Relato: Mi Esposo se Entreg� (01)



Relato: Mi Esposo se Entreg� (01)

Mi Esposo se Entreg� 01



Mi nombre es Laura de Estrada, soy guatemalteca, ama de casa
y una esposa amante y abnegada. Ahora vivo con mi marido en la ciudad capital,
antes lo hac�amos en la provincia, pero ciertas situaciones cambiaron eso. �A
qu� situaciones me refiero? Bueno, de eso precisamente quiero hablarles.



Me cas� muy joven con mi esposo, a los 19. El ten�a 22, as�
que ninguno de los 2 contaba con un t�tulo universitario, lo cual no nos
importaba ya que viv�amos de la finca que el hered� de su abuelo, una finca
ganadera. Nos iba bastante bien, ten�amos suficiente para una vida tranquila y
holgada, sin preocupaciones econ�micas por lo que nunca nos preocupamos por
ahorrar en serio. Ustedes saben a esa edad uno piensa que es indestructible.



Pero se nos vinieron encima tiempos de vacas flacas desde el
nacimiento de nuestro primer hijo, Kik�n, que pronto empez� a desarrollar una
fuerte asma que requiri� de un tratamiento especial. Pero como ten�amos dinero
para pagarlo, no sufrimos demasiado por ello.



Sin embargo, como a los 2 a�os ocurri� ese desastre del
Mitch, que nos peg� fuerte pues nuestra hacienda estaba ubicada en el
departamento de Izabal, el m�s golpeado de todos. Perdimos muchas cabezas de
ganado, y las que nos quedaron no ten�an para comer pues las inundaciones
destruyeron los pastizales, que no se recuperar�an sino hasta el otro a�o. Con
lo poco que nos quedaba logr�bamos pasarla, hasta que una nueva noticia nos
lleg� a desestabilizar el poco orden que ten�amos: nuevamente estaba embarazada.



Por supuesto que la noticia nos tom� por sorpresa, pero no
por eso dejamos de volvernos locos de la emoci�n, de verdad quer�amos un nuevo
beb�. Sin embargo, al poro tiempo mi ginec�logo y mi obstetra me dijeron que
este ser�a un embarazo muy dif�cil, por una cosa de la placenta. El beb� estaba
bien, pero corr�a serio peligro de perderlo, y si ocurr�a yo podr�a morir de una
severa hemorragia. Para evitar eso ten�a que tomar unos prenatales especiales,
pero bastante caros y nuestra situaci�n financiera no estaba bien. Y, por si
fuera poco, Kik�n se puso peor, nos llov�a sobre mojado.



Pedimos un pr�stamo al banco, gran error, pues no nos sirvi�
de mucho el dinero y solo nos dej� con una dif�cil deuda. Kike, mi marido, se
estaba desesperando.



Cierto d�a lo vi sentado en el sill�n de la sala, con la tele
prendida. No la estaba mirando, pues el programa que estaba pasando all� no le
gustaba para nada.



Amor, �qu� ten�s? � no hubo respuesta, el hac�a como si no
me hubiese escuchado, as� que insist� - �Kike, mi amor?


Vos sab�s que tengo�


�Mi beb�, pero no te pong�s as�, vas a ver que podremos
salir adelante!


No veo c�mo� tenemos deudas por todos lados y no s{e como
las vamos a pagar.


�Y si pedimos un nuevo pr�stamo? Con eso podr�amos volver a
poner a trabajar la finca.


Pues si, solo necesitamos el pisto para meter ganado y
comprarles un poco de comida, con eso nos recuperar�amos poco a poco, porque
la tierra ya se est� llenando de pasto otra vez. Pero, �ning�n banco nos va a
querer dar el dinero Laura! Tenemos deudas hasta el cuello y no s� c�mo
podr�amos pagar una nueva. � Kike ten�a raz�n, nunca podr�amos pagar una nueva
deuda, y menos una tan grande como la que tendr�amos que adquirir.


Pero� tiene que haber otra manera Kike, tiene que haber
otra forma�


Vendiendo la finca�


�Pero esa finca es tu vida!


Si, pero ya no sirve para ni mierda.


Pero aun la podemos hacer trabajar� adem�s, sin ella nos
morimos del hambre peor. � era cierto, yo ten�a 21 y el 24, sin t�tulo
universitario los dos, sin la finca el futuro se ve�a m�s triste.


�De verdad no hay nada m�s que hacer?


Bueno si� pero de eso ni hablar�


�Qu� es beb�?


Nada, nada, ni siquiera deb� mencionarlo.


Kike, sab�s que a mi me pod�s contar todo. Decime amor,
�qu� es? � Kike respir� profundo y comenz� a hablar.


Javier Alonzo escuch� de nuestros problemas, y me lleg� a
ofrecer ayuda. Nos dar�a unas 30 cabezas, sin fiador ni garant�a, para empezar
a pagarle despu�s de que las vendi�ramos, en un plazo no mayor de 2 a�os.


�Eso est� buen�simo! �Es lo que necesitamos para
recuperarnos! � pero la mirada triste de mi esposo me dio a entender que hab�a
algo m�s que no me quer�a decir, insist� � Kike, hay un pero, �verdad�


Javier si pidi� algo a cambio�




En ese momento pens� en lo peor, qu� podr�a habernos pedido
ese hombre. Sent� una cosa bien fea en mis pezones, que son muy sensibles. Pens�
que aquello que Javier pidi� a cambio ten�a que ver conmigo, la verdad (modestia
aparte) soy muy hermosa, y no han sido pocas las ocasiones en que me he visto
obligada a rechazar proposiciones indecorosas pero bastante ventajosas para mi
persona. Casi sin querer saberlo, le pregunt� a mi esposo, "�qu� te pidi� a
cambio?".



Sexo. � me dijo casi sin poder hablar; me qued� en silencio
un momento, estaba indignada, herida, furiosa.


�No puede ni siquiera respetar mi estado ese hijo de puta!
� bram� enojad�sima.


Es que� Laura� � me dijo Kike despacio � no es a ti a quien
quiere. � me qued� fr�a y muda � El es homosexual.




No lo pod�a creer, �era a mi marido al que quer�a! Me puse�
me puse� no s� como me puse, era una extra�a mezcla de horror, asco, miedo y
celos. Adem�s estaba que echaba chispas.



Acordamos mandarlo a la mierda, y que Kike no le ir�a a decir
nada m�s. Yo lo conoc�a bien, sab�a que cuando se enojaba se pon�a peleonero,
por lo que, cuidando su integridad f�sica (pues Javier parec�a toro) lo convenc�
de aquello. Prefer�a continuar con los sacrificios antes que entregarle a mi
marido amado.



Pero a los d�as Kik�n recay�, el medicamento le dej� de hacer
efecto y el doctor le recet� otro� m�s caro. No vimos contra las cuerdas en ese
momento, ya no nos quedaba m�s dinero, solo el absolutamente necesario y con ese
no saldr�amos adelante. Fue en una noche lluviosa, fr�a y triste que, mir�ndonos
a los ojos, los 2 llorando, luego de que Kik�n superara una corta crisis
nocturna, nos dimos cuenta de que ya no hab�a nada m�s qu� hacer, est�bamos
perdidos y la �nica puerta que aun estaba abierta, era esa que no dese�bamos
abrir.



Entonces Kike, vi�ndome a los ojos (solo necesit�bamos vernos
a los ojos para saber lo que el otros estaba pensando), tom� el tel�fono y marc�
el n�mero de Javier Alonzo. Ese fue el inicio de lo que cambiar�a mi vida para
siempre.



Fue un viernes en la tarde cuando llegamos a su casa,
localizada en su hacienda, dejamos a Kik�n con mis padres invent�ndonos una
excusa tonta. Era una antigua construcci�n de adobe, aunque m�s de la mitad era
ya de aladrillo por las m�ltiples restauraciones. Grande y muy amplia, qued�
maravillada de los jardines y �rboles que custodiaban la entrada, Javier Alonzo
era un hombre de mucho dinero.



El cuerpo principal de la casa era ancho y alargado, en el se
encontraba la entrada y la sala principal, as� como un comedor muy elegante,
junto al cual hab�a un lujoso bar lleno de los licores m�s caros y ex�ticos. En
una habitaci�n anexa se encontraba la cocina.



Javier no recibi� rebosante de amabilidad, la verdad era un
muy buen anfitri�n, de pl�tica agradable e ingeniosa, culto y muy educado. Hasta
me lleg� a parecer guapo, con sus ojos color miel, su piel curtida por el sol,
unas elegantes canas distribu�das por sus cabello, sonrisa amable y f�cil, es
bastante guapo la verdad.



Estuvimos platicando alegremente mientras consum�amos la
cena, que el mismo prepar� pues no hab�a nadie m�s en la casa, era parte del
trato. Hac�a bromas y re�amos como si tan solo fuera una visita amistosa y no lo
que realmente era. Pero el mismo Javier se encargar�a de ponernos los pies sobre
la tierra de nuevo.



Bueno, bueno, ya est� haciendo noche y aqu� tenemos un
trato que saldar. � callamos todos � Espero que no se hallan olvidado de su
parte del trato.


Nosotros no, ojal� usted tampoco. � replic� mi esposo.


"Cuentas claras, amistades duraderas", yo jam�s falto a mi
palabra, ser�n 30 cabezas de ganado joven de primera, que podr�n engordar y
vender caro. La entrega se har� efectiva el d�a lunes al medio d�a y no
tendr�n que pag�rmelo sino hasta dentro de un a�o, sin fiador ni garant�as,
tan solo su palabra. Por su parte ustedes pasar�n los pr�ximos 2 d�as aqu�, y
no se ir�n hasta el domingo en la tarde�


Si, si, si, ya sabemos todo eso, no tiene que
record�rnoslo.




El trato inclu�a que Javier y mi esposo tendr�an sexo cada
noche, con penetraciones anales y haciendo todo aquello que mi marido estuviera
dispuesto a permitir. Yo no ten�a nada qu� hacer all�, llegu� porque insistimos
en que yo deb�a acompa�ar a Kike o no habr�a trato. Pero no ser�a m�s que un
objeto de decoraci�n, pues no ten�a permitido intervenir para nada, y la
intimidad con mi esposo nos estaba vedada por completo.



Javier dio por terminada la cena y procedimos a levantarnos
de la mesa. Junto a mi marido me acompa�aron hasta mi habitaci�n, en donde me
desped�, trag�ndome las ganas de llorar, de Kike. El tambi�n se hac�a el fuerte.



Al final del cuerpo principal de la casa, una diminuta salita
divid�a la casa en 2 alas. A la izquierda un largo pasillo daba a una habitaci�n
cerrada, a la derecha un corto corredor daba entrada a las habitaciones, 5 en
total, siendo la del fondo la principal, en donde duerme Javier (y en la que
pasar�a las noches mi marido las pr�ximas 2 noches). La m�a se encontraba al
principio, separada de la principal por otra vac�a.



El coraz�n me lat�a a mil por hora, estaba intranquila,
quer�a llorar y gritar, adem�s me sent�a muy triste, nada de eso era bueno para
mi embarazo, ya andaba por los 5 meses. No aguant� m�s y sal�, t�midamente
camin� entre la oscuridad a la habitaci�n principal, pegu� el o�do a la puerta
y� nada, no escuchaba nada.



Al voltear hacia atr�s, vi que de debajo de la otra puerta
sal�a luz, seguramente all� se encontraban. Me dirig� hacia all� y volv� a
colocar la oreja en la puerta, ahora si o� algo.



�Entonces usted qu� quiere hacer? � preguntaba Javier � O
�qu� cre�a que ven�a a hacer aqu�?


�No s�, no s�, pero no se la voy a mamar!� �nunca! � le
respond�a Kike, cosa que me daba cierta tranquilidad y orgullo.


Kike, el trato no era solo tener sexo, se trataba tambi�n
de mi satisfacci�n. Si usted se va a comportar tan hura�o y hostil conmigo no
podr� obtener ning�n tipo de satisfacci�n sexual por lo que dar� por cancelado
todo esto.


�Tengo 2 manos para trabajar Javier, puedo rif�rmela solo
en el mundo sin su ayuda!


Usted si, pero �Laura?, �su beb�? Usted no me necesita para
salir adelante, "USTED", pero dudo mucho que solo pueda sacar adelante a su
familia. - Kike no respondi�, seguramente la verdad era muy pesada � Pero
bueno, creo que hemos empezado con un mal pi�. Ahora que ya pusimos en claro
en qu� condiciones estaremos trabajando, tambi�n le dir� que no es mi estilo
obligar, nunca consigo nada forzando a las personas, no me gusta. As� que lo
tomar� con calma y disfrutar� del lento y excitante proceso de la conquista,
usted ahora ni siquiera me quiere tocar, pero le aseguro que para el domingo
en la tarde, usted se ir� deseando tener mi paloma barren�ndole las entra�as,
eso es una promesa�




Despu�s de eso ya no pude escuchar nada por m�s que pegaba el
o�do a la puerta, pues tan solo murmuraban. La duda me estaba matando, �qu�
estaban haciendo all�, qu� le estaba haciendo Javier a mi marido?



Me levant� llorando, estaba temblando sin saber qu� hacer. No
pod�a soportar estar as�, en ascuas. Vi una puerta que daba hacia fuera, y se me
ocurri� que tal vez podr�a verlos por alguna ventana. Sal� y camin�,
efectivamente encontr� un amplio ventanal, con unos matorrales enfrente, entre
los cuales me ocult�.



�Les juro que el est�mago se me revolvi�! Vi all� a mi
esposo, recostado contra una mesa de billar, con la camisa abierta y los
pantalones en las rodillas, junto con sus calzoncillos. Javier estaba
arrodillado frente a el, mam�ndole la verga como todo un maestro. No lograba
verle la cara a Kike, pues estaba de costado hacia la ventana, pero si pod�a ver
la cara de Javier, que mostraba un inmenso placer jugando con ese pene amado
entre su boca, ese pene que me hab�a dado tanto placer.



Las manos de ese hombre jugaban con las nalgas de mi marido,
unas soberbias nalgas que parec�an de mujer, ese es su principal atractivo.
Aunque no solo eso, ver�n, Kike es un hombre muy guapo, es de piel blanca y ojos
azules, cabello casta�o claro y con cara de ni�o, casi de ni�a por los rasgos
finos. Es delgado, pero de complexi�n atl�tica, con los m�sculos bien marcados
por el ejercicio. Mide 1.68, tiene un pene de 16 cm (lo normal y justo creo yo)
con unos huevos bonitos y redonditos, y el ya mencionado trasero delicioso que
tanto disfruto pellizcando. �Casi es m�s cul�n que yo!



Con la descripci�n anterior es f�cil adivinar por qu� Javier
estaba tan encaprichado con el. Pero bueno, sigamos con lo acontecido�



Javier le estaba amasando las nalgas a Kike, sin que este
metiera las manos para detenerlo. Me di cuenta de c�mo las escurr�a entre las 2
carnosidades de mi marido, que se ve�a muy agitado, respirando con rapidez y
profundidad, adivin� (con mucho dolor) que estaba excitado.



Poco despu�s lo vi arquearse echando la cabeza hacia atr�s y
gesticulando de placer. Y yo, que lo conozco bien, supe que estaba alcanzado el
cl�max, que derram� �ntegro dentro de la boca de Javier quien no dej� de mamar
ni por un segundo. �C�mo pod�a gozar de una cosa tan asquerosa como esa?
Disc�lpenme, pero ese era mi marido y yo estaba chapada a la antigua.



Vi como Javier se qued� chup�ndole la paloma por un rato m�s
a Kike, mientras este lo ve�a, entre maravillado y sorprendido, y le dec�a cosas
de vez en cuando. Javier le sonre�a, con esa sonrisa hechizante suya, mir�ndolo
a loa ojos, seguro de si mismo.



Se puso de pi� y termin� de tragarse el semen (�c�mo pudo?),
se pusieron a hablar e intercambiaron palabras. La cara de Javier y la postura y
ademanes de ambos me daban a entender que no estaban discutiendo, m�s bien
hablando tranquila y relajadamente. Me mor�a por saber de qu�.



Se dieron la vuelta y salieron, apagando las luces detr�s. Yo
sal� corriendo de donde estaba y volv� a entrar a la casa, afortunadamente no
pasaron diciendo nada en mi habitaci�n o me habr�an descubierto. Entraron a la
habitaci�n de Javier y cerraron la puerta. Me apresur� y pegu� la oreja a la
puerta, pero nada, ni un susurro, y yo me estaba volviendo loca.



Pens� en una nueva ventana, as� que sal� otra vez, esta vez
del otro lado. Pero para mi sorpresa me di cuenta de que la habitaci�n principal
estaba situada en una planta alta, de seguro hab�an escaleras adentro. Pero era
mi esposo el que ser�a cogido all�, as� que no me rend�, y pese a mi embarazo me
sub� a un �rbol de jocotes desde donde pod�a ver sin ser vista pues me tapaban
unas ramas.



Las luces del cuarto estaban prendidas, vi a mi esposo, sin
camisa y en calzoncillo sobre la cama, viendo al suelo. No sab�a en d�nde estaba
Javier, pero me imagin� que frente a el cuando Kike subi� la mirada y se qued�
viendo algo. Javier apareci� entonces, desnudo, de espaldas. Ten�a un espalda
ancha y fuerte, y un trasero redondo y duro, no tanto como el de mi marido. Y
cuando se volte�, pude ver un pecho peludo, con pectorales anchos y grandes y un
six pack perfectamente formado, adem�s de un enorme pene que le colgaba entre
las piernas, deb�a ser muy grande y grueso parado. Piernas anchas y fuertes,
brazos como robles, el tipo era un espect�culo a la vista, un aut�ntico tit�n.



Lo vi arrodillarse nuevamente, engullendo el pene de Kike
otra vez. Este no dijo ni p�o y simplemente cerr� los ojos abandon�ndose al
placer. Me dio mucha tristeza porque esa es su reacci�n cuando yo me pongo a
besarle el cuello, cuando lo quiero seducir.



Javier levantaba su pene y lo lam�a por todo lo largo,
pasando la lengua desde sus test�culos luego se met�a la cabeza. De repente hizo
algo que me dio mucho asco, tom� los tobillos de Kike, los levant� y separ�, y
se puso a lamerle el ano. Pero lejos de repugnarle, �lo volvi� loco del placer!
Ve�a como mi esposo golpeaba el colch�n de la cama con las manos, tal y como
hace cuando yo lo estoy masturbando. Al mismo tiempo le hac�a la paja, y no
tard� mucho para que eyaculara con fuerza y gritando (hasta yo lo pude escuchar
claramente) "�siiiiiiii, maaaaaassss!".



Kike qued� tendido sobre la cama, respirando aceleradamente y
con los ojos cerrados. Yo, que lo conozco mejor que nadie, sab�a que estaba
agotad�simo en un profundo estado de sopor provocado por ese intenso orgasmo, no
dormido, sino como en trance. Siempre le pasa lo mismo, siempre, y cuando ocurre
yo bien pod�a levantarme de la cama, hacer cualquier otra cosa y luego regresar,
que el ni se entera.



Javier se dio cuenta (para mi desgracia) del estado en que
hab�a quedado Kike y decidi� atacar. Se coloc� encima de el y lo empez� a besar,
primero el pecho, pasando sobre sus tetillas (las que son s�per sensibles en
Kike) y subiendo hasta su cuello. Mi esposo continuaba con los ojos cerrados
dej�ndose hacer, en cierto momento cre� percibir una ligera sonrisa en sus
labios, pero no estaba segura pues no me encontraba tan cerca. Lo cierto es que,
si estaba despierto y conciente, no le desagradaron para nada esas caricias. Y
yo ya ten�a roto el coraz�n t empeoraba a cada momento.



Vi como ese hombre le comenzaba a meter los dedos entre el
culo a mi marido, luego de untarse no se qu� cosa en los dedos. Creo que primero
fue solo uno, pero despu�s estoy segura que fueron por lo menos 2 m�s. Y Kike,
el reaccion� r�pidamente con una erecci�n, adem�s seguramente estaba gimiendo y
respiraba muy agitadamente.



Entonces Javier se puso de pi�, vi que tom� un paquetito que
luego tiraba, estaba de espalda a mi as� que no lo pod�a ver lo que hac�a, pero
como tampoco soy tonta supe de inmediato que eso era un cond�n� estaba a punto
de ejecutar a mi marido y yo no pod�a hacer nada para evitarlo. Comenc� a llorar
como una m�rtir, ahogando mis sollozos para no ser vista.



Javier levant� las piernas de Kike, las separ� sosteni�ndolas
de los tobillos y coloc� en posici�n su pene. Se puso los miembros de mi esposo
sobre sus hombros y los abraz� con los brazos para poder maniobrar con las
manos, y empez� a entrar. Tan solo escuch� un largo y ronco gemido salir de la
garganta de mi amado esposo, seguramente al sentirse atravesado por alguna
especie de monstruo. Y yo ya casi sin fuerzas, no atinaba si irme o quedarme,
estaba hecha pedazos, mi vida hab�a dejado de tener sentido� y lo peor es que no
pod�a quejarme porque estuve de acuerdo.



El se�or Alonzo se qued� inm�vil por unos momentos, de seguro
permiti�ndole a Kike acostumbrarse a tama�a invasi�n. Pero en cuanto el dolor
hubiera disminuido, se comenz� a mover, en el cl�sico movimiento de mete y saca.
Por un momento dej� de escuchar cualquier cosa, hasta que, poco a poco, comenc�
a reconocer a lo lejos la voz de Kike, que gem�a y gem�a, m�s no de dolor, pues
no eran gemidos doloridos. Y tambi�n empec� a distinguir palabras que terminaron
de destruir la vida que yo amaba.



���AH!!! ���AH!!! ���AH!!! ���AH!!! ���AH!!!


�Te gusta Kik�n? - �Kik�n, ya le dec�a Kik�n?


���AH!!! ���AH!!! ���AH!!!� ���SI!!! ���AH!!! ���AH!!!�
���SI� ES LO M�XIMO!!! - �lo m�ximo!, �maldici�n, le estaba gustando!


�La quer�s m�s duro?


���COMO VOS QUERR�S!!!, ���AH!!! ���AH!!! ���AH!!! ���AH!!!


�Te voy a partir entonces!


���HACEME PEDAZOS!!!� ���AH!!! ���AH!!! ���AH!!! ���AH!!!�
���AAAAGGGGHHHH!!!, ���AS�!!! ���AS�!!!� ���AS�IIIIIII� SIIIIIIIII!!!�
���AAAAGGGGHHHH!!!


��Sentilo perro!! � aceler� tremendamente sus embates y mi
marido gritaba como un desesperado, pero no hac�a nada para quit�rselo.


����AY!!!! ����AY!!!! ����AY!!!! ����AY!!!!� ����ME EST�S
PARTIENDO EN DOOOOOOOOSSS!!!!




Javier estrellaba sus caderas contra la humanidad de mi
esposo con una fuerza bruta impresionante, como ni siquiera yo hab�a sido
penetrada antes. Y Kike segu�a gimiendo y gimiendo y pidi�ndole m�s. Nunca hab�a
estado m�s segura que todo aquello hab�a sido un grav�simo error.



Despu�s de varios minutos, Javier comenz� a balbucear, a
decir palabras incomprensibles, estir� todo el t�rax, solt� las piernas de Kike
(que cayeron abiertas a los lados) y, agarr�ndose las manos en alto, como si
estuviera rezando (seguramente le daba las gracias a la providencia) comenz� a
gritar como un toro, hab�a alcanzado el cl�max.



Despu�s de eso se derrumb� sobre el cuerpo de Kike, que no se
hab�a movido para nada. Vi que se quedaron mirando fijamente, no les pod�a ver
las caras pues me daban la espalda, y luego que se besaban con pasi�n, lo supuse
por el movimiento de la cabeza de ese hombre.



Ya no aguant� m�s, hecha un mar de l�grimas baj� del �rbol,
justo antes de que se apagaran las luces. Y camin�, camin� despacio sinti�ndome
morir hacia mi habitaci�n. Si alguno de los 2 sal�a no me importaba, que me
vieran, total, �qu� m�s daba, si ya todo estaba perdido? Mi esposo, �mi amado
esposo!, hab�a tenido sexo con otro hombre y le hab�a gustado, �le encant�!



De verdad que eso es peor que si lo hubiese visto con otra
mujer, con una puta gozando como loco. Porque, con otro hombre que lo domin� y
someti� a su antojo, �es que acaso nuestra vida no hab�a sido buen, que no era
feliz a mi lado, o todas las cosas maravillosas que vivimos, eran mentira?



No s� que ocurrir� en el futuro, pero ya nada, nada, ser�
como era antes� y eso a mi me aterra�



Continuar�



Garganta de Cuero.



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Relato: Mi Esposo se Entreg� (01)
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