Mi hijo, mi Amo, me ha encargado que, mientras el prepara a
su hermana, cuente lo que va a ser nuestro d�a de hoy. No se si podr� en tan
poco tiempo.
Mi Amo me acaba de preparar y acicalar a mi. Primero me ha
repasado la depilaci�n con gran esmero, consecuencia de lo cual luzco un suave,
delicioso y aromatizado pubis donde destacan mis prominentes labios exteriores
bien cerrados, sin asomo de los interiores.
De entre mis joyas ha seleccionado y me ha colocado en las
perforaciones de los pezones y del cl�toris los anillos de titanio m�s gruesos
de mi colecci�n. En las perforaciones de los labios me ha colocado dos candados
cerrados ya que hoy solamente se usar� mi ano. Tambi�n me ha puesto el collar y
las pulseras de acero que, cuando salgamos de casa, ser�n trabadas a las bandas
de cuero que llevo en los muslos. Atar� sendas cadenas a los anillos del
cl�toris de cada una y as� nos conducir� a la fiesta y nos presentar� a sus
amigos que nos usar�n.
Llevo tambi�n unas medias negras sin portaligas y unos
zapatos de alto tac�n. As�, pese a mi enorme barriga de ocho meses me encuentro
soberbia y apetecible a mis 44 a�os de edad. Mirando mis plet�ricos pechos
hinchados por las hormonas que producir�n mi leche y rodeados en su base por una
bande de acero para erguirlos y proyectarlos hacia adelante me siento m�s joven
que hace diez a�os. Estoy orgullosa y nada arrepentida de haber accedido a ser
esclava sexual de mi hijo y luzco con placer el ancho anillo met�lico que lo
proclama. es la �nica joya que llevo en mis cuidadas manos, con sus u�as largas
y lacadas en rojo por �l mismo con todo esmero. Mi vida ha vuelto a renacer
despu�s del divorcio.
El Amo est� ahora acicalando a su hermana, mi hija, que
tambi�n est� pre�ada. No no, nuestros hijos no ser�n suyos. �l nos hizo pre�ar
por el esclavo de su amante. Su amante es una mujer negra hermos�sima que tiene
un esclavo tambi�n negro, nos llev� durante una semana a la casa de ella para
cruzarnos con el esclavo. Este nos follaba alternativamente a cada una solamente
en la vagina y depositando su esperma �ntegramente en el interior. Tras cada
coyunda, en la que nos estaba prohibido alcanzar el orgasmo, eramos taponadas
para retener el semen y colgadas de los pies para facilitar la fecundaci�n. Poco
despu�s supimos casi al un�sono que nuestro embarazo se hab�a logrado, por lo
que nuestros hijos nacer�n casi al mismo tiempo.
Como ser�n mulatos, mi hija, casada, tendr� alg�n apuro por
la imagen de su marido, pero �ste, cornudo vocacional, no creo que se inquiete.
Probablemente le satisfaga que la gente compruebe su extrema cornamenta. De
hecho lo que m�s le gusta es que mi hija le cuente con todo detalle los usos a
que nos somete el Amo.
El amo est� colocando a mi hija unos resortes en las
perforaciones de los pezones que estiran �ste apoy�ndose en una arandela que
rodea las ar�olas. Son inc�modos y dolorosos para la esclava, pero enormemente
atractivos para nuestros usuarios. A ella no le ha clausurado el co�o, le
permitir� follar por ah�. Aunque a mi no me lo consienta nos permitir� tener
orgasmos a las dos y por eso estamos la mar de felices e impacientes.
Nos ha contado que en la fiesta estar�n dos matrimonios y
ocho hombres m�s. Tambi�n estar� su amante negra. Ojal� que ella me folle, es
deliciosa y sabe manejar cualquier cuerpo para que obtenga placer mediante el
dolor. Siempre estoy deseando que me torture ella. La idea del amo es una org�a,
con juegos sado incluidos, zoofilia y lluvia dorada que tendr� como condici�n el
que todos los hombres eyaculen dentro de mi ano. Esther, mi hija, como reverso
del uso de su vagina, no tendr� derecho a semen por ning�n agujero.
Para prepararme, me insert� anoche un tap�n anal de gran
grosor y expandible mediante un mecanismo que ajustaba cada dos horas. Ahora,
despu�s de los dos enemas que me ha puesto para limpiar mis intestinos y de
desatascarme entre uno y otro con una larga varilla provista de una bola del
tama�o de las de tenis que empujaba profundamente y sacaba de mi interior, tengo
el intestino perfectamente dispuesto al uso. Su dilatada entrada ha sido
lubricada debidamente con un aceite con sabor a jugos vaginales. Nuestros jugos
vaginales saben muy bien, pues el nos suministra todos los d�as una poci�n para
ese efecto.
El Amo espera que mi dilatado culo permita la inserci�n de
las pollas semierectas para que me puedan orinar en el interior y me
enorgullezca de servir de letrina por donde es m�s adecuado, y no por la boca
como se hace habitualmente. Ya se sabe que una polla erecta es casi imposible
que pueda orinar.
Contando esto se me est� mojando la entrepierna. No he tenido
m�s remedio que levantarme e ir a mirarme en el espejo para convencerme de mi
hermosa planta con mi barriga que todos acariciar�n. A la amante del Amo le
gusta mucho sobarmela despu�s de flagelarme el cl�toris o los pechos.
Ya casi no me da tiempo a escribir m�s porque el amo ya ha
terminado con mi hermosa hija. Ahora querr� ponernos juntas para examinar su
obra. Despu�s nos enganchar� las cadenas a los anillos de los cl�toris y as�
desnudas nos llevar� al garaje donde nos introducir� en las dos jaulas de viaje
que posee la furgoneta con cristales tintados. Antes de meternos en las
ajustadas jaulas nos amordazar� y trabar� por nuestros collares y pulseras para
inmovilizarnos en la postura m�s inc�moda posible. Probablemente tambi�n nos
tapone los agujeros con globos inflados al m�ximo que permitan nuestros
conductos. As� mantendremos la abertura c�moda para las inserciones de las
pollas de nuestros usuarios.
FIN.
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