Recuerdo que acababa de llegar al pueblo a descansar unos
d�as a casa de unos amigos. Tras finalizar mis estudios sanitarios, s�lo me
quedaba recoger el diploma para poder incorporarme a la vida laboral como
auxiliar sanitario. Hab�an sido unos a�os muy duros y por fin pod�a descansar
sin preocuparme para nada de los libros ni las pr�cticas.
Nos dispon�amos a tumbarnos a siesta mi novia y yo cuando
aquella se�ora lleg� corriendo a casa de mis anfitriones. Al parecer su hija se
hab�a resbalado en la ba�era y se hab�a da�ado, por lo que hab�a recurrido a
esta casa al saber que en ella pasaba las vacaciones un "doctor" como all� se
dec�a. Cog� mi peque�o malet�n, en el que guardaba algunos enseres m�dicos y me
dispuse a acompa�ar a la buena se�ora.
Como era un pueblo de monta�a, all� no hab�a carreteras
transitables, por lo que tuvimos que andar m�s de media hora a paso veloz para
llegar hasta la caba�a en d�nde viv�a la se�ora. Al llegar all�, junto a mi
compa�ero y la due�a de la vivienda, me llam� la atenci�n el lugar. Parec�a la
casita d�nde viv�a el abuelo de Heidi. Era una vivienda de madera, rodeada de
pastos y �rboles y con diversos animales correteando por fuera de las puertas.
Entramos y subimos al piso de arriba por una escalera r�stica
de madera. Pasamos al cuarto. All�, entre penumbras descubr� un cuerpo acostado
en la cama. Abr� la contraventana para poder mejor. Lo que descubr� tras
destapar el cuerpo casi me hace desfallecer. Entre las s�banas descansaba una de
las chavalitas m�s hermosas que jam�s hab�a visto en mis 22 a�os de vida. La
chica se encontraba dormida. Le dije a la madre que iba a examinarla para
descartar alguna fractura, y que despu�s, dependiendo de mi diagn�stico,
pedir�amos ayuda para poder bajarla al pueblo si necesitaba asistencia
hospitalaria.
La madre y mi amigo asintieron y nos dejaron s�los. Escuch�
cerrar la puerta y bajar las escaleras que cruj�an con cada paso.
Me acerqu� a la chiquilla y le habl� al o�do mientras le
tocaba la frente para ver si ten�a fiebre. La chica abri� un poco los ojos y me
mir�. Le pregunt� su nombre. Me dijo que se llamaba Mar�a y que ten�a casi 15
a�os. Me interes� por como hab�a sido su accidente.
Tras explicarme con detalle su ca�da, comenc� a palparle el
costado, pues era el lugar m�s da�ado. Le destap� un poco la s�bana y palp�
sobre su blanco camis�n. Me dijo d�nde le dol�a.
-Me dejas que te levante un poco la ropa para verte mejor...-
pregunt�.
Ella sinti� con la cabeza. Lentamente le sub� el camis�n
dejando al descubierto sus rodillas. Tante� su pierna para descartar roturas. Le
palp� las rodillas y los muslos con inter�s m�dico al principio que poco a poco
fue dejando paso a mi curiosidad morbosa de hombre. Con disimulo me recre� en
sus muslos mientras le hac�a preguntas insignificantes para desviar su atenci�n.
Segu� subiendo el camis�n. Ahora descubr� sus braguitas
blancas. Me llam� la atenci�n la oscuridad que se trasparentaba bajo la blanca
tela. Le palp� los costados. Not� un peque�o moret�n en un lado, producto supuse
de la ca�da. Me alivi� el saber que la ni�a se encontraba bien, quiz�s algo
dolorida. Mi cabeza se puso a pensar en como sacar provecho de aquella
situaci�n. Comenc� a palpar la barriga de la chica con inter�s mientras le
preguntaba si le dol�a aqu� y all�. Baj� un poco la mano hasta el el�stico de su
braguita que baj� como un cent�metro. Ahora ve�a el nacimiento de sus pelillos
morenos, cuya visi�n comenz� a revivir mi instinto de macho. Dej� all� la
braguita y cambi� de lugar. Cog� el aparato de auscultar y me dispuse a explorar
su t�rax. Lo situ� entre sus senos procurando no alertar a la chica de mis
intenciones. Mir� con disimulo sus bultos. Not� que la chica no llevaba
sujetador, pues cada vez que se mov�a sus carnes vibraban. Le auscult� sin
prisas rozando sus carnes con disimulo. Le dije que se pusiese de pie.
Se levant� algo dolorida y me dej� actuar. Le orden� que
cerrase los ojos, pues iba a examinar su sentido del equilibrio. Gir� su cuerpo
hasta hacer constaste con la luz que entraba por la ventana. Estir� sus brazos
hacia adelante y la situ� hasta que la luz se trasparent� por su fino camis�n,
dej�ndome ver el perfil de sus senos. Me recre� con ellos mientras le hablaba
memeces para tenerla entretenida. Sus bultitos sal�an de su cuerpo deseosos de
ser chupados y lamidos. Mir� sus pezones con envidia. La luz del sol convert�a
la tela en trasparente. La gir� para mirar la otra teta. Ten�a unas aureolas
generosas rodeando a los pezones.
-Ahora te voy a doblar un poco la espalda para ver si tienes
da�o......-le enga��.
La cog� por los hombros y la gir� hacia abajo, buscando que
la luz solar penetrase por su generoso escote. Cuando la tuve doblada mir� por
entre la tela. Sus tetas colgaban bajo el camis�n pidi�ndome que las tocase. La
mantuve en esa posici�n todo el tiempo que quise mientras mi picha estaba a
punto de explotar. Escuch� el ruido de las escaleras y le orden� que se tumbase.
Cuando subi� su madre le dije que la ni�a estaba bien -y bien
verdad que era...- as� que la mujer me acompa�� abajo y nos invit� a merendar.
Le dije que no hab�a rotura pero que la ni�a estar�a dolorida varios d�as. As�
que tras finalizar la merienda le dije que volver�a al d�a siguiente dej�ndole
varios comprimidos de analg�sico por si la ni�a ten�a dolores.
Durante el camino de regreso a casa de mi amigo, no dej� de
darle vueltas a la cabeza maquinando como poder follarme a la ni�a, as� que
cuando llegamos, ya bien entrada la tarde, no tuve m�s remedio que coger a mi
novia F�tima y tras subir a nuestra habitaci�n alegando cansancio, ponerla en
cueros y pegarle una follada en toda regla que no se detuvo hasta ver como la
leche le chorreaba por la entrepierna tras salir de su almeja. Despu�s del polvo
bajamos a cenar y nos acostamos, aprovechando para sacudirle otro viaje que
acab� con mis reservas de leche para esa jornada. Dorm� nervioso esperando que
llegase el nuevo d�a.
Tan pronto como termin� de comer me desplac� veloz hasta el
domicilio de la chiquilla. Tras una media hora de camino llegu� de nuevo frente
a la casita de madera. Llam� a la puerta y habl� con su propietaria. Su marido
hab�a salido al amanecer y no volver�a hasta que se pusiera el Sol. La ni�a
acababa de comer y estaba tumbada en la cama. Sub� a verla. La chica estaba muy
animada y casi sin dolores. Comenc� mi plan. Con disimulo le ofrec� un vaso de
agua al que previamente hab�a a�adido una c�psula de tranquilizante. Mientras el
medicamento hac�a efecto baj� a hablar con la madre. Le ment� diciendo que su
hija necesitaba una determinada medicina, que yo no llevaba, y que la buena
mujer se ofreci� a comprar en el pueblo. Le dije que no se preocupase que yo
cuidar�a de la ni�a mientras tanto. Le anot� el nombre de un analg�sico y se lo
d� a la se�ora.
La v� marcharse camino abajo. Sab�a que dispon�a de casi dos
horas hasta que volviese su madre para hacer lo que quisiera con la ni�a.
Sub� al cuarto de arriba. Los primeros efectos se notaron en
la chica. Sus ojos se cerraban mientras su cuerpo se relajaba. Para acelerar el
proceso le administr� un poco de anest�sico en un pa�uelo. La chica cerr�
definitivamente los ojos. Prob� a llamarla por su nombre pero no contest�. Ahora
estaba toda para mi. Le bes� los labios y le met� profundamente la lengua en su
boca. Mi aparato comenz� a reaccionar al saber lo que le esperaba. Le quit� la
s�bana y contempl� su fr�gil cuerpo. Estaba vestida con otro camis�n azulado. Se
lo levant� por las rodillas hasta dejar sus braguitas blancas al descubierto. Le
bes� los muslos, le roc� su co�o sobre la fina tela para acabar quitando tan
molesta prenda desliz�ndola por sus finas y torneadas piernas.
Por fin se ofrec�a ante mis ojos su espl�ndida almeja,
rodeada de rizos casta�os que ocultaban la entrada de su gruta. Con cuidado
separ� un poco sus muslos y acerqu� mi cara a su co�o. Not� el olor fresco de su
humedad y jugu� con sus pelos mientras separaba los pliegues que cerraban su
tesoro. Pas� mi lengua arriba y abajo por su agujero buscando el peque�o
cl�toris que estimul� con gula notando como se hinchaba bajo mis caricias.
Tras notar como se humedec�a me incorpor�. Acab� de quitarle
el camis�n. Sus pechos crec�an ante mis ojos rodeados por unas aureolas oscuras
coronadas por unos pezones sabrosos. Los tom� entre mis dedos y los sorb� hasta
cansarme. Mi lengua rodeaba su teta izquierda y pasaba a la derecha
intercambi�ndose con mis manos. Le chup� su cuerpo desde arriba hasta abajo sin
dejar ni un s�lo cent�metro de su piel. Jugu� con su ombligo metiendo la punta
de mi lengua y con los rizos de su co�o. Me desnud�. Mi glande estaba h�medo de
los jugos que rezumaban por la punta. Roc� con �l sus pezones y sus labios
dejando finos hilos de baba que brillaban bajo la claridad del sol. Lade� su
cuerpo hacia un lado de la cama dejando que sus piernas cayesen hacia el suelo.
Cuando cre� oportuno situ� la punta de mi miembro entre los
pliegues de su almeja y empuj� un poco. La cabeza rosada de mi picha se perdi�
dentro de la gruta de la ni�a, abrazada por sus rizos casta�os. No not� su
virginidad, posiblemente perdida por las embestidas de alg�n ga��n del pueblo.
Dej� que mi rabo, h�medo ya por mis jugos y los suyos, se clavase hasta el
fondo. Cuando mis huevos rozaron su pelambrera par�, dejando que mi aparato
creciese un poco m�s. Met� y saqu� suavemente mi humanidad disfrutando cada
segundo y cada cent�metro de su carne.
Abandon� su cueva para volver a meter toda mi picha en sus
entra�as. No s� cuanto tiempo dur� aquello, pero tan pronto not� las
palpitaciones de mi miembro y la carga el�ctrica que me sub�a por la columna,
apret� mi cintura hacia abajo y se la clav� hasta el fondo. Los primeros
ca�onazos de leche le debieron entrar hasta el �tero. Creo que fueron cuatro o
cinco las embestidas de leche que le d�, pues cuando saqu� mi fl�cido miembro de
su co�o, un r�o de lefa sali� de su orificio cay�ndole por entre sus piernas.
Tom� la c�mara de fotos que tra�a en mi malet�n y gast� dos
carretes. Le tom� primeros planos del co�o chorreando leche, de sus pezones
oscuros y de sus labios carnosos.
Cuando termin� fui al ba�o y le limpi� la almeja para evitar
que se diese cuenta. Le puse las bragas en su sitio, el camis�n y la met� en la
cama, no sin antes besarle por �ltima vez su co�o reci�n regado, sus pezones a�n
erectos y sus labios de miel. Le arranque algunos pelos del co�o que guard� con
esmero en mi cartera y me dispuse a despertarla. Tras acercar un frasco de aroma
a su nariz la chica comenz� a moverse. Poco a poco fue recuperando la
consciencia. Cuando despert� totalmente le ofrec� un vaso de agua fresca que
agradeci�. Al rato lleg� su madre. La chica ya estaba levantada. Le indiqu� la
forma de administrarle la medicina.
Cuando me dispuse a marcharme la madre me ofreci� algo de
dinero, que por cierto rechac�. Lo m�s honrado hubiese sido que yo le pagase a
ella, pues todos los d�as uno no puede follarse y llenarle el co�o de leche a
una chiquilla de quince a�os tan bonita.
Baj� al pueblo con los huevos vac�os, despu�s de dejarle
entre las medicinas de la ni�a una "pastilla del d�a siguiente" que mezcl� entre
los analg�sicos. No quise hacerle una putada a la chiquila despu�s de joderla a
placer.
Ni que decir tiene que por la tarde me tuve que follar a mi
novia varias veces, tal era el calentor que a�n perduraba en mi cuerpo. Al
finalizar mis vacaciones me march� del pueblo tras despedirme de la madre y de
Mar�a. La �ltima escena que siempre recordar� fue cuando tuve juntas a mi novia
y a la chica. Mir� con disimulo ambos co�os, y me calent� sabiendo que ambos
hab�an tenido dentro durante las vacaciones a mi rabo y su zumo. Tal fue mi
calentura, que al salir del pueblo con el coche tuve que parar a llenarle el
vientre a mi chica.
FRAN