Vi como se acariciaba por encima de sus pantalones, y
aquello, me excit� much�simo. Pasaba su mano por encima de su sexo, haciendo
presi�n de vez en cuando en el bulto de sus pantalones. Aquello apenas dur� unos
minutos, porque yo a�n no hab�a empezado a tocarme, cuando �l, dej� salir su
tributo al deseo de la opresi�n de su ropa. Yo cre� morir cuando vi aquello. Me
recost� contra la ventanilla, y tapada con mi abrigo, segu�a haci�ndome la
dormida cuando �l miraba. No pude evitar, al ver aquello, meter mi mano entre mi
ropa interior, y acariciarme yo tambi�n.

El muchacho se tocaba dulcemente, y yo, segu�a sus
movimientos: cuando �l, excitado por su conversaci�n con ella aceleraba el
ritmo, yo tambi�n, cuando �l ralentizaba sus caricias, yo tambi�n intentaba
hacerlo. No pod�a creer que me estuviera masturbando en un autob�s, mientras
miraba a un chico como se masturbaba al tener sexo telef�nico con su novia. Me
sent�a una intrusa, pero pronto dej� de sentirlo, porque cada vez que o�a al
chico decirle algo a su novia imaginaba que era a mi a quien se lo dec�a, y
aquello aumentaba mi placer, mis ganas de llegar al orgasmo, de alcanzar el
�xtasis. Explicaba detalladamente lo que le iba a hacer a su regreso: como la
desnudar�a, los besos que le dar�a, las caricias que sentir�a, las posturas en
las que lo har�an, los lugares, las palabras ... y si todo era cierto, deb�a de
ser un gran amante, porque a mi, me conquist� con su simple conversaci�n, con
aquella il�cita y prohibida escucha.

Lo recuerdo como si a�n estuviera vi�ndolo, agarrado al
tel�fono recost�ndose en el asiento del autob�s, moviendo con rapidez su mano, y
entre sus dedos su sexo.

Yo segu�a su comp�s. Su respiraci�n era agitada, la m�a
tambi�n. Mir� hacia mi, pero yo, ya no pod�a fingir que estaba dormida, que no
ve�a, que no sent�a, no pod�a parar, estaba demasiado excitada para preocuparme
de est�pidas apariencias(al fin y al cabo, �l, estaba haciendo lo mismo).
Aquello le debi� excitar a �l, sentirse observado le hab�a disparado en su
�nfasis, tanto como a m� observarlo a �l.

Segu�a hablando por tel�fono con su novia, pero se hab�a
sentado contra la ventanilla, para que yo lo pudiera ver bien, y poder verme
bien a m�. Est�bamos el uno frente al otro, separados por dos asientos y un
peque�o pasillo.

Le hablaba a ella, pero las cosas me las dec�a a mi, yo tuve
tambi�n un detalle con �l, y me quit� el abrigo de encima, para que pudiera ver
como lo hac�a yo. Ambos llegamos al climax al mismo tiempo, mordiendo nuestros
labios, y ahogando nuestros gemidos de placer. Nos miramos a los ojos, y los dos
a un tiempo, nos llevamos los dedos hasta la nariz, para olerlos (ese extra�o
aroma sexual, �ntimo, sensual y excitante) nos sonre�mos, y yo, me di la vuelta,
para que terminara su conversaci�n.

Quise mirar de nuevo, pero no me atrev�: me sent�a
avergonzada, y terriblemente satisfecha. Unos minutos despu�s, volv�a a dormir
placidamente.

Cuando despert�, poco antes de llegar a mi destino, �l ya no
estaba. Y pens� que todo hab�a sido un sue�o, una fantas�a on�rica.

Aquella noche, cuando me fui a acostar y cog� el libro que
llevaba en el autob�s, en la p�gina que ten�a marcada, hab�a una tarjeta de
visita y una anotaci�n por detr�s: "ha sido un placer. Ll�mame un d�a".