Relato: Sesi�n de Fotos





Relato: Sesi�n de Fotos

Hab�a llegado a Madrid, procedente de las Islas Canarias, con
el prop�sito de empezar mi carrera como fot�grafo. Graduado en mi tierra natal
como Reportero Grafico, hu� de all� en la b�squeda del sue�o de cualquier
persona: Estabilidad. Con lo poco me dieron mis viejos y mis t�os de Tenerife,
logre alquilar un peque�o piso cerca del centro de la ciudad. Afortunadamente la
se�ora que me lo alquil� tuvo compasi�n de mi persona y me dio un piso casi
amoblado. Ten�a su refri, cama, TV, etc. Pasados los d�as, decid� ir en b�squeda
de trabajo. Baje a la calle, compre un peri�dico y empec� a leer los
clasificados. No hab�a nada que pareciera importante. Si estuviera en mi patria,
las ofertas me llover�an por montones. Pero como no estoy en mi casa, no tengo
derecho de reclamar algo



Sobreviv�a con unos peque�os trabajos que hacia
espor�dicamente. Los sueldos no eran muy buenos, pero me alcanzaba para vivir.
En esos trabajos, empec� a conocer gente muy ligada a mi patria: venezolanos,
colombianos, peruanos, argentinos, etc. Cada vez que me tocaba trabajar con
ellos, nos �bamos compenetrando m�s y m�s. Me entere que ten�an una casa a las
afueras de Madrid donde resid�an parte de ellos. Pagu� mi ultimo alquiler en mi
piso y me mude con ellos, ya que era un buen grupo de personas y mis gastos iban
a ser un poco menores. Poco a poco el grupo se fue retirando para hacer su vida
hasta que quedamos tres: Enrique, un argentino muy decente, graduado de medico
que decidi� irse de Buenos Aires para hacer su post � grado, pero no le
resultaron las cosas; y Carlos, un venezolano, periodista que salio de Venezuela
casi como un perseguido pol�tico. Logramos un trabajo estable en un restaurante
de comida r�pida. A nadie le gustaba la idea, porque ten�amos nuestros t�tulos
universitarios, pero nos tuvimos que acostumbrar a ella ya que una de las
primeras cosas que aprendimos al llegar a Espa�a fue verle el color al dinero.
Con el tiempo, empezamos a llevar una vida casi normal. Siempre ten�amos dinero
en los bolsillos y algo guardado para las cosas de la casa. Carlos, acostumbrado
mucho a la movida nocturna actual, nos invitaba varias veces para que sali�ramos
de farra. Un d�a decid� acompa�arlo a ver que consegu�a en las discos. Entramos
a una de las discos m�s actuales de la ciudad. T� pod�as respirar el ambiente de
fiesta y jolgorio que tenia. Nos sentamos en la barra y pedimos unas cervezas.
Como vinieron, se fueron yendo. Cuando mis ojos detectaron a una belleza en la
pista de baile.



Era una belleza de ojos claros y larga cabellera rubia.
Grandes pechos y unas piernas que daban que hablar a cualquiera que estuviera en
el recinto. Me llene de valor y decid� interpelarla. Como estaba bailando algo
sola en la pista, la tarea no iba a ser tan dif�cil. Le pregunte muy t�midamente
que si pod�a bailar con ella y ella respondi� moviendo su cabeza. La toma de las
manos y empezamos a movernos como si fu�ramos los �nicos de la pista. Hab�a una
armon�a entre nuestros pasos y lo penetrante que eran sus ojos. Terminado el set
de canciones, me invito a tomar un trago en su mesa. Hab�a venido sola y no
quer�a tomar sin compa��a. Acepte y nos retiramos a una mesa que estaba en una
esquina del local. Yo ordene cerveza pero ella ordeno champa�a, ya que estaba
celebrando. La felicite por su logro y le pregunte su nombre:






Cristina � respondi�, al mismo momento que encend�a un
cigarrillo. � Y tu nombre es? � pregunto con rapidez mientras chupeteaba
el cigarro


Alex � conteste � Un placer


No, el placer es mi� � respondi� ella estrechando mi
mano.






Empezamos a hablar de muchas cosas: Amor, dinero, pol�tica,
cine� lo que saliera a la luz lo convers�bamos. Sus ojos me ten�an en un trance.
Eran demasiado bellos. Al final de la noche ella se retiro sin antes darme una
tarjeta para que la llamara ya que ella estaba buscando un fot�grafo para hacer
una serie de fotos para un pr�ximo calendario. Acepte muy gustoso su oferta y le
dije que en los pr�ximos d�as la llamar�a para finiquitar el asunto. No era mi
trabajo so�ado pero en esta situaci�n era lo mejor que hab�a. Llegue a la casa
casi al amanecer. Ya Carlos estaba levantado y muy ansioso por traerle las
informaciones que hab�a recibido en la disco



Anteriormente no la conoc�a. Me parec�a una muchacha muy
bonita y muy decidida. Carlos fue el que me dio las buenas nuevas: Cristina es
una actriz de televisi�n muy famosa en su Caracas natal. Estaba en Espa�a
promocionando su nueva telenovela en donde interpreta uno de los papeles
principales. Es una ex reina de belleza que era una diosa en su pa�s. Que muy
pocos hombres se le hab�an podido acercar. Era una oportunidad que no pod�a
desaprovechar. Tome lo poco que hab�a ahorrado y lo invert� en equipos de alta
tecnolog�a para fotograf�a. Pasadas las semanas, la llame y acepte gustosamente
encontrarme con ella para finiquitar detalles del trabajo. Carlos me rog� para
que lo llevara como mi asistente. No pude negarme. Le pedimos prestado al vecino
su coche: un BMW 512ti para poder movilizarnos hasta el punto de reuni�n.
Llegamos al sitio con media hora de antelaci�n. Est�bamos muy nerviosos. A las 8
de la noche llego ella, embutida en un precioso traje de noche que le quedaba
cono anillo al dedo. Hecho el protocolo, nos sentamos a discutir de negocios
bajo la noche estrellada de Madrid. Ella me dio su carpeta en donde me mostraba
muchas de las fotos que se hab�a tomado en el pasado. Me comento que a ra�z de
las pocas ventas de sus anteriores calendarios, decidi� buscar nuevas
alternativas para realizar su nuevo calendario. Le dije que no exist�an trabas y
que gustosamente la �bamos a ayudar. Ella pareci� gustarle la idea y cerramos el
trato. Nos dijo que ma�ana en la ma�ana �bamos a reunirnos en su casa para
finiquitar.



Pagamos la cuenta y nos fuimos a dormir. En la ma�ana
temprano, Carlos y mi persona est�bamos listos para reunirnos con ella. La llame
a su casa, para que nos diera la direcci�n exacta del sitio. En menos de una
hora, est�bamos en su puerta, con el coraz�n en el cuello. Cristina tardo poco
en abrirnos. Se ve�a a primera luz que se acababa de despertar. Tenia puesto una
bata de color azul claro y una pantuflas que le hac�an juego, sus cabellos algo
desordenados y con una gran sonrisa. Nos invito a pasar y a que nos sinti�ramos
en casa. Ella preparo caf� y lo complemento con unas galletas. Era como un
manjar ya que sal� tan r�pido de la casa que se me hab�a olvidado desayunar.
Ella se excuso para cambiarse, sin antes decirme en donde estaba el ba�o.
Entrecerr� la puerta de su recamara y yo sal� al ba�o. El pasillo estaba algo
oscuro y me costo encontrar el interruptor. Cuando me dispongo a cerrar la
puerta, denoto que la puerta de su cuarto estaba un poco m�s abierta que en la
posici�n original que la hab�a dejado ella. Gracias a ese peque�o descuido, pude
ver un poco mas lo que era su recamara. Un estante lleno de osos de felpa y un
espejo colocado en una de las esquinas del cuarto me llamaron la atenci�n. En
eso, pude ver parte del hermoso cuerpo de esta preciosa venezolana. Ella se
quito su bata de ba�o para dejar ver una pieza de ropa interior de encaje negra
mientras ella se dispon�a a peinarse frente al espejo. R�pidamente, apague la
luz y encend� mi nueva c�mara digital. Quer�a unas fotos de ella en esa intima
posici�n para llev�rmelas de recuerdo de este trabajo.



Apague el flash para que ella no se diera cuenta de mi
persona y empec� a fotografiarla. Ella termino de peinarse y se decidi� poner
algo m�s c�modo. Se despojo de su ropa interior, lo que a mi me dio una
impresi�n total. Sus pechos, redondos y bellos, un estomago bastante plano, un
gran culo, y unas enormes piernas fueron la vista inmediata que tuve de mi
empleadora. Al mismo tiempo, mi pene, que tenia varias semanas sin acci�n,
resurgi� entre las tinieblas para darme una gran erecci�n. Era una mujer
preciosa y yo tenia la suerte de poderla fotografiar en su intimidad. Despu�s de
eso, saco una nueva muda de ropa interior y volvi� a entrecerrar la puerta para
colgar algo detr�s de la misma. Sus ojos, vieron vagamentemente la puerta del
ba�o. Pensaba que me hab�an descubierto, pero claramente ella no pod�a
distinguir lo que estaba adentro. Sal� del ba�o y me sent� a un lado de Carlos,
me beb� el caf� en un envi�n y espere a que saliera. Carlos se me quedo mirando
como si hubiera visto algo y no se lo quisiera decir. Finalmente, salio
Cristina, en un blue Jean una franela blanca. Apague la c�mara para que ella no
se diera cuenta de mi peque�o pecado y le pregunte que donde quer�a que
tom�ramos los exteriores. Ella quer�a que las tomas de exteriores fueran en la
Isla de Los Roques, perteneciente a Venezuela. Carlos estaba p�lido. Ella no
sabia del trauma que represento para Carlos huir de ah�. A mi parecer, me
pareci� correcto, ya que me hab�an mencionado que esa islas son un para�so
tropical. Acepte la locacion, sin preguntarle a Carlos, quien segu�a p�lido.
Ella sonri� y nos dijo que escogi�ramos el d�a para movilizarnos a Venezuela.
Carlos me toco el hombro y me llamo a un aparte. Me dijo que era imposible que
el regresara a su patria ya que su cabeza ah� tenia un precio. Lo comprend� pero
le explique que el cliente es quien decide en donde prefiere tomarse el set.
Carlos lo entendi� y con un abrazo me deseo suerte en mi aventura. Me disculpe
con Cristina y le comente que Carlos, con un trabajo de �ltima hora, no me iba a
poder acompa�ar. Ella pareci� entenderlo y me dijo que no hab�a problema con eso



Llegamos al acuerdo de que nos ir�amos a Venezuela en la
noche, que a las diez ten�a que estar en Barajas para tomar el �ltimo vuelo para
all�. Asent� con mi cabeza y me desped�. Carlos tambi�n se despidi�, sin antes
pedir disculpas por los inconvenientes. Fuimos para la casa y arregle mi
equipaje. Carlos introdujo unas cajas de preservativos como regalo, ya que me
hab�a comentado que las venezolanas son de muy buena cama. Yo, a cambio, le
entregue las fotos que hab�a tomado en la ma�ana, en la casa de Cristina. El se
impacto y se emociono cuando las vio. Nos dimos un fuerte abrazo y Sal� en un
taxi rumbo a mi nuevo trabajo temporal.


Llegue a Barajas con media hora de retraso, pero Cristina no
hab�a llegado. Aproveche para llamar a Carlos para decirle que hab�a llegado
bien y que me dispon�a a salir. Terminando mi llamada, la despampanante rubia
llego a donde me encontraba yo. Me saludo con un abrazo y me dio el billete para
que pudiera abordar el avi�n.



La locacion que ella hab�a escogido fue la Isla de Los
Roques, una paradis�aca isla al norte de Venezuela, su tierra natal y donde la
cabeza de Carlos ten�a precio. Cada minuto que pas�bamos en el vuelo,
extra�amente vac�o (salvo una pareja de ancianos que regresaban a Venezuela),
era cada minuto que me agradaba m�s y me compenetraba con ella. Es una chica
sencilla, de caracteristicas humildes, que salio a la fama por ser el segundo
lugar en el Miss Venezuela, una de las competencias mas peleadas que hay, por la
cantidad de hermosas mujeres que est�n ah�. Llegamos a Caracas, mas precisamente
a La Guaira, que es el sitio en donde esta el Aeropuerto Internacional. Despu�s
de pasar la aduana, salimos al Lobby del Aeropuerto, en donde la estaban
esperando unos familiares. Cristina diligentemente me los presento y me dijo que
�bamos a pasar la noche en su piso en Caracas, para salir en la tarde del otro
d�a a la Isla de Margarita, en donde har�amos el trasbordo hacia Los Roques.



El piso de Cristina era muy parecido al piso que tiene en
Madrid. Me dedique a tomar unas fotos de la zona en donde vive, que es una �rea
muy monta�osa y tiene una hermosa vista de la capital. Prepare el almuerzo,
despu�s de convencer a Cristina que yo lo har�a, para que ella descansara del
vuelo. Algo sencillo, pero provechoso. A Cristina le encanto lo que prepare y
procedi� a retirarse a su habitaci�n, para cambiarse de vestimenta para salir a
conocer la noche caraque�a. Me entraron las mismas provocaciones de hacer lo que
hab�a hecho en Madrid, pero esta vez no tenia la misma oportunidad que me dio
ella en Madrid.



Salio casi una hora despu�s, con un hermoso traje negro, que
hacia resaltar su hermosa figura y sus grandes pechos. Le dije para hacer una
mini sesi�n de fotos en su casa, la cual acepto. Saque mi c�mara digital y
empec� a fotografiarla en varias posiciones en su casa. En todas trabajaba con
una naturalidad y una belleza que me hacia ver con lo c�modo que trabaja con una
c�mara. Termine el espacio y baje las fotos a mi port�til. Ella mismo escogi�
las que quer�a y me dijo que se las pasara a su ordenador. Acced� con gusto, sin
antes hacer una copia para envi�rselas a Carlos en Madrid.



La noche caraque�a es muy movida, con grandes discotecas y un
ambiente de algarab�a caracter�stico de esta tierra tropical. Cristina me llevo
a su discoteca favorita, que quedaba algo retirada de su casa. Era grande, con
tres ambientes y cada ambiente era una cosa distinta. No tuvimos problema para
entrar y empezamos a mezclarnos con la gente com�n y corriente que estaba ah�.
Baile con ella toda la noche, cada vez m�s juntos y m�s juntos. Despu�s de
largas sesiones de baile, pasamos al otro ambiente de la disco, que ten�a unos
sof�s y unas sillas para descansar. Ella hablo con uno de los encargados del
local y nos permitieron la entrada a la zona VIP. Estaba sola, ya que no era un
d�a com�n para que la crema y nata de la ciudad se reuniera. Empezamos a hablar
bajo la noche estrellada caraque�a. Ella me confeso que no conoc�a a una persona
que se moviera tan bien y yo no conoc�a una persona que fuera tan hermosa como
ella. Me dijo que ten�a un novio aqu� y que estuvieron cerca de casarse, pero
faltando pocos meses para la boda, ella lo consigui� saliendo de un hotel con
otra mujer. Hasta all� llego la relaci�n.



Decid� que era hora de hacer mi movida. Me fui acercando poco
a poco para poder estar m�s cerca de ella. Ella se ve�a hermosa con ese vestido,
le ped� al DJ que tocara algo suave para que pudi�ramos baliar. En la mitad de
la pieza, lo arriesgue todo y decid� darle un beso. Lo peor que pod�a pasar es
que ella me cesanteara del contrato y que me tuviera que quedar aqu� en
Venezuela. Pero fue totalmente lo contrario. Ella respondi� con gran emotividad
a mis besos. Segu� tentando a la suerte y empec� a tocar su hermoso cuerpo. Ella
estaba embelesada por mis besos y por mis caricias. La acaricie por todos lados:
Sus hermosas tetas, su gran culo, sus caderas preciosas y su larga cabellera.
Ella tambi�n me acariciaba mis pectorales, mis brazos y mi culo. Quer�a acci�n y
yo era el protagonista de la misma. Decid� tentar la suerte una vez m�s y met�
mi mano por dentro de su vestido, para llegarle a su chochita. Mi sorpresa fue
may�scula cuando me la encontr� que estaba mojada como una laguna. Eso me puso a
mill�n e hizo que mi pene entrara en el juego, adentro de mis pantalones. Ella
se dio cuenta de eso y decidi� tomar cartas en el asunto. Se agacho, abri� la
cremallera y le dio libertad a mis 20 cm. de hombr�a. Los vio con mucha lujuria
y se los llevo a la boca, para empezarme a dar la mamada del siglo.



La mejor manera de describir como lo mamaba ella es una
aspiradora a toda su capacidad. Yo estaba en la nube nueve, dislumbrado por la
poderosa mamada que me estaba dando Cristina, aparte de sus hermosos senos, que
ya casi estaban al descubierto y ver como su mano iba a consolar a su ahogada
chocha.



No dure mucho antes de correrme en su cara, la cual ella
parec�a gustarle. Largos borbotones de semen sal�an de mi pene a dar directo
contra su cara. Ella chupo todo el desastre que quedo ah� y lo saboreo como
nunca. Hab�a cruzado la barrera que muchos quer�an hacer. Me convert� de una
persona que ella contrato, para ser su amante.



Tomamos r�pidamente un taxi que nos llevara a su casa de
nuevo, para poder seguir la acci�n desde su hogar. Como el trayecto era largo,
le ped� al conductor algo de discreci�n y de tranquilidad ya que mi "novia" se
sent�a mal. El me dijo que si y yo se lo agradec�. Aprovechando de que el
conductor no pod�a voltear para ver que est�bamos haciendo nosotros, gentilmente
le quite la pantaleta mojada a Cristina y proced� a devolverle el favor. Mis
�giles dedos encontraron con facilidad su abultado cl�toris y comenc� a jugar
con el. Era m�s dif�cil controlarle la cara de satisfacci�n que tenia Cristina a
terminar de masturbarla. Faltando pocos minutos para llegar a su casa, sent�
como la vagina de Cristina empez� a irse en espasmos, mientras un gran orgasmo
se le sobreven�a.



Le pague al taxista con creces y subimos r�pidamente al piso
de ella. En el trayecto del elevador, proced� a comerle el co�o, para que
llegara lista para la acci�n. Ella se fascinaba m�s y m�s con el perfume a sexo
que hab�a en el elevador. Lo �nico que doy gracias es que nadie se encontr� con
esta escena en el elevador. Llegamos a su piso y empez� la acci�n de las buenas.



Comenc� a desnudarla muy suavemente, para dar a conocer su
voluptuoso cuerpo. Empec� por la parte superior, desanudando muy gentilmente la
parte superior de su vestido para dejarle ver sus hermosos senos. Juguetee un
rato con ellos, mientras la segu�a besando. Ella estaba a mi completa
disposici�n y yo pod�a hacer con ella lo que yo quisiera. La acost� en su cama,
para seguir desvisti�ndola. Me desvest� yo tambi�n y deje que Cristina reanimara
mi pene para un segundo disparo.



Cuando ya estaba en la dureza perfecta, me coloque en la
posici�n perfecta para penetrarla. Ella puso su mano delante de su vagina para
darme a conocer que no estaba protegida y que deb�a colocarme un cond�n. Afirme
con mi cabeza y fui tras los que me hab�a regalado Carlos. No soy muy fan�tico
de ellos, porque pierdo mucha la sensibilidad; pero para este caso, se pod�an
hacer excepciones a la regla.



Me lo coloque y la penetre. Su vagina estaba h�meda y
caliente, lista para recibir los 20 cm. de mi hombr�a. Emplee suavemente con los
movimientos, mientras la segu�a besando y acariciando sus erectos pezones. Ella
estaba como una moto y quer�a m�s. Cambie de posici�n y sub� la intensidad de
los movimientos. Ella le gusto el cambio de velocidad. Seguimos as� por casi una
hora, con todo el cuerpo sudado. De repente, sent� como su vagina hacia presi�n
contra mi pene, cosa que me hizo que me corriera en el cond�n. Ella me lo
agradeci� con un beso y me quite el cond�n para botarlo. Dormimos la noche
juntos, asquerosos y oliendo a sexo. Ma�ana ser� otro d�a.



Al otro d�a, por casi minutos, perd�amos el vuelo que
ten�amos reservado. El trayecto entre ambas ciudades es corto, pero de Puerto La
Cruz a Los Roques era mas largo. Ven�amos acompa�ados de una pareja francesa que
venia a conocer los Roques por primera vez. Cristina estaba muy entusiasmada. Y
a la vez, se pod�a ver en sus ojos lo bien que hab�a pasado la noche. La pareja
nos dijo un cumplido de lo bien que nos ve�amos. Ella se sonrojo y yo lo �nico
que dije fue las gracias. Cristina se disculpo con os franceses y procedi� a
tomar una peque�a siesta. Puso su cabeza entre mis piernas. Al sentirla a ella,
mi pene resurgi� de lo m�s profundo de m�. Cristina lo sinti� y me susurro al
o�do:






Creo que quiere m�s acci�n. Veremos como termina el d�a
� me dijo, gui��ndome un ojo.






Llegamos bastante entrada la tarde a los Roques. Era una
tarde espectacular, de esas que uno nunca olvida. Me hacia recordar a las que
ve�a en mi pa�s natal. Nos registramos en el hotel y nos pusimos a sacar unas
cuantas fotos antes que se fuera el sol. Cristina estaba espectacular. Se puso
un traje de ba�o azulado de dos piezas y empezamos a trabajar.


R�pidamente la noche se nos vino encima y salimos a comer en
un sitio que nos hab�an aconsejado los lugare�os. Cristina segu�a con el mismo
traje de ba�o que hacia que todos los hombres del sito voltearan su cabeza
cuando ella pasaba a su lado y despu�s me ve�an a m� con una cara de "Que suerte
tienes, amigo". Era un sitio de comida del mar, as� que pedimos unas
especialidades de la casa, acompa�adas de un buen vino blanco.



Terminada la cena, caminamos a las orillas de las hermosas
playas de aguas cristalinas. Nada mas est�bamos nosotros, la luna y las
estrellas. Cristina me robo un beso, y se puso a correr. Yo la segu� detr�s de
ella. La taclee como un jugador de rugby y ca�mos con fuerza en la arena,
ri�ndonos, disfrutando de la travesura que est�bamos haciendo. La empec� a
besar, y ella me respond�a a los besos. Met� mi mano dentro de la parte baja de
su traje de ba�o, para estimular su cl�toris, mientras que con la otra masajeaba
sus tetas. Ella tambi�n masajeaba mi pene para ponerlo erecto



Nos fuimos directamente a la habitaci�n, sin dejar de
besarnos. Le remov� la parte superior al traje de ba�o para que sus hermosos
senos estuvieran libres. Ella procedi� a quitarme el traje de ba�o para darle
libertad a mis 20 cm. de masculinidad. Yo estaba que me iba en el momento pero
ella detecto eso y empez� a hacerle unas caricias gentiles para que me pusiera a
mill�n sin irme. Terminada su faena, se acost� r�pidamente en la cama para que
pudiera tener un mejor �ngulo de la acci�n. Le quite la parte de abajo, me puse
el cond�n y proced� a hacerle el amor de una manera jam�s pensada por ella. Era
la perfecta uni�n entre el amor y el sexo. Hab�amos llegado al balance ideal.
Nosotros sab�amos que no era un sexo casual. Era la expresi�n de amor de dos
personas enamoradas. Le di rienda suelta a su imaginaci�n y deje que cambiara la
posici�n. Se monto encima mi� y deje de que ella llevara la acci�n. Me di cuenta
de que ella era experta en esa situaci�n, ya que supo llevar muy bien las
acciones.



No paso mucho antes que ella se viniera en un estremecedor
orgasmo, y que yo me fuera con todo. Ella me dio un beso de buenas noches y se
fue a la cama. Al amanecer del otro d�a me despert� distinto. No era que hab�a
pasado la noche con Cristina, ni que tampoco mi aventura con ella iba a terminar
esta tarde, ya que casi hab�amos terminado la sesi�n de fotos� me sent�a raro,
extra�o. Pero lo pase por alto y decid� irme manos a la obra. Despu�s de un
largo desayuno, tome mi c�mara y tomamos las ultimas fotos que iban a ir al
calendario. A mediod�a hicimos un break para almorzar. Decid� probar una de las
especialidades de la isla, la cual me habian advertido de sus poderes
afrodis�acos y que influ�a muco en el desempe�o del pene. Los nativos me dijeron
que tom�ndome este asopado, pod�a tener m�s horas con el pene erecto y llegar a
m�s orgasmos. Casi como una Viagra casera. Influido por todo eso, decid�
probarlo. Ten�a muy buen sabor, parecido al asopado de mariscos que com�a alguna
vez en Madrid o en Tenerife. Termine el almuerzo, y segu� con mi sesi�n de
fotos. Entrada la tarde, terminamos la sesi�n y nos dispusimos a ir al hotel
para pagar la salida y salir rumbo a Caracas, donde Cristina se quedar�a a
enmendar las cosas con su novio y yo seguir�a mi largo trayecto a Madrid



Por problemas en la aeronave, tuvimos que pasar la noche en
la isla un d�a m�s. Decidimos celebrar la finalizaci�n del calendario, con una
cena y balies. Hab�a una muy buena disco en la zona, y decidimos visitarla.
Descubr� que Cristina no era muy buena tomadora, ya que pasadas un par de horas,
se ve�a el estado de embriaguez en ella. Sus actitudes lascivas mientras
bail�bamos eran de la boca de todos. Me sent�a bien, ya que estaba bailando con
esta bell�sima rubia, y a la vez mal porque esta no era la manera que yo quer�a
terminar la noche. Despu�s de pasadas la una de la ma�ana, salimos rumbo al
hotel para disfrutar de una buena dormida y salir temprano en la ma�ana. Pero
Cristina ten�a otras ideas. En el instante que yo cerr� la puerta de la
habitaci�n, ella se desnudo para hacerme un show de Strip tease como nunca lo
hab�a visto. Se quito el top y el blue jean para descubirir los pedazos de tela,
mal llamados ropa interior, que cubr�an sus senos y su candente sexo. Puso
m�sica y me obligo a sentarme en una silla mientras ella bailaba para m�. No
paso mucho tiempo sin que una vigorosa erecci�n viniera a mi y menos en ella
darse cuenta. Tomo mi enorme viga y se la llevo a la boca, haciendo ruidos
obscenos mientras me la mamaba. Un poco de fluido pre � seminal salio al rato y
ella lo degusto como si fuera una chupeta. Nada mas ver como era la actitud de
ella con mi pene casi me hizo venirme�



Decidi� parar, para lanzarse en la cama para que la oliera.
Mientras me desvest�a, ella me dec�a que me pusiera un cond�n (lo que siempre
hacia) porque ella calculo que este es el peor d�a del mes de ella. Las cosas
m�s obscenas y perversas pasaron por mi cabeza en ese instante: quer�a sentirla
a ella sin el pedazo de l�tex que recubr�a mi pene. Pero no pod�a darme el lujo
de embarazarla, ya que no ten�a ninguna manera de sustentar un ni�o en estos
momentos. As� que deseche esas ideas de mi mente y proced� a penetrarla muy
suavemente. Ella se impresion� por la dureza de mi miembro en esas acciones. Los
nativos ten�an raz�n, como revigorizarte, estaban en lo correcto. Mi pene no
pod�a estar mas duro! Despu�s de unos veinte minutos, ella se vino en espasmos
mientras que mi lechoso semen sal�a a borbotones para golpear la pared
artificial que se convirti� el cond�n.



Para mi sorpresa, mi miembro no perdi� su dureza, y para
mayor sorpresa, Cristina no estaba satisfecha todav�a. As� que no me dio tiempo
para cambiar de condones cuando Cristina cambio de posici�n para seguir en las
maniobras sexuales. Ahora cre�a lo que me dec�an los nativos. R�pidamente
Cristina se puso en cuatro patas y reintrodujo mi miembro. Yo intentaba quitarme
el cond�n para cambiarlo por otro nuevo, pero Cristina abortaba cualquier
movimiento de libertad del mismo. As� estuvimos por una media hora mas, cuando
por segunda vez se volvi� a ir en espasmos y mi pene volvi� a erupcionar con la
leche, que se mezclo r�pidamente con la primera que ya estaba presente en el
cond�n.



De nuevo mi pene no perdi� su erecci�n y Cristina segu�a como
gata en celo. Le advert� de la presencia de riesgo en tener el cond�n lleno de
leche mientras estamos en el acto. Ella pareci� no importarle. En su ebriedad,
ella hab�a accionado del bot�n de modo sexual al m�ximo. Con una cara picara, me
dijo que me acostara, para quitarme el cond�n y as� lamer el contenido del mismo
mientras se resbalara por mi pene. Yo acced�, pero las acciones tomaron otro
destino. En un momento de descuido, Cristina no levanto el cond�n y sigui� con
las acciones. Ella r�pidamente se sent� sobre m� y le dio rienda suelta a sus
acciones. Esta vez eran m�s fuertes y acompasadas. Pon�a mas firmeza sobre mi
huevo y eso me gustaba. Me deje ir por la libido y me coloque lo mas fuerte que
pudiera mi pene, as� ella lo disfrutaba mas. Ella ya no estaba preocupada por el
riesgo, sino que se dejo llevar por sus hormonas. Yo ya dec�a que pase lo que
pase, no me importaba m�s. Est�bamos borrachos de felicidad, de sexo, de amor�
Ella hacia mas fuerza y yo la acompa�aba mas y mas fuerte. Ella se vio primero y
su vagina hizo estragos con mi pene ya estimulado por las dos primeras
descargas. Estaba flotando en la nube diez. Estaba en la cima del mundo.
Cristina vio que ella hab�a llegado y yo no, y decidi� apurar un poco mas las
cosas. Despu�s de unos diez minutos ya sent�a como mi semen quer�a salir
disparado hacia ella. Ella se meti� sus dedos en su vagina, para recoger un poco
de sus propios l�quidos. Y se los llevo a la boca. Eso me puso a mill�n e hizo
que mi orgasmo estallara. Con mucha m�s fuerza que los primeros. Los dos
primeros borbotones fueron no muy copiosos. Ella vio que hab�a llegado al
orgasmo y agacho su cabeza, con mi pene todav�a ensartado en su vagina para
darme un beso. Mientras nos bes�bamos, el tercer borbot�n de semen salio un poco
mas duro. Est�bamos con los ojos cerrados y bes�ndonos apasionadamente. En el
momento que termino el tercero y el cuarto estaba listo para salir, ocurri� el
desastre.



Yo no lo vi aproximarse. Ella tampoco. Est�bamos tan
borrachos con el sexo que ocurri� que no quer�a. Cristina se encontraba encima
mi�, con mi pene todav�a alojado dentro ella. Llego el desastre. Con la salida
del tercer borbot�n de leche hacia el cond�n, se hab�a llenado totalmente su
capacidad. R�pidamente, me di cuenta del asunto y trate de levantarla, pero ella
me opon�a resistencia, como si quisiera que pasara. En el momento en que el
cuarto borbot�n de leche corr�a por mi pene, buscando la punta del condon, lo
sent�. Quede fri� y paralizado. Sent� como el cond�n, por fuerza del l�quido
presente, empezaba a resquebrajarse; como si a una presa le llegaran unas
grandes marejadas de agua. En el momento en que el cuarto borboton salio
expedido de mi pene con una fuerza un poco mas de lo de costumbre, la pared
artificial que es el cond�n no pudo mas. Termino de resquebrajarse y todo lo que
estaba dentro del cond�n, que era suficiente para embarazarla tres veces; salio
disparado hacia su f�rtil vagina. Cristina sinti� su ambiente vaginal un poco
m�s h�medo de costumbre y instintivamente se sent� m�s fuerte sobre m�,
permitiendo que la punta de mi pene estuviera alineada con la entrada de su
�tero. Un quinto borbot�n, ya sin nada que lo impidiera, salio directamente
hacia su �tero. Cristina decidi� bajarse para descansar. Por primera vez pude
ver la magnitud del hecho. Vi como la �nica arma defensiva de un embarazo 100%
seguro estaba hecha pedazos en la punta, y ve�a como el semen restante resbalaba
por la todav�a intacta pared de mi pene recubierta por el cond�n. Cristina me
dio un hermoso beso y se fue a dormir. Yo no pod�a� No pod�a dormir�Lo �nico que
pensaba era en que punto de su aparato reproductor se encontraba mi f�rtil
leche� mi hijo que en 9 meses ver�a la luz. Estar�a en la entrada de su �tero,
peleando para poder entrar?, Estar�a en su �tero ya, buscando la autopista que
lo llevara a el ovulo f�rtil? , O ya estar�a en contacto con su ovulo, haciendo
el milagro de la fecundaci�n?. La ma�ana llego y no pude cerrar los ojos.
Cristina se levanto muy alegre pero con un poco de dolor de cabeza. Por la m�s
grandiosa suerte, ella no se acordaba nada de la noche anterior, aunque hab�a
rastros de semen seco en su pierna derecha que me pod�an delatar. Nos vestimos,
pagamos la cuenta del hotel y solamente me pod�a imaginar a Cristina con una
panza, producto de la noche loca que paso. Subimos al avi�n y empezamos el rumbo
a Caracas. En el trayecto a la capital, su tel�fono son�: Era su novio que
quer�a encontrase con ella para rectificar por las cosas horribles que hab�a
hecho. A ella se le aguaron los ojos de o�rlo, y lo perdono. Llegamos a Caracas
y era nuestro adi�s. Gentilmente, la bese en el cachete y nos dimos un fuerte
abrazo, sin antes y sin que ella entendiera por que, bese su vientre, como la
manera de despedirme de mi hijo que pronto nacer�a. Tome el avi�n de regreso a
Madrid, donde pude dormir algo. Llegue a Barajas entrada la noche, en donde
Carlos me estaba esperando, para que le contara con lujo de detalles mi estad�a
con esta bella venezolana. Le cont� lo necesario, para as� no incriminarme ante
el. Despu�s de un tiempo, se me pas� la angustia y segu� vivendo mi vida normal.



Cuatro meses despu�s, la vida me hab�a sonre�do. Consegu� un
buen trabajo, como corresponsal grafico en eventos deportivos. Conoc� a una
bella valenciana que pronto se iba a convertir en mi mujer. Carlos pudo regresar
a su patria y seguir su vida all�, y vendimos la casa de nosotros, para poder
mudarme a un piso con ella en las cercan�as de Valencia. Hab�amos trabajado duro
y sin descanso, para poder regalarnos unas buenas vacaciones en Palma de
Mallorca en verano. Hicimos las maletas, tomamos el coche y salimos a la isla
balear para pasar el verano. En el momento que llegue a all�, lo primero que
hicimos fue ir a la playa, para tomar un poco de sol y relajarnos. Pasada la
tarde, Becca (el diminutivo cari�oso que le hab�a puesto a mi novia, Rebeca)
subi� al hotel a cambiarse, lo que me dejo un momento de solas con el mar,
cuando vi su silueta. Era ella. Era Cristina.



Tal como me lo tem�a hace unos meses atr�s, apareci� en las
playas de Palma con un embarazo ya evidente. Calcule unos cuatro o cinco meses.
Pero segu� siendo sexy. Me vio y corri� a saludarme. Yo la salude con un abrazo,
esperando lo peor. Ella me felicito por las fotos del calendario, ya que hab�an
sido un �xito de ventas en Caracas y Madrid. Yo, inocentemente, le pregunte por
el encargo. Ella se sonrojo y me llevo a donde estaba sentada ella. Donde estaba
sentada ella, estaba su novio, pronto a ser marido. Me lo presento y yo ,
cort�smente, le estreche la mano. Volv� a preguntar por el embarazo y ella me
cont� que hab�a sido un error de el. El mismo d�a que yo me fui a Madrid, ellos
hablaron y se reconciliaron. Decidieron mostrar su amor debajo de las sabanas y
a el le hab�a pasado lo mismo que a mi. En el momento menos oportuno, el
preservativo fallo y termino vaci�ndose en ella. Un mes despu�s los ex�menes de
sangre dieron positivo y ella termino por darle la noticia a el, que
inmediatamente despu�s pidi� la mano de ella para llevarla al altar. Me sonre�,
y los felicite. Les dije que me ten�a que retirar porque me esperaba una velada
con mi prometida. Lo mismo dijeron ellos y as� quedamos. Nos dimos un fuerte
abrazo, la felicite personalmente y me retire. No volv� a saber m�s de ella por
el verano



Regresando de las vacaciones, en pleno oto�o, las campanas
doblaron enana de las iglesias mas concurridas de Valencia. El matrimonio entre
Mi persona y Rebeca se hab�a consumad. Los suegros nos regalaron una luna de
miel en Atenas, cosa que me gusto mucho. En lo que llegamos all�, baje un
momento a revisar mi cuenta de correo electr�nico a ver si me hab�an mandado
alguna asignaci�n referente al campo deportivo. Pero no fue as�. Lo que si llego
fue el correo electr�nico de Cristina. Ya hab�a dado a luz y me enviaba las
fotos de la criatura, llamada Jos� Antonio. Era una criatura preciosa, que hab�a
sacado mucho de los rasgos de su madre. Pero los ojos no, eran los ojos m�os,
los ojos de su padre.



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