"Ante todo, espero que ella no se entere que te he ense�ado esta fotograf�a y
ni que mucho menos se entere de que te he contado nuestra apasionante vivencia
sexual".
Este fue el comentario que me hizo mi sobrino menor, cuando por fin consegu�
que me relatase su historia con aquella sueca madura.
Mi sobrino, un chico de 17 a�os, hasta este verano pasado, podr�amos decir,
que no hab�a salido de las faldas de su madre, mi cu�ada.
Cuando vi la foto, comprend� en cierto modo, el reparo que ten�a Svenka (por
lo visto as� se llamaba), en hac�rsela. Se le ve una mujer retra�da y pudorosa a
pesar de haber accedido a hacerse la fotograf�a desnuda, no s�quiz�s si
observamos su expresi�n y vemos como con su mano tapa parte de su vagina�en fin,
me da cierta impresi�n de pudor.
Mi sobrino me confirm� esta intuici�n en el comienzo de su relato, me dijo
que era una mujer muy t�mida y de poca conversaci�n. Ante esta revelaci�n me
surgieron dos dudas al instante: la primera, c�mo una mujer as� accede a hacerse
esa fotograf�a, y la segunda y m�s morbosa, c�mo se inici� esta relaci�n sexual
entre esta mujer tan extremadamente t�mida, como me volv�a a insistir mi
sobrino, y un muchacho que hasta ese entonces no sab�a nada de la vida. Mi
impaciencia se incrementaba, necesitaba saber m�s.
Ante mi insistencia, mi
sobrino me coment� que se conocieron el d�a que su madre le dijo que dejara de
holgazanear y que por lo menos bajase al supermercado de abajo a comprar ciertas
cosas que hac�an falta para preparar el almuerzo, antes de seguir, quiz�s sea
conveniente remarcar que estaban en periodo vacacional en un pueblo costero muy
renombrado de la costa andaluza, mi hermano hab�a alquilado por un mes ese
apartamento.
Pues bien, una vez en el super, cuando mi sobrino estaba cogiendo
los productos que mi cu�ada le hab�a puesto en una lista, se produjo un hecho
que no por frecuente deja de ser muy embarazoso: cuando el pasaba al lado de
Svenka, �sta no tuvo otra ocurrencia que coger una lata de tomates, que estaba
de oferta, de la parte inferior de una columna que los empleados hab�an colocado
de manera estrat�gica para que estuviera a la vista de todos los clientes, con
el resultado l�gico; la columna se call� por lo menos en la mitad. El jolgorio
del atestado super fue instant�neo y la pesadumbre de Svenka desoladora. Mi
sobrino, ese ni�o, se apiad� de ella y empez� a colocar las latas en su sitio,
hasta que llegaron los empleados para terminar de arreglar el desaguisado,
mientras tanto Svenka no reaccion�, se qued� como petrificada y cabizbaja, de
tal forma que mi sobrino la tuvo que zarandear para que saliese de su letargo.
Una vez sali� de su conmoci�n, ella se sinti� de alguna manera en deuda con �l,
as� que le invit� a tomar un refresco.
Como los dos ten�an bastantes compras
hechas y por lo tanto estaban muy cargados, mi sobrino decidi�, como un
caballerito que era, subir sus compras y posteriormente bajar para ayudarle a
ella a subir las suyas. Tambi�n me coment� que hasta ese entonces a �l no se le
hab�a pasado por la cabeza nada relacionado con el sexo, esperaba encontrar en
el apartamento a un marido y tal vez a varios hijos mayores que �l. Cuando
estaba abriendo la puerta, Svenka le coment�, chapurreando un castellano muy
malo, que estaba all� con una amiga compa�era de trabajo y que �sta hab�a salido
por todo el d�a a una excursi�n por el pueblo de al lado.
Mi sobrino le pregunt�
que porqu� no se fue con ella, su simple respuesta: que no ten�a ganas. En ese
mismo instante la empez� a mirar de otra manera, el instinto es el instinto, y
por muy poco que se sepa, las hormonas hacen su trabajo. Mientras met�a las
compras en el frigor�fico empez� a observarla detenidamente, concluy� que no
estaba mal del todo, y lo que en principio era una incipiente erecci�n se
convirti� en total, a esas edades ya se sabe. No sabe qu� le ocurri�, pero me
dijo que cuando se quiso dar cuenta, estaba abrazado a su cintura y refregando
su erecci�n en su culo, ella no hac�a ni dec�a nada, estaba como en el
supermercado cuando tir� los botes de tomate, petrificada. En vista de esto
sigui� sob�ndola y subi� sus manos a los pechos, no llevaba sujetador, es l�gico
estamos en zona de playa, ella pareci� reaccionar un poco, pero torpemente, se
dio la vuelta y se miraron a los ojos, no aguantaron sus miradas, ella por
t�mida y el por inexperto. Se besaron, en un beso que inicialmente adem�s de
t�mido era torpe, no se compenetraban. En este punto del relato, llegu� a la
conclusi�n que Svenka no ten�a la experiencia que su edad requer�a, una mujer
madura no se puede dejar llevar por un mocoso.
Mientras se estaban besando, ya
parece que con m�s soltura, mi sobrino comenz� a quitarle el vestido playero que
llevaba, ni que decir tiene que con bastante torpeza, a pesar de esto ella no le
ayud�, segu�a in m�vil, eso si correspondiendo al beso. Para ese entonces, mi
sobrino estaba cachond�simo, a punto de reventar, es m�s, me coment� que una vez
quitado el vestido y el besando sus tetas, cuando le apart� un poco las bragas y
toc� por primera vez un co�o, se corri�. Ella ni se dio cuenta ya que �l todav�a
ten�a los pantalones puestos. Su polla segu�a dura, �gloriosos 17 a�os! El mismo
se quit� los pantalones y disimuladamente a la vez que se los quitaba se
limpiaba los restos de semen. Estaba un poco despistado, ya que el cre�a que
Svenka tomar�a la iniciativa, pero no fue as�. Entonces pens�: a lo hecho pecho.
Tom� la iniciativa �l. Mientras le besaba los pezones acerc� su mano hacia la
pagina, en esos instantes ella parec�a dar muestras de vida, su respiraci�n era
m�s agitada y ten�a un cierto movimiento de caderas, por lo que concluy� que
estaba acertando en sus tocamientos, adem�s observ� que sus genitales se
humedec�an por momentos, como estaban sentados en el sof�, mi sobrino la inclin�
de forma que quedara tumbada bocarriba, el se coloc� encima de ella, ech�ndole
todo su peso, ella ya jadeaba, como mi sobrino no atinaba a encarar su
endurecida polla por el orificio d�nde deb�a entrar, ella por primera vez tom�
la iniciativa, le agarr� el pene con una mano y se lo puso en la entrada de su
vagina, �l con el �xtasis del momento, empuj� con una fuerza tal que entr� de
uno s�lo golpe y ella dio un alarido descomunal, del dolor que sinti� se le
saltaron las l�grimas. Me dijo mi sobrino que no comprend�a porqu� le doli�
tanto ya que parec�a que ella estaba deseando que se la metiera. Yo llegu� a una
conclusi�n y as� se la dije; Svenka era VIRGEN, igual que t�.
Esa tarde no pod�a haber acabado peor, Svenka dolorida y escocida y mi
sobrino con un recalent�n de test�culos ya que no pudo evacuar lo que ten�a
previsto.
Pero como a�n quedaban horas para que regresara la amiga de Svenka, se
citaron para despu�s de almorzar, cuando ya se le hubiese pasado un poco el
dolor y un mucho la verg�enza.
Seg�n me coment� mi sobrino, esta cita posterior fue mucho m�s placentera
para ambos, pero eso ya lo contar� en otro relato.
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 2
Media de votos: 7.00
Relato: T�mida ella, inexperto �l
Leida: 2359veces
Tiempo de lectura: 4minuto/s