Aunque no me lo creyera, ah� estaba yo, en la cola haci�ndole
el turno a mi mujer para el concierto, rodeado de ni�as que no paraban de
gritar, de madres enloquecidas y abuelas enfervorecidas. Mi esposa estaba igual
de atacada que ellas por ver a este cantante de Operaci�n Triunfo y hab�a que
resignarse.
La espera se hizo interminable y si no fuera porque era
verano y las ni�as iban demasiado frescas hubiera sido insoportable. Aquello
parec�a un pase de modelos, era como si todas quisieran seducir al cantante con
sus mejores galas: faldas extremadamente cortas, pantalones ajustados, camisas
entalladas, con grandes escotes... Vi varias que me gustaron, pero al final
acab� fij�ndome en una que ten�a bastante cerca: pelo oscuro, guapa de cara,
hombros anchos, algo corpulenta aunque con buen tipo, un top negro de tirantes
bajo el que estaba a presi�n su sost�n blanco que se ve�a por detr�s y de tiras
transparentes, su delantera estaba rebosante, la tripa al descubierto con un
piercing en el ombligo pese a que no estaba su vientre liso, unos pantalones de
tela ajustad�simos a sus muslos, marcando su gran culo tanto que hasta se le
notaba la raja de su co�o.
De vez en cuando mirando a esa chavala me excitaba m�s de la
cuenta. Cuando faltaba cerca de hora y media para que abriesen las puertas, mi
mujer se uni� a m�, aunque con la multitud de gente, los empujones, apretones,
etc., la perd� de vista. No sab�a c�mo, pero se encontraba entre las primeras,
coreando el nombre del artista como una colegiala m�s. Decid� pegarme m�s a
aquella chica y ponerme detr�s suyo cuando nos situ�semos delante del escenario.
Me cost� lo m�o, pero ah� estaba, con alguna peque�a
separaci�n al principio, detr�s de aquella chica. No ve�a a mi esposa. No sab�a
como empezar una conversaci�n con ella y opt� por improvisar. Le toqu� el hombro
y cuando se dio la vuelta le dije esto (gritando por el ruido que hab�a):
- Oye, perdona. �Siempre esto se pone as�?
- Claro.
- Es que mi hija, que tiene 7 a�os, se ha emperrado con venir
a un concierto y quiere estar lo m�s cerca posible del escenario, pero a m� me
da mucho miedo y quer�a ver el ambiente antes de traerla. Y me he asustado
porque hay demasiados empujones.
- Esto siempre es as� porque todas quieren ponerse en primera
fila. Es demasiado peligroso para una ni�a peque�a.
- Es que como estoy divorciado y apenas la veo, quer�a darle
una alegr�a... En fin, t� me aconsejas que no la traiga, no?
- Ll�vala, pero sentaros en la grada, all� no hay peligro.
- T� vienes sola?
- S�, bueno, nos reunimos varias amigas pero luego aqu� cada
una coge el sitio que puede.
- �C�mo te llamas?
- Judith.
- Encantado, Judith, yo soy Javier.
- Hola, Javier.
- Aqu� hay de todas las edades, no? �Cu�ntos a�os tienes t�?
- 15.
- Y yo casi a los 30 haciendo el rid�culo aqu�... Uy,
perdona, te estoy dando la lata y no te dejo disfrutar del concierto.
- No pasa nada, eres muy simp�tico.
Un buen rato despu�s el concierto, para locura colectiva,
empez� y los empujones m�s que nunca se hicieron notar, haciendo que me pegase a
Judith al m�ximo. La ped� disculpas por el empuj�n y por estar tan encima de
ella. Me dijo que no era culpa m�a, que no me preocupara. Mientras, el concierto
segu�a y yo s�lo o�a los gritos de las fans m�s que al cantante. Claro que no
prestaba demasiada atenci�n. Estaba pegado a la espalda de Judith y el calor y
los apretones empezaron a hacerse evidente debajo de mis pantalones (que eran
deportivos y cortos). Not� que Judith se pon�a r�gida y le dije gritando:
- Qu� verg�enza. No s� qu� debes de pensar de m�. No s� qu�
me pasa, perd�name, pero es que hace mucho que no estoy cerca de una mujer y no
puedo controlarme ahora que alguien tan guapa como t� est� delante de m�.
- No importa, dijo sin mirarme, algo colorada y sonriendo con
timidez.
Creo que lo de la mujer le hab�a gustado y, claro, que me
excitara. El caso es que mi erecci�n no bajaba y poco a poco ella se fue
acostumbrando y acomodando. Me decid� a besarla en el cuello. Al principio se
sorprendi� mucho y le dije que la deseaba. Al poco ella ech� la cabeza para
atr�s porque estaba disfrutando. Llev� mis manos a su cintura y la fui
acariciando los muslos por los lados. Ella ya no cantaba ni pegaba saltos como
antes.
Acarici� por encima de la camiseta sus senos y estaban muy
duros. Acarici� su culo y por fin su entrepierna. Ella no opon�a resistencia.
Entonces deslic� mi mano dentro de su pantal�n y de sus bragas. Notaba su vello
enmara�ado y segu� bajando. Estaba empapada y hall� su carne al rojo vivo. Met�
un dedo y entr� como la seda entre sus flujos. Met� dos y los remov� dentro con
movimientos circulares. Luego los saqu� y me los llev� a la boca, todo esto
cerca de su oreja. Judith estaba con los ojos cerrados y con la respiraci�n muy
agitada. Si para m� estaba siendo excitante, para ella lo estaba siendo a�n m�s,
sobre todo cuando di con su cl�toris y se lo frot� hasta que explot� en un
brutal orgasmo en el que grit�.
Ahora yo estaba mucho m�s caliente. La gente de nuestro
alrededor segu�a a lo suyo y no se estaban fijando en nosotros. Me baj� los
pantalones y le acerqu� mi polla a su espalda. Peg� un respingo al notar mi
hierro candente en su piel, pero no se opuso a que le bajara el pantal�n y las
bragas. Mi intenci�n era foll�rmela ah� mismo, pero la posici�n era demasiado
inc�moda para eso, as� que dej� de buscar su vagina y coloqu� mi verga mirando
hacia el techo entre la raja de sus nalgas y empec� a frotarme con movimientos
de arriba abajo. Era como una paja en las tetas, pero en su trasero. No tard� en
correrme. Saqu� un cl�nex y le limpi� de semen. Me sub� los pantalones y los
suyos. Luego le dije que se viniera conmigo.
Le agarr� la mano y comenzamos a hacernos paso entre la gente
con mucha dificultad. Para facilitar m�s la tarea dec�a que ella se hab�a
mareado. Al fin nos encontr�bamos solos. Ella me pregunt� que ad�nde �bamos. Vi
un cuarto de ba�o y la hice entrar delante. Estaba bastante asustada. Nos
metimos en uno de los aseos y cerr� la puerta con cerrojo. Ella no abri� la boca
hasta que no empec� a mordisquearla en el cuello apret�ndole las tetas y el
co�o. Me dijo que a�n era virgen y yo la tranquilic� asegur�ndola que no le
doler�a.
Le baj� los tirantes del top y del sujetador y bes� la parte
superior de sus macizas tetas. Luego le desabroch� el tirante y manose� esos
monumentos erguidos, besando y chupando sus pezones puntiagudos. Le dec�a lo
fabulosa que era, qu� tetas tan fenomenales ten�a, la ensalivaba mientras
intentaba meterme cada pecho en la boca. Judith disfrutaba y jadeaba, aunque
segu�a demasiado r�gida y parada. Me agach� y le baj� de un tir�n esos
pantalones ajustados. Vi que su braga blanca estaba empapada y transparentaba
aquella mata de pelos oscura. Estaba bien metida en su raja, pero tambi�n la
baj�. Quer�a contemplar aquello que mis dedos hab�an disfrutado antes.
La sent� en el retrete y me puse de rodillas. Mi nariz se
enterr� en su carne palpitante y mi lengua fue comprobando la blandura de esos
m�sculos enrojecidos. No necesit� ni acercarme al cl�toris para que se corriese
de nuevo. Me levant� y le dije que me bajase los pantalones y el calz�n. Mi
verga estaba de nuevo a tope, destilando jugos como hace poco.
- T�cala.
Lo hizo con precauci�n, mirando con curiosidad, ganas y miedo
por hacerme da�o. Le dije que me retirara la piel y lo hizo lentamente. No se
cre�a lo que estaba viendo. Me dec�a a m� mismo que ten�a a una ni�a de 15 a�os
completamente desnuda ante mi rabo y que la iba a desvirgar y no me lo cre�a.
- Ch�pamela, como si fuera un chupa-chups.
Lentamente y con cara de asco se fue acercando mientras
sacaba la lengua. Con la punta, me roz� el glande. Luego lo dio una lamida
t�mida y sabore� el l�quido transparente que hab�a. Fue tomando confianza aunque
sigui� tortur�ndome con su lentitud. Si no fuera por su cara inocente y
sorprendida, hubiera cre�do que lo hac�a aposta. Le dije que abriera la boca y
tragara mi glande y lo hizo. Mov�a la lengua y la entrechocaba recorri�ndola por
donde pod�a. La agarr� del pelo y fui guiando sus movimientos. Miraba para abajo
y la ve�a con los ojos cerrados mientras se met�a dos dedos en su co�o.
Le dije que parara y la levant�. Me puse un cond�n y la
empuj� contra la puerta y la penetr�, aunque ella sin querer no me facilitaba la
acci�n temerosa de romperse. Por m�s que la frotaba y le retiraba los muslos
para que se abriera m�s de piernas, ella segu�a inm�vil. A�n as�, logr�
espatarrarla y not� que su himen se rasgaba. No se atrev�a a gritar del todo,
pero sus l�grimas la delataban, pero empec� a bombear dentro de ella y su
expresi�n de dolor fue cambiando a medida que se me entregaba. El preservativo
acab� inundado cuando me corr�.
Mientras nos vest�amos, me dijo que hab�a disfrutado mucho y
que no le importaba para nada haberse perdido el concierto. Nos despedimos y me
fui a casa. Mi mujer a�n no hab�a llegado del concierto y tuve tiempo para
ducharme y relajarme. Cuando lleg� le cont� mi experiencia y aunque esa noche no
lo hicimos, a la ma�ana siguiente me despert� y me pidi� que le fuera contando
todos los detalles mientras me cabalgaba.