DESCUBRIENDOME


Me conoc� a mi misma casi por casualidad, porque hasta mi cuarto de siglo pens� que era una mujer normal, como la mayor�a.
Siempre fui de clase media, afecta a la familia, respetuosa con mis sentimientos, y con los de aquellos que le tocaron compartir mi intimidad.
No soy de esas de andar haciendo cosas a escondidas, siempre hab�a cre�do en el respeto, la fidelidad y mis objetivos de vida no iban mucho m�s lejos a conseguir un buen hombre y tener varios hijos.
Si bien mi nombre es Romina, todos me dicen Rumi, as� me llamaba mi hermana menor cuando era peque�a y no pod�a pronunciar mi nombre, y con ese nombre me identifico en las redes sociales.

Recuerdo que con mucha soltura, y tal vez pecado de mujer que se sabe demasiado bonita disfrutaba subiendo fotos osadas y sexis a mi perfil de facebook, explotando mis atributos con ropa provocativa, o en traje de ba�o y hasta en lencer�a, hoy me averg�enzo con solo recordar esa foto art�stica totalmente desnuda, ocultando discretamente mis partes pudorosas.
Esto me vali� innumerables amigos, de esos que pululan alrededor de chicas como yo, pero lo cierto es que mi vida era diferente, era t�mida y bastante introvertida, solo vend�a un personaje para quien quisiera comprarlo.
La naturaleza hab�a sido bondadosa conmigo, de peque�a estatura, no llego al metro sesenta, tirando a delgada, pechos normales y cola grande, que resalta por el tema de mi poca altura, cabello casta�o que ti�o a pelirrojo, corto, no llega a mis hombros, ojos rasgados negros, cara ovalada y labios carnosos.

Nicanor era mi quinta pareja formal, si bien hab�a tenido algunos novios de no mucha importancia, a los veinticinco empezaba con este caballero un nuevo intento por formar esa familia que tanto anhelaba.
Mis relaciones estables no duraban mucho, nunca sab�a que era lo que no funcionaba, pero algo hab�a. Yo creo que solo me acostumbraba a los hombres, a su compa��a, era grato, disfrutaba y me encari�aba con ellos, pero amor, lo que se dice amor, creo que nunca me hab�a enamorado realmente.
Tal vez por ello los �nicos orgasmos que experimentaba eran aquellos que obten�a por autosatisfacci�n, el sexo era bueno, s�, no lo niego, pero siempre faltaba algo�

Nicanor era un buen tipo, creo que el si estaba enamorado de m�, pero a pesar de eso mi instinto femenino descubrir�a en �l un oculto mujeriego, �l lo sab�a, yo lo sab�a, solo jug�bamos a que �l no lo era y yo pecaba de ingenua.
En realidad tampoco me importaba mucho, como dije, no lo amaba realmente, por lo tanto su accionar no llegaba a herirme. El trabajaba en la embajada, ten�a muchos contactos, m�s que se encargaba de intercambios culturales.
Siempre me hablaba de una tal Guadalupe, una morena que seg�n contaba era de Panam�, que la describ�a como muy bonita y siempre bromeaba acerca de invitarla a nuestra cama, yo sab�a que en realidad sus bromas buscaban ver mi reacci�n, y adem�s pensaba que esa mujer era una de sus aventuras y que le terma de la embajada era la forma que hab�a encontrado para tapar sus enga�os.

Como sea, y para no andar con vueltas, Nicanor se las arregl� para que Guadalupe y yo nos conoci�ramos, realmente me impact� esa joven, a primera vista me record� a la famosa tenista Serena Williams, era un tractor!, esa contextura maciza, colas, piernas, pechos, su piel morena y su abundante cabellera de largos bucles, y ese acento encantador que tienen los centro americanos al hablar.
Luego de cenar, mi pareja se mostraba ansiosa por saber si terminar�amos los tres en la cama, y lo cierto es que la morena me hab�a ca�do demasiado bien, hab�amos establecido contacto, y no me importaba que fuera una chica de intercambio cultural, una amante de Nicanor o una prostituta paga, lo cierto era que estaba dispuesta a tomar la oportunidad que se me presentaba�

Me levant� para ir a buscar unos licores para la sobre mesa, cuando volv� al comedor principal Guadalupe estaba demasiado cerca de Nicanor, con una mano sobre su pierna, mientras el acariciaba los bucles y le hablaba en vos baja, casi susurrando en medio de risas c�mplices.
Dej� las dos botellas y los peque�os vasos que tra�a sobre la mesa para ir a sentarme a las espaldas de Guadalupe y susurrarle al o�do

- Quer�s besarlo? Tienes mi permiso

Y mientras dec�a esto empujaba sutilmente su espalda contra la de Nicanor, ella fue a su encuentro mientras yo observaba la escena, mi mano casi inconscientemente se hab�a apoyado sobre la parte del muslo que no cubr�a su falda.
Pasaron unos minutos, Guadalupe girar�a entonces hacia mi posici�n y sin mediar palabra me tom� con fuerza para juntar sus labios con los m�os y enterrar su lengua en mi boca. Recuerdo que me puse roja de verg�enza ante lo imprevisto de la situaci�n, una parte de mi quer�a apartarla pero otra parte disfrutaba de sus gruesos labios, de sus manos sosteniendo mi piel, me dej� llevar, jugu� con mi propia lengua sobre la suya, sent�a la tibieza de su saliva en mi boca.
Mis pezones se hab�an erizado, mi sangre aumentaba de temperatura, no pod�a entender que suced�a en mi interior. Abr� los ojos y el ver el rostro de la morena pegado al m�o me hizo volver a la realidad y separarla casi de golpe

- Guau!

Fue todo lo que pude exclamar mientras mi mano se apoyaba en mi pecho sintiendo como respiraba agitada por lo inesperado de la situaci�n.
Nicanor nos tom� a ambas una con cada mano y nos condujo al dormitorio, comenzamos a desnudarnos y no pod�a sacar los ojos de esa mujer, atra�da por su oscura piel, que luc�a maciza como piedra, sus enormes pechos, su culo gigante y por cierto su vagina totalmente rasurada.
Mi pareja vino a mi encuentro a besarme, me perd� entre sus brazos, en su pecho, en su altura, en su cabello, en sus ser, pero sentir la piel de Guadalupe que se pegaba a mi espalda, sus pachos apoyarme, sus labios besar mi cuello, sus manos recorrer mis nalgas, me paralizaron, helaron mi sangre.

Me repuse y fui por todo, ahora yo giraba hacia ella tomando la iniciativa para besarla profundamente, apasionadamente, recorriendo su cuerpo con mis manos, sus tetas eran enormes, acariciamos dulcemente unas contra otras, pezones contra pezones, tom� sus caderas que eran m�s anchas de lo que puedan imaginar, ten�a unas ancas preciosas, como pidiendo permiso deslic� mi mano cerca de su concha, pero no me anim� a mas, aunque ella suspir� dese�ndolo.
La morena y yo nos fund�amos en una, nos mat�bamos a besos, como dos gatas, mientras adivinaba la presencia de Nicanor a nuestro costado, enloquecido e incr�dulo por lo que estaba viendo.
Pronto me hab�a olvidado de �l y comenzaba a disfrutar cosas nuevas, cosas que nunca hab�a sacado de mi interior, la empuj� haci�ndola recular sin separar nuestros labios hasta hacerla caer sobre el colch�n. Mi piel se erizaba ante sensaciones que nunca antes hab�a experimentado�

La verga dura y caliente se interpuso de repente entre nuestros labios, ella comenz� a bes�rsela por abajo desde sus bolas, yo por arriba, era muy excitante ye que nosotras trat�bamos de besarnos mientras �l se interpon�a en el camino, Nicanor estaba visiblemente caliente sintiendo como dos mujeres le com�amos la verga al mismo tiempo, yo me las ingeniaba para lamer su rosado glande y tambi�n para saborear los gruesos labios de la morena.
Entre las dos le peg�bamos una terrible chupada, excitante, caliente, su cabeza luc�a hermosa, brillante, ardiente, nuestras lenguas recorr�an al un�sono toda esa carne masculina, de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba.
Guadalupe tom� un descanso, mirando como yo sola le chupaba el miembro, pasados unos minutos fui yo quien le met� la pija en la boca y disfrut� observando como ella lo hac�a, cambiamos as� una de veces, hasta que al final la dej� solo a ella lami�ndole la verga a mi hombre, yo quer�a explorar otras cosas�

De pronto me encontr� besando su cuello, su pecho, para perderme entre sus tetas, que grandes eran! Necesitaba ambas manos para contener una sola, empec� por tomar una dejando un hueco entre mis dedos pulgares e �ndices, por donde escapaba su sugerente pez�n, dej� mi aliento en �l, luego mi saliva, luego mi beso, luego mi mordida tenue, luego lo com� como desesperada, como can�bal, fui a su otra teta, repet� la operaci�n, enterr� mi cabeza al medio, eran suaves pero duras a la vez, ella segu�a chup�ndole la verga, pero se empezaba a excitar por mi estimulaci�n, no lo dud�, llev� dos dedos entre sus piernas, para enterrarlos en su concha, estaba h�meda y calentita, acarici� su delicada piel interior, la masturb� como yo me masturbaba, apoyando la palma de la mano sobre el cl�toris, respondi� gimiendo como una chiquilla, abriendo sus piernas, entreg�ndose a mi�

Dej� sus pechos para ir m�s abajo, me puse en cuatro patas, con mi cabeza entre sus piernas, contempl� su intimidad afeitada, su piel negra y su concha roja como una sand�a, acarici� la suave piel de sus abultados labios, sent� un irrefrenable deseo de besarlos, de probar su sabor a mujer, cerr� los ojos y me dej� llevar, como el agua del r�o se deja llevar por la corriente, era mi primer contacto, me sent� rara, confundida, el calor de su cl�toris entre mis labios, su sabor a hembra caliente, me descubr� excitada lamiendo su concha, llev� mi mano a mi propia entrepierna y me masturb� al mismo tiempo.
Fueron minutos gloriosos, cada tanto abr�a mis ojos solo para ver como ella segu�a chup�ndole la pija a Nicanor para volver a lo m�o, a seguir con mi lamida y con m� propio placer, la situaci�n era que sent�a que su temperatura aumentaba, que se acabar�a en mi boca y eso hac�a que yo tambi�n me calentara y que sintiera que yo tambi�n estaba llegando�

La locura lleg� a tal punto que sus gemidos y contracciones hac�an que me enloquecieran, lamentablemente para ella fui yo que empec� a acabarme de tal manera que me hicieran perder el control y no pudiera mantener el ritmo sobre la chupada que le estaba pegando, por Dios! Jam�s hab�a tenido un orgasmo semejante, esto encender�a una l�mpara en mi mente�
Lo que sigui� solo fue relleno para m�

Avanc� nuevamente sobre el cuerpo de Guadalupe, ella dej� la pija de Nicanor para abrazarnos y besarnos, el, fue tras nosotras para sorprendernos por detr�s, sent� meterse su pija en lo profundo de mi ser, empez� a cogerme mientras ella acariciaba mi rostro y disfrutaba mis gemidos, luego fue el turno de la morena, no imaginan mis sentimientos al ver su boca entreabierta, sus ojos cerrados, sentir sus quejidos, su pecho inflamarse bajo el m�o, me mojaba con el cuadro, disfrutando cuando mi pareja la cog�a, otra vez volv�a a m�, y otra vez a ella�
Hicimos demasiadas cosas, demasiadas piruetas, demasiadas locuras�

Recuerdo haberle insinuado a Guadalupe que me comiera la concha, pero me respondi� que ella no hac�a esas cosas�
Fue entonces cuando Nicanor se enterr� entre mis piernas para comerme y la morena literalmente se sent� sobre mi cara para que terminara lo que hab�a empezado, metiendo su raja en mi boca, presionaba tanto que parec�a asfixiarme, mis manos apretaban sus fuertes muslos, mi lengua recorr�a sus labios, su argolla y hasta su esf�nter, a prop�sito, parec�a tan suave y delicado que no pude evitar la tentaci�n de acariciarlo, ella solo me dejaba hacer, ensaliv� mi dedo e introduje una falange en �l, me parec�a raro y delicioso.
A todo esto mi pareja estaba cogi�ndome nuevamente y ellos se besaban, formando un tri�ngulo perfecto.

Por �ltimo, Nicanor vino a mi lado para empezar a coger a la negra, ante mis ojos ten�a el primer plano de su pija entrando y saliendo y yo me daba el gusto de lamer ambos genitales al mismo tiempo, arrancando por la concha jugosa, por su cl�toris, pasando mi lengua hasta recorrer la pija que entraba y sal�a para terminar en sus test�culos. Mi pareja, cada tanto sacaba la verga de la concha y la enterraba en mi boca, era exquisito poder lamerla sinti�ndola impregnada en los flujos de nuestra amiga.
Todo termin� cuando entre gritos y jadeos Nicanor le rebals� la raja de leche para meter en mi boca su pene un tanto fl�cido, para que limpiara los restos de semen. Guadalupe me dej� que metiera mi lengua en su hueco y disfrutara del sabor de la mezcla de sexos�

Los d�as pasaron, nunca m�s volv� a ver a Guadalupe, como dije al principio, por m�s que indagu� a Nicanor jam�s me confes� si era una chica de intercambio cultural, una amante o una prostituta paga, pero ella hab�a sido la chispa que encender�a mi llama.
Conoc� otras mujeres a espaldas de mi pareja, al tiempo �l se hab�a transformado en una carga para m�, por lo que decidimos seguir nuestros caminos en forma separada, ahora yo ten�a otros intereses por delante�


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