DE VACACIONES (1)
El mes de agosto de ese a�o, el jefe de Roberto, nuestro amo,
le dijo a mi esposo que me iba a llevar de vacaciones ese mes con �l, mientras
Roberto quedaba encargado del negocio. A mi marido le encanto la idea de ser el
"mandam�s" y dio su consentimiento.
La idea de este hombre era pasarse un mes en un chalet
cercano a la playa que hab�a alquilado en la zona de Levante, en un poblado
marinero muy "cuco" seg�n sus propias palabras.
El d�a se�alado, Roberto nos acompa�o a la estaci�n de
ferrocarril y se despidi� de nosotros mientras el tren se pon�a en movimiento.
Me dio mucha pena verlo alejarse, con las ganas que ten�a de ir con nosotros y
de participar en las org�as que de seguro me tendr�a preparado Manolo, nuestro
amo. Este en cuanto salimos de la estaci�n, se arrellano en su butaca y se puso
a leer el peri�dico mientras yo ve�a pasar el paisaje por la ventana. Siempre me
ha encantado los viajes en tren. Me relajan como nada.
En el mismo compartimos se sentaban tres hombres de negocios
que pasaban el rato charlando entre ellos, y frente a m� el asiento estaba
ocupado por una chica de unos treinta a�os, de pelo rubio y aspecto muy
agradable. Esta chica, que me dijo que se llamaba Carmen y viajaba con
frecuencia al ser representante de una casa de licores, charla un buen rato
conmigo. Ve�a con el rabillo del ojo como los tres hombres no nos quitaban ojos
y cuchicheaban entre ellos. Carmen tambi�n se dio cuenta de ello y me dijo si me
apetec�a salir al pasillo a fumar un cigarrillo. Aunque yo no fume, me pareci�
una buena idea y le pidi� permiso a mi "marido" que sigui� leyendo mientras
gru��a su consentimiento.
Salimos al pasillo y all� me dijo Carmen: ")Has visto que
manera de mirarnos ten�an esos tres?" "Nos com�an con los ojos, que bobos son
los hombres, siempre est�n desesperados, como si sus esposas no les atendiesen".
"Tiene raz�n" le respond�, "Nos desnudaban con la mirada". Seguimos hablando un
buen rato hasta que Carmen me dijo que querr�a ir al vag�n restaurante ya que
ese tren era uno de lugares donde ella colocaba sus licores, teniendo que
discutir detalles de negocio con el Maitre del mismo. Yo me desped� de ella y
volv� a nuestro compartimiento.
Cuando entre, Manolo estaba hablando animadamente con los
tres ejecutivos. Todos ellos se callaron mientras entraba y cerraba la puerta
del compartimiento. Manolo me llamo a su lado y me presento a Quique, Sebasti�n
y Seraf�n que se llamaban los tres se�ores. "Esta es mi esposa, M�nica" le dijo
a los tres y dirigi�ndose a m�, me comento que estos se�ores le felicitaron por
su buen gusto en elegir esposa, que yo era muy guapa y parec�a igualmente
simp�tica. �l les coment� que era cierto todo eso y que tambi�n era una buena
amante, siendo complaciente en todo cuanto me ped�a.
Los tres hombres me miraban fijamente mientras yo sonre�a
como una bobalicona. Manolo segu�a diciendo: "Esta mujer m�a es una maravilla,
tiene un cuerpo para quitar el hipo a cualquiera". "No lo dudo", le respondi� el
que se llamaba Quique, un hombre sobre la cuarentena, de muy buen ver, un poco
grueso pero con estilo. "La pena, prosigui�, es que es un bocado de un solo
sibarita". "No lo crean, le respondi� Manolo, yo no soy celoso y siempre aplico
la m�xima de que "lo que los gusanos han de comerse, que lo disfruten los
cristianos". Sigui� dirigi�ndose a m�: " Manuela, lev�ntate y ponte aqu� en
medio, mientras tanto que uno de ustedes vigile la puerta por si viene el
regidor. Obedec� y entonces mi "marido empez� a desabotonarme la blusa. La
excitaci�n se hizo presa de los tres hombres que no cre�an lo que pasaba. Una
vez suelta la blusa, Manolo me desembarazo de ella y se aplico con el corchete
de mi sost�n. Me libero de ello y gir�ndome en redondo le pregunto a los dem�s:
"(He!, )Que le parece?, )Verdad que tiene unos senos preciosos?, pueden tocar si
gustan". No se lo hicieron repetir e inmediatamente varias manos acudieron al
asalto de mis protuberancias, palp�ndolas, sob�ndolas, sopes�ndolas,
acarici�ndolas.
Manolo mientras tanto sonre�a divertido del curso de los
acontecimientos. Cuando se calmaron, les pregunt� Manolo: ")Quieren ver m�s?". A
lo que todos ellos al un�sono le respondieron que s�. Manolo empez� a
desabrocharme la falda, dej�ndola caer al suelo. Se me quedaron mirando
fijamente a las bragas que llevaba caladas y por donde se pod�a apreciar que
estaba perfectamente depilada. "Querida, me dijo Manolo, sigue t� sola que estos
se�ores est�n deseando conocerte a fondo". Me desembarace de la falda que uno de
ellos recogi� del suelo y puse mano a la obra. Me fui bajando lentamente las
bragas, calentando el ambiente. Primero hasta el pubis, totalmente limpio de
vello, luego hasta el principio de mi vulva donde me detuve para gozar con la
respuesta a mi acci�n. Los tres protagonistas se quedaron boquiabiertos mirando
el principio de mi raja totalmente imberbe. Luego ya me las baje totalmente.
Se pod�a o�r el vuelo de una mosca dentro del vag�n. Manolo
me pidi� que le alcanzase las bragas y se las guardo. Luego me hizo girar para
que se recreasen con mi culo y todos aplaudieron. Manolo me pidi� que subiese
una pierna encima de la butaca donde se sentaban los caballeros y que me abriese
bien el co�o para facilitarles la visi�n de mi tesoro. Sub� la pierna como me lo
indicaba mi "esposo" y agarr�ndome los labios gruesos del co�o, me los separe,
dejando al aire libre mis intimidades. Se abalanzaron para verlas de cerca y
Manolo sigui� pidi�ndome esta vez que me separase tambi�n los labios menores
para ofrecerles una mejor visi�n de mi gruta. Me separe pues los labios
interiores y tambi�n lo m�s que pude, la entrada a mi cueva de amor. Se
extasiaron con la visi�n que les ofrec�a tan gentilmente esta se�ora a petici�n
del "marido".
Aproveche y me sub� el pliegue de piel para que pudiesen
apreciar mi cl�toris, hinchado de deseo y ya enrojecido por la subida de sangre.
Luego Manolo me hizo girar sobre mi misma e inclin�ndome, separarme los mofletes
del culo para ense�arles tambi�n mi ano peludo. Me estuvieron dando besos en los
mofletes hasta quedarse locos de pasi�n. Se quedaron mirando a Manolo como no
atrevi�ndose a pedirle m�s, hasta que Sebasti�n (Sebas de ahora en adelante)
reuniendo su coraje a dos manos pregunto: ")podemos follarla?".
A lo que respondi� Manolo: " Hombre claro que si, pero
primero, p�ngase de pies y ens��eme los instrumentos". Obedecieron baj�ndose las
braguetas y sacando a relucir a las protagonistas de la fiesta. Manolo escogi�
para empezar a las dos m�s gruesas, dejando para luego a la m�s larga de un
tama�o considerable. Me doblo la espina dorsal y coloc� a uno de ellos delante
de m� mientras que el otro ocupaba la retaguardia. Me enchufo la polla del de
delante en la boca y la otra en el co�o.
El tercero el pobre se pajeaba con una mano mientras que con
la otra me sobaba los pechos. Manolo, orgulloso, dirig�a la follada dando
ordenes: primero que si "ch�pale los cojones, metete un huevo en la boca y
sabor�alo, engulle toda la polla querida, p�sale la lengua por el agujerito".
"T�!, m�s fuerte esas embestidas en su co�o, no tengan miedo en desfondarla que
tiene una cavidad donde le caben dos pollas a la vez, que luego lo podr�s
comprobar. Sep�rala los mofletes, que le veamos el agujero peludo, toma vete
poni�ndole crema en �l para prepararle el terreno a tu compa�ero." "T�, ord��ala
y d�jate de trabajar tu herramienta que luego te toca el turno".
El pobre Seraf�n se solt� la polla y se puso a orde�arme las
tetas, tirando de ellas para abajo, titil�ndome los pezones, coloc�ndose debajo
de m�, para con la boca mordisquearme. Los dos ocupantes de mis agujeros se
turnaron cambiando de sitio hasta que por fin ejacul�ron, uno en mi boca que
reg� generosamente, atragant�ndome y el otro en mi co�o que ya hab�a tenido
varios orgasmos pero que no desde�o dedicarle otro a la vez que �l gozaba el
suyo, agarrado a mis caderas, empujando para adentro todo lo que pudo. Luego
Seraf�n, bajo las indicaciones de Manolo, se sit�o tras de m� y fue penetr�ndome
por el ano lubrificado.
Una vez dentro su polla y asi�ndome por las caderas, me
dedic� unos embates nadas desde�ables. Manolo se coloc� delante de m� y me
enchufo su picha en la boca. Los dem�s, mientras tanto descansaban sin perderse
detalle del espect�culo. En esto que al haber descuidado la vigilancia de la
puerta, �sta se abri� y se qued� el regidor boquiabierto delante de tal visi�n.
Enseguida se percato de lo que pasaba y cerrando tras de s�, nos dijo que
querr�a su parte o nos denunciaba por esc�ndalo. Manolo, caballeresco �l, le
cedi� su puesto con gusto, y el regidor sac�ndose un instrumento que resulto
gord�simo, el m�s gordo que nunca hab�a visto, se puso a la tarea de
introduc�rmelo en la boca. ( Que barbaridad, casi no me cab�a en ella. Medio
asfixiada, me puse a lam�rsela, pas�ndole la lengua por todo el cuerpo de
semejante pollazo, lami�ndoles los cojones... A Manolo se le sal�an los ojos al
ver ese instrumento poderoso.
Cuando Seraf�n ejacul� en m�, enseguida le pidi� Manolo al
regidor que ocupase el sitio que el amigo hab�a dejado abierto en su mujer, a lo
que obedeci� el hombre. Se puso a la tarea de intentar introducirme semejante
tarugo por mi pobre ojete asustado, mientras los dem�s me agarraban y me
empujaban hac�a atr�s. Las l�grimas me saltaron de los ojos cuando el pollazo
ocup� por completo mi cavidad, siendo aplaudido por los presentes. Manolo me
introdujo su polla en la boca para ahogar mis gritos de dolor. Uno empujando por
delante y el otro por detr�s, el dolor fue convirti�ndose en gozo de ser tratada
as�. Mientras, los dem�s se calentaban dando instrucciones: "(M�tesela m�s a
fondo!", "Hala gritar", y los gritos de "Regidor, regidor, regidor,...", "mueve
el culo, empuja fuerte, destr�zala", "Hale da�o, sep�rale los mofletes al
m�ximo, d�jaselos planchados, que tus huevos le golpeen el co�o, as�, s�,
as�..." y otras lindezas por el estilo.
El regidor enardecido por los gritos, me separ� las nalgas
como le dec�an, doli�ndome una barbaridad, ya que pens� que iba a romp�rmelas.
Empujo con todas sus fuerzas en mi recto, abraz�ndome el conducto y haci�ndome
chillar, a pesar de la polla de Manolo en mi boca, caso que fue aplaudido y
coreado por todos. Se recre� en sacar su pollazo del culo, para volver a
hundirlo de un golpe. Mis gritos de dolor eran incesantes, calentando por lo
visto a mis espectadores, ya que volv�an a la carga con cada chillido m�o.:
"destr�zale el ano a esa puta, que no vuelva m�s a cagar por �l.", "ese culo es
tuyo, ese culo es tuyo, ese culo es tuyo,...". Me volv� para suplicar que
acabase ya, pero el regidor, lejo de apiadarse por mi petici�n, se estiro la
piel del bajo-vientre para acrecentar su ya de por s� enorme cilindro.
Ten�a un grosor descomunal, hinchado por gruesas venas que le
daban el aspecto de un bate de b�isbol. Apunt� de nuevo a mi gruta y lo
introdujo despacito, terminando la penetraci�n con un fuerte golpe de caderas.
Si Manolo no llega a retirar en ese instante su propia polla de mi boca, creo
que se la hubiese mordido.
No pude gritar porque me tapono la boca con su mano, pero mis
gemidos eran audibles desde afuera, y me beb�a mis propias l�grimas. Los
presentes no conten�an su excitaci�n de verme tratada como a una perra, y sus
rictus dec�an a las claras que estaban gozando como nunca. "Esto s� que es un
buen enculamiento", dec�a Manolo mientras segu�a tapon�ndome la boca. El fuego
que desped�a mi recto era tan insoportable que hu� de las manos de mi
torturador. Su frustraci�n fue patente en los insultos que me dedico. "Puta
asquerosa, )quien te ha dicho que te levante ?. Los dem�s tambi�n se indignaron,
y agarr�ndome, me asieron los muslos con sus cintos, rodeando la cintura del
regidor que me hab�a enfilado de nuevo como si fuese un pincho de carne.
De esta manera me era imposible librarme de las embestidas
del hombre que me ensartaba. A uno de ellos se le ocurri� atarme los senos con
los lazos de los zapatos. Hicieron un nudo alrededor de ellos y los anudaron a
la cintura del regidor. De esta manera, no pod�a intentar zafarme de las
embestidas que estaba recibiendo sin da�arme yo misma. El regidor, en venganza
por haberle frustrado su inspiraci�n, me introdujo dos dedos por los costados de
su polla, agrand�ndome a�n m�s mi martirizado ojete. Se dedic� al mete y saca
con redoblado furor, siendo celebrado con las risotadas de mis "voyeurs". Se les
ca�a la baba al ver una mujer ultrajada ante su marido y con el benepl�cito y la
colaboraci�n de �ste. Manolo me quit� la mano de la boca y se situ� tras de m�
para gozar con las acciones de los dem�s. Yo intentaba pensar en otra cosa que
en ese misil bombarde�ndome el culo.
Me recreaba en pensar en lo contento que se pondr�a Roberto
cuando le contase con pelos y detalles todo lo que estaba aconteciendo. Seguro
que se alegrar�a y me recriminar�a el haber intentado librarme de este
enculamiento. Y volvi� a abrirse la puerta ante los at�nitos ojos de Carmen que
regresaba al compartimiento. Se queda helada en la puerta sin saber muy bien que
hacer. Unos de los caballeros la agarro de un brazo y empuj�ndola para adentro,
cerro la puerta de un golpe seco. La pobre mujer seg�n me confesa despu�s no era
una santa ya que en su profesi�n, muchas de las transacciones se cierran tras un
buen polvo, pero no se esperaba esa org�a de la mano de mi "marido". "Participa
o vete" le dijo quien la hab�a empujado hacia dentro.
Ella no se hizo de rogar y dirigi�ndose a su bolsa de viaje,
saco de �l un consolador enorme de pilas. Lo puso a funcionar y me lo introdujo
por el co�o, movi�ndolo, mientras se acariciaba las tetas. Al regidor le iba a
venir la explosi�n, y sac�ndomela del culo, se coloco delante de m�, empujando a
Manolo, y pidi�ndome a grito que abriese bien la boca. Se "pajeo" un poco y le
vino la descarga de leche que me cayo sobre el rostro y la boca. Me pidi� que le
limpiase la polla, chupase los huevos, que me los introdujeras en la boca con
mucho mimo, que pasase la lengua sobre su capullo,... hasta que se le fue
quedando fl�cida. De mi ano martirizado fluyo un hilito de sangre. Ese
desgraciado me lo hab�a destrozado como le ped�an los presentes.
Tuve que hacer una "paja" a Manolo con mis tetas mientras los
dem�s, ya satisfechos, miraban sin perderse detalle. Acostada sobre el asiento
corrido del compartimiento, Carmen no fue la que menos particip�, ya que yo
ten�a su chocho en la boca mientras Manolo iba y ven�a entre mis pechos.
Cuando llegamos a nuestro destino, creo que mucha gente se
quedo extra�ada de no ver al regidor en todo el viaje. Ya en la estaci�n, nos
despedimos con la promesa de volver a vernos pronto, ya que mi "marido" les
facilito su direcci�n a todos ellos. Emprendimos camino hacia el chalet, en un
coche de alquiler que Manolo ten�a previamente contratado.