Relato: Mi hija, mi puta (D�a 5) -Bueno d�as hija, c�mo amaneci� mi putita favorita-
-� B� bien papi�-
Carolina comienza a comer su huevo con jam�n cubiertos de semen, parece haberse acostumbrado ya a esto.
-Mira nena, nuevas caricaturas para ti-.
Saco dos cajas de "Chobits" una caricatura que a Carolina le gusta mucho. La pongo y nos sentamos a desayunar y ver caricaturas.
-Pa� papi�-
-Si, hija-
-Cu�ndo me vas a dejar salir del cuarto-
Carolina no ha salido en casi una semana, excepto para ser escoltada al ba�o y ser regresada de inmediato a la habitaci�n.
-Cuando est� seguro de que eres una puta muy obediente, yo s� que este proceso es dif�cil pero tengo que estar seguro de que estas aprendiendo a ser una perra obediente-.
Carito continua comiendo, me gustar�a saber que pasa por su mente.
La dejo y voy por los juguetes del d�a de hoy, la c�mar y la bolsa con ropa su "especial". La sorpresa del d�a de hoy se que le va a encantar (al menos por un tiempo). Me siento a su lado y de una bolsa saco un estuche de l�pices, colores y plumones. Carito conoce bien ese estuche, es donde guarda su grandes tesoros, porque a mi hijita no s�lo le encanta ver caricaturas sino tambi�n hacerlas. Tiene cuadernos llenos de dibujos propios y copiados. No me equivoco, en cuanto Carito ve su estuche, deja su plato a un lado y da un peque�o grito, abre la caja roja y encuentra un juego de colores nuevos, aun sin punta. Carolina no deja de sonre�r y revisar su cosas una por una.
-Ya es hora de que vuelvas a dibujar �no crees?-
Carito me voltea a ver emocionada y mueve su cabeza una y otra vez para decir que si.
-Pues ya sabes hijita, aqu� todo se tiene que ganar aprendiendo; as� que mejor empezamos para que hoy mismo puedas usar tus colores.
Ates de que reaccione saco la ropa que debe usar ese d�a y le digo: -vistete-
En cuanto enciendo la c�mara, puedo ver en la pequen pantalla a una ni�a deliciosa vestida de mucama.
Sus piernas delgadas envueltas en unas medias de red negra se juntan t�midas a la altura de las rodillas, chocando entre ellas por los nervios; el vestido de sirvienta francesa, rid�culamente corto, me deja ver el �ltimo tramo de piel de esas pierna j�venes y al pedirle que de una vuelta, puedo ver el peque�o pliegue que hacen sus nalgas al nacer de sus muslos. Los brazos descubiertos se juntan en medio de su cuerpo, intentando, inconscientemente, de proteger su peque�a vagina.
Comienzo por fotografiar su cara. El vestido sin tirantes, me deja ver sus huesudas clav�culas y aun cuando las plataformas rojas de charol la vuelven m�s alta, nadie podr�a subirle ni un a�o de edad, pues el lipstick (que hace juego con los zapatos) mal aplicado sobre sus labios carnosos, la hace ver aun m�s tierna, peque�a e inocente.
La dirijo, la hago posar, le digo que adopto posiciones sugestivas. Su 11 a�os se dejan notar en lo r�gido de su cuerpo, su falta de erotismo, en su cara nerviosa. Pero no importa, no quiero a una mujer experimentada y sensual, quiero su inocencia, su carita que pregunta, qu� debo hacer. La m�sica de fondo ayuda un poco, despu�s de m�s de med�a hora, comienzo a tener buenas fotograf�as. Carolina se mueve a ritmo y entiende mejor mis indicaciones. Es momento de avanzar.
-Si�ntate en la silla con las piernas abiertas� si as�, sube la faldita-
Estoy apunto de decirle que ponga cara de travesura, pero me detengo porque el rostro de verg�enza que tiene me parece perfecto.
-Abre m�s las piernas� eso mi dulce putita, te vez tan puerca-
La primera gran fotograf�a, puedo ver las piernas ligeramente tostadas de mi hijas en toda su extensi�n, coronadas por unas pantaletas negras de encaje.
-Jala tus calzoncillos hacia arriba, no, no bajes la falda, hazlo con la otra mano.
Las pantis se tensan y se clava en los labios vaginales y el culo de mi peque�a beb�. Su vulva brillante y lisa abraza el encaje como si quisiera comerlo.
-Vaya que eres una prostituta hijita, mira lo inchado que est� tu co�ito-
Caro se sonroja y baja la cara, evitando ver su vagina.
-No no, sube esa carita, lo m�s importante de todo es ver tu rostro mientras haces estas cosas, golfita. Mete tu mano bajo tus calzones como las mujeres de los v�deos� exacto. Mete tu dedo de en medio� en tu vagina tonta. Mmmm eso es, mu�velo, si, tira tu cabeza hacia atr�s, como si sintieras mucho placer� abre a�n m�s las piernas. S�calo y hu�lelo� �a qu� huele?
-Muy raro-
Logro capturar su cara de sorpresa y un poco de asco mientras huele su dedo que brilla por su flujo vaginal.
-C�metelo� si, como si fuera una paleta-
Esas fotos me han ayudado ha masturbarme m�s de una vez, mi hijita inocente de 11 a�os, vestida de sirvienta y comiendo su propio jugo vaginal.
-P�rate, ponte de espaldas y qu�tate el vestido. Despacio� as�, voltea a ver a la c�mara� pon cara de putita� como las mujeres de los v�deos� jajaja, esa exactamente. Eso, lanza el vestido lejos. Ahora, posa como modelos, as�, pon tu mano en la cintura� exacto, juega con tu cabello, d�jame ver tus pechos� mmmm si, esa es mi sucia ramera, mi hijita puta.
-Ahora, abre tu estuche, toma ese l�piz y ponlo en tus labios, si, si eso. P�salo por tu cuerpo mmmm si, haz c�rculos en tus pezones, m�s sucia, saca tus pechos, d�jame ver cuan perra y obediente eres� �Qui�n es mi perrita sucia de mierda?
-Yo papi-
Vaya que Carolin quer�a salir de ese cuarto.
-Bueno pues es hora de empezar con el juego de verdad y el premio de hoy es, cha cha cha chaaaan, tu estuche de colores.
Carolina no sabe si estar feliz o muerta de miedo, pero de cualquier formas intenta torcer una sonrisa para la foto.
-Es tiempo de que tus colores sean completamente tuyos mi hijita, as� que empieza por quitarte esos calzones� d�melos.
Huelen a miedo, sudor y sexo.
-Ponte de rodillas en la cama� no, apunta tu conchita hacia mi� eso nena, baja tus carita, si, m�tela entre las almohadas. Ahora, como ya eres una ni�a grande, es momento de preparar tus agujeros para recibir una verga de hombre. Porque �te gustan las vergas, verdad mi putita?-
Veo las piernas de mi hija temblar ligeramente, y casi la puedo ver sufrir con su cara entre las cobijas.
Pongo la c�mara a grabar video.
-Aqu� esta el reto hija; debes meter 11, porque tienes 11 a�itos, colores o plumones entre tu vagina y tu colita. Pi�nsalo bien Caro, los colores son m�s delgados que los plumones, pero, recuerda que son de madera y creeme, te van a doler mucho al entrar. Comienza� si no empiezas en 10 segundos, Carolina, voy a meter todo mi verga de un golpe en ese culo tuyo.
Carolina estira la mano y toma un l�piz. No es nada tonta, el l�piz es delgado y tiene una puntita de metal redondeado que lo hace indoloro al entrar en su vagina.
-Jaja, muy bien, uno.
Carito de nuevo estira la mano y busca un l�piz m�s en el estuche, pero no lo encuentra, dudando, toma el color morado y lo inserta en su diminuta pucha. El l�piz de color entra relativamente f�cil en su peque�a vagina, pero eso esta por cambiar.
-Dos-
Un, color m�s, esta vez, el azul. Al intentar meterlo, entiende, la madera del color raspa las paredes de su vagina y la obliga a meterlo lentamente para no herirse. Ya no puedo m�s, me bajo los pantalones y comienzo a masturbarme mientras veo a la dulce vagina de mi hija convertirse en un alfiletero.
-No es tan f�cil �verdad?, Tres-
Caro estira la mano y agarra sin ver el color verde. Mete la punta y ella se arquea, la primer punzada de verdadero dolor. El color verde cae a la cama un poco mojado.
-Sabes Carolina, si frotas tu cl�toris, tu vagina se va a empezar a mojar y ensanchar y te ser�a m�s f�cil meter los colores� bueno es una sugerencia-
S� que no quiere tocarse, no quiere sentir ni un poco de placer mientras la obligo a hacer algo as� de asqueroso, que odia, que le duele tanto. Carolina, recoge el color verde y vuelve a meterlo en su vagina, despacio muy despacio.
-Cuatro, nena-
La imagen es incomprensiblemente excitante, mi hijita, con su panochita resplandeciente, levantada, metiendo sus propios colores en ella. Intentando clavar el l�piz color cafe entre los dem�s. Su vagina se tensa y aunque no puedo ver su cara, escucho sus gemidos de dolor y esfuerzo, se que tiene el rostro tenso mientras el l�piz atraviesa su vagina de ni�a peque�a. Lo logra pero esta agotada, jadea y suda con cinco l�pices ya, saliendo de su puchita.
-Eso perra, eres tan sucia, de verdad lo est�s logrando- Le digo mientras me masturbo.
-� dies segundos Caro, si no sigues, te voy a violar tan fuerte que vas a desear haberte metido toda la caja de colores en esa sucia vagina-.
Esta vez Carolina toma un plum�n rosa, si, es un poco mas grueso, pero al ser de pl�stico y curvo es menos doloroso al entrar. Mi peque�a hija lo empuja contra su diminuta vagina y ntre gemidos de dolor logra que entre.
-Seis-
Otro plum�n. Empuja, Carito empuja pero no logra meterlo, su vagina de ni�a esta repleta, sigue intentando, empujando, gimiendo, pujando, pero no lo logra. Cambia de idea y trata de meterlo en su ano, empuja muy fuerte, muy fuerte pero no lo logra, Su estrecho ano est� seco, ser�a imposible meter algo ah� con la escasa fuerza de sus brazos.
Carolina mete la cara entre las s�banas y despu�s de un instante de pensarlo, comienza a frotar su cl�toris. Jajaja, gan�. Le ser� inevitable sentir placer al estimular su peque�o cl�toris, placer que se confundir� con el dolor de estarse violando a si misma.
Carito empieza a lubricar y sentir una onda de placer. Lo s� por el peque�o movimiento de sus caderas. Debe odiarse mucho.
Al fin Carolina logra meter el segundo plum�n y se da cuenta de que en efecto fue m�s sencillo, a�n duele pero mucho menos. Despu�s de jadear un instante decide seguir y terminar con esto. Frotando su cl�toris muy r�pido y con m�s fuerza toma 2 colores m�s y los mete casi de un solo golpe en su vagina.
-Aaaaaaaaaaaaah-
Carito debi� pensar que iba a ser m�s f�cil, pero aun con toda la lubricaci�n esos dos colores fueron demasiado para ella. La peque�a esta llorando entre las sabanas, y ni siquiera puede baja sus caderas, porque al intentarlo los colores la lastima.
-Waaaaw mi putita, que delicia, ya tienes 9 colores en tu agujero de sucia ramera. As� es como me gustas perra, sucia y adolorida, vamos, vamos ya s�lo faltan dos.
Caro sigue llorando, pero a estas alturas sabe que eso no me va a detener. Estira su mano y toma el d�cimo color. De nuevo intenta clavarlo en su co�o pero es in�til, a�n cuando mi hijita frota como una loca desesperada su vagina; ese agujero lleg� a su l�mite. Carito empuja y empuja mientras llora con la cara entre las cobijas, el dolo es tanto que mi peque�a ni�a suelta un poco de orina, que le escurre por el vientre y llega hasta sus pechos. De pronto Caro se detiene un segundo.
Se lleva el color negro que tiene en la mano, hacia la boca y empieza a lamerlo, a dejar caer saliva sobre �l, lo deja empapado, brillante y entonces, lo clava en su ano.
_Jajajaja, ��Bien!! �10!
Esto es maravilloso, me levanto, tomo la c�mara y voy a grabar el rostro de mi dulce hija mientras, emocionada, toma un �ltimo plum�n, lo empapa de saliva, lo lame de arriba a abajo y lo lleva hasta su ano. El plum�n naranja encuentra el agujero de entrada de mi peque�a, se recarga en �l y deja escurrir en el estrecho hoyo la saliva que lo cubre. Carito hace un esfuerzo y logra meterlo casi hasta el fondo.
Tengo la c�mara en la mano y grabo a detalle el desastre que es la vagina de mi hija, 9 colores mojados y destellantes la penetran, mientras que su ano, chorrenate de saliva, deja entrar a dos de ellos.
Este es el momento m�s incre�ble y excitante de mi vida. Mi hija, esta agotada, ultrajada, jadeante, cubierta de su propio, sudor, saliva y orina. Tom� sus colores, los objetos que tanto amaba y los convert� en un instrumento de tortura y humillaci�n, la hice masturbarse mientras lloraba de dolor, la hice violar su propio cuerpo, y ahora, par terminar este perfecto video, eyaculo sobre su sucios hoyos, reci�n ensanchados.
Ha sido un d�a duro. Saco despacio los l�pices de mi hijita, la siento en mis piernas y la abrazo, le digo que es una buena puta, una muy buena puta, le digo que todo va a estar bien, que gan�. Ahora tendr� sus colores (llenos del olor de su vagina y su ano), podr� dibujar, colorear y todo lo que quiera, porque se hab�a ganado 3 d�as de descanso y premios, por ser la mejor de la prostitutas.
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Relato: Mi hija, mi puta (D�a 5)
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