Relato: La profesora Carolina





Relato: La profesora Carolina

Considerando este relato como una
excelente historia que encontr� en la red, y digno de estar en el sal�n de la
fama de
.com. lo envi� para deleite de los cyberlectores


CAIF�N 64


La profesora Carolina






La
historia que les contar� a continuaci�n me ocurri� hace dos a�os al cumplir
los 23, edad en la que hab�a decidido marcharme un tiempo de la casa campirana
de mis padres para irme a la gran ciudad a estudiar un postgrado en la misma
universidad donde a�o y medio antes hab�a terminado mi carrera. No fue dif�cil
dejar de nuevo mi hogar pues no ten�a lazos amorosos que me ataran a mi lugar
de origen. A pesar de tener muchos pretendientes insistentes, no quer�a tener
novio hasta terminar mis estudios.

No tuve problemas para hallar
alojamiento ya que una hermana de mi padre tenia una peque�a casa que usaba
para rentar, como en ese entonces ella no ten�a inquilinos y sab�a de mi
necesidad de encontrar donde ubicarme, me ofreci� rent�rmela con una
mensualidad pr�cticamente simb�lica por ser su sobrina. La casita era peque�a
pero muy acogedora, mi t�a la ten�a amueblada con muy buen gusto, en especial
me encantaba la sala que estaba completamente alfombrada de color crema y con
unos muebles de cuero caf�, comod�simos donde cada noche me tumbaba a ver la
televisi�n.



Aunque mis padres me enviaban
peri�dicamente dinero, yo sent�a la necesidad de trabajar en algo para
distraerme, ya que por las tardes al regresar de la escuela y despu�s de
estudiar y hacer mis deberes, a veces me aburr�a mucho. Un d�a buscando en el
peri�dico, me enter� de una peque�a escuela preparatoria en donde necesitaban
una maestra para impartir clases. No es por nada pero yo hab�a sido una alumna
muy destacada en mis a�os de secundaria y preparatoria y a�n recordaba con
claridad muchos de los temas que mis maestros sol�an ense�arnos.



Pens� que podr�a tomar el empleo y que
ser�a divertido, as� que tome el tel�fono y llam� al n�mero que figuraba en el
aviso. Una se�orita muy educada me contest� y le pregunt� sobre los requisitos
que ten�a que cumplir para obtener el puesto. Ella me coment� que les urg�a
una maestra para impartir la clase de biolog�a en un grupo de primer grado
durante tres horas a la semana en el turno vespertino, me pregunt� que si
estaba interesada en una cita. Para m� era un reto interesante por lo que
acepte. Sab�a que ten�a facilidad de palabra y que a pesar de ser algo t�mida,
era muy social como para convivir con los chicos.



Para no hacer m�s larga la historia,
s�lo quiero decirles que despu�s de una entrevista me contrataron pues
necesitaban con urgencia quien impartiera esa clase. Era un viernes y
comenzar�a el lunes siguiente por la tarde.



El s�bado sal� de compras, necesitaba
comprar unos libros de biolog�a para repasar un poco la materia, adem�s
necesitar�a un poco de ropa para dar clases de manera adecuada; generalmente
sol�a usar jeans, minifaldas y ropa c�moda que seguramente no ser�a bien vista
por mis nuevos patrones, as� que me lanc� a buscar algo m�s formal. Todo el
d�a me la pas� de tienda en tienda viendo conjuntos, faldas, blusas etc.
Finalmente al caer la tarde y despu�s de comprar varias cosas vi en el
escaparate de una zapater�a unas botas negras altas de tac�n de aguja muy
bonitas, que se me hicieron ideales para combinar con alguno de los conjuntos
que hab�a adquirido; as� que opt� por llev�rmelas tambi�n.



La tarde del lunes lleg� y tom� el
autob�s para ir a mi nuevo trabajo, estaba muy feliz y a la vez nerviosa pues
nunca antes hab�a enfrentado a un grupo de j�venes, pero ten�a confianza en
que eso no ser�a mucho problema. Al llegar, la se�orita Felicia que era la
directora de la escuela me recibi� y me comento que tendr�a que tener un poco
de paciencia pues sol�a darse el caso de que los chicos del turno vespertino
eran mas intranquilos y desordenados que los del turno de la ma�ana, en
especial el grupo que me iba a tocar. Le coment� que no hab�a de que
preocuparse, que yo me encargar�a de que todo estuviese bien.



Nos acercamos al sal�n y en efecto se
escuchaba mucho desorden y gritos, no sab�a en la que me estaba metiendo. La
se�orita Felicia entr� conmigo al aula y con el fin de implantar orden grito:



-
J�venes, hagan el favor de regresar a sus asientos y guarden silencio-, los
chicos a pesar de tener fama de indisciplinados no dudaban en obedecer a su
directora a quien le ten�an mucho miedo.



Una vez que todos estaban en sus lugares
Felicia comenz� a hablar:



-
Les presento a la se�orita Carolina, ella impartir� a partir de hoy la clase
de biolog�a y quiero que le tengan mucho respeto, cualquier queja acerca de
ustedes les causar� un problema, espero que se comporten bien con ella-. La
directora me volteo a ver y me dijo: -Miss Carolina, la dejo con su nuevo
grupo, se que se portar�n bien con usted-, con una sonrisa amable le di las
gracias y se retir� dej�ndome sola con los muchachos.



Recordando mis a�os m�s juveniles,
decid� aplicar m�todos que alguna vez mis maestros utilizaron conmigo y mis
compa�eros en los primeros d�as de clases. Me cost� un poco de trabajo
mantener la disciplina ese d�a, ya que mi car�cter nunca fue agresivo ni
autoritario, yo mas bien era dulce y consentidora. Comenc� present�ndome y
hablando un poco de m�, despu�s les ped� que me fueran diciendo su nombre, su
edad y las cosas que les gustaba hacer para irme familiarizando con ellos.
Descubr� que la mayor�a ten�an edades de entre 15 y 17 a�os y que aunque la
escuela era mixta todos eran varones.



Los d�as pasaron y extra�amente mi
relaci�n con los alumnos result� aparentemente buena, no tuve tantos problemas
como yo pensaba, lo raro es que a otros maestros les hac�an la vida imposible
y hasta se escapaban de sus clases. En cambio conmigo era dif�cil que alguno
no asistiera, por lo mismo, llegu� a imaginar que era muy buena dando mi
materia.



Despu�s de dos meses, los chicos y yo
�ramos realmente amigos, la directora y otros maestros no pod�an creer que
todo fuera tan bien entre ellos y yo. Sin embargo, a pesar de la aparente
buena disciplina hab�a un grupo de cinco chicos que presentaban problemas con
sus calificaciones; as� que un d�a habl� en privado con ellos para poner un
remedio al asunto. Me comentaron que ten�an dificultad para entender algunos
temas y que estaban preocupados por un examen que yo aplicar�a unos d�as
despu�s.



Debido a lo anterior, se me ocurri�
darles clases de repaso el fin de semana pensando que las instalaciones de la
escuela estar�an disponibles. Fue cuando Benito, el �nico alumno de 14 a�os
del grupo me dijo:



-
Es muy buena idea lo de repasar la materia, pero se que este fin de semana no
abrir�n la escuela pues van a pintar las aulas y dar mantenimiento, �c�mo le
vamos a hacer?-, a su vez Jorge pregunt�:


-
Maestra, �y si nos diera clases por la ma�anas?-, a lo que yo conteste:


-
No puedo chicos, por las ma�anas voy a la universidad y no puedo faltar-


-
�Ya s�-, exclam� Jaime, -�y si nos reuni�ramos en su casa el s�bado?, al
escuchar esa proposici�n conteste:


-
Pues no se me hab�a ocurrido, m�s no se si sea correcto pues vivo sola-


-
�Ande maestra Caro!, no querr� que reprobemos-, sus palabras me hicieron
sentir comprometida y sin ponerme a analizar mucho la situaci�n les dije:


-
Est� bien, pero a las cuatro de la tarde, pues tengo que ir a la universidad
por la ma�ana-



As� entonces la cita quedo acordada.
Aunque nunca entraban hombres en mi casa no ten�a de qu� preocuparme, pues al
fin y al cabo eran s�lo unos jovencitos que al parecer eran tranquilos.



El s�bado lleg�, asistir�a al
laboratorio de inform�tica de la universidad a capturar un trabajo que deb�a
entregar para una clase. Cuando acud�a a la universidad sol�a vestirme mas
c�modamente que cuando iba a trabajar a la escuela, por lo que ese d�a me puse
una minifalda escocesa roja con cuadros negros que me quedaba muy bien, me
puse tambi�n una blusa negra y al final al escoger que zapatos me pondr�a, se
me ocurri� llevarme las botas negras que tanto usaba con mis conjuntos en el
trabajo.



Sorpresivamente al mirarme al espejo,
descubr� que con la combinaci�n minifalda-botas me ve�a bastante sexy, no es
por nada pero no soy nada fea. Mido 1.65m, seg�n mis amigos tengo rostro de
mu�equita, soy acuerpada, mis senos son grandes y firmes, tengo unas piernas
gruesas y bien torneadas, mi piel es api�onada, mi cabello lacio me llega por
debajo de los hombros y es de color casta�o bastante claro, aunque en aquel
entonces lo tenia te�ido de rubio. Me percate de como las botas hac�an
resaltar mis muslos de una manera que antes no hab�a visto, me sent�a
provocativa y ese no era mi estilo, por lo que pens� en mejor ponerme otra
cosa pero ya era demasiado tarde. De cualquier modo al regresar de la
universidad me pondr�a algo m�s apropiado para recibir a mis alumnos.



Una vez en la universidad, me percat�
que me convert�a en el blanco de las miradas de compa�eros y amigos, me
repet�an una y otra vez lo despampanante que me ve�a con mi nuevo look. Julio,
uno de mis compa�eros m�s atrevidos, me coment� que ten�a un cuerpo de modelo,
pero no lo tom� muy en serio. En verdad me sent� tan asediada esa ma�ana que
casi jur� no volverme a vestir as� para salir. Por causa de las continuas
distracciones de mis compa�eros me atras� en el laboratorio por lo que acabe a
las 3:30PM y no a las 2:00 como hab�a calculado.



Me fui r�pidamente a tomar el bus para
regresar a mi casa, ten�a el tiempo recortado y a�n ten�a que cambiarme. El
cami�n tard� en pasar y termin� llegando a mi casa a las 4:15, mis cinco
alumnos con los que me hab�a citado ya estaban esper�ndome. Sent� verg�enza
ante ellos al llegar ataviada como estaba, ya que sol�an estar acostumbrados a
verme vestida de otra manera.



-
�Maestra Carolina!, �qu� bien se ve!-, dijo Benito.


-
En serio que esta s�per guapa-, coment� Jaime. Los otros tres chicos no
comentaron nada pero se les ve�a embobados con la mirada clavada en m�.



Nerviosamente les dije:



-
Disculpen chicos, se me hizo tarde por un pendiente que ten�a y adem�s no era
mi intenci�n recibirlos con esta indumentaria, planeaba cambiarme al llegar-



R�pidamente saqu� las llaves para abrir
la puerta y los invit� a pasar, una vez dentro les ped� que tomaran asiento en
la sala mientras yo iba a ponerme otra cosa.



-
�No maestra!, qu�dese ya as�, no se ve mal, se ve s�per-, me dijo uno de
ellos.



Entonces me puse a analizar que ya
hab�amos perdido como 20 minutos de repaso y por lo mismo acept� iniciar.



Las lecciones que hab�a que revisar
hablaban sobre los �rganos femeninos y masculinos y la reproducci�n en el ser
humano. Comenc� a tocar el tema y a pedir que me hicieran preguntas. Con el
paso de los minutos algunas de sus cuestiones se tornaron muy p�caras y
atrevidas. Jaime me pregunt� que si yo ya hab�a tenido relaciones alguna vez,
a lo que molesta contest� que no y que no las tendr�a hasta casarme alg�n d�a.
Dentro de m�, reflexion� acerca de eso y pens� en las muchas veces que mis
compa�eros de la universidad me hab�an propuesto de manera indirecta acostarme
con ellos, as� como lo hac�an con varias de mis amigas, la verdad siempre los
rechace debido a mi moral y a la forma tan recta en que fui educada por mis
padres.


Pero eso no hacia que no sintiese de vez
en cuando curiosidad y morbo como cualquier otra mujer, y cuando eso suced�a,
reprim�a dichos deseos tratando de distraerme con otras cosas, como por
ejemplo la lectura y el estudio.



La lecci�n continu� y mientras les le�a
un texto, levant� un poco la mirada descubriendo que mis cinco pupilos no
quitaban la mirada de mis piernas cruzadas, fing� no verlos y segu� en lo m�o.
Luego me di cuenta que con el tema que estaba exponiendo y la forma en que yo
estaba vestida se estaban excitando, ya que poco a poco se fueron formando
unos bultos entre sus piernas que trataron de disimular tap�ndose con sus
cuadernos. Ah� fue cuando capt� que hubiera sido correcto cambiarme de ropa.



Comenc� a sentir verg�enza y mis
mejillas se tornaron coloradas, despu�s ten�a todo el rostro rojo de pena.
Javier, el m�s atrevido de todos me pregunt�:



-
Maestra, �por qu� se pone tan roja?, �qu� le pasa?, �acaso le apena el
contenido de la lecci�n?-, nerviosamente le contest� que no era eso, m�s no me
atrev� a decirle la verdad.



Los chicos al notarme nerviosa
comenzaron a excitarse m�s, estuve a punto de pedirles que mejor se retiraran
cuando Jaime comento:



-
Maestra, no nos atrev�amos, pero quer�amos pedirle un favor-, no atin� m�s que
a preguntar que de que se trataba a lo que Javier contesto:


-
Mire Miss, no nos gustan los libros, preferir�amos conocer mejor las cosas
como son. S�, quisi�ramos ver como son los �rganos femeninos en la realidad y
no por medio de ilustraciones-, a punto estaba de reprenderlos y correrlos a
todos pero sent� que me faltaba la respiraci�n.



Les ped� disculpas y me met� r�pidamente
a la cocina a tomar un poco de agua ya que hab�a quedado bien impresionada con
su actitud y sus comentarios. Decid� calmarme y enfrentar las cosas como una
mujer adulta, simplemente los reprender�a y continuar�a con la lecci�n.
Entreabr� un poco la puerta para regresar a la sala y quede verdaderamente
at�nita e hipnotizada al ver que en mi ausencia se hab�an abierto los cierres
y se estaban tocando sus partes mientras comentaban que seguido se pajeaban en
sus casas imaginando fantas�as conmigo, por fortuna no me vieron y regres� a
la cocina atemorizada.



Pegu� mi o�do a la puerta y escuche la
voz de Benito que susurraba a sus amigos:



-
Ya hay que guardarnos las vergas y subirnos los cierres, no vaya a venir la
Miss y nos vaya a descubrir-, a lo que Rogelio contesto:


-
S�, s�, sino en que problema nos metemos, aunque ya no me aguantaba las ganas
de pajearme un poco, esta buen�sima la Miss Caro-



No daba cr�dito a lo que ve�a y
escuchaba, nunca me pas� por la cabeza que a sus cortas edades pudieran ser
tan calenturientos. No s� que me empez� a ocurrir, ya que mi temperatura se
incremento poco a poco, quiz� al saberme deseada por cinco hombrecitos que
estaban en la sala. Comenc� a excitarme en contra de mi voluntad hasta que no
soport� y como acto reflejo me acomod� en una silla y comenc� a tocarme bajo
la falda y a los dos minutos ya me estaba tambi�n tocando los senos. Me
desconoc�a a mi misma pues nunca antes me hab�a hecho algo as�.



Estaba tan concentrada en lo m�o que no
escuch� entrar a dos de los chicos a la cocina, sorprendi�ndome con las manos
en la masa.



-
Maestra, quer�amos ver si nos regalaba un poco de agua-, dijo el peque�o Jorge
antes de quedarse con la boca abierta al descubrirme al igual que su compa�ero
Javier.



No supe que hacer ni que responder,
r�pidamente saqu� mi mano de mis ropas y fing� demencia.



-
No se preocupe maestra, la vimos, pero creo que es normal, a nosotros tambi�n
nos pasa a veces-



En eso los chicos faltantes se asomaron
a la puerta preguntando que qu� suced�a a lo que Javier respondi�:



-
Es que sin querer encontramos a Miss Caro acarici�ndose-


-
Por favor no vayan a decir nada de lo que vieron ni a sus pap�s ni en la
escuela-, les suplique.


-
No se preocupe Miss, pero tambi�n nosotros quisi�ramos que coopere con
nosotros-, dijo Rogelio. -Desde que usted lleg� por primera vez a la escuela
notamos que estaba bien buena y todos los d�as no paramos de platicar en los
recesos lo que dar�amos por verla desnuda-, Jorge agrego:


-
Le prometemos que no diremos nada si nos ense�a tantito su cuerpo-



Me qued� entonces con la boca abierta,
estaba metida en un buen embrollo, les ped� regresar a la sala para llegar a
otro trato distinto en donde no tuviera que hacer tal cosa.



Ya en la sala los chicos insist�an en
que les mostrara mis partes, nunca hab�a ense�ado nada a nadie, �porque
hacerlo con unos mocosos?, sin embargo sab�a que si no ced�a, pod�a llegar a
meterme en un problema peor. Por mi cabeza pasaron muchos pensamientos sobre
moralidad que finalmente fueron vencidos por el estado de excitaci�n y morbo
que ve�a en mis pupilos.



Sin control de m�, y sin saber lo que
hacia acced�.



-
Esta bien-, les dije; -pero s�lo me ver�n un poco y ya, y no dir�n de esto a
nadie-


Los chicos no cre�an que se hab�an
salido con la suya. No s� que pas� conmigo, no era yo, actuaba de una manera
anormal en m�; quiz� por fin vencida por tantos deseos que antes hab�a
reprimido con los hombres. Sent� un morbo placentero al saber que expondr�a
mis encantos ante los chicos, m�s sin embargo no iba a permitir que me
tocaran.



Me puse de pie y sin decir m�s, me baj�
nerviosamente un poco las pantaletas blancas que en ese momento ya ten�a algo
h�medas, levante un poco la parte frontal de mi minifalda dej�ndoles apreciar
mi hermoso triangulo poblado de cabello casta�o.



-
�Satisfechos?-, pregunt�.


-
Oh, maestra que buenota est�, �nos dejar�a tocarla para conocerla mejor?-



Subi�ndome de nuevo las pantaletas y
tap�ndome con la falda les dije que eso no ser�a posible, que el trato estaba
cumplido. En ese momento reaccion� y me di cuenta de que hab�a hecho algo
indebido sin estar en mis cinco sentidos lo que me empez� a causar
arrepentimiento y grandes remordimientos. Entonces Javier se dirigi� a m�:



-
Maestra, gracias de todos modos por mostrarnos su intimidad, me preguntaba yo
si usted conoce un �rgano masculino-, r�pidamente conteste algo molesta:


-
�No!, �por supuesto que no!, como les dije antes, nunca he estado con un
hombre-


-
�Y le gustar�a conocer como es uno?-, por dentro esa preguntilla me caus� m�s
morbo del que ya ten�a, pero no estaba dispuesta a seguir con ese asunto, por
lo que decid� a contestar que no pero para cuando abr� la boca dos de ellos ya
se hab�an sacado el pene.



Deb�a estar horrorizada, pero no fue
as�, al ver dos penes juntos y por primera ocasi�n en mi vida, qued� como
hechizada.


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Relato: La profesora Carolina
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