Relato: GEMELAS Eran unas lindas gemelitas de apenas unos quince a�os, tan parecidas que todo mundo las andaba confundiendo y es que siempre andan vestidas igual, se peinaban igual y hasta hablaban igual.
S�lo una cosa las diferenciaba a una de la otra. Y es que una de ellas ten�a ya su vagina abierta: como una grieta, como una cicatriz que nunca terminaba de cerrarse; producto de un inesperado encuentro que tuvo con su primer noviecito. Esta �nica diferencia entre ambas gemelas era un secreto que solamente ellas lo compart�an y del que nadie m�s deber�a de enterarse.
As�, lo ven�an manteniendo en secreto y ante los dem�s eran tan parecidas, tan delicadas y finas que nadie sabr�a distinguir entre las dos. M�s en reserva y dentro de su habitaci�n las dos gemelitas compart�an noche tras noche su �ntimo secreto.
Una vez que ambas ya se hab�an ba�ado y puesto sus correspondientes camisones, juntas se pon�an a reposar tranquilamente tendidas sobre una de las dos camas de la habitaci�n que compart�an. La de la vagina abierta siempre distra�da como perdida en sus pensamientos, raz�n por la cual, la otra gemelita aprovechaba para ponerse de costado al lado de su hermana y comenzar a tocarla precisamente ah� donde eran diferentes, lo hac�a apoyando su mano por encima del camis�n, en el centro de la zona genital de su hermana, la cual al sentir la mano de su gemela sal�a de sus pensamientos, la miraba con cierto desd�n y no dec�a nada.
Entonces aquella, acostumbrada ya a tocarla, insist�a en hacerlo mientras que la otra sabiendo que no pod�a hacer nada al respecto, comenzaba a estirar de la cintura su camis�n hasta dejar al descubierto su calz�n. Y su gemela inmediatamente pon�a la mano y tocaba por encima restregando sus dedos en donde dejaron de ser exactamente parecidas. Mientras la tocaba, se acomodaba apoy�ndose en el codo del brazo que quedaba del lado de la cama descansando su cabeza sobre su mano, desde ah� miraba alegremente a su hermana mientras apretaba m�s los dedos para dejarle bien ce�ido el calz�n justo en medio.
En tanto, la otra jovencita para no seguir soportando la mirada de su gemelita hac�a la cara a un lado hasta casi apoyar la mejilla en la cama. A lo que la otra ya empezaba a sentirse ignorada, entonces agarraba del calz�n a su hermanita de una manera muy especial, lo hac�a por entre sus piernas y metiendo levemente los dedos por los costados, desde ah� comenzaba a jalar para que la prenda se separara de la piel de la otra, y repet�a la acci�n como si le diera de flechazos cortitos con su calz�n. La otra, la miraba de reojo cada vez que recib�a un nuevo flechazo ah� abajo con su ropa interior y cansada de que se lo hiciera, segu�a subiendo su camis�n hasta dejar expuestos a su hermana sus finos y tiernos senos. Su gemela se pasaba un buen rato mir�ndolos apoyada sobre su otra mano, pero pronto volv�a a tocarla y ahora no s�lo eso, sino que se acercaba a darle de besos en el abdomen a la altura del ombligo.
Sintiendo el toqueteo y los besos de su hermana comenzaba a morderse el labio y llev�ndose el dedo a la boca, siempre con la cabeza de lado, se mord�a la u�a.
Sinti�ndose comprometida con el toqueteo y besuqueo de su hermana, m�s cuando �sta ya andaba en afanes de meterle la mano dentro del calz�n, prefer�a jal�rselo ella misma hacia abajo, dejando expuesto al primer jal�n su vientre por un costado, luego se preparaba para aligerar las nalgas mientras daba otro jal�n y as� ya dejaba al descubierto parte del fino pelillo que cubr�a apenas su pubis, ya el tercer jal�n de su calz�n era definitivo y dejaba expuesto por completo su pubis, a donde su hermana acud�a con la mano para buscar la vagina abierta y tocarla hasta que se hundan sus dedos; y as� la otra terminaba flexionando las rodillas y d�ndose modos para quitarse completamente su calz�n, para as� dejar que su gemela le hiciera a su gusto.
Su gemela tocaba profundo en medio de la vagina abierta, le gustaba sentir el calorcito y la humedad que desprend�a su hermana en la intimidad, mientras la otra le consent�a guardando silencio, mirando a un costado y mordi�ndose el dedo hasta que su hermana decidiera parar.
Pero si su gemela se deten�a en lo que le estaba haciendo con la mano, era solamente para acomodarse entre sus piernas. Para lo cual se las separaba m�s y met�a el cuerpo entre sus piernas, por un momento se deten�a a contemplar desde muy cerca la vagina abierta, asomaba los dedos alrededor para separar los labios genitales y as� le contemplaba en todo su esplendor la vagina abierta. Y su hermana aguardaba con el dedo �ndice en la boca mordisque�ndoselo y siempre mirando de costado, hasta que sent�a la boca de su gemela llegar a su vagina abierta, y cerraba los ojos, soltaba el aire contenido y s�lo sent�a lo que su hermana gemela le estaba haciendo sumergida entre sus piernas.
Sent�a llegar la lengua adolescente de su gemela hasta lo m�s hondo de su vagina, sent�a como se la lam�a, rozando su lengua en lo m�s �ntimo que ten�a, advert�a su respiraci�n por encima de su vagina meti�ndose entre su vello p�bico y sent�a como aplanaba con su boca sus labios vaginales, intentando tonar lo m�s que pod�a de su sexo. Y se lo permit�a en el silencio c�mplice de aquella habitaci�n, con el dedo en la boca y un sentimiento de culpa por tener la vagina abierta, por eso dejaba que su gemela se sumerja en lo profundo de sus entrepiernas para que pudiera gozar de su vagina aun adolescente, pero ya abierta.
Y su gemela se daba el gusto de lam�rselo todo, de meterse tan adentro con la lengua que se atrev�a a llegar entre sus nalgas y tocar su ano y no parar hasta disfrutarla a su merced. Cuando el capricho de aquella ni�a llegaba al exceso de alcanzar lo m�s sensible en el genital de su hermana, era tan intenso para la otra que en medio de su sobrexcitaci�n no pudiendo controlar su sensibilidad se pon�a a mear en la cara de su gemelita, a chorros incontenibles, mientras aquella con su legua la disfrutaba a�n m�s. Y entonces la incontenible jovencita restregaba su nuca en la cama, pataleaba y sujetaba la cabeza de su hermana para hundirla m�s en su vagina abierta y terminaba moj�ndola por completo con sus meos.
Despu�s ambas quedaban conmocionadas y exhaustas tendidas en la cama. Ideando como es que una vez m�s iban a hacer desaparecer las s�banas mojadas, antes que sus padres despertaran por la ma�ana.
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Relato: GEMELAS
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