Hogar dulce hogar (VI y final)
Mi chica me ha ido llevando con tiento hacia una mayor
sumisi�n hacia ella y ha conseguido que apure el gozo de mi humillaci�n como
la miel del placer, del gozo de ser y convertirme en un cornudo sumiso. Feliz.
Muy feliz, porque yo la quiero tanto que cuando despu�s de pasar toda la noche
follando con su amante, �l ya no puede m�s, me acerco de arrodillas a la cama,
me meto su polla en la boca y se la chupo para que se anime de nuevo, mientras
le suplico que, por favor, se folle a mi novia. Y a �l se le empina de
inmediato y vuelve a follarla mientras yo me quedo extasiado con la cara de
felicidad de mi novia.
Y mientras se la folla �l me va comentado como est� el co�o
de mi chica, el co�o que yo no cato, y c�mo se lo folla, y que, por ejemplo,
lo encuentra muy jugoso, pero muy apretado porque ella lo cierra para
apretarlo a �l m�s y darle as� m�s placer; y que poco a poco su polla se va
resbalando porque ella se est� poniendo m�s y m�s jugosa, en su salsa, porque
est� muy buena, tiene un co�o muy hermoso y ella sabe adem�s follar muy bien y
darle gusto a los machos.
- A los machos con polla, cornudo, -me aclara ella-, no a
ti que s�lo tienes pito y que no te mereces follar a una hembra como yo.
Eso me dec�a a m�, aunque a �l le dec�a otras cosas.
- S�, f�llame, as�, soy tu puta, tu perra, tu zorra.
Y es cierto, porque no recuerdo cuando fue la �ltima vez
que la folle (que ella me foll�), ya que cuando ella me quiere dar alg�n
placer y me permite que me corra lo hace foll�ndose mi culo con un strampon
dildo mientras me masturba, o abofete�ndome mientras yo me pajeo, o
masturb�ndome con los pies, o coloc�ndome a cuatro patas sobre una mesa y
orde��ndome sobre un vaso, mientras me da zapatillazos en el culo porque me
tiene dicho que para mi el placer y el dolor van muy unidos, son indisociables
y no puedo tener nunca lo uno sin lo otro.
Por eso el otro d�a ella quiso llegar a m�s y me llam� a su
lado. Y yo me arrodille entre sus muslos mientras que ella andaba sentada en
el sof� de la sala y me dijo que necesitaba llegar a m�s, que necesitaba
llevarme m�s lejos en mi sumisi�n a ella y en mi aceptaci�n de que soy un
cornudo humillado.
- Necesito ver y sentir como te azota mi macho y c�mo t�
tiene el pito duro mientras lo hace �Aceptas?
Y yo cabecee y dije que s�, que aceptaba
- �Qu� aceptas?
- Que tu macho me azote el culo.
- Supl�camelo
- Carolina, te suplico que tu macho me azote el culo
Y entonces lo llamo y cuando este hubo llegado, ella se
apoy� de pie contra la pared, me llam� junto a ella, se abraz� a m�, mientras
me acariciaba el culo, lo pellizcaba, lo tanteaba y lo volv�a a aciciar.
- Azota al cornudo �le dijo a su amante.
Y sent� el primer trallazo en el culo mientras sus pechos
se clavaban en mis pechos y su baca me chupaba el cullo y me dec�a que me
quer�a.
- Az�talo otra vez �le dijo a su amante
Y not� el segundo trallazo en el culo, mientras que ella
segu�a bes�ndome y lami�ndome los labios, el cuello, la boca.
- Azota al cornudo otra vez �le volvi� a decir a su macho
Y volv� a sentir el trallazo de la correa, mientras mi pito
apuntaba ya directamente a su co�o y ella me sonre�a y me besaba, llena de
felicidad porque hab�a conseguido su prop�sito. As� es que me la cogi�, se la
meti� en su co�o y me dijo a m� que me autorizaba a que me corriera y a su
amante que siguiera azot�ndome.
Y entre correazos de su macho y sus besos, me corr�
abrazado a ella, foll�ndola por fin mientras que ella tambi�n gozaba al verme
all� humillado y azotado por su amante, s�, pero gozando como un perfecto
cornudo.
- Te quiero -me dijo, mientras me besaba
Y es verdad que me quiere porque luego, por la noche, me
oblig� a que metiera mi cabeza entre sus muslos, dejara mi cara apoyada en su
co�o y pasara as� todo la noche, durmiendo con mi cabeza sobre su co�o,
sabiendo a ella, a su sexo, sinti�ndola hasta en lo m�s hondo.
Y al d�a siguiente me despert� con la cara metida en su
co�o y la despert� lami�ndoselo. Luego me puse las braguitas que ella se hab�a
quitado como en norma en m�, me coloqu� el delantalito de doncella francesa y
me fui a preparar el desayuno, y cuando llamaron a la puerta me puse la bata y
fui a abrir y dej� pasar a su amante. Ella sali� entonces de la habitaci�n y
se abraz� a �l, mientras que yo me quedaba en un segundo plano. Pero entonces
ella se vino hac�a m� y me quit� la bata para dejarme ante su macho como lo
que soy: un cornudo consentido sumiso que luce todo el d�a por la casa unas
braguitas tanga transparente y un delantalito de doncella francesa que permite
que se me pueda meter mano en el culo y en mi polla, con suma facilidad. Ella
me exhibi� as� delante de su amante y luego se fueron a follar a nuestra cama.
Y como es habitual, yo me arrodill� frente a la cama, coloqu� las manos en la
espalda y me dispuse a contemplar como ella, una vez m�s, me hac�a cornudo,
muy cornudo.
Aunque antes, eso tambi�n, ella me oblig� a lamerle el co�o
para excitarla para el "otro" y luego me apart� para que mi lugar lo ocupara
su macho.
- Deja el lugar para un macho de verdad, cornudo, que me
folle como t� no sabes hacer �me dijo colocando su mano sobre mi cabeza.
Y yo me apart� y me puse de rodillas, como es habitual en
m�, en mi condici�n. Luego, cuando se corrieron, ella se levant�, me cogi� de
la mano, me arrodill� ante su polla y me oblig� a que la besara y le diera las
gracias por haberme hecho cornudo. Y yo se la bes�, le di las gracias y cuando
me iba a apartar ella me orden� que se la chupara. Y se la chupe hasta que �l
se volvi� a excitar y entonces volvieron a follar.
�ltimamente y para completar mi formaci�n como cornudo
sumiso, Carolina invita a casa a su amiga Eva y mientras que ella se acuesta
con su amante en nuestra cama de matrimonio, su amiga se sienta en una butaca,
me dobla sobre sus muslazos y me azota el culo con una zapatilla.
- Mira a la cama, cornudo �me dice-, mira como tu amada
chica goza con otro macho mejor que t�; mira como �l la hace gozar, gritar de
placer, retorcerse y suplicar que quiere m�s polla, que la folle m�s y m�s.
Y yo all�, doblado sobre sus mulazos, sintiendo en mi polla
sus muslos, veo como, efectivamente, mi mujer rodea con sus muslos las
costillas de su amante y lo espolea para que la folle m�s y mejor, mientras
ella gime, suspira, grita y besa a su macho en los labios con una pasi�n
inusitada y yo comprendo que la quiero con un amor que est� por encima del
bien y del mal, porque es una entrega absoluta a ella para que me modele de
nuevo como si fuera arcilla, para que me haga a tu gusto, para que me vac�e de
mi y me llenes de ella y me convierta en su cornudo sumiso que s�lo aspira a
ser un instrumento de su placer.
Y ella me mira y me sonr�e con dulzura para darme a
entender que tambi�n me quiere, que tambi�n me ama. Y as� lo dejamos entrever
en la p�gina web
en la que he de contar, a partir
de hora, nuestra relaci�n en forma de un diario que he de escribir todas las
noches para llev�rselo al d�a siguiente a la cama, junto al desayuno que todos
los d�as tengo el placer de prepararle y de llevarle luego a la cama, ataviado
con mis braguitas tanga transparentes y mi delantalito de doncella francesa. Y
tan feliz.