DESPERTAR A LOS 40 � IV
Mi despertar tan fulgurante a los cuarenta, me continuaba entregando grandes
sorpresas, que me no me permit�an volver atr�s.
Viviana.
En la medida que fueron transcurriendo los d�as las visitas
de Jos� Miguel a mi apartamento se fueron haciendo m�s distantes, no as� las de
su hija Soledad, que me ha declarado abiertamente su amor, lo que nos hac�a
compartir momentos plenos de belleza plat�nica. Me sent�a fuertemente atra�da
hacia la muchacha, cuando est�bamos juntas me era irresistible el mimarla y
hacer vibrar su joven y generoso cuerpo, ella me correspond�a de maravillas,
eran momentos plenos de felicidad y placer. Soledad, no pudo seguir guard�ndome
su �ntimo secreto y me ha confesado que ha iniciado una activa vida sexual con
Jos� Miguel, para ello han aprovechado las horas de la noche en que su enferma
madre, se duerme a eso de la diez, donde le dan sus ultimas medicinas y sus
comprimidos para dormir. Una vez cerciorado su dormir, dan paso a su incestuosa
uni�n.
Hace algunos d�as han internado en una Cl�nica a la madre de
Soledad y eso nos ha limitado tambi�n el vernos como antes, Jos� Miguel est� muy
consternado pues espera un desenlace y no puede hacer m�s. Hace tres semanas que
dej� de relacionarme con �l en la cama. Aveces le hecho de menos por todos los
placeres que me prodigaba y lo bien que me dejaba despu�s de nuestros fogosos
encuentros. Mi querida madrecita se ha adue�ado de mi eficiente consolador y
cuando hablamos por tel�fono me habla de los momentos maravillosos que le hace
pasar. Oscar me ha estado insistiendo en que participemos en un club de
intercambio, pero yo me he resistido ha hacerlo, aunque aveces soy presa de
fuertes excitaciones, por lo que siento la imperiosa necesidad de hacer el amor.
Esto tambi�n es nuevo para mi, pues antes no experimentaba tal sensaci�n.
En una de esas ocasiones, sol�a salir de casa para no pasarme
pel�culas y agobiarme. Ese d�a, sal� a eso del mediod�a donde mi pedicuro y
tambi�n aproveche de vitrinear un rato en un centro comercial, como siempre los
hombres se volv�an a mirarme y otros mas audaces me hac�an unas proposiciones
nada de santas, pero yo me hac�a la desentendida, aunque ya mis calzoncitos
mostraban los estragos de mi calentura. De improviso un tipo se detuvo frente a
mi tom�ndome de los hombros.
�Quien es esta hermosa mujer que pasea tan solitaria en
medio de esta selva?
�Sebasti�n � --- Que haces tu por aqu� --- le pregunt�
sorprendida, reconociendo de inmediato al joven con quien pas� una noche
fant�stica en mi casa de playa.
Voy rumbo a mi apartamento que se encuentra a dos cuadras
de ac� � Te invito a conocerlo.
�Oh, no por favor! --- le respond� algo confundida
Has almorzado, pues si no lo has hecho te invito a
almorzar, me insisti�.
Iba a pasar a tomar un refrigerium --- le dije --- con
una sonrisa, que �l la encontr� cautivadora.
Pues te acompa�o mientras yo tambi�n me sirvo algo
liviano.--- agreg� el apuesto muchacho.
Ingresamos a un restauran muy discreto eligiendo una mesa
semi oculta donde podr�amos conversar m�s tranquilos.
�Estas preciosa Viviana! --- me dijo tomando mis manos
--- para luego agregar --- Sabes que desde aquella maravillosa noche no te
he podido sacar de mi mente.
�Vamos hombre� --- Tu un muchacho joven y tan apuesto
como eres, te deben llover las mujeres j�venes y m�s guapas que yo. O sufres
de mamitis.
�Mamitis! --- �Qu� es eso?
Bueno son esos muchachos que gustan de las mujeres
maduras, pues se dice que la ven como el amor pasional que siempre han
sentido por su madre, pero que por moralidad y temor nunca se lo han podido
expresar, eso es "mamitis" o S�ndrome de Edipo.--- le repet� sonriente,
mientras el mozo se nos acercaba para tomarnos el pedido.
�A los treinta madura � --- �Qui�n te dijo eso? ---
porque yo no te calculo m�s a�os que esos.
Gracias por tu cumplido Sebasti�n, pero as� como t� me
ves, tengo 43 y dos hijos que con toda seguridad son mayores que tu. O sea
que yo perfectamente podr�a ser tu madrecita.
�Mamacita linda! --- No te puedo creer --- me respondi�
asombrado --- Mi madre tiene tu misma edad, pero es una gorda inmensa,
aunque le quiero mucho, pero si hubiese tenido tu figura, te prometo que de
todas manera habr�a cometido incesto.
La conversaci�n continuo muy amena por espacio de unos
treinta minutos, despu�s no pude resistirme a las s�plicas de Sebasti�n, que
notaba ansioso de m�, para que le acompa�ara hasta su apartamento , adem�s debo
reconocer que mi ya excitado cuerpo necesitaba imperiosamente descargar mis
tensiones sexuales acumuladas todos estos largos d�as de aptinencias y el
muchacho era la carta probada que mi cuerpo necesitaba.
En su espacioso apartamento me sent�a m�s segura que en el
restauran o en la calle. Al cerrarse la puerta Sebasti�n, no me dej� avanzar un
solo paso m�s, con desesperada locura, me abord� apasionadamente, me besaba
iracundo, mientras sus inquietas manos despu�s de recorrer todo mi cuerpo,
apuraron su ritmo en desabrochar mi blusa para luego quitar el brasier, quedando
mis ambicionadas tetas a disposici�n de su lasciva conducta.
Luego nos entregamos a una fornicaci�n llena de pasi�n y
lujuria, volv�a a sentirme como en la nubes, mis incontrolables orgasmos se
suced�an uno tras otro, cada cual mas exigente en la b�squeda de placer, mis
movimientos ondulantes de caderas y mis exigentes gemidos pidiendo m�s y m�s,
terminaban por llev�rmelo con todo, sintiendo como su deliciosa leche
bombardeaba el fondo de mi excitable �tero. Me sent�a maravillada con ese
muchacho que me hacia sentirme tan hembra y tan deseada, que yo lo disfrutaba a
"concho", como decimos en Chile.
Transcurrida la primera hora de sexo y pasi�n, intent�
decirle a Sebasti�n que hab�a llegado la hora de retirarme del apartamento, pero
�ste insistente me pidi� que me quedara quieta en la cama pues quer�a hablarme
de algo que no deseaba que pasara m�s tiempo sin expon�rmelo.
�Virginia , mira bien mi rostro? --- me dijo el joven,
impuls�ndome que me incorporara para satisfacer su petici�n.
Te estoy observando mi amor � respond� un tanto
intrigada.
.Mi rostro --- �No te es familiar? --- Prosigui� �l.
�Si!--- Le respond� --- Algo me llama la atenci�n de t�
lindo rostro, de esos ojos tan expresivos, desde que te vi esa noche en la
discoteca, confieso que algo de ti me fue muy familiar, pero me has hecho
gozar tanto, que he dejado de lado seguir escudri�ando, aunque te prometo
que esos ojitos tuyos desde esa noche no me fueron ajenos a mi memoria, pero
ahora estoy en blanco.
�Recuerdas a un matrimonio que hace algunos a�os vivi� en la
esquina sur de donde tu viv�as en la Avenida Pedro de Valdivia, en una casa de
dos pisos que despu�s demolieron para construir un Centro M�dico?.
Eran mis amigos los Harris. --- �Esp�rate! --- continu� : El
se llamaba Jefferson y ella Amalie y se marcharon a Florida U.S.A., y nunca m�s
he sabido de ellos, adem�s ten�an un peque�o que le dec�an "S. J". Ese peque�o
naci� con un mes de diferencia con mi hijo, yo le ayud� a amamantar hasta
pasados los ocho meses, pues a Amalie, se le cort� la leche a veinte d�as del
parto y a m� me sobraba y como nos hab�amos hecho tan amigas con Amalie, ella me
lo tra�a todos los d�as y yo gozaba viendo a cada uno pegado a una teta.
�Sabes que significaban el apodo de �se ni�o "S.J.?" ---
Murmur� el joven --- y ante mi silencio --- �l le respondi�: --- �Sebasti�n
Jefferson!.
�Oh Dios m�o! ---� No me digas que t� eres el peque�o
Sebas-Jeff ?--- �Jeff! � �Claro que s�! ---"S.J". Exclam� sorprendida, cubriendo
mi sonrojado rostro con ambas manos.
Acto seguido quise alejarme del lado del muchacho, baj� de la
cama, quise abandonar la habitaci�n pero mi desnudez total no me lo permiti�, me
sent� posteriormente en la banqueta de su mueble toilette, me mir� al gran
espejo donde hac�a poco rato me hab�a podido contemplar en acci�n con el joven,
y al recordar con las ansias con que �ste me fornicaba, no ten�a dudas que este
maquiav�lico muchachito, todo lo hab�a planeado a la perfecci�n desde hac�a
mucho tiempo y el temor que yo hab�a abrigado hac�a algunos a�os atr�s, ahora
tomaba cuerpo y realidad
� Claro! --- Si esos ojos y �se rostro, sab�a yo que ven�an
de alguna persona conocida en alguna oportunidad. --- Ahora caigo en la cuenta
que tienes el rostro de t� madre y lo delgado de t� padre. �Cu�ndo me iba a
imaginar? --- que despu�s de dejar de verte todos estos a�os, volver�as a
meterte en una cama contigo y ahora convertido en todo un hombre� �Oh Dios
m�o!--- en que he ca�do --- � Dios m�o!--- murmuraba yo--- para proseguir --- ya
no te satisficieron mis pechos si no quer�as la posesi�n misma de tu madre
nodriza ---�Que te parece las cosas sorprendentes que nos depara esta vida?. ---
�Dios m�o!.
Sebasti�n, observaba lo perturbada que me mostraba, parece
que el hecho de identificarse ante m� m�s lo excitaba y sobre todo al observarme
desnuda de espalda a �l e inm�vil, calzando mis zapatos de altos tacos ,
constitu�a un verdadero regalo a su vista, todo esto le causaba un fuerte
erotismo en su mente que pronto se tradujo en una nueva erecci�n. Baj� de la
cama y se acerc� a mi, se apeg� a mi espalda y metiendo sus manos bajo mis
axilas, acariciaba mis senos y besaba la parte posterior del cuello y nuca,
mientras me hablaba al o�do:
�Por favor mamita linda!--- No te atormentes, si no hemos
cometido ning�n crimen, ni pecado consangu�neo o incesto, ni nada, adem�s me has
dicho que desde beb� me nutriste con la rica leche de estas tetas maravillosas
sin ser tu hijo biol�gico, que hay de malo que ahora me nutras de placer con esa
zorrita rica que ahora estoy palpando.
�Hay mi gran Dios --- Sebastian! --- Yo sab�a que si segu�as
viviendo cerca de m�, cuando fueras mas hombre, algo me pod�a pasar contigo,
pues te contar� que desde peque�o not� que algo de m� te atra�a fuertemente.
El quiso penetrarme ah� mismo, pero me se resist�, lo llev�
de vuelta a la cama donde me dispuse a explicarle aquellos episodios de su
ni�ez.
Tu madre te tra�a para jugar con mi hijo Blas, o te dejaba
por tardes completas, ya que ibas al jard�n o la b�sica en la ma�ana y Blas lo
hac�a por la tarde, y en esas tardes me ven�as acompa�ar y hasta t� siesta
hac�as en mi cama y yo ten�a que estar contigo y por mas que me enojara. Desde
peque�o te atrajo mi cuerpo y mi sexo, te gustaba meter tus manitas, igual como
lo haces ahora y me dec�as que te dejara jugar con los pelitos, como lo hac�as
con Amalie, o te ensuciabas adrede para tener que ba�arte, pero pataleabas si no
me met�a contigo en la tina, y c�mo eras mi regal�n m�s que mis propios hijos,
te dejaba que hicieras todo lo que se te ocurr�a, hasta que mas crecido, empec�
a notar que se te paraba t� peque�a cosita y ah� tuve que tomar ciertas
precauciones contigo para que despu�s no me culparan como una mujer que abusa en
forma deshonesta con menores.
Ahora entiendo --- agreg� �l --- que desde peque�o me conduje
como un mini-psic�pata sexual. Lo que pasa es que mis padres nunca se
preocuparon de alejarme de su lado, cuando hac�an el amor y para m� era normal
ir creciendo a la vista de estos encuentros entre ellos. Recuerdo que me
asustaba cuando mam�, despu�s que pap� le met�a su tremendo pene, ella se
quejaba mucho, gem�a muy raro y hasta gritaba, yo cre�a que eso le dol�a mucho y
me abalanzaba con rabia contra pap� y le pegaba furioso para que no la
maltratara as�. Ah� despu�s ven�a la explicaci�n de mam� que me dec�a que no
ten�a que preocuparme, pues eso no era otra cosa que caricias que recib�a del
pap� y que ella gem�a as�, pues le daba muchas cosquillas y para evitar re�r
mucho, gem�a as�. Pero todo eso le gustaba mucho a ambos.
En mi mente infantil --- me continuaba comentando Sebasti�n
---Yo pensaba que pap� ten�a el pene m�s grande del mundo, pues se lo ve�a tan
largo y grueso, mientras que el m�o era tan peque�ito.
Tambi�n en una ocasi�n le pregunt� a mi padre: --- �Pap� �
------------ � Cuando yo voy a meterle mi pene a mam�, para hacerle cosquillas?
-� Te das cuenta las preguntas m�as.?
� Y cual fue la respuesta de t� padre?.
Que los hijos no pod�an hacerle eso a la mam�, ni a las
hermanas, por que Dios se enojaba mucho, pero que a las otras mujeres si ellas
lo quer�an, se le pod�a hacer, siempre y cuando el pene tuviera el porte de su
dedo largo de la mano de mi padre. Esa fue mi obsesi�n, todas las noches bajo la
s�bana, med�a mi pene con una medida del dedo que le tom� al pap� y mi alegr�a
fue tan grande el d�a que descubr� que est� al ponerse duro, llegaba a la
medida, entonces --- agreg� Sebasti�n --- t� te transformaste esa otra mujer con
quien pod�a hacerle cosquillas con mi pene y pienso que en ese instante empez�
mi delirio infantil por ti, ya que tu eras con quien pasaba muchas horas juntos
y al parecer cumpl�as con todos los requisitos de mi infantil fantas�a.
Un d�a, fue poco antes que nos march�ramos, yo deb� tener
nueve o casi diez a�os --- Me explicaba en detalle Sebasti�n --- te metiste a la
tina de ba�o conmigo y jugamos a pasarnos el jab�n por el cuerpo, eso me produjo
una sensaci�n tan grande de tenerte desnuda total y poder tocar tu piel tan
suave y tan grande que me figuraba ser yo un enano ante una especie de diosa.
Recuerdo que no quer�a abandonar la tina pues mi pene estaba tieso como un palo,
t� te diste cuenta de mi trastorno y mientras me secabas el cuerpo, me dijiste:
"Esta cosita hay que cuidarla porqu� cuando sea grande va a causar sensaci�n con
las mujeres". Despu�s nos fuimos a tender a t� cama, como esa tarde hac�a
bastante calor, t� te tendiste desnuda cubri�ndote s�lo con la s�bana de ba�o,
mirando la TV., Luego vi que te dormiste profundamente, aunque a mi me parec�a
que te hac�as la dormida, yo tocaba tus piernas y no despertabas, entonces fui
quitando lentamente la toalla, hasta que te descubr� completamente, t� estabas
tendida de espaldas y con las piernas separadas, y yo te miraba t� vagina
peludita y la comparaba con la de mam� y al tocarte y verte as�, mi pene se puso
muy duro , quise hacer lo mismo que �l pap� hac�a con mi madre, pero al montarme
sobre ti, te pod�as enojar y castigarme, fue en �se momento que como un milagro
giraste el cuerpo como adivinando de cual era mi intenci�n, es por eso que
dudaba de que estuvieras dormida. T� lindo trasero quedo parado mientras tu como
arrodillada segu�as durmiendo. Dej� pasar unos minutos, notaba mi pene
fuertemente tieso como que quisiera explotar y lo m�s despacio posible me fui
deslizando hasta quedar con mi pene a la altura de tus gl�teos, lo puse al borde
de t� vagina y para gran sorpresa m�a se fue perdiendo hacia adentro. Yo notaba
una sensaci�n muy calientita sobre �l y unos locos deseos de meterlo m�s y m�s,
t� incluso te moviste varias veces sin despertar, me parec�a que te gustaba
igual que a mam�, aunque no te sent� gemir como ella. Te lo segu� haciendo y
sent�a una cosa tan rica que lleg� un momento que no aguant� m�s y me vino un
imparable deseo de orinar y lanc� dentro de ti un chifl�n de pip�, lo que debi�
haber sido mi primera eyaculaci�n sin semen. Bueno, t� despertaste sorprendida y
escandalizada, me diste un buen reto y despu�s de �se d�a ya no volv� m�s a t�
casa.
Ahora recuerdo perfectamente esa escena --- dije sorprendida
--- y me sent� culpable que ello hubiese sucedido, lo que pasa es que esa tarde
me venci� el sue�o, dado que con Oscar, mi marido, la noche anterior, hab�amos
asistido a una reuni�n con un grupo �ntimo de matrimonios amigos. Nos pegamos
una gran trasnochada, por eso; esa tarde lo �nico que deseaba era dormir y
dormir, as� es que no sent� nada lo tuyo, claro que alg�n efecto debi�
producirme en sue�os pues so�aba con cosas hechas la noche anterior. --- Conclu�
--- Agregando m�s adelante --- A m� me dio mucha pena la partida de tus padres,
pero en el fondo tambi�n me alegr� que te alejabas de m�, porque notaba que te
excitabas conmigo y de repente pod�a perder la cabeza como lo que me sucede
ahora--- Pero al final de mis cuidados entregados a �se peque�o �Qu� obtuve? ---
No saber nada m�s de tus padres y que el peque�o "S.J.", creci�
extraordinariamente y a los pocos a�os vuelve convertido en un tremendo hombre y
por esas cosas de la vida se reencuentra con la due�a de las ricas tetas que
alimentaron su hambre, pero no contento con eso, ahora tambi�n alimenta su sexo
�Verdad?
Es verdad y tu no te imaginas lo feliz que me siento, se ha
cumplido mi sue�o y fantas�a de ni�o y que en todos estos a�os me persigui� como
una obsesi�n y tu sin saberlo te fuiste posesionando de m�; a medida que fueron
pasando los a�os de la pubertad por las noches me despertaba con fuertes
erecciones y ah� se me aparec�a tu imagen y so�aba despierto acariciando tus
carnes tan apetecibles y besando tu bello rostro, aunque tu no lo creas qued�
con un trauma desde ni�o por ti y tambi�n con una frustraci�n muy grande que
nunca te iba a encontrar, es por eso que esa noche que te encontr� en la disco
de la playa, no lo pod�a creer que la mujer de mis sue�os sin propon�rmelo la
ten�a ah� tan cerca m�o y tan deliciosamente apetecible, esa era mi noche, no
pod�a dejarla pasar, es por eso que me acerqu� a ti y te acos�. Claro que
tambi�n me asaltaron muchas dudas que me dec�an que estaba equivocado, yo sab�a
que la Viviana que yo conoc� hoy deb�a tener unos cuarenta y tanto, pero tu te
ves tan joven, que fue mi primera duda, adem�s algo me recordaba de tu marido,
pero ese se�or no me calzaba por ninguna parte, me guard� las preguntas y las
dudas, pero ahora ya no existe esa preocupaci�n en mi loca cabecita y te ruego
que me permitas continuar disfrutando contigo de esto y de lo bien queme siento
contigo.
Despu�s de recordar las diabluras de S�bas-Jeff, ambos re�mos
de buenas ganas, el muchacho me invit� a beber un nuevo trago, pues sab�a que
eso me desinhib�a y de ah� para adelante me transformaba en una vulgar
ninfoman�aca. Pronto las caricias y los recuerdos del pasado, nuevamente me
hicieron sentir toda su pasi�n y ternura en un nuevo acto sexual. Adoraba el
buen miembro de mi muchacho que sab�a llenarme de placer. En esta oportunidad el
redescubrir nuestros or�genes nos hizo entregarnos como nunca, yo no quer�a
poner l�mites a los deseos de mi ni�o, quien trataba de prolongar al m�ximo
nuestra uni�n carnal a objeto de que su deleite tambi�n fuera lo m�ximo.
Sal� f�sicamente muy maltrecha de aquel edificio, notaba que
mi desesperaci�n por gozar a full, me agotaba m�s que una buena sesi�n de
gimnasia, pero caminaba feliz hasta el estacionamiento donde hab�a dejado mi
auto. Camino a casa iba pensando como arreglar la versi�n que le dar�a a Oscar,
mi marido, de mi inocente encuentro con Sebasti�n, la posibilidad de llevarlo a
casa, donde estaba casi segura que mi marido me lo insinuar�a como mi nuevo
amante, cosa que me pon�a muy caliente y me hac�a llevar una mano a mi sexo.
Mientras esperaba la luz verde del sem�foro, un atractivo mozuelo, alzaba su
cabeza dentro de un coche ultimo modelo para saber que hac�a con mi mano.
Nos vemos ... Chauuuu ... Viviana
FIN DESPERTAR IV.