Relato: La reuni�n de directivos





Relato: La reuni�n de directivos


La reuni�n de directivos


Era mi primer Consejo de direcci�n, y os puedo asegurar que
los ricos tambi�n trabajamos, acabe destrozada.



Era la primera vez que acud�a al Consejo de direcci�n, hab�a
enviudado recientemente, y hasta entonces mi marido era el que acud�a cada
semana, todos los jueves a primera hora.


Hac�a tiempo que no iba, pr�cticamente ni reconoc�a el lugar.
Solo hab�a estado cuando la inauguraci�n de la nueva sede. La empresa hab�a
pasado de ser una peque�a empresa familiar, fundada por mi padre y su hermano, a
ser una importante referencia en el mundo de los negocios.


En el sal�n de reuniones ya estaba mi t�o, venerable anciano
que segu�a ejerciendo el derecho del voto de calidad en cuantas decisiones el
considerase, le acompa�aba a su izquierda Paquito, un joven tibur�n de las
finanzas, con una carrera mete�rica y cuyas innovadoras ideas le hab�an
permitido ascender hasta el m�s alto nivel, a�n as� debido a su juventud todo el
mundo le segu�a llamando por el diminutivo.


Puntuales tambi�n eran Mr. Blisrtz y Vicente Corduente. El
primero era un dan�s que representaba los intereses de la multinacional n�rdica
que hab�a comprado recientemente un importante paquete de acciones de la
empresa. Vicente Corduente era un autentico cabr�n, proced�a de una buena
familia, pero ten�a unos horribles modales, lo cual le hab�a generado m�s de una
enemistad, ten�a un temperamento col�rico y solo se le aguantaba por su
capacidad para gestionar con mano firme el delicado entramado de negocios que
era nuestra Sociedad.


Me sent� a la derecha de mi tio, estaba un poco perdida,
hab�a dejado durante varios a�os que mi marido, entonces cuando me case un
brillante y prometedor ejecutivo, gestionar� mi patrimonio, se dijo que hab�a
pegado el braguetazo, pero ahora era yo la que ten�a que valerme por mi misma y
quer�a estar ah�.


Merche, una joven pero eficaz secretar�a de direcci�n, iba
sirvi�ndonos zumos y caf�, mientras llegaban el resto de los asistentes.


Jaime Botella, ven�a con un elegante traje de sport, que
contrastaba con el resto de los trajes que llevaban el resto de los otros
hombres, Jaime era una excelente persona, padre de cinco hijos, su pobre mujer
estaba ya deshecha de tantos partos pero era feliz, las pocas veces que
coincid�amos, cenas o similares de lo �nico que me hablaba era de sus reto�os.
Jaime seguro que cuando terminara la reuni�n ir�a a hacer unos hoyos al club de
golf. Esto era lo bueno de las reuniones tempranas, que luego uno pod�a hacer lo
que quisiera, yo me acercar�a tambi�n al club a jugar un poco al tenis, ya hab�a
quedado con una amiga. La �ltima en llegar, yo creo que para hacerse notar, fue
Sonsoles. Sonsoles hab�a sido compa�era m�a de colegio, luego su familia
consigui� llegar al accionariado de la firma, y ella pese a haberse casado y
tenido dos hijos, no hab�a abandonado sus tareas profesionales. Sonsoles y yo
nos odi�bamos, desde j�venes, pero obviamente siempre hab�amos mantenido las
formas, y ahora tendr�a que aguantarla m�s a�n.


La reuni�n se inici�, mi t�o hizo una breve e innecesaria
rese�a de mi persona, y coment� que a partir de ese momento formaba parte del
Consejo, y que al acabar la reuni�n lo celebrar�amos discretamente.


Los temas que se trataron no fueron muchos, en el fondo este
tipo de negocios van casi solos, si bien si que se cito que en algunos sectores
se hab�a perdido bastante competitividad y alg�n suculento contrato se hab�a
malogrado. Vicente Corduente intent� explicar esta situaci�n ech�ndoles las
culpas a otros, pero no parec�a convencer y se repasaba nervioso la engominada
cabeza con la mano. Yo no sab�a si era cierto o no lo que dec�a pero puse la
misma cara de perro que los dem�s asistentes, aquello era una jungla, muy fina
pero por menos de nada te sacaban los ojos.


Cuando aquello parec�a que iba a acabar, mi t�o volvi� a
tomar la palabra, pr�cticamente no hab�a abierto la boca durante la reuni�n.
Todos callamos expectantes.




Bueno, como resumen creo entonces que hay dos hechos, uno
bueno y otro malo, creo que es mejor acabar y dar por concluido el malo, y
dejar lo agradable para el final.


Vicente, aunque no te sientas responsable, has sido
culpable de importantes p�rdidas, que si bien son perfectamente asumibles,
no son m�s que un descr�dito para todos nosotros. Debes ser castigado.




Estaba at�nita, aquello parec�a una clase de primaria, todos
miraban con sorna apenas contenida al odiado Vicente. Esper� una reacci�n
col�rica de aquel individuo, pero sin embargo este de forma sumisa se levant�, y
ante mi estupor se empez� a desvestir. Merche, la eficaz y correcta secretaria
le acerco una percha para que dejara en ella la ropa. Vicente se quito los
zapatos y los pantalones, as� como la chaqueta, cuidadosamente se volvi� a poner
sus caros zapatos y se puso a cuatro patas. La imagen era deplorable, no hay
nada m�s rid�culo que un hombre en ropa interior, con calcetines negros y
zapatos, pero en este caso tambi�n se desprendi� de los calzoncillos, dejando un
culo feo y peludo al aire, apenas sostenido por un par de piernas delgaduchas y
absurdas.


Empez� a gatear a cuatro patas alrededor de la amplia mesa,
cuando llegaba a lado de alguno de sus compa�eros, estos le propinaban o bien
una patada en el trasero o bien alg�n palmetazo, dejando enrojecido el culo del
arrogante ejecutivo. Mr. Blisrtz fue excesivamente cruel, pues logro atinar con
su pie, un enorme pie de vikingo en el ano del penalizado, de hecho logro
tirarlo al suelo. Vicente recobro su postura si bien farfullo algo de las
almorranas. Sonsoles tampoco se quedo corta pues ara�o con sus u�as las ya
castigadas nalgas, se debi� llevar parte de la piel debajo de sus dedos, y
posteriormente le escupi�. La ronda la terminaba yo, aparte un poco el sill�n en
el que estaba sentada para que el penitente pudiera ponerse cerca de mi. Mire a
mi t�o, el cual con una franca sonrisa, mostrando unos esplendidos dientes,
seguro que todos implantados, me explic�:




Es una tradici�n que inici� tu padre, a la mayor�a de
nosotros nos duele el dinero que se pierde, pero m�s la humillaci�n y la
degradaci�n, vamos cast�gale, en el fondo lo estas deseando.




A mis pies estaba a cuatro patas, un individuo que por lo que
sab�a no era digno de ning�n trato humanitario, pens� en arrearle en sus nalgas
pero los ara�azos y la saliva de Sonsoles me hicieron desistir. Venciendo mi
repugnancia me incline y baje una mano, se la met� entre las piernas y busqu�
donde agarrar. El muy guarro pese al castigo, o tal vez por �l, estaba medio
empalmado, le cogi los huevos, durante un par de segundos juguetee con ellos, y
luego apret�. Apret� como nunca lo hab�a hecho y siempre hab�a deseado, y el
duro ejecutivo grit� de dolor, solt� y el cay� retorci�ndose en el suelo. Mi t�o
me miro con aspecto de complacencia.


Mientras Vicente lograba llegar a su sill�n, desde donde me
dirigi� una mirada de odio, el patriarca de la reuni�n, tom� de nuevo la
palabra, y sonriendo ampliamente a la par que me miraba, volvi� a hablar:




Ahora la buena noticia, como ya os he comentado mi
sobrina y viuda de nuestro malogrado socio pasa a formar parte de este
Consejo de Direcci�n, y aunque todos la conoc�is ya, las formas y
tradiciones deben cumplirse. Por favor querida, s�bete a la mesa y pas�ate
por ella.




Yo quede un poco sorprendida, aunque tras el numerito
anterior, aquello me pareci� una nimiedad. Me sub� a la mesa bastante �gilmente,
se nota que hago deporte, y de forma resuelta inici� un desfile por la robusta y
amplia mesa. Casi todos los papeles se hab�an retirado, solo quedaba algunas
tazas y bollos y fue f�cil no tropezar con ellos. Por un momento me pareci�
estar en una pasarela de desfiles de modas, adem�s aquel d�a vest�a de un sobrio
y elegante luto, que realzaba mi figura, la cual para ser de una mujer de
cuarenta a�os no estaba nada mal.


Cuando ya me iba a bajar, mi t�o m�s sonriente que nunca me
hizo desistir con un gesto en la mano y me orden� que me desnudara. Yo me quede
estupefacta, e intente replicar, pero mi t�o, siempre con su artificial sonrisa
no me dejo hablar:




Querida, nos debes un favor, recuerda lo que nos ha
costado disimular las peculiaridades del �bito de tu querido c�nyuge.




�Dios m�o! Lo sab�an, �Qui�n se lo habr�a dicho? Mi marido
hab�a muerto en un accidente en extra�as circunstancias, nos costo a m� y al
abogado de la familia bastante esfuerzo esconder el hecho de que mi marido iba
alcoholizado y con un menor enganchado a su entrepierna cuando el coche se sali�
de la carretera. Seguro que el cabr�n del abogado se lo hab�a dicho a estos
buitres, tal vez hubiera tenido que recurrir a ellos para cambiar el expediente.
Todos sabr�an ya que mi marido no me tocaba y que se iba a coger chaperos por
ah�. Cre� notar la discreta risa de Sonsoles a mis espaldas, el mundo se me
hundi�, y sin m�s pre�mbulos, encima de aquella mesa y bajo la mirada morbosa
del resto del Consejo empec� a desnudarme.


Merche con gran profesionalidad me ayudaba, e iba recogiendo
mi ropa, aunque ya cuando me sent� en la mesa para quitarme las medias pude ver
con cierta inquietud como su lengua recorr�a lentamente sus labios como
relami�ndose de antemano. Me puse de pie y con la mirada baja y fija en la mesa,
solo vestida con mi gargantilla de oro y mis pulseras, logre llegar al centro de
la misma, me intentaba tapar el pubis con una mano, y con la otra los pechos,
cerr� los ojos, note como me rozaban, como me cog�an de los tobillos, las
rodillas se me doblaron y me desplom� en medio de la gran mesa oval.


Aquellas fieras se hab�an subido en la mesa, algunas ya medio
desnudas, La servil Merche ofrec�a una bandeja con rayas de coca y se estaban
los asistentes sirviendo generosamente. Mire a mi t�o el cual permanec�a
sentado, pero la estampa me quito toda esperanza, ten�a a Paquito, el ingenioso
y prometedor broker amorrado a su bragueta, por donde asomaba una minga curvada
y varicosa.


Jaime Botella, el feliz padre de familia numerosa, me tocaba
las tetas y quer�a tumbarme para follarme. Sonsoles se hab�a desprendido de su
traje de chaqueta naranja, horrible por cierto, y buscaba a su vez la polla de
este, la muy puta llevaba un tanga de color morado que se le embut�a por sus
hendiduras, estaba magn�fica, hay que reconocerlo, la muy zorruna, con dos hijos
y un cuerpo as�, seguro que se hab�a operado las tetas y la tripa, pues no
mostraban el menor signo de declive. El vikingo se hab�a puesto de pie,
totalmente desnudo, casi tocaba el techo, el glande de su tremendo pene estaba
rociado de polvo blanco, buscaba un objetivo. A su vez Vicente, el castigado,
esnifaba la coca�na y babeaba mientras se quitaba la corbata y la camisa que
eran las �nicas prendas que le quedaban.


Me zaf� de ser follada por Jaime, tuve miedo de que me dejara
pre�ada, ten�a un alto �ndice comprobado de fertilidad, y para desesperaci�n de
mi rival femenino, Sonsoles, agarre el falo de este y me lo met� en la boca,
estaba caliente como un ascua, y mientras succionaba, Sonsoles le atacaba por
detr�s y me susurraba.




Ya era hora de que hubiera una mujer m�s, est�bamos
hartas de ser Merche y yo las que llev�ramos el peso de las juergas, aunque
tu marido era tan maric�n que no nos daba demasiados problemas.




Jaime estaba en la gloria una t�a le chupaba la polla y la
otra le lam�a el culo, tardo poco en correrse y una generosa raci�n de su lefa
inundo mi desacostumbrada boca. Sonsoles cay� sobre mi, introduc�a su lengua
casi hasta mi garganta, quer�a recuperar el semen que no hab�a logrado sacar
ella. Nunca me hab�a besado as� una mujer, inconscientemente mis dedos buscaron
su tanga, y se introdujeron en su vulva, mientras el hogare�o progenitor nos
sobaba a las dos.


Un empuj�n me saco de mi ensimismamiento, era Vicente, que
con los pelos de la nariz llenos de polvo blanco, se hab�a echado sobre nosotras
y dec�a que nos iba a romper el culo. Particularmente no ten�a ning�n inter�s en
ser sodomizada, mi marido era lo �nico que hacia �ltimamente conmigo y ya tuve
suficiente entonces. Dos circunstancias vinieron en mi ayuda, una fue el Paquito
que me cogi� de un tobillo e hizo que me deslizar� hasta el borde de la mesa
donde estaba el hermano de mi padre, la otra que Mr. Blisrtz y su enorme polla
ya ten�an un objetivo, el culo de Vicente, el porculizador hab�a sido cazado,
ahora si que iban a sufrir sus hemorroides.



Mi tio a�n no estaba ni medioempalmado, y hab�an decido
cambiar de t�cnica, pusieron mi co�o enfrente de �l, y as� el pod�a meterme mano
hasta donde quisiera, su protegido mientras ya se hab�a desnudado y me amasaba
las tetas. Merche la cual ya estaba solo en bragas y sujetador por un lado
guiaba sabiamente los temblorosos dedos del viejo hacia mi cl�toris, y con la
otra se aferraba a la decrepita minga que asomaba por la bragueta del traje. Yo
me abr�a de patas exponiendo toda mi vulva a su libidinosa mirada.


En otros lugares de la mesa, parece que Sonsoles intentaba
recuperar la tersitud de la polla de Jaime y el dan�s y el cabr�n estaban
teniendo un estrecho contacto, la mesa estaba temblando, felizmente era de
excelente calidad, los gritos de Vicente al ser penetrado se hubieran o�do en
toda la empresa, de no ser por el aislamiento ac�stico que ten�a la sala.


El Paquito, el cual aun no llegaba a�n a los treinta a�os
estaba buen�simo, y ese si quer�a que me jodiese, y yo le empujaba para que se
encargara de mi vagina. Al final logre que se bajara de la mesa, puse mis
piernas en sus hombros, levantado mi culo, justo en el borde de la mesas. �l de
pie enfilo con su pene el camino de mi chocho, mientras el viejo que segu�a
sentado en su butac�n al verse desplazado se resign� a tocar el culo del ni�ato.
Merche, la secretaria se puso a horcadas encima de mi boca, chupe su
entrepierna, a�n llevaba puestas las bragas, pero estaban empapadas por la
excitaci�n.


La sensaci�n de ser penetrada me devolvi� la alegr�a, hacia
tiempo que no me sent�a poseedora de una polla caliente en mi interior, y los
vibradores que alguna vez hab�a usado como consuelo, no eran lo mismo, adem�s
tenia un palpitante co�o encima de mi, le baje las bragas a la empleada, sus
labios vulvares apenas recubiertos por un suave bozo estaban de un color casi
p�rpura por la congesti�n, ella se espachurro encima de mi boca y de mi nariz,
medio sofocada como estaba, alcance un orgasmo memorable.


El ruido de tazas y platillos al caer nos hizo girar a todos
la vista, y pudimos contemplar como el porculizado Vicente se bajaba de la mesa
y se dirig�a con las piernas arqueadas hacia el cuarto de ba�o anexo,
refunfu�ando improperios. El n�rdico aun segu�a con la polla tiesa, el glande de
un color rojo cereza brillante que contrastaba con la palidez casi albina del
resto de su corpach�n.


Mi t�o por fin se emociono, y con la polla tiesa debi�
eyacular o mear o las dos cosas al mismo tiempo encima de la amplia espalda de
Paquito, el cual aun segu�a bombeando en mi interior.


Yo quer�a buscar nuevas emociones y el fugaz contacto con mi
rival Sonsoles as� como la experta mano de Merche me hab�an abierto un mundo de
posibilidades. Me di la vuelta y dejando con las pollas tiesas al carcamal y al
aspirante a directivo, me fui gateando en busca del resto del grupo. Sonsoles
hab�a logrado recuperar la polla que yo hab�a mamado en primer lugar y estaba
amorrada encima de ella, el sueco al ver un culo en pompa, no se lo hab�a
pensado, la hab�a cogido por la cintura hab�a retirado la tira del tanga que
cubr�a su ano y la estaba empalando viva. El p�rfido Vicente ya se hab�a
recuperado, seguro que hab�a ido al ba�o a cagar, el falo de Mr. Blisrtz era un
remedio para el estre�imiento, se dirigi� hacia mi:




Te voy a dar por culo y me voy a mear en tu cara luego. A
tu maridito le gustaba mucho.




Yo tales groser�as no se las aguanto ni a mi padre, que en
paz descanse, le agarre la polla, tiesa como un palo y se la empec� a apretar,
cuando vi que pon�a cara de p�nico con un gesto de condescendencia le masturbe
r�pidamente. Note bajo mis dedos que se iba a correr y torci�ndole la polla
bruscamente, �l hizo una mueca de dolor, apunte con ella a la cercana Sonsoles
que segu�a con media polla de Jaime fuera de su boca y otra media del gigante
rubio fuera de su culo, unos mocos pegajosos cayeron sobre la espalda de la
mujer. Despu�s de un gesto brusco empuje al pajeado fuera de la mesa, estaba a�n
retorci�ndose de dolor y se cay� sobre un sill�n, se debe haber hecho m�s da�o
a�n, que se joda.


El viejo y el puto gerente, Vicente, ya estaban inutilizados
y me sent� con las piernas cruzada para replantearme la situaci�n. Paquito y
Merche estaban follando, ella encima de �l, saltando y meneando sus j�venes
tetas, esta Merche era una fiera hacia a todo. Sonsoles se hab�a salido de la
polla del vikingo y se quejaba, pobre hombre, con ese material no se puede hacer
nada, es excesivo, aunque tal vez mi vagina lo pudiera aceptar. Jaime quer�a
follarla pero ella tampoco se dejaba, la fama de fecundidad de este le predec�a.


Por fin hemos encontrado cada uno nuestro sitio, por un lado
lo tres t�os, Jaime da por culo a Mr. Blisrtz, ha logrado meter la polla en un
sitio estrecho y caliente, y Mr, Blisrtz esta siendo mamado por Paquito que
sospecho que querr� ascender en el mundo empresarial internacional.


Merche me esta mamando los pezones y sus h�biles manos me
recorren. Sonsoles mete sus hinchados morros, seguro que siliconados, en el
pubis de mi masajista, la cual se estremece a cada embiste. Yo me dejo sobar y
juego con los pliegues vulvares de Sonsoles, intento pellizcar su ingurgitado
cl�toris. Nos hemos corrido las tres, y hemos logrado bajar de la mesa.


La reuni�n se ha terminado, Vicente y Paquito tienen que
volver a su trabajo, aunque sospecho que al capullo de Vicente le queda poco en
esta empresa. Mr. Blirstz intenta concertar una reuni�n posterior con su nuevo
chupapollas, sospecho que le quiere catar el culo.


Mi t�o dice que se va a misa, en mi familia siempre hemos
sido gente de orden y misa diaria, se va rasc�ndose el paquete.


Jaime efectivamente dice que se tiene que ir a mejorar su
swing, aunque antes tiene que recoger a los ni�os al mediod�a, que hogare�o, no
se que aporta a la empresa pero es tan familiar�.lo �nico que quiere es follar y
solo le deja su mujer, los demas co�os se le niegan.


Sonsoles se recompone el vestido y me dice que esta tarde
coincidiremos en el club. Lo que me faltaba, lo �nico que quiero es tenis,
masaje y sauna, y pasar de esta puta, ahora va a pensar que porque le haya
chupado el co�o va a ser mi amiga.


Merche es la que me da m�s pena, tiene que poner en orden
todo el papeleo de la reuni�n, y lograr que arreglen el desastre que hemos
montado, ella no parece agobiada, es una profesional y tiene clase. Tal vez
quede con ella alg�n d�a para tomar el t�, no es de mi nivel social, claro que
no, pero me ha prometido hacerme un sesenta y nueve, ella y yo solas, sin
distracciones, ya me estoy poniendo cachonda de nuevo. Estoy agotada y para
colmo os he descrito esta vivencia m�a para , solo quiero relajarme,
creo que tardar� bastante tiempo en contaros de nuevo mis experiencias. Luego
dicen que los ricos no trabajamos.


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