Relato: MI SEGUNDA EXPERIENCIA CON MI AMIGA MARISA
Como les comente en mi publicaci�n anterior, MI PRIMERA EXPERIENCIA, PERO NO LA ULTIMA, Marisa y yo trabajamos ocasionalmente juntas en su peque�o restaurante, justo donde tuvimos nuestro primer encuentro (gracias a la iniciativa de mi amiga). Pues bien, nuestro siguiente encuentro fue nada menos que en mi casa, �pueden imaginar eso?, a mi nunca se me hubiera ocurrido que bajo mi mismo techo tendr�a relaciones sexuales con una de mis mejores amigas, y menos despu�s de lo que paso la primera vez, que me quede con un sentimiento extra�o que iba de la angustia, la culpabilidad, el placer y el deseo.
El caso es que Marisa hab�a sido invitada a una boda dentro de un par de semanas, y me dijo que no ten�a dinero para comprar un vestido. Le dije que no ten�a necesidad de hacerlo, que con gusto yo le prestar�a uno, despu�s de todo somos pr�cticamente de la misma talla.
Acordamos que ir�a a mi casa a desayunar el jueves, ya que ese d�a mis hijos estar�an todo el d�a en la universidad, y Mauricio, mi marido saldr�a de la ciudad por motivos de trabajo desde el mi�rcoles.
Marisa llego puntualmente a la cita a mi casa; desayunamos, platicamos sobre mil temas, especialmente la boda a la que le hab�an invitado, etc. Subimos a mi habitaci�n pr�cticamente una hora despu�s del desayuno, e inmediatamente saque los vestidos de largo que calcule podr�an quedarle bien, no eran muchos, pero eran suficientes para que ella escogiera alguno.
Le suger� que para que no estuviera batallando se quedara en pantys, as� no perder�a tiempo en probar un vestido de tras de otro. Ella accedi�, pues le sonaba muy l�gico. En verdad les digo que mi recomendaci�n no iba con otra intenci�n. �Ni pensarlo!, yo segu�a con algo de temor despu�s de nuestra experiencia anterior.
Marisa se probo un vestido rojo, de hecho uno de mis favoritos, y note que le quedaba muy bien, tan bien que me dio envidia. Llegue a dudar que a mi me cerrara, as� que le dije;
-Tambi�n me lo voy a probar yo, me preocupa que haya subido de peso y no quede ya.
En cuanto Marisa se saco el vestido me lo paso, yo ya estaba en la misma desnudes que ella (solo en pantys), me prob� la prenda y �sorpresa!, me quedo magn�ficamente, en serio que me emocione tanto que le dije a mi amiga que ese era el indicado para lo luciera durante la boda. Hecho esto me sent� en la cama mientras ella pon�a el vestido en un gancho y lo met�a en la bolsa protectora. Cuando termino lo hizo a un lado y se sent� junto a mi y me dijo:
-Ang�lica eres la mejor amiga del mundo, mil gracias por ayudarme a con tu guardarropa.
Acto seguido me dio un abrazo. Pude sentir la suavidad de sus pechos junto sobre mi cuerpo. Inmediatamente llegaron a mi cabeza las im�genes que guardaba de nuestro encuentro en el tapanco de su restaurante. Acerco sus labios a los m�os y me beso. Una corriente el�ctrica recorri� mi espalda y mi reacci�n no se hizo esperar, respond� al beso con la misma intensidad, y nos dejamos caer en la cama. Ah� est�bamos las dos; abrazadas, bes�ndonos los labios sin m�s prendas que nuestras pantys y zapatos.
Fue en ese momento cuando me di cuenta lo mucho que anhelaba estar as� con Marisa; sentir su piel, su aroma, sus manos. Ella separo sus labios, pero no su rostro del m�o, y me pregunto:
- Creo que por pena de las dos, no hemos comentado nada de lo que paso en el tapanco. Me gustar�a saber que te quedaste pensando de mi despu�s de eso.
Pasaron mil cosas por mi cabeza, pero mi respuesta no se hizo esperar:
-Me encanto. Siento algo de pena, pero en verdad que muy lindo estar as� contigo. Ahora estoy nuevamente temerosa, pero no me importa porque se que me encantas y te deseo.
Apenas termine de hablar me beso con m�s fuerza, y empez� a bajar mi panty con mucho �mpetu, casi con desesperaci�n. Me saque los zapatos que cayeron al piso, y ella pudo liberar sin mayor problema mi calzoncillo. Aprovecho que estaba parada para deshacerse de sus pantys tambi�n, acerco mi cadera a la orilla de la cama, se arrodillo en el piso y empez� a chuparme entre las piernas. �QUE MARAVILLA!, ya extra�aba sus besos, y su lengua en mi vagina. Acariciaba mis labios externos con la su lengua, y de vez en vez la met�a en mi orificio. Yo estaba tan h�meda que pod�a sentir ligeros escurrimientos de mis fluidos mezclados con su saliva. El aliento de Marisa era especialmente caliente, casi quemaba cuando atacaba mi vulva con su boca. En determinado momento ella levanto m�s mis piernas, de tal modo que mi ano tambi�n quedara expuesto. �C�mo describir la sensaci�n de su lengua en mi peque�o orificio. Lo estaba lubricando directamente con su lengua, la cual met�a y sacaba a un ritmo especial.
De forma instintiva me coloque a gatas, as� su lengua entrar�a mejor. Ella entendi� el mensaje, y al mismo tiempo que introduc�a su lengua en mi ano, me met�a un par de dedos en mi vagina. La sensaci�n era maravillosa. Despu�s de unos momentos me incorpore, de tal forma que quedamos ambas de rodillas, mi espalda contra su pecho, gire la cabeza y la bese en los labios. Marisa se sonr�o, y me dijo:
-Es una lastima que no haya venido preparada con un pepino. Jajajajaja
Yo tambi�n me re�, porque ten�a algo que pod�a ayudar para compensar ese descuido. Me puse de pie y camine hasta mi closet, saque una peque�a maleta donde guardo algunos objetos interesantes, y la puse sobre la cama.
-�Qu� tienes ah�?- pregunto Marisa mientras hurgaba en la maleta-
- Son juguetes que me ha comprado Mauricio. Los usamos en nuestra intimidad, pero por favor, no vayas a pensar mal. Yo no tengo la costumbre de usarlos sola. Me gusta disfrutarlos con �l, y ahora podemos usarlos nosotras.
Entre todos los dildos y vibradores (seis aproximadamente) eleg� la m�s reciente adquisici�n, uno juguete negro de aproximadamente 30cms de largo y 7 cms de ancho. Tiene una forma de �L�, pues sobre el dildo hay una perilla, un poco menos largo, pero mucho m�s ancho. Cuando este juguete se enciende vibra con fuerza y a diferentes ritmos, seg�n la intensidad que se le marque.
Marisa me miro maliciosamente, tomo el dildo y lo paso por entre mis piernas, al mismo tiempo que me dec�a:
-�Ya jugaste con �l?.
- No, a�n no. Mauricio lo compro hace unos meses, pero no hemos tenido oportunidad.
-�Te gustar�a que lo prob�ramos?, Se ve rico.
-�Claro!, Aqu� hay lubricante.
Marisa tomo una buena cantidad de lubricante y lo unto en ambas puntas del dildo, lo froto, y lo volvi� a pasar por entre mis piernas. Yo empec� a sudar, no se si de miedo o de emoci�n, pero ya estaba lo suficientemente excitada que no pod�a hacerme para atr�s. Ayude a mi amiga a facilitar la entrada de la peque�a pera en su vagina, y pens� que la mejor manera de hacerlo era chupando su entre pierna. Ah� estaba otra vez ese extra�o sabor y olor agridulce. Nunca lo he podido relacionar con nada, es �nico, especial delicioso, no hay palabras para describir la sensaci�n de ese liquido femenino en mi boca. Tome el dildo, e introduje la pera en la vagina de Marisa que ya estaba m�s que h�meda, podr�a decir que el calificativo correcto era empapada. Una vez dentro la perilla en Marisa, se pod�a ver como sobresal�a de frente los treinta cent�metros de vibrador. Me acerque y lo encend�. La reacci�n de mi amiga no se hizo esperar, emiti� un pujido de placer y cerro los ojos.
-Que ricura � dec�a- ac�rcate y b�same.
As� lo hice. Me coloque frente a ella, la bese y ella puso el dildo, que estaba vibrando, entre mis piernas. �Que sensaci�n m�s deliciosa!.
As� nos mantuvimos por unos momentos, no quer�amos perder detalles de la sensaci�n, hasta que Marisa quiso ir un poco m�s lejos. Se separo de mi, me giro, empujo mi espalda hac�a debajo de tal modo que yo quedara a gatas y mis nalgas levantadas. Apoyo su mano en mi espalda, y ejerci� presi�n para que no me enderezara. Se acerco hac�a mi y apunto la punta del juguete a la entrada de mi vagina. La vibraci�n provocaba que me humedeciera m�s de lo que ya estaba, y eso que aun no entraba. Empez� a empujar poco a poco. Yo sent�a como mis labios vaginales iban abriendo paso al ancho del dildo, no pod�a evitar gemir. EL juguete me estaba entrando lentamente, tan lento, que parec�a infinito. Supe que llego al fondo cuando topo con mi pared interna, fue entonces cuando me sorprend�, ten�a dentro de mi 30 cms de vibrador que se agitaba deliciosamente. Ahora segu�a el turno a la rutina de entrar y salir.
Cada vez que Marisa jalaba hac�a afuera ella gem�a a causa de que la esfera que ten�a dentro y vibraba, se pegaba a su punto �G�, y cada vez que lo empujaba hac�a adentro yo gem�a con furia. Este constante ir y venir entre las dos aumentaba al m�ximo nuestra excitaci�n.
La sensaci�n era indescriptible. Hab�a probado muchos de los juguetes que me compraba mi marido con �l, pero nunca lo hab�a hecho con una mujer. No pod�a contener mis fluidos, los sent�a correr por mis muslos. No tengo idea de cuantas veces Marisa me introdujo y saco ese falso falo de mi vagina. Mi concentraci�n cambio radicalmente en el momento que sent� un chorro de lubricante caer sobre mi ano, el cual estaba expuesto totalmente hac�a mi amiga, la cual empez� a frotar el liquido con sus dedos contra mi hoyito. De una forma magistral Marisa se las arreglo para n perder el ritmo con el vibrador, al mismo tiempo que me introduc�a un dedo por el ano. �QUE SENSACION!, nunca hab�a experimentad algo as�. El juego que hicimos tiempo atr�s con los pepinos en su restaurante era alucinante, y esta nueva experiencia no era menor.
Mi esf�nter estaba totalmente dilatada, pues el roce de los dedos de Marisa lo hab�an obligado a abrirse. �Y Ahora?, �qu� m�s podr�a disfrutar?, en eso escucho a Marisa decir:
-Angie, se me esta ocurriendo algo. Por favor av�same si te molesta.
No alcance a preguntar �qu� es? cuando sent� como el dildo abandonaba mi vagina y era recargado a la entrada de mi ano. En un sostenido empuj�n, Marisa me meti�, no se cuanto, desconozco si fueron cinco o diez o quince cent�metros. Lo que si se es que la resistencia natural de mi esf�nter para recibir ese grosor no se hizo esperar. Sent� dolor y un ardor. Me acorde de inmediato cuando mi querida amiga hizo la misma operaci�n con un pepino en su restaurante. Emit� un lamento seco, un gemido que ven�a desde mis entra�a. Me quede quieta, con esa extra�a sensaci�n entre miedo a ser desgarrada y valor a ser pose�da. Marisa detuvo el empuje solo para preguntarme:
-�Estas bien?, �te lastime?
No quise contestarle, prefer� sorprenderla, y cr�anlo o no, mi excitaci�n era tan grande que hice lo impensable. Nunca, en mi vida, me hubiera imaginado que ser�a capaz de algo as�. Mi muslos escurr�an mis fluidos a causa de que hab�a tenido un orgasmo, pero quer�a m�s, as� que�.me lance para atr�s con cuidado, pero con determinaci�n y fuerza �aggggghhhhhhhhhhh! de un solo impulso me met� el resto del dildo en el ano. Marisa solo atino a decir:
-�QU� HACES?, �estas loca!
Y si, loca de placer. Con el dildo totalmente dentro me quede unos momentos quietecita, asimilando lo que hab�a hecho y las deliciosas consecuencias. Yo misma tome en esos momentos la decisi�n de iniciar el juego de �mete y saca�, pero ahora en mi ano. Este juego duro un largo rato.
Le ped� a Marisa que pusiera m�s lubricante en la herramienta, as� lo hizo y entre el fr�o del lubricante y el calor de mi ano, no pude contenerme y me vine una vez m�s, pero con fuerza de cascada.
Estaba agotada, no pod�a moverme. Me quede a gatas, con las nalgas expuestas, el ano aun invadido por ese maravilloso objeto, y solo atine a decirle a mi amiga:
-Marisa�haz conmigo lo que quieras, ya no puedo moverme.
Mi amiga me deparaba una sorpresa �incre�ble!. Se sac� la perilla de la vagina, pero dejo el dildo dentro de mi ano, y lo empez� a mover en c�rculos, al mismo tiempo que empez� a chuparme la vulva. De repente se paro sobre la cama, puso un pie a cada uno de mis costados y mientras se masturbaba dejo caer sobre mi espalda una lluvia de su caliente fluido. �ESO ES INCREIBLE!, no sab�a que eso se pod�a dar.
Mi espalda chorreaba el agua de Marisa, y por mis muslos aun chorreaba la m�a.
Marisa se dejo caer en la cama, y me ayudo a retirar el juguete de mi ano, el cual quedo con una dilataci�n �enorme!, pero para que son las amigas sino para consolarnos entre nosotras. Sent� la mano protectora de Marisa que me untaba crema suavizadora en mi esf�nter, con mucho cuidado, aunque no dejo de aprovechar para meterme un dedo o dos mientras me lo masajea.
Terminamos el encuentro en la regadera. Envolvimos muy bien el vestido que le hab�a prestado, y mi amiga se fue a preparar la apertura de su restaurante.
Confieso que no se si hago bien en haberles platicado mis dos (hasta ahora) encuentros lesbicos, pero por otro lado debo aceptar que los he disfrutado. Me gustar�a mucho, que al igual que Luisa, me hagan llegar sus comentarios y recomendaciones. Podr�amos intercambiar experiencias, aunque yo no tengo muchas, pero se que las ir� teniendo. Decid� abrir un nuevo correo electr�nico donde pueden ponerse en contacto conmigo.
Hoy empiezo a asumirme como una mujer bisexual. He aprendido que las experiencias con ambos sexos son diferentes y placenteras, que la apertura a este tipo de experiencias solo acrecenta la forma de vivir la vida.
Poder por escrito estas etapas me ha ayudado a no sentir, o por lo menos a sobrellevar, un sentimiento de culpabilidad.
Tambi�n les dejo claro que por razones obvias, y por protecci�n de aquellas personas a las que quiero y amo, cambie los nombres de quienes forman parte de esta historia.
Besos a todos. Espero sus comentarios.