DIECIOCHO CENT�METROS
Llevo casada cuatro a�os, tengo un hijo que todav�a no ha
llegado al a�o. Mi marido y yo hemos atravesado por una crisis har� un mes y la
cosa se esta medio arreglando, a trompicones, pero se va arreglando. El motivo
es por causas que no merecen la pena contar en este relato, simplemente contar
mi estado civil y mi situaci�n actual. Narrar� que uno de los motivos fue mi
infidelidad, le fui infiel una vez, y esa infidelidad me ha marcado tanto que a
podido ser una de las causas del fin de nuestro matrimonio.
Todo surgi� a ra�z de mi trabajo, soy camarera en un hotel de
cuatro estrellas y suelo tener bastante trato con mis compa�eros de un sexo o de
otro, pero cabe destacar que tenia cierta amistad con Francisco. Yo tengo coche
y el hotel en donde trabajamos se encuentra bastante lejos del circulo urbano,
as� que siempre me le traiga para el centro, sol�amos hablar de cualquier cosa,
de todo, e incluso de nuestros problemas sexuales. Tengo cierto problema que mi
marido no entiende, a �l le encanta llegar en mi boca, pero yo aborrezco esa
experiencia. As� que, en m�s de una ocasi�n se lo comentaba, �l es un trotamundo
de mujeres, lleva divorciado cinco a�os y has estado a ra�z de entonces con
cinco mujeres, vamos, un experto derrochador de semen de primera. Me aconsejaba
pero sus consejos no iban a ning�n lado.
Una noche, de esas en la que sal�amos del hotel m�s temprano
de lo habitual nos metimos en el coche, atravesamos la explanada, el cruce y a
medio camino me sugiri� que fu�ramos a tomar algo. Yo no estaba por la labor, mi
marido me estar�a esperando en casa quiz�s despierto ya que le gusta meterse en
Internet y mi hijo estar�a dormido en la cuna.
-�Pero si son dos ratos! En diez minutos no lo tomamos y
apareces en tu casa.
Al principio me negaba pero al final acced�.
Tengo que decir que Francisco es el tipo de hombre que me
atrae, un cuarent�n bien vestido cuando se quita el pantal�n negro y la camisa
blanca de trabajar, de ojos grandes y de cabello moreno, con ciertas peque�as
arrugas, t�midas ante cualquier ojo inexperto.
Aparcamos el coche y nos acercamos al bar m�s pr�ximo,
pedimos y empezamos a charlar, como de costumbre. En la conversaci�n sali� el
tema sexual, el me contaba que no era por presumir pero que su aparato sexual
media unos dieciocho cent�metros.
-Menos lobos caperucita.
-Es cierto, mide dieciocho cent�metros, y cuando quieras te
lo demuestro.
Aquel comentario me dobl�, sent� un calor en mi cuerpo,
aquella proposici�n me hab�a levantado el libido.
-�Qu�? �Te animas?
Lo dec�a en broma, pero algo de mi me dec�a que no lo estaba
diciendo de forma burlona.
-Vamonos.
Nos tomamos la copa r�pidamente y salimos del bar disparados.
Mientras camin�bamos sent� una mano en mi trasero, mire y
Francisco me estaba regalando su tacto.
-�Qu� haces?
Y me respondi� con una sonrisa.
Nos metimos en el coche y cuando puse la marcha sent� su mano
derecha y pos� su mano izquierda en mi rostro y me bes�. Sus labios me
encandilaban, besaba de una forma diferente que mi marido, con cierta suavidad,
con timidez. Esos besos me provocaron una excitaci�n enorme.
-Vente a mi casa.
Titube� un rato, demasiado dir�a, algo de mi me dec�a que lo
que estaba pasando no estaba bien.
-Francisco.....
Despu�s de pronunciar su nombre y ver su rostro fijamente
volv� a acceder.
Cog� el volante y nos dirigimos a su casa.
Entramos al portal, dentro esperamos al ascensor mientras �l
me agarraba con suavidad la cintura.
Dentro del ascensor me volvi� a besar, debo comentar que mi
estimulo principal son las caricias, sin ellas no respondo por mucha excitaci�n
que halla. El ya sab�a demasiado por nuestras charlas y me acariciaba
delicadamente el cuello mientras me besaba, me estaba derritiendo gota a gota.
Salimos de ascensor, al abrir la puerta de su casa sin perder
mucho tiempo nos fuimos desnudando por el pasillo. Aparecimos desnudos en su
cuarto, nos tiramos en la cama mientras nos bes�bamos como posesos, como si
nunca hubi�ramos besado otros labios. Est�bamos tirados en su cama de 1,35
desnudos y enloquecidos por besarnos, por tocarnos y tambi�n por follarnos.
En ese momento se me olvid� que tenia marido, que tenia un
hijo, se me olvidaba incluso que tenia un trabajo, una casa, una vida, se me
olvid� todo, lo �nico que quer�a es que �l estuviera dentro de mi.
Cansado de besarme me manoseaba las tetas sin ning�n cuidado,
me las estrujaba, me las apretaba, se hac�an suyas, a su antojo, hacia lo que
quer�a con ellas, me besaba los pezones, me los mord�a, y yo no quer�a que
parara.
Despu�s se desliz� besando mi piel hasta llega a mi sexo, me
lo besaba, me lo acariciaba y yo lo �nico que hac�a era abrir m�s mis piernas,
se lo entregaba, me dejaba hacer, mi co�o ya era suyo. Lami� mis labios en busca
de mi cl�toris, eso me excitaba,... su b�squeda. Cuando lo encontr� gem� como
loca, su lengua me estaba dando placer, me lam�a, me chupaba, mi piernas
temblaban, nunca hab�a sentido tanto en una lamida. En menos de dos minutos me
corr� en su boca. Cuando baje del cielo pens� que hab�a tenido un enorme orgasmo
con alguien que no era mi marido.
Quer�a continuar, quer�a seguir disfrutando, disfrutaba como
una enana chica con una mu�eca nueva, estaba encantada de jugar con aquel
mu�eco, estaba siendo en esos momentos alguien de mi exclusividad,.... estaba
siendo m�o.
Ahora le tocaba a el disfrutar de mi, me puse de rodillas y
contemple con detenimiento aquella polla enorme, no se la med� ni mucho menos
pero deb�a tener los dieciocho cent�metros que �l presum�a decir. As� que, ni
corta ni perezosa me lo met� en la boca, era enorme, grande y gorda, no me la
pod�a meter entera y eso me desilusionaba, la polla de mi marido se met�a en mi
boca con facilidad y jugaba con ella a mi antojo, pero aquella polla se me
estaba resistiendo. Aun as� mamaba como pod�a, deb�a de gustarle porque solo
sabia decirme que siguiera chupando, que lo estaba haciendo fenomenal. No me
gusta hablar ni que me hablen cuando follo, es una man�a, pero en esos momentos
no me molestaba, quer�a saber si �l estaba disfrutando de mi boca.
-Ven aqu�, cabrona.
Deje su polla apalancada y me acerque a �l.
-Ahora vas a saber que son dieciocho cent�metros.
Me sent� encima y me la introdujo.
-�Joder! �exclam�, era lo �nico que pod�a decir.
Tenia un trozo de carne de dieciocho cent�metros metido en mi
co�o, bueno, la mitad. Daba gracias a Dios de que todav�a no estaba introducida
del todo, pero yo la quer�a sentir entera, quer�a sentirla hasta la base, hasta
que sus huevos chocaran con mi culo, lo quer�a, y estaba dispuesta a hacerlo.
Poco a poco, con cierto cuidado, me la met� entera, hice que
mi co�o se fuera acostumbrando a esa enorme verga estando parada. Cuando vi que
parec�a que mi vagina se hab�a acostumbrado empec� a moverme, me la met�a y me
la sacaba al comp�s de sus movimientos. Estaba disfrutando, estaba enloquecida,
me estaba corriendo y todo a la vez.
Decidimos cambiar de postura.
-�Cu�l quieres ahora?
Ni corta ni perezosa eleg�.
-La de cuatro patas.
Y en un santiam�n nos encontramos yo a cuatro patas y el con
su pistol�n d�ndome por el co�o. Gritaba, gem�a, e incluso hablaba.
-Dame m�s...... m�s
y el hacia caso omiso, me daba m�s fuerte, me hacia lo que
quer�a a veces, me la sacaba y de un golpe se la volv�a a introducir, hacia lo
que le daba en gana de mi.
-�Puedo correrme dentro?
-Si, hazlo cabr�n.
Soy alguien que dice muchas blasfemias cuando me enfado, pero
nunca cuando estoy excitada, todo lo que estaba pasando me estaba asombrando,
estaba descubriendo una parte de mi, la parte lasciva y guarra de mi persona.
Despu�s de meterla varias veces y con fuerza se la sac� de mi
y me tumb� boca arriba en la cama.
-He cambiado de opini�n.
De un solo golpe se coloc� sobre la altura de mi cabeza con
la polla en mi boca.
-�No! �grit�.
Pero ya era tarde, estaba tirando su chorro de semen sobre mi
boca.
-Tr�gatelo.
Y as� hice, me lo tragu� sin rechistar.
Cuando termin� de vaciarse me pidi� que se la limpiara, y as�
hice, nunca hab�a limpiado la polla de un hombre, ni la de mi marido, me da asco
todo eso, pero con Francisco no sent� nada de asquerosidad, es m�s, parec�a
gustarme toda esa experiencia.
Cuando termine se recost� a mi lado, nos besamos y hablamos
de lo que hab�a pasado.
Ya era tarde, hab�a pasado m�s de una hora all� y me ten�a
que marchar. Fui recogiendo mi ropa y me iba vistiendo, cuando termin� me
acerqu� a �l le dije que ya hablar�amos al d�a siguiente.
Cuando llegu� a casa mi marido me esperaba despierto, no era
tarde, sol�a llegar m�s bien sobre esa hora. Me bes� y me pregunt� que como me
encontraba.
-Feliz.
Y no me pregunt� m�s.
Esa misma noche foll� con �l, me pidi� incluso correrse en mi
boca, pero me negu�, no s�, no me apetec�a en absoluto su corrida.
Al d�a siguiente Francisco quiso volver a acostarse conmigo,
pero me negu�, me cost� al principio, le dije que era mejor para los dos estar
un tiempo separados ya que me hab�an venidos fantasmas. �l sabia mis problemas
matrimoniales pero no me entend�a, no quer�a decirle a las claras que el haberme
acostado con �l me hab�a hecho pensar con claridad que mi marido no seria el
hombre de mi vida, que mi marido es tan solo el padre de mi hijo, y toda la
culpa la tenia �l, porque me hab�a echo mujer,... y todo gracias a una noche.