LACTANCIA PECAMINOSA (INCESTO MADRE - HIJO)
EL T�TULO LO DICE TODO
Hab�a cumplido los catorce y la verdad es que cada d�a me
sent�a menos atra�do por los estudios y en cambio mi afici�n por la masturbaci�n
era cada vez mayor, los diversos comentarios que escuchaba acerca de mi
semblante, confirmaban la versi�n del espejo, definitivamente mi contextura y
mis enormes ojeras me delataban.
Con disgusto notaba que para mi familia mas cercana esta
situaci�n no hab�a pasado desapercibida, la preocupaci�n de mi madre era
evidente y mi hermanita menor con la sinceridad que la caracteriza me lo hacia
saber a cada momento.
En mi fuero interno reconoc�a que si bien hacerse una paja de
vez en cuando es saludable y satisfactorio, hacerlo con tanta frecuencia y en
forma consuetudinaria, pod�a resultar da�ino para la salud; pero no pod�a
evitarlo, algunos vagos recuerdos de mi infancia mas temprana me estimulaban la
livido en forma incontrolable, confabul�ndose contra mi vano intento de
abstinencia e induci�ndome al mas rotundo fracaso, pese a mis esfuerzos, siempre
terminaba siendo derrotado por la lujuria.
Lo desconcertante de este asunto es que aquellos
perturbadores recuerdos no estaban absolutamente confirmados en mi memoria,
siempre rondaba una exculpadora duda � Son realmente recuerdos � son producto de
mi imaginaci�n � rezagos de un sue�o?
Estoy convencido que son aut�nticos recuerdos, pero debo
reconocer que aunque no tengo la absoluta certeza, lo real y concreto es que
cada vez que veo pasar a mi madre en bata, balanceando sus enormes pechos,
siento en mi genitalidad un intenso calor proveniente de lo mas �ntimo de ella.
He llegado al extremo de masturbarme hasta en el ba�o del
colegio y lo curioso del asunto es que cuando algunos compa�eros me han
sorprendido en plena paja, lejos de llamarles la atenci�n el acto en s�, los
comentarios se han centrado en las dimensiones de mi miembro, al punto de
hacerme creer que he sido privilegiadamente dotado por la naturaleza.
Han sido varias las oportunidades que me he librado de ser
sorprendido por mi propia madre en plena autosatisfacci�n, pero ten�a que caer
en alg�n momento y as� fue, en efecto; estaba en mi dormitorio haci�ndolo
desnudo sobre mi cama, cuando ella entr� sorpresivamente en el preciso instante
en que llegaba al cl�max y entre gemidos expel�a abundantes chorros de semen.
Que situaci�n embarazosa la m�a, pero a la vez inevitable,
ella apareci� en el preciso instante de la "ida sin retorno", es decir cuando ni
un milagro puede impedir la poluci�n y tuvo que ocurrir ante la at�nita mirada
de mi madre, la que mas asustada que yo, no atin� sino a cerrar y asegurar la
puerta para que nadie mas pudiese enterarse de lo ocurrido.
Yo inicialmente desconcertado y luego avergonzado al punto
que explot� en llanto, mi madre por su parte, conmovida y acongojada, pues en
realidad su aut�ntica intenci�n no fue la de ponerme en tan inc�moda situaci�n,
sino mas bien, ella pretend�a tener una oportunidad para aconsejarme acerca de
mis notorios excesos.
El caso es que compadecida se sent� en la cama y abrazado a
ella yo lloraba desconsoladamente.
Sus primeras palabras fueron: "Hijito ya no llores mas,
perdona mi impertinencia y no sientas verg�enza, lo que haz hecho no es tan
malo, es algo natural y lo hace casi todo el mundo, lo �nico que me preocupa es
que te puedas enviciar y eso afecte tu salud".
Ya mas calmado, le respond� "Mamita si he tratado y sigo
tratando, pero debo confesarte que hay algo mas fuerte que yo que me impulsa a
hacerlo y por mas que trato no puedo evitarlo".
El di�logo continu� "Haber cu�ntame de que se trata, estoy
segura de poder ayudarte"
Nuevamente me sent� en un aprieto y le hice saber que
cont�rselo me dar�a mucha verg�enza.
Separ�ndose ligeramente de mi y mir�ndome a los ojos me dijo
"Hijo m�o una madre siempre quiere lo mejor para un hijo, debes vencer esa
verg�enza y hablarme con toda sinceridad, quien mejor que yo para ayudarte,
vamos hombre conf�a en mi".
Con palabras entrecortadas empec� a hablar "Teee tengo una
imagen en la mente, de cuando me dabas de lactar, no, mejor ya no me sigas
preguntando".
Ella con algo de nerviosismo y con cierto rubor en el rostro,
me insisti� "No me dejes con la intriga, sigue hablando, necesito saber hasta
que punto haz logrado recordar algunas cosas, puedes estar seguro que todo tiene
una explicaci�n".
Sus palabras y la forma en que me las dijo, confirmaron que
efectivamente lo que guardaba en la mente eran recuerdos y no se trataba de otra
cosa. Este hecho me dio valor para proseguir diciendo "Bueno mam�, ten la
seguridad que lo recuerdo con total claridad, tu agitaci�n y tus gemidos me
siguen enloqueciendo hasta ahora"
Tiritaba, el rubor de su rostro se acentu� considerablemente
y con un timbre extra�o en su voz me dijo "Yo.... yo te lo explicar� todo, pe...
pero esto quedar� entre nosotros" y prosigui� "Yo siempre he sido de
temperamento muy ardiente, tu me comprendes ya eres un hombrecito. Al a�o de tu
nacimiento tu padre sufri� un grave accidente que lo dej� incapacitado por mas
de dos a�os", y prosigui� "Cuando todav�a no te sal�an los dientes, la sensaci�n
que me dabas en los pezones al mamar, me recorr�a por todo el cuerpo, tu me
comprendes, es por eso que me agitaba y gem�a"
Yo me sent�a con la situaci�n bajo control y ya casi
totalmente seguro de mis recuerdos, as� es que insist� "Si mami pero yo quiero
que me expliques lo que pas� cando ya me hab�an salido los dientes".
Mis palabras hicieron estragos, lo pude notar en la expresi�n
de su rostro, seguramente no esperaba que yo recordara tanto, pero ya estaba
cercada y lo ten�a que afrontar y me dijo "Tu, hijo tu, desde que naciste
tuviste un miembro desproporcionado y cada vez que mamabas se te paraba", lo
dijo sin despegar los ojos de mi intimidad que hab�a permanecido al descubierto
y que ante la estimulante situaci�n sobrecargada de lascivia, comenzaba a
reaccionar.
Sus enormes pechos lat�an estrepitosamente y prosigui�,
conmocionada "Ten en cuenta mi temperamento y que pas� mucho tiempo sin marido,
................. tu, mientras mamabas ten�as una tremenda erecci�n y te
frotabas contra mi cuerpo, yo solamente me acariciaba hasta gozar"
A estas alturas ya la sent�a excitada y sometida, yo me
encontraba con el miembro en todo su esplendor; con suavidad cog� su tr�mula
mano y llev�ndola a mi intimidad le insist� "Di la verdad �Solamente te
acariciabas hasta gozar? o es que talvez tambi�n te val�as del instrumento que
ahora tienes entre las manos.
En un estado de conmoci�n total y apret�ndome el miembro
nerviosamente me respondi� "Si, lo confieso, si lo hice, lleg� un momento que no
pude mas y me clav� mientras me chupabas los pezones, yo ten�a urgencia por
gozar, la lubricaci�n me brotaba a borbotones y mientras me corr�a, si, .......
si que gritaba y me retorc�a como una hist�rica, me sent�a como una perra en
celo, igual que ahora"
Abri�ndose el camis�n que es todo lo que tra�a puesto, subi�
a la cama y me mont�, condujo mi palpitante cabez�n hasta su impaciente entrada
�ntima y se resbal� hasta la "empu�adura" gracias a la sobrecargada lubricaci�n
que le manaba de entre las piernas.
Yo hubiese querido hacerle algunos juegos preliminares, tal
como siempre me lo hab�a imaginado, pero la arrechura que se tra�a, no admit�a
proleg�meno alguno.
Ya se encontraba ella en otra dimensi�n, sacudi�ndose
fren�ticamente, hora gimiendo, luego balbuceando sonidos guturales, cuando no
intentando frases incoherentes.
Incansablemente gozaba una y otra vez, su �ntimo calor era
sofocante y a la vez placentero, su entusiasmo por el sexo resultaba sin igual.
Cada vez trataba de ser mas profundamente penetrada, sin lograrlo, pues ya ten�a
la cabeza de mi miembro presion�ndole el mero epicentro que a su vez hac�a de
tope.
Gozamos como nadie puede imaginarse y despu�s de ese d�a
hubieron muchos mas, al principio yo estaba tan entusiasmado como ella y no
desperdici�bamos oportunidad para hacerlo con pasi�n enfermisa, pero la verdad
es que no pude resistir el trote y me he visto precisado a pedirle ayuda a dos
amigos mas, porque lo de ella no es muy normal que digamos, ha resultado
insaciable y dominada por el furor uterino.
Uno de los amigos que permit� participar de la relaci�n
�ntima con mi ardorosa progenitora fue precisamente OCTOPUSI, a quien le ped�
que plasmara en blanco y negro mi peculiar historia, con la condici�n que me
ubique en el contexto del relato como el narrador y me nombre en primera
persona; conoci�ndolo tan bien como lo conozco estoy seguro que ha cumplido con
hacerlo tal como lo prometi�.
OCTOPUSI. 01/ 12/2004.