Hola, me llamo Teresa, y animada por una amiga me he decidido
a contaros la fant�stica aventura que tuve el verano pasado con Jorge, el novio
de mi hermana peque�a. Para poneros en antecedentes os dir� que tengo 29 a�os, y
que, aunque est� mal que yo lo diga, puedo presumir de ser lo que los hombres
suelen definir como un "bomboncito". Soy morena, con el pelo largo y mido
aproximadamente 1,67; mi cuerpo es fuerte y proporcionado, fruto de muchas horas
de gimnasio, pues en mi juventud trabaj� como monitora de aerobic. Puedo
alardear de poseer un trasero redondo, firme y un poco resping�n, y mis pechos,
sin ser excesivos, son abundantes y a�n se elevan consistentes, desafiando la
ley de la gravedad.
Desde jovencita me ha gustado lucir mis encantos con ropas
ajustadas, escotadas y provocativas, y en mi armario abundan las minifaldas, los
vaqueros ajustad�simos y grandes escotes de pico que favorecen la forma de mis
pechos y permiten una buena panor�mica de mi canalillo. Nunca, desde que ten�a
15 a�itos he dejado de notar c�mo la miradas aviesas de los hombres recorr�an mi
cuerpo, desnud�ndome con la mirada, y soy consciente de las pajas que mis
compa�eros de instituto y facultad se han hecho a mi salud. Toda la vida he
tenido un mont�n de moscardones revoloteando a mi alrededor, pero a pesar de
todo esto y de lo que os voy a contar a continuaci�n, nunca he sido una mujer
"ligera". De hecho, s�lo hab�a mantenido relaciones sexuales con un par de
novios, uno de los cuales se convirti� en mi marido, del que me separ� un par de
meses antes de los acontecimientos que voy a contar.
Mis padres tienen un apartamento en un pueblo de la costa
levantina, y el pasado julio, mi hermana Laura, su novio, Jorge y otra pareja de
amigos planearon pasar unos d�as en el apartamento. Mis padres no iban a acudir
hasta el mes de agosto, ya que estaban trabajando, y yo ten�a unos d�as libres,
as� que animada por mis padres y por mi hermana, ya que en esos d�as estaba un
poco floja de �nimo por aquello de la separaci�n, decid� unirme al grupo.
Laura tiene 19 a�itos reci�n cumplidos, y Jorge 20, y
constituyen una pareja deliciosa. Laura es un ca��n de ni�a, un poco m�s alta
que yo, con un cuerpo armonioso y proporcionado, delgadita, aunque quiz� algo
escasa de pecho, una carita limpia y juvenil y unos enormes ojos azules que
potencia con una melenita rubia muy cortita. Por su lado, Jorge era un muchacho
muy atractivo, casi 1,80; delgado pero fibroso y fuerte, y sobre todo,
guap�simo, con unos ojazos verdes que a pesar de su juventud, quemaban al mirar,
y un pelo casta�o corto, pero algo ensortijado que daba ganas de acariciar. Debo
reconocer que m�s de una vez se me hab�an ido los ojos detr�s de �l, y por su
lado, �l tambi�n me hab�a lanzado alguna vez alguna mirada nada respetuosa, pero
hasta entonces no le hab�a dado mayor importancia.
El apartamento de mis padres es amplio y luminoso, y cuenta
con una maravillosa terraza abierta al Mediterr�neo desde la que en innumerables
ocasiones he estado contemplando el mar ensimismada durante horas. Laura me
hab�a preguntado, algo azorada si me parec�a mal que durmiese en la misma
habitaci�n con su novio. Le tranquilic� dici�ndole que ya ten�a edad para
acostarse con su novio, y que no iba a ser yo qui�n se escandalizase por eso. Al
fin y al cabo yo tambi�n he tenido novio y tambi�n me he acostado con �l desde
que ten�a 19 a�os. En mi condici�n de hermana mayor, eleg� la mejor habitaci�n,
con un gran ventanal mirando al mar. Jorge y Laura se acomodaron en la
habitaci�n contigua a la m�a, la que siempre hab�amos compartido, y Luis y Ana,
la otra pareja se quedaron con la tercera. Esa primera noche transcurri�
tranquila, cansados del viaje y del acomodo, nos fuimos pronto a dormir, tras
salir un rato despu�s de cenar a tomar un helado.
El d�a siguiente era viernes, y se not� la afluencia de
domingueros de fin de semana, pues la playa estaba a rebosar. Pasamos el d�a en
la playa, y ya entonces pude comprobar c�mo mi mirada se dirig�a m�s de lo
necesario al cuerpazo que luc�a Jorge, moreno y fuerte, algo m�s musculoso de lo
que hab�a observado en otras ocasiones, pero sin resultar exagerado. Tampoco �l
me dej� de lado, y aunque con disimulo, intentando que ni Laura ni yo nos
di�semos cuenta, en un par de ocasiones vi por el rabillo del ojo c�mo su mirada
se posaba sobre mi cuerpo, m�s exactamente sobre mi pecho, que apenas era
contenido por los peque�os tri�ngulos de mi biquini. Tampoco quise darle m�s
importancia, sobre todo porque reconozco que es dif�cil contenerse en echar una
mirada a unos pechos mojados cuyos pezones se perfilan contra la tenue tela de
un biquini blanco y, por qu� no decirlo, poco pudoroso. Para no pecar de falsa
modestia, deb�a estar bastante sugerente con mi nuevo biquini, con un sujetador
que apenas lograba contener mis pechos, una braguita que cubr�a s�lo lo
imprescindible y que luchaba por meterse por la ranura entre mis nalgas y una
leve telita que al mojarse se adher�a a mi piel apenas escondiendo mis encantos.
Inconscientemente estaba ya entrando en un juego de seducci�n y provocaci�n que
habr�a de desembocar en lo inevitable.
Esa noche salimos a cenar fuera, y despu�s de tomarnos un
helado, decidimos acercarnos a los bares del paseo mar�timo a tomar una copa y a
bailar un poco. Yo me hab�a puesto una falda de flores con mucho vuelo que me
cubr�a hasta por debajo de la rodilla y una camiseta de punto, que sin ser
escotada, se ajustaba bastante a mis formas, de modo que luc�a tipo, pero sin
incitar mucho. La reina de la noche fue mi hermanita, que embutida en unos
pantalones pesqueros azules que dibujaban la perfecci�n de su trasero, con sus
pechos encorsetados a presi�n dentro de un wonder-bra y con una camisa roja y
semitransparente que llevaba abierta un par de botones m�s all� de lo que
resultaba decoroso. No dej� de mostrarse encantadora y sensual con su Jorge toda
la noche. Jorge no pareci� reincidir en sus lividinosas miradas hacia m�,
mostr�ndose encantado de ir acompa�ado por una chavala que se constitu�a en el
centro de todas las miradas. Como buen macho marcando su territorio no dej�
pasar ninguna oportunidad de besar y manosear a mi hermana, como diciendo, �esta
es mi chica, qu� pasa!. Luis y Ana, a los que no conoc�a resultaron ser unos
muchachos encantadores, bromistas y siempre riendo. Ana era normalita, guapa,
pero sin resultar llamativa, y Luis tiraba a fe�cho sin ser desagradable. Lo
pasamos bien, bebiendo, riendo y bailando. Un par de veces se me arrim� alg�n
"conquistador", pero no tuve muchos problemas para quit�rmelos de encima.
Pasadas las tres y media decidimos que era hora de retirarnos a casa.
Al llegar a casa nos fuimos r�pidamente a la cama sin
pre�mbulos. Ana y Luisa pretend�an ir al d�a siguiente a visitar un c�lebre
mercadillo callejero que se montaba en un pueblo a pocos kil�metros, y no
pod�amos levantarnos demasiado tarde. Al desnudarme no pude evitar pensar que yo
ser�a la �nica que dormir�a sola esa noche en la casa, sin nadie a quien
abrazar, nadie que me besase o contra quien acurrucarme. La noche era de
aut�ntico bochorno, por lo que ya intu� que no iba a ser f�cil pegar ojo. Me
pregunt� qu� estar�a ocurriendo en ese momento en la habitaci�n de al lado entre
mi hermanita y Jorge, pero inmediatamente desist� de mantener ese pensamiento en
la cabeza. Intent� dormirme, pero el calor no estaba dispuesto a permit�rmelo.
Di muchas vueltas en la cama, y acab� completamente empapada de sudor. En la
habitaci�n de al lado se o�an peque�as risitas ahogadas, y de repente un peque�o
pero agudo chillido de mi hermana, cortado de raiz. Imagin� que Jorge le habr�a
tapado la boca. Diez minutos y un mill�n de vueltas m�s tarde decid� salirme un
rato a la terraza, a tomar un poco el fresco y a fumarme un cigarrillo. Al salir
de la habitaci�n pude escuchar c�mo en la habitaci�n de Luis y Ana sonaba y
ligero ronquido de var�n, y por debajo de la puerta de la habitaci�n de Laura se
ve�a un leve resplandor, fruto sin duda de la l�mpara de la mesita. En ese
momento no se percib�a m�s sonido en la casa que el de los ronquidos de Luis.
Me sent� en una tumbona de la terraza y encend� un
cigarrillo. La suave brisa marina no tard� en refrescar mi cuerpo semidesnudo,
cubierto tan solo por unas braguitas y una camiseta interior. Mis pezones no
tardaron en ponerse duros por efecto del aire h�medo de mar adentro. Fue
entonces cuando o� detr�s de m� un sonido, callado pero inconfundible, la
profunda respiraci�n de un chico. La ventana de la habitaci�n de Laura daba a la
terraza, y de ah� era de donde proced�a el sonido.
Me gir� despacio, y sigilosamente me acerqu� a la ventana,
que estaba entreabierta. A pesar de tener los visillos echados, la tela era
tenue, y la luz de la mesita permit�a apreciar con bastante claridad lo que
suced�a dentro de la habitaci�n. La profunda respiraci�n proced�a de Jorge, que
tumbado sobre la cama presentaba un rostro desencajado de placer. M�s abajo, y
cubierta por la s�bana, mi hermanita se afanaba en aplicar a su novio una
monumental mamada. Seg�n el gozo de Jorge se empez� a hacer m�s evidente, �ste
quit� la s�bana de encima, desvelando el cuerpo desnudo de Laura, cuyos gruesos
labios se aplicaban sobre la polla de Jorge, subiendo y bajando la cabeza hasta
pr�cticamente engullir la nada despreciable verga de su novio. La escena me
dej�, en un primer momento at�nita, una cosa era ser consciente de que tu
hermana peque�a tiene novio y saber que no va a hacer nada que no haga todo el
mundo, y otra muy distinta es verla en acci�n, chup�ndo polla como una
descosida, y demostrando, por otro lado, que tu hermanita es toda una experta
mamadora. Chupaba, lam�a y vuelta a empezar, mientras Jorge disfrutaba como un
enano y acariciaba la cabeza y el pelo de Laura. Su lengua se deslizaba en
c�rculos alrededor del glande y, sin previo aviso, lo probaba entero para
aplicarse de nuevo sobre toda la longitud de la gloriosa polla de Jorge. Cuando
Jorge empez� a presentar s�ntomas de ir a correrse, la boca de Laurita abandon�
su verga. Pas� uno de sus pezoncillos erectos por la punta de su glande, lo que
le provoc� un peque�o espasmo, y le aplic� un h�medo beso en los labios antes de
montarse a horcajadas sobre �l. Laura tom� el sexo de Jorge con su mano y los
gui� hasta la entrada de su sexo. Hasta entonces no hab�a descubierto que mi
hermana ten�a el sexo completamente rasurado, lo que combinado con su
cuerpecillo y carita de ni�a, se ve�a verdaderamente sexy. Las manos de Jorge
sosten�an el trasero de ella, que lentamente fue descendiendo mientras la polla
de Jorge desaparec�a en el interior del co�o de mi hermana, cuyas manos
acariciaban el pecho de su amante. La preciosa cara de Laura demostraba un
intenso placer, su boca abierta emitiendo un profundo suspiro y sus peque�os
pezones erectos, al tiempo que la polla de Jorge se iba introduciendo en su
co�ito. Su hermoso trasero acab� chocando con los huevos de Jorge, completamente
ensartada. Poco a poco, comenz� a saltar y botar sobre la verga de Jorge,
mientras Jorge pellizcaba sus pechos y disfrutaba del fest�n visual. Venci�ndose
hacia adelante, y sin dejar de mover el culo arriba y abajo contra la verga de
Jorge, Laura agarr� el pelo de su novio y comenz� a besarle, mientras que sus
tetas bailaban al ritmo de sus caderas, rozando los pezones con el pecho de
Jorge. Los bramidos de Jorge demostraban el intenso placer que sent�a cada vez
que el sexo de mi hermana engull�a su verga, y los suspiros y gemidos de Laura
demostraban que mi hermana estaba tambi�n disfrutando lo suyo. Las manos de
Jorge se aposentaron sobre el culo de mi hermana, y comenz� a atraerlo hacia s�
de manera cada vez m�s violenta, de modo, que a juzgar por los chillidos de
Laura, la penetraci�n se hac�a m�s y m�s profunda.
Mi cuerpo hab�a reaccionado acalor�ndose ante la t�rrida
escena que estaba presenciando. Mi sexo se hab�a humedecido y mi respiraci�n se
hab�a acelerado. Mis pezones se hab�an excitando, endureci�ndose bajo la
camiseta. Casi inconscientemente deslic� mi mano por dentro de las braguitas y,
pasando un dedo entre mis labios, comenc� a acariciarme el co�o, mientras
introduc�a la otra mano por dentro de mi camiseta para acariciarme los pechos y
pellizcar mis duros pezones. Mis caricias no tardaron en comenzar a agitarme la
respiraci�n, fruto de un placer dom�stico que tan bien conoc�a�
Entonces mi hermana, alz�ndose ligeramente, pero a�n con m�s
de la mitad de la verga de Jorge clavada dentro de ella, comenz� a girar sus
caderas, atornillando profundamente la polla de su novio dentro de su co�o. Gir�
hasta quedarse de rodillas sobre las piernas de Jorge, d�ndole la espalda y con
su polla firmemente alojada dentro de su co�o. Laura comenz� entonces a subir y
bajar sobre �l, mientras que Jorge tomaba con sus manos la cintura de mi hermana
ayudando el lujurioso mete y saca. Sus movimientos se tornaron cada vez m�s
convulsos y sus aullidos m�s agudos, los muslos de mi hermana comenzaron a
temblar, y en medio de un profundo rugido, Jorge, agarrando las tetas de Laura,
se vaci� dentro de ella, que al notar el calor de su esperma inundando su
cuevita, y tras un convulso movimiento de sus caderas, lanz� un sonoro chillido
que dio paso a lo que yo intu� era un enorme y salvaje orgasmo.
Estimulada por los lujuriosos gritos de Laura y Jorge, dos de
mis dedos se colaron dentro de mi empapado sexo, y en un fren�tico movimiento de
mete-saca, en pocos segundos, justo despu�s de la corrida de Jorge, mi cuerpo me
abandon�, inund�ndose de calor y verti�ndome de placer, me corr�. No pude
reprimir un ahogado gemido, que afortunadamente no se debi� o�r dentro de la
casa, lo que por otro lado, era l�gico, dado el esc�ndalo de suspiros, gemidos y
aullidos que estaban profiriendo Jorge y mi hermana.
Girando de nuevo de cara a Jorge, y vencida sobre el cuerpo
de �l, su culito continu� durante un rato elev�ndose y descendiendo sobre la
polla de Jorge, mientras ambos se besaban y acariciaban, al tiempo que iban,
poco a poco, recuperando la respiraci�n.
Tras asistir al glorioso polvazo que mi hermanita y Jorge se
hab�an pegado, y antes de que por casualidad me descubriesen oteando, me deslic�
silenciosamente dentro de la casa, y con cuidado de no ser o�da, me deslic�
entre las s�banas, sin poder quitarme de la mente la imagen de Laura cabalgando
salvajemente sobre la magn�fica verga de Jorge. Antes de lograr dormirme, me
quit� las bragas y me masturb� en silencio una vez m�s.
A la ma�ana siguiente nos levantamos relativamente pronto
para la hora en la que nos hab�amos acostado. Laura, Ana y Luis ya estaban
levantados cuando yo me despert�. Ser�an algo m�s de las 10. Por el contrario,
Jorge a�n estaba en cama. No me extra�aba, sabiendo el ajetreo que hab�a
mantenido anoche. Laura estaba esplendorosa, con una fenomenal sonrisa dibujada
en su p�cara carita de ni�a buena. L�gico, despu�s del polvazo que se hab�a
pegado. No pude dejar de mirarla con cierta envidia. Hac�a meses que no me
acostaba con nadie, y el relax de las vacaciones, unido al espect�culo que hab�a
contemplado la noche anterior, estaban despertando en m� el irrefrenable deseo
de pegarme un buen revolc�n. A�n no sospechaba que poco rato despu�s ver�a
cumplidos mis deseos m�s all� a�n de lo que hubiera podido imaginar.
Al poco, Laura me anunci� que iba a levantar a Jorge, pues su
intenci�n era irse al mercadillo. Yo le dije que prefer�a quedarme. No me
gustaba la aglomeraci�n de los mercadillos, y adem�s ten�a intenci�n de quedarme
para bajar a hacer algo de compra y adecentar un poco la casa. Laura sali� con
cara de pocos amigos, anunci�ndonos que Jorge se quedar�a porque le dol�a
bastante la cabeza. Casi sin querer, algo se agit� dentro de m�, ante la noticia
de que tendr�a la oportunidad de quedarme a solas con el novio de mi hermana
toda la ma�ana. Laura, Ana y Luis se largaron, no sin que antes les hubiese
encargado comprar frutas y verduras. Me puse a darle un repaso a la casa, a
excepci�n claro est� de la habitaci�n de mi hermana.
No tard� mucho m�s de media hora, y despu�s de terminar, me
dispuse a darme una ducha. Jorge segu�a en su habitaci�n. Cog� algo de ropa, no
s� si consciente o inconscientemente, opt� por un equipo muy atrevido y sexy, un
min�sculo short blanco de talle baj�simo que apenas lograba tapar algo m�s que
unas braguitas, y que dejaba al aire la parte superior de mis huesos p�lvicos, y
una camiseta blanca de canal� de tirante fino, con un profundo escote de pico, y
tan corta que dejaba mi ombligo y casi todo mi vientre al aire. Me vest� casi
sin secarme, y al mirarme al espejo pude comprobar c�mo el canal� trazaba
impecablemente la forma de mis pechos, entretanto que mis pezones, erectos por
causa de la humedad de la ducha, se destacaban manifiestamente a trav�s de la
tela. Me sent�a sensual y seductora. Al abrir la puerta casi me tropiezo de
bruces con Jorge, que al toparse conmigo no pudo reprimir un gesto, primero de
sorpresa, y al cabo de un momento, de evidente agrado. Sus ojos me recorrieron
con descaro de arriba a abajo, deteni�ndose un momento sobre mis pechos, y tras
musitar un quedo "perdona, cre� que no hab�a nadie", entr� en el ba�o y cerr� la
puerta.
Aunque parezca tonto, lo cierto es que me puse algo nerviosa.
Empec� a preguntarme si no estar�a actuando de modo demasiado atrevido, y si no
iba a parecer una perrita en celo en busca de macho. Pero mi verg�enza dej� paso
a mi descaro cuando Jorge hizo acto de presencia en la mesa de la terraza,
dispuesto a desayunar. Vest�a un ba�ador rojo y una camiseta blanca que se
ajustaba a sus m�sculos y le quedaba de vicio. Le dije que ten�amos que ir de
compras, as� que mientras �l desayunaba, me dispuse a tomar un caf�, sentada en
frente suyo. De modo "casual", coloqu� mi melena, a�n mojada, de modo que
algunos mechones cayesen sobre mi pecho, e incluso que la punta de uno de ellos
se colase por dentro de mi canalillo. Me las apa�� para que la visi�n que Jorge
tuviese sobre mi escote fuese lo m�s generoso posible, y �l no dej� pasar la
oportunidad de pasear la vista por mis tetas cada vez que sospechaba que no
estaba vigilante. Jorge parec�a avergonzado, no atrevi�ndose a sostener mi
mirada por m�s de un par de segundos. Yo me estaba empezando a divertir con ese
juego, y opt� por acogotarle un poco m�s:
� Vaya traj�n que os tra�ais anoche mi hermana y t�, no he
podido pegar ojo en toda la noche.
Jorge baj� a�n m�s la cabeza, con la excusa de mojar la
galleta en el caf�. Yo me encend� un cigarrillo, y alej�ndome un poco de la
mesa, cruc� descaradamente las piernas.
� �C�mo?
� Vamos, no te hagas el despistado, que o� anoche c�mo
follast�is como descosidos.
Al instante Jorge se puso rojo como un tomate.
� Tranquilo, hombre, que no voy a decir nada a Laura ni a mis
padres. Cuando yo ten�a vuestra edad, me ven�a alg�n fin de semana aqu� con mi
novio. Es lo natural.
Jorge subi� la cabeza, asomando una p�cara sonrisilla, y
lanz�ndome una descarada mirada con sus ojazos verdes que se clav� de lleno en
m�. Mis pezones acogieron el golpe poni�ndose m�s duros, y la temperatura de mi
cuerpo comenzaba a subir, y creo que Jorge se di� cuenta. En todo caso, mi
aviesa intenci�n era acogotar a Jorge, no dejar que tomase �l la iniciativa.
� T� eres muy guapo, Jorge, y mi hermana es un bomb�n, pero
estoy segura de que te gustar�a poder disfrutar de unas buenas tetas. �Te gustan
mis pechos, Jorge?.
Esto �ltimo lo hice pas�ndome la mano derecha por el brazo
izquierdo, de modo distraido, como si lo hiciera por casualidad. Mi desparpajo
le amedrent� otra vez, y apenas logr� balbucear:
� Bueno, Tere, t� eres muy guapa.
Sin decir nada, me levant�, y posando mi mano sobre su pecho,
lo acarici� brevemente mientras le propinaba un h�medo y nada fraternal beso en
la comisura de sus labios. Acto seguido, le cog� de la mano y le llev� dentro
del sal�n. Le sent� en el tresillo y me acomod� a su lado. Ambos call�bamos, la
situaci�n era muy er�tica y excitante. Me inclin� un poco sobre �l, abrum�ndole
con mi pecho casi rozando el suyo, y comenc� a acariciar sus piernas con mi pie
desnudo al tiempo que mis dedos revolv�an su pelo ensortijado. Su sexo comenz� a
crecer dentro del ba�ador, haci�ndose cada vez m�s evidente. Tom� una de sus
manos con la m�a.
� �No te gustar�a acariciar mis pechos?, �o prefieres seguir
s�lo devor�ndolos con los ojos?.
Jorge no era capaz de reaccionar. Estaba tenso y apabullado.
Seguramente nunca se hab�a visto en una situaci�n semejante. Lo cierto era que
yo tampoco, pero era mi deber no perder los estribos y manejar la situaci�n en
la que una mujer hecha y derecha seduc�a a un jovencito, poca m�s que un
adolescente.
Coloqu� su mano sobre mi pecho y pos� mis labios sobre los de
�l. Comenc� a lamer y a mordisquear sus labios. Me preocup� de mantener mi
lengua y labios muy mojados, pues quer�a que el beso fuese lo m�s lividinoso
posible. Mi pierna continuaba restreg�ndose contra la suya, y mi mano derecha
baj� hasta posarse sobre su verga, para empezar a sobarla con avidez. De repente
Jorge pareci� volver a la vida; abri� sus labios para comenzar un beso profundo
y h�medo en el que nuestras bocas se buscaban con desespero y nuestras lenguas
jugaban entre s�. Su mano, hasta entonces parada sobre mi pecho se afan� en
sobar y amasar mis tetas. Atrap� mi duro y largo pez�n entre sus dedos pulgar e
�ndice y con un suave movimiento de pinza, logr� arrancarme un peque�o
aullidito, mezcla de dolor y placer. Met� la mano dentro de su ba�ador y me
dispuse a aplicarle un buen masaje de test�culos, antes de atrapar su vigoroso
miembro y empezar a menearlo de arriba a abajo, desde la base hasta el glande.
Amarr�ndolo con los dientes, Jorge me baj� uno de los tirantes de mi camiseta,
colmando mi hombro de besos. Sus manos, entretanto se hab�an deslizado por
debajo de mi camiseta y se dedicaban a acariciarme las tetas y a pellizcar los
pezones, ya sin el engorro de la tela de por medio. Le baj� el ba�ador y me
arrodill� ante �l.
Su miembro, expectante se encontraba a pocos cent�metros de
mis labios. Le mir� p�caramente durante un segundo, ofreciendo la mejor de mis
sonrisas antes de dedicar toda mi atenci�n a su miembro viril. Acarici� con
suavidad sus test�culos, y apliqu� mi lengua sobre la base de su polla, mientras
con la otra mano sub�a y bajaba mansamente el escroto a lo largo del glande.
Comenc� por lamer con mi lengua casi a�n dentro de mi boca la longitud de su
miembro, mientras mi nariz barr�a la costura de su sexo. Los muslos de Jorge se
contra�an cada vez que mi lengua le acariciaba el glande, pero decid� continuar
un poquito m�s con ese juego enervante y delicioso. Finalmente, apoy� la punta
de mi lengua, completamente empapada en babas sobre el orificio de su capullo, y
de un s�lo movimiento, deslic� mis labios a lo largo de su polla, engull�ndola
casi por completo. Jorge emiti� un profundo gemido, y sus piernas temblaron
violentamente. Entonces me concentr� en hacerle una mamada de nota, ten�a que
ser mucho mejor que la que hab�a visto a Laurita hacerle la noche anterior.
Embadurn� de saliva todo el miembro, centr�ndome especialmente en el glande, y
me afan� en sorber, morder, lamer y vuelta a empezar. Mi cabeza sub�a y bajaba
con rapidez, mientras mis labios se concentraban aplicadamente en chupetear a lo
largo y ancho de su verga. Jorge, sin dejar de gemir ni estremecerse me tom� del
pelo, intentando marcar el ritmo de mi cabeza, pero no le dej�. Sin dejar de
mamar, retir� su mano de mi cabeza y con una mano me dediqu� a acariciarle el
pecho mientras la otra sujetaba la base de su polla. Sus gemidos se tornaron m�s
acuciantes, y los temblores de sus muslos me indicaron que quedaba poco para que
se corriera. Retir� entonces los labios, y levant�ndome, me sub� los tirantes de
la camiseta y dej� a Jorge medio tumbado sobre el sof�, jadeante, con el nabo
tieso y palpitante.
Le orden� que se levantase �l tambi�n, y de pie, rode� su
cuello con mi brazo derecho, y al tiempo que mi mano izquierda se aferraba a su
miembro, levant� mi pierna derecha rodeando con ella su cintura, y comenc� a
frotarme contra su cadera al tiempo que mi lengua se introduc�a dentro de su
boca.
Tom�ndole de la mano le conduje hasta mi dormitorio. Yo iba
meneando el culo exageradamente, y Jorge, mudo, me segu�a como un perrillo
faldero. Le tir� sobre la cama despu�s de sacarle la camiseta. Me baj� los
tirantes, me desabroch� el bot�n y baj� la cremallera del short. Metiendo los
pulgares dentro del pantaloncito, me gir�, dando la espalda a Jorge, y meneando
las caderas e inclin�ndome hacia adelante, fui baj�ndome el pantal�n, ofreciendo
una generosa vista de mi trasero y de mi cueva, que en ese momento estaba ya
palpitando chorreante, ardoroso de ser penetrado. Dej� caer el short al suelo, e
incorpor�ndome, me gir� frente a Jorge, que estaba literalmente alucinado con la
hermana de su novia.
Apoy� mis rodillas en el borde de la cama, y a gatas pas� por
encima de su cuerpo, hasta situarme, con las piernas bien abiertas sobre la
cabeza de Jorge, que se afanaba por estirar su cuello y sacar su lengua en busca
de mi co�ito. No se lo permit�, y apoyando mis manos en su pecho le hund� contra
el colch�n. All� mandaba yo, y mi co�o se probaba cuando yo lo decidiese. Fui
bajando poco a poco, acercando mi h�meda conchita a los labios de Jorge. De
repente, las manos del Jorge se aferraron a mi trasero, hundiendo los dedos en
mis gl�teos, y bruscamente me atrajo hacia s�. Su lengua pas� por mi rajita, y
en un momento, toda su boca se hallaba devorando mi sexo con avidez y lujuria.
Mi sexo, que ya estaba h�medo casi desde el principio, se deshizo en agua ante
las deliciosas caricias de los labios y lengua de Jorge. Mi �xtasis iba en
aumento, y ya apenas lograba sostener los gemidos a un volumen aceptable. Los
dedos de Jorge se incrustaban en mis cachetes atrayendo y alejando mi pelvis de
su cara a ritmo cada vez m�s gozoso. Me abandon�, mis piernas se quedaron sin
fuerzas, y mi cuerpo se redujo al min�sculo �mbolo de carne que Jorge atrapaba
entre sus dientes. El calor invad�a mi cuerpo, y de mi garganta comenzaron a
surgir sonoros aullidos de puro gozo. Recuerdo ahora el primer d�a que foll� con
mi ex-marido en esa misma cama. Me penetr� con tal violencia y me hizo gritar
tanto que cuando mis padres regresaron a casa, una vecina cotilla se lo cont�
todo. Ten�a 23 a�itos, y mi padre me peg� un gran bofet�n mientras mi madre
sollozaba en el sof�. Ahora era yo la que sollozaba, pero afortunadamente la
vecina cotilla ya no viv�a all�, as� que no hab�a ning�n impedimento para
gritar, aullar y gemir todo lo fuerte que quisiera. Cuando todos los poros de mi
cuerpo se saturaron de sudor y mi cuerpo comenz� a inundarse de gozo, dej� caer
mi cabeza hacia atr�s, me agarr� los pechos, pellizc�ndome los pezones hasta
causarme dolor, le grit� a Jorge que me comiese con toda su furia y en medio de
un gran alarido, alcanc� el orgasmo. Jorge aplac� mis labios con su lengua, y
sigui� comi�ndome hasta que los �ltimos estertores de mi cuerpo se fueron
apaciguando. Creo que deb� correrme al menos durante dos minutos, y cuando
acab�, me derrumb� sobre el cuerpo de Jorge absolutamente exhausta. Nos
estuvimos besando y acariciando durante largo rato, hasta que mi cuerpo fue
recuper�ndose del delicioso orgasmo anterior.
� Bueno, cari�o, me has dado much�simo placer, pero creo que
ahora toca terminar la faena, �no crees?.
Para entonces, y despu�s de dejarle a punto de caramelo tras
comerme su verga, el pobre Jorge a�n no hab�a tenido ocasi�n de desfogarse, y se
hab�a ganado el derecho a penetrarme, algo que por otro lado, yo estaba ya
deseando.
Me tumb� de lado, dando la espalda a Jorge, y apret� mi culo
contra su pelvis, permitiendo que Jorge se aferrase a mis pechos. Abr� las
piernas, y metiendo mi mano entre ellas, busqu� su sexo para alojarlo entre mis
piernas, bien apretadito y en intenso contacto con mis labios vaginales. Comenc�
a mover las caderas adelante y atr�s, estimulando su tiesa polla y dejando de
nuevo mi co�ito lubricado y a punto de caramelo. Para Jorge yo estaba
masturb�ndole con mis muslos, y por mi parte, la posici�n estimulaba
intensamente mi cl�toris, as� que en un santiam�n est�bamos de nuevo emitiendo
sonoros gemidos al ritmo del comp�s del movimiento de mi culito, que chocaba
contra su pelvis en un delicioso movimiento de vaiv�n.
Me fui girando hacia arriba, quedando tumbada de espaldas
sobre �l, con su verga firmemente atrapada entre mis muslos y con mi trasero
directamente apoyado sobre su vientre. Siempre me hab�a gustado mucho esa
postura, mi espalda apoyada contra su pecho, con sus manos acariciando mis
pechos y sus dedos estimulando mis pezones. Abriendo las piernas, liber� su
miembro, y deslizando mi mano hacia abajo, apunte su polla contra la entrada de
mi caverna. No hizo falta m�s, y con un movimiento suave de cadera, su nabo fue
abri�ndose camino en mi interior. Sentir c�mo su magn�fica polla se iba
introduci�ndose dentro de m� era una aut�ntica gozada. Un suave gemido fue
surgiendo de mi garganta mientras se introduc�a dentro de mi sexo. A�n llevaba
puesta la camiseta, as� que Jorge, empuj�ndome un poco hacia adelante, me la
sac�. Mis pechos lo agradecieron temblando por un momento como un flan en el
momento en que se liberaron. Me dej� caer sobre �l, levant� mis brazos
abraz�ndome a su cuello y gir� la cabeza para fundirme con Jorge en un h�medo
beso. Nuestras lenguas jugaban entre s� mientras la polla de Jorge me follaba a
intervalos regulares. Cerr� mis piernas para permitir un contacto m�s intenso
entre nuestros sexos al tiempo que una de las manos de Jorge se posaba sobre mis
pechos, atrapando un pez�n entre sus dedos. La otra mano se meti� entre mis
piernas, acarici�ndome el cl�toris sin dejar de penetrarme. La sensaci�n era
gozosa, incre�ble, maravillosa. Desligu� mi boca de la suya y vencida, apoy� la
cabeza sobre su hombro. Jorge aplic� sus dos manos a mis pechos y comenz� a
sobarlos y a amasarlos con m�s fuerza al tiempo que comenzaba a follarme desde
abajo con mayor intensidad. Su trasero comenz� a subir y bajar en�rgicamente, en
tanto que mis placer aumentaba, y mis gemidos y chillidos empezaron a coger
mayor intensidad. La penetraci�n se torn� violenta y fren�tica. Mis tetas se
agitaban con fuerza entre las manos de Jorge, y mi sexo se iba deshaciendo de
puro gozo. Los bramidos de Jorge se hicieron m�s evidentes y su polla entraba y
sal�a de mi interior a toda velocidad. Mis pezones se endurecieron hasta casi
dolerme, y con cada acometida de su sexo yo me iba derritiendo y gritaba cada
vez que su capullo topaba con el fondo de mi vagina.
� Jorge, Jorgeeeee, s����������������, sigue, sigue, f�llame
m�s, m�����������s. �Qu� gozadaaaaaaa!
El muy cabr�n ten�a traca para dar y regalar, y ya ya estaba
a punto de correrme, cuando gir�ndome, me desligu� de �l. Pareci� sorprenderse,
pero cuando baj� hasta su polla y comenc� a lamerla dulcemente, se qued�
aliviado. Esos pocos segundos de felaci�n entre postura y postura son deliciosos
para un hombre. Lam� con mis labios cinco o seis veces su glande antes de
colocarme de rodillas. Apoyando mis codos sobre la cama, le di la espalda,
mostr�ndole mi culito y mi sexo abierto y empapado.
� Ahora, cari�o, me vas a coger por la cintura, vas a apoyar
eso que tienes ah� sobre este agujerito, y vas a empujar con fuerza hasta que me
tengas bien empaladita.
No hubo que repetirlo dos veces. Se acerco de rodillas, apoy�
su verga en la entrada de mi co�ito, y tom�ndome de las caderas me ensart� de un
solo golpe, seco, duro, que hizo tambalear todo mi cuerpo, arranc�ndome un
sonoro quejido e inundando de calor mis entra�as. Sin salir un mil�metro de mi
interior, se inclin� hacia adelante, agarr� mis pechos con las manos, apoy� su
pecho contra mi espalda y acerc� sus labios a mi o�do:
� Eres deliciosa, Teresa. Ahora voy a empezar a follarte y a
darte mucho placer.
Sin soltar mis tetas, comenz� a follarme desde atr�s, al
tiempo que me mordisqueaba la oreja. Su pelvis se pegaba a mi culo por efecto
del sudor, y su polla chapoteaba con en mi flujo cada vez que entraba dentro de
m�. Al principio comenz� a follarme suave, pero a medida que el placer fue
creciendo, sus culadas se hac�an m�s ardientes y vigorosas. Soltando mis pechos,
se agarr� a mi cintura para tener m�s recorrido. Me atra�a hacia s� en
intervalos regulares, haciendo oscilar mis pechos con cada embestida. Casi se
sal�a completamente de m� para a continuaci�n aguijonearme en un movimiento
r�pido y seco que hac�a topar sus pelotas contra mi trasero. Mis jadeos se
volv�an m�s sonoros cada vez que la polla de Jorge se encajaba en mi interior.
Las paredes de mi sexo se adaptaban bien a las gozosas arremetidas con que Jorge
apretaba desde atr�s. Mi cuerpo se fue invadiendo de calor. Su polla apretaba
hasta mi nuca, y mis jadeos fueron dando paso paulatinamente a puros gritos de
deleite. Su profunda respiraci�n fue tambi�n torn�ndose en obscenos bramidos.
Abandon�ndome, hund� mi cara en la almohada, que llen� de babas mientras Jorge
continuaba foll�ndome salvajemente y mis tetas oscilaban hasta casi querer
escaparse de mi cuerpo. A punto de correrme, comenc� a mover el culo en
c�rculos, apretando fuertemente las paredes de mi co�o contra su verga, mientras
Jorge apretaba con fuerza contra mi trasero. Esto fue demasiado para �l. Not�
c�mo su polla sufr�a un espasmo dentro de m�, y emitiendo un gran rugido, se
vaci� en mi interior, reg�ndome de esperma. Mi cuerpo me abandon�, se llen� de
calor. Mis piernas se hicieron infinitas, los poros de mi piel se saturaron, y
entonces me corr� en medio de una enorme sacudida que agit� todo mi cuerpo y
emitiendo un gran alarido. Sin salir de m�, Jorge se tumb� sobre mi cuerpo,
llen�ndome de calor. Permanecimos as� durante algunos minutos. Finalmente, Jorge
se levant�, sali�ndose de m�. Me gir�, y Jorge se inclin� para darme un suave
beso en los labios mientras sus dedos jugaban con mis a�n tiesos pezones.
� Gracias, musit�.
Nos dimos una ducha juntos. Con el agua y el jab�n
desliz�ndose por nuestros cuerpos desnudos me arrodill� ante �l y limpi� su
polla de l�quidos seminales con mi lengua y mis labios, al tiempo que le
acariciaba los huevos con mis dedos. Pas� quedamente mi lengua y labios por su
capullo hasta que estuvo de nuevo pulcro y limpio. Terminamos de ducharnos sin
dejar de besarnos y acariciarnos. Las caricias de sus manos sobre mis pechos,
lubricados por el agua y el jab�n eran especialmente placenteras. Finalmente
salimos de la ducha, nos secamos y vestimos.
Bajamos a hacer la compra, y con el tiempo justo, nos fuimos
a la playa. No llev�bamos ni cinco minutos sobre la arena cuando aparecieron
Laura, Ana y Luis, que acababan de regresar del mercadillo. Sin sospechar nada,
Laura bes� a Jorge en los labios.
El resto del d�a y del viaje transcurri� sin m�s
acontecimientos dignos de rese�ar. Desde nuestra vuelta a Madrid he vuelto a
encontrarme con Jorge cuatro o cinco veces, siempre a escondidas de mi querida
hermanita. Lo cierto es que me da cierta pena por ella, pero cuando las ganas
aprietan� Quiz� un d�a de estos os cuente alguno de los encuentros que he tenido
con Jorge en este tiempo. Recordando nuestro polvo del pasado verano me est�n
entrando deseos de� Voy a por el m�vil a llamar a Jorge. Igual tiene esta tarde
libre�
Ahora, y para excitar un poco m�s vuestra imaginaci�n, os
dejo unas fotos m�as en la que pod�is apreciar las partes de mi cuerpo de las
que estoy m�s orgullosa.

