Relato: La confesi�n de un loco



Relato: La confesi�n de un loco

Aquella tormenta era la m�s
fuerte que los habitantes de San Crist�bal hab�an visto nunca,
hab�a comenzado poco antes del atardecer como una llovizna de verano,
m�s con el paso de las horas incremento su fuerza hasta volverse
una verdadera tromba cuyo viento sacud�a salvajemente las copas
de los arboles, produciendo un sonido similar al aullido de una fiera.
En el pueblo reinaba la m�s completa oscuridad, a�n los pocos
edificios que contaban con luz el�ctrica se hallaban sumidos en
penumbras debido a la fuerte tempestad. En el interior de las viejas casas
de adobe y ladrillo los lugare�os sent�an una inquietud muy
profunda sin poder establecer la causa .



Los ni�os, asustados por
los truenos y el rugir del viento, buscaban refugio cerca de sus padres
y estos a su vez lo buscaban orando desde sus camas.



As� las cosas no es de extra�ar
que nadie viera al solitario ser que penetro en el pueblo sin que pereciera
importarle el diluvio que ca�a sobre �l. Sus pasos eran torpes
y let�rgicos, era dif�cil decir si era a causa de la misma
oscuridad o bien si acaso era v�ctima de una fatiga demoledora.
Varias veces cayo sobre el suelo empedrado, que para ese momento m�s
parec�a un r�o, donde permanec�a por algunos instantes,
su respiraci�n era forzada, casi como el bufido de un animal herido,
y por momentos lo sacud�a una tos tremenda seguida por nauseas.
As� permaneci� por un momento, sus entra�as ard�an
con un fuego que ni el helado viento o el agua pod�an aplacar,m�s
haciendo un esfuerzo casi sobre humano se incorpor� para seguir
su camino. Su cabeza se mov�a de un lado a otro como buscando algo
entre la tormenta, finalmente la luz de los rel�mpagos le permiti�
divisar la peque�a iglesia que se alzaba en una peque�a loma
casi a mitad del pueblo.



Era un edificio peque�o,
provisto de un techo de dos aguas y un front�n de piedra s�lida,
de un color casi negro, las puertas eran altas, las hojas eran de madera
de roble. Cayendo y levantando logro entrar al atrio pero no fue directamente
a la iglesia sino a la casa parroquial.



Al llegar frente a la puerta comenz�
a golpearla con tal fuerza que la piel de sus manos se desgarro mientras
sus huesos amenazaban con romperse.



Dentro de la casa el p�rroco
se revolvi� en su cama al escuchar los golpes en la puerta, al principio
intento ignorarlos pero ante la insistencia del reci�n llegado no
tuvo m�s remedio que levantarse, a tientas busco una vieja lampara
de petr�leo para encerderla y as� alumbrar su camino. Era
un hombre bajo y regordete, algo calvo y de ojos peque�os, sus mejillas
rosadas le daban un aspecto bonach�n, aunque en ese momento su rostro
estaba contra�do en una mueca de disgusto por la interrupci�n
de su descaso. Con pasos lentos llego hasta la puerta. Un escalofr�o
recorri� su cuerpo al escuchar el crujir de la madera bajo los fuertes
golpes del desconocido, m�s armandose de valor pregunto con voz
firme.



-�QUIEN ES? ��QUE
QUIERE A ESTAS HORAS?!-



-�AYUDEME!.....�ABRA
LA PUERTA POR EL AMOR DE DIOS!.... �SE LO SUPLICO PADRE!.... �ELLOS
VIENEN DETRAS DE MI!...�POR FAVOR AYUDEME!-



La desesperaci�n que emanaba
de aquella voz era casi palpable, as� que el sacerdote, tras meditar
un momento, termino por abrir la puerta. La negra figura en el umbral se
introdujo de inmediato, a punto estuvo de tirar al cura por los suelos,
para cerrar la puerta tras de s�. El sacerdote retrocedi�
un poco mientras observaba como el hombre se recargaba contra la puerta
como esperando que de un momento a otro algo la golpeara, t�midamente
acerc� la lampara al reci�n llegado que lentamente volvi�
el rostro hacia su anfitri�n, el pobre cura estuvo a punto de soltar
la lampara y correr a encerrarse en su cuarto.



La cara de aquel infeliz estaba
descarnada del lado izquierdo, la mejilla hab�a sido arrancada brutalmente
dejando al descubierto los dientes de la boca, la sangre y la saliva escurr�an
grotescamente hasta la barbilla. Por si esto fuera poco la cuenca del ojo
estaba vac�a, de ella emanaba un hilillo de sangre, en su cabeza
se apreciaba la falta de varios mechones de cabello que hab�an sido
arrancados con violencia, hasta casi dejar al descubierto el hueso del
cr�neo.



Con voz temblorosa, casi ahogada
por el miedo, el cura se atrevi� a preguntar.



-Por Dios Santo, �Quien eres
t�?-



-Soy Pedro...- El reci�n
llegado jalaba a�re por la boca, m�s haciendo un esfuerzo
contesto con voz hueca y llena de miedo. -Pedro De Leiba...padre-



El cura miro incr�dulo al
hombre mientras acercaba nuevamente la luz, esta vez del lado derecho,
poco a poco fue encontrando rasgos conocidos hasta que finalmente exclam�
sorprendido.



-�Es verdad!... �T�
eres Pedro, el hijo de Don Juan Antonio!-



Con mucho cuidado lo tomo del brazo
y as� ambos caminaron hacia la peque�a sala de estar, una
vez ah� el padre procedi� a encender otra lampara de petr�leo,
de mayor tama�o, y puso al m�ximo la mecha. La luz amarillenta
se desbord� en la estancia haciendo que los muebles proyectaran
largas sombras sobre los viejos muros. Enseguida se dio a la tarea de curar
a Pedro, busco afanosamente un anticuado botiqu�n y extrajo unos
carretes de vendas, mientras Pedro permanec�a inm�vil, casi
recostado en un viejo sill�n, por un momento el cura crey�
que se hab�a desmayado pero pronto se dio cuenta de que solo estaba
exhausto. Como pudo vendo la cabeza herida y, una vez terminada su tarea,
se dispuso a subir a su cuarto.



-��A donde va padre?!-
Pedro se incorporo de un salto temblando de miedo.



-A vestirme- Contest� el
cura- En necesario que te lleve con Don Francisco( el medico del pueblo)
antes de que esas heridas se te infecten.



-�NO!- Pedro se levanto y
se acerc� al sacerdote y, tomandolo por los hombros, lo empuj�
contra la pared.-



�NO VOY A SALIR A NINGUNA
PARTE!, �LO QUE NECESITO ES QUE ME ESCUCHE EN CONFESION AHORA MISMO!-



-�Qu� dices insensato?-



La voz del sacerdote apenas era
audible debido al miedo que le produc�a la cercan�a de aquel
rostro vendado.- Primero debemos curarte. Para confesarte ya habr�
tiempo despu�s.-



-� TIENE QUE SER AHORA!- Los
dedos de Pedro se hundieron en la carne hasta hacer da�o al cura.-
�COMPRENDA... DESPUES SERA DEMASIADO TARDE!-



El dolor termino por hacer que el
sacerdote reaccionara violentamente, empujado a su atacante con fuerza.



-�SUELTAME DE UNA VEZ!-



Pedro perdi� el equilibrio
y cayo sobre uno de los sillones. El sacerdote lo miro mientras esta romp�a
en llanto, un llanto casi infantil, convulsionandose fuertemente.



-�POR FAVOR...!.� POR
FAVOR...!. �DEJEME HACER LA PAZ CON DIOS ANTES DE MORIR!-



Tan desgarradora fue aquella suplica
que el noble coraz�n del sacerdote se conmovi� en lo m�s
hondo.



-�Tanto es tu temor y tan
seguro estas de que vas a morir?-



-Si-



-No tengas miedo aqu� nadie
te har� da�o-.



Mientras hablaba el cura se coloco
su estola de confesi�n y tomando asiento cerca del muchacho le dijo.



-Cuentame que te pasa hijo m�o-.



-Acusome padre de que estoy loco-
El cura miro sorprendido al joven arrodillado, pues no esperaba semejante
contestaci�n.



-Eso no es pecado hijo-



Al darse cuenta de que sus palabras,
producto del miedo, pod�an ser tomadas por una broma de mal gusto.
Pero el muchacho no pareci� darle importancia.



-Lo se padre, m�s esa locura
me llevo a ofender a Dios al grado de que ahora los demonios me persiguen
para llevarme al infierno-



-�Qu� locura dices?-
Semejante pregunta sonaba tan extra�a en ese momento- Los demonios
son alegor�as. No existen-



-�SI EXISTEN PADRE!. �SON
LAS RATAS... LAS MALDITAS RATAS QUE ME HABLABAN EN LA NOCHE!-



Pedro se acerc� m�s
al sill�n donde el cura permanec�a sentado.Este lo miro fijamente
y le dijo.



-Continua hijo-



-En realidad no se cuando empez�
todo padre, tal vez yo nac� con la maldad dentro de mi cabeza-



-�Pero t� culpas a
... las ratas de lo que te ocurre?. �No es as�?-



- Se que usted no puede creerme
padre, pero todo comenz� cuando ellas llegaron.-



-�C�mo fue hijo?-



- Todo comenz� hace ya algunos
a�os padre. En aquel entonces la casa grande de nuestra hacienda
a�n se encontraba en construcci�n. Las grandes extensiones
de tierra propiedad de mi padre permanec�an sin trabajar, pues no
ten�a dinero para pagar m�s de 10 trabajadores. Por esa raz�n
�l mismo ten�a que trabajar hombro con hombro al lado de
sus peones. En la casa grande viv�amos mi madre, Rosario, mi hermana
mayor de 12 a�os, y Laura la menos de 4 a�os, yo era lo que
se llama el hijo de en medio con 10 a�os cumplidos. En la casa siempre
hab�a trabajo as� que no era raro que me dejaran solo por
mucho tiempo. Recuerdo la noche en que los escuche por primera vez.



-�Quienes hijo?-



-Los demonios padre.... los demonios
con forma de ratas.-



-Continua-



-Esa noche me encontraba solo, acostado
en la cama, mis sue�os eran intranquilos; en ellos ve�a a
un ser extra�o que no puedo describir de ninguna manera, pero lo
que si recuerdo es que a sus pies es extend�a una plole de seres
horribles, de pelaje oscuro y cubiertas de suciedad. Al verme, yo se que
si me vio, los ojos de todas esas cosas se volvieron hacia mi, entonces
pude verlos y el horror me hizo despertar dando de gritos. Pero nadie acudi�
en mi ayuda, mis padres estaban demasiado cansados y, supongo, que mi hermana
mayor tambi�n lo estaba. Pero lo que m�s me aterro fue de
las paredes de mi cuarto sal�an los mismos sonidos que durante mi
sue�o: El sonido de largas garras ara�ando, rascando, as�
como chillidos agudos. Las paredes parec�an moverse debido al incontable
n�mero de seres que se deslizaban de un lado a otro, yo estaba paralizado
de miedo, a momentos se acercaban a mi cama y luego se alejaban. As�
paso aquella noche sin que el ruido me dejara dormir.



-�No se lo dijiste a sus
padres?-



-Lo hice pero ellos no me creyeron.
As� pasaron varias noches sin que me dejaran dormir, finalmente
les grite que se callaran... y lo hicieron. En la oscuridad vi el resplandor
de muchos ojillos rojos que me miraban fijamente, no se en que momento
volvieron a escucharse sus chillidos, pero esta vez comenc� a distinguir
voces entre ellos. As� fue como comenz� todo. -



- � Que comenz�?-



- Mi ca�da padre.- Pedro
se acerco m�s al sill�n y continuo consu relato.- - Poco
a poco fueron envenenando mi alma haciendome un juguete de sus deseos.
En poco tiempo me convencieron de espiar a mi madre y hermanas cuando se
ba�aban, ellas me hicieron ver que mi madre era una mujer muy hermosa,
ten�a grandes pechos y una cadera breve, pese a haber parido a tres
chavales, sus caderas eran amplias y firmes, sus cabello era negro y largo
hasta media espalda; los rasgos de su cara eran delicados y sus ojos muy
negros. Sin embargo tambi�n los ve�a a "ellos",
�estaban hay pero mi madre no pod�a verlos!. "Ellas"
se arrastraban sobre su piel, lamiendo, ara�ando restregandose libremente
contra ella. Por momentos ten�a la impresi�n de que mi madre
sent�a alguna cosa pues se quedaba quieta aspirando r�pidamente,
como saboreando las caricias de un extra�o amante.



Estas visiones me afectaron profundamente,
mis pesadillas se volvieron m�s intensas la horrible visi�n
del extra�o personaje con las ratas a sus pies, mi madre desnuda
y acariciada por miles de "ellas", pero tambi�n me ve�a
a mi mismo montado sobre ella haciendo lo mismo que los animales en �poca
de celo. Mientras estas cosas me atormentaban "ellos" chillaban
y rasgaban las paredes casi entonando una m�sica que ning�n
humano ha escuchado, salvo los que estamos locos. Fue una de esas noches
cuando ellos volvieron a hablarme, invitandome, tentandome con palabras
que ya no recuerdo. Al final los obedec� y levantandome de la cama
sal� con rumbo al cuarto de mi hermana Rosario, al entrar "ellas"
ya estaban hay, pod�a oirlas rasgando por dentro de los muros, y
miraba sus ojillos rojos en la oscuridad. Lentamente me acerque a la cama,
sent�a como sus miradas estaban fijas en mis actos, al llegar levante
las sabanas, eso basto para que Rosario despertara.



-�Pedro?- dijo mientras se
restregaba los ojos con el pu�o.- �Qu� quieres aqu�?-



-Tengo miedo.- Le conteste obedeciendo
lo que "ellas" me hab�an mandado.- Dejame quedarme contigo
esta noche-.



-�No seas marica y vete a
dormir a tu cama!



-Por favor... por favor... deja
que me quede contigo- Mi hermana, ya sea por cansancio o por lastima, me
dijo al fin.



-Esta bien pero ya duermete-



Sin m�s se recost�
sobre su costado y cerro los ojos. Yo me met� en la cama y me quede
quieto por un largo rato. Pero "ellas" comenzaron a rasgar nuevamente
las paredes, mientras sus chillidos me laceraban los o�dos, aunque
mi hermana no parec�a escucharlos. Lentamente me acerque al cuerpo
de mi hermana, el suave calor y aroma que desped�a me hicieron olvidarme
de todo, sin darme cuenta comenc� a restregar mi cadera contra su
culo, sent�a que mi pollita se pon�a m�s dura que
en mis sue�os, finalmente termine por perder toda prudencia y me
abrace con fuerza contra ella mientras mis movimientos se hac�an
cada vez m�s intensos. Cuando el orgasmo sacudi� mi cuerpo
las escuche chillar como en un grito demente, pero a causa de mi inexperiencia
la eyaculaci�n se vio seguida por un torrente de orina que despert�
a Rosario casi de inmediato.



-��Pedro que carajos
estas haciendo?!- Por toda respuesta me abrace m�s fuerte a ella
mientras segu�a orinando.



- Espera... espera... no te muevas....
Aaaaaagggggg- Pero ella reacciono tirandome de la cama y levantandose de
un salto. �Marrano!. �Te orinaste en mi cama te voy a causar
con pap�!-



Su amenaza me hizo estremecer, mi
padre seguramente me golpear�a de nuevo.- �Por favor no se
lo digas... y te doy todo el dinero de mi semana!-



-�Por todo el mes?-



- Esta bien-



-Esta bien vete a tu cuarto y ma�ana
me das la ropa para que te la labe sin que mam� la vea-.



Al salir del cuarto pude escuchar
los chillidos, que por alguna raz�n me parecieron risas, siguiendome
todo el camino. Al d�a siguiente a�n los escuchaba, los escuche
toda la ma�ana hasta que ya no pude m�s. Enfurecido sal�
al patio y tome un grueso palo de madera, al buscarlos los vi parados frente
a mi sin penarlo me acerque y comenc� a golperarlos con todas mis
fuerzas, los chillidos no dejaban de sonar en mi cabeza, de hecho se hac�an
m�s y m�s fuertes. De pronto todo se volvi� negro
y no supe m�s de mi, hasta que un fr�o me envolvi�
por todas partes. Quise moverme pero me sent�a sujeto por cuerdas
que se clavaban en mi carne.



Me tom� varios minutos darme
cuenta de estaba metido dentro de un gran tambo lleno de agua, amarrado
con una soga, y sujeto por mi padre y uno de sus peones.



-�MAMA....MAMA...!- Grite
desesperado sintiendo que me ahogaba.



-�ESPEREN YA REACCIONO!- Me
di cuenta de que mi madre estaba cerca de nosotros.



- �ESPERA!- Escuche a mi padre-
�DEJALO UN RATO M�S PARA QUE SE CALME!- - - Cuando me sacaron
me llevaron directamente a mi cuarto, hay mi madre me cambio de ropa y
me meti� en la cama. Casi de inmediato entro un hombre algo viejo,
que despu�s supe que era un doctor, y me examino largo rato. Al
terminar sali� junto con mis padres. Poco despu�s escuche
sus voces, estaban discutiendo, y alcance a distinguir algunas frases.



-�Calmese don Juan Antonio!.....
�Mi hijo no esta loco!.... �No?.... Los pollos del gallinero....
el potrillo..... el hijo del caporal..... Los mato....! �Deben internarlo!....-



Yo no extend�a el significado
de aquello, paro algo dentro de mi sinti� miedo.



Por varios d�as permanec�
encerrado, solo mi madre entraba para llevarme comida, pero no me hablaba
de lo que hab�a pasado. Extra�amente no escuche a las ratas
durante ese tiempo, pero al final volvieron por m�.



Recuerdo esa noche cuando me sacaron
de mi cuarto, mi mente estaba en blanco, sin voluntad para oponerme a sus
deseos, as� me llevaron hasta el cuarto de Rosario.



Al entrar me vi rodeado por centenares
de ojos rojos, poco a poco me acerque a la cama y sin temor me sub�
en ella, a pesar del movimiento Rosario permaneci� inc�lume,
y me baje los pantalones, despu�s me acerque a ella y le sub�
el fondo, para mi sorpresa no llevaba bragas, mis manos acariciaron su
suave culo antes de hecharme a su lado y comenzar de nuevo a tallarme contra
su cuerpo. Pero esta vez, debido a nuestra desnudes, mi pollita comenz�
a picar su ojete. Tuve la impresi�n de que ella estaba despierta,
pues se encogi� m�s sobre si misma dejando que mi verga entrara
m�s en el surco de sus nalgas. Yo me mov�a cada vez m�s
fuerte, mis manos se lanzaron solas por encima del fondo para tocar sus
tetas, que sent� hinchadas y duras. Al final me vine con tal fuerza
que grite como un animal.



-�Aaaaaaaaaaggggggggg!-



En ese momento la puerta del cuarto
de abri� y mi madre nos miro desde el umbral. Con los ojos llenos
de lagrimas me saco de la cama y a golpes me llevo hasta mi cuarto, hay
me dejo encerrado. Al rato entro mi padre, su rostro estaba contra�do
por la rabia, pero no me pego, sino que me visti� a toda prisa y
me llevo directo al patio donde abordamos su vieja camioneta.



Fue as� como deje mi casa,
como un animal del que nadie quiere hacerce cargo. En pocas horas llegamos
a la capital donde fui internado en un hospital psiqui�trico, hay
me hund� en la locura total y solo recuerdo fragmentos me ve�a
tendido y sujeto a una camilla mientras una enfermera sin rostro me inyectaba,
despu�s estaba en una sala en la cual se escuchaba un zumbido el�ctrico,
dolor... mucho dolor..., agua fr�a... golpes... encierro.... soledad.....-



- �Cuanto tiempo estuviste
hay?-



- No lo se padre perd� la
noci�n del tiempo. No supe nada de mi hasta que un d�a me
mandaron a ver a un doctor de apellido V�zquez, el me curo a basa
de terapias y poco a poco fui recobrando la conciencia. As� supe
que lo que para mi fue una ma�ana, cuando sal� a matarlos
con el garrote, en realidad hab�an sido varios d�as en los
cuales estuve haciendo cosas malas, hasta que mi padre se vio obligado
a meterme en aquel tambo de agua helada. Oh padre usted no puede imaginarse
como odio a ese maldito medico de mierda.



- �Acaso te trato mal?-



-No fue muy amable conmigo. Pero
me minti� padre. Me hizo creer que todo hab�a sido producto
de mi imaginaci�n por causas que realidad nunca entend�.
El y yo hablamos y hablamos por no se cuantas horas, finalmente comenc�
a creer en lo que �l me dec�a y d�a con d�a
me fui "curando". Luego un d�a me llamo a platicar desde
temprano y me hizo muchas preguntas.



-� C�mo te llamas?-



-Pedro... Pedro De Leiba.-



-� Sabes porque estas aqu�?-



-Cre� que antes hacia cosas
muy malas-



-Tu padre me dijo que eras un chaval
depravado que intentaste violar a tu hermana, y que a veces te pon�as
tan violento que ten�an que meterte en un tambo de agua fr�a.-



- Es verdad pero estaba loco...
no sab�a lo que hac�a....- mis ojos se llenaron de lagrimas
a causa del arrepentimiento que me atormentaba.- Nada m�s de acordarme
me dan ganas de morirme.



-Calmate- El doctor tomo nota de
mis respuestas y luego se levanto- Bueno muchacho cre� que ya estas
mejor. � Sabes quien es esta persona?.- Al abrir la puesta del consultorio
apareci� un hombre vestido con chamarra de cuero, pantalones de
mezclilla y altas botas de piel. Al verlo lo reconoc� en el acto,
m�s temeroso de cometer una equivocaci�n le hable t�midamente.



-� Pap�?- El rostro
del hombre se ilumino al escucharme y supe que si era �l.



Sin esperar mas me arroje en sus
brazos como un ni�o desamparado. El me apret� con fuerza
y me dijo consol� a su manera.



-No llore hombre... ya todo esta
bien... hijo... todo esta bien...- El doctor tosi� levemente para
atraer nuestra atenci�n. Mi padre se aparto un poco de m�
y hablo con el m�dico.



- Muchas gracias doctor-



-No me lo agradezca Don Juan Antonio.
La verdad es que ya nada podemos hacer por �l aqu�. Es necesario
que lo lleve a su casa y que termine de recuperarse all�.- Luego
se puso muy serio y agrego- Ser� necesario que le de a tomar unas
pastillas por alg�n tiempo, y en caso de cualquier problema llamen
de inmediato.



-No se preocupe doctor nosotros
lo cuidaremos bien.-



-Tambi�n debo advertirle
que tiene algunas lagunas mentales y es posible que no reconozca a algunas
personas o lugares,cuando eso pase recuerdele con paciencia las cosas.-



-Muy bien doctor.-



El doctor firmo mi salida y as�
abandone el hospital. Al salir a la calle me llamo la atenci�n lo
mucho que hab�an cambiado los autos y los edificios. De hecho al
mirar a mi padre a la luz del sol me di cuenta de que sus sienes estaban
llenas de canas y que algunas arrugas le cruzaban la cara. Intrigado le
pregunte al respecto.



-Disculpe pap� cuanto tiempo
estuve internado aqu�. � Una semana?, � un mes?-



Mi padre se me quedo mirando y me
contesto temeroso.- No hijo tu has estado aqu� por espacio de 8
a�os.-



-�8 a�os!-



repet� incr�dulo.
En ese momento llegamos hasta el veh�culo de mi padre era una camioneta
de color blanco, de una marca que yo no conoc�a, nada que ver con
el viejo armatoste que yo recordaba.



As� emprendimos el camino
de regreso a la hacienda, al principio mi padre estuvo callado pero finalmente
se decidi� a hablarme. - Hijo perdoname por haberte tra�do
a ese lugar tan feo pero no tuve otra opci�n.- Su voz estaba llena
de un sincero pesar que me conmovi�.



- Yo no le reprocho nada pap�,
cre� que fue mejor as�- El suspiro aliviado y comenz�
a hablarme sin parar.



-En este tiempo t� madre
a estado triste por tu ausencia pero ahora volveremos a ser una familia
completa. � Sabes ? tu hermana Rosario entro a un convento poco
despu�s de que te fuiste y ahora esta por tomar los h�bitos.



T� otra hermana Laura ya
es una se�orita, por eso no dejo que se le acerque ning�n
vivales y espero que me ayudes a mantenerla en el buen camino-.



En verdad yo no le preste mayor
atenci�n cuando empez� a hablarme de sus negocios y de lo
mucho que hab�a progresado en los �ltimos a�os.



. M�s tarde llegamos a la
hacienda . La casa, ahora terminada, me resultaba extra�a con sus
paredes encaladas y pintadas de blanco, los arcos de la entrada no estaban
hay cuando me fui, los amplios ventanales, ahora cubiertos de vidrio en
vez de tablas de madera, un gran jard�n lleno de flores y plantas
de ornato, as� como macetas colgantes en los pasillos.



Al bajar de la camioneta tuve la
impresi�n de haber llegado a un lugar extra�o y no a mi casa.
En ese momento una mujer sali� de la casa, vest�a una larga
falda negra y una blusa de manga larga en color blanco, su cabello estaba
recogido hacia atr�s en un chongo que la hac�a verse mayor
de lo que era. Sus zapatos eran de fina piel de becerro. Toda la imagen
de una mujer rica de campo. Al contemplar sus bellos rasgos y su piel morena
la reconoc� de inmediato.



-Mam�-



Ella se acerco a mi y me abrazo
con fuerza mientras me besaba. En ese momento volv�a a sentir aquella
excitaci�n de a�os atr�s, el contacto de sus senos
aplastados contra mi pecho me produjeron un calor que me hizo ruborizar
y apartarme de ella. -Dejalo en paz mujer- intervino mi padre-



�Qu� no vez que ya
no es un ni�o?-



- Perd�n pero es que no puedo
evitarlo- Sus ojos estaban llenos de alegr�a- - - �Bienvenido
a casa hijo de mi alma!- - - Yo estaba asustado, mis padre se ve�an
tan diferentes de como los recordaba que me sent� solo a pesar de
estar con ellos. As� que decid� apartarme un poco entrando
a la casa. Mientras ellos se quedaron hablando detr�s de m�.



-�Crees que este bien?-



-Dejalo es normal que este desorientado,
ya se le pasara.-



En la casa segu� descubriendo
lo mucho que las cosas hab�an cambiado, los muebles, los marcos
en las paredes, con paisajes o im�genes de santos, la luz que entraba
por los ventanales le daba a la casa una atm�sfera casi sagrada.



Lentamente sub� por las escaleras
y recorr� el pasillo ahora radiante de luz, t�midamente lo
recorr� hasta que llegue, seg�n cre�a yo, a mi viejo
cuarto.



Pero al entrar me di cuenta de que
me hab�a equivocado, los muebles y las cortinas eran de un gusto
totalmente femenino, en colores pastel, adem�s sobre la cama se
encontraba una muda de ropa consistente en sost�n, pantaletas y
un vestido azul claro. Naturalmente sent� miedo de provocar alg�n
problema reci�n llegando y me dispuse a salir de ah�, pero
en ese momento algo llamo mi atenci�n, era la gran luna del tocador
donde se reflejaba mi propia imagen, en el hospital los espejos estaban
prohibidos as� que ten�a a�os de no mirarme en uno,
lleno de curiosidad y olvidando mi temor me acerque. La imagen que vi era
la un joven extremadamente delgado, de rostro calaverico y piel amarillenta,
el cabello, casta�o, lucia sucio y mal cuidado.



Mientras me contemplaba vi como
una puerta se abr�a y, en medio de una nube de vapor, entraba una
joven mujer que yo nunca hab�a visto, r�pidamente me volv�
hacia ella y ambos nos quedamos paralizados por la sorpresa, ella por descubrir
a un intruso en su habitaci�n y yo por que ella estaba totalmente
desnuda, as� pude ver sus largas piernas de ninfa, sus hermosos
senos del tama�o de naranjas y coronados con pezones rosados, su
cintura angosta y sus caderas amplias, el cabellos era casi rubio y sus
ojos con un tinte azulino, pero lo que m�s me llamo la atenci�n
fue su piel blanca.



Ese detalle removi� mis recuerdos
y le dije con un nudo en la garganta.



- �Laura?- - - Al escucharme
ella tambi�n pareci� recordar algo y una sonrisa apareci�
en sus delgados labios. - - -� Pedro eres t�?- - - El confirmar
que ella era mi hermana menor me lleno de miedo, �Qu� creer�a
mi padre si me encontraba en semejante situaci�n?. Fue tal mi desesperaci�n
por salir de hay que me tropec� con los muebles.



-� No grites por favor!. �
Ya me voy no fue mi intenci�n verte en cueros te lo juro! �Por
favor no me acuses con pap�!- Ella se cubri� con la toalla
y sonriente me dijo.



-No te asustes Pedro, no pasa nada-.



Pero yo ya hab�a salido de
su habitaci�n, en ese momento cre� escuchar unas risas agudas
que me erizaron el cabello.



M�s tarde nos reunimos para
cenar, ahora era una criada quien serv�a la comida, mientras com�amos
mi padre me llamo la atenci�n.



-Pedro, Laura me cont� lo
que paso esta tarde.-



Sent� un escalofr�o
mortal, y cre� que mi rostro se puso transparente.



-� No fue mi intenci�n
pap� te lo juro!-



Mi padre me miro y poniendo la mano
en mi hombro me dijo.



-Calmate hombre ella me cont�
que fue un accidente y hasta nos re�mos.



-No te asustes as� Pedro-
dijo mi hermana tomando mi mano- no me has ofendido, al contrario de me
alegro que hayas vuelto.-



Esa noche no pude dormir, ten�a
miedo de cerrar los ojos y volver a escuchar los rasgu�os de las
paredes, de volver a ver los ojos rojos de las ratas, pero esa noche solo
hubo silencio. Al d�a siguiente mi padre me asigno un trabajo y
as� comenc� a recorrer la hacienda, cargaba sacos, limpiaba
establos y maquinaria, ayudaba a pastorear los animales. Esa vida de tranquilidad
solo duro una semana. Un d�a mi padre me llamo a mitad de la jornada
y al entrar en la casa me sorprendi� encontrar en la sala a una
joven , mayor que Laura, vestida con un uniforme azul de falda larga prevista
de un overol, y una blusa blanca, no pude ver su cabello porque llevaba
el cl�sico tocado de las monjas, solo su rostro tan parecido al
de mi madre, me dio una pista de su identidad.



-� Rosario?-



Ella me sonr�o y me abrazo,
mientras los dem�s nos miraban, despu�s de un rato nos pusimos
a platicar, me entere de que mi hermana mayor hab�a pedido un permiso
especial para pasar un mes en la casa. Largo rato estuvimos platicando
en un momento dado sal� de la sala para traer vasos de la cocina,
pero mientras los tomaba comenc� a escuchar unos rasgu�os
suaves que sal�an de atr�s de la alacena. La sangre se me
helo en las venas, mi mente se negaba a aceptar que "ellas" volvieran.
Haciendo un gran esfuerzo regrese a la sala y volv� a tomar asiento.
Mis familia segu�a platicando, pero yo no los o�a porque
los rasgu�os sal�an ahora de atr�s de mi asiento,
fueron haciendose m�s fuertes hasta que sent� que mi cabeza
iba a estallar.



Incapaz de mantener m�s tiempo
la calma me disculpe con todos y me fui a mi cuarto.Tome las pastillas
que me hab�a ordenado el doctor, con la bana esperanza de que los
rasgu�os se callaran. M�s tarde me encontraba recostado,
sin poder dormir, en la oscuridad esperando algo. Mi mente era una mara�a
de confusi�n, � realmente hab�a vuelto a o�r
los rasgu�os en las paredes? y , por absurdo que le parezca, el
recuerdo de Laura desnuda me persegu�a, que hermosa se hab�a
puesto con los a�os. Esa idea me espantaba y al mismo tiempo me
excitaba.



De pronto los escuche de nuevo,
esta vez estaba seguro de que eran "ellas", pasaron por delante
de mi cuarto y rascaron la puerta como amenazandome con entrar en cualquier
momento. Un sudor fr�o me corri� por el cuerpo, pero sacando
fuerzas de flaqueza me levante y abr� la puerta, nada, solo oscuridad.
Desesperado sal� de la casa, me fui derecho al cuarto de herramientas
y tome un filoso machete, despu�s regrese hasta mi habitaci�n.



Pero al entrar descubr� que
alguien estaba ah�,sentado sobre mi cama, sin pensarlo levante el
machete, pero la sombra encendi� la luz de la mesa de noche.



-�Te atrever�as a
matarme?- Era Rosario .



Yo la mire perplejo, el machete
estuvo a punto de caer de mis manos, mientras ella se pon�a de pie,
llevaba una gran bata rosada que la cubr�a totalmente, su cabello
suelto me hizo recordarla cuando era m�s ni�a.



-�Qu� estas haciendo
aqu�?-



-�Qu� piensas hacer
t� con eso?-



Por supuesto no supe que contestarle,
pero temiendo que se asustara al verme armado deje el machete a un lado
de la cama. Sin embargo, ella no parec�a asustada, al menos no por
mi presencia.



-No te preocupes es natural que
no quieras que te ponga la mano encima.-



-� Quien?-



-Mi pap�- Ella se levanto
y se acerco a mi- Pobresito de ti cuanto habr�s sufrido en ese horrible
lugar donde �l te llevo.-



Sus manos comenzaron a tocarme el
pecho, mi camisa no ten�a botones, mientras me miraba dulcemente.



-Que delgado estas... que delgado...-



Su toque me hac�a estremecer,
el calor de sus manos era algo delicioso.



-No digas esas cosas- le conteste-
Mi pap� me llevo ah� porque yo hacia cosas malas.-



-Eso no es cierto, yo tambi�n
hago cosas malas y no me trataron como a ti-



-�Qu� cosas malas
puedes hacer t�?-



-Me masturbo todo el tiempo pensando
en ti-



Sus palabras me sacudieron como
un golpe en la cabeza- Recuerdo lo caliente que estabas cada vez que ven�as
a mi cama, como me gustaba sentir t� polla tallandose contra mi
culo.



-�No es cierto!... �Tu
no sab�as nada de lo que yo hac�a!-



- Claro que lo sab�a. �Crees
que estaba desnuda bajo el fondo porque s�?. Te estaba esperando..,
quer�a sentir tu cuerpo pegado al m�o. Pero pap� te
llevo lejos y desde entonces no me quedo m�s que masturbarme- -
- En ese momento abri� su bata y descubr� con horror que
estaba desnuda bajo ella, sus manos comenzaron a acariciar sus senos morenos
con una lasciva que nunca cre� que tuviera, sus ojos brillaban intensamente
mientras se pasaba la lengua por los labios carnosos. - - - �Aaaaaaggggg......Cuando
estoy sola en mi celda pienso en pollas..... Muchas pollas que me pose�an
y yo les ped�a m�s y m�s.... Pero solo el recuerdo
de la tuya me hacia correrme-



Yo estaba paralizado, sin poder
quitarle los ojos de encima, Rosario se me acerco y tomando mi mano la
coloco suavemente sobre su pecho. Al sentir el contacto de su piel me estremeci�
y me di cuenta de que ten�a una erecci�n tremenda. No supe
en que momento sus labios se apoderaron de los m�os, pero de pronto
estabamos besandonos con furia incontenible, como si quisi�ramos
devorarnos el uno al otro, mis manos se deslizaron bajo la tela para tocar
la suave piel de su espalda y las carnosas nalgas que tanto deseaba desde
la ni�ees. M�s echando mano de la poca cordura que me quedaba
me zafe de su abrazo.



-�BASTA ESTO NO ESTA BIEN
SOMOS HERMANOS!-



-�NO ME IMPORTA TU ERES MIO...MIO!-



-�VETE!....�VETE!...OH
LE DIRE A MI PAPA-



-NO LO CREO... �CREES QUE
PAPA TE VA A HACER CASO!... SI SABES LO QUE TE CONVIENE NO ABR�AS
LA BOCA.... PERO NO CREAS QUE TE ME VAS A ESCAPAR-



Sin decir m�s sali�
de mi cuarto. Al d�a siguiente pense en comunicarle a mi padre lo
que hab�a pasado, m�s al ver a Rosario en el Comedor con
su expresi�n seria, enfundada en un vestido cerrado hasta el cuello,
y con su tocado de religiosa me di cuenta de que ten�a raz�n
�c�mo iba alguien a creerme a mi?, � a un pobre loco?.
Por un momento me pareci� ver burla en sus ojos, as� que
si decir nada me sal� a trabajar al establo. Pero cuando estaba
apenas comenzando mi padre me llamo, estaba serio, al acercarme me comunico
que iba a ausentarse de la hacienda por varios d�as.



-Es un problema que tengo hace tiempo-
me dijo- un comprador que se ha retrasado en el pago de unas reces que
le vend�. Ahora tendr� que ir personalmente.-



-� Y yo en que te puedo ayudar?-



-Quiero que te hagas cargo de la
hacienda, y sobre todo que cuides a tu hermana Laura.-



En ese momento Laura entro en el
establo, llevaba puesto un uniforme de colegiala: una blusa blanca de cuello
alto y manga larga, un chaleco de fina lana en color azul y una falda con
cuadros rojos y negros, calcetas blancas y zapatos negros de charol. Su
cabello estaba peinado con dos gruesas coletas adornadas con listones que
le daban un toque infantil.



-Desde ahora quiero que t�
la acompa�es al colegio, y te encargo que le rompas la cara a cualquier
hijoputa que la mire mal. � Entendido?-



-S� pap�.-



De inmediato salimos con rumbo al
pueblo, en el camino no pod�a quitarle los ojos de encima, por instantes
la ve�a desnuda como en su cuarto , al llegar al pueblo ella me
miro fijamente y deteniendose me dijo molesta.



-� Qu� tanto me miras?-



-Nada es que estas muy bonita- le
dije sin pensarlo- Debes tener muchos pretendientes.-



- � Con pap� cuidandome?-
No me hagas re�r, sino me deja tener ni amigas. - - - En su voz
hab�a una mezcla de iron�a y tristeza- - - Todo el tiempo
es de la casa al colegio o a misa, y si alg�n chico se me acerca
lo amenaza � de a tiro lo golpea.-



-� Porque hace eso?-



-No se... celos de padre cre�?-



-Habla con �l. No es justo
que te haga eso a ti.-



-Me da miedo, no quiero que me pase
lo que a Rosario-



- � De que hablas?-



- Desde que te fuiste pap�
la golpeaba mucho, por cualquier cosa, hasta le prohibi� que hablara
conmigo. Luego un d�a le dijo que la iba a llevar a un convento
porque, seg�n entend�, esa era la �nica forma de salvar
su alma. - - Ella no quer�a ir pero le ten�a tanto miedo
a pap� que termino por aceptar. Ahora que esta en la casa no sabes
como llora, Pedro ella no quiere regresar a ese lugar.- - - Los ojos de
Laura estaba h�medos, a punto de soltar lagrimas de infinita tristeza.
Al verla no pude evitar decirle algo, cualquier cosa.



-Eee... yo hablare con pap�
ahora que regrese no es justo que las maltrate de esa forma ni que las
obligue a hacer cosas que no quieran.-



-� Lo har�s de verdad?-



-Pues claro.-



Una chispa de alegr�a apareci�
en los ojos de Laura, y alegremente continuamos nuestro camino. Al llegar
frente a las puertas del colegio, se paro de puntillas y me dio un beso
en la mejilla, el contacto de sus labios me sacudi� como una corriente
el�ctrica. -No sabes el gusto que me da que ahora est�s con
nosotras- Fue en ese momento que algo paso pues en lugar de retirarse de
inmediato sus labios se deslizaron suavemente hasta mi boca, estuve a punto
de irme de espaldas, aquel beso duro apenas unos segundos.



Sin darme tiempo a nada se hecho
a correr hacia en interior del colegio y yo me quede ah� parado
sin saber que hacer.



Cuando al fin sal� de aquel
transe regrese a la hacienda, mi padre ya se hab�a marchado, y contin�e
trabajando. Cuando cayo la noche cene con mi madre y hermanas, Rosario
fue a recoger a Laura en la tarde, para despu�s encerrarme en mi
cuarto. Me sent�a algo afiebrado as� que me recost�
semi-desnudo, en calzoncillos para ser precisos, no creo haberme dormido
pero a�n as� me asaltaron toda clase de visiones los cuerpos
desnudos de mis hermanas , sus besos, mi padre, las cosas que el doctos
V�zquez me hab�a dicho. De pronto el aterrador sonido de
cientos de ratas rascando por dentro de las paredes me devolvi�
a"la realidad".



Era tan fuerte que los cosas sobre
los muebles temblaban. Impulsado por el miedo me puse de pie y saque el
machete, lo hab�a ocultado bajo el colch�n, y me dispuse
a hacerles frente, no bien lo empu�e me di cuenta de que ya estaban
raspando y chillando desde las cuatro paredes que me rodeaban, desesperado
comenc� a golpear las paredes con todas mis fuerzas haciendo saltar
chispas a cada impacto.



Sorpresivamente llamaron a la puerta,
el sonido de las ratas ceso, me quede quieto esperando. Seguramente los
golpes del machete hab�an llamado la atenci�n. Nuevamente
tem� que mi conducta me llevara de nuevo al manicomio, as�
que volv� a esconder mi arma bajo el colch�n.



-� Qui�n es?- pregunte.
Por toda respuesta los toquidos se escucharon de nuevo.- �Qui�n
es?.-



-Soy yo...-



La puerta se abri� lentamente,
con un rechinido agudo y lastimero, dejando paso a Rosario, al verla el
coraz�n me brinco en el pecho, estaba apenas cubierta por una batita
trasparente que dejaba a la vista sus grandes pechos morenos, as�
como la mata oscura de vellos que cubr�an su co�o. Mis manos
estaban temblando ansiosas por estrecharla, por tocar su piel caliente
y suave, le juro que yo no quer�a mirarla pero no pod�a volver
la cara ni cerrar los ojos.



-� Qu� quieres?- Mi
voz sonaba ahogada y temblorosa.- �Porque sigues molestandome?.
�Vete!.. �Vete y dejame en paz!.- Ella me miro con desd�n
y dando media vuelta emprendi� la salida.



-� Me desprecias?- Se detuvo
en el umbral- Mam� me mando a buscarte. Pero si no te importa-



-� Que dices?... �Que
le pasa a mam�?-



-Oh Pedro ella a sufrido tanto al
lado de pap�- Su rostro ten�a una extra�a expresi�n
que no pude entender.-Esta tan sola... sin nadie que la ame y la haga sentirce
mujer...-



-�Mientes pap� es un
hombre a carta cabal!-



-�ES UN VIEJO AMARGADO AL
QUE SOLO LE INTERESA SU DINERO!-Su voz era como el rugido de una fiera.-
NOS MALTRATA TODO EL TIEMPO, NOS HUMILLA, NO NOS DEJA SER FELICES... PERO
AHORA TU ESTAS AQUI.... -



-No te entiendo.-



-Esta claro ahora debes tomar el
lugar de nuestro padre... debes hacer feliz a nuestra madre- El significado
de sus palabras fue como un martillazo en mi cabeza.



-��ESTAS LOCA?!...
�MAMA NO NECESITA A NADIE M�S... Y A MI MENOS QUE A NADIE.-



-� No me crees?. Entonces
ven conmigo-



Sin m�s me tomo de la mano,
yo no quer�a ir con ella pero cuando me toco la voluntad me abandono
y la segu� como un ni�o peque�o. Cuando llegamos ante
la puerta de la recamara de mis padres ella me empujo ante ella.-



Asomate y ve por ti mismo.-



-No.... no debo... es la recamara
de mam�... no es correcto... no lo har�...-



Ese fue mi �ltimo intento
de resistencia. Pero Rosario no quer�a esperar m�s y tomandome
de los cabellos me obligo a arrodillarme para observar por la cerradura.



-� OBEDECE IMBECIL!... �MIRA
CUANTO TE NECESITA NUESTRA MADRE!...�MIRA!...�MIRA!-



Sin fuerza para oponerme la obedec�,
y mis ojos casi se salen de sus �rbitas al contemplar lo que pasaba
hay adentro. Sobre la cama totalmente desnuda estaba mi madre, su piel
morena destacaba sobre las sabanas blancas, Mire sus grandes senos, duros
como la roca, coronados por pezones m�s oscuros que su piel, su
vientre liso, sus nalgas pomposas y firmes, los muslos largos y rotundos
y, sobre todo el espeso toison negro del sexo que le cubr�a el bajo
vientre hasta llegar al ombligo. Sus ojos estaban cerrados, su respiraci�n
era acelerada y fuerte, sus labios carnosos estaban ente abiertos dejando
escapar fuertes jadeos. Sus manos se apoyaban en aquellas semi-esferas
de firme y morena, para acariciarlas fuertemente, para luego pellizcar
sus pezones, remolin�andolos, titil�rselos una y otra vez.
Luego descendi� una de sus manos para tocar su vientre estremecido,
con toques leves que iban bajando lentamente hasta el abundante matorral
de pelo negro.



Los muslos se abrieron y la mano
se hundi� entre ellos. Un dedo se desliz� por entre la pelambre,
la cual aparto cuidadosamente, para as� penetrar libremente en el
ardiente co�o, su exploraci�n era a momentos lenta y perezosa
para luego irse haciendo cada vez m�s intensa, yo vi como apareci�
aquel peque�o m�stil, su cl�toris, rojo y retador;
los dedos de mi madre lo tomaron con maestr�a y lo frotaron, al
instante su cuerpo moreno era sacudido por convulsiones de gozo al tiempo
que gemido ahogados escapaban de sus labio h�medos.



-� QUE RICO!- Jadeaba ella-
� QUE DULCE ES SER FOLLADA!...�FOLLAME!....�FOLLAME...
SI ... ASI!..... �OH QUIERO POLLA!... �POLLA!..�POLLA!....
�TODAS LAS POLLAS DEL MUNDO DENTRO DE CO�O!-



Se arremolinaba briosamente sobre
las sabanas blancas, subiendo y bajando el cuerpo, abriendo los muslos
al m�ximo para que sus dedos llegara a lo m�s profundo de
su intimidad. Aquella visi�n me destruyo por completo, pude sentir
como mi escasa cordura quedaba hecha a�icos. Las venas de mis ojos
se ensancharon como su fueran a estallar, mi coraz�n lat�a
sin control y mi verga estaba tiesa dura como el acero, ansiosa por aceptar
la invitaci�n que los demonios pon�an frente a m�.



Rosario volvi� a tirar de
mi cabello para que me levantara, ya no me importaba nada ni el miedo,
ni el dolor, ni el saber que estaba a punto de ser nuevamente un juguete
para que "ellas" se divirtieran.



-Anda... entra y complacela... Despu�s
regresare para que me hagas feliz a mi tambi�n.-



Con mano firme abri� la puerta
y me empujo para entrar, mi madre se incorporo en la cama, extra�amente
no estaba asustada ni enojada al vernos hay. -Mira mam� Pedro a
escuchado tus ruegos y a venido a ti.- Mientras hablaba sus manos me bajaron
los calzones, mi polla erguida salto como un animal listo para el ataque.
Sin decir nada mi madre se acomodo en la orilla de la cama , sus muslos
se abrieron ante mis ojos y torpemente empece a caminar hacia ella.



- �Ven hijo!- Cre�
escuchar de pronto- �Apaga este fuego que me consume!- - - Cuando
llegue a su lado estaba totalmente enfebresido, sin m�s me hinque
ante ella y la penetre rabiosamente, de un solo embate, hundiendome en
aquel lugar por donde hab�a salido al mundo. Sus muslos se trenzaron
contra mis ri�ones y nuestras caderas iniciaron un violento movimiento.
Lo nuestro no era amor sino un acto animal, yo mord�a y lam�a
sus hombros, su cuello, arqueaba la espalda para hacer lo mismo con sus
pechos, mis manos no la acariciaban la estrujaban como si quisiera arrancarle
la carne, mientras empujaba mi polla con todas mis fuerzas contra sus entra�as
de fuego. Por su parte ella tambi�n me mord�a con rabia,
clavando sus u�as en mi espalda, cre� que me sangro, al tiempo
que me apretaba m�s entre sus piernas para que no me saliera de
su co�o.



-�FOLLAME PEDRO, FOLLAME!-



Su voz estaba distorsionada por
la pasi�n incestuosa que nos envolv�a.



- �Aaaaaagggggg!....�ASI,
QUERIDO ASI!...�TE GUSTA FOLLARME QUERIDO?... ��TE
GUSTA FOLLAR A TU MADRE?!-



Sus palabras me sacudieron y empuje
mi polla con m�s fuerza. El sudor perlada nuestro cuerpos, su aroma
de hembra me trastornaba, si tal cosa era posible a�n.



-�DAME TU LECHE PEDRO!...
�HECHA TU LECHE EN EL CO�O DE TU PUTA MADRE!-.



-�Aaaaaaggggg!.... �ME
CORRO MAMA!... �ME COOOORRROOOO!-



Mi semen sali� disparado
con toda la fuerza de mi locura. En ese momento mire a mi lado y vi a mi
hermana de pie a un lado de la cama, pero no estaba sola, a su alrededor,
en la oscuridad pude ver millares de ojos rojos que nos miraban, de hecho
yo no pod�a ver su cara solo sus ojos tan brillantes como los de
"ellas". Despu�s me envolvi� la oscuridad. El sacerdote
se santiguo al escuchar lo que el hombre le hab�a dicho.



-�MALDITO SEAS!... �REALMENTE
COMETISTE SEMEJANTE MONSTRUOSIDAD?-



-Lo hice padre- el hombre volvi�
a llorar- Pero a�n hay m�s-



-Cuentamelo todo... necesito saberlo
todo-



- No se cuanto tiempo paso, al abrir
los ojos me encontraba de nuevo en mi cuarto, desnudo y tirado en la cama,
me levante con mucho trabajo, mi mente era una cosa informe y confusa.
Me vest� y baje al comedor, aunque realmente no ten�a apetito,
hay encontr� a mi madre lavando los platos. -Te levantaste tarde
Pedro- Me dijo si volver la cara- Rosario ya llevo a tu hermana al colegio-
Sin contestarle me le acerque y la tome por detr�s, mis manos se
apoderaron de sus grandes pechos, mientras la besaba en la nuca. - - Ella
se volvi� y cruzo mi rostro con una fuerte bofetada, su rostro denotaba
una gran sorpresa y enojo.



-�QUE FALTA DE RESPETO ES
ESTA MAJADERO?-



Sin inmutarme sal� de la
casa y me puse a trabajar, era como estar dormido con los ojos abierto,
no sent�a cansancio ni dolor, a�n el hambre me hab�a
abandonado. No fue sino hasta que el sol se meti� que regrese a
la casa, nadie sali� a recibirme as� que me fui directamente
a mi cuarto. Rato despu�s estaba en la cama, desnudo y sudoroso,
sin poder dormir. Cuando los ruidos de las ratas se dejaron escuchar, me
levante y sacando el machete volv� a golpear las paredes a�n
cuando sab�a que era in�til, as� se repiti�
todo lo de la noche anterior, los ruidos se volvieron insoportables, yo
golpeando las paredes y los toquidos en la puerta que silenciaron todo.



Cuando la puerta se abri�,
a�n con mi demencia sent� que la sangre se volv�a
hielo en mis venas, en el umbral estaba un ni�o de 10 a�os,
de cabello casta�o y complexi�n delgada, �era yo padre!...
�Era yo!. El ni�o me hizo se�as de que lo acompa�ara,
como un t�tere comenc� a seguirlo, cre� que me llevaba
de nuevo con mi madre, pero no fue as�. En lugar de eso me llevo
al cuarto de Rosario. Abri� la puerta y me hizo entrar. En la cama
pod�a verse la figura de una mujer recostada sobre su costado, dandome
la espalda, con pasos lentos me fui acercando, y, como a�os atr�s,
levante las sabanas para meterme en esa cama. Me quede quieto y observe
a mi alrededor, los ojillos no se ve�an a�n. Al rato me di
la vuelta y me abrase al cuerpo que estaba junto a mi. Con mano temblorosa
retire la tela del fondo para tocar la piel desnuda, sent� como
mi acompa�ante se estremec�a conforme mis dedos acariciaban
las nalgas carnosas, y se hund�an en el surco que las separaba.



Cuando mis dedos penetraron en su
culo Rosario despert� y se volvi� sorprendida, sus ojos eran
tan puros como cuando la vi el primer d�a.



-PEDRO... �QUE HACES?...
DETENTE... DETENTE....-



-VENGO A DARTE LO QUE TE PROMETI-



Sus manos trataban de apartar las
m�as de su cuerpo



- NO SE DE QUE HABLAS... POR FAVOR
VETE... VETE...- - - Pero yo no le hac�a caso y segu� manoseando
sus senos, un poco m�s chicos que los de mam�, mientras la
besaba en los labios. Ella se opon�a pero yo estaba como fiera en
celo, mis manos desgarraron su fondo blanco descubriendo totalmente su
bello cuerpo. No se porque pero en esta ocasi�n el aroma de su sexo
me atrajo como a un perro y colocando la cabeza entre sus muslos clave
mi lengua en su co�o. Sus protestas cesaron al instante mientras
su cuerpo se estremec�a como si hubiera recibido una descarga el�ctrica.



-�TE AMO ROSARIO QUIERO HACERTE
MIA!- mi boca segu�a pegada a su co�o lamiendo y mordiendo,
creo que la lastime mucho.



-�NO....NO... POR DIOS!....Aaaaaggggg!....
�Nooooo...MALDITO ALEJA TUS MANOS DE MI!-



Pero en vez de hacerle caso separe
mis labios de su sexo para que mis dedos entraran en ella.



- �NOOOO.... POR FAVOR.....NOOOO!....
�PEDRO RECUERDA QUE SOY ESPOSA DE DIOS!...-mis dedos encontraron
su cl�toris- �SOY TU HERMANA!....�Aaaaaaaaa!..... �NOOOO!....
�LLAMARE A MAMA!-



-Pero si ella ya fue m�a
anoche- le dije aturdido.



-�MIENTES....MIENTES!...-



-TU ME LA ESTRAGASTE- �NOOOOOOOOOO!-



En su desesperaci�n me clavo
las u�as en el rostro con tal fuerza que la sangre broto al instante,
eso me hizo enojar y sin piedad le di dos golpes en la cara que la dejaron
casi inconsciente. -�No....no!.... Ayudame Dios m�o....-



Pero hacia mucho que Dios no estaba
en esa maldita casa. Nadie me impidi� abrirle los muslos al m�ximo
para acomodar mi polla hinchada a la entrada de su co�o y darle
el primer empuj�n. �Ayyyyyyyy!- Grito Rosario al sentir mi
entrada, yo me asuste un poco y retroced�, pero luego volv�
a empujar con todas mis fuerzas y se la met� hasta el fondo.-�Aaaaagggggghhhhh!-
Grito de nuevo al sentir que su cuerpo se abr�a totalmente a su
invasor.



Note que un chorro de liquido caliente
salpicaba las sabanas, era sangre...



�Rosario era virgen!..., mientras
yo empece a moverme de arriba abajo.



Aunque no me crea he de decirle
que ella comenz� a disfrutar tambi�n pues dejo de resistirse,
gruesas lagrimas rodaron por sus mejillas, aunque me di cuenta de eso no
me detuve sino m�s bien intensifique mis embestidas, era delicioso
el placer que sent�a en aquel co�o reci�n abierto
que me apretaba la polla como una boca hambrienta. Me costaba trabajo retroceder
y avanzar de nuevo, sus m�sculos reci�n abierto se resist�an,
pero eso solo me hizo empujar con m�s br�o. De pronto sent�
como cerraba sus piernas en torno a mi, al tiempo que aventaba su vientre
hacia adelante pera dejarme entrar.



As� fue como se me entrego
toda, su fe y su virtud callaron hechas pedazos.



El impulso de nuestros cuerpos se
volvi� fren�tico, gem�amos y respir�bamos profundamente,
a nuestro alrededor solo hab�a oscuridad �donde estaba "ellas?.
Cuando al fin me corr� en aquel co�o virginal solt�
un terrible grito que nadie sabr�a decir si era de placer o de agon�a.�Aaaaaagggggghhhhh!
Las fuerzas me abandonaron mientras mi ardiente leche ba�aba las
entra�as de Rosario, esta por su parte abri� los muslos para
que mi polla entrara a�n m�s dentro de ella al tiempo que,
seg�n creo, tambi�n se corr�a como un pose�da
del demonio.



-�Aaaaaaaggggghhhhhh!....-



Luego solo silencio. Pero contrariamente
a lo que hab�a pasado la noche anterior no me desmaye. As�
permanec� sobre Rosario, lentamente alce la cara y vi algo horrible,
�el ni�o estaba hay... de pie sobre la cabecera de la cama!
. Sus ojos brillaban como lumbre mientras sonre�a, dejando ver unos
dientes peque�os y puntiagudos, asustado me eche hacia atr�s.
Aquel engendro me miro divertido y bajando de la cabecera comenz�
a tocar a mi hermana, sus manecillas estaban provistas de largar u�as
negras que abr�an la piel con solo tocarla, abri� heridas
en los senos, en el vientre y en las piernas. Despu�s coloco su
mano detr�s de Rosario y la hizo sentarse en la cama, la sangre
de sus heridas te��a todo de rojo, �l se coloco detr�s
de ella y comenz� a jugar con su cabello negro, repentinamente paso
su mano por el cuello y cerceno la cabeza de un tajo. Luego se acerco a
mi y ofreciendome la cabeza me dijo con la voz m�s inhumana que
nadie all� iodo en esta mundo



-.�BESALA PERRO!-



Incapaz de soportar m�s sal�
corriendo y gritado hacia mi cuarto.



El nuevo d�a me encontr�
escondido en un rinc�n, temblando y llorando, con el machete empu�ado,
a la espera de aquel nuevo horror. �Qu� me hizo levantarme,
vestirme y salir del cuarto?, eso es algo que no he llegado a comprender.
Al bajar me encontr� conque mi madre y Rosario, �Si Rosario
estaba viva!, estaban en la cocina, ambas lloraban y se abrazaban. Al verme
se quedaron calladas y me miraron con temor y odio, yo solo las vi un momento
antes de salir a trabajar. Mucho despu�s me di cuenta de que uno
de los peones se alejaba de la hacienda y por alguna raz�n corr�
detr�s de �l.



-�Adonde vas amigo?- El me
miro con el miedo dibujado en la cara y me contesto.



-S..su se�ora madre me dijo
que traiga de vuelta a la se�orita Laura del colegio.-



El nombre de mi hermana peque�a
me causo un estremecimiento.



-Devuelvete a tu trabajo.- Le dije-
Yo ir� por ella.-



-Pero patr�n su mam�
me dijo...-



-�CALLATE IMBECIL Y HAS LO
QUE TE DIGO!- Aquel infeliz por poco se va de espaldas.



-S..si...si patr�n lo que
usted diga- sin m�s sali� corriendo hacia la hacienda.



Cuando Laura sali� del colegio
y me vio esperandola se puso p�lida como la cera, pero a pesar de
eso no intento irse con sus compa�eras ni regresar al interior del
edificio. En vez de eso paso a mi lado como si no estuviera y emprendi�
el regreso, yo me di la vuelta y eche a andar detr�s de ella. As�
recorrimos casi todo el camino, de pronto Laura se volvi� y se acerco
a mi para darme una sonora bofetada, sus ojos estaba rojos por el llanto.



-�ERES UN MALDITO HIJO DE
PUTA!.... �ERES UN MALNACIDO!... �ERES... ERES... UN...UN...OH
DIOS PEDRO QUE HAS HECHO!.-



El verla tan triste me conmovi�
y acercandome a ella le tend� los brazos, ella me rechazo al principio
pero era tal su dolor que termino por quedarse entre mis brazos. De nuevo
me pregunto el porque de mis actos y yo le cont� las cosas que me
hab�an ocurrido desde mi regreso, adem�s le dije que hab�a
sido la misma Rosario quien me impulsara a tomarla. El mal me jugo otra
treta en ese momento, pues contrariamente a lo que cualquiera esperar�a



Laura me miro directamente a los
ojos.



-�As� pasaron las
cosas?.� fueron "ellas" las que te provocaron?-



-Te lo juro-



-�Entonces te perdono!- Sus
c�ndidos labios me besaron de nuevo, y en ese momento supe que la
amaba.



El sacerdote se estremeci�
al escuchar semejante cosa. -



��PERO QUE DICES ES
QUE NO CONOCE LIMITES LA LUJURIA DE TU ALMA?!-



Pedro levanto su rostro cubierto
de vendas. -Reconozco que lo m�o era una abominaci�n padre.
Pero no era lujuria. Al menos no con Laura. Como mi madre y Rosario estoy
de acuerdo pues simplemente respond� a un estimulo como un animal.
Pero con Laura hab�a algo m�s un sentimiento lindo que me
aliviaba de mi soledad y mi dolor.



-�CALLA BLASFEMO!. �ESE
SENTIMIENTO SIEMPRE SERA ABOMINABLE A LOS OJOS DE DIOS, NO IMPORTA QUE
LA LOCURA SEA SU ORIGEN!-



-Lo se padre- El cura respiro hondo
y ordeno- Termina de una vez con tu relato-.



De regreso a la hacienda descubr�
una gran camioneta estacionada frente a la casa, el comprender que mi padre
hab�a regresado me hizo temblar de miedo, �Para esa hora
mam� le habr�a contado algo?, �Me mandar�an
de nuevo al manicomio?. Extra�amente Laura tampoco parec�a
muy feliz con su regreso. Pero antes de que pudiera preguntarle el motivo
mi padre sali� de la casa y acercandose a nosotros nos saludo.



-�Como est�n muchachos!-



En su cara no hab�a se�ales
de enojo lo cual me tranquiliz�, pero al verlo abrazas a Laura cre�
notar que sus manos recorr�an su cuerpo con detenimiento, acariciando
no como padre sino como hombre. Pero antes de que pudiera decir algo mi
padre nos condujo apresuradamente al interior de la casa, hay nos encontramos
con dos hombres que yo nunca hab�a visto, mi madre les serv�a
atentamente y Rosario estaba platicando con ellos, ambas luc�an
alegres a pesar de todo. Mi padre nos presento: El hombre mayor era Don
Juli�n De la Garza, tambi�n hacendado, y el otro, de unos
17 a�os, era su hijo Cornelio. Dejeme decirle una cosa padre, yo
tal ves sea un loco pero aquel mozalbete gordo y con mejillas de marrano
era un maldito idiota, se re�a como una hiena por cualquier causa
y sus modales eran los de pat�n.



A�n as� mi padre los
trataba atentamente, yo no ten�a inter�s en esas visitas
y sin decir m�s que "buenas noches" me retire a mi cuarto.



Esa noche los sonidos de las ratas
comenzaron desde que cerr� la puerta, atormentandome burlandose
de mi y de "mi amor" por Laura. Yo me cubr�a los o�dos
con la almohada para no escucharlas, ten�a miedo de golpear las
paredes con mi padre en la casa, pero era in�til. Sent� que
alguien entraba a mi habitaci�n y se sentaba a un lado de mi cama,
me volv� y descubr� que era mi madre, sus ojos estaban tristes
y su voz le temblaba.



-Hijo tengo que hablar contigo-
las ratas segu�an chillando a nuestro alrededor.- Es sobre tu hermana...-



-Mam�, lo que paso anoche
con Rosario...-



-�De que hablas hijo?-



-� No estaban llorando por
eso esta ma�ana?-



-Llor�bamos por lo que pasa
con Laura- Las lagrimas comenzaron a rodar por sus ojos.



-�Qu� pasa con Laura?-
dije levantandome de un salto, no me importaba estar desnudo.



-Ven conmigo.- Me tomo de la mano
y me saco de la habitaci�n, los chillidos nos siguieron a lo largo
del pasillo. Nos detuvimos frente a la habitaci�n de Laura.- Mira.-



Mansamente me arrodille y mire por
la cerradura, dentro estaban mi padre y Laura.



-�TU HARAS LO QUE YO TE MANDE
LAURA!-



-�YO NO LO QUIERO PAPA!-



Mi padre dio un paso al frente y
golpeo a Laura con la mano abierta, mi padre era un hombre fuerte y con
un golpe basto para que Laura rodara por el suelo, despu�s �l
mismo la levanto del cabello y la arrastro hasta la cama.



-�LO QUE NECESITAS ES QUE
TE RECUERDE QUIEN ES TU MACHO!-.



Mientras hablaba se fue despojando
de sus ropas, debo decir que era un hombre de buen cuerpo, fuerte y de
piel tostada por el sol. Laura lo miraba tambi�n, sus ojos llorosos
estaban fijos en el miembro erguido, �l se acerco y sin m�s
pre�mbulos la beso en los labios, para despu�s aventarla
sobre la cama.



-�DESNUDATE!-



Mi hermana se incorporo sollozando
y se despojo de sus ropas, as� vi sus senos respingados y duros,
coronados por pezones sonrosados, su vientre plano y adornado por una suave
pelusa, casi rubia, entra las bien torneadas piernas, sus soberbias nalgas
robustas y firmes; sus piernas eran largas y bien torneadas. Mi padre se
acerco y cubri� aquel cuerpo virgen de besos y caricias de hombre.
Ambos se subieron a la cama y tras un breve cachondeo pap� la hizo
tenderse boca arriba con los muslos totalmente abiertos, mostrando su co�o
rosado, mi padre hundi� su cabeza entre aquellos muslos blancos
y procedi� a lamer, besar y titilar el apetitoso bocado que ten�a
a su alcance. Laura se retorc�a como pose�da, sus manos estaban
crispadas sobre la cabeza de pap� sujetandola contra su intimidad.



-�Aaaaagggghh.... que rico...
pap� ...pap� ... sigue... sigue...!.-



Ella apretaba los labios, como temerosa
de que su amante la escuchara.-�PONTE EN FACHA!-



Ordeno mi padre suspendiendo su
labor. Obediente Laura se coloco en cuatro manos, pap� le acomodo
dos almohadas debajo de su cuerpo, quedando a merced de pap� quien
le separo las nalgas con sus manos callosas y dirigi� su polla tiesa
hac�a el estremecido ojete de mi hermana.



-Por favor pap�.... hazme
lo que quieras pero no me pegues.- dijo Laura t�midamente.



Mi padre sonr�o cruelmente
y acto seguido lanzo un escupitajo sobre el ojete y otro sobre roja cabeza
de su polla. De pronto lanzo una fuerte estocada y su falo se desliz�
dentro de aquella bolsa de carne, como cuchillo en mantequilla, sin que
nada pudiera impedir su avance.



-�NOOOOOO.... ESO NOOOOO!-
Pero �l cruel � implacable, comenz� a moverse retrocediendo
para luego lanzar fuertes estocadas contra las rosadas nalgas.-



�POR FAVOR... SACAMELO....
ME LO METISTE TODOOOO..... PAPA....Aaaaaahhhhh!-



Ella trataba de huir pero el la
ten�a bien sujeta por las caderas.



- �aguanta.... aguanta...!-
- - Dec�a �l mientras contemplaba como su polla sal�a
y entraba del ano de su v�ctima. Poco a poco los esfuerzos de Laura
por escapar se fueron debilitando, paulatinamente comenz� a mover
las caderas al comp�s de las embestidas del macho. Mi padre se inclino
sobre la espalda de mi hermana para besarle el cuello y la espalda, mientras
met�a las manos por debajo del vientre para acariciar magistralmente
el co�o que para ese momento estaba empapado en jugos de mujer.



- �Ahora entiendes por que
t� padre no deja que nadie se acerque a Laura?-



- Dijo mi madre detr�s de
mi, sus manos me acariciaban la polla, erecta a pesar del enojo que me
corr�a por el cuerpo.



- -Pero entonces- replique- �Qui�n
es el idiota ese de Cornelio!.



-T� padre tiene muchas deudas.-
me contest�- Por eso va a casar a Laura con ese idiota, as�
piensa hacerse due�o de las tierras de su padre.-



La ira aumento al imaginar a mi
padre fraguando semejante infamia, y, por si fuera poco �l tambi�n
estaba enamorado de Laura... pero Laura era m�a... �m�a!.-
Dentro del cuarto los amantes segu�an removiendose, jadeando y gimiendo,
sus movimientos se hicieron cada vez m�s fuertes, la mano de mi
padre tambi�n intensifico sus movimientos, hasta que Laura solt�
un gran gemido mientras un chorro de liquido corr�a por sus muslos,
los m�sculos de mi padre se pusieron tensos y me imagino que descargo
una verdadera lavativa de leche inundando el ojete de mi amada.



Mi sangre herv�a de coraje,
mi vista estaba nublada y estuve a punto de entrar para matar a mi padre
ah� mismo, pero mam� me ten�a dominado y sujetandome
de la polla me llevo hasta el cuarto de Rosario. Al entrar la vi esperandonos
desnuda y tendida en la cama mi madre se despojo de su bata y los dos nos
metimos en la cama, lo dem�s no lo recuerdo. Al d�a siguiente
despert� en mi cuarto, sin meditarlo me sal� a ver el cuarto
de Laura, al entrar vi la cama deshecha y ol� el aroma del sexo.
Fuera de mis cabales busque a mi padre y lo encontr� en su oficina
revisando unos papales. -



Quiero hablar con usted pap�-



sin levantar la mirada me respondi�



- Diga que quiere.-



-Quiero que me conceda la mano de
Laura para casarme con ella.- Mi padre solt� los papeles y me miro
rojo de furia.



- �TE HAS VUELTO LOCO DESGRACIADO?.
�QU� ESTUPIDECES ESTAS DICIENDO?-



-�NO VOY A DEJAR QUE LA CASE
CON EL IDIOTA ESE SOLO POR GANARSE UNOS DINEROS PADRE!-



Esta vez me respondi� con
un pu�etazo que me mando derecho al piso.



Seguramente me habr�a golpeado
m�s de no ser porque Don Juli�n apareci� en la entrada
de su despacho.



-�Pasa algo malo Don Juan
Antonio?-



Hip�critamente mi padre me
ayudo a levantarme y le aseguro a su "amigo" que yo hab�a
sufrido un mareo. Discretamente me saco de su despacho y cerro la puerta,
yo me quede afuera humillado y llorando, de pronto alcance a escuchar que
saldr�an a pasear por la hacienda.Sin pensarlo sub� a mi
habitaci�n y tome el filoso machete al bajar me encontr�
con que se hab�an ido ya, y sal� en su b�squeda. No
tarde en encontrarl



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Relato: La confesi�n de un loco
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