Cosas del matrimonio
Me llamo Carmen y tengo 46 a�os, estoy casada con un hombre
de 59. No soy una mujer hermosa y menos a�n joven, pero mi aspecto en general no
est� mal y s�, que por alg�n motivo ignorado por m�, resulto incitante para
hombres de mi edad o mayores.
Lo cierto es que navego mucho por Internet y de vez en cuando
me dedico a leer relatos er�ticos, y hasta ahora lo que he le�do, o me parece
demasiado irreal, o es exagerado; creo que en muchos casos, escriben hombres
haci�ndose pasar por mujeres, o lo escriben mujeres que en realidad poco a
ninguna experiencia tienen con el sexo y con los hombres.
En primer lugar, muy pocas mujeres, por no decir ninguna,
reconocen ante su marido que le ha sido infiel y se lo confiesa, aunque �l se lo
ruegue. Segundo, por experiencia lo digo, aunque un hombre le pida a su esposa
que le cuente aventuras, una vez que las escucha, se enfada y monta el numerito
(esta no es mi experiencia desde luego). No me voy a andar con remilgos y con
palabras tiernas, ya que este es un medio muy an�nimo y me permite expresarme
con libertad; as� que voy a contarles un poco de mi vida y podr�n opinar sobre
mi persona.
Cuando me cas� con mi actual pareja, yo ten�a 32 a�os y �l
45, y estaba reci�n divorciado. Bueno a esa edad yo ya hab�a tenido bastantes
experiencias y saltaba de cama en cama, �y qu�?, lo hab�a hecho porque me
encanta la verga; siendo soltera, existiendo los anticonceptivos, y viviendo
sola, que sentido ten�a reprimir mis ganas. De esto el hombre que se iba a casar
conmigo se dio cuenta y me pregunt� muchas veces por mis anteriores
experiencias, pero yo, por razones que toda mujer sabe y que son dif�ciles de
explicar, me cerr� en banda y s�lo reconoc� haber tenido un novio anterior (ja,
ja; el mismo cuento de todas), y le dej� a �l que sacara sus propias
conclusiones.
Pero lo cierto era que yo hab�a cogido much�simo. Con 18 a�os
me fui a trabajar a la costa en el sector tur�stico, y r�pidamente mis
compa�eras de trabajo me pusieron "al d�a" en cuesti�n de diversiones,
posteriormente ya me sab�a divertir yo sola; con esto quiero decir que fueron 12
a�os de solter�a un tanto libertina. Yo misma pienso de mi que fui un poco
golfa, quiz�s otros y otras pensar�n que lo que fui es put�sima, y tienen raz�n,
no soy quien para juzgarme, pero prefiero reconocerme como levemente fui golfa.
En esos 12 a�os, no dej� pasar oportunidad de echar mis
buenos palos con cualquier hombre por el que me sintiese atra�da y me pidiera
las nalgas. No voy a negar y tampoco quiero, que hubo varias ocasiones en que
alg�n chico que especialmente me gustara, me invit� a tomar unas copas, y ese
primer d�a antes de regresarme a mi alojamiento, estacion� el coche en alg�n
lugar tranquilo y sin hacerme demasiado la remilgosa, me cog�an una o dos veces.
Tambi�n tuve mis relaciones con hombres casados, especialmente viajaros que
pasaban por el lugar donde yo trabajaba. Estos, especialmente me ense�aron
muchas formas sexuales, y reconozco que me lo hicieron pasar muy bien. Cuando
tropezaba con un hombre as�, experimentado y con cierta edad, sab�a de antemano
que iba a mam�rsela y que para rematar la noche, me iba a pedir sexo anal; y a
m�, precisamente ambas cosas me gustaban con locura, pero hacerlas con los
chicos adecuados.
Quiero matizar, que para m� el concepto enamoramiento no
existe, creo que esa es una falacia en la que caen infinidad de mujeres,
�nicamente para justificar que cogen con uno o con otro. Para m�, el principio
b�sico del sexo es que te sientas atra�da por un hombre y que este te excite, y
claro que estos sentimientos sean mutuos. Siendo as�, te cogen muy rico y tu
cuerpo se entrega completamente, respondiendo autom�ticamente al avasallamiento
del macho. Desde luego, en mi cabeza no entra que una tenga que enamorarse de un
se�or para poder gozar de un buen palo, y si eso es as�, entonces yo lo que soy
es muy enamoradiza.
Tambi�n soy consciente de que a veces los sentimientos van
por un lado y el sexo por otro. Yo a mi marido lo quiero mucho, y no es un
decir, lo quiero y no deseo perderlo por nada del mundo. No en balde llevo
casada con el 21 a�os, pero tambi�n y para reforzar mis argumentos, tengo que
reconocer que mi esposo apenas me da placer sexual, me da el placer de su cari�o
y el contacto con el cuerpo amado, pero sexo, de eso nada, o muy poco. Primero
porque nunca fue un hombre muy experimentado, y segundo porque su miembro, por
decirlo de alguna manera, es como de juguete, y la mitad de las veces ni me
entero si me la ha metido o no. Sin embargo hemos llegado a tal ternura y
entendimiento entre nosotros, que �l sabe todo esto, encuentra su placer conmigo
y no me pide explicaciones de si yo lo sent� o no, da por asumido que no.
Por otra parte, yo nunca he dejado de mantener relaciones con
otros hombres si surge la ocasi�n. Durante estos a�os de matrimonio han sido
muchas veces las que me he encamado con otros, y precisamente mi marido fue
testigo de una de ellas. Ocurri� durante una cena empresarial, festejando el fin
de temporada. Ese d�a hab�a conocido a un se�or, invitado a la cena por la
empresa, que me hab�a resultado muy atractivo y simp�tico, de inmediato se me
mojaron los calzones. Estuve relacion�ndome con �l durante toda la cena, pero
sin dar la nota.
Mi marido que hab�a estado bebiendo mucho con sus compa�eros
de trabajo, me dijo que se iba a recostar un ratito en un sof� de una sala
alejado del comedor. Habi�ndome quedado sola con mi nuevo amigo, las cosas
fueron tomando un cariz de excitaci�n, que ni yo ni �l quisimos ni pudimos
refrenar. Como yo sab�a que mi esposo cuando toma se queda dormido como una
losa, acept� la sugerencia de mi amigo de irnos a su coche. Por esos avatares
raros del destino, mi marido se fue a recostar precisamente en un sof� que daba
a un gran ventanal, teniendo una panor�mica excelente del exterior, mientras mi
ligue y yo pasamos por fuera junto a ese ventanal. Ese d�a, o mi marido no hab�a
bebido tanto, o no lleg� a dormirse tan profundamente. Lo cierto es que me vio
pasar por el ventanal con aquel hombre; y desconfiando nos sigui� entre los
coches del estacionamiento.
Se qued� a corta distancia, agachado y mirando a la puta de
su esposa, que entraba en un coche del brazo de su amigo. Empez�bamos a
besuquearnos y a acariciarnos. Creo que vio como yo hac�a el adem�n de quitarme
las pantaletas, y vio como le hac�a hueco a mi amigo en el asiento del
conductor, y vio como yo me pon�a a horcajadas sobre sus piernas, engullendo
golosamente la enorme verga que cabeceaba con vida propia. Me mov�a encima de
�l, oscilando mis caderas, batiendo mi culo y restreg�ndole mis firmes tetas por
toda la cara a mi amante. Lo estaba disfrutando tanto, que mis gemidos eran de
una perra en celo.
Mi esposo se dio cuenta que una pareja que nunca ha estado
junta, no se conforma con un solo palo y vio como continu�bamos cogiendo muy
ardientes, sin cesar ese bombeo que tanto me enloquece, que me pone fren�tica�
Al final, despu�s de haberme visto con �l, y por motivos que desconozco; en
lugar de ir al coche, recriminarme la actitud de ramera y montar un esc�ndalo,
opt� por irse caminando a la ciudad y emborracharse hasta la saciedad. Apareci�
por la casa a las siete de la ma�ana del d�a siguiente, gritando y dici�ndome
todo lo puta que soy y lo que hab�a visto; obviamente que me defend�, le
respond� que era un loco y que no pod�a haber visto eso porque no hab�a ocurrido
nada de lo que me achacaba.
Total que opt� por negarlo todo a ultranza, pensando para m�,
que poco me importaba lo que mi marido hubiese visto, si yo aseguraba a pies
juntillas que nada hab�a ocurrido. De esa manera fueron pasando los d�as, con
broncas diarias, hasta que un d�a ya harta y pareci�ndome insoportable aquella
situaci�n, le dije que o cesaba de calumniarme o yo tomaba mis tiliches y me
ir�a; diciendo esto me puse a hacer una maleta; creo que aquello fue el colof�n
de aquella situaci�n. Cuando vio que realmente iba a hacer lo que dec�a, se
calm�, empez� a decirme que lo perdonara, y a ser tierno conmigo. Al final,
quedamos bien, pero con la condici�n de que jam�s de los jamases me volviese a
decir algo sobre ese asunto. Y lo ha cumplido, eso pas� hace 16 a�os, y nunca me
volvi� a decir ni una palabra sobre mis infidelidades.
Ahora yo s� que �l sabe, y �l sabe que sabe y que yo s� que
los dos lo sabemos. Ahora se hace el tonto, mira para otro lado, se desentiende
de las cosas que �l considera �ntimamente m�as. Yo he seguido cogiendo con todo
buen prospecto, eso si, espor�dica y discretamente. �l sabe que lo hago e
incluso sabe con quien lo he hecho, pero hacemos nuestra vida y no me hecha nada
en cara. Est� consciente de su edad y de la m�a, tambi�n est� consciente de que
su sexualidad satisface m�nimamente mi enorme calentura, y ha aceptado todo ello
por el cari�o que me tiene, con ternura y resignaci�n; aunque eso si, siempre
dando por asumido que yo soy la mujer m�s fiel del mundo, y la m�s seria.
Solamente un d�a rompi� esa norma. Fue un d�a que pretend�a
por en�sima vez met�rmela por atr�s, y �l no puede; mi culo lo vuelve loco pero
su pene no llega a la erecci�n necesaria, carece de la fuerza que se necesita, y
cada vez que lo intenta y no puede, se siente muy frustrado. Pues ese d�a me
dijo al o�do desde atr�s:
Oye Carmen� Un d�a que "ese"-, refiri�ndose a mi amante
en turno, - te la haya metido por atr�s y te lo deje bien abierto, av�same,
a ver si as� te la puedo meter-
Aquello me dej� de una pieza, y sent� tanta ternura y l�stima
por mi marido que call� y me hice la tonta. Un mes m�s tarde y despu�s de haber
pasado una tarde excesivamente apasionada con "ese", por la noche le dije a mi
marido:
Hoy si lo intentas, seguro que puedes� -, y lo logr�.
Despu�s de mucho, pudo encularme a sus anchas, por fin pudo
encaj�rmela en mi rico trasero que lo enloquece� Empez� a llamarme: puta, golfa,
mamadora, culona y cosas de ese tipo, pero no en plan ofensivo, sino de una
manera muy bonita, y para al final cuando iba a venirse, me dijo:
Qu� mala suerte has tenido conmigo� Para poder met�rtela
en el culo, tengo que esperar a que otro hombre te lo deje bien abierto y te
haya dejado bien cogida� -
En fin que estas son las cosas que en realidad pasan en un
matrimonio. Esto que les relato es lo m�s sobresaliente durante los 20 a�os que
he vivido al lado de mi marido. Las cosas de sexo no ha tomado ni siquiera doce
meses entre disputas y dimes y diretes y tonter�as, los diecinueve a�os
restantes nuestro matrimonio han sido bueno en general, no nos echamos nada en
cara, especialmente �l a m�, a pesar de lo putona que sigo siendo, y
probablemente las discusiones de �ndole econ�mica o dom�stica que hemos tenido
en este tiempo han sido realmente mucho m�s importantes y dolorosas que las
otras, y muchas veces han dejado m�s huella.
Lo "otro" son ya cosas tan �ntimas de cada cual, que no las
tocamos, no las hablamos, incluso las damos por no ocurridas, porque yo a veces
tengo tan asumido mi papel de fiel esposa, que me permito el lujo de criticar a
alguna conocida o alguna vecina por golfa o por lo calenturienta que se
comporta, sin pararme a pensar ni un instante que soy la menos indicada para
hablar, y mi marido sigue el hilo de mis cr�ticas, sin pararse tampoco a pensar
que quien est� diciendo esas cosas es precisamente quien m�s callada deber�a
estar.
Carmen
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
Febrero de 2003