LA REUNION DE PAPA
Hola ! Mi nombre es Laura y este es mi primer relato. Soy una
adoradora de los placeres carnales y si bien soy heterosexual, no me niego a
nada que le cause placer a mi cuerpo. Aparatitos, hombres, mujeres, animalitos,
j�venes, viejos�lo que sea, que me acuse placer�pruebo.
Ya les contar� algunas de mis experiencias en cada campo que
he probado. Digamos que mi cuerpo llamativo, el cual porto en las mismas
condiciones desde mis 16 a�os, me ha servido mucho para tener �xito en lo
sexual. Mido 1,82, peso 65 kilos, tengo pelo color rubio con rulos y mis medidas
son 98-62-92. Imag�nense que con este cuerpo, he sido objeto de las miradas m�s
obscenas tanto de desconocidos, como de chicos de mi edad, parientes, amigos de
padre y hasta sus compa�eros de trabajo.
Hoy quiero contarles, lo que considero fue mi debut sexual
con maduros.
A un mes de cumplir mis 19 a�os, mi padre, que trabaja para
una multinacional, celebr� una peque�a fiesta en caso, motivada por la visita de
unos directivos del exterior. A ella, concurrieron, obviamente los extranjeros y
algunos subordinados de pap� que vinieron con sus esposas. Desde la ventana de
mi habitaci�n del primer piso, pude ver a todos los invitados en el jard�n de
casa, antes de hacerme presente. Uno de los americanos, era realmente apuesto y
aprovech� para fantasear con �l y masturbarme, antes de bajar al jard�n para
integrarme el grupo.
- Donde estabas Lauri ? Me pregunt� pap�.
- Terminando de cambiarme, p� !
Me presentaron a todos los invitados, algunos de los cuales,
ya conoc�a de otras reuniones en casa. El americano por el cual me hab�a
masturbado minutos antes, deb�a ser homosexual, porque apenas me mir� y ni
siquiera bajo la mirada a mis tetas, como lo hicieron todos los otros, inclu�do
pap�.
Sin embargo, Ricardo, un hombre que rondaba los 48, me mir�
de una manera tan especial, que me caus� cierto cosquillero en la vagina. A
partir de ese instante, supe quien ser�a el nuevo objeto de mis fantas�as
durante el almuerzo y hasta pod�a ser que durante el evento, me escapara a mi
cuarto, para masturbarme nuevamente, pero esta vez por Ricardo. La reuni�n
transcurr�a tranquilamente, a pesar de todas las fantas�as que a mi se me
cruzaban por la cabeza y mas all� de algunas sonrisas dulces de Ricardo, que
nada pod�a hacer, ya que su mujer no se apartaba un segundo de �l.
Finalizado el almuerzo, y haciendo un alto antes de los
postres, aprovech� para irme al cuarto para desahogar la calentura con mis
dedos. Por supuesto, quer�a ver a Ricardo mientras me masturbaba, as� que apenas
corriendo la cortina, pod�a verlo mientras mis dedos no dejaban de acariciar mi
cl�toris. En eso estaba, cuando Ricardo levant� la vista y me vi�.
Inmediatamente, cerr� la cortina y me avergonc�, pero era tarde, porque Ricardo
ya me hab�a visto, y seguramente imaginaba lo que estaba haciendo.
No se como ocurri�, ni como Ricardo pudo despegarse a su
esposa, pero segundos despu�s, mientras me encontraba tiraba boca arriba en mi
cama, con la bombacha baja y 2 de mis dedos metidos en mi vagina, la puerta se
abri� de golpe y apareci� �l.
Me debo haber puesto roja de verg�enza mientras me sentaba en
el borde de la cama, y no supe como salir de esa situaci�n tan embarazosa.
Hola beb�(me dijo).
Hho..ola.
Por que hac�as eso ? me pregunt�.
Ehhh�
Para que haces eso, si podes tenerme en vivo.
Como ?
Te gusto, no beb� ? me pregunt�.
Si�mucho.
Vos a mi tambi�n me gustas mucho�
Y sin decir nada mas, luego de cerrar la puerta, se acerc� a
mi, baj� el cierre de su pantal�n y sac� un hermoso pene a media erecci�n. Me
tom� de la cabeza y me dijo: "Chup�la, beb�, es toda tuya. " Sin dudar, me la
met� en la boca y volv� a bajar mi mano derecha a mi vagina, mientras que con mi
mano izquierda, lo tomaba de la cintura. Un placer enorme me produc�a sentir
como ese pene iba creciendo en mi boca y como cada vez me costaba mas trabajo
trag�rmelo todo. Se la mam� con gusto durante unos minutos, hasta que la dureza
de ese pene hac�a que incrustara con mas violencia los dedos en mi vagina.
Sabiendo que no ten�amos tiempo, le pregunt�: " Quer�s cogerme o solo que te la
chupe" � "Te quiero partir en dos, pendeja" me dijo. Saqu� r�pido un forro de mi
mesita de luz y se lo puse con la boca. Me tir� hacia atr�s en la cama, abriendo
mis piernas y mostr�ndole mi sexo h�medo. Se desabroch� el pantal�n, baj�ndolo
solo hasta las rodillas, se posicion� encima mio.
Con su mano, gui� su herramienta, hasta poner su cabezota en
la entrada de mi vagina. Con la calentura que ten�a yo en ese momento, sin hacer
ning�n tipo de esfuerzo, se fue deslizando en mi canal vaginal. Cada mil�metro
que ingresaba en mi, me causaba mas placer. Se adentr� lentamente al principio y
una vez ingresado todo, comenz� a entrar y salir de mi vagina afiebrada, con
toda velocidad. Si bien, no ten�a una verga demasiado grande, como otras que ya
hab�a probado, se sent�a claramente, que ese hombre sab�a como usar su
herramienta. La velocidad con la que me envest�a y la media masturbaci�n que me
hab�a hecho previamente, me provocaron un r�pido orgasmo, que aunque hubiera
querido gritar, necesitaba callar por el resto de los invitados. Solo atin� a
apretarlo fuerte contra m� y morderle la oreja.
Como si fu�semos una maquinaria del sexo, perfectamente
coordinada, dentr�s de mi orgasmo vino el de �l. Fueron 6 o 7 golpes de cadera
violentos contra m�, antes de sentir los latidos de su pene en mis paredes
vaginales, que claramente me indicaban que estaba acabando. Luego de eso, por
unos instantes se qued� dentro mio, mientras me besaba dulcemente. Mir� la hora
y dijo: "Tengo que volver, porque sino, habr� problemas." Sali� de adentro mio,
se sac� el forro usado que me entreg� en mis manos, se subi� el pantal�n y se
sali� de la habitaci�n. Me qued� por unos segundos pensando en que me hubiera
gustado que durara un poquito m�s, pero entend�a que no era el momento ni el
lugar, hasta que me d� cuenta que "solita" pod�a extender por un ratito el
momento, aprovechando que ten�a en mis manos el forro lleno.
Dej� mis pechos al descubierto y vaci� all� el contenido del
forro. Jugu� con esa leche a�n calentita sobre mis tetas, mientras volv�a a
masturbarme. En el momento justo en que alcanzaba el tercer orgasmo del d�a,
fantaseando con que ten�a el pene de Ricardo en mi boca, me chup� los dedos
mojados de semen, tratando de capturar ese momento, tambi�n en mi boca.
Realmente ese hombre me hab�a producido placer y me hizo pensar que era por su
edad y experiencia, con lo cual, desde ese d�a en adelante, he incitado al sexo
a todo hombre maduro que tuve a mi alcance.
Con Ricardo, he vuelto a tener sexo en algunas oportunidades
posteriores, pero esta la recuerdo especialmente, por ser mi primera vez con un
hombre maduro.
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