Hola quiz�s la historia que os voy a escribir os parezca
rara, extra�a, soy de un pa�s africano y he vivido all� la mayor parte de mi
vida, en un primer relato os cont� una vivencia personal, ahora ser�n una serie
de sucesos que ocurrieron donde yo viv�a, cosas que contaban los amigos, que con
el tiempo descubr� que no solo eran verdad sino encima mucho m�s extremas de lo
que cualquiera pudiera haber imaginado.
Mi ciudad est� totalmente invadida por el Atl�ntico, en todos
sus aspectos, por la rudeza de sus habitantes, mezcolanza de culturas fuertes,
en sus comidas, es como si el oc�ano propiciara el encuentro de muchas de sus
gentes en un peque�o reducto. Los hab�a negros (de diferentes razas y
confesiones), blancos (de muchos pa�ses), una colonia de Vietnamitas, y
much�simos �rabes (de multitud de religiones)
Un d�a de verano creo que me acordar� toda la vida hac�a un
calor de muerte, asfixiante, en la playa de piedras cerca de unas piscinas de
agua salada uno de mis amigos, Hassan, me cont� que hab�a un caf� donde se
compraba y se vend�a lo que quisieras, me pareci� curioso, encima aquel sitio
estaba de camino a casa, as� que fuimos, la verdad sea dicha que una vez all� no
nos dejaron entrar, pero nos qued� ese morbo de saber que pasaba all�, sobre
todo cuando se tiene 16 a�os. Hassan me sigui� contando lo que cre�a saber,
despu�s supe que era Rachib, su hermano mayor, quien hab�a vivido aquella
historia quiz�s de primera mano. Me dijo que a las africanas cristianas las
vend�an y que un conocido hab�a comprado una, joder me encant� aquello, le
pregunt� si sab�a algo m�s y me dijo que s�, que le hab�an dicho que las
desnudaban a todas antes de ponerlas en una especie de habitaci�n, separaban
seg�n su edad y negritud, lavaban, y untaban con aceites. Le pregunt� si
pod�amos ver la chica del conocido y me dijo que no, que el que se lo hab�a
contado lo matar�a pero que me ir�a diciendo todo lo que el supiera.
Pasaron semanas y la verdad es que no dej� de pensar en todo
aquello, as� que ni corto ni perezoso me fui a su casa, era una ma�ana muy
calurosa, Hassan estaba en el patio era un patio andalus�, interior, rodeado de
flores y habitaciones, muy fresco, me recibi� igual de afectuoso que siempre
pero m�s nervioso y contento dici�ndome que hab�a visto una esclava, que era
negra de unos 19 a�os y que la ten�an encerrada en la cuadra de Josu� (un jud�o
amigo de nuestros padres), nos fuimos all� para verla, antes de llegar a las
cuadras de Josu�, Rachib el hermano mayor de Hassan 25 a�os, nos vio entrar en
el recinto amurallado y nos par�, a donde vais nos dijo un poco enfadado, -
Hassan no te dije que no hablaras con nadie- y le solt� una bofetada que le
retorci� la cara � y tu capullo � refiri�ndose a mi- sabe tu padre lo que est�s
haciendo � yo no sab�a que contestar, as� que termin� por agachar la cabeza y
asentir- bueno lo hecho hecho est�, seguidme, y nos llev� a la cuadra donde la
vimos, era una chica alta de un metro setenta y cinco, delgada, con las
facciones bastante finas, no era una negra t�pica deb�a de ser de Ruanda, estaba
atada de manos, sentada y con una cadena al cuello, con solo un peque�o trapo de
falda, los pechos eran muy peque�os pero con una aureola enorme, parec�an los de
una ni�a de doce o trece a�os, miramos a Rachib y nos dijo que la toc�ramos si
quer�amos pero nada m�s que no era suya, metimos las manos en la boca,
recorrimos su pecho, vimos su sexo, alucinante, te daba un poder incre�ble
�ramos como peque�os dioses, de repente se asust� y comenz� a gritar en ingl�s,
eso hizo retirarnos, Rachib nos mir� se le acerc� y ella se me� encimo empez� a
llorar y pedirle clemencia, se puso de rodillas, Rachib se baj� la cremallera y
sac� su buena polla, no le cab�a en la boca a la pobre chica, pero se ve�a la
experiencia en como se mov�a, ora se apartaba y mordisqueaba el glande, ora se
la introduc�a hasta la garganta, as� hasta que empez� a tener arcadas, en ese
momento Rachib se la sac� y nos dijo hacedlo r�pido ten�is quince minutos y se
fue.
Dicho y hecho, antes de que acabara la frase ya estaba con
mis pantalones bajados, Hassan la puso de costado de forma que qued� enfrente de
mi, �l agarr� las piernas de ella por los muslos y la penetr� por el culo de un
golpe casi seco, yo ya estaba dentro y ve�a la cara de ella, dolor, placer,
incertidumbre, lo m�o fue bastante r�pido, pero Hassan en cuanto hube terminado,
se puso encima y se la meti� por el co�o, tomo los tobillos de la chica y se los
coloc� en sus pechos, alternando co�o y culo, hasta que echando todo el cuerpo
hacia delante con una fuerte sacudida lleg� a su orgasmo, la mir� desnuda
abierta y la acarici� suavemente, parec�a agradecer esas manos amigas, se
dirigi� a su sexo y se lo apret� fuerte, tanto que ella empez� a cerrar las
piernas, as� que se lo imped�, Hassan agarraba el cl�toris de la mujer con tanta
maestr�a que apenas causaba dolor o eso pens�bamos porque al cabo de unos
minutos jadeaba tan fuerte que hasta Rachib entr� asustado- joder que le hab�is
hecho- anda con los ni�atos, se ri� y volvi� a salir.
Cuando regresamos a casa Rachib nos pregunt� si nos gustar�a
ayudarle con las cargas de algunas de las ni�as, as� como con el transporte,
lavado, etc..., pero eso son otras historias.