Hola a Antes de nada felicitar a muchos de los que
publican relatos en esta p�gina, decirles que contribuyen a que sus lectores nos
vayamos a la cama mas entusiasmados ...
Mi nombre es Paula, tengo 31 a�os, estoy casada desde hace 8
y tengo dos ni�os peque�os. Prefiero no dar mas detalles pues esta p�gina me la
recomendaron unas compa�eras del trabajo y ya os imaginais el resto ...
La historia que os voy a contar es totalmente cierta, tanto
como que es el relato de un aspecto de mi vida que me llena de placer, incluso
repetir mentalmente mientras escribo estas lineas.
Conoc� a mi marido en la universidad hace ahora 10 a�os. Era
un muchacho alto, bien parecido, de voz muy gruesa y estaba metido en pol�tica
hasta el cuello. Era delegado estudiantil y en una de las tantas asambleas que
se organizaban en aquella �poca estaba �l entre los oradores. Desde la primera
vez que lo vi me parecio muy atractivo, tanto a mi como a mi amiga M, y ya en
ese primer encuentro y a modo de juego entre las dos, bromeamos con que ser�a el
novio de alguna de nosotras. Pero �l ten�a pareja y aquello supon�a una cierta
dificultad a nuestras fantas�as de adolescentes. Creo que la siguiente vez que
me masturbe lo hice pensando en �l.
Debo aclarar que en temas sexuales siempre hab�a sido muy
reservada y algo t�mida. A pesar de mis 21 a�os era virgen y si bien hab�a
tenido bastantes novios con derecho a roce, no hab�a mantenido relaciones
sexuales completas con ninguno de ellos.
Cosas de la vida, P, asi comeinza su nombre, se quedo sin
pareja, coincidimos en algunos cursos y nos pusimos de novios. M, que conoc�a mi
"expediente" como mujer, pronostic� que no durar�a virgen ni 20 d�as. Y no se
equivoc�. En nuestra segunda salida, una cena en casa de compa�eros de la uni,
me propuso irnos a un hotel a pasar la noche. He de confesar que no me cogio por
sorpresa la oferta, casi lo estaba deseando ... c�mo explicar sino que llevaba
mi mejor conjunto de ropa interior ese d�a.
La primera vez fue, contra lo que se podr�a suponer,
perfecta. Mi esposo era mucho mas liberal que yo en temas de cama y yo me dejaba
llevar por �l sin oponer resistencia. As� fueron los dos a�os que estuvimos de
novios. En ese tiempo, he de confesar, me transforme en una aut�ntica puta. P
ten�a, y sigue teniendo, una polla espl�ndida. Nuestras relaciones, hasta el d�a
de hoy, son muy satisfactorias, con la dosis justa de ternura y animalidad
necesarias para hacer vibrar a una mujer. P es muy "sexual" en su comportamiento
y modos en la cama, muy decidido .... la verdad es que no se como explicarlo ...
pero cuando estoy con el siento una mezcla de seguridad y temor que resulta muy
exitante. Sus manos me cojen con la proporci�n de fuerza y ternura exactas para
volverme totalmente loca. Con �l perd� toda verguenza en el sexo y descubr�
maneras de gozar que ni pod�a imaginar.
Uno de esos fant�sticos descubrimientos fue el sexo anal. Ya
os he dicho que era bastante t�mida y la sola idea de cobijar aquella tremenda
polla en mi culo me produc�a un miedo terrible. Pero sab�a que, como en el resto
de las cosas con P, llegar�a el d�a en que lo har�amos.
Una noche en su casa (�l viv�a solo pues, ademas de estudiar,
trabajaba desde hac�a tiempo), luego de cenar, empezamos a morrearnos en el sof�
como tantas otras veces. Yo ten�a una sensaci�n extra�a y dulce ese d�a. Mi co�o
se empap� como de costumbre pero sent�a un cosquilleo especial en todo mi sexo
que no hab�a experimentado antes. Nos fuimos desnudando y en un intento de
llegar a la cama me puse de pie. Sus dedos empezaron a hurgar en mi co�o y al
instante pude sentir su lengua jugando con mi cl�toris, con mis labios, su nariz
rozando el tupido vello de mi sexo, disfrutando del olor de mis jugos que
incluso yo misma pod�a percibir ... yo segu�a de pie y �l se hab�a puesto de
rodillas ante mi ... sin dejar de besarme me cogio de las caderas y me hizo
girar quedando de frente a mi hermoso culo. Delicadamente, con sus manos,
recorrio mis nalgas, las mojo con su lengua ... y presiono en cada una de ellas
para dejar expuesto mi ano.
Desconozco si fue el deseo o la intuici�n femenina, pero me
convenc� que esa noche estrenar�amos aquel peque�o agujero. Sent� su lengua
caliente bordear mi contra�do tesoro, contornearlo, bajar hasta el final de mi
sexo para volver a subir pero sin tocarlo directamente ... sin ser consciente de
ello me puse de rodillas sobre el sofa, con mis manos y mi cara apoyadas sobre
el respaldo, pegadas a la pared, y en esa posici�n ahueque mi espalda, dejando
totalmente expuesto mi culo y mi co�o a sus caricias ... sus manos viajaron por
mis costados y presionaron mis tetas colgantes mientras su lengua blanda se
atrev�a con mi culo y humedec�a su agujero ... de repente, la punta de esa
lengua se encajo en mi ano y un autentico escalofr�o me recorrio el cuerpo ...
ya no estaba blanda y trabajaba mi culo con la intenci�n de entrar en �l, una de
sus manos hab�a vuelto a mi co�o y lo tocaba por detr�s, la otra me rodeaba la
cintura por debajo del vientre y lo hac�a por delante .... yo estar�a aun tensa
pues lo �ltimo que dijo fue "relajate coraz�n" ... y seg�n lo hice pude sentir
c�mo una parte de aquella tibia intrusa venc�a la resistencia y jugaba en mi
interior ... cuando la quit�, un vac�o insoportable se hizo en mi culo, me
costaba reconocerlo pero quer�a mas ... los dedos que instantes antes se
entreten�an con mi co�o ser�an los encargados de reemplazarla, primero uno, el
peque�o supongo, luego el cambio por otro .. sensiblemente mayor que el anterior
... entraron suavemente pero sin vacilaciones, hasta alojarse por completo en mi
recto, pude sentir sus nudillos chocando contra mi cuerpo ... Siempre supuse que
aquello de tener algo metido en el culo seria terriblemente inc�modo ... me
equivoqu� ... el roce del borde de mi ano con su dedo, la sensaci�n de su
presencia moviendose en c�rculos en mi interior eran maravillosas. La mano que
rodeaba mi vientre se hab�a desplazado y ayudaba a la otra abriendo aun mas mi
entregado culo; una de las mias la suplant� en la tarea de acariciar mi sexo.
Mi culo hab�a perdido cualquier inhibici�n. Me descubr�
balanceando todo mi cuerpo al ritmo de mis propias caricias y las firmes
envestidas de su mano. Recuerdo que abri los ojos y pude ver c�mo me miraba, aun
de rodillas detr�s de mi, con una dulce sonrisa, y volv� a cerrarlos. Mi culo,
sin que yo me diera casi cuenta, se hab�a vuelto goloso. El dedo solitario
tambien reclamaba compa�ia. No fu� cuando su indice y su medio entraron en mi
recto cuando me corr� ... no ... fu� cuando tome conciencia de ello. El orgasmo
fue uno de los m�s fuertes que puedo recordar, me corri con el culo, no solo con
el co�o. No me hab�a recuperado aun cuando sent� la palma de su mano sobre mi
espalda, bajando hacia mi cintura, ejerciendo una leve presi�n hacia abajo y
hac�a su cuerpo, P se hab�a puesto de pie y su polla erecta me rozaba las
nalgas. Cuando llego a la puerta de mi agujero, empuje mi cuerpo hacia ella y
pude sentir como dilataba aun mas mi peque�o culo. Su polla no era como sus
dedos, era mucho mejor, aun cuando el dolor fuera ahora mucho mas intenso. Mi
mano, que no habia abandonado mi celoso sexo, busco los huevos de aquella polla
... se los cog� y tire hacia mi, su polla entro hasta la base, estaba
completamente enterrada en mi ano. Pude sentir como se inflamaba mientras
entraba y salia sin piedad. Cuando P se corr�o, me corri con �l, la primera vez
que lo hacia sin siquiera tocarme, mi co�o exploto junto con su polla sin
recibir estimulaci�n alguna, solo el golpetear de aquellos peludos test�culos
contra sus labios. Pude sentir su tibia leche inundandome las entra�as,
corriendo por mi agotado sexo cuando, tiempo despues, quito su hermosa polla de
mi culo en un intento de tregua tras el brutal y delicioso ataque.
Nunca imagine que aquello pudiera gustarme tanto. Me volvi
una adicta a este tipo de caricias. Rara vez lo hac�amos por delante sin
hacerlo, antes o despues, tambi�n por detr�s. Incluso, durante mis
menstruaciones y con alguna excusa relacionada con ellas, aprovechaba la ocasi�n
para entregarme unicamente a esta forma de sexo, con la cual siempre obtenia un
hermoso e intenso orgasmo.
Esta obsecion dio lugar a curiosas situaciones y pr�cticas,
generalemente relacionadas con los aspectos higienicos de la zona. Una de ellas
es la costumbre, casi el ritual, de aplicarme un tibio enema en la ducha antes
de tener sexo. Digo ritual porque algunas veces era, y es, mi marido el
encargado de hacerlo, lo cual tiene una carga de erotismo en si mismo alt�sima.
Como v�is, mi culo se volvio un centro de atenci�n y placer especial. Pero no
solo mi culo.
A los dos a�os de novios nos casamos. Quizas parezca una
tonter�a escribir esto pero esperaba la noche de bodas con un morbo especial.
Hac�a tiempo que una idea rondaba por mi cabeza pero nunca me hab�a animado a
proponersela a mi ahora marido ... y algo me dec�a que ser�a esa noche especial
la escogida para hacer realidad mi fantas�a.
Una vez en la habitaci�n del hotel, se acerco hasta mi, me
beso los labios y el cuello mientras sus manos buscaban mis pechos por encima
del vestido ... pero yo ten�a mis propios planes. No se sorprendi� cuando le
ped� que se recostara, que quer�a ser yo la primera en acariciarlo, y accedio a
hacerlo con una sonrisa de placer anticipada. Me quite el vestido, quedandome
solo con la ropa interior y me fui hacia �l para desnudarlo. Seguia siendo un
hombre muy atractivo y aun me pon�a muy cachonda verlo alli tendido con su polla
erecta. Lo bese tiernamente antes de arrodillarme junto a los pies de la cama y
cojerlo de la cintura para traerlo hasta el borde del colchon. �l apoyo sus pies
en el suelo y abrio sus piernas, ofreciendome una vista perfecta de su miembro y
de sus huevos. Comence a besarle la polla con dedicaci�n y a masajearle los
test�culos ... pero mi objetivo era otro. Mientras lo besaba, con ambas manos
cogi sus tobillos e hice que apoyara sus pies en lo poco de cama que quedaba
disponible. En esa posici�n, con sus piernas flexionadas, pod�a ver ahora su
culo en todo su esplendor.
No era la primera vez, en muchas ocasiones habia estado a
escasos centimetros de ese hipnotico agujero, pero nunca me habia animado mas
que a desearlo en silencio. Era oscuro, como el resto de la zanja de su culo,
como su polla y sus huevos, oscuro y belludo. Me quede observ�ndolo un instante,
totalmente encantada por su m�gica redondez. Mientras le besaba debajo de los
huevos con la precauci�n de que solo mi aliento agitado llegara a su ano, pase
mis manos por sus muslos hasta llegar a encajarlas detras de sus rodillas ... y
me puse de pie. El contacto aspero de mi sujetador en sus partes mas intimas, y
cada vez mas expuestas, le robo un gemido de placer. Me acerque hasta �l y lo
bese en los labios, sus rodillas estaban ya a la altura de sus tetillas y se
apoyaban contra su pecho, supongo que ya se imaginaba lo que le esperaba, me
devolvio el beso. Volvi a ponerme de rodillas, a rozarle los huevos bajando a la
vez lentamente mis manos por sus piernas hasta su culo, ejerciendo la presion
necesaria para que comprendiese que deseaba que mantuvieran esa posici�n. Lo que
encontre me fascino. Entre aquella mara�a de pelos se ofrec�a a mis deseos un
rosado ombligo totalmente vulnerable.
Hacia tiempo que esperaba ese momento y sin dudarlo encaje mi
lengua en su adorado culo. Se le estremecieron el cuerpo, las nalgas, el ano ...
Comence a lamerle el culo con aut�ntica devoci�n. A cada lamida pod�a sentir
c�mo se humedec�a y se aflojaba aquel apretado ojal. Apart� mi boca de aquel
manjar, introduje mi indice en ella y lo chupe sin quitar los ojos de mi
objetivo. Sin sacar el dedo de mi boca, con la mano izquierda, le cogi los
huevos y se los levant�, obligando a que su polla se estampara sobre su peludo
pubis. Su ano se me ofrecia ahora en toda su extensi�n. Brillaba por mis besos.
Pase mi dedo por aquel canal, de arriba abajo, de abajo arriba. Pude sentir su
agujero como un bache en el recorrido a cada pasada. En el tercer viaje detuve
mi dedo en la puerta de su culo, jugue con sus contornos. Clave mi dedo hasta la
raiz en aquella diana ... sin compasi�n. No quer�a prepararlo mas. Su interior
era mucho mas amplio que la entrada. El fuerte musculo de su culo ejercia una
deliciosa presion en la base de mi dedo mientras que la punta, en circulos,
recorria aquel tibio compartimento. Pod�a sentir como mi u�a raspaba las paredes
de su recto. Extraje el dedo con lentitud. Me lo lleve a la nariz, quer�a sentir
su olor, el olor de su culo, luego volv� a humedecerlo, a saborearlo ahora con
sus jugos y a introducirselo hasta el fondo. Mi otra mano segu�a sosteniendo sus
ahora apretados cojones. Los solte, estaban como duros y no bajar�an. Le cogi la
polla, pude notar que estaba totalmente lubricada.
Comence a pajearla al mismo ritmo que mi dedo entraba y salia
de su agujero. Mi esposo gem�a con aut�ntico placer. Estoy segura que era su
primera vez por el culo y hab�a optado por pasar sus brazos por detras de sus
rodillas en un intento de no dejarlas caer. Un dedo me supo a poco y acerque
otro a la entrada de su culo, el medio, mientras mi pulgar sosten�a al anular y
el me�ique. Quite el que estaba dentro para meterle dos.
Pese a todo el trabajo previo, su culo seguia firme y me
costo vencer su resistencia a un nuevo inquilino. Ya dentro, todo era mas
blando, mas espacioso. Ello me animo a replegarlos, con lo que se volv�a mas
corto pero mucho mas gordo mi ariete. En esa posici�n de mis dedos, intente
sacarlos, pero no pude. Su culo se estiraba hacia fuera pero no soltaba su
presa. Quer�a verlo correrse, sentirlo correrse con mis dedos metidos en su ano.
Acelere un poco el ritmo de mis caricias, la presion de mi mano abrazando su
polla y le pedi que se corriera. Fue una sensaci�n espl�ndida, poco falto para
que yo tambi�n tuviera un orgasmo. Su leche salia a borbotones y su culo ejerc�a
una intensa presi�n sobre mis dedos a cada espasmo. Pude sentir como se corria
su culo por primera vez. Sin soltar su polla saque mis dedos de su cuerpo, me
puse de pie y me acerque a besarlo. El cogio la mano que habia penetrado su culo
y lamio los dedos que instantes antes lo habian desvirgado. Yo no salia de mi
asombro, le susurre un sentido gracias al oido, mis temores habian desaparecido
y tenia la certeza de que podr�a hacerle aquello siempre que quisiera.
Desde aquella noche, hemos vuelto a repetir esta escena de
mil modos diferentes. Rara es la vez que como parte de nuestros juegos en la
cama no nos entreguemos a un 69 en el que cada uno explora el culo del otro y
devuelve las caricias que recibe, o hace nuevas para recibirlas como recompensa.
He de reconocer que para mi, esta forma de sexo, se ha vuelto
indispensable, tanto de manera pasiva como activa. Para aquellos que intent�is
encontrar algun indicio de homosexualidad o perversi�n en esto, decirles que
somos una pareja muy normal y feliz. Mi esposo, aun cuando se entrega a mis
caricias sin establecer limites, es muy masculino y goza de su culo como lo hace
de su polla. Creo que ambos hemos descubierto una forma de placer a sumar con
las otras, mas convencionales. Las variantes son infinitas, quizas alg�n dia os
cuente alguna de las que hemos practicado.
Animo a todas las mujeres a que probeis este tipo de juego.
La sensaci�n de penetrar es tan placentera como la de ser penetrada ... y lo
mismo os digo a los hombres, ofreced esta posibilidad a vuestras parejas .... no
sea que os pong�is viejos con una fantas�a tan inocente sin cumplir .... quienes
lo hayan probado ya saben de lo que hablo.
Si quereis decirme algo, escribidme ...
Besos
Paula
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