La tristeza me invadi� aquellos d�as. La culpabilidad se
adue�� de m�. No ten�a ganas de nada, ni ten�a ganas de estar con nadie.
Recordaba a Fran, un chico de Madrid cuyos padres tambi�n ven�an al pueblo.
Record� como poco a poco me fue acompa�ando en la soledad de estar sin Cesar.
Pero no recordaba mucho m�s de �l. Apenas sab�a nada y ni siquiera nos dimos
datos para no perder el contacto, como pensando que aquellas vacaciones no iban
a terminar nunca. Me sent�a bien con �l, me hac�a sonre�r al menos. Record�
aquella noche por encima, record� el alcohol y las risas. Y no pude nada m�s que
maldecir aquellas vacaciones

Y as� pasaron los d�as. Muy despacio hasta que Cesar me llam�
a casa. Siempre utilizaba el m�vil as� que me extra��. Me dijo que si me
apetec�a tomar algo, y aunque en un principio lo evit� insisti� tanto que
acced�. Quedamos esa misma tarde. Me sorprendi� su tono, tan distinto del de la
�ltima vez. Al verme me sonri� y me bes�. Empec� disculp�ndome. De nuevo las
l�grimas afloraron en mis ojos. De nuevo su sabor se confund�a con las palabras
que sal�an de mi boca. Ahora s� su abrazo calmaba mi dolor. Intent� justificar
lo injustificable. �l s�lamente me escuchaba. Tambi�n se disculp� por los
insultos, aunquen le dije que los entend�a. Me dijo que me necesitaba y que
estaba dispuesto a perdonarme.

No fueron f�ciles los d�as siguientes, ni siquiera los meses.
Poco a poco �bamos retomando nuestra confianza y las sonrisas no parec�an
forzadas, sobre todo las m�as que sent�a cargadas de enorme responsabilidad.
Sent�a que le hab�a fallado, pero �l siempre que me lo notaba me daba un abrazo
y me dec�a que no pasaba nada. Nuestras relaciones sexuales fueron m�s extra�as
que al principio, mucho m�s costosas y s�lo nos toc�bamos un poco y acab�bamos
por masturbarnos en el asiento de atr�s del coche.

En aquellos d�as finales del verano nos aceptaron a ambos en
la Universidad en Barcelona por lo que nos dedicamos a buscar alguna residencia
donde alojarnos. Mis padres me encontraron una muy cerca del campus, mientras
que Cesar alquil� un piso con unos amigos del pueblo. Viv�amos en un pueblo
apenas a 30 km de la ciudad, pero en nuestras familias no era bien visto que
tuvieramos que ir todos los dias con el coche y era m�s seguro dejarnos alli. No
pasaba tampoco nada puesto que los fines de semana volver�amos a casa y nuestros
padres nos visitar�an frecuentemente.

Aquella tarde fu� a ver el piso de Cesar. Sus compa�eros no
estaban ya que ultimaban los detalles de la mudanza en el pueblo. Apenas hab�a
muebles y s� muchas cajas por todos los sitios. Era un piso bastante viejo, pero
muy econ�mico. S�lo la habitaci�n de Cesar ten�a el aspecto de habitable, aunque
apenas pude echar un vistazo r�pido porque nada m�s entrar en su habitaci�n me
beso apasionadamente. Sus manos apretaban mis pechos muy lejos de la dulzura de
aquella primera vez que todav�a no hab�a olvidado. Practicamente arranc� mi
camiseta mientras me giraba. Mis manos se agarraron en el marco de la puerta a
la vez que su boca recorr�a mi espalda. Quit� mi sujetador casi con violencia,
con una violencia que me excit� junto con las caricias que daba a mis pezones
que hab�an sido liberados. Baj� acariciando mi vientre y una mano se perdi� por
debajo de mi pantal�n. Mientras sus dedos alcanzaban mi cl�toris yo me separaba
de la puerta colocando mis manos en la fr�a madera y abr�a mis piernas dejando
que toda su mano abarcara mi ya chorreante sexo. Comenz� a acariciarme con
fuerza provoc�ndome gemidos contenidos. Uno de sus dedos se intodujo en mi
vagina mientras su lengua me lam�a la nuca. Se puso a mi costado lami�ndome la
mejilla y el l�bulo de la oreja. En esa postura sus dedos penetraban en m� con
mayor facilidad y a gran velocidad. Mis jadeos se aceleraron. Mi mirada se clav�
en el leve movimiento de mis pechos. Escuch� su voz: "correte zorra". Aquella
frase me hizo mirar sus ojos y los volv� a ver llenos de aquella furia del d�a
que le confes� mi infidelidad. No se detuvo y sus dedos me hicieron alcanzar
aquel orgasmo que me acababa de pedir. Al mismo tiempo se avalanz� sobre mi boca
y unimos nuestras lenguas mientras sent�a flojear mis piernas. Con sus dedos a�n
dentro de mi me gir� y le abraz� mientras continuaba nuestro beso. Sali�
lentamente de mi y subi� su mano a mi boca. Mi lengua recorri� sus dedos
embarg�ndome mi sabor.

Fuimos de la mano el peque�o tramo hasta la cama. Se sent�
sobre el colch�n y me desabroch� el pantal�n. Me baj� lentamente las bragas que
estaban muy h�medas. Me acarici� las nalgas mientras me empujaba hacia �l. Me
bes� en el vientre y suavemente se detuvo en un pez�n, al cu�l s�lo acarici�
ligeramente con los labios, aunque fue m�s con su aliento. Se levant� de la cama
y me hizo tumbar en el centro. Cesar abri� un caj�n de la mesilla y pude ver
como sacaba un amasijo de lo que parec�an cordones de zapatos. Cuando logr�
desenredar uno de la mara�a me cogi� de una mu�eca y me la at� al cabecero. Lo
mismo fue haciendo con la otra mu�eca y mis tobillos. Los cordones que ataban
mis tobillos eran m�s largos y me permit�an mayor movilidad en las piernas. Sus
manos subieron lentamente y se detuvieron en mis pechos. Ya hab�amos utilizado
otra vez la fantas�a de atarme para hacer el amor, pero Cesar introdujo un
elemento nuevo: del mismo caj�n de donde encontr� los cordones sac� un walkman y
me puso los auriculares en los oidos. No se o�a nada y sus manos me levantaron
la cabeza para anudar el pa�uelo que cubrir�a mis ojos.

Un "ahora mismo vuelvo" dio paso a una tenue melod�a.
Lentamente iba aumentando el sonido de la musica en mis oidos. Era relajante y
mi cuerpo respondi� ante la inquietud de aquella posici�n. Me deje llevar y me
relaje. Poco tiempo tard� en volver ya que me asust� al sentir una mano
acariciar mis labios. Me quit� la venda. La luz me ceg� un instante pero ya iba
apareciendo la silueta de Cesar sonriendo delante de mi. Centr� mejor la vista
en lo que me ense�aba. En una mano tra�a una botella de yogurt l�quido y en la
otra un pl�tano pelado. Dej� el pl�tano sobre mi pecho. Estaba muy fr�o y mis
pezones reaccionaron endureci�ndose m�s de lo que ya de por si estaban. Se puso
a abrir la botella y recogi� el pl�tano rozando levemente con la punta mis
pezones y despu�s lo introdujo por la boca de la botella. El yogurt se desbord�
y resbal� rapidamente por las paredes del pl�stico. Las gotas fr�as cayeron
sobre mi piel provoc�ndome muchas sensaciones y estremeciendome. La mayor parte
de ellas sobre mi vientre aunque Cesar recorr�a cada cent�metro de mi piel. Sac�
el pl�tano de la botella encima de mi boca. Un peque�o hilo de yogurt ca�a sobre
mis labios. Mi lengua recog�a y acog�a la punta del pl�tano que se me ofrec�a.
Lo mov�a de arriba a abajo apenas dej�ndome chuparlo. Mi lengua se mov�a como
lamiendo el aire, aunque de vez en cuando tambien acertaba con el pl�tano y me
llenaba el sabor del yogurt de fresa. Asi estuvo unos instantes hasta que de
nuevo me baj� la venda de los ojos. Volv� a la oscuridad.

Y volvi� a sonar la suave m�sica, y de nuevo algo volvi� a
acariciar mis labios. Pude sentir como a traves de su comisura entraba de nuevo
el sabor de la fresa. Entreabr� la boca y fue penetrando en ella con el pl�tano.
Lo mantuvo dentro de ella unos instantes y al sacarlo lo parti� contra mis
dientes. Aquello me sobresalt� y me hizo casi atragantar, aunque pude masticarlo
rapidamente mientras sent�a el frio del yogurt de nuevo caer sobre mi piel: por
mi cuello, por mi pecho, por mi vientre y por mi sexo, donde su mano se
encargaba de esparcirlo e introducirlo por todos los rincones. La m�sica me
provocaba no poder centrarme en todas las sensaciones que me provocaba su lengua
al recoger de mi piel toda aquella leche. Aquello me frustr� un poco pero
intentaba concentrarme al m�ximo. Comenc� a gemir al sentir como su lengua abr�a
mis labios y saboreaba mi sexo con sabor a fresa. En ese intante la m�sica ces�
y volv� a asustarme al escuchar ahora su voz en la grabaci�n:

"Hola zorra...ya veo que te est� gustando lo que te estoy
haciendo. Lo se porque tu vagina est� inundada de flujo, aunque hoy me sabe muy
diferente, y me encanta este sabor a fresa de tu sexo. Me gusta recorrer con mi
lengua toda tu raja y llegar al cl�toris, bajar de nuevo hasta tu culo y lamerte
el ano mientras mis dedos te penetran lentamente...Silvia yo mismo me he
sorprendido en la forma que me calienta imaginar que paso aquella noche en el
pueblo. Me he masturbado muchas veces imaginandote siendo follada por aquel
amigo de tu pueblo. Pensando como te comi� las tetas, o te comi� tu co�o, como
gem�as mientras te penetraba y como se corr�a dentro de t�. Desde hoy te vas a
convertir en la puta de tu novio y vamos a realizar todas las fantasias que
puedan imaginarse"

De nuevo comenz� la m�sica mucho m�s suave y ligera en el
ritmo. No pude reflexionar sobre sus palabras puesto que su lengua lamia mi ano
mientras una de sus manos me penetraba y con la otra me acariciaba el cl�toris.
Me volv� a correr sintiendo el eco de su voz en mi mente. El orgasmo me abraz�
sacudiendo todo mi cuerpo hasta hacerme casi gritar del placer que sent�
mientras sus dedos aflojaban el ritmo. Flexion� las piernas mientras sus dedos
sal�an de mi. En un instante ya no sent� nada m�s que el cosquilleo que ten�a
entre las piernas.

-continuar�-