me confes�
algunas de sus fantas�as sexuales, una de ellas era un tr�o, hacerlo conmigo y
con otro hombre. Pues desde ese d�a estuve pensando en complacerla y
complacerme, ya que descubr� que eso me excitaba a mi tanto como a ella. Pens�
en un principio que no me sentir�a c�modo si invitaba a un amigo o conocido, y
ella pensaba igual. As� que estuve buscando en Internet un hombre que llenara
sus requisitos: mayor de 35 a�os, trigue�o o moreno, buen f�sico y buena cama.
Despu�s de varias semanas record� a Ricardo, su amante ocasional, revisando
cosas de mi esposa hall� su tel�fono. Le llam�, se sorprendi� al saber quien era
y se sorprendi� m�s cuando, tras una larga conversaci�n, le revel� mis
intenciones.
Claro que estuvo de acuerdo. Cuadramos todo y, luego, habl�
con Liseth sobre lo que hice. Ella qued� abrumada y hasta se incomod�, a lo que
tuve que aclararle que la amo y que s�lo quiero complacerla. Lo conversamos unas
horas y acept�. Ellos hablaron de nuevo en varias ocasiones por el Chat, hasta
que, un fin de semana alquilamos una caba�a tur�stica en las afueras de la
ciudad y citamos a Ricardo all�. Nosotros dos llegamos antes y preparamos la
escena, nos ba�amos juntos y nos acariciamos mucho, nos dijimos cuanto nos
amamos y establecimos mutuamente varias condiciones, entre otras que lo que
�bamos a hacer no lo repetir�amos de nuevo, que ella no ver�a m�s a Ricardo y
que dar�amos rienda suelta al placer.
Al atardecer lleg� Ricardo, vi que ten�a un muy buen f�sico
para su edad, vest�a casual y actu� como un viejo amigo de ambos. Conversamos
animadamente con unos tragos, pero en todo momento no dej� de ver con lujuria a
mi linda mujer, quien vest�a un vestido con escote, la falda era abierta por un
lado y cuando se sentaba dejaba al aire sus piernas con esa piel divina que
provoca tocarla. Ricardo insinuaba con discreci�n la belleza de mi mujer y la
segu�a con la mirada cuando ella se levantaba. En un momento determinado, luego
de unas dos horas de conversa y tragos, ella fue a la cocina a servirse una copa
mientras yo colocaba m�sica en un aparato que estaba en la caba�a.
Al momento ella llam� desde la cocina para que le alcanzaran
una botella que yo hab�a dejado en un estante alto, a lo que Ricardo replic� con
amabilidad: "Tranquilo vale yo voy". No se porque lo vi como un gesto natural y
segu� seleccionando m�sica. Cuando termin� al rato not� que no regresaban y fui
a la cocina sigiloso, me asom� para ver como Ricardo se besaba apasionadamente
con Liseth, se com�an a besos, se notaban sus lenguas gozosas y se manoseaban
mutuamente. Mi mujer abri� la camisa de Ricardo, bes� su cuello, le lami� las
tetillas, mientras �l se estremec�a de excitaci�n. La fue empujando despacio
hacia una mesa junto a ellos y ella se sent� abriendo las piernas. All� se
dieron una sesi�n de besos, caricias ardientes, se desnudaron y lanzaron sus
ropas al piso sin dejar de tocarse (yo tambi�n me desnud� y me sobaba el pene
erecto).
La imagen que observaba me excit� mucho: ella sentada tomando
su pene y chup�ndoselo y �l acariciando a mi mujer. No resist� e intervine
diciendo: "que tal si vamos a la cama". All� mi esposa me abraz� dici�ndome
varias veces "te amo". Una vez en la cama, mi mujer fue directa a chuparme el
pene como ella siempre lo hace, divino. Se puso a gatas y comenz� a succionarme
rico, trataba de tragarse mi falo erecto, mientras Ricardo se dedicaba a besarle
su divino cuerpo. Yo sent�a esa rica mamada sentado en la cama mientras ve�a en
primera fila como otro hombre recorr�a con sus manos y su boca a mi rica mujer.
La besaba, le lam�a la piel, fue hasta sus nalgas, las chupaba, lam�a y mord�a,
se aplic� con esfuerzo en el suave ano, a lo que Liseth comenz� a gemir con mi
pene en su boca. De all� Ricardo se levant� y sin m�s meti� su pene en la vagina
de ella. Comenz� a follarla con ritmo suave, a cada empuje de Ricardo, ella
respond�a con una chupada y un gemido sordo.
Ve�a sus ojos verdes que se entrecerraban mostrando infinito
placer, las manos de su amante acariciando sus senos, sus rosados y erectos
pezones, su mojado cl�toris y �l hasta se levant� para meter un dedo en su rico
ano. Al rato no resist�a m�s esa mamada y dije: "que tal si cambiamos de lugar".
De inmediato Ricardo sac� su pene empapado en los jugos vaginales de mi mujer y
se acost� para recibir su mamada. Cuando ella comenz� a chup�rselo, yo met� mi
pene en su rica, mojada y caliente vagina. Sent�a su calor interno, su
excitaci�n extrema. La acariciaba, met� dos dedos en su ano, cuando aceler� el
ritmo con mis dedos dentro de ella, reaccion� casi desesperada diciendo: "quiero
que me cojan los dos".
Saqu� mi pene de su vagina y ella se fue hacia Ricardo, que
estaba acostado placidamente recibiendo su mamada. Se mont� sobre �l y meti� su
vagina en aquel miembro r�gido. Comenz� a gozarlo con movimientos suaves y
profundos, como tratando de que ese palo la traspasara, desde all� me vio y
dijo: "ven por detr�s". Su ano dilatado y excitado permiti� que mi pene entrara
sin mucha dificultad, de hecho se fue hacia adentro casi de un empuj�n, a lo que
ella solt� un grito fuerte. Preocupado le pregunt� si le dol�a mucho y aclar�:
"grito por el placer". Ricardo desde abajo comenz� a bombearla con ritmo, era
extra�o, pero yo sent�a su pene movi�ndose pegando al m�o, separado por
membranas, ese roce del pene dentro de su vagina casi era una masturbaci�n para
m�. Cuando el baj� el ritmo lo inici� yo, le met�a mi palo hasta el fondo del
ano, sent�a su sudor, o�a sus gemidos a cada embestida. As� en un momento ya los
dos nos mov�amos dentro de ella, un poco torpes a ratos, con buen ritmo en otro
momento. Ricardo chupaba sus tetas y yo lam� su espalda. La sensaci�n era
indescriptible, la excitaci�n al l�mite.
Mi esposa de vez en cuando, murmuraba entrecortadamente: "Qu�
Rico", "Ay que placer", "sigan cogi�ndome", "Divino". Al rato, cuando yo sent�a
cerca mi orgasmo, Liseth replic�: "ahora me quiero voltear". Sin entender mucho
que quer�a, saque mi pene de su culito y ella se baj� del palo de Ricardo, se
volte�, se acost� un poco sobre �l boca arriba y meti� el pene de su amante por
su ano. Comenz� a mover su cadera en c�rculos, haciendo que se metiera todo, una
vez all�, se acost� totalmente sobre �l y me dijo "m�temelo". Vi su vagina
empapada, divina, dilatada, su cl�toris sobresalido, duro, y sub� sobre la
pareja metiendo mi falo por ese hoyo h�medo. All� Ricardo no pod�a moverse mucho
por el peso sobre �l, aunque yo trataba de no apoyarme mucho. Era yo el que
penetraba aceleradamente su vagina, gozaba ese tr�o de locura. Con ese ritmo y
las ganas de terminar, le dije que me iba, ella me pidi� algo que nunca me hab�a
pedido: "espera, quiero que me lo eches en la boca". Nos separamos los tres, �l
se qued� acostado, ella volvi� a mont�rselo (creo que le gustaba tener a Ricardo
as�), se puso un poco de lado y me pidi� que le acercara mi pene.
Comenz� a mamarlo divino otra vez, yo disfrutaba toc�ndola y
viendo como gozaba a su amante. En un momento vi como los amantes se acercaban
al cl�max, c�mo iban a terminar al mismo tiempo, ella tuvo que concentrarse en
sus movimientos acelerados sobre Ricardo, hasta que �l solt� un grito
entrecortado, apret� su cara y mostr� que estaba soltando su semen caliente
dentro de mi esposa, para ella fue el detonante, comenz� a gritar de placer, a
sentir un inmenso orgasmo y tom� i pene con fuerza, haci�ndome un paja en la
entrada de su boca. Yo ya estaba a punto, as� que mientras ella llegaba, yo
explot� largos chorros de semen dentro de la boca de Liseth. Ella lo chupaba
tratando de trag�rselo todo. Apretaba tanto mi pene que casi me lo lastimaba,
pero era porque estaba teniendo un larg�simo y profundo orgasmo, que no se
deten�a, de verdad fue gigante.
Tras esa sesi�n de sexo ardiente, nos acostamos los tres,
ella en el medio recib�a nuestras caricias y besos, yo delante de ella le daba
besos ardientes en su rica boca, sobaba sus senos su cuello, su pecho. Ricardo
besaba la parte de atr�s de su cuello, tras sus orejas, su espalda, acariciaba
sus gl�teos sus piernas, creo que le recostaba su pene ya m�s fl�cido. All� nos
dormimos, agotados. Yo fui el primero en despertarme poco m�s de una hora. Ten�a
mucho calor as� que me met� a la ducha. Cuando all� estaba lleg� mi mujer.
Hablamos sobre lo ocurrido y lo asumimos como que cumpl�amos una fantas�a, ni
como enga�o ni con implicaciones morales. Nos besamos y acariciamos en la ducha,
al punto que nos pusimos a tono de nuevo. Ella se reclin� sobre la pared y met�
mi pene en su vagina mojada de nuevo. De all� nos fuimos a la cama donde Ricardo
ya estaba despierto y vio nuestra pasi�n. Liseth se acost� boca abajo y levant�
su rico trasero, diciendo: "m�tanmelo". Tanto �l como yo nos alternamos en la
nueva cogida. La foll�bamos al punto de que ella se puso una almohada en la cara
para no saber qui�n la fornicaba.
Creo que para ella era abrumador ser cogida no saber por
quien. Luego de un buen rato en ese juego. Se levant� y me dijo "quiero follarte
mi amor", me recost� en la cama y se mont� sobre ni pene ardiente. Me dedic� una
sesi�n mientras Ricardo se masturbaba cerca de nosotros. Cuando sinti� que ven�a
su orgasmo, y yo tambi�n, tom� el pene de Ricardo con fuerza y se lo trag� de un
golpe. All� descarg� un grito entrecortado por el miembro en su boca, un grito
de placer puro, desenfrenado. Luego de otra rica llegada, se baj� de mi cuerpo,
pero tanto �l como yo est�bamos a punto de eyacular de nuevo, as� que ella
acerc� los dos penes a su boca y, como las chicas de las porno, alternaba
chupadas y masturbadas a ambos palos, hasta hacernos llegar a los dos en s boca,
primero me fui yo, luego Ricardo, la imagen era impresionante, ver a mi esposa
como una d las mujeres de las pel�culas que ambos ve�amos de vez en cuando. Se
chup� el semen de ambos, lami� los restos que rodaban por sus manos y por los
penes agotados. Luego nos recostamos de nuevo, hablamos los tres sobre lo divino
que fue. Y all� nos quedamos un rato.
Luego ella fue a ba�arse de nuevo, pues estaba llena de sudor
y semen, Ricardo la sigui� y yo los miraba caladito desde la entrada del ba�o,
ve�a con morbo como se besaban, como �l chupaba sus pezones rosados, como se
acariciaban desesperados. Ella se recost� a la pared y abri� las piernas,
mientras �l se agach� un poco para foll�rsela de nuevo. Ve�a a Ricardo de
espaldas, su trasero se contra�a mostrando el esfuerzo de cada penetrada, o�a
los "AH...AH...AH..." de mi mujer a cada embestida de su amante. Me excitaba la
visi�n, luego ella se arrodill� y volvi� a mam�rselo. Lo hizo acabar de nuevo en
su boca, se besaron apasionadamente un rato m�s y salieron como si nada. Salimos
los tres despidiendo a Ricardo en un taxi. Liseth y yo no volvimos a repetir la
experiencia, pues como dije fue una fantas�a cumplida. Nuestra relaci�n mejor�
much�simo despu�s de eso. Hemos hablado de cumplir m�s fantas�as. Pero eso lo
contar� alg�n d�a.
ESPERO SUS COMENTARIOS
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 0
Media de votos: 0
Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta
Relato: De como hice el tr�o con mi esposa. su fantas�a
Leida: 3161veces
Tiempo de lectura: 7minuto/s
|