Goc� de paz y descanso durante los siguientes cinco
dias... y no se como no me volv� loca. Deb�a prestar atenci�n a las clases y a
mis tareas, sin permitir que mis compa�eras supiesen lo que me ocurr�a, aunque
por supuesto notaron que llevaba una semana un poco "rara". A la vez, no solo
pensaba una y otra vez en lo que me habia ocurrido, sin poder sacarmelo de la
cabeza, sino que no tenia ni idea de cuando iban a volver a requerir de mis
"servicios", de que naturaleza ser�an estos, ni siquiera si tendria algo de
tiempo para asimilarlo cuando volviesen a utilizarme, o si seria un "aqui te
pillo, aqui te mato". Y no sab�a si me estaba pasando de paranoica... pero en
varias ocasiones me pareci� sorprender gestos de complicidad y burla cuando no
miraba, tanto entre el profesorado como entre alguna de mis compa�eras. En una
ocasi�n llegu� a enfrentarme verbalmente a una de mis vecinas de comedor,
espetandole que si tanta la gracia le hacia que me dijese el motivo... pero su
�nica respuesta fue echarse a llorar, y ganarme las miradas gelidas del resto de
las comensales. Luego me enter� que habian estado contandose chistecillos verdes
entre ellas, y que uno hab�ia divertido tanto a una de ellas, que aun se estaba
riendo cuando me sent�. Ella penso que las hab�a oido y la iba a denunciar... y
ya ten�a muchos puntos acumulados. Asi que ese incidente me separ� un poco de
mis compa�eras, lo que sin duda agrad� mucho a la Directora. Cada vez que
actuaba impulsivanente la fastidiaba m�s, pero estaba a punto de reventar
emocional-
mente.
Asi que cuando el viernes, al comenzar mi clase de
inform�tica a �ltima hora de la tarde, recib� un correo en el que se avisaba que
estuviese vestida con el uniforme reglamentario y preparada para lo que se
requiriese de mi, para las once de la noche, sent� un poco de alivio... ya que
asi al menos sab�a que en las siguientes horas podria bajar la guardia, dejar
que mis nervios descansasen, ahora que la hora de la "ejecuci�n" me habia sido
anunciada. Ya ten�a completamente asumido que debia mostrarme absolutamente
sumisa y obediente en todo, y la enfermera Boldbricker me habia demostrado que
ese era el curso de acci�n mas apropiado. Cen� muy poco, y me arregl� a
conciencia, no queria causar desagrado en mis "due�as" ante alguna falta que
pudiesen encontrar. Una vez lista, me puse un uniforme limpio, y esper� a que
llegase la hora, mientras miraba por la ventana abierta de mi habitaci�n,
sintiendo la brisa en la cara, escuchando el muy lejano rumor del trafico en una
carretera... imaginando que escapaba, una persona amable me recogia, y me acog�a
en su casa junto al resto de sus hijos, llevando una vida normal... y a la vez
sabiendo demasiado bi�n que jam�s har�a algo as�. As� que cuando, a las once en
punto alguien golpe� debilmente la puerta de mi habitaci�n, cerr� la ventana y
abr� sin perdida de tiempo. No sab�a bi�n que o a quien esperar, pero me
sorprendi� encontrar ante mi puerta a una alumna del colegio, a la que conoc�a
de vista, aunque no de nombre. Ella era mayor que yo, contar�a con 18 a�os, y
era estudiante del �ltimo curso. Era obviamente lo que se considera una mujer
atractiva, notablemente atractiva... una pelirroja irlandesa de cabello largo y
rizado, de peque�a nariz pecosa, y tez clara. Alta, media como 175, y con el
cuepo bien proporcionado, destacando sobre todo sus piernas largas de muslos
generosos. Recuerdo que una tarde en que mirabamos un partido de Voley de las
mayores una de mis compa�eras hizo algunos comentarios de mal gusto respecto a
ella, y todas nos reimos, ya que estaba clarisimo que lo hac�a motivada por la
envidia hacia su f�sico. Ya saben, las envidias son malas, y peores entre
mujeres. No me dijo nada, ni yo se lo dije a ella, sencillamente comenzo a
caminar pasillo abajo, y yo la segu� como un patito sigue a su mam�.
Pronto qued� claro que nos dirigiamos al pasillo de la
Directora, y al recordar cual fue mi iniciaci�n al trato especial que iba a
recibir en el colegio, me entr� un temblor fr�o. Pero la segui...�Que otra cosa
pod�a hacer?. Mi "compa�era" llam� educadamente a la puerta, y esper� hasta que
la voz de la Se�orita Ernestina, la Directora, nos mand� entrar. Se encontraba
sentada tras su mesa, con las cortinas corridas, y nos mir� a los ojos mientras
nos acercabamos a ella, quedando las dos de pie, frente a su mesa. Se reclin� en
su sill�n, mientras nos miraba a las dos... y aunque yo no dije nada, seguro que
not� mi temblorcillo. Con mucha calma y tranquilidad se dirigi� a mi, y comenzo
a hablarme...
Buenas noches, Teresita.
- Buenas noches, Se�orita Ernestina
Dime guapa... � A que has venido aqui?
- He acudido a su llamada, para satisfacerla del mejor modo
que mis tristes aptitudes me permitan, sin pronunciar jamas queja o repulsa
alguna.
Excelente mi ni�a, �que tal te encuentras?
-Me encuentro bien, Se�orita Ernestina, gracias por
interesaros por mi. Estoy dispuesta a complaceros en todo cuanto digais, y
aunque mi ano aun se encuentra da�ado y dolorido,y deba dejarlo descansar por
indicaci�n de la enfermera, tambi�n se encuentra a vuestra entera disposici�n si
deseais utilizarlo.
Notables progresos...desde tu pobre actuaci�n es la Sala de
Actos, aunque puedo decirte que nuestros invitados gozaron de tus poses de
principiante. Por supuesto, la proxima vez esperar�n algo m�s profesional. Ya no
eres una virgencita inocente, asi que deberas esforzarte para complacerles.
Ahora recibir�s una lecci�n al respecto. Por cierto... �Gozaste durante tu
estancia en la enfermer�a?
-Por supuesto, Se�orita Ernestina, mi faceta de puta quedo
clara para la enfermera y los cuidados que me aplic�. Como no pod�a pagarlos,
utilic� mi cuerpo del modo en que lo har�a una ramera, para dar placer a mi
benefactora. Y en su benevolencia, ella tambi�n se asegur� de que yo gozase. Le
estoy muy agradecida, Directora.
La hija de su madre estaba encantada de mi actuaci�n, tan
distinta de la anterior vez que estuvimos en su despacho... hab�a recorrido un
largo camino desde entonces. Me mir� sonriente, y tambi�n sonri� a mi
compa�era... pero ella permaneci� inmutable. Yo entend� el motivo... no se le
habia hablado ni dado orden alguna, asi que se limitaba a permanecer en pie,
hasta que fuese requerida a hacer algo. Volvi� a fijar sus oscuros ojos en m�,
como un aguila vigilando a un cervatillo, y antes de que comenzase a hablar ya
sab�a que iba a intentar colocarme una trampa... aguc� pues el ingenio, mientras
la escuchaba.
Y dime Teresa... quiero que te expreses con sinceridad...
� que opinas del trato que recibes ?
-Ver� Directora, creo sinceramente que todas ustedes son unas
enfermas hijas de puta, que deber�an ser encerradas y tirar luego la llave, y
que sus madres si supiesen que clase de monstruos iban a parir se habrian
suicidado. Eso por no hablar de sus "invitados". Nada me gustaria m�s que verlas
entre rejas, o ardiendo en el infierno, pero como me tienen en sus manos, me
someto a todo lo que me quieran hacer u mandarme hacer. Usted quer�a sinceridad,
se�ora Directora, y as� he contestado.
Complacida, Ernestina sonri� de nuevo. Parec�a encantada
conmigo, y eso significaba sin lugar a dudas que me asignaria numeritos que no
iban a ser de mi agrado, pero no podia hacer nada al respecto. Permanec� de pie,
mientras continuaba con su rollo...
Veras Teresa, tu compa�era se llama Daphne, es una alumna
de ultimo a�o de preuniversitario, y lleva ya m�s de un a�o dentro del grupo de
"alumnas especiales" al que te has incorporado recientemente. Es una alumna de
confianza, que ha sabido compaginar sus tareas de Sumisa con sus estudios, que
no se han resentido en absoluto. Como espero que no lo hagan los tuyos. Eso
conllevaria...penalizaciones. Por supuesto, no todas vosotras teneis la misma,
digamos, categoria. Daphne es una Veterana, que ha mostrado su val�a en
repetidas ocasiones. T� aun no eres mas que una aprendiza, aunque parece que
estas bien dotada para estas tareas. Veamos que tal te entiendes con ella.
Desnudate, perra.
Yo asi lo hice, sin querer darle el mas minimo motivo de
queja o motivo para castigarme. Me deshice de mis ropas con rapidez, sin
numeritos tipo strip, ya que no se me hab�a indicado as�. Cuando iba a
despojarme de mis braguitas blancas, la �ltima prenda que cubria mi cuerpo, la
Directora me orden� detenerme. Hizo una se�al a Daphne, y esta se arrodillo a mi
lado. Yo no sabia que pensar, aunque la idea de que me comiese el conejito no
era algo que me desagradase... pese a que, como ya saben, no tenia por aquel
entonces apetencias lesbicas. Me mordi� el elastico superior de las braguitas, y
de un unico movimiento me bajo la prenda hasta la altura de las rodillas,
mientras su naricilla me hacia cosquillas en su movimiento descendente.
Turbador. Daphne qued� arrodillada ante mi, y me termin� de quitar las bragas,
esta vez con la mano. Yo no sabia muy bien que hacer... asi que abr� las piernas
para ella. Esto provoc� una carcajada de la se�orita Ernestina.
Jajajajaja...ay, que bueno, perrita... no pensaras que os
he traido aqu� solo para ver como Daphne te atiende...que bueno. No se como a
estas alturas de la vida pues ser aun tan torpe. Inclinate hacia delante, los
brazos estirados y bien apoyados en mi escritorio.
Yo as� lo hice, sin saber que debia esperar... A
continuaci�n, la vieja p�cora se dirigi� a mi compa�era... ordenandole que me
propinase una tanda de azotes en las nalgas, empleando para ello la mano
abierta. Y sin dudarlo ni medio segundo se acerc� a m�, y tras darme un par de
caricias en el culete, para comprobar su elasticidad y dureza, comenz� a
golpearme en las nalgas con la mano abierta, dando palmetadas no precisamente
suaves en mis nalgas,espaciandolas de modo que tenia tiempo para sentir el
escozor y el calor del golpe antes de recibir otro. Tras recibir varias
nalgadas, y comprobar que las aguantaba sin moverme, la Directora me mand� ir
contandolas en voz alta, lo que yo hice obedientemente. Cuando la cuenta subi� a
una veintena, y ya tenia el culo caliente y enrojecido, orden� un alto. Se
acerc� a m�, y me hizo una propuesta...
A nuestros invitados les agrada el dolor... pero puedes
escoger si sufrirlo, o si prefieres inflingirlo. Decide Teresa... quieres
castigar tu a Daphne, o prefieres que ella continue castigandote a ti.
Yo me lo pens� dos segundos antes de responder... "Yo
obrar� del modo que a usted m�s la satisfaga. Si usted permite que esta su
esclava pueda opinar, escojo castigar en lugar de ser castigada, aunque asuma
todo lo que tengan a bien hacerme".
La Directora me tom� del cabello tras oir mis palabras, y
me jal� hasta que me puso en pie... a duras penas pude reprimir un chillido de
dolor. Una vez en pie, me puso las manos en los hombros, dejandome de cara a
Daphne. "Ya has oido, mi estimada pelirroja, ahora vas a sufrir dolor, porque
esta ha sido la voluntad de Teresa. Solo vas a ser castigada ya que ella ha
escogido ser una Castigadora en lugar de una Victima. Lo que te ocurra es por su
voluntad". Daphne asinti�, pero en sus ojos se veia claro que no le agradaba
precisamente la situaci�n. Mas al fin y al cabo, las dos eramos cautivas. La
Directora se gir� hacia mi, dandome instrucciones claras. "Ahora nos vas a
mostrar a las dos de lo que eres capaz. Quiero que imagines que te encuentras
ante nuestro p�blico, y sometas a Daphne a una sesi�n de castigo y dolor que
dure entre 50 y 55 minutos. A ella no se le permite orgasmar mas que en los
ultimos 5 minutos, y solo si tu lo consideras pertinente. Tu has de concentrarte
en castigarla, asi que no se te permite llegar a la cumbre, ni tocarte mientras
la castigas. Procede, en el armario hay equipo si lo juzgas necesario". �Esa
zorra se pensaba que yo era de su ralea, que pod�a pensar en masturbarme
mientras hacia da�o a una compa�era!. Disimul� mi sorpresa y asent�.
Me dirig� a Daphne con toda la dureza de la que fu� capaz. "Ahora,
perra, te vas a colocar del mismo modo en que me has golpeado a m�, y veremos si
disfrutas de las caricias que me has propinado". Ella asi lo hizo, bajo la
atenta mirada de Ernestina. Entonces me di cuenta de que no la habia mandado
desnudarse, se me habia pasado... y ella no lo habia hecho. Procur� disimular.
Hab�a un cutter sobre la mesa, asi que lo tom�, y con gran cuidado de no
ara�arle la piel, levante su faldita escocesa, y le cort� las braguitas. Y si
alguien piensa que eso me excit�, estan aun peor que la Directora. Una vez
liberada de esa prenda, examin� durante unos segundos lo que se me ofrec�a. La
chica no era muy culona, aunque sin lugar a dudas era muy atractiva. Parecia
llevar rasurado el vello p�bico, pero no examine esa zona en detalle. No iba a
sobarla ni castigarla m�s all� de lo que considerase lo m�nimo imprescindible.
Me coloqu� a su lado, y comenc� a darle azotes en las nalgas. Ahueque la mano,
para que sonasen bastante, aunque los golpes no fuesen fuertes. Para que la
perra de la directora se quedase tranquila, le mand� contar los golpes y darme
las gracias tras cada uno. Comenc� a aplicarle el castigo, y Daphne
obedientemente iba contando y agradeciendomelo, mientras yo me sentia cada vez
mas ridicula... Mis golpes sonaban huecos, y procur� hacer ver que los daba
fuerte, aunque no qued� muy convincente... comenc� a temer que estaba quedando
muy flojo... asi que di el siguiente golpe mas fuerte. Con lon nervios me sali�
desviado, y las yemas de mis dedos tocaron los labios de su sexo al descargar la
mano. Eso le hizo dar un gritito de dolor, y me mir� con fuego en los ojos.
Estuve a punto de pedir perdon, a punto... pero no me delat�. En lugar de eso
adopt� una pose chulesca, e hice unos cuantos comentarios respecto a lo guapa
que estaba en esa postura... mientras pensaba que hacer.. no me creia capaz de
seguir pegandole... y algo tenia que hacer. Pero estaba como bloqueada, no se me
ocurria nada. Asi que comenc� a darle pellizcos en el trasero, mientras le
repetia que habia sido una ni�a mala...
Un tremendo tortazo acab� con mis manipulaciones. Recib� el
guantazo en mi mejilla derecha, y cai al suelo. Las lagrimas me dejaron ciega
por unos segundos, mientras permanecia alli aturdida. Escuche la voz de la
Directora... "Eres una mierda como Castigadora. No solo no serias capaz de
entretener a un auditorio de jubilados seniles, sino que adem�s has intentado
enga�arme. Y las dos cosas estan muy mal. Pero no te preocupes, si no sirves
para castigar... serviras para ser castigada. Levantala, Daphne". La
irlandese me sujet� por las axilas, levantandome a la fuerza. Intent� balbucear
alguna escusa, pero otro golpe me hizo callar la boca. "Y ahora, Daphne, mi
experta castigadora, ense�a a esta perrita torpe lo que puede dar de si una
sesi�n. Adelante. Aplicate las mismas reglas que has servido para ella". Eso
no pintaba nada bien... La expresi�n de la pelirroja era de las que le gusta
castigar, y yo la habia cabreado... e iba a tener ocasi�nde pagar por ello.
"Asi que te gusta dar golpes en el co�o a las demas, �no
hija de puta?. Pues ahora vas a descubrir la gracia que hace recibirlos tu
misma. Hacia m�s de medio a�o que nadie me pon�a la mano encima... y no voy a
poner las cosas faciles al que quiera hacerlo de nuevo." Habia Odio en ella,
y comence a tener miedo de verdad... asi que a la Directora le gustaba poner a
unas de sus victimas contra otras, con el acicate de que si no lo hacian de un
modo lo suficientemente s�dico, se podr�an cambiar las tornas. No hacia falta
ser Freud para darse cuenta de que, si Daphne tenia que escoger entre pasarse o
quedarse corta...
ya se imaginan la opci�n que iba a escoger. A empellones me
oblig� a acercarme hacia la mesa de la Directora, y a arrodillame ante ella, sin
dejar de insultarme en ningun momento... "Ahora te vas a quedar bien
quietecita, so asquerosa, mientras cojo algunas cosas para hacer que no te
olvides f�cilmente de este rato, puta de mierda. ��Y no gires la cabeza sin mi
permiso!!". En ese momento no supe que tom� del armario de los "juguetes",
pero son� a met�lico, y la cosa no pintaba muy bi�n. "Como no quiero escuchar
tus chillidos de ardilla, vamos a ponerte algo en la boca... aunque no sea el
tipo de cosa que te gustaria tener. Pero ya tendras de esas, no te preocupes" Con esas duras palabras me coloc� una mordaza bucal de bola, quedando mi
boca grotescamente abierta, incapaz de articular palabra, y con la molestia de
babear continuamente. Adem�s las correas estaban tremendamente apretadas, de
modo que resultaban muy molestas. Recib� a continuaci�n una serie de golpes en
la nuca, sin motivo, solo porque le apetecia. Si, la "Dulce" Daphne no estaba
dispuesta a cambiar su papel de inflinguir dolor por el de sufrirlo. A
continuaci�n tom� una cadena, cuyos dos extremos acababan en pinzas. Mientras
re�a, coloc� una de las pinzas en mi pez�n derecho, donde apretaba y apretaba, y
yo no pod�a chillar de dolor... Pensaba que colocar�a la pinza restante en mi
otro pezon... pero en lugar de eso lo enganch� en uno de mis labios vaginales,
donde la sensaci�n de dolor fue, curiosamente, menos intensa que en mi pecho. Yo
me mov�, antes de ganarme otra reprimenda... recordandome lo que podria pasar si
no aceptaba mi castigo. Yo solo pude asentir, y permanecer lo mas quieta posible
mientras repet�a la maniobra con mi pecho izquierdo, y ese lado de mis labios
vaginales. La cadena era pesada par asu tama�o, y el peso de la misma tiraba
cruelmente de las pinzas met�licas, que gracias al cielo al menos ten�an un
acolchamiento que aliviaba en parte la tortura.
Daphne se apart� de mi para comprobar el efecto est�tico que
hab�a conseguido, como si fuese una escultora que se aleja unos metros de su
obra inacabada para juzgarla. Me volvi� a tomar del cabello, obligandome a girar
la cabeza y mirarla a la cara. Pas� los dedos por mis mejillas, apropiandose de
mis l�grimas como si fuesen un tesoro, lamiendolas despues... en ese momento me
di cuenta que estaba chiflada, que no lo hac�a porque le gustase o temiese los
castigos, sino porque estaba transtornada. Probablemente lo que habia visto y
experimentado durante su cautiverio la habian desequilibrado, y las irlandesas
siempre han tenido fama de no ser las personas m�s equilibradas del mundo. Lo
siguiente que not� fueron unas esposas en mi mu�eca derecha, y como mis manos
eran empujadas hacia delante. Pas� los grilletes tras la pata de la mesa junto a
la cual me encontraba, y los cerr� sobre mi otra mu�eca. Despu�s o� sus pasos
que se alejaban, como tomaba varios objetos del armario, que al menos no
parec�an met�licos. A veces una se conforma con muy poco. Como me dol�an las
pinzas, como tiraban de mis partes mas sensibles. Y la sensaci�n no remit�a. A
continuaci�n algo silb� en el aire... parecia una ca�a fina. Hend�a el aire con
un sonido agudo, un fiuuuuuuuuuuuushhhhhhhhhh que me pon�a la piel de gallina.
Me preguntaba donde llegar�a el golpe, me estremec�a cada vez que lo o�a. Esa
perra loca era una maestra en lo suyo. La carita de miedo que debia tener yo
entonces deb�a ser para los pervertidos que acud�an a las exhibiciones del
colegio algo mas gratificante que una pila de pelis x. Y al final el golpe
lleg�. Pero no en mis nalgas, espalda o muslos, sino en la planta del pie
izquierdo, que estaba expuesta en esa postura, al estar a cuatro patas. Como
doli�, y ese dolor unido a la sorpresa me hizo brincar hacia delante, y darme un
testazo contra la mesa. Viendo las estrellas, not� sus manos sobre mis hombros,
que me volv�an a colocar en la posici�n que ella deseaba. Y los golpes
continuaron llegando. Yo esperaba el siguiente en el otro pie... y fue en la
espalda... el siguiente en un brazo... en el pie en el que esperaba el segundo
golpe... en el mismo brazo...en un muslo. No se cuantos fueron. Entre el dolor
hirviente de esos golpes, la tortura que no remit�a en intensidad de las pinzas,
y el no saber donde iba a caer el siguiente, me cre� enloquecer.
Ten�a la cara llena de l�grimas, el cabello revuelto, sent�a
los pezones como si midiesen 20 ctms, y los golpes seguian cayendo, a intervalos
irregulares, imposibles de predecir. Entonces escuch� una risa s�dica, y no
entend� el porque, a la vez que o�a un sonido que no identifiqu� al principio...
hasta que comence a sentir el calor y la humedad en mis muslos. Dios mio, me
habia orinado encima sin haberme dado cuenta... al menos habia ido al ba�o 15
minutos antes de haber salido de mi cuarto, asi que no era mucha cantidad...
Tem� la reacci�n de la Directora, pero ella no dijo nada. Mir� al suelo,
efectivamente, me habia orinado en la alfombra... mir� en su direcci�n, pero
extra�amente, no dijo nada, no hizo ning�n gesto. Eso debi� hacer gracia a mi
"Castigadora", ya que dej� de golpearme con la vara. Tom� en su lugar una paleta
ancha y pesada, con la que comenz� a golpearme las nalgas. Comparada con la
vara, esos golpes ritmicos contra mis posaderas eran una liberaci�n. Dol�an,
pero comparado con lo que sent�a en mi sexo y pezones era poca cosa. Por suerte,
estos comenzaron a adormilarse debido a la falta de riego sanguineo, asi que la
cosa era soportable. Cuando se cans� de golpearme con ese instrumento, me
aplast� la cara contra el suelo, y tomandome de los tobillos me separo las
piernas todo lo que pude. Note sus manos rozando la cara interna de mis muslos,
aun humedos, y despu�s me dio a lamer sus dedos, lo que hizo ensalivandolos a
conciencia; ya que un ramalazo de intuici�n me hizo presentir lo que venia a
continuaci�n. Separandome los labios de mi sexo con una mano, procedi� a
insertar tres dedos a la vez. Y yo estaba casi seca, me rozaba y dol�a. Los
movimientos intensificaban el dolor de las pinzas de mi sexo, mientras esos
dedos entraban y sal�an. Yo gru�ia, no pod�a ni chillar para aliviarme, debido a
la mordaza...
Debi� dedicarse a esa tarea cosa de diez minutos, para cuando
termin� mis paredes vaginales ya estaban secretando como locas para disminuir el
impacto de esa agresi�n, y me tenia cedida. Lo siguiente que not� fue como algo
gelatinoso golpeaba suavemente mi nalga izquierda... y temerosa lo mir�. Era un
consolador de dimensiones gigantescas, una polla aun mayor que la del negro que
me habia usado, atada sobre el escenario de la sala de conferencias. Me deb�
poner blanca, aunque no me sorprendi� demasiado encontrar una animalada as�. Lo
pas� un par de minutos por mi espalda, nalgas y muslos, antes de retirarlo. A
continuaci�n repiti� la misma operaci�n con otro, este de las dimensiones de un
pene grandecito pero m�s normal. Y entonces, muy dulcemente, se dirigi� a mi.
Ahora, so guarra, vas a escoger. A ese amorcito negro le
llamo Motumbo, y es todo un caballero, �no crees ?. El segundo lo llamo Manfred,
y no se puede comparar, aunque es tambi�n algo considerable. Mientras
hablaba me iba quitado las correas de la mordaza, hasta que quede libre de
ella... Ten�a la boca llena de saliva, y de nuevo pod�a respirar por la boca, lo
que hice con agrado. Lo que no esperaba es el tir�n que di� de repente a las
cadenas, con lo que las pinzas me torturaron aun mas, y crei que me hab�a
arrancado algo. Ca� al suelo de la impresi�n y la sorpresa, lo que Daphne
aprovech� para sentarse encima mio. Y no pesaba como una pluma. Tienes que
escoger uno de los dos, el Poder del Africa negra, o la Polla de Manfred.
Pero...shhhh..piensalo bi�n. Porque Motumbo es un salvaje muy b�sico y solo
quiere tu conejito...�am �am, pero Manfred es un Europeo m�s sofisticado... al
que le van los culos. Asi que piensatelo bien. Joderrrrrrrrrr, esa cosa
negra era tremenda, pero no podia permitirme que esa irlandesa loca me reventase
el culo, bastante mal lo habia pasado ya, y bien sabia yo que aun no habia
curado del todo. Asi que en voz bajita le ped� que usase a Motumbo. Me di� unas
palmaditas, y tom� esa cosa... mientras durante unos instantes nos miramos. Y
habia Odio en ambas miradas, no solo en la suya. Entonces Ernestina repar� en mi
expresi�n, e intervino. Antes de que Motumbo entrase en mi cuerpo, la Directora
mand� que se retirase, y volviese a su cuarto. El rostro de Daphne revel�
sorpresa pero, bien entrenada, se retir� con prontitud, tras lanzarme una �ltima
mirada amenazadora. Una vez solas, fui liberada de las pinzas, cadenas y
grilletes. Durante varios minutos no pude pensar ni razonar, al volver la sangre
a las zonas pinzadas, haciendome verlo todo rojo. Ten�a las nalgas completamente
doloridas, y como sensaci�n de quemadura alli donde la vara me hab�a golpeado.
Ernestina aguard� a que me recuperase, antes de hablar.
Bueno, Teresa, ya has comprobado que en este lugar has de
ocupar un lugar. Casstigar o ser castigada. La posici�n digamos m�s activa no te
va a librar de sufrir dolor y humillaci�n, pero mientras lo hagas bien te
ahorraras muchos problemas. Boldbricker ha hablado muy bi�n de ti... y he
comprobado que has hecho muchos progresos. No se que podremos hacer de ti...
esta claro que tienes madera para ser una buena sumisa, y es la opci�n mas
segura para ti. Sufriras abuso, tortura y escarnio, pero una esclava receptora
de atenciones tiene menos oportunidades para cometer fallos, digamos graves. Le
basta con aguantar... como ya has comprobado. El papel m�s activo puede parecer
m�s facil... pero si aburres o te haces repetitiva, el castigo final puede ser
mucho mayor. Daphne ha sido mi favorita durante meses... pero se ha vuelto
comoda, carente de imaginaci�n. Se limita a azotar y emplear consoladores
descomunales. Aburre, es el tipo de cosas que una espera encontrar en una
pelicula barata. Asi que, querida, ma�ana por la noche hay Sesi�n con invitados.
Tu y Daphne participareis. Si lo deseas, puedes ser sujeto de sus atenciones
durante de 50 a 55 minutos. O si te ves capaz, puedes hacer que ella ocupe tu
lugar, y llevar las riendas de la actuaci�n. Eso puede ser bueno para ti si lo
haces bien, o muy malo si lo haces mal. Decide, tienes tiempo. Cuando ma�ana
subas a la palestra, deberas optar entre aceptar las cadenas o empu�ar la vara
de castigo. Un paso importante para ti. Ahora puedes vestirte y volver a tu
cuarto.
Yo asi lo hice, dolorida y caminando de puntillas para no
apoyar las plantas de los pies en el suelo. No hizo menci�n a la alfombra que
hab�a manchado, lo que me pareci� muy alarmante, aunque parezca un detalle
menor. Las palabras de la Directora resonaban en mi cabeza... debia tomar una
decisi�n, y no parecia que ninguno de los caminos fuese sencillo. �Encontraria
la fuerza en mi interior para torturar a otras, tan inocentes como yo, sin
volverme loca por el camino?. �No seria mejor aceptar el dolor, pero saber que
mis manos estaban limpias de dolor ajeno?. Esa noche no iba a ser capaz de
dormir mucho...
ESTIMADOS LECTORES, DEJO EN SUS MANOS LA ELECCION QUE TOMAR�
TERESA. DENTRO DE, DIGAMOS, UNOS DIEZ DIAS, REVISARE SUS OPINIONES ( SI ES QUE
HAY ALGUNA ) . Y OPTAR� POR LO QUE USTEDES DECIDAN.
Relato: El Internado de Sandhurst, 06
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