Antes que nada, quiero advertir a los lectores de este
relato, que todo lo que revelo es real, mejor dicho desafortunadamente real.
Mi nombre es Esteban, vivo en M�xico, soy agente migratorio y
recientemente estuve asignado a la frontera con Guatemala en Chiapas. Es de
decir que en esta frontera hay muchos conflictos con los emigrantes de
Centroam�rica y Sudam�rica, porque entran a M�xico para llegar a las Estados
Unidos y trabajar como ilegales.
Resulta que eran como las 5 de la tarde de un d�a normal,
pero se nos avis� que por la carretera ven�a un autob�s con emigrantes de varios
pa�ses, yo era nuevo en ese lugar y el comandante me dijo que los acompa�ara, me
result� muy extra�o que s�lo fu�ramos 12 agentes, todos muy armados y todos
varones.
Interceptamos al autob�s en la carretera y luego por �rdenes
del comandante lo desviamos a un paraje alejado, ah� las patrullas lo rodearon y
comenzamos a bajar a la gente. El autob�s era peque�o, pero tra�a como a unas 60
personas, ven�an todas encimadas y apretadas, los comenzamos a bajar uno por uno
y detuvimos al chofer, as� como los �bamos bajando les pregunt�bamos su
nacionalidad, si ven�an mal o enfermos, cosas de ese tipo, as� que los separamos
en grupos y los subimos a las patrullas, tuvimos una patrulla con enfermos y en
las otras se fueron los detenidos, debo decirles que casi todos eran hombres y
s�lo contamos a 9 mujeres sanas que por orden del comandante fueron separadas en
otra patrulla. Cuando todo estuvo listo salieron las patrullas con sirena, se
arm� el esc�ndalo, se llam� a la prensa y todo lo que ustedes ya se imaginar�n,
pero en ese paraje nos quedamos 5 agentes y el comandante.
Las 9 mujeres estaban en una patrulla, el comandante dijo que
las necesit�bamos revisar para ver si no tra�an armas. Como est�bamos armados no
dijeron nada, los agentes las formamos en fila india y el comandante las empez�
a "revisar". Como yo era nuevo s�lo me qued� mirando pero mis compa�eros ya
sab�an de qu� se trataba todo. El comandante las comenz� a tocar una por una. Se
pon�an frente a ellas, les preguntaba la edad, el nombre, la nacionalidad, y
luego les tocaba los senos, las piernas, les sobaba la vagina, luego les daba
vuelta y las inclinaba en la patrulla, les abr�a las piernas y se dedicaba a
sobarles las nalgas y a meterles la mano bajo el pantal�n, porque todas ellas
llevaban pantalones.
Las edades de las pobres mujeres eran diferentes, pero
ninguna era muy vieja ni estaba fea, de hecho eran muy bonitas, recuerdo en
especial a dos negritas muy lindas de no m�s de 20 a�os, casi unas ni�as, de
unos cuerpos espectaculares.
Cuando el comandante le meti� la mano a una de estas
negritas, ella protest� y trat� de escaparse, pero el comandante la agarr� de
los cabellos, y la tir� al piso, ah� la espos� y dijo que de seguro tra�a armas
o drogas, por eso quer�a fugarse. La puso encima del cofre de la patrulla, y
sec� un cuchillo con el que cort� el pantal�n de esa pobre mujer, como estaba
empinada vimos claramente sus nalgas preciosas, abundantes y muy duritas, que se
destacaban por la tanga color blanco, que esa preciosa nena llevaba, los agentes
sonrieron al ver eso y las mujeres del grupo estaban aterrorizadas. El
comandante le rompi� la tanga y desde atr�s le sob� la vagina, la chiquilla se
quej� por la brusquedad de ese hombre pero, no se movi�, �l entonces le clav�
los dedos en la vagina, se los meti� con fuerza y ella grit� de dolor, quiso
incorporarse pero fue sometida por un golpe del comandante. Luego de tenerla
as�, quieta, le empuj� m�s los dedos como si la meciera sobre la patrulla, ella
no dec�a m�s, pero se notaba su dolor por sus gestos. Los dem�s agentes se
pusieron frente a las 8 cautivas restantes y les apuntaron con sus armas para
que no se movieran ni dijeran nada.
Vi la excitaci�n de los agentes y la del comandante porque
sus penes se destacaron en el pantal�n. El comandante le sac� los dedos a la
negrita y dijo que por la vagina no llevaba nada, lo dijo de un modo burl�n y
ense�ando sus dedos, de inmediato le propin� una nalgada a la mujer que ten�a a
su merced y le abri� las nalgas preciosas, expuso ante nosotros su anito color
rosa que contrastaba con su piel negra, era un cuadro excitante realmente, y al
verlo la sonrisa y los ojos de lujuria en el comandante indicaron lo que deseaba
hacer. Sin ning�n cuidado le enterr� los dedos a la negrita por su anito tan
precioso, ella ahora s� grit� del dolor y se retorci�, pero nuevamente el
comandante la jal� del cabello y la mantuvo quieta, vi como lloraba la pobre y
todos escuchamos sus gritos pero a su atacante eso no le import� s�lo le meti�
m�s profundo los dedos y con m�s fuerza, para arrancarle m�s gritos y l�grimas.
Cuando le sac� los dedos, vimos que sangraba la negrita y el comandante nos
ense�� que tampoco llevaba droga por ah�, los dedos los ten�a llenos de sangre y
de mierda, y los limpi� el infame sobre las nalgas de la peque�a, dej�ndole unos
rastros de esa mezcla viscosa, el cuadro era muy deplorable, pero a �l lo
excitaba su dominio sobre el cuerpo de todas las infelices presas.
Termin� de limpiarse los dedos con la tanga rota de esa ni�a,
que estaba acostada boca abajo con el ano sangrando, la sangre le escurr�a por
las piernas negras. Lloraba sobre la patrulla y los rictus de dolor en su cara
nos dec�an que estaba muy lastimada. El comandante les dijo a las dem�s que era
para que aprendieran a obedecer, y se sonri� con los dem�s agentes. Una de
ellas, una mujer madurita pero muy bonita quiz� de unos 30 a�os y la �nica rubia
del grupo le dijo que era un cabr�n, y amenaz� con denunciarlo, pero un agente,
que ya sab�a su trabajo, le dio un bofet�n y ella qued� callada.
El comandante se acerc� a ella, le apunt� con su pistola y le
contest� que lo iba a conocer enojado, le golpe� esta vez el abdomen con la
rodilla y la pobre mujer call� doblada al suelo, la levant� de los cabellos, y
la puso en cuatro ah� en la tierra, la mujer lloraba pero se ve�a el odio en sus
ojos, uno de los agentes dijo que ya era tarde, que deb�amos irnos, entonces el
comandante orden�; un sacacacas. Juan uno de los agentes m�s fieles al
comandante se acerc� a la mujer y le dio un golpe con la punta de su fusil,
exactamente en la raya de sus nalgotas, que por el pantal�n y la posici�n, se
destacaban, el golpe fue muy fuerte, y ella lanz� un alarido espantoso, pero lo
m�s sorprendente fue c�mo se dej� caer en la tierra y en su trasero, el pantal�n
se comenz� a mojar. El golpe fue tan duro que se orin�, sin embargo lo m�s
humillante estaba por venir cuando el olor a mierda se hizo presente. Despu�s me
explicaron que ese golpe adormec�a los esf�nteres por unos minutos y quien lo
recib�a se soltaba del cuerpo, era un golpe para humillar y controlar a un
detenido, sobre todo una mujer o un manifestante, que adem�s no era ilegal.
Esa mujer se puso roja de la pena que sent�a pero nada pod�a
hacer por controlarse, se estaba orinando y cagando en sus ropas, estaba siendo
humillada y nada pod�a hacer por evitarlo. El comandante dijo entonces, "lo de
siempre", y los dem�s agentes le quitaron las esposas a la negrita violada, la
pusieron en el suelo sobre la tierra, a la otra mujer la subieron entre dos a la
patrulla con las dem�s mujeres, y por radio, dieron un "010.12" en "28", que era
la clave de una violaci�n, al ser nuevo no comprend� de momento, pero al otro
d�a en las notas de la prensa, estaban las declaraciones de c�mo un grupo de
agentes hab�a interceptado a un autob�s sospechoso, y que al revisarlo hab�a
encontrado que era un grupo de emigrantes, transportados en condiciones
inhumanas. Se se�alaba incluso que una mujer hab�a defecado en el autob�s, sin
que le importara al traficante de humanos, pero adem�s de eso, se dijo que en
una revisi�n, se hab�a encontrado a una mujer de 19 a�os recientemente violada
por unos de los mismos emigrantes, se presum�a incluso una violaci�n
tumultuaria. Ven�an muchas fotos, y declaraciones de los supuestos testigos de
la violaci�n.
Bueno, de esta forma conoc� las costumbres de mis compa�eros
y el ambiente de mi trabajo, pr�ximamente les sigo contando que ocurri� con este
embarque de mujeres detenidas.