Tab� familiar II
Capitulo 4 Una extra�a sensaci�n �
Estela entro en su habitaci�n en un estado de nervios total,
nunca en su vida imagino que suceder�a lo que hab�a pasado, estaba en un estado
de nerviosismo absoluto, ella nunca podr�a imaginarse semejante dilema, su yerno
completamente ebrio, se hab�a masturbado delante de ella, era una verg�enza
total y un deshonor a su honra.
Tratando de tranquilizarse se acost� sobre su cama, pero
Estela se sent�a extra�a, era algo que ni ella misma pod�a explicarse, se sent�a
inquieta y nerviosa a la vez, trato de conciliar el sue�o, pero no lo lograba
constantemente ven�an a su mente las im�genes de su yerno masturb�ndose, la
sensaci�n del enorme miembro rozando su mano, tan duro, tan grande y firme, que
le estaba sucediendo, nunca sinti� algo as�, sent�a una extra�a sensaci�n en su
cuerpo, de pronto se extra�o al sentir un poco h�meda su bata, deslizando su
mano, noto como el frente de esta estaba mojada, precisamente frente a su
vagina, entonces nerviosa toco con su mano su vagina, esta se encontraba muy
mojada, que le estaba pasando porque su vagina estaba h�meda?, nunca le hab�a
sucedido algo as�.
Al deslizar su mano sobre su vagina para sentir su h�meda,
sinti� un extra�o cosquilleo, era una sensaci�n nueva e inquietante, pero muy
estimulante, nunca se hab�a masturbado, de pronto al seguir recorriendo con su
mano su vagina, empez� a sentir como su cuerpo empezaba a convulsionarse, "ohhhh
ohhhh, " fue lo �nico que atino a gemir mientras su cuerpo empez� a convulsionar
experimentando un fuerte orgasmo, la sensaci�n que estaba experimentando Estela
era nueva y desconocida, pero placentera y excitante, apret� sus dientes,
reprimiendo sus gemidos, mientras segu�a temblando de placer.
Cuando las sensaciones empezaron a desaparecer, Estela se
encontraba en un estado total de conmoci�n, que le hab�a sucedido, miro como su
mano se encontraba llena de l�quidos que hab�an salido del interior de su
vagina, retiro su mano asustada, muchas veces hab�a escuchado a su amiga
comentar de aquellos flujos que lubricaba la mujer cuando tenia un orgasmo, pero
para ella, hasta el d�a de hoy todo eso hab�a sido un mito del cual nunca hab�a
gozado.
Los pegajosos jugos de su vagina estaban ahora sobre su mano
y bajaban por sus muslos, de pronto record� todo lo que le hab�an ense�ado del
pecado de la lujuria, el pastor lo dec�a en los sermones dominicales, era un
terrible pecado, limpiando su mano en la sabana, empez� a sentirse aun mas
culpable de lo que le hab�a sucedido, una mujer de su edad, solitaria, como
pod�a haberle atrevido a hacer algo as�. Las lagrimas brotaron de sus ojos, y
as� entre culpas y angustias, lloro, hasta que vencida por el cansancio se
durmi�.
La ma�ana siguiente Estela se levanto, aun se sent�a un poco
mal despu�s de incidente de la noche anterior, pero decidi� que no hablar�a del
tema con su yerno, si El no recordaba lo sucedido seria mejor, as� que se ducho
se cambio y se fue a la cocina a preparar el desayuno para su nieta y su yerno.
Roberto despert� con un fuerte dolor de cabeza, la borrachera
de la noche anterior lo hab�a maltratado mucho, sent�a su cabeza aun dando
vueltas, no recordaba ni siquiera como hab�a llegado a su cama, se levanto
completamente desnudo, se dispuso a darse una ducha cuando mirando su vientre se
dio cuenta de que tenia restos de semen sobre El, acaso en su borrachera, estuvo
en condiciones de masturbarse. De pronto una imagen vivo a su mente, record� que
su suegra lo hab�a ayudado a subir las escaleras, y lo hab�a dejado en la puerta
de su habitaci�n, pero despu�s no pod�a recordar m�s. Sinti� verg�enza, su
suegra lo hab�a visto borracho, El era un hombre que no acostumbraba este tipo
de cosas, duch�ndose se visti� para ir a su trabajo, sabia que antes deb�a
pedirle una disculpa a su suegra.
Bajo al comedor donde se encontr� a su hija desayunando con
su suegra, acercando una silla se dispuso a desayunar.
"Buenos d�as, como amanecieron?" pregunto
"Hola Papi" respondi� su hija d�ndole un beso.
"Hola Roberto" respondi� Estela un poco nerviosa.
"Hija me puedes traer unos papeles que deje en mi cuarto"
dijo Roberto
"Claro papi" y salio hacia la habitaci�n.
Roberto empez� a hablar: "Suegra quiero disculparme por
haberme pasado de tragos anoche, usted sabe que yo no acostumbro tomar tanto"
"No se preocupe Roberto, yo se que usted no acostumbra
hacerlo, adem�s usted es un hombre solo, no tiene porque darme explicaciones"
agrego comprensivamente Estela.
"Claro que debo, vivo en su casa, usted y mi hija son mi
familia, estoy en la obligaci�n de hacerlo" agrego Roberto
"Bueno esta bien, olvidemos el asunto" dijo Estela tratando
se finalizar el tema, era obvio que su yerno no recordaba el incidente de su
habitaci�n.
"Gracias es usted una mujer muy buena", y acerc�ndose Roberto
le dio un beso en su mejilla a su suegra, para salir luego rumbo a su trabajo.
Estela sinti� un extra�o escalofri� al sentir los labios de
su yerno sobre la mejilla, "que me esta pasando?" se pregunto a si misma
mientras miraba como Roberto sal�a de su casa rumbo a su empleo.
"Abuelita, abuelita, me llevas al parque?" era la voz de su
nieta que interrump�a sus pensamientos.
- Capitulo 5 Una punzada de celos -
Transcurrieron algunas semanas desde el incidente, nuevamente
Estela se sent�a tranquila y a gusto en compa��a de su nieta y de su yerno. Se
dedicaba a atenderlos bien y a sus labores religiosas, era una mujer muy
virtuosa y con una gran imagen en la comunidad. Entre las mujeres del barrio se
encontraba Susana, era una mujer de 30 a�os, casada, de bonito cuerpo, que ayuda
a Estela algunas veces a la semana con la organizaci�n de eventos y actividades
de car�cter social, a Estela le agrada conversar con ella por su car�cter
siempre alegre y vivaz.
Roberto se hab�a encontrado con Susana algunas veces cuando
regresaba del trabajo, fue as� como empezaron a conocerse, primero saludos,
luego alguna corta conversaci�n en casa de su suegra, hasta que Roberto empez� a
notar que aquella joven mujer vecina, le atra�a, y se dio cuenta de que El
tampoco le era indiferente a ella.
Una tarde que su suegra hab�a salido a hacer algunas compras,
y que su hija se encontraba en casa de una compa�era de la escuela estudiando,
Roberto estaba solo en la casa, cuando Susana llego a buscar a su suegra.
"Mi suegra no se encuentra Susana, salio, pero quiz�s gustes
pasar y esperarla" le hablo Roberto seductoramente.
Sabia que para El seria f�cil seducir a aquella mujer, se
notaba que era una chica ardiente. Susana con una sonrisa seductora entro en la
casa.
Hab�an pasado varias horas, Estela preocupada regresaba a su
casa, sabia que hab�a tardado m�s de lo necesario en las compras, pero todos los
establecimientos estaban tan llenos de novedades. Hab�a tardado mucho en escoger
un buen obsequio a su nieta.
Abri� la puerta de la casa, depositando sus bolsas sobre un
sof�, se extra�o del absoluto silencio que hab�a en la casa.
Cuando se dirig�a a la cocina a preparar la cena, empez� a
escuchar unos fuertes gemidos que proven�an de la planta alta de la casa, as�
que un poco intrigada subi� despacio las escaleras, tratando de reconocer de que
parte de la casa proven�an los sonidos, camino por el pasillo de la planta alta,
los gemidos eran mas fuertes, ahora sabia de donde proven�an, estos sal�an de la
habitaci�n de su yerno.
La puerta estaba entreabierta, por lo que Estela asom�ndose
un poco quedo paralizada al ver como sobre la cama yac�a su amiga Susana
completamente desnuda, y sobre ella estaba Roberto, su yerno, por la posici�n en
la que estaban Estela ve�a las piernas completamente separadas de su amiga, y el
enorme miembro de su yerno, penetrando fuertemente en la vagina, las piernas de
ella se encontraban levantadas y apretadas tras la espalda de Roberto, ambos
gem�an fuertemente, mientras, este embest�a profundamente dentro de la vagina de
su amiga con su poderoso pene.
Estela observo un instante, pero luego retir�ndose apresurada
y silenciosamente se dirigi� a su habitaci�n, donde cerrando la puerta, empez� a
llorar, estaba muy sorprendida con lo que hab�a visto, su yerno y su amiga
desnudos teniendo sexo, los gemidos de placer de ambos se escuchaban aun dentro
de su habitaci�n, por los sonidos que hac�an se notaba que ambos estaban
disfrutando del m�ximo placer, Estela se tumbo sobre la cama sollozando, sin
saber como, una de sus manos fue hasta uno de sus pechos mientras la otra bajaba
sobre su falda, y se tocaba la vagina a trav�s de su ropa, sent�a su cuerpo muy
caliente, que le estaba sucediendo, empez� a apretar su pecho en la mano, sinti�
como este se empezaba a endurecer con su caricia, mientras segu�a escuchando los
fuertes gemidos que indicaban que su yerno y su amiga estaba llegando al
orgasmo. Los movimientos de su mano sobre su falda, unido a lo que hab�a visto y
a los gemidos que estaban produciendo, la estaban excitando mucho, mientras se
acariciaba, tambi�n sent�a un poco de verg�enza, sabia que una mujer de su edad
y con sus principios no deb�a hacer eso, pero el deseo que sent�a en ese momento
era mas fuerte que todo, nunca en todos los a�os de casada se hab�a excitado
tanto.
De pronto los gemidos dejaron de escucharse, entonces
interrumpiendo bruscamente su caricia, trato de tranquilizarse, escucho como la
ducha se abr�a en el cuarto de su yerno, record� que hab�a dejado sus bolsas
sobre el sof� en la sala, si alguno bajaba se dar�a cuenta de que ella hab�a
llegado, as� que r�pidamente salio de su cuarto y bajo, tomando las bolsas del
sof�, abri� la puerta y salio, decidi� que dar�a una vuelta en su carro, dando
tiempo a los amantes de que estuvieran de nuevo tranquilos cuando ella llegara.
Mientras conduc�a, pens� en lo que hab�a sucedido, aun se
sent�a un poco excitada por lo que hab�a visto, pero tambi�n empez� a sentir un
poco de rabia, de pronto se sinti� traicionada, su yerno hab�a estado con su
amiga en su propia casa," pero que me pasa?", se empez� a preguntar mientras
conduc�a, "Roberto es un hombre joven, esta solo, porque me siento enojada, el
no tiene ning�n compromiso, mi hija muri� ya hace meses, es que acaso mas que
enojo por que El abuso de confianza al tener sexo en mi casa, es que estoy
celosa?, no eso no puede ser, que me pasa?, como se me ocurre una cosa de esos,
yo soy una vieja!, debo olvidar este incidente, nunca vi nada, si eso es lo que
tengo que hacer, olvidar todo, comportarme como la dama y abuela que soy".
Media hora despu�s Estela estacionaba su auto frente a su
casa, estaba un poco nerviosa, esperaba que todo estuviera ahora tranquilo, al
abrir la puerta de su casa, la sorpresa mas grande que podr�a tener la esperaba,
Jorge, estaba sentado en un sof� de su sala!
Acaso despu�s de tanto tiempo, su marido hab�a regresado...
Continuara
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