"OJITOS VERDES" (DOS)

Fabliau original de

ANALBO

**************************

Y la camioneta arranc� con
fuerza, saltando m�s que antes. Rodrigo ten�a intenci�n de llegar lo antes
posible, aunque estaban a mitad de camino, con el prop�sito de neutralizar las
intenciones que hab�a le�do en los ojos del Compadre.

Alejandro hombre m�s robusto que Rodrigo, para evitar que la
ni�a se golpeara contra la consola del veh�culo, la tom� con sus fuertes brazos,
la tap� con el toall�n y la apret� contra su rodilla derecha, la que hab�a
dejado liberada de sus pantalones, antes de entrar a la cabina. Su botamanga se
encontraba arremangada sobre su nalga. Se excit� al m�ximo cuando sus carnes
tocaron la humedad de la peque�a tanguita de Ojitos Verdes. Su miembro, salt� de
su bragueta, ya que la hab�a desabotonado, dura como un madero y enorme. La ni�a
se dio cuenta, gir� su cabeza, con picard�a lo mir�, regal�ndole una sonrisa,
baj� su mano y la tom� con fuerza, mientras fregaba su vulvita contra la rodilla
del padrino...

El veh�culo segu�a su carrera enloquecida por ese camino
sinuoso y poceado. Rodrigo miraba de reojos al compadre y observaba sus gestos
de placer que le daba su peque�a hija. No pod�a, no deb�a decir nada. No pod�a
pelear a aquel hombre. No pod�a hacerlo. Peor ser�a que todo se supiera. Observ�
el lento movimiento del bracito derecho de Karina y comprendi� lo que estaba
pasando. Se sinti� obnubilado por un golpe de sangre a su cabeza, cuando vio al
compadre cerrar los ojos y morderse lo labios, conteniendo un grito de placer,
en se�al de estar eyaculando. El aroma lleg� a su olfato, mientras Ojitos
Verdes, se enloquec�a, cabalgando la rodilla del padrino, y ya no disimulaba, ni
sus gestos, ni sus gemidos de goce inmenso, delectaci�n de una chiquilina
despertando al sexo.

Rodrigo, no soport� aquello, y comenz� a friccionar su verga
por sobre el pantal�n mientras trataba de conducir el 4 x 4, que se le escapaba
de la ruta intern�ndose en la banquina.

Los movimientos de la camioneta, merced a la velocidad que le
hab�a impuesto Rodrigo, y las carnes caliente de la piernita izquierda de la
ni�a, totalmente ba�ada de semen, volv�an a jugar con el trozo enorme de
Alejandro.

Las miradas de los dos hombres se enfrentaron. Rodrigo en
desesperada embestida con su polla, puso los ojos en blanco, al tiempo que
volv�a a terminar, enloquecido de goce, al tiempo que Alejandro, quit�ndose
algunos pensamientos de culpa, le bajaba la tanguita de la nena, hasta tenerla
en sus manos y guardarla en el bolsillo de su pantal�n. Acomod� a la ni�a sobre
la punta de su miembro, y Rodrigo con gestos desesperado, sin emitir sonidos,
moviendo su cabeza, le ped�a que no lo hiciera. El padrino le suplic� perd�n con
sus ojos y apret� con todas su fuerzas a Ojitos verdes sobre su verga,
penetr�ndola sin compasi�n, quedando la mocosita semidesvanecida, sin articular
una palabra. Alejandro le acarici� el cuello y lentamente comenz� a moverla,
subiendo y baj�ndola, haciendo que su pene totalmente lubricado con flujos
vaginales y sangre de la peque�a, remueva las profundidades de Ojitos verdes,
que abriendo lentamente sus ojos, mirando a su padre, le sonri� con placer y
satisfacci�n, apoy� sus dos manos en la consola de la 4 x 4 y se recost� hac�a
donde estaba su padre, gimiendo, dando est�ntores de lujurias. La excitaci�n de
Ojitos verdes era tal, que Rodrigo, fren� el veh�culo sobre la banquina, se
corri� hacia donde estaba su compadre, saco la roja verga y se la acomod� en la
boquita de la ni�a, que la abri� desaforadamente hasta que logr� introducir el
enorme glande del papi, casi todo, en su ardiente boca. Rodrigo soport� la
situaci�n 20 segundos y acab�, eyacul� de tal forma que la ni�a casi se ahoga
con tanto semen junto, al tiempo que Alejandro, tambi�n acababa llen�ndole la
lastimada cavidad vaginal de la jovencita, que mostraba un rostro angelical y
lujuriante, por momentos vicioso y depravado. Una mirada profunda y perversa les
regal� a los dos, como sellando un siniestro pacto de silencio.

Quedaron los tres enrollados y enchastrado de jugos seminales
de una jornada de org�a impensada. El padrino, fue el primero en reestablecerse.
Ojitos Verdes se hab�a dormido, la tom� en sus brazos y la cruz� al asiento
trasero, mientras limpiaba los restos de semen en todo su cuerpo. Mir� por la
ventana del veh�culo, observ� una entrada a un campo y a un centenar de metros
una limpia laguna. Lo despabil� a Rodrig�, y le se�al� hacia el lugar donde se
ve�a agua. Este entendi� el mensaje, se puso en marcha y all� fueron para
refrescarse y asearse. Ojitos verdes fue introducida en las aguas tibias y
transparentes de la laguna, despert�ndose. Pidi� que los dos hombres se
volvieran para ella poder lavar su cuerpo y sus partes pudendas.

Los dos hombres subieron al veh�culo y conversaron entre
ellos, pactando el mayor de los secretos, pero hab�a que hacer algo para evitar
el embarazo de la ni�a, le sugiri� Rodrigo. Alejandro, entonces, le revel�, que
nunca sirvi� como reproductor, por eso es que no tienen hijos en su matrimonio.
Hab�a tenido un accidente de joven, en una cuadrera y hab�a quedado
imposibilitado de procrear. Por ello no hab�a tomado precauciones con la
chiquita.

Desde ese d�a, fueron m�s unidos, Alejandro, un cincuent�n,
vecino de su campo, padrino de Ojitos Verdes y Rodrigo, que con treinta y dos
a�os reci�n cumplidos, tiene ahora que convivir con malsano secreto con su hija
de 14 a�os, que est� escap�ndole a la ni�ez muy aceleradamente.

Llegaron a media tarde a la estancia de los Ar�valo. Los
Ar�valo se dedicaban a la cr�a de distintas razas de animales pura sangre y
p�jaros ex�ticos. Karina le hab�a pedido para su cumplea�os un papagayo de
hermosos colores para el enorme comedor de la casa y un Loro hablador. En la
entrada, que era enorme, los invitaban a recorrer los distintos stands, donde se
exhib�an todo lo que ellos vend�an. Rodrigo y Alejandro fueron hac�a el interior
donde hab�a gente conversando para hacer las averiguaciones del caso...

Ojitos Verdes se qued� en la 4x4. De pronto vio a unos
doscientos metros del lugar, en medio del campo, una peque�a tropilla de Pony,
peque�os caballitos de no m�s de setenta cent�metros de alzada, fuertes, de crin
largo y hermosas colas. Ella sab�a conducir, de chica su papi le hab�a ENSE�ADO,
PUSO EN MARCHA la camioneta y fue a detenerse frente a los caballitos. Los vio
nerviosos, se tiraban coses entre ellos, se mord�an y relinchaban mientras
trotaban como jugando a algo desconocido, despu�s se enterar�a que era una
ceremonia muy especial, donde el macho trata de excitar a la hembra. Baj� del
veh�culo y se acerc� al grupo de caballitos justo en el momento en que uno de
los animales intent� subir sobre otro, siendo rechazado, hasta que el caballito
macho, el semental, desenvain� una larga verga oscura y gruesa, cuya cabezota
encaj� justamente en la apetecible raja de la hembra, que dio un relincho, pero
no pudo escapar, pues el potro la ten�a agarrada de tal forma que ya no pod�a
huir. Ojitos Verdes observ� semejante cosa, volvi� sobre sus pasos y se
introdujo en la camioneta y entr� a jugar con sus dedos en su sexo, estaba sin
su tanguita, se acord� que el padrino se la hab�a sacado.