Domador Domado (III). Vuelta a los or�genes... Se cierra el
circulo.
Estaba en al puerta de la discoteca esperando a mis Amas. El
fr�o se me colaba por debajo de la falda y los peque�os aros de mis pezones iban
a taladrar primero el top negro y despu�s la camisa fina blanca que llevaba. Mis
Amas, Cristina y Carmen, me hab�an ordenado que deb�a esperarlas fuera en la
puerta hasta que ellas salieran. El culo-co�o me escoc�a una barbaridad desde
hac�a rato y me gritaba que necesitaba un poco de pasi�n.
Antes de aquella noche yo hab�a sido la doncella in�til que
por varios a�os hab�a abrazado la esclavitud hacia mis dos Diosas. Y lo hab�a
hecho, como me dijo mi Ama Cristina, �Por Propia voluntad�, algo que las
divert�a mucho. Cierto es tambi�n, que cuando ten�a la suerte de poder recordar
que incluso yo misma hab�a tenido la iniciativa de elegir mi modelo de vestido
de doncella, un chorrillo de flujos sal�a de mi olvidada polla. De ah� a mi
conversi�n a la putita o �engendro destinado al sexo� como a veces me llamaba mi
Ama Carmen, era inevitable. Mi culo-co�o era una pasi�n que ya no pod�a
abandonar y por ello supe que ya que era una zorra viciosa ser�a una putita
perfecta y las dije que me esforzar�a much�simo para no defraudarlas.
La noche anterior mis Amas me hab�an regalado un nuevo
consolador plateado, y un sucio esclavo de una amiga me hab�a estado puliendo mi
culo-co�o durante horas para que mi cuerpo no se sintiera abandonado. Por
supuesto tambi�n tuve que mamarle la polla a ese esclavo durante el resto de la
noche para continuar mi adiestramiento, y ya me estaba convirtiendo en una
mamadora exquisita.
Llevaba cerca de tres horas fuera, sentada en un escal�n con
mis brazos alrededor de las botas negras que cubr�an mis delicadas piernas
flexionadas muy juntas para que el fr�o no me lastimara, pese que mis Amas me
dijeron que la primera premisa de una putita viciosa es dejar sus �rganos a la
vista de cualquiera. Expulse el humo de la �ltima calada hac�a arriba sacando la
mand�bula, un gesto muy femenino, y aplast� el cigarrillo con el tac�n de
plataforma que tanto adoraba cuando un hombre de unos 35 a�os, moreno y con unos
ojos profundos se me acerc�. Me pidi� fuego mir�ndome de una forma tan descarada
que me dio miedo, aunque no se si por ello fue excitante tambi�n. Yo le sonre�
nerviosa. Era la primera vez que desde que tengo conciencia de esclava nunca
alguien me hab�a pedido algo por favor. Con favor o sin favor yo deb�a de
complacer a cualquier persona de este mundo, y saqu� el mechero morado del
bolsito. �l me roz� la mano al cogerlo.
- �No tienes fr�o guapa?... por cierto esos anillos que
llevas son muy bonitos...
Mir� a un lado y al otro. No pod�a contestar. No me estaba
permitido hablar con nadie. Baj� mis ojos y jugu� nerviosa con aquellos anillos
plateados que mi Ama Cristina me regal� al cumplirse mi aniversario como su
esclava.
- �Te ha comido la lengua un gato?...
Aquel hombre corpulento puso su mano en mi hombro y lo
acarici�. Sentir su amabilidad me calm� un poco. Mir� con miedo hacia la puerta
de la discoteca. Si mis Amas me ve�an estar con alguien las iba a defraudar, y
no quer�a que aquello pasara. Pero la excitaci�n del riesgo comenz� a manchar mi
entrepierna. Mi polla se revelaba.
Me levant� nerviosa y corr� hasta la vuelta de la esquina.
All�, sin que nadie me viera, saqu� mi juguetito plateado del bolso y me lo
clav� en mi culo-co�o muy deprisa. Ten�a tanta excitaci�n que casi me atravieso
yo misma.
- Vaya... vaya... No me lo puedo creer.
Torc� la cabeza y vi al hombre de antes sonre�rme.
- Veo que te gusta disfrutar a solas...
Yo comenc� a temblar, aunque sentir mi querido regalo
vibrando en lo m�s profundo de mi ser me tranquiliz�. El hombre se acerc� y me
cogi� con fuerza del brazo. Yo dese� estar en casa y ponerme a cuatro patas de
aquel semental para mamar su polla durante una hora, pero mis Amas ya me hab�an
dicho que fuera deb�a comportarme...
Not� como me tiraba hacia abajo y me coloc� la cabeza a la
altura de su cremallera. Abr� la boca para decirle que sin mis Amas no me estaba
permitido hacer nada pero vi como sus manos abr�an su bragueta. Sac� su polla y
entonces como la zorra perfectamente amaestrada que era no pude reprimirme ante
aquel espect�culo.
Me la met� de golpe abriendo la boca y colocando la lengua
como la experiencia dictaba y cerr� los ojos ante aquel manjar. Mi lengua
calentaba ese pedazo de carne mientras mi cabeza se balanceaba cada vez mas
r�pido. Mi saliva se mezclaba con ese sabor que tanto me gustaba... su semen
salado y amargo baj� por mi garganta cuando de improviso el me agarr� de las
coletas y me apart�. Yo quer�a su leche, necesitaba su sabor e inconscientemente
hice fuerza para seguir.
- Mira la muy zorra como busca su premio...
Me cogi� con ambas manos y me oblig� a ponerme a cuatro
patas, levantando mi faldita lo suficiente para que sobresaliera mi juguetito
por debajo. Note como lo sacaba de un tir�n y algo mucho mas caliente se
introduc�a en mi culo-co�o. Me envisti� varias veces hasta que comenc� a gemir
por tan grande e inesperado placer... no hay nada que superara una verga real de
aquel tama�o. Con la otra mano me introdujo mi consolador en la boca y yo gem�a
como la zorra que mis Amas hab�an hecho de m�. Sac� el consolador de mi garganta
- P�rteme� Ahhh siii� cl�vamela� soy una zorra� soy tu
zorra�.
A�n recuerdo el primer d�a que grit� eso� atada en el cuarto
de juegos mientras mi Ama Carmen me daba sacudidas con su consolador doble.
Desde entonces no me puedo reprimir y al igual que notar como me penetran me
excita lo mismo el sonido de mi propia voz.
Al notar que su fuerza sobre mi se debilitaba me di la vuelta
corriendo y le cog� la polla en el preciso momento que toda su leche comenzaba a
brotar sobre mi cara. Me la enfund� entre los dientes y tragu� como m�s me
gustaba. Notaba la viscosidad entre mi lengua y tragu� sin parar. Estaba
delicioso.
- �Qu� te hab�a dicho Cris...?, nuestra zorra no puede salir
de casa.
Me quede paralizada ante aquella voz. Era carmen, mi Ama. Con
verg�enza saqu� mi boca todav�a manchada de semen y baj� la cabeza tragando las
�ltimas gotas. El hombre se dio la vuelta asustado.
- Si es que no se puede ser mas puta... no te bastaba con
habersela comido a esos tres en el ba�o� no, la muy cerda quer�a m�s.
Cristina siempre ten�a esa voz tan comprensiva conmigo,
aunque su cara mostraba enfado.
- Usted...
El hombre sac� la cartera del bolsillo y mostr� un fajo de
billetes.
- Ver�n... la muy puta se estaba clavando esa cosa en el
culo... yo solo quise ayudarla...
Se acerc� a Cristina y le puso dos billetes de 100 euros en
la mano.
- Me imagino que no dir�n nada, �Verdad?
Carmen le sonri� y cogi� los billetes de la mano de Cristina.
- Por... por supuesto que no... la �nica que ha hecho algo
malo es esa zorra que tiene usted ah�... pero usted no tiene nada que temer...
si no le volvemos a ver, claro.
El hombre se dio la vuelta y me puso un billete de 10 euros
entre mis tetas. Despu�s dobl� la esquina y desapareci�. Yo cerr� los ojos, me
arrastr� ante mis Diosas y las di el billete. Las hab�a fallado despu�s de todo
y merec�a todo lo que me hicieran.
- Mira que eres zorra... �No te puedes quedar quieta con tu
juguetito?. Ya te lo dije Cris, la estabas malcriando.
Cristina se acerc� a m� y me dio una bofetada tremenda. La
parte derecha de mi cara se puso roja y yo me tir� a sus pies.
- �Qu� te dijimos, eh?... nada de hablar... solo esperarnos
en la puerta hasta que sali�semos. Pero veo que tu peque�o cerebro no puede
retener toda la informaci�n... Joder, �es que no disfrutas ya lo suficiente?
Carmen dio un paso adelante.
- Deber�amos empezar de nuevo con ella, que no se le olvide
que antes de zorra era una sucia perra...
Yo al o�r eso comenc� a sollozar y me puse a cuatro patas. Me
acerqu� a Carmen y lam� sus piernas. No era mas que una perra y no me merec�a
otra cosa.
Cristina me levanto de un hombro.
- No. Te dije que no andaras m�s a cuatro patas... has
evolucionado, pero ahora tienes que tener fuerzas para controlar esa mente tan
viciosa que tienes. Adem�s, nos tienes que seguir manteniendo, y hasta ahora lo
has hecho divinamente� Carmen, esta putita nos est� consiguiendo mucha pasta,
solo hay que dejarla trabajar.
- Cris, te digo yo que no tiene arreglo. Yo creo que nos
pasamos con el tratamiento... m�rala, llena de semen por todos lados y encima
relami�ndose... va a ser una perra toda su vida...
Cris me mir� con ojos tristes.
- �Es eso lo que quieres ser?... �una perrita inmunda toda tu
vida?... yo ten�a otros planes para ti...pero tal vez Carmen tenga raz�n. Al fin
y al cabo cada uno elige su destino, pero me resulta tan chocante que nuestro
gran Amo en su d�a elija ser una perrita faldera viciosa en vez de una putita
adorable... quien sabe, tal vez es para lo que naciste de verdad...
Yo segu�a a cuatro patas oyendo a mi Ama. Estaba mareada del
fr�o y por la sacudida que aquel hombre me hab�a regalado y casi no entend�a lo
que Cris me dec�a.
- Bueno, seas lo que seas volvamos a casa.
Me levant� y segu� a mis amas.
- Yo me voy a quedar un rato, Cris. Luego voy a casa. Esa
zorra me repugna. Es la peor de todas las que he conocido.
Dijo Carmen mir�ndome con cara de asco.
C�p. 7.
Estaba tumbada en el suelo cerca de Cristina, mi Ama m�s
cari�osa, mientras ella me peinaba mi pelo largo y rubio, porque nunca m�s la
llamaban peluca. La miraba con tanta devoci�n que a veces la saliva ca�a en la
alfombra.
- Mi pobre esclava... creo que te malcri�... eres mucho mas
viciosa de lo que yo fui jam�s a tus ordenes...
Yo abr� la boca porque no entend�a que me dec�a.
- Pero Ama� es que me gusta tanto� �no se supone que deber�a
de estar orgullosa de esta perra?... me esfuerzo tanto�
Quer�a que mi Ama supiera cuanto la respetaba, pero todav�a
quer�a decir algo m�s.
- Si me permite una pregunta Ama... �c�mo era yo antes de ser
la perra viciosa que soy ahora?. No tengo recuerdos de mi vida anterior, si es
que la tuve.
Cristina sonri�.
- Est� bien, zorrita... Aunque ahora no te acuerdes y espero
que alguna vez puedas hacerlo, t� fuiste un Amo duro y constante con todas
nosotras. Por eso Carmen te odia tanto. Nos creaste de la nada, porque antes
nosotras �ramos unas mujeres normales y no las diosas que somos ahora. Pero
luego nos dejaste salir de esta casa... nos abandonaste...
Cristina mir� pensativa toda la habitaci�n.
- Y eso no estuvo bien... nosotras te necesit�bamos y tuvimos
que aprender a vivir lejos de nuestro Amo. Por eso volvimos. Por eso quisimos
venganza. Pero veo que nos pasamos. T� has pasado el l�mite, cari�o. �C�mo te
puede gustar tanto esta humillaci�n?. Nosotras ni siquiera te obligamos ya...
Yo hac�a tiempo que no entend�a nada de lo que hablaba, y con
mi otra mano acariciaba la superficie de mi culo-co�o, que era en lo �nico que
pod�a pensar. Estaba feliz de que mi Ama me contara cosas, aunque no entendiera
nada, y sobre todo tener conciencia de la sucia perra que era. V� como Cristina
se levantaba y me miraba con gesto serio.
- Pues si quieres ser una perra lo vas a ser. Yo me tengo que
ir de viaje unas semanas, as� que te quedar�s con Carmen alg�n tiempo.
Yo deje de abrirme el culo-co�o con el consolador y cerr� los
ojos del miedo. Mi Ama Carmen y yo a solas.
- Si... creo que como castigo por lo de esta noche va a estar
bien...
Se acerc� y me peg� una patada en el est�mago.
- Sucia perra viciosa... aunque tengo una sorpresa m�s para
ti...
C�p. 8.
Not� el tac�n de Carmen abri�ndose paso por mi culo. Me iba a
romper por dentro y grit� de dolor. Me ten�a atada en una mesa cogida por unas
cadenas de las mu�ecas y mis piernas muy abiertas estaban en volandas atadas al
techo. Unas l�grimas cayeron por mis mejillas rojas. Hab�a perdido la noci�n del
tiempo.
- Bien... estamos progresando, �verdad?, antes de ayer no te
entraba m�s que la mitad... joder con la putita... �Te acuerdas que lo
intentaste conmigo una vez y no pudiste?... pues ahora eres la reina de los
culos forzados...
Tir� de las poleas que abr�an mis piernas y mis caderas se
ensancharon un poco m�s. Dol�a. Dol�a como nunca y mi Ama Carmen me estaba
trabajando hasta el infinito. Sac� el tac�n grueso de mi culo y me lo dio a
probar. Yo chupe r�pidamente.
- Si es que ya no hay nada que hacer contigo.... m�rate,
perra... estas deseando que te violen una y mil veces... deber�amos mandarte a
una perrera�
Me quit� el calz�n de piel que ocultaba mi polla tiesa. No me
gustaba nada que me quitara aquello porque me recordaba que no era una puta... y
abr� la boca en se�al de protesta.
- Y adem�s la muy putita tiene un secreto debajo... ja, ja,
ja,... �cre�ste que ibas a ser como nosotras?... jam�s podr�s, furcia barata,
ahora trab�jate tu sola... s� tu mejor cliente, cerda.
Las poleas se movieron y mi cuerpo se dobl� f�cilmente
gracias a la gimnasia que durante un a�o hab�a hecho ya que de otra forma mi
cuerpo se habr�a partido en dos. Mi polla me quedaba a escasos cent�metros de la
cara.
- Venga, puta, ya sabes. Voy al ba�o, y cuando vuelva quiero
ver tu boquita llena.
Carmen cerr� la puerta y yo me introduje mi polla hasta la
garganta. Pod�a notar cada una de las venas que surcaban mi miembro. Estaba
fuerte y dura, y me lam� el fres�n despacio, con gusto� como la perra que Carmen
quer�a que fuera sab�a que deb�a de hacer cada momento, hasta que la leche
comenz� a brotar como una cascada. Echaba de menos mi propio sabor, pero todav�a
no pod�a tragar as� que la sabore� recordando tiempos pasados. Cuando volvi�
abr� mi boca completamente llena de semen.
- Me das asco, cerda, tr�gate eso de una vez.
Por en�sima vez el semen cay� hasta mi est�mago y sonre�.
Carmen me peg� una bofetada.
- �Te gusta, eh?... si por mi fuera� si Cristina me dejara�
te convertir�a en una perra de verdad� porque a�n te crees una mujer, pero si
Cris me dejara�
O� como una puerta del piso de arriba se abr�a. �Hab�a
alguien m�s?. Carmen estaba eligiendo algo con lo que hacerme m�s da�o y no lo
hab�a o�do.
- �Y c�mo se castiga a una zorrita como t� que ya disfruta
con todo?
Vi como la puerta se abr�a lentamente y una mujer con una
m�scara de cuero negro y un traje de l�tex rojo entr� sin hacer ruido. Carmen
segu�a de espaldas. Aquella mujer ten�a algo en la mano. Lo acerc� al culo de mi
Ama Carmen y lo hizo funcionar. Salieron unas chispas azules y Carmen cay� al
suelo desmayada. Los ojos se me sal�an de la cara. �Qui�n era aquella mujer?. Se
acerc� a m� y con el mismo aparato me dio varias descaras hasta que me desat�.
Al bajar hice adem�n de ponerme a cuatro patas, como siempre, pero algo hab�a
hecho �click� en mi cabeza y me imagin� atando a aquella mujer para sodomizarla.
- No... de pi�, me dijo - Ahora ya eres libre. Por mucho que
te cueste imaginarlo, t� fuiste libre una vez y vas a recordarlo.
Pese a la imagen de la mujer sodomizada hasta la extenuaci�n,
aquello me descuadr�. Mi cabeza no lo asimilaba. �Sin Ama?... �Y que iba a hacer
yo si todos aquellos a�os de entrenamiento me hab�an convertido en lo que soy?.
La mujer cogi� a Carmen y la puso donde yo estaba. La desnud�
y at� sus piernas para que quedaran muy abiertas. Despu�s la peg� una bofetada
que la hizo despertar.
- �Qu� co�o est� pasando?... �Qui�n cojo�
La mujer le peg� otra bofetada y Carmen se call�. Cogi� uno
de los consoladores, lo lubric� y lo enchuf� en su culo. La cara de Carmen puso
un gesto r�gido y comenz� a llorar. No puedo decir que me diera pena, pero se
supone que mi Ama deb�a ser m�s fuerte. Sonre� al verla humillada.
- �Recuerdas esto, Carmen?.... porque hubo un tiempo que te
gusto much�simo...
Carmen solloz� y emiti� un gemido. Sus fluidos no enga�aban.
Estaba disfrutando.
- Qu�tamelo� por favor� no puedo volver� no puedo volver a
ser una zorra� no lo soportar�a� no me hag�is esto�
La mujer me mir� divertida.
- Tira de las poleas, cari�o.
Yo no sab�a que hacer. Es decir, sab�a perfectamente como
funcionaban esas poleas aunque nadie me lo hab�a ense�ado. Tambi�n sab�a que
Carmen no las hab�a cruzado bien. Me acerqu� y las cruce como deb�an, as� hac�an
m�s peso. El culo de Carmen se abri� un poco m�s.
- Bien... bien... ya estas recordando. �Quieres seguir t� con
ella?
Mi cuerpo se abalanz� sobre una especie de polla gigante
atada a unos cables y encend� una maquina. Toqu� algunos botones como si la
maquina aquella fuera muy f�cil y le met� la polla de pl�stico con los cables
por su co�o. Carmen comenz� a gritar ante los primeros calambres. Yo sonre�.
Estaba recordando. Carmen jadeaba.
- Si� oh, si�.
La mujer se acerc� a ella.
- �Qui�n eres?
- Si� soy la zorra Carmen� ohhhhh�. No soy m�s que una cerda�
dame, m�s� siiiiiii
La mujer sonri� y neg� con su cabeza encendi�ndose un
cigarrillo.
- �Ves?... zorra una vez, zorra para toda la vida�
me mir� mientras Carmen lloraba de placer.
- Y tu te encargaste de ello� Ahora ponte esto. Un Ama debe
cuidarse.
La mujer me tir� un traje de l�tex igual que el suyo y unas
botas rojas. Me puse todo y me mir� al espejo. Me parec�a a mi Ama Cristina, tan
femenina pero violenta... Sub� un potenci�metro de la m�quina y Carmen chillo de
gusto. S�bitamente apagu� la m�quina. Carmen gem�a palabras casi inaudibles.
- Me he portado mal�
Tranquilamente me acerqu� a ella y mi tono de voz me
sorprendi�. Era duro y seco.
- Si... Carmen, si... Ahora te recuerdo muy bien... Fuiste
una de mis putitas... �No te acuerdas t�?
Carmen abri� la boca.
- No me hagas da�o� por favor�
- As� me gusta. Has vuelto a casa cuando os dije que nunca
m�s vinierais. Me hab�is hecho...
Casi no quer�a ni recordar las humillaciones por la que me
hab�an hecho pasar los �ltimos a�os. Me hab�an convertido en una perra salvaje,
pero gracias a aquella misteriosa mujer hab�a salido del trance.
- Me hab�is dado mi propia moneda, �no es as�?
- Pero t�... t� elegiste...
Le di una bofetada y Carmen se call�.
- He vuelto, esclavas...
Me mire de nuevo al espejo. Estaba estupenda as� vestida. Me
di un masaje a mi polla. Era superior a lo que nunca me hab�a imaginado... Si...
ten�a que agradecer a esa putilla que me convirtieran en la Ama que era ahora
porque aunque nunca lo hab�a querido admitir siempre lo hab�a deseado. Y no solo
era una Ama, era una Diosa con lo mejor de los dos sexos para dominar a
cualquiera.
- Zorra... las cosas vuelven a estar en su sitio... �C�mo me
llamasteis? �Diana?... pues bien... vuestra Ama Diana resurge con fuerza.
Carmen lloraba. Ya sab�a que nunca una esclava como aquella
podr�a ofrecer resistencia teni�ndome enfrente. La levante la cara por la
mand�bula y la cog� con fuerza.
- �Y Cristina?, �Cu�ndo vuelve?
Carmen neg� con las pocas fuerzas que la m�quina la hab�a
dejado. Chorreaba por sus piernas como cuando yo las eduqu�.
- No... no lo s�.
- No lo se, Ama.
Le dije. Y aquello me son� a m�sica celestial. Tanto que mi
pene solt� una gotita de semen.
- No... no lo s�... Ama.
Carmen no hab�a ofrecido resistencia. Y Cristina... me di la
vuelta. La mujer se hab�a quitado la mascara y Cristina se aparec�a por encima
de aquel l�tex rojo. Sonre�.
- Era la �nica forma de hacerte volver... Estabas entrando en
el punto de no retorno al que me enfrente una vez. No pod�a hacerte tanto
da�o...
Me acerqu� a ella y la bese. Est�bamos las dos muy juntas,
l�tex contra l�tex. La toqu� los pechos y ella me agarr� la polla.
- Vamos a ser el mejor equipo... �verdad?
La dije. Cristina se fue donde Carmen.
- Esta zorra merece que le des un escarmiento. Nunca supo
como hacer su papel de Ama y ahora volver� a lo que era. Es nuestra primera
putita, y vamos a ganar tanto dinero contigo...
Me puse al lado de Cristina. �ramos tan bellas las dos que
nadie se nos iba a resistir.
- Ahora tenemos que irnos de fiesta, esclava. Te vamos a
dejar aqu� durante toda la noche para que vayas recordando tu antiguo
entrenamiento.
Mire a Cristina.
- V�monos a celebrarlo juntas tu y yo... y captar alg�n
semental para que nos haga compa��a. Recuerda que necesito que me den placer
ambos por ambos sexos. Adem�s, ahora que tenemos una perra... quiero un precioso
perrito faldero.
Cristina me cogi� del brazo.
- V�monos de caza, preciosa. Nos los vamos a comer.
Yo la mostr� la puerta y ella sali�. Carmen ya era m�a de
nuevo, y Cristina� mi Cristina lo ser�a tambi�n� las iba a humillar tanto o m�s
como ellas me hab�an hecho a m�
Cerr� la habitaci�n de juegos con una sonrisa despiadada y
sub� a cambiarme de ropa. Iba a esclavizar a cuantos hombres o mujeres se
pusieran por delante y esta tarde comenzar�a la caza.
Fin Domador Domado (III). La trilog�a est� completa y el
c�rculo tambi�n.
Amo->Esclavo->Esclava->Ama.
Espero que les haya gustado la trilog�a que tant�simo he
disfrutado yo imaginando.
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cualquier cosa que se les ocurra:
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