Una ingrata experiencia
Autor: Jorghe
La historia que les relatar� es pura ficci�n, cualquier
parecido es una grata o quiz�s una ingrata coincidencia.
Cap�tulo 1 � Inicio de una relaci�n
Los protagonistas: Carlos; un joven ingeniero de 32 a�os,
soltero, con un parecido a Chayanne y tremendamente aventajado; tiene un buen
trabajo que le permite darse sus gustos; amante de las aventuras y del placer de
la carne.
Giselle; es una bell�sima estudiante de Sicolog�a de 23 a�os
de edad, proviene de una familia inmensamente adinerada, en dos oportunidades
estuvo a punto de ser secuestrada por lo que aunque no le guste, anda siempre
escoltada por dos mujeres preparadas para estos trabajos.
Ellos se conocieron en una subasta ben�fica cuando ambos
pugnaban por adquirir una pintura de la Escuela Cuzque�a... "quien da
m�s"...!!Carlos levant� la mano y dijo 20,000 d�lares....... "dijo veinte mil
d�lares... alguien da m�s?"....... veintid�s mil quinientos replic�
Giselle...."alguien dijo veinticinco mil d�lares... quien ... " Carlos, ante el
asombro del p�blico dijo, treinta y cinco mil d�lares.... "treinta y cinco mil a
la una... a las dos..." y antes que acabe, se levant� Giselle y mir�ndole a los
ojos a Carlos dijo: treinta y seis mil d�lares!!!
Carlos que era muy orgulloso y no quer�a dejarse vencer ante
una mujer, hasta ese momento desconocida, se levant� y sali�ndose de todo
esquema casi duplic� la oferta de Giselle; doy setenta mil d�lares...!!!
En medio de los aplausos y las murmuraciones del p�blico,
Carlos volte� a mirar a Giselle con un aire triunfador, recibiendo de ella una
leve sonrisa y la declinaci�n a seguir en contienda.
Al final de la subasta Carlos se dispon�a a hacer efectivo el
importe declarado y fue interceptado por una de las guardaespaldas de Giselle,
que le dijo: "La se�orita Giselle le env�a sus felicitaciones por el cuadro
adquirido y lo invita a la siguiente subasta que nuevamente organizar�"; grande
fue su sorpresa -�C�mo dice? �Ella organiz� esta subasta?- S� se�or, as� es; la
se�orita es la Directora de esta Fundaci�n.
Carlos, indignado y sinti�ndose mancillado en su orgullo se
acerc� inmediatamente a Giselle para increparle por su forma de proceder que
consideraba desleal y falto de �tica; siendo apaciguado por la dulce mirada de
Giselle. No obstante �l le dijo su punto de vista, que se sent�a humillado y
usado; a lo que ella respondi� con una invitaci�n a cenar como desagravio.
Carlos, que estaba rendido ante su encantadora sonrisa y otras cosas que
resaltaban a la vista, acept� inmediatamente pero haciendo hincapi� que �l
escoger�a el lugar a donde ir. Ella acept�.
Lleg� el d�a esperado y Carlos luciendo un traje deportivo
pero muy elegante subi� a su Mercedes Benz convertible y se dirigi� a la
residencia de Giselle y en el camino se detuvo en una prestigiosa florer�a para
comprar un deslumbrante ramo de rosas rojas. Fue en ese momento, que sin darse
cuenta era observado por tres muchachos que comentaban algo supuestamente sobre
�l ya que no dejaban de mirarlo. Carlos pag� la cuenta y fue el instante en que
esos tipos se ganaban con la visi�n de su billetera llena de tarjetas de
cr�dito, adem�s de la gruesa cadena de oro y el fino reloj Rolex que llevaba.
Carlos abandon� la florer�a sin sospechar nada de que hab�a
sido ojeado por aquellos tres tipos que despu�s ser�an los protagonistas del
crudo episodio que ya les contar� m�s adelante.
(Continuar�)
Cap�tulo 2 � La Cita
El veh�culo avanzaba raudamente; su conductor iba abstra�do
pensando s�lo en la bella Giselle y ansioso por llegar. Mientras que detr�s de
�l ven�a una camioneta roja con los tres tipos que lo estuvieron observando en
la florer�a; que por sus aspectos a pesar de no parecerlo, evidentemente eran de
mal vivir y algo ten�an tramado.
Ya estando pr�ximo a su destino, fue disminuyendo la
velocidad para ingresar por una puerta met�lica que se abri� autom�ticamente, en
se�al de que era esperado por su nueva amiga. Por supuesto que sus vigilantes
estacionaron en la curva previa a la residencia.
Carlos avanz� por un camino que lo llevaba a la gran mansi�n
que ya se ve�a adelante. Apenas entr� a rotonda apareci� una de las mujeres de
la escolta se�al�ndole donde estacionar y acompa��ndolo al interior de aquel
palacete. Oy� una dulce voz proveniente de la escalera, esa dulce voz que
tambi�n lo cautivo y que era de la bella Giselle
�Ya est�s listo?-
Si, podemos irnos.... est�s muy linda- dijo, acerc�ndose
para saludarla con un beso y entregarle el hermoso ramo de rosas rojas.
�Que bellas est�n, me halagas mucho, gracias Carlos... eres
muy lindo- dijo ella, volviendo a rozar sus mejillas para darle otro beso.
Cuando se dispon�an a salir, ella volte� dirigi�ndose a sus
escoltas:
Por favor no me acompa�en que queremos privacidad-
Pero se�orita, no podemos dejarla salir sola, su padre nos
orden� que...
Disculpa pero en esta oportunidad no ser� necesario; pues
voy acompa�ada, no?- dijo Giselle �Ah... y no nos sigan, ok?-
Subieron al coche de Carlos y partieron sin siquiera pensar
en lo que les ocurrir�a m�s tarde. Luego de atravesar la puerta met�lica, que se
cerr� autom�ticamente; no pasaron ni un par de minutos de amena conversaci�n,
cuando fueron interrumpidos por un supuesto accidente delante de ellos. Bajo la
sombra de la oscuridad y de la calma se divisaba un cuerpo tirado en medio de la
pista que les imped�a el paso por el angosto camino. Entonces Carlos detuvo su
lujoso autom�vil y cogi� su tel�fono celular para avisar a las autoridades del
hecho y baj� de su veh�culo para tener una mejor informaci�n dej�ndola a Giselle
esperando adentro.
Estando lo bastante cerca al cuerpo del accidentado, sinti�
detr�s de �l una presi�n a la altura de la cabeza y una voz fingida que le
dec�a:
No intentes hacer algo insensato y no pasar� nada ... ya
"cojo", lev�ntate que ya tengo al t�o bajo control y el "rata" ya tiene a la
t�a!!
Carlos, asustado por la sorpresa y todo tembloroso les dijo:
- Si lo que quieren es dinero, se los dar� pero no nos hagan da�o... mira aqu�
tengo...- no pudo terminar de hablar por que fue silenciado con un fuerte golpe
en la cabeza que lo dej� sin sentido.
Mientras tanto, el otro tipo que se hab�a encargado de
Giselle, la ten�a amordazada y le estaba tocando sus bellos senos, cuyos
erguidos pezones demostraban una involuntaria reacci�n a esas impertinentes
caricias.
�Oye "cojo" la t�a est� de 100 puntos y responde bien...
mira!
�D�jala tranquila, "rata" de mier%%& que esos no son los
planes!
Ya... ya... no te pongas celoso que la t�a da para diez
polvos!
Eran claras las intenciones de este tipo que le dec�an
"rata". Giselle, temblaba y no pod�a ni moverse por el miedo y lo atada que
estaba. Carlos que segu�a sin conocimiento era trasladado junto con ella, a la
parte posterior de la camioneta roja. Luego uno de ellos se puso al tim�n del
Mercedes Benz de Carlos, mientras que los otros dos sub�an al otro veh�culo y
arrancaban sin un rumbo conocido... al menos para la pareja.... (Continuar�)
Cap�tulo 3 - Final
Contin�o con la historia de Carlos y Giselle, una pareja que
iniciaba una linda relaci�n y que son atacados por tres facinerosos que los
reducen y los secuestran.
Despu�s de casi una hora de viaje; Carlos despert� del fuerte
golpe que le dieron no pod�a hablar, ni moverse; ya que tambi�n estaba atado y
amordazado al lado de Giselle. S�lo se escuchaba a lo lejos el romper de las
olas, lo que indicaba que se encontraban muy cerca al mar. De pronto la
camioneta se detuvo y el tercer miembro de apelativo "perro" afloj� las cuerdas
a ambos para que puedan incorporarse. El trato de este malhechor era al menos
mucho mejor que el de los otros dos, se notaba que ten�a m�s educaci�n y los
ayud� a descender del veh�culo.
Al menos se les permit�a ver, aunque no servir�a para
identificar a sus raptores ya que ocultaban sus rostros con medias de nylon. A
unos metros se divisaba una caba�a r�stica de madera, a donde fueron
arrastrados; sin dejar de aprovechar el "rata", para continuar con el magreo de
los bellos senos de Giselle.
Una vez ingresado a la caba�a, el "perro" le dijo a Carlos: -
Dime con qui�n podemos contactar para negociar su rescate?-
Se�or, yo vivo solo; mis padres murieron en Italia cuando
ten�a 15 a�os y no tengo parientes aqu�... pero yo les puedo dar todos mis
ahorros para que nos dejen libres.
As�? Y que puedes ofrecernos, por que la t�a si tiene mucho
para ofrecernos, no...jajaja � ri� el "rata"
Tengo unos cincuenta mil d�lares aproximadamente que se los
dar� inmediatamente.
Giselle, s�lo se limitaba a o�r la negociaci�n; hasta que el
"cojo" habl�:
Y t� preciosa que ofreces o a qui�n buscamos?
Eees....te..te.. mi padre.... si.. mi padre les dar� lo que
quieran.
Guauuuu.... dijo el "perro"... o sea que eres hijita de
pap�?... muy bien. Primero vamos a hacer algo. T�, "rata" y t� "cojo", se van
con el t�o ma�ana temprano a sacar la plata del banco... y t� t�o, si nos
haces alguna jugada, se muere tu hembrita... Ok?
Est� bien- dijo Carlos � No har� nada, s�lo les pido que no
nos hagan da�o-
Bueno ahora a dormir... dijo el "perro", demostrando ser el
l�der de la banda.
Oye "perro", puedo dormir al lado de la hembrita, para que
no sienta fr�o.. jaja- dijo el "rata" en forma ir�nica ya que estaban por el
contrario en temporada de calor
Escucha bien lo que te voy a decir hijo de p&%&, como que
me dicen "perro". Si t� le haces algo contra su voluntad a cualquiera de los
dos t�os, te vuelo la cabeza y tus sesos se los doy a mis perros.... �ta
claro!!!
Oye... suave... ya te entend�... no te arreches tanto...
jajaja, s�lo la calentar�... ok?
Ok.
Giselle despu�s de haber sido tocada por el "rata" pensaba
que era mejor estar callada si este repet�a las desagradables caricias por temor
a que se diera una pelea entre ellos ya que notaba que los dos delincuentes
miraban con malos ojos al "perro" y tem�a que al final superen al l�der y sean
ellos los que tomaran el control de la situaci�n, ser�a peor.
Carlos se dej� vencer por el sue�o y se qued� dormido; de la
misma forma quedaron dormidos los tres maleantes, por lo que Giselle confiada en
eso y a pesar de estar casi codo a codo con la "rata", cerr� los ojos para
dormir. Pero el momento que estaba viviendo no se lo permit�a.
Transcurridos unos minutos, sinti� una mano posarse en uno de
sus senos y haci�ndose a la dormida, dej� que siguiera su curso. Luego fueron
dos manos las que sent�a encima de sus pechos y que aprovechando su forzada
tolerancia, hac�an m�s atrevidas las caricias por toda su anatom�a. Ella s�lo
atin� a cambiarse de posici�n d�ndole la espalda a su captor, que se sinti�
favorecido al observar como se le presentaba a su alcance esas perfectas curvas
de sus muslos y caderas que no tardo en palpar. Giselle, en medio del temor y
los brotes de excitaci�n que le produc�an esas caricias se fue venciendo y
entregando a las mismas sin decir nada.
El "rata" que sab�a hacer bien estas cosas fue bajando el
cierre del vestido para finalmente liberar ese par de excitados pezones que ya
no ocultaban el grato est�mulo que estaban recibiendo. Giselle, que a�n segu�a
fingiendo dormir se dejaba hacer y para facilitar la labor del "rata" se volvi�
a cambiar de posici�n y se puso de lado, con los senos totalmente descubiertos y
coronados con unos delicados botones morados. Fue en ese momento que ya no
sinti� m�s las manos oprimi�ndola en esas partes; en cambio sinti� la
respiraci�n de aquel macho en celo aproximarse a sus turgentes pezones y luego
como posaba su boca alrededor de ellos, produci�ndole una humedad en su sexo y
que ella sab�a muy bien de que se trataba.
"Rata" s�lo se dedicaba a lamerle y besar delicadamente los
lados de sus senos, sin tocarle los pezones, mientras iba sintiendo deslizar su
vestido, pero ya no eran s�lo dos manos.... �ya eran cuatro manos las que hac�an
esto!
La reacci�n que tuvo al sentirse invadida y sometida por esos
placenteros y fant�sticos tocamientos se hizo evidente; descubri�ndose ante sus
seductores que estaba consciente del placer que estaban d�ndole y levant�ndose
los tres salieron del habit�culo sigilosamente, dirigi�ndose hacia el mar en
medio de la c�lida noche.
Giselle, era en ese instante otra mujer, hab�a aflorado en
ella el fuego del deseo y la necesidad de sentirse ultrajada a voluntad por dos
sementales dispuestos a darle el mayor gozo que jam�s haya tenido en sus 23
a�os.
Estando sus secuestradores ya convencidos de la aceptaci�n y
del sometimiento voluntario de Giselle, decidieron quitarse sus capuchas para
descubrir sus rostros y no dudaron en liberar las ataduras que a�n ten�a la
mujer.
El "rata" regres� a la caba�a para traer una manta, mientras
que el "cojo" se encargaba de reiniciar la calentura de la que ya no era su
v�ctima, sino una deseosa hembra dispuesta a ellos.
Una vez tendida la manta el "rata" se tumb� de espalda
blandiendo su candente y bien dotado miembro, que produjo en Giselle una
expresi�n de asombro ya que nunca vio en vivo uno tan grande como el que ten�a
ante sus ojos.
� Ven princesa primero dame tu sexo que quiero hundir mi
lengua en �l- pronunci� el "rata"
Giselle, ya presa del deseo se volvi� de espaldas hacia la
cabeza de su captor para recibir con su sexo la lengua ofrecida. Mientras eso el
"cojo" comenz� a desnudarse y al momento de quitarse la �nica prenda que
demoraba la aparici�n de su prisionero miembro, Giselle no pudo contenerse ante
el sorprendente y mayor tama�o de pene: - Esssoo noo... me van a matar!!!-
No era para menos, de los dos el menor ten�a 23 cm de largo y
tan grueso como un pepino.
El "cojo" acerc� su enorme miembro a los labios de Giselle,
que no dud� ni un instante en comenzar a lamerle el glande y cogerlo con las dos
manos, absorbiendo las gotas cristalinas que emanaba aquel gigante; mientras se
retorc�a del placer que le estaba dando el "rata" con sus lamida a su dilatado
cl�toris y penetr�ndole su virginal ano con uno de sus dedos.
Giselle ya no soportaba m�s la necesidad de sentirse
penetrada, pero tem�a que le pudieran hacer da�o con semejantes miembros sin
embargo su deseo pudo m�s y ella sola se incorpor� para luego sentarse sobre
aquel monumento, bajando lentamente, poco a poco e ir trag�ndose con su dilatada
y chorreante vagina todo ese cuerpo caliente, que le quemaba las entra�as sin
dejar de lamer y atender el sexo del "cojo".
Ninguno de los dos sementales quer�an acabar sin probar
totalmente aquel manjar, que en sus paup�rrimas vidas jam�s pensaron tener;
adem�s eran conscientes de que quiz�s nunca m�s volver�an a tener una
oportunidad igual.
As� fue que el "cojo", liberando su enorme falo de los labios
de su mamadora hembra, elev� las caderas de Giselle que se encontraba cabalgando
desenfrenadamente al "rata" y se moj� un dedo para luego introducirlo suavemente
dentro del virginal ano, que sin dificultad entraba y sal�a; de pronto meti�
otro dedo m�s, entrando f�cilmente y luego otro m�s que no fue problema, hasta
Giselle fue sintiendo el calor de algo mucho mas grueso que pugnaba por ingresar
y que le causaba un ligero pero soportable dolor; sacando fuerzas del placer que
le estaban dando, ella misma hizo un movimiento para que aquel monstruo rompiera
la poca resistencia que daba.
���Ahhhhhhh...... siiiiiiiiiiii...... mete m�ssssss ...
m�ssss!!!! Gem�a Giselle, ya sin pensar en que sus gemidos podr�an ser o�dos por
Carlos o el "perro". Cosa que ocurri� y de inmediato apareci� ante ellos el
"perro":
Les dije que no la tocaran y se cagaron en lo dicho-
Sin siquiera imaginarse lo que suced�a, puso su arma sobre la
cabeza del "rata" y descerraj� un disparo que atraves� el cr�neo de su secuaz,
produci�ndole una crisis nerviosa a Giselle que la hizo separarse de aquel
inerte cuerpo y desenvainarse de su miembro que a�n permanec�a r�gido,
escuch�ndose otro disparo que dio contra el "cojo", dejando sin vida a este.
Giselle no pudo callar y grit� :
-���Ya basta!!! - yo permit� esto, quer�a que me
cogieran..... !!
Apenas termin� de pronunciar esas palabras, Carlos que estaba
parado en la puerta de la caba�a aprovech� el descuido del asombrado "perro" y
arrebat�ndole el arma r�pidamente termin� de vaciarle las balas del arma sobre
el cuerpo. Todo hab�a acabado.
Carlos ; alumbrado por el reflejo de la luna empez� a revisar
a cada uno de sus captores, para asegurarse si estaban vivos o muertos; primero
al "rata", muerto; luego al "cojo" que tambi�n estaba muerto y finalmente al
"perro" que sorprendentemente a�n segu�a con vida. Carlos, al retirarle la
capucha de la cara dio un salto para atr�s espantado al reconocer al moribundo y
Giselle acerc�ndose dio un grito:
Nooooooooo.... Robert eras t�....... nooooooooo!!!
Robert agonizante s�lo alcanz� a decir: Giselle... Giselle...
perd�name hermanita, s�lo quer�a darte una lecci�n; por que no te gustaba andar
con tu escolta... perd�-na-na-me...
FIN