Puteando en Cuba
Para las vacaciones planificamos junto a una amiga, darnos
unas ricas vacaciones viajando a Cuba. Sab�amos que ese pa�s presentaba
situaciones inmejorables tanto tur�sticas como econ�micas, para pasarla "a todo
trapo", ya que algunas buenas amigas m�as me hab�an contado los placeres que se
hab�an dado en la isla, donde todo parece funcionar en torno a la sensualidad.
En ese momento tenia 34 a�os, mis cabellos eran cortos, mis
pechos aunque peque�os son atractivos y mi trasero se mantiene a�n duro,
empinado y atrayente.
Sinceramente no hice mas que bajar en el aeropuerto y mi
concha comenz� a vibrar, es que todo en ese lugar llama al sexo. Desde la
primera noche que llegamos, ambas comenzamos a darle gusto a nuestro libido, ya
que esa misma noche me entregue por entera aun brioso italiano que me la meti�
hasta por las orejas. A mi amiga no le fue mejor, "o peor", ya que el espa�ol
que se la zumbo la dejo con una sonrisa que no se le borro en todo el d�a.
A la noche siguiente volv� a disfrutar de las t�cnicas
sexuales de ese maravilloso italiano cuarent�n, pero que tenia la energ�a de un
adolescente. Lamentablemente al otro d�a muy temprano en la ma�ana tuvimos que
despedirnos porque �l regresaba a su pa�s.
Para fortuna de mi amiga, su espa�ol a�n permanecer�a en la
isla durante otros dos d�as, por supuesto que esos d�as se lo pasaron encerrados
en la habitaci�n "d�ndole como caja al asunto". Pero yo en la tercera noche me
encontraba sola, triste y abandonada, y mientras cenaba recordaba a mi
maravilloso amante europeo.
Esa noche fui hasta la playa del hotel, donde se celebraba
una fiesta nocturna al aire libre. Ah� pude comprobar en vivo y en directo, lo
atractivos y sensuales que son los cubanos, sus cuerpos en movimientos
cadenciosos y brillantes por el sudor, eran una verdadera invitaci�n al placer.
Hab�an muchos tipos varios de ellos muy atractivos, pero mis
ojos se fijaron especialmente en negro de rasgos tipo mulato, que lo hac�an
lucir especialmente sensual. Adem�s y para ser sincera, el volumen que guardaba
en su entrepierna, era notoriamente impresionante.
Como todas las mujeres, yo hab�a fantaseado hasta el
cansancio con tener sexo con un negro, ya que todo el mundo hablaba de lo bien
dotado que son los hombres de esa raza, era una de las fantasias m�s recurrentes
mientras planificaba el viaje. A m� me fascina chupar y lamer hasta el cansancio
un rico miembro, sobre todo si es enorme, grueso y cabezudo. Los hombres dotados
de penes grandes, me fascinan, sobre todo me encantan los muy miembros muy
gruesos. Aunque estoy convencida que el tama�o solo esta relacionado con el
morbo y no con el placer. La verdad que ambas cosas juntas son dinamita para m�.
Le hice sentir mi agrado por �l, con provocativos gestos y
miradas sensuales. No paso mucho tiempo hasta que �l estuvo sentado a mi lado.
Como todos los cubanos, Pepe era muy alegre, divertido y liberal, pero por sobre
todo muy sensual. Despu�s de conversar y coquetear largo rato, fue �l el que
rompi� el hielo dici�ndome francamente:
-�Mira cari�o, por un regalo o una atenci�n, puedo hacerte
todo lo que quieras!
La frase fue m�gica, mi cabeza se lleno de fantas�as. No
pod�a apartar de m�, la idea de tener esa noche un esclavo sexual y para colmo
era un "negro", tal como deben ser los esclavos.
Siguiendo el hilo de mis fantas�as le respond�:
-�Y de que tipo de regalo, estamos hablando?
En sonr�o y muy suelto me contesto:
-�Mira chica, con US$20, yo mismo me compro el regalo que
necesito!
No lo pod�a creer, por apenas US$20, pod�a hacer realidad,
todas mis fantas�as con un recio macho negro. Intentando controlar mi lujuriosa
sonrisa, le dije:
-�Bueno, acomp��ame a mi habitaci�n a buscar tu regalo!
El me explico, que no pod�a subir junto conmigo, pero que si
le daba el N� de mi habitaci�n, �l muy pronto se reunir�a conmigo.
Apenas entre a mi habitaci�n, mi entrepierna se encontraba
tan excitada, que mis bragas recogieron todas las h�medas pruebas de mi
calentura. Decid� darme una ducha y prepararme para recibir a "mi negro".
No hab�a alcanzado a vestirme, cuando sent� que llamaban a la
puerta. Apenas abr� lo encontr� ah� frente a m�. Me quedo mirando y me dijo:
-�Por lo que veo chica, ya adelantaste trabajo!
Avanzo hacia m�, cerrando la puerta de la habitaci�n y me
abrazo bes�ndome en los labios. Comenzamos a darnos una rica agarrada, me tenia
atrapada entre sus brazos, mientras con sus manos recorr�a mis intimidades
lascivamente.
Todo comenz� a hacerse muy vertiginoso, en medio de los besos
y caricias �l se fue desprendiendo r�pidamente de sus ropas. Me hallaba de pie,
desnuda, frente a mi se encontraba el hermoso cuerpo casi desnudo de ese hermoso
hombre negro. Su miembro estaba absolutamente erecto, apuntando amenazante hacia
m�, me impresiono su tama�o y grosor, pero por sobre todo me excitaba el color
de su verga, el tronco era muy negro y la cabezota reluc�a en un intenso color
p�rpura. Era el primer
pene de un negro, que yo ve�a en vivo y en directo, y sin
duda tanto su tama�o como su forma y color me excitaba.
El se agarro el miembro con una mano y comenz� a
refreg�rsela, eso fue demasiado para m� y me acerque inclin�ndome hacia su
miembro, lo tenia muy grueso y largo. Y un extra�o olor a macho emanaba de el.
Se la aferr� con mi mano y sent� su calor y textura, fue tan divina la sensaci�n
que me pareci� casi como si por primera vez en mi vida agarraba un pene
masculino.
Me arrodille ante �l y me la met� en la boca. Incre�blemente
su aparato reacciono, creciendo a�n m�s entre mis labios y comenc� a sofocarme
en mi intento de abs�rbela lo m�ximo posible. S�bitamente fui atra�da hacia esa
estaca de �bano, oblig�ndome a trag�rmela, casi hasta embutirla en mi garganta,
Me la saque de la boca, bastante molesta y le dije:
-�Tranquilo tesoro, tienes que hacerlo a mi manera!
Yo pensaba que por el hecho de pagarle, era yo quien deb�a
manejar la situaci�n, pero me equivoque rotundamente, ya que en ese mismo
instante �l me agarro de los brazos levant�ndome casi en vilo y me dijo:
-�Mira putita blanca, yo s� lo que les gusta a las perras
como tu!
Acto seguido me lanzo sobre la cama y se me echo encima, al
instante me sent� ensartada por ese poderoso miembro, sin darme tiempo casi ni a
respirar, me la meti� entera de un solo envi�n, machac�ndome el �tero. Su
reacci�n animal me sorprendi�, pero a la vez me calent� al m�ximo, era casi como
una violaci�n, fantas�a largamente a�orada por m�, a pesar que yo misma hab�a
contratado sus servicios.
El segu�a enterr�ndome su oscuro falo sin cesar, totalmente
ajeno a mis sensaciones, mientras me dec�a:
-�Te gusta blanquita, lo que te hace sentir mi verga!
-�Seguro que nunca hab�as sentido algo tan rico en tu concha
de puta!
La verdad no s� si era su inmenso miembro el que me hacia
gozar tanto, o era la manera como �l me trataba, de verdad es que yo en ese
instante era su puta. El me cabalgaba con briosas embestidas, metiendo su
miembro gasta el fondo, para luego retirarlo casi hasta sac�rmelo de la concha,
para volver a embut�rmelo hasta los huevos. Mi �nica reacci�n fue cooperar
enlazando mis piernas a su cintura estrecha, firme y musculosa.
Cuando ya me preparaba para soltarle mis jugos en una
exquisita corrida, �l de pronto interrumpi� la cacha, desenvain�ndome el negro y
brillante miembro. Me agarro con sus manos y me giro en la cama, acomod�ndome a
lo perrito. El negrazo con su mano gu�o el terrible falo a mi dilatada concha y
me la enterr� de un fuerte empe�on. Mis rodillas flaquearon y comenzaron a ceder
a cada embestida, pero el negro no cesaba en sus profundas penetradas. Hacia
mucho tiempo que una pichula no me hacia sentir lo que en ese momento estaba
sintiendo, mientras �l me desfondaba, entrando y saliendo en r�pido y sostenido
vaiv�n dentro de mi concha con incre�ble dureza y potencia.
Goc� con ese inmenso miembro hasta que sin poder soportar m�s
el exquisito martirio comenc� a correme como una loca, en medio de hist�ricos
gritos y jadeos. En ese momento y para mi sorpresa, el negro me saco su verga de
la concha y tom�ndome de los cabellos condujo mi boca hacia su oscuro aparato,
casi al instante comenz� a explotar en sucesivas descargas sobre mi rostro,
intentando apuntar los sucesivos chorros de moco a mi garganta.
Mi boca, lengua, garganta y todo mi rostro fueron recibiendo
uno a uno los potentes chorros de su blanquecino semen, que saltaban sin cesar
sobre m�. En un acto de suprema lujuria le agarre el miembro con mi mano y
mientras se lo refregaba, me met� todo el glande entre los labios u chupe de
manera fren�tica, igual que una tragona enamorada de aquel inmenso y azabache
miembro. Y ya no me detuve hasta que por mi garganta corr�an sin cesar los
flujos de sus oscuros test�culos.
Cuando el negro ceso de eyacular, con mis manos comenc� a
esparcir por mi cara, mis tetas, mis brazos todo el abundante moco que
encontraba sobre m�, quede totalmente encremada con su esperma. El me miraba con
una expresi�n da lascivia incontenible, mientras me dec�a:
-�Yo sabia que eras muy puta!
-�Y te voy a dar lo que mereces perra!
Reci�n en ese momento ca� en cuenta que a pesar de la
terrible chorreada que me hab�a pegado, su miembro segu�a totalmente enhiesto.
Sobre la p�rpura cabezota y el negro tronco de su verga, a�n chorreaban restos
de esperma mezclados con mi saliva, pero lo que m�s me sorprendi� fue la mirada
lujuriosa que sus profundos ojos de daban.
Acerco su rostro al m�o y su lengua intruseo mi boca,
recogiendo los restos de moco que a�n exist�an all�, enseguida comenz� a chupar
mis tetas, humedeciendo mis pezones y liberando un consistente olor a semen. La
visi�n de su oscuro rostro, contrastando con la blancura de mis senos me provoco
una irrefrenable y morbosa excitaci�n. Mis pezones al contacto con sus gruesos
labios, adquirieron una gran elevaci�n y dureza; a la vez el negro manoseaba con
sus dedos mis entradas sexuales, enbadurnardolos con mis espesos y abundantes
jugos vaginales.
Entreabr� mis piernas, para permitirle que sus dedos me
intrusearan a�n m�s profundamente, �l no tuvo reparos en avanzar y en un
instante me tenia clavados dos de sus gruesos y negros dedos en la concha, en
tanto por el culo me penetraba con un dedo de su otra mano, refreg�ndomelos
deliciosamente. En ese momento yo tenia verdaderamente encharcada mi golosa
concha.
Aquel hirviente juego se prolongo por espacio de largos
minutos. Cuando a �l le pareci� que ya me hab�a intruseado lo suficiente mis
entradas, se acomodo arrodillado entre mis muslos y comenz� a refregarme la dura
protuberancia de su glande, justo a la entrada de mi vulva, me froto
deliciosamente mi gruta, mientras por momentos daba algunos peque�os enviones
hab�a adelante insertando toda la cabezota de su aparato en mi concha, enseguida
me lo extra�a y lo cargaba sobre mi cl�toris con movimientos del coito.
Aquello le dio el resultado que deseaba haci�ndome aullar de
placer, en ese instante dirigi� su potente verga hacia direcciones m�s
rec�nditas, coloc�ndomelo justo sobre mi ano que palpitaba bajo mi chorreante
vulva. Era obvio lo que �l deseaba hacer, y �Quien era yo para imped�rselo?.
El tom� mis piernas y las acomodo sobre sus firmes y fuertes
hombros, dejando mi culo totalmente expuesto y en posici�n. Acomodo con la mano
el brillante glande, justo sobre mi arrugado agujero y comenz� a golpetearlo en
un r�tmico y lascivo movimiento.
En mi cabeza flu�an ardientes y desafiantes pensamientos,
"dale no m�s que te lo voy a aguantar entero por el culo". Sin despreocuparse de
sus preparativos, me miro y me dijo:
-�Te la voy a clavar hasta llenarte el estomago!
-�Te voy a pegar la follada, que andas buscando desde que te
parieron!
Espere aguantando mis temores. Algo me dec�a que solo deb�a
dejarlo hacer sin resistirme a lo inevitable. Me agarro por la cintura, y encajo
su bestial miembro justo en mi abertura anal. Yo solo estaba a la expectativa.
Sentirlo en mi port�n anal empujando con fuerza, me causo una serie de
escalofr�os. Cerr� los ojos y espere el ataque decisivo, intentando prepararme
para resistir aquellas terribles embestidas, que buscaban encajar el oscuro
glande en mi ojete anal.
Entonces dirigi� su ataque ajusto al medio de mi trasero.
Empez� poco a poco a introducirme el aparato entre mis nalgas, mientras sonre�a
con una lujuriosa expresi�n en su rostro. Finalmente separo mis nalgas con sus
manos y me penetro el culo por completo con aquel terrible aparato, con
vehemencia introdujo la totalidad de su estaca entre los pliegues de mi orificio
trasero.
Comenz� a darse el gusto, empujando decididamente y
proporcion�ndome una entrada a fondo. Solt� un irreprimible quejido y mis nalgas
se tensaron en un vano intento por ofrecer resistencia al voluminoso invasor,
pero lo �nico que logre al apretar mis gl�teos, fue aumentar el placer que �l
sinti�, pues la sodomitica uni�n se hizo aun m�s estrecha. El desgraciado
totalmente ajeno al dolor que me pudiera provocar sus clavadas comenz� a bombear
en mi culo, intentando profundizar en mi recto en cada embestida.
El negro se sent�a feliz y lo reflejaba en su rostro, era
obvio que estaba gozando a mares mientras su terrible aparato incursionaba en
las profundidades de mi trasero. Mientras �l intentaba profundizar en mi recto,
me dec�a:
-�Tengo que reconocer que tienes un culito delicioso!
-�Me quema la verga y me la estruja!
-�Tienes las carnes deliciosas y tu culito se ajusta a mi
verga como un guante!
El temible aparato sigui� taladrandome el culo, entrando un
poco m�s cada vez y desliz�ndose en mi estrecha cueva, que ced�a al paso de tan
impetuoso visitante. Pasada la primera impresi�n, comenc� a cooperar moviendo lo
que pod�a mis caderas, mientras �l segu�a embistiendo con fuerza, mientras me
dec�a:
-�Eso es putita blanca, mu�veme el culo para que te folle
como se debe!
-�Te lo voy a enterrar hasta sac�rtelo por la garganta!
No puedo explicar como, pero la verdad es que de pronto
comenc� a estremecerme en un infinito orgasmo. Me tens� de una manera
incontrolable, intente olvidar las molestias que a�n quemaban mi ano y me
consum� en un terrible cl�max. Mi cuerpo se curvo hacia el negro permitiendo que
su estaca profundizara a�n m�s en mi recto, en un gesto que parec�a que deseaba
fundirme con �l.
Cuando �l percibi� que yo me estaba corriendo, me sigui�
embistiendo el culo mientras comentaba:
-�Te estas meando de gustito putita rica!
-�Ah, como me la aprietas!
-�Eres una puta muy folladora!
Sus penetraciones se hicieron m�s lentas pero mucho m�s
profundas, cargando hasta el fondo; el negro sudaba a raudales, goteaba como una
regadera ba�ando mis tetas y mi pelvis con su transpiraci�n. Era un polvo
realmente salvaje, animal, en donde yo lo �nico que tenia que hacer era soportar
sus apasionadas arremetidas, que golpeaban con fuerza mis nalgas, haciendo
estremecer mis intestinos.
Desde mi posici�n pod�a apreciar, como me lo met�a dejando
apenas sus huevos afuera, me costaba aceptar que ese tremendo aparato sexual se
pudiera enterrar en toda su extensi�n en mi agujero trasero, pero la realidad de
lo que ve�a, era que eso era cierto.
A esas alturas el culo me ard�a terriblemente, pero a la vez
me sent�a como hechizada por la lujuria de ese macho de �bano que me estaba
dando con toda su pasi�n. Todo mi pelo pubico se hallaba mojado de caldos
er�ticos, y mi abertura vaginal rezumaba de manera incre�ble, haciendo deslizar
por entre mis inflamados labios vaginales un constante hilillo de jugos.
Sus vaivenes anales eran cada vez m�s contundentes, en tanto
sus manos se aferraban a mis esponjosas tetas, arremetiendo sin cesar en mi
culo. En los pocos segundos y aunque parezca incre�ble, mi lujuria se apodero de
m�, mientras sent�a un masoquista placer, muy pronto otra vez mi cl�max me
consumi� y me corr� febrilmente en un segundo orgasmo, que me hizo gritar,
gemir, putear y revolcarme totalmente fuera de si.
Justo en ese momento, sent� que el negro empujaba todo su
terrible miembro en mi culo y lo revolcaba en mis entra�as, mientras comenzaba a
correrse. Pude sentir n�tidamente como mis intestinos recib�an sucesivas
erupciones de semen, que me inundaban entera por dentro.
Se refreg� dentro de mi ano, hasta que vaci� todo el espeso
contenido de sus test�culos, hasta la ultima gota, solo entonces, me lo saco del
culo. Con aire satisfecho me quedo mirando y me dijo:
-�Estas muy deliciosa chica!
-�Me encantar�a quedarme para gozarte otro poco, pero
lamentablemente no puedo!
Se dirigi� al ba�o y mientras yo intentaba recuperarme,
todav�a tirada sobre la cama, sent� como el se duchaba. En seguida sali�
radiante del ba�o comenz� a vestirse y mientras conversaba animadamente, de
pronto me dijo:
-�Tienes a la mano mi regalo!
De verdad que me sent� mal, pero no me quedo m�s alternativa
que ir a buscar mi cartera y sacar los US$20, acordados, se los entregue y �l
mientras los recib�a me dio unos cuantos manoseos a las nalgas y me dijo:
-�Cu�ndo quieras m�s candela ya sabes donde encontrarme!
Me beso otro par de veces y sali� tan alegre como hab�a
llegado.
Jacqueline - Chile