Relato: Los cuatro mosqueteros (09: Antes de dormir)





Relato: Los cuatro mosqueteros (09: Antes de dormir)

Llegamos al puerto poco despu�s de que el sol se hubiera
ocultado, aunque todav�a quedaba algo de luz.


Por acuerdo de los cuatro, no nos dirigimos a la casa, sino
que decidimos caminar por el paseo mar�timo del pueblo cercano, haciendo tiempo
hasta la hora de la cena. En un momento determinado, pasamos a la playa,
absolutamente desierta a aquella hora. Nos descalzamos, y como el d�a de nuestra
llegada, caminamos por la franja de arena h�meda, dejando que las peque�as olas,
apenas una leve ondulaci�n del agua que mor�a en la orilla, nos acariciaran los
pies de tanto en tanto.


Parec�a no haber cambiado nada. Las mismas conversaciones
sobre cualquier cosa, las mismas bromas de siempre. Ninguno de los cuatro hizo
ninguna nueva referencia a los hechos sucedidos aquel d�a, despu�s de la
explicaci�n que hab�amos tenido durante el regreso.


Bueno, s� que hab�a un cambio sutil, pero significativo:
durante la hora que dur� el paseo, hab�a veces en que no era Any la que caminaba
a mi lado, sino Asun, enlazada a mi cintura, mientras que Any hac�a lo propio
con Toni.


Las luces del paseo hab�an quedado atr�s, y nos rodeaba una
absoluta oscuridad. Any propuso volver, pero yo hab�a tenido una idea:


- �Qu� os parecer�a un ba�o nocturno?.


Asun ten�a una objeci�n:


- Me apetece much�simo, pero luego tendremos que andar con la
ropa h�meda�


- Eso tiene soluci�n -repliqu�-. Nos la quitamos, y ya est�.


Any mir� nerviosamente alrededor.


- �Y si alguien nos ve?.


Pero no hab�a nadie cerca, ni que alcanzara a distinguir algo
en la oscuridad reinante. Asun ya se estaba quitando los pantalones cortos,
acci�n en la que Toni y yo la imitamos. Despu�s de que los otros tres
estuvi�ramos ya desnudos, seis manos se aferraron al cuerpo de Any, que
protestaba divertida, quit�ndole la totalidad de la ropa (y meti�ndole mano de
forma descarada al paso). Y finalmente, los cuatro nos introdujimos en el agua
tibia.


Adem�s de la hasta hace poco desconocida sensaci�n de ba�arme
desnudo, el hecho de estarlo haciendo en un lugar p�blico (por m�s que nadie
pudiera vernos) me produc�a una morbosa sensaci�n, que me excit� inmediatamente.
Una melosa Any se me abraz� por detr�s, y peg� una de sus mejillas a mi o�do:


- �Me quieres?.


Me di la vuelta, y pegu� mi cuerpo al suyo.


- Te quiero. Lo que ha sucedido hoy no tiene nada que ver
para que sigas siendo mi amor.


La bes� apasionadamente. Ella pareci� reparar entonces en mi
dureza, apretada contra su vientre, y la tom� en sus manos:


- �Fiuuuu!, Alex, �c�mo est�s!. Despu�s del polvo que le has
echado a Asun imaginaba que tardar�as m�s en reponerte�


Se qued� pensativa unos instantes. Luego pregunt�, casi en un
susurro:


- Oye, Alex, �qu� crees que pasar� esta noche?.


Sinceramente, no ten�a ni idea. Se lo dije. En ese momento,
un sonriente Toni se acerc� por detr�s de Any, y se peg� a su cuerpo desnudo.
Any dio un respingo al notarlo.


- No est� bien que acapares a Any -exclam� risue�o-.


Any me dirigi� una profunda mirada, pero se dej� llevar por
el otro chico. Y un momento despu�s, pude entrever como se besaban a unos metros
de m� con las bocas entreabiertas. Busqu� con la vista a Asun. Estaba parada un
poco m�s all�, mirando en direcci�n a la negrura del mar. Me acerqu� a ella por
detr�s, y puse mis dos manos sobre su pubis. Ella volvi� la cabeza a medias,
sonriente, y pas� los brazos a su espalda. Mi pene qued� rodeado por los dedos
de una de sus manos, mientras que la otra masajeaba suavemente mis test�culos.


- �T� crees que tendremos que empezar a ponernos celosos?
-pregunt� con una media sonrisa-.


- No, al menos mientras t� y yo estemos haciendo lo mismo que
ellos.


Le mord� suavemente el cuello.


- Creo que deber�amos ir pensando en volver -susurr�-.



Al final no era del todo cierto que nuestras ropas pudieran
quedar secas por el hecho de ba�arnos desnudos, y durante la cena todos luc�amos
manchas de humedad, que se fueron evaporando poco a poco debido a la alta
temperatura ambiente, ins�lita a mediados de septiembre.


Finalmente, eran bastante m�s de las 11 p.m. cuando
emprendimos el regreso. Any y yo nos acomodamos esta vez en la parte trasera del
auto de Toni. Cuando abandonamos las luces del pueblo, la oscuridad dentro del
auto y en el exterior era pr�cticamente completa. Y ello me dio una idea de lo
m�s morboso. Puse un dedo sobre los labios de Any, en una muda petici�n de
silencio. Luego, dirig� mis dos manos hacia la cinturilla de su pantal�n, y lo
desabroch�. A duras penas pude introducir una mano por debajo de la braguita de
su biquini, tentando la suavidad del inicio de su vello p�bico. Pero en aquella
postura era muy dif�cil llegar m�s all�. De modo que tirone� de la cintura del
pantal�n, intentando quit�rselo. Ella hizo adem�n de imped�rmelo, pero luego se
encogi� de hombros, y se incorpor� ligeramente en el asiento. Y ella misma fue
la que termin� de quitarse pantal�n y braguitas, subiendo despu�s los talones al
asiento, muy abierta de piernas, para facilitar lo que vendr�a despu�s.


Y lo que vino despu�s es que estuve recorriendo arriba y
abajo su sexo con una de mis manos. Cuando al rato uno de mis dedos se introdujo
en su vagina, no pudo reprimir un peque�o gemido.


- �Eh!, los de atr�s -grit� ir�nicamente Asun-. �A ver que
est�is haciendo!.


Asom� el rostro entre los reposacabezas, e imagino que la
leve claridad del tablero fue suficiente para distinguirnos.


- �Toni! -chill�-. Esos dos se est�n metiendo mano ah�
detr�s.


- Qu�, �tienes envidia? -pregunt� el aludido-.


Y pude distinguir su mano derecha dirigirse al cuerpo de
Asun. Pero no pudo mantenerla mucho tiempo ah�, porque los bruscos movimientos
del auto que acababa de abandonar la parte asfaltada, requirieron del concurso
de ambas sobre el volante.


Olvidado de que est�bamos acompa�ados, obligu� suavemente a
Any a adoptar otra postura: con la espalda apoyada en la carrocer�a, atravesada
en el asiento, su sexo qued� ahora en una mejor posici�n para recibir las
caricias de mi lengua.


Las succiones de mi boca en la vulva de Any eran
perfectamente audibles en el reducido interior del veh�culo, as� como los
ligeros gemidos que ella no pod�a contener, por m�s que sus r�pidas miradas a la
parte delantera me indicaban que estaba algo violenta. Pero a pesar de ello, se
hab�a subido la camiseta hasta el cuello, y sus manos pellizcaban sus pezones
inflamados.


Y finalmente, sus gemidos no fueron ya ahogados, sino que se
entreg� a un orgasmo que le hac�a contraer espasm�dicamente la pelvis, al ritmo
de las pasadas de mi lengua sobre su sexo. Y entonces sentimos los ir�nicos
aplausos de Asun en la parte delantera:


- Me dan ganas de pasarme yo tambi�n atr�s, a ver si ha
quedado algo para m�


Unos segundos despu�s, Toni detuvo el 4x4 frente a la casa.
No s� si ser�a porque Any a�n segu�a en las nubes por efecto del placer que
acababa de experimentar, o quiz� por el hecho de que su proceso de desinhibici�n
hab�a llegado m�s lejos de lo que yo supon�a, pero el hecho fue que pas� ante
los faros a�n encendidos con un pecho fuera de la camiseta, y desnuda de cintura
abajo, lo que provoc� un admirativo silbido de Toni.



Mientras mi amigo y yo descarg�bamos el maletero, las dos
chicas se dirigieron al ba�o. Momentos despu�s, Toni y yo escuchamos sus risas,
superpuestas al sonido del agua de la ducha. Y yo estaba completamente excitado,
no solo por la escena del coche, que me hab�a puesto "a mil", sino porque me
estaba imaginando los dos cuerpos femeninos desnudos bajo los finos chorros de
agua.


Minutos despu�s, ambas regresaron al sal�n "ataviadas" de la
misma forma: s�lo una toalla a modo de turbante en la cabeza, y nada m�s.


- �Venga!, ahora os toca a los chicos -invit� alegremente
Asun-.


Los dos nos miramos confundidos. Ya s� que no deja de ser un
convencionalismo, pero se ve normal que dos mujeres vayan juntas al ba�o,
mientras que el mismo hecho protagonizado por dos hombres es simplemente
inaudito.


- Te cedo el turno, Toni -balbuce�-. Ya me duchar� yo
despu�s.


No fue mala elecci�n, no. Porque en los escasos minutos que
estuvo ausente, tuve ante mis ojos el espect�culo de la desnudez de las dos
chicas, que cuchicheaban aparentemente olvidadas de mi presencia. Y Toni deber�a
estar arrepentido de su decisi�n, porque no tard� ni cinco minutos en volver.
Tampoco se hab�a vestido, y su pene apuntaba hacia adelante, completamente
horizontal.


Asun se levant� del sof� que ocupaba, y vino directa hacia
m�.


- Aqu� hay uno al que parece que le da verg�enza desnudarse
-dijo, sonriendo con malicia-. �Y yo que cre�a que era Any la �nica pudorosa!.


Me tom� de una mano, oblig�ndome a ponerme en pie. Luego se
arrodill� ante m�, y con dedos r�pidos desabroch� mis pantalones, que fueron a
parar a mis tobillos. El ba�ador sigui� en segundos el mismo camino. Luego se
incorpor� y se abraz� a m�, so pretexto de agarrar el polo que vest�a por la
parte trasera, peg�ndome los pechos al paso. �Qu� otra cosa pod�a hacer?. La
sujet� fuertemente por las nalgas, y me com� sus labios llenos, ante la mirada
medio divertida medio excitada de su marido y mi compa�era.


Me d� la que probablemente ha sido hasta ahora la ducha m�s
r�pida de mi vida. Apenas enjabonarme para quitarme la sal y los restos de
arena, un aclarado, y �fuera!, que estaba deseando unirme a los otros. Pero
mientras lo hac�a, no dejaba de pensar en la pregunta de Any, que yo no hab�a
sabido responder: "�Qu� suceder�a esta noche?". O mejor a�n, �qui�n dormir�a con
qui�n?.


Cuando volv� al sal�n, me qued� en la misma puerta,
asombrado. Los otros tres hab�an aprovechado bien el tiempo en mi ausencia: Any
ten�a los ojos cerrados y estaba abrazada a Toni, que lam�a sus labios e
introduc�a de cuando en cuando la lengua en su boca. Una mano de Toni masajeaba
el sexo de Any, que ten�a las piernas entreabiertas, absolutamente entregada a
sus caricias. Y Asun, sentada al otro lado de Toni, ten�a en la boca el pene
erecto de su marido.


Fue esta, quiz� por ser la menos entretenida, la primera en
advertir mi presencia. Me sonri�, y se levant� del asiento, viniendo hacia m�:


- �Menos mal!, cre� que no volver�as nunca.


Me gui�o un ojo:


- La cosa estaba francamente desequilibrada, dos mujeres para
un solo hombre. Y adem�s mi marido no me hace ni caso, que prefiere la novedad.


Agarr� desvergonzadamente mi erecci�n con ambas manos. Luego
me mir� con zalamer�a:


- �T� tampoco vas a darme una satisfacci�n?.


Mir� hacia los otros dos. Any hab�a advertido mi presencia, y
me miraba con los ojos muy abiertos, algo ruborizada. Pero no hac�a
aparentemente ning�n esfuerzo por deshacerse del abrazo. Y sus muslos segu�an
separados, facilitando la tarea de Toni, que ahora hab�a introducido un dedo en
su vagina, y lo mov�a lentamente adelante y atr�s.


Me encog� de hombros. Y decid� que la pregunta de Any acababa
de tener respuesta. De modo que apret� el menudo cuerpo color cacao contra el
m�o, y lam� su cuello. Las manos de Asun hab�an empezado a subir y bajar sobre
el tronco de mi verga. Luego busc� mi boca con la suya, y me bes�
apasionadamente. Y me olvid� de todo lo que no fueran los duros pechitos
aplastados contra el m�o, la sensaci�n de sus pezones erectos cuya r�gida
rugosidad notaba perfectamente sobre mi piel, el vientre de seda que presionaba
mi glande, los preciosos muslos en contacto con los m�os, la suavidad de sus
nalgas entre mis dedos, y el sabor de su saliva en el interior de mi boca.


Al fondo de la habitaci�n distingu� la salida de Any, tomada
de la mano de Toni. Yo conduje a Asun hacia uno de los sof�s, y me sent�,
conduci�ndola para que se sentara en mis muslos, muy abierta de piernas. Mi mano
encontr� sus pliegues completamente mojados, y acarici� suavemente el peque�o
botoncito de la c�spide de su sexo, provocando peque�as contorsiones de sus
caderas. La vulva estaba entreabierta por la postura, y su vagina acogi� dos de
mis dedos, que resbalaron en su interior sin resistencia alguna, debido a su
extrema lubricaci�n.


Las manos de ella continuaban sobre mi erecci�n, alternando
con suaves masajes en mis test�culos de cuando en cuando. Y su boca segu�a sobre
la m�a, pero ahora hab�a urgencia en sus besos, que eran casi como mordiscos de
sus gruesos y sensuales labios.


Segundos despu�s se estremec�a con un intenso orgasmo, y not�
perfectamente su humedad en mis muslos. Y su boca no abandon� ni por un momento
la m�a, dej�ndome en los labios el soplo de su alborotada respiraci�n, ni sus
manos dejaron de apretar mi verga, aunque ahora estaban inm�viles.


Poco despu�s abri� los ojos, y me sonri� dulcemente:


- �Caramba, que ya lo estaba necesitando!.


Me mordi� ligeramente el l�bulo de una oreja:


- �Sabes?, es una tonter�a, pero casi he sentido celos de Any
cuando estabais "liados" en el coche. Me ha excitado much�simo, y me habr�a
encantado cambiarme con ella.


(Pues a�n quedaba noche por delante -pens�-. Y estaba
dispuesto a hacerle olvidar los celos con un tratamiento similar).


En ese momento fuimos conscientes de los chillidos
descontrolados de Any, incluso a trav�s de la puerta que se supon�a cerrada.


- �Siempre es as� de ruidosa? -pregunt� bajito Asun-.


No respond�. Me levant� del sof�, y tir� de su mano,
conduci�ndola al dormitorio.


(�A cual de ellos? -dud�-).


Pero, efectivamente, la puerta de la habitaci�n que hab�an
compartido Asun y Toni estaba cerrada, por lo que no hubo indecisi�n. Aunque�


- �Sabes?. Me habr�a gustado hacerte el amor a la vista de
los otros, como esta tarde -le dije al o�do-.


- Mmmmm -ronrone�-. Al principio estaba muy avergonzada, pero
me excit� tremendamente que me follaras delante de ellos.



Asun se tumb� boca arriba en la cama, y me tendi� los brazos,
invitadora. Me arrodill� con una pierna a cada lado de sus caderas, y me abrac�
fuertemente a ella, reiniciando nuestra sesi�n de ardientes besos. Pero le hab�a
hecho una promesa�


Me incorpor�, y me coloqu� entre sus muslos. Su vulva
reluc�a, todav�a h�meda despu�s de su orgasmo de unos momentos antes. Separ� los
labios mayores con la palma de las dos manos, y me dediqu� a admirar su sexo.
Sus labios menores sobresal�an ligeramente hinchados, y eran de un color
ligeramente oscuro, cercano al de sus ar�olas, en contraste con el rosado
intenso de su interior. Chocolatito y fresa -record�-. El cl�toris era
perfectamente visible, como una peque�a perlita entre los pliegues de la parte
superior. Y debajo, la abertura de su vagina ligeramente dilatada por mis dedos
unos minutos antes. Me inclin�, soplando ligeramente el anillo de carne que daba
paso a su interior, lo que provoc� un peque�o estremecimiento de su pelvis.


Y luego puse decididamente mi boca sobre su cl�toris,
abriendo y cerrando mis labios sobre �l, y lo contorne� con la punta de la
lengua, arrancando los primeros suspiros de Asun. Me dediqu� a pasar arriba y
abajo la lengua por la ardiente hendidura, llena a�n del flujo de su placer
anterior. Y luego se la introduje ligeramente, como un peque�o pene que explor�
la suavidad del inicio de su conducto del amor.


Su voz son� entrecortada, pero en tono bajo:


- Alex, me est� viniendo de nuevo�


Abandon� por un instante mis caricias, y la mir� al rostro,
que estaba ligeramente contra�do. Sus labios se frunc�an un momento para luego
abrirse de nuevo, y ten�a los ojos cerrados. Me inclin� un momento a su o�do:


- Me encantar�a que no te contuvieras, como hace unos
instantes. Quisiera escuchar el sonido de tu placer.


Tom� ahora con dos dedos su cl�toris, desplazando hacia atr�s
los pliegues que lo ocultaban en parte. Y lam� golosamente la dureza que hab�a
entre ellos. La pelvis de Asun comenz� a contraerse espasm�dicamente. Sus
gemidos comenzaron a ser audibles entre sus labios entreabiertos. Y finalmente,
dio rienda suelta al placer de un nuevo orgasmo:


- ���Aleeeex!!!. ���Ayyy!!!, ���Yaaaaaaa !!!. ��Por favor,
sigue, sigue, sigue!!!. Mmmmmm. ���Ahhhhhhhhhhhhhh!!!.


Su cuerpo temblaba como una hoja entre mis manos, y sent� en
mi boca las contracciones de su cl�max. Luego se relaj�, respirando
ruidosamente:


- �Qu� verg�enza, Alex!. Se me ha debido o�r en varios
kil�metros a la redonda�


- �A que te sientes mejor, despu�s de desahogarte?.


Me mir� profundamente.


- Creo que nunca m�s volver� a contenerme. Es una tonter�a,
pero he sentido un placer mucho m�s intenso gritando sin control.


Hizo un moh�n:


- �Pobrecito!. Yo pensando solamente en mi goce, y me he
olvidado de ti. �Tienes que estar a punto de reventar!.


(Y lo estaba. La tensi�n en mis test�culos era casi dolorosa,
despu�s de la escenita con Any, y lo que le hab�a seguido. Llevaba m�s de una
hora en una erecci�n casi continua).


Asun pas� las dos manos en torno a mi cabeza, atray�ndome
hacia su pecho. Pas� los brazos en torno a su espalda, para aliviar el peso
sobre su cuerpo, y me tend� entre sus piernas. Comenz� a enredarme el pelo entre
los dedos.


- �Crees que podr�as conseguir acabar al mismo tiempo que
yo?. Me encantar�a.


Re� por lo bajo:


- Tal y como me encuentro ahora mismo, creo que si te
penetrara eyacular�a incluso antes de terminar de introducirte mi pene.


- Mmmmm, pues descansa un poco, cielo.


- Mira, -continu� con voz melosa-, tengo dos pezoncitos que
se mueren por sentir tus labios�


De modo que tuve que dedicarme a mordisquear sus pezoncitos,
que sobresal�an de sus oscuras ar�olas completamente erectos, lo que arranc�
ligeros suspiros satisfechos de Asun. Unos momentos despu�s, me oblig� a alzar
la cabeza, con las manos en mis mejillas. Me bes� en los labios, y luego retir�
las manos, para introducirlas entre nuestros dos cuerpos, lo que facilit�
alzando ligeramente las nalgas. Aferr� mi pene, y lo condujo hasta introducirlo
unos cent�metros en su interior. Una contracci�n de mis caderas consigui� que se
alojara profundamente dentro de ella. Sent�, tal y como le hab�a dicho, que
estaba a un paso de eyacular, por lo que me qued� quieto, volviendo a succionar
sus duros pechos, alternando con peque�as lamidas en sus pezones.


Segundos despu�s, fue Asun la que inici� una contracci�n
r�tmica de sus caderas, que hac�an que mi verga se retirara ligeramente, para
despu�s entrar de nuevo hasta el final. Sent� que me ven�a, y me abrac� a�n m�s
estrechamente a su cuerpo.


- Si sigues movi�ndote as�, no voy a durar ni un suspiro
-susurr� en su o�do-.


Me mordi� ligeramente la mejilla.


- Espera, vamos a cambiar de postura.


Me empuj� ligeramente, hasta liberar una de sus piernas, y
luego se incorpor�, pero solo para arrodillarse en la cama, mostr�ndome sus
redondas y firmes nalgas. Y al paso, la oscura rugosidad de su ano, sobre la
abertura de su vulva totalmente expuesta entre sus muslos ligeramente separados.


De nuevo mi boca encontr� el sabor salobre de su flujo.
Mientras lam�a su interior, tuve una idea repentina. A Any no le gustaba, pero
quiz� Introduje el dedo �ndice en su vagina, empap�ndolo de su abundante
lubricaci�n. Y luego lo pos� tentativamente sobre su apretado ano. Un ligero
gemido me indic� que hab�a acertado, por lo que acarici� circularmente el
peque�o anillo oscuro, lo que provoc� ligeras contracciones de su pelvis.


Volv� a posar mi lengua en su vulva, lami�ndola de arriba
abajo. Un segundo, o un minuto despu�s, no s�, Asun estaba balanceando las
caderas adelante y atr�s, y se quejaba con gemidos que no eran de dolor, sino de
placer. Y yo sent� que no pod�a resistir la tensi�n ni un instante m�s. La
empuj� ligeramente, llev�ndola a su anterior posici�n tumbada boca arriba, y me
arrodill� entre sus piernas. Levant� ligeramente su culito, y ella ayud�
abraz�ndome con sus piernas alrededor de mis caderas, quedando literalmente
colgada de m�, con solo su espalda apoyada en la cama. Una contracci�n, no s� si
suya o m�a, enterr� mi pene profundamente en su vagina, hasta que mis test�culos
quedaron en contacto con su cuerpo. Any gem�a acompasadamente, aferrada a m� con
piernas y brazos. Sent� llegar imparable mi eyaculaci�n:


- Asun, cari�o, no puedo evitarlo, yo�


- ��Aleeeeex!!. ��Sigue, por favor, me estoy corriendo!!.
���S�iiiii!!!, ��ahhhh, ahhhh, ahhhhhh!!. ����Ahhhhhhhhhhhh!!!.


Sus gritos me pusieron m�s all� de toda posibilidad de
control, y no intent� contenerme m�s. Sent� las intensas contracciones de mi
pene, que proyectaban mi semen en el interior de la c�lida funda de carne que lo
abrazaba.


Asun jadeaba despu�s de un orgasmo que aparentemente fue m�s
intenso que el anterior. Estaba esperando que se desmadejara sobre la cama, pero
ante mi sorpresa, de repente comenz� a oscilar fuertemente las caderas, y se
corri� de nuevo, en otro orgasmo que pr�cticamente era continuaci�n del que
hab�a sentido unos segundos antes. Solo despu�s de que cesaran sus
contracciones, descruz� las piernas que apresaban mis caderas, y se tendi�
absolutamente relajada, intentando controlar sus intensos jadeos.


La bes� ligeramente en la comisura de los labios:


- �Vaya!, parece que lo has pasado bien�


Me gui�� un ojo, mientras se desperezaba sensualmente debajo
de m�.


- Tengo una amiga que es un poco burra. Dice que no hay nada
como cambiar de semental para aumentar las ganas de follar. No lo hab�a
experimentado hasta hoy, pero tiene toda la raz�n�


(Bueno, aquello era aplicable a los dos sexos. Llevaba ya dos
polvos aquel d�a, y a�n no se hab�a apagado del todo mi deseo. No de inmediato,
que mi pene estaba poni�ndose fl�ccido a marchas forzadas, pero quiz�, despu�s
de un rato de descanso�).


Me tend� de costado, para liberar a la chica de mi peso. Ella
se peg� a mi cuerpo a�n m�s, si eso era posible:


- �Sabes?. A�n tengo m�s ganas�


- Yo estaba pensando exactamente lo mismo.


Una de sus manos juguete� un momento con mi pene.


- Pues creo que tendremos que esperar a�n un poco�


Se incorpor� sobre un codo.


- Oye, �c�mo sab�as que me vuelve loca�?. �O es que a Any
tambi�n le gusta?.


Yo no sab�a a qu� se refer�a.


- Bueno, es que cuando empezaste a acariciar mi� ya sabes, la
puertecita de atr�s, pens� que o bien Any tiene mi misma afici�n, o quiz� que
Toni y t� os hab�ais asesorado mutuamente.


Me ech� a reir.


- No, cari�o, fue como una inspiraci�n moment�nea, pero ahora
que lo s�


Me mordi� juguetonamente la barbilla.


- Te dir� que haremos: primero, una sesi�n de besitos. Luego,
podr�as dedicarte otra vez a mis pezoncitos, mientras vuelves con tu dedito a
tocar� ya sabes qu�, y no me importar�a que esta vez entrara, s�lo un poquito.
Si para entonces tu "soldadito" no est� en posici�n de firmes, te ayudar� con un
trabajito con la boca, que por cierto, a�n no he tenido ocasi�n de hacerte, y me
apetece un mont�n. Y despu�s, me la metes de nuevo bien, bien dentro. Me encanta
sentirme llena�


Pero no hubo caso. En un descanso de la "sesi�n de besitos",
o� su respiraci�n acompasada. �Se hab�a quedado dormida!.



A.V. Octubre de 2003.


�Te ha gustado?. �Qu� opinas sobre el intercambio de
parejas?. �Lo has practicado alguna vez?. �Y sobre el sexo en grupo?. �Fantaseas
sobre ello, sola/o o con tu pareja?. Me gustar�a recibir vuestros comentarios al
respecto. �Ah!, y no dejes de leer la continuaci�n.


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Relato: Los cuatro mosqueteros (09: Antes de dormir)
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