Les voy a contar una historia ver�dica que me ocurri� cuando
yo ten�a 13 a�os en un pueblo en el que viv�a por entonces. Era un pueblo
peque�o, de apenas 100 habitantes, rodeado de monta�as y de bosques. Los
habitantes se dedicaban, principalmente, a las labores de campo. Los ni�os
ayud�bamos a nuestros padres con el cuidado de nuestros reba�os de ovejas. Era
una �poca dura pero muy feliz. No ten�amos muchas cosas materiales, pero tampoco
pas�bamos hambre. Hab�a escuela pero siempre que hab�a que subir al monte a
cuidar el ganado, nuestros padres no se lo pensaban dos veces y en decrimento de
la escuela nos enviaban, desde muy peque�os, solos al monte para cuidar de las
ovejas. Esta labor era la que menos nos gustaba a los chicos de nuestra edad
porque pas�bamos d�as enteros, con sus noches, solos y aburridos, moj�ndonos
cuando llov�a y pasando fr�o.
La historia que les narro comienza en uno de esos d�as en que
fui enviado por mi padre al monte para cuidar el reba�o. Acompa�ado solo con mi
manta sobre el hombro y alimentos para tres d�as, comenc� a subir la ladera
interminable de aquella enorme monta�a. Era una ma�ana calurosa, soleada y se me
hac�a pesada aquella subida. El pueblo se iba haciendo cada vez m�s peque�o
hasta que tuve que meterme en el bosque para llegar a mi caba�a y mi reba�o de
ovejas.
Una vez llegado a mi caba�a hice mi camastro de paja y
deposit� mis cosas dentro. Era tan caluroso el d�a que me quite la camiseta que
llevaba y as� qued� con el torso al descubierto y lleno de sudor. Se me notaban
las costillas pues era un poco delgado. Ten�a la piel blanca y los ojos marrones
y el pelo rubio y rizado. De estatura era muy normal para mi edad.
Pas� la ma�ana muy tranquila y al ver que la noche iba
cayendo, decid� cercar al reba�o junto a la caba�a para pasar la noche. Una vez
hecho esto hice fuego y me sent� junto a �l. Se hizo de noche y pronto
comenzar�a una pesadilla que jam�s olvidar�.
All� estaba yo junto al fuego cuando comenc� a oir ruido
entre los matorrales. Al principio no le d� mucha importancia, pero cuando se
acercaba aquellos pasos pens� que se trataba de alguna persona. Efectivamente,
era un vecino pastor, se llamaba Jos� y tendr�a unos 28 a�os. Me dijo que hab�a
visto luz y no hab�a visto a nadie en unas dos semanas. As� que se qued� all�
junto al fuego. Me dijo que estaba deseando regresar al pueblo. Que no aguantaba
m�s esa soledad, sin chicas.... me lleg� incluso a decir que su obsesi�n le
hab�a llevado a machac�rsela 5-10 veces al d�a. Yo permanec�a en silencio
escuchando y de vez en cuando sonriendo. Fue entonces cuando empez� a
interesarse de mi vida sexual. Me pregunt� si me pajeaba y yo le dije que de vez
en cuando, sigui� con aquel absurdo interrogatorio que empez� a gustarme, que si
hab�a estado alguna vez con alguna chica, yo le respond� que no, tambi�n me
explic� que �l a veces se hab�a follado a una de sus ovejas.... y as� sigui�
hasta que me ofreci� hacernos una paja. Yo le dije que no ten�a ganas. �l
comenz� a burlarse de mi, de que si la ten�a peque�a, de que si no tenia pito,
de que si era mariquita.... me empec� a enojar y le dije que se marchara y me
dejara en paz. Me levant� y me dirig� hacia mi caba�a, cuando sent� que me
agarr� fuertemente por detr�s, diciendo: "maric�n te vas a enterar de lo
que es bueno!". A empujones me llev� a la caba�a. De nada serv�a mis
gritos y patadas, nadie nos oir�a y adem�s �l me sacaba dos cabezas.
Una vez en la caba�a me cogi� las manos con fuerza y me las
at� en alto en los barrotes de una ventanita peque�a. Mientras me ataba con
fuerza me insultaba :"ya ver�s cabr�n que bien te vas a sentir ahora...";
"...hoy me vas a servir para desahogarme, putita..."...
Yo estaba muy asustado y se me escapaba alguna l�grima. All�
estaba yo atado de manos.... as� me tuvo, sin hacerme nada, como 30 minutos...
hasta que me calme.
Pasado este tiempo, se dirigi� a mi besuque�ndome la cara y
metiendo su mano por debajo de mi camisa, toc�ndome mi pecho y mis pezones....
yo comenc� a gritar y �l comenz� a golpearme salv�jemente hasta que me mantuve
en silencio para que no me golpeara m�s. Me empez� a desabrochar la camisa y yo
le dije que no me hiciera da�o, �l me respondi� que me mantuviera callado o me
volv�a a golpear. Finalmente me quit� la camisa y comenz� a chuparme los pezones
y tambi�n a pellizc�rmelos, haci�ndome bastante da�o, pero yo no pod�a hablar ni
gritar, pues estaba amenazado por su enorme mano. Empez� a quitarme el cintur�n
y se lo qued� en su mano, con �l comenz� a azotarme, yo me retorc�a de dolor
pero ten�a que callar o seguir�a golpe�ndome con fuerza.
Acto seguido, comenz� a desabrocharme el pantal�n y me los
baj�, lleg�ndome a quitarlo y tirarlos al aire. Seguidamente agarr� un cuchillo
de monta�a y se�al�ndome con �l se acerc� hacia m� dici�ndome: "... como
eches una sola l�grima o grites, te juro que te abro en dos", acto
seguido empez� a cortar, con el enorme cuchillo, mi camisa hasta quit�rmela por
completo, ya que mis manos estaban atada aquellos barrotes. As� qued� s�lo con
mi slip blanco puesto. Mir�ndome fijamente se saco su polla y empez� a
masturbarse. Al poco tiempo comenz� a gemir, se llev� su mano a su glande
descubierto y vi por primera vez como sal�a leche de un pito. Recogi� su leche
en la palma de su mano y me lo llevo hacia mi boca, dici�ndome: "abre la
boca y saborea mi leche"... yo me negu� y �l nuevamente dirigi� la punta
de su cuchillo a mi cuello oblig�ndome abrirla y as� lo hice. Su sabor era nuevo
para m�, salado y espeso.
Esto le enoj� mucho y con la punta de su cuchillo agarr� mi
slip y empujando fuerte hacia mi ombligo, me lo raj� a trozos, qued�ndome ya
completamente desnudo. �l me dijo: �"o sea, que �ste era el pito que no
quer�a pajearse"? Mi pene era como el de un ni�o de mi edad. He de
reconocer que no era muy grande, 5 cm., pero estaba empezando a desarrollar.
Ten�a mi escroto gordo y mi pene m�s peque�o. No ten�a vello, solo uno o dos
pelos que me hab�a salido en el pubis, justo donde comienza el pene y me hac�a
sentir orgulloso. �l comenz� a sobarme y hacerme una paja, pero mi pene no se
pon�a erecto, lo cual le enfadaba. Agarr�, pues, una vela encendida se acerc� y
con su mano derecha empez� a echarme para atr�s la piel de mi peque�o pito
dejando mi peque�o glande al descubierto. Inclin� aquella vela dejando caer
aquella cera caliente sobre mi glande. Empec� a gritar de dolor y �l me puso la
mano en la boca, diciendo: "si no est�s dispuesto a colaborar seguir�
haciendo esto", yo le dije llorando que colaborar�a, pero que no me
hiciera da�o.
Se arrodill� frente a m� y comenz� a chupar mis blancos y
tiernos test�culos... yo cerrando mis ojos empec� a concentrarme y mi pito
comenz� a ponerse tieso, llegando a medir unos 10 cm.. �l me dijo: "as� me
gusta muchachito" y continu� mam�ndomela moviendo de atr�s hacia delante
su cabeza hasta que comenc� a echar unas gotitas de leche. A pesar de lo que
estaba haciendo conmigo, he de reconocer que empez� por gustarme. Era la primera
vez que ten�a un orgasmo y que sal�a l�quido de mi peque�o pito. �l comenz� a
tragar el poco l�quido que me sal�a del pene.
...............................CONTINUAR�