Relato: Al fin viva





Relato: Al fin viva

Siempre he sido muy mojigata para el sexo, debido fundamentalmente a una educación prusiana
en ese y en otros sentidos, me enseñaron a que todo eso era sucio, pecado
y producía enfermedades, pero mi naturaleza se revelo siempre, de modo
que tenia que vivir permanentemente reprimiendo mis deseos sexuales muy normales
por otro lado.

De pequeña,
jugaba cuando mis padres no estaban, con el maquillaje de mi madre y me ponía
su ropa interior de encaje, me pasaba horas delante del espejo mirándome
vestida y pintada como una mujer adulta.

De
adolescente, no podía reprimir tocarme bajo las sabanas, en la soledad
de mi habitación, pero era frustrante, la mala conciencia y mi torpeza,
me impedían disfrutar de mi cuerpo y todo pasaba a convertirse en un problema
de conciencia. Seguía gustándome vestirme y maquillarme, a solas
para después bailar de forma provocativa y a veces obscena frente al espejo.

La
represión a que me vi sometida desde siempre, y el entorno de amigos y
ambientes muy "formales" acabaron por convencerme de que mi instinto
natural estaba fuera de las normas sociales y después de muchas frustraciones
y problemas de conciencia, con una juventud llena de instintos castrados, conocí
a un chico y a los 23 años, después de un casto noviazgo, me case
con él, era guapo, muy religioso y bueno, que me trata bien, me respeta...en
fin, lo que se dice un buen partido.

Pero
mi ultima esperanza de descubrir la sexualidad con un marido, como Dios manda,
se vino abajo, le entregue mi virginidad la noche do bodas, sin placer alguno,
y con mucha sangre, y posteriormente, todo se redujo a un mete-saca y ahí
té quedas muy frustrante y descorazonador.

Lo
cierto es que mi naturaleza, se revelaba contra aquella situación, mi cuerpo
pedía ser atendido, ya casada, los tabúes se difuminaron, y el sexo
paso a ser algo de lo que podía hablar y pensar, sin temor a pecar, pues
como ya estaba casada....

El caso
es que con 24 años, yo oía hablar de orgasmo y me desorientaba,
en algunas conversaciones con amigas, surgía el tema y yo escuchaba con
atención y desconcierto, la verdad es que yo no estaba muy segura de lo
que era un orgasmo, mi marido era muy "pulcro" a la hora de hacer el
amor, yo debajo, el encima, y en diez minutos como mucho, se corría y se
acabo, yo me iba a lavar al baño con una tremenda sensación de estar
perdiéndome algo pero no sabia lo que era. Llegue a pensar que el orgasmo
era una sensación placentera que sentía en general y que se manifestaba
en el estomago, o sea lo confundía con la excitación sexual que
sentía cuando hacia el amor con mi marido, o cuando me excitaba a solas
con mis fantasías.

El caso
era que él me preguntaba algunas veces que si sentía el orgasmo,
y yo como no estaba segura de lo que era, le decía que si, pero entonces
él me preguntaba que por que no se me notaba como a él, y después
de varias veces de preguntármelo, decidí suspirar como él
lo hacia cuando se corría, aquello pareció satisfacerle, de modo
que empecé a simular orgasmos.

Masturbación!!
Palabra prohibida, ni pensar en hacerlo, era sucio, pecado, inmoral, pero aquella
palabra machacaba mi cabeza, poco a poco, empecé a convencerme a mi misma
que no podía tener nada de malo, fantaseaba con este tema, el caso es que
me encontré a mi misma volviendo a mis años de niña, paso
mucho tiempo sola en casa, mi marido trabaja muchas horas y a veces viaja.
El
caso es que empecé a vestirme de forma atrevida yo sola en casa, mis deseos
insatisfechos, presionaban hasta hacerse notar en soledad , y yo me canse de reprimirlos...

Al
principio, todo consistía en fantasear con que era una bailarina de conjunto
de algún cantante famoso, y para darle verosimilitud, me vestía
con la ropa más provocativa que tenia a mano, me ponía camisetas
muy ceñidas y escotadas, sin sujetador y unos shorts muy cortos y ajustados,
producto de haber cortado un pantalón que tiempo atrás me había
quedado pequeño, ponía música y empezaba a bailar frente
a un espejo.
La verdad es que era inocente pero a la vez, verme con aquel atuendo
tan sexy y aquellos movimientos tan provocativos, me calentaba mucho, invariablemente,
me tocaba los pezones para que se marcaran bajo la camiseta y acababa levantando
distraídamente la camiseta y mostrando ante el espejo fugazmente mis pechos.

Tengo
que decir, que soy una mujer guapa, con un cuerpo que si bien yo siempre me he
empeñado en esconder tras ropas holgadas y poco llamativas, es muy atractivo,
mis amigas, cuando vamos a la playa siempre me dicen lo que envidian mi físico,
y me reprochan que no usara ropa menos sobria.

Las
sesiones de baile y excitación a solas, evolucionaban, poco a poco iba
introduciendo variaciones en mis fantasías, lo que más me gustaba
era mi imagen con ropa provocativa y posturas atrevidas en el espejo, de modo
que empecé a fantasear con otras escenas, en ocasiones, yo era una bailarina
de streep tease, me ponía ante el espejo vestida y empezaba a bailar sensualmente
y a quitarme ropa, a veces, era una niña inocente que bailaba mientras
la miraban con ojos de deseo hombres a escondidas, otras veces me sentaba distraídamente
frente al espejo y abría o cruzaba las piernas para que se vieran mis bragas
como por descuido...

Mi instinto,
me llevaba a tocarme con el objeto de darme placer, me gustaba acariciar mis pechos,
erizar mis pezones, pero me costaba mucho tocarme el sexo, las inhibiciones y
represiones, así como un miedo irracional, me lo impedían, aun así,
en ocasiones, me tocaba, acariciaba mi sexo torpemente, y me introducía
un dedo, buscando el famoso orgasmo, sin conseguir otra cosa que aumentar mi excitación
y mi frustración.

Yo trabajaba
en una pequeña empresa, en la que tenia varios compañeros y compañeras,
con una de ellas, me llevaba especialmente bien, es algo mayor que yo y muy simpática,
la verdad es que me lo paso en grande con ella, salimos a tomar café, ocasionalmente,
vamos de compras juntas, y conforme ha ido creciendo nuestra confianza, empezamos
a contarnos intimidades.

Ella es
muy picara y liberal, esta casada como yo, y no necesita muchos motivos para hablar
de sexo, siempre esta diciendo lo bueno que esta algún hombre de los que
vemos, y el polvo que le echaría a tal o cual chico.

El
caso es, que poco a poco nos íbamos contando nuestras intimidades, hasta
que un día estallo la bomba, le conté la mediocre vida sexual que
llevaba y mi desconocimiento del orgasmo. Primero se escandalizo, después
me llamo de tonta para adelante, mas tarde la emprendió con mi marido,
y al final con una expresión de malicia en su cara, dijo: "esto hay
que solucionarlo"

Ese mismo
día, decidimos comer juntas en un restaurante, para seguir charlando tranquilamente
de mis problemas, durante la comida, mi hizo muchas preguntas sobre mi educación
sexual, sobre lo que yo pensaba del sexo, la conversación fue muy elevada
de tono, a pesar de mi confianza en ella, había temas en los que me resultaba
difícil entrar, pero poco a poco con su ayuda, me fui soltando. La cosa
se desmadro, cuando me pregunto -tu no te masturbas?

Uffff.
No sabia que decirle, pensé que lo mejor seria decir la verdad, y lo hice,
le conté lo de mis sesiones de baile y excitación frente al espejo,
pero que me daba corte tocarme y esas cosas.......

El
caso es que entonces ella me empezó a hablar de sus propias experiencias,
de que parecía mentira como podía yo tener esos prejuicios y se
enojo de veras, al saber de mis reparos hacia la autosatisfacción.

Salimos
del restaurante y seguimos hablando de lo mismo, siguió interrogándome
acerca de mis fantasías, yo a esas alturas de la conversación, ya
no me guardaba nada, me parecía una mujer tan libre, tan natural y cariñosa
conmigo, que me sincere totalmente con ella.

Decidimos
ir a mi casa a tomar un café, ella nunca había estado allí,
las dos estábamos solas y como siempre en estos casos, le enseñe
la casa pieza a pieza. Cuando estaba enseñándole mi habitación,
me dijo:
-¿dónde guardas tu ropa? , le respondí: -en el
armario.
-enséñamela, repuso
-abrí el armario y miro,
después me dijo ¿y la ropa interior?
-en la cómoda
-enséñamela
-abrí
un cajón de la cómoda donde guardaba mi ropa interior, ella, saco
algunas bragas y se dejo caer en la cama con una de ellas en la mano, muerta de
risa....
-qué pasa dije
-cómo puedes llevar esto?
La verdad,
es que usaba unas bragas de algodón, de esas de abuela, que tapaban hasta
el ombligo.
Tienes que hacer algo con tu vida sexual, si no quieres morir de
melancolía.
Sentí un poco de vergüenza, me senté
en la cama muy afectada y abatida, me sentía mas frustrada que nunca, estaba
tan avergonzada, que se me escapaban las lagrimas.

Entonces
ella se mostró muy cariñosa, me consoló y me dijo que le
perdonara, que no quería hacerme daño, pero que le parecía
una injusticia que una mujer como yo, no supiera o no pudiera disfrutar del sexo,
y que creía que era precisamente lo que necesitaba para ser un poco mas
feliz.

Insulto a mi marido, lo llamo
frígido, meapilas, beato, maricon y otras por el estilo, y al final me
pregunto: quieres que te ayude?

-cómo?
Respondí.
Te enseñaría lo que yo se, claro
-de acuerdo

Aquello
me gusto, secretamente, había deseado que alguien de mi confianza, me ayudara
a superar mis bloqueos y prejuicios, me apetecía y creía que al
otro lado me esperaba algo por lo que valía la pena luchar.

Después
de charlar y tomar café en mi casa, me propuso ir a la suya, aun era temprano,
y su casa no estaba lejos de la mía, me dijo que quería prestarme
un libro, y nos dirigimos hacia allá.

Ya
en su casa, se fue a la estantería donde tenia libros, y saco uno de ellos,
el titulo prometía "la sexualidad femenina" me dijo que era bueno,
y que a ella le había aclarado cosas y que no tenia dudas de que a mí
me ayudaría bastante.

Me puso
un café, y seguimos charlando sobre el tema, repaso conmigo algunas partes
del libro, y prestamos atención a algunas laminas con ilustraciones del
sexo femenino, en las que identificaba las distintas partes, lo cierto es que
si bien yo sabia mas o menos como era mi sexo, no tenia muy claro fuera de hacer
pis o procrear, que otras cosas podrían sacarse de allí.

Llegamos
a hablar del clítoris, lo identificamos en la lamina, y ahí es donde
yo me perdía, pues estaba convencida de que yo no tenia eso, y así
se lo dije a mi amiga.

Estas loca!!
Todas las mujeres lo tenemos, es como la nariz, la mano, una oreja, todas nacemos
con él, en una es más grande y en otras más pequeños,
pero salvo que tengas una deformidad de nacimiento tu también lo tienes,
vamos a dejarnos de dibujitos y vallamos a la realidad,-té enseñare
el mío, y así sabrás lo que es y como es, vale?

Me
puse colorada como un tomate, el corazón se me salía por la boca,
a la vez, una morbosa excitación se apodero de mí, y le dije: -
me da mucha vergüenza, no sé si debemos....

Se
levanto, se dirigió al baño, y al poco tiempo volvió, se
puso de pie frente a mí, yo estaba sentada en el sofá, y allí
a escasos centímetros de mi cara, se levanto la falda me enseño
su pubis, se debió quitar las bragas en el baño, pues no las llevaba
puestas. Me aleje hasta que el respaldo del sofá, me impidió hacerlo
mas, entonces ella, abrió ligeramente las piernas y tirándose del
bello pubico con una mano hacia arriba, me mostró el interior de su sexo,
entonces con los dedos de la otra mano, se abrió los labios de su sexo,
y me enseño un ligero abultamiento, diciéndome: esto es el clítoris,
y es muy importante que sepas reconocerlo y usarlo.....

Ella
también estaba colorada, su mirada ya no era la de una amiga que hacia
de maestra y confidente con otra, parecía muy excitada y me miraba con
unos ojos que me turbaron profundamente.

Dejo
caer la falda, y se sentó a mi lado, y entonces dijo: ahora te toca a ti.

Yo
le dije que no, que no podía, que por hoy ya estaba bien de lecciones,
me sentía un poco confusa y turbada, me levante y me dispuse a irme.

Ella
entonces me dijo, que si había algo que me hubiera sentado mal, yo le respondí
que no, en absoluto, pero que me sentía un poco confusa y era mejor dejar
otras lecciones para otro día, para demostrarle que no estaba enfadada,
me incline hacia donde ella estaba sentada y le di un beso en la mejilla diciéndole,
-gracias por tus lecciones.

Me dirigí
a mi casa, en el camino, fui pensando en todo lo que habíamos hablado y
hecho esa tarde, y mi pensamiento, se detenía continuamente en la imagen
de mi amiga, con la falda subida frente a mí, enseñándome
su sexo y sobre todo aquella mirada, que me parecía llena de morbo y excitación.

Aquella
imagen, producía en mi, efectos contradictorios, durante toda la tarde,
y a causa de la conversación que manteníamos, me sentía especialmente
"motivada" pero la verdad es que conforme repasaba lo acontecido en
la tarde, mi excitación iba en aumento, estaba deseando llegar a casa,
para sosegarme a solas y repasar todo lo dicho y ocurrido.

Ya
en casa, me tumbe en la cama, tenia el libro en el bolso, lo saque y lo ojee,
al llegar a las ilustraciones que habíamos repasado en su casa, me volvió
a asaltar la imagen de mi amiga mostrándose de aquella manera......entonces,
hice lo que no me atreví a hacer ante ella, me levante de la cama, me puse
frente mi cómplice espejo, me baje las bragas, la humedad que halle en
mi sexo y en mi ropa interior, eran testigos de la excitación de que era
presa. Con las bragas en las rodillas y la falda levantada, hice lo que le vi
hacer a ella, tire de mi bello pubico hacia arriba y con las piernas abiertas,
hurgue entre mi húmedo sexo, en busca del famoso clítoris, y......¡¡premio!!
Allí estaba, un botoncito de carne rosada, puse un dedo sobre él
y un escalofrío recorrió mi cuerpo, aquello era muy placentero.

Me
apresure a desnudarme, me quite bragas, falda, suéter y de nuevo frente
al espejo, volví a buscar "mi botoncito", lo encontré,
y me pare a mirarlo con detenimiento, parecía una pequeña pepita
de cereza, allí hundida entre los labios de mi sexo estaba lo que parecía
ser la llave de futuros placeres, estaba feliz, muy contenta, me reía yo
sola como una tonta, allí tumbada en la cama, comencé a acariciarme
mi recién descubierto tesoro.

Probaba
a tocarme de distintas maneras, explorándome como nunca lo había
hecho, primero suave, después fuerte, rápido, despacio, trataba
de cojerlo con mis dedos, se me escapaba, era demasiado pequeño, pero me
gustaba, me producía un gran placer acariciármelo, mi excitación
aumento, y me asaltaron nuevas fantasías.

Poco
a poco mi cuerpo empezó a temblar, me asuste, no sabia lo que estaba ocurriéndome,
pare inmediatamente de acariciarme, tenia miedo perder el conocimiento, era tal
la excitación, que no era dueña de mis actos, ni de mis pensamientos,
me incorpore y fui directamente a darme una ducha para calmarme, estaba muy confusa,
no sabia lo que me estaba pasando, los viejos prejuicios, volvían, poco
a poco, me fui sosegando, aquella noche, dormí muy mal, inquieta, mis pensamientos
no me dejaban tranquila, por fin ya de madrugada, llego el sueño.

Al
día siguiente, en el trabajo, todo era normal entre nosotras, nos hablamos
como siempre, pero a la primera ocasión me pregunto por el día anterior,
yo le dije que bien, que me había sentido un poco agobiada, ya que dado
lo poco acostumbrada que estaba a esas cosas, tendría que dosificarlas
un poco, para que no me traumatizase.

Ella
lo entendió y me sonrío, salimos a media mañana a tomar un
café como de costumbre, y volvió a salir el tema, me dijo que ella
también se había sentido un poco avergonzada, pero que tanto hablar
de ello durante la tarde de ayer, se había puesto muy marchosa... y que
al irme de su casa, había echo cositas ella sola.

Te
masturbaste?, le pregunte,
-sí, dijo ella, y tu?
-lo intente, pero
no se.......
-encontraste tu clítoris......
-sí, creo que
si.......
-lo acariciaste?
-sí, me gusto, pero me puse un poco nerviosa
y me asuste
-porqué?, que sentías.......
-parecía que
iba a perder el conocimiento, era una sensación muy extraña para

-pero sentías placer?
-sí, creo que sí
-pues
estabas a la puerta del orgasmo, eso creo yo.......
-tendré que seguir
aprendiendo.

Terminamos nuestro café,
y volvimos al trabajo, al terminar la jornada, me pregunto que si comía
sola, yo le dije que si, mi marido no regresaba a casa hasta la noche, entonces
me dijo, me invitas a comer? Yo también estoy sola hasta tarde, -le dije
que sí-

La verdad es que esos
días estaba yo especialmente receptiva a temas de sexo, y siempre ocurría
igual, había días, en que estaba muy predispuesta al sexo, algo
que tenia su cara opuesta, había otros, en que no me apetecía nada
de nada. Pero la verdad es que cuando estaba "motivada" era cuando más
"cosas" hacia o pensaba.

A
las tres de la tarde, salimos del trabajo, y fuimos a mi casa a comer, preparamos
algo ligero, una ensalada y algo de pollo a la plancha, lo preparamos entre las
dos, y en la cocina, empezamos a bromear, en el frigorífico, había
unos calabacines, y ella, cogió uno y poniéndoselo como si fuera
un hombre, empezó a embestirme entre risas, la verdad es que estábamos
divirtiéndonos mucho, ella se mostraba muy picarona y verde, bromeando
sobre temas de sexo y contando chistes, a mi me dolía el pecho de lo que
me estaba riendo.

Nos sentamos a
comer y siguió la broma, entre bocado y bocado, hablaba de que el jefe,
se la quería tirar, de que el cartero, estaba más bueno que el pan,
chistes, chismes, ...habíamos abierto una botella de vino, y copa tras
copa, nos achispamos bastante, nos divertíamos mucho, y también
yo empecé a bromear y a decir algunas groserías...

Al
final, nos tranquilizamos, prepare café y nos sentamos en el sofá
del salón, habíamos bebido mas de la mitad de la botella de vino,
yo estaba bastante mareada, y empecé a hablar de mi marido: es un meapilas...
un frígido... Impotente, me tiene desatendida, todo a media lengua y con
los papeles totalmente perdidos, mientras yo despotricaba contra mi marido, mi
amiga, me daba la razón, diciéndome:
-no te preocupes, que yo
te enseñare a darle a ese lo que se merece-

Allí,
desparramadas en el sofá, entre bromas y risas, mi amiga empezó
a jugar a que era un hombre que me acosaba:
-qué buenas estas, te voy
a follar!!- y mientras me decía esto, entre risas, me sobaba el culo, o
los pechos, lo cierto es que yo estaba muy cachonda, entre el vino y las bromas,
el ambiente se fue calentando, y en un momento, yo estaba sentada y mi amiga,
se sitúo frente a mí, se puso de rodillas en el sofá, con
una pierna a cada lado de las mías, y sentándose sobre mis muslos,
empezó a desabotonarme la blusa, mientras decía, -te voy a enseñar
lo que es bueno, ¡enséñame las tetas, tía buena!
Yo
me dejaba hacer, las risas y las bromas, se fueron tornando en excitación,
mi amiga sentada en mi regazo, me había desabotonado la blusa y manoseaba
mis pechos por encima del sujetador, entonces me dijo: -cierra los ojos- los cerré
y entonces sentí sus labios sobre los míos, no hice nada, me quede
totalmente quieta fue un beso fugaz, como de tanteo, yo continúe con los
ojos cerrados cuando ella se apartó, quizá esperando una reacción,
hubo un momento de silencio, yo no quería abrir los ojos, sabia que ocurriría
algo, y en el fondo lo estaba deseando.

Entonces,
sentí sus manos penetrar por debajo de las copas de mi sujetador acariciándome
los pechos, con una ternura que me excito muchísimo, y volví a sentir
sus labios en mi boca, pero esta vez, presionaban y su lengua los acompañaban,
buscando el interior de mi boca, desde una pasividad cómplice, la deje
hacer, entreabrí mi boca, y su lengua penetro en mi de una forma maravillosa,
como nunca antes nadie me había besado, instintivamente, mis manos aun
con los ojos cerrados, rodearon su cintura, las suyas, acariciaban mis pechos
y el beso se prolongaba mientras sus manos en mis pechos, empezaron a erizar mis
pezones, lo hacían con una maestría que me asombraba, con ligeros
pellizcos, que me excitaban tremendamente, pellizcos, que conforme aumentaban
su presión, fueron aumentando mi deseo, jadeaba y me sentía presa
de una excitación brutal.

Entonces
ella, dejó de besarme, saco sus manos de mis pechos y yo continúe
sin atreverme a abrir los ojos, estaba a su merced, no podía reprimir mis
deseos, deseaba mas... me coloco suavemente tendida en el sofá, ella continuaba
sobre mí de rodillas con una a cada lado de mi cintura, y empezó
a desnudarme, primero me saco la blusa, después entre caricias y besos
me desabrocho el sujetador y sacándomelo entre pequeños besos en
los pechos, se aparto a un lado, ya fuera del sofá, seguía de rodillas
pero esta vez en el suelo, frente estaba yo allí tumbada, no nos decíamos
nada, yo continuaba con los ojos cerrados, entonces ella, continuo desnudándome,
ya lo estaba de cintura para arriba, y ella no me descuidaba en ningún
momento, besaba mi boca, acariciaba mis pechos, besaba y chupaba mis pezones,
mi cuerpo vibraba de excitación, mi deseo era brutal, animal, desenfrenado,
pero tímido, en el fondo sabía que lo que hacia era lo que deseaba,
pero, permanecían los fantasmas y ellos me hacían ser pasiva, no
podía abrir los ojos, creía que de aquella manera sin ver nada,
seria menor el mal.

Desabrocho el
cinturón, y abrió la cremallera lateral del pantalón, levante
mi cintura para que pudiera bajarme el pantalón sin dificultad, saco mis
zapatos, y me quito totalmente el pantalón, solo mis bragas, ocultaban
lo mas intimo de mí, no me las quito, acariciaba todo mi cuerpo, con mucha
suavidad, me besaba por todas partes, entonces paró, no se lo que pasaba,
no la sentía sobre mi piel, entreabrí disimuladamente los ojos,
y vi que ella también se estaba desnudando, volví a cerrarlos, y
espere, enseguida sentí de nuevo sus manos sobre mi, yo estaba boca arriba
sobre el sofá, y de nuevo sentí como ella se subía al sofá,
colocándose encima de mi como estaba antes, de rodillas con mi cuerpo entre
sus piernas, sentada sobre mis muslos, sentía su desnudez cálida
y acariciante en cada centímetro de piel que estaba en contacto con ella,
sentí sus manos pasear lentamente por todo mi cuerpo, entreteniéndose
con cada pliegue, con cada lunar, con cada rincón.

Su
boca, buscaba la mía y mis pechos constantemente, no pasaba la sensación
del anterior beso, antes de que volviese con uno más fresco y nuevo, atendía
mis pechos con mimo, con toques, caricias y castigos, que me aplicaba con los
dedos, los labios, los dientes, que me volvían loca de deseo, yo arqueaba
mi cuerpo presa de una excitación brutal, levantaba mi pubis, buscando
ser poseída, pero ella solo me mimaba y acariciaba de cintura para arriba.

Apartándose
a un lado, me dio la vuelta, me puso boca abajo, yo la ayude y me deje hacer,
en la maniobra, entreabrí de nuevo los ojos, la vi completamente desnuda,
tenia un cuerpo bonito, muy atlético, ya que hacia gimnasia, era atractiva.

Una
vez boca abajo, empezó a masajearme por la espalda, poco a poco fue bajando
sus caricias, hasta que llego a mi cintura, en donde mis bragas, le impedía
seguir tocándome la piel, empezó a meterme la mano por debajo de
ellas, acariciando mi trasero, así durante un rato, yo estaba muy relajada
y excitada, me gustaba todo lo que me hacia, saco sus manos de mis braguitas,
y cogiendo cada una de las partes que ocultaban mi culo, las aparto metiéndomelas
en la rajita, a modo de tangas, y empezó a lamerme las nalgas, me lamía
con autentica pasión, mojaba con su saliva todo mi trasero, y entonces
note como una de sus manos, hurgaba entre mis piernas, buscando mi sexo.

Sentí
sus dedos sobre mi húmedo sexo, sentía sus caricias en mi interior
,y a cada caricia recibida, yo respondía arqueando poco a poco mi espalda
y mi trasero, para facilitarle sus juegos, abrí poco a poco mis piernas,
quedando así totalmente expuesta a sus caricias y miradas. Seguía
haciéndome cosas, me moría de placer, me sentía flotar como
nunca había sentido nunca, entonces, me bajo las bragas, me las quito y
quede totalmente desnuda.

Aun boca
abajo, desnuda como estaba, ella, se puso encima de mí, sentí como
nuestros cuerpos entraban en contacto, mi espalda noto como sus pechos se apretaban
contra ella, sentí el bello de su sexo sobre mis nalgas, y empezó
a besarme y a morderme detrás de las orejas y en el cuello.

En
ningún momento la excitación que sentía, decrecía,
su habilidad para acariciarme en cada momento, donde yo quería, la intensidad,
la delicadeza, y también la rudeza, me mantenían en un estado en
el que disfrutaba de cada fracción de segundo con una intensidad nunca
sospechada por mí.

Yo estaba
totalmente pasiva, facilitaba con ligeros movimientos cada deseo de mi amiga,
arqueándome, abriéndome, girándome, exponiéndome,
pero solo me apetecía ofrecerme a aquella persona que estaba introduciéndome
en placeres nunca imaginados por mí.

Mis
ojos se negaron a seguir cerrados, de espaldas a ella como estaba, los abrí
y girando la cabeza, empecé a cruzar tímidas miradas con ella, una
vez mas, se bajo del sofá y de nuevo de rodillas en el suelo, me observo
un momento, cogió mi cara con ambas manos y me dijo: -date la vuelta_
Me
gire mirándola directamente a los ojos, mi mirada le trasmitía lo
bien que me encontraba y lo excitada que estaba, mientras ella, me quitaba las
bragas.
Totalmente desnuda, unimos nuestros cuerpos cara a cara, sentí
sus pechos sobre los míos, su pubis presionaba el mío, y en esta
posición, permanecimos un largo rato, besándonos, mirándonos,
acariciándonos, y uniendo nuestros sexos tratando de poseernos mutuamente.
-siéntate-
me dijo
yo me senté frente a ella en el sofá, estaba de rodillas
frente a mí, paso sus manos por debajo de mis muslos y tiro de mí
hacia ella, abrí mis piernas, para dejar que su cabeza penetrara entre
ellas, recosté mi cuerpo hacia atrás, y ella introdujo sus manos
en mi sexo, tiro de mis pelos hacia arriba, tal como lo había hecho ella
con los suyos el día anterior, y descubrió mi clítoris, diciendo:
-aquí
esta la llave de tus orgasmos
lo manipulo y froto con delicadeza, haciendo
aumentar hasta el limite mi excitación, acariciaba haciéndome sentir
cosas maravillosas, cerré de nuevo los ojos, disfrutando de aquellas sensaciones
y entonces, note como su cabeza se sitúo entre mis muslos, sentí
su boca en mi sexo, besarme, lamerme, lentamente, chupándome y acariciándome
con la lengua, mis jadeos aumentaban conforme su lengua y su boca me acariciaban,
cuando se entretenía en mi clítoris, toda yo temblaba y gemía
de placer, pero ella, paraba, alargando aquella excitación que me embargaba,
ya no era yo, estaba a su merced, ella me poseía con su boca y yo me dejaba
hacer con una excitación que jamás había imaginado que podría
sentir, siguió jugando con mi sexo, con sus labios chupaba los míos,
su lengua jugueteaba con mi clítoris.

Ya
no podía mas, ella se percato de que yo estaba lista para todo, concentro
sus caricias con lengua y labios en mi clítoris y mi cuerpo estallo en
un maravilloso y profundo orgasmo, el primero de mi vida, mi cuerpo se arqueaba
preso de una energía que me invadía desde mi sexo, hasta mi cabeza,
haciéndome sentir unas sensaciones embriagadoras que se apoderaron lentamente
de mí, me subieron a las estrellas, y allí me mantuvieron una eternidad,
hasta que poco a poco empecé a entrar en la realidad, de nuevo, comprobé
que estaba cogiendo la cabeza de mi amiga con ambas manos, y apretándola
contra mi, ella aun jugaba con extrema delicadeza con su boca en mi sexo, tire
de ella hacia mi, y cuando la tuve enfrente, le dije -gracias- y le di un beso
en sus labios, para después fundirnos en un tierno abrazo.........

Habíamos
pasado varias horas juntas, al despedirnos, notamos que algo entre nosotras había
cambiado, no podía ser de otra manera, yo me sentía cómplice
de algo que siempre había creído obsceno y malo, y que la realidad
me había descubierto como bueno y maravilloso, ella me miraba con ternura,
con la satisfacción de haberme ayudado a descubrir lo que yo siempre había
deseado, hicimos un pacto de silencio, éramos cómplices, no hablaríamos
a nadie de lo sucedido, y nadie debería notar nada en nosotras.

Una
vez sola en mi casa, reflexione largamente sobre lo ocurrido, estaba emocionada,
embargada por sensaciones nuevas que a veces me turbaban y otras me producían
una tremenda satisfacción, me sentía la heroína de una película,
que había hecho realidad sus anhelos largamente deseados, y apartaba de
mi mente la sensación de culpabilidad, que trataba de abrirse paso desde
mi conciencia de niña casta y bien educada. Notaba mi cuerpo fresco, nuevo,
lleno de una placidez y una energía como nunca antes había sentido,
me embargaban sensaciones nuevas, que me hacían reírme sola, mirarme
una y otra vez al espejo, sintiéndome cómplice de mi propia imagen.

Por
la noche, mi marido me hizo el amor, lo hizo como siempre, rápido y mal,
siempre empezaba igual, me pedía que le diera la espalda, y empezaba a
tocarme los pechos y a darme besos y bocaditos detrás de las orejas, yo
permanecía pasiva, siempre había creído que era lo que él
esperaba de mí, al poco rato, cogía mi mano y se la llevaba hacia
su pene, para que yo notara que estaba tieso, yo lo palpaba y entonces me bajaba
los pantalones del pijama, me ponía boca arriba y el se situaba sobre mi
y en 5 minutos, se derretía como un niño. Aquella noche no fue distinta,
pero, note en mi una excitación mayor de la habitual, producto del morbo
que me producía el estar con él, después de los acontecimientos
de la tarde y creo que a él no le paso desapercibida, lo cierto es que
como siempre, cuando acabo y yo simule un orgasmo mediante los suspiros habituales,
fui como siempre al baño a lavarme, pero antes de hacerlo y sabiendo que
el estaría ya roncando, como de costumbre, me puse delante del espejo y
empecé a masturbarme, tiraba de los pelos del pubis hacia arriba, y frotaba
mi clítoris con vehemencia, lubricado como estaba con el semen de mi marido
y al poco tiempo, explote en un orgasmo, que hizo temblar mis piernas, hasta casi
desplomarme, apenas no pude reprimir mis suspiros y jadeos, fue mi primer orgasmo
sola, y me gusto, me parecía estar vengándome de su falta de atención
durante tanto tiempo, me lave y me reí frente al espejo, me fui a la cama,
efectivamente, mi marido dormía, repase lo ocurrido durante el día,
estaba contenta, era feliz, tenia la sensación de haber empezado un nuevo
tiempo para mi.
La relación con mi amiga y compañera de trabajo,
cambio bruscamente, entre nosotras empezó a abrirse una zanja, que poco
a poco se iba haciendo más profunda y ancha, parecía, que aquella
experiencia, que solo podría acercarnos, muy al contrario sirvió
para que poco a poco nos alejáramos. Era como si un repentino pudor o miedo
a establecer una relación prohibida, se hubiera apoderado de nosotras dos.

En
los días siguientes a aquel en que me inicio en los secretos del placer
sexual, apenas hablamos de otra cosa que no fuera de trabajo, e invariablemente,
una u otra, buscaba excusas para evitar vernos a solas incluso para tomar el café
durante el trabajo.

Nunca mas hablamos
de aquel día, ni quisimos, ni nos atrevimos, creo que las dos temíamos
engancharnos en una historia que al final nos perjudicaría, y a las pocas
semanas, a mi esposo le trasladaron en su empresa a otro centro de trabajo en
otra ciudad.

El día que me
despedí de la empresa, quede con ella para después del trabajo,
para despedirme de un modo más personal, y agradecerle todo lo que había
hecho por mí. Fue una despedida muy emotiva, lloramos como tontas en medio
del bar, ella me confeso que había sido la primera vez que había
tenido sexo con una mujer, y que lo había hecho, porque me quería,
y porque le inspiraba una ternura y un cariño especial, también
me confeso que había tenido miedo, que sus sentimientos hacia mi la turbaban,
y prefería mantenerse alejada de mi, para no hacerme daño ni hacérselo
a si misma.

Yo compartía sus
temores, pero lo que realmente me quedaba de aquella relación, era un tremendo
cariño hacia ella, y una experiencia que ya me había hecho cambiar
y que a partir de entonces haría de mi otra mujer.

De
este modo, mi marido y yo, nos trasladamos a vivir y en su caso a trabajar en
una gran ciudad, el traslado, suponía para él un importante ascenso
profesional, así como un notable incremento de sus ingresos, de modo que
me tome un tiempo antes de buscar trabajo, quería ambientarme en la nueva
ciudad, instalar nuestra casa y después ya vería...

Las
primeras semanas, pasaron rápido, la búsqueda de una vivienda, la
mudanza, compras, etcétera. Mi marido, era el máximo responsable
de la oficina de su empresa en la ciudad, se había convertido en un alto
cargo de la misma y si antes ya no tenia horario, ahora, solo le faltaba instalar
una cama en su oficina, su desatención ya comentada, paso a convertirse
casi en una desaparición. Lo cierto es que a mi no me importaba lo mas
mínimo, mi vida estaba sufriendo un rápido cambio, y él no
figuraba en mis planes.

Mi vida intima,
se modificaba rápidamente, descubrir como masturbarme, fue algo maravilloso,
las sesiones de amor con migo misma, eran muy gratificantes, mis instintos adormecidos
y reprimidos durante tanto tiempo, se iban abriendo poco a poco, y si bien mi
comportamiento cotidiano y publico era como siempre, interiormente, mi mente trabajaba
y evolucionaba con mucha rapidez.

Los
cambios no sucedieron solo en mi mente, había otros cambios que paulatinamente
se producían y que solo yo conocía y disfrutaba, las sesiones de
exhibicionismo ante el espejo, pasaron a convertirse en habituales, y ahora se
veían coronadas por fantásticos orgasmos, pero la escenografía
fue cambiando. empecé por la ropa interior, ocasionalmente, frecuentaba
grandes almacenes y lencerías, para equiparme de acuerdo con mis nuevas
apetencias, los cajones de mi cómoda, se fueron surtiendo de pequeñas
braguitas, con encajes y de colores atrevidos, sujetadores sexys, y alguna que
otra picardía inocente...

También
cambiaron mis fantasías, quizá por haber estado tan reprimida durante
tanto tiempo mas el hecho de haber ocultado mi cuerpo con ropas holgadas, me asaltaban
continuamente fantasías que tenían que ver con el exhibicionismo.
Por esa razón, me "vestía" para mis sesiones de intimidad,
en donde me exhibía ante mi misma, en complicidad con algún espejo.

Mis
pensamientos durante estas sesiones, se referían casi siempre a acontecimientos
del día, la mirada de un desconocido, el roce de alguien en la calle, un
empujoncito en el metro, una mirada picara de algún dependiente...

Así
estaban las cosas, cuando decidí volver a trabajar. En la empresa de mi
marido se produjo una vacante en las oficinas, y decidí aprovechar la ocasión,
era un trabajo cómodo, solo por las mañanas y ya estaba lo suficientemente
instalada en la nueva ciudad y la nueva casa, me pareció un buen momento
para volver al trabajo.

Mi marido
tenia un despacho aparte, y apenas nos veíamos, mi tarea era puramente
administrativa y nunca despachaba asuntos con él, mi trabajo se desarrollaba
en una planta del edificio que ocupaba la empresa, en donde estábamos ocho
personas, tres mujeres y cinco hombres. Con el tiempo, establecí con todos
ellos una buena relación de compañeros, ellos enseguida se dieron
cuenta que a pesar de ser la mujer del jefe, se podía confiar en mi como
en una compañera más.

El
tiempo transcurría con normalidad, yo seguía evolucionando y en
mi intimidad seguía aprendiendo y experimentando nuevas y placenteras sensaciones.
Una de mis compañeras de trabajo, era mas joven que yo, tenia un cuerpo
muy bonito, y se vestía con prendas que realzaban su figura haciéndola
muy atractiva, yo notaba que cuando se ponía pantalones siempre muy ajustados,
se marcaba bajo ellos su ropa interior que invariablemente eran unas tangas. Lo
cierto, es que a pesar de mi evolución, no me había atrevido a comprarme
esa clase de ropa interior, la había visto e incluso había pensado
en comprarme alguna, pero no me había animado, me parecían incomodas,
pero a raíz de vérselas puestas a mi compañera, me apeteció
probar...

Continuará...


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Relato: Al fin viva
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