Hola amigos,
Otra aventura m�s llenita de morbo. Esta se la deb�is a
Brison, pues la hacemos debido a una sugerencia suya.
Tuvo lugar la semana pasada en un tren. Nos dio tanto morbo
leer la propuesta de Brison que inmediatamente empezamos a planear la forma de
hacer un viaje en tren para llevarla a cabo.
Estuvimos mirando y decidimos dirijirnos hacia el Sur en un
tren que pasaba por varios pueblecillos con pocos habitantes de esos perdidos
enmedio de ninguna parte.
Llev�bamos nuestra mochila (casi nunca salimos sin ella :-))
y yo iba con vaqueros, zapatos, un jersey de cuello vuelto y un abrigo. Cogimos
el tren a las 3 y media de la tarde un Jueves porque supusimos que ir�a menos
gente. Y acertamos. Como a la mitad del viaje quedaban solo 3 pasajeros en
nuestro vag�n. Dos amigos y un se�or mayor que iba solo. Los dos chicos se
bajaron como a la media hora y no subi� nadie m�s, as� que nos quedamos solos
con el se�or mayor. El se�or estaba en un extremo de espaldas a nosotros, y
nosotros hacia la mitad. Jorge me dijo que me pusiera de pie en medio del
pasillo y que me desnudara completamente. Como pod�is imaginar acced� encantada
:-).
Primero me quit� el jersey y el sujetador, qued�ndome desnuda
de cintura para arriba. Despu�s me baj� los pantalones y las bragas y me los
quit� del todo. Joge lo iba metiendo en la mochila. Por �ltimo meti� los
zapatos. Estaba en un vag�n de tren completamente desnuda con un hombre al que
no conoc�amos de nada. Empezaba a empaparme. Jorge me hizo pasearme por el vag�n
e ir casi hasta donde estaba el se�or varias veces mientras me tocaba y me
exhib�a. El se�or no se di� la vuelta ni una vez pero yo estaba como una moto.
Entonces el tren aminor� la marcha porque parece que hab�a
obras. No iba parado pero s� bastante m�s despacio. Jorge y yo tuvimos la misma
idea la instante. Era casi 100% seguro y jam�s volver�amos a verlos. Adem�s nos
daba un morbazo a los dos de morirnos. Ya os habr�is imaginado que el plan era
exhibirme totalmente desnuda a los obreros (no s� por qu� pero siempre me ha
dado much�simo morbo que me vieran obreros y camioneros, quiz� porque tienen
fama de estar bastante salidos). As� que me puse de pie al lado de la ventana.
No tardaron mucho en verme y en empezar a gesticular desde besos lanzados al
aire, hasta alguna que otra obscenidad. Yo me estaba empapando viva. Se avisaban
unos a otros de modo que cuando pasaba por delante de ellos ya estaban
preparados para no perderse nada. La verdad es que era el sue�o de una
exhibicionista. All� en el tren completamente protegida, mostr�ndome totalmente
desnuda a obreros que jam�s volver�a a ver. Buufff, �vaya morbazo!.
Jorge me dijo que me pusiera de pie en el asiento para que me
vieran mejor el co�o, las tetas y todo. Y que me masturbase. As� lo hice y no
tarde en correrme mientras los obreros disfrutaban de un inesperado regalo
(seguro que a partir de aquel d�a les costar�a menos ir a trabajar, aunque solo
fuese porque recordar�an ese d�a durante mucho tiempo).
Algunos se acercaron mucho al tren para verme mejor y yo me
abr� bien de piernas y les dej� ver como me met�a los dedos en el co�o y en el
culo. No creo que me olviden en mucho tiempo. Ni yo a ellos porque estaba
teniendo unos orgasmos bestiales.
Cuando el tren volvi� a coger velocidad me sent� agotada y
habi�ndome corrido varias veces. Jorge se hab�a hecho una paja y el suelo estaba
lleno de semen que limpiamos un poco con unas toallitas.
Me puse el abrigo porque dentro de poco llegaba una parada y
nos preparamos por si llev�bamos a cabo la segunda parte del plan de Brison.
Y hubo suerte, porque vimos que el se�or mayor se levantaba
para salir. En cuanto se baj�, le di el abrigo a Jorge y se baj� del tren para
meterse en el vag�n de al lado. De modo que me qued� completamente desnuda y
sola. Ya me estaba mojando otra vez y eso que acababa de correrme.
Parec�a que las puertas no iban a cerrarse nunca. Entonces vi
que Jorge se pon�a blanco y me hac�a se�as. Me di la vuelta y vi que por la
puerta entraban dos viejecitos lugare�os. De esos con boina y garrota. Las
puertas se cerraron y el tren se puso en marcha. Mir� a Jorge. Tambi�n estaba un
poco asustado pero ten�a la cara esa de morbazo que conozco tan bien.
Yo no sab�a como reaccionar�an si me veian y tampoco sab�a
que hacer. Pens� en encerrarme en el servicio que estaba m�s cerca de mi que de
ellos pero si me levantaba para ir, me ver�an casi seguro.
Claro que pod�a echar a correr y entre que dudaban si lo que
hab�an visto era una t�a desnuda o no, ya estar�a dentro y luego me encerrar�a
hasta que viniese Jorge. Estaba dudando que hacer y mirando a Jorge entre muerta
de morbo y muerta de miedo cuando o� un grito: "Cago en Dios, Paco. Ven a ver
esto". Uno de ellos se hab�a levantado para ir al servicio y me hab�a visto.
Pronto estuvieron los dos delante de m�, y yo completamente desnuda. Eran dos
viejecitos como digo con pinta de las t�picas buenas personas de pueblo. Creo
que me entend�is. Pero claro, nunca se sabe. "Cago en la Virgen, hija, �qu�
haces as�". Me apresur� a contarles que estaba haciendo una apuesta,
se�al�ndoles a Jorge que estaba con la cara pegada al cristal y sin perderse
nada, dici�ndoles que era mi marido por si las moscas. Me dijeron que no ten�a
de que preocuparme aunque no me quitaban ojo de encima.
Entonces me dijeron que quer�an pedirme un favor. Y me
dijeron que si no me importaba quedarme as� sin taparme un rato, que hac�a mucho
que no ve�an una mujer tan bonita desnuda. Yo les expliqu� que no ten�a
inconveniente y que de todas formas aunque quisiera no pod�a taparme porque toda
mi ropa la ten�a Jorge. Pasamos los siguientes cinco minutos charlando mientras
me lo miraban todo y yo no hac�a ning�n intento de taparme. Les dej� que se
pusieran las botas. No hac�an m�s que decirme que ten�a unas tetas incre�bles.
Tambi�n me dijeron que les gustaba que tuviera el co�o sin afeitar. Yo estaba en
mi salsa, totalmente desnuda delante de dos extra�os y, aparentemente, con la
situaci�n controlada. Despu�s de otros diez minutos o as� en los que les me
invent� una historia para la supuesta apuesta que estaba haciendo. Me dijeron
que estabamos a punto de llegar a la siguiente estaci�n y que ellos vigilar�an
para ver si no me ve�a nadie. Me dijeron de todas maneras que en esa estaci�n no
sol�a haber casi movimiento de pasajeros.
De todos modos le dijimos a Jorge por se�as que estuviera
preparado para cambiarse de vag�n a toda prisa. Cuando est�bamos llegando, Jorge
se fue hacia la puerta y los dos viejecitos y yo nos pusimos tambi�n cerca de la
nuestra. Yo sentada y ellos de pie. No s� que me pas� por la cabeza entonces, o
si fue el exceso de morbo acumulado, o la gratitud que sent�a por aquellos dos
viejecitos tan buenas personas. El caso es que les dije, "�Les gustar�a tocarme
un poco para luego poder contarlo? No me gustar�a que se quedasen con las ganas,
despu�s de lo bien que se han portado". Se volvieron con los ojos como platos.
Me miraron un rato, se miraron entre ellos y dijeron, "S�,
claro que nos gustar�a, �no le importar� a su marido?" "Ahora no nos ve", les
dije. Y efectivamente desde donde estaba Jorge no nos ve�a. Entonces se
acercaron y me tocaron un poco las tetas. Al principio como con miedo y despues
sob�ndolas bien. Despu�s de un poco se miraron y me miraron el co�o. Yo dije,
"Adelante, lo que quieran, no hay limitaciones". Entonces uno de ellos me puso
la mano entera en el co�o y me lo restreg� un poco. El otro mientras me sujetaba
una de las tetas y miraba a su amigo. El amigo quit� la mano del co�o y me la
puso en el pecho y el otro me sob� un poco el co�o. Me corr�. Era demasiado
notar aquellas dos manos extra�as y callosas en mi co�o y en mis tetas mientras
estaba comletamente desnuda en un vag�n de tren a punto de llegar a una
estaci�n. Nunca me hab�a tocado nadie que no fuera Jorge. Me corr� en las manos
de aquellos dos viejos. Casi me desmayo del morbo. Al final todo dur� un minuto
como mucho, quiz� ni eso. Pero era demasiado morboso, no pude aguantar.
Me dieron las gracias y les sonre� d�ndoselas yo tambi�n
porque me hab�an hecho correrme aunque no lo sab�an.
Llegamos a la estaci�n y no hab�a nadie en el and�n. Jorge
entr� y me di� el abrigo. Nos despedimos de los viejecitos y nos cambiamos de
vag�n. No creo que se me olvide en mi vida esta aventura. Cuando le cont� a
Jorge lo que pas�, me oblig� a hacerle una paja y se corri� como una bestia
mientras me obligaba a contarle con detalle lo que me hicieron los viejos.
Espero que os haya gustado. Yo creo que ha sido mi aventura
m�s morbosa y excitante hasta el momento.
Besos a todos y especialmente a Brison por hab�rnosla
propuesto.
Hasta la pr�xima,
-Marta-