Relato: TRAMPAS DE LA VIDA
TRAMPAS DE LA VIDA
Mi mejor amiga ten�a una frase de cabecera que nunca olvidar�: �los hombres cuentan historias que nunca vivieron, las mujeres viven historias que nunca contar�n� y que cierto que es, pero como duele el silencio�
No estaba en mi mejor momento, a pesar de pasarme la vida en el gimnasio, vivir a dietas y tener una perversa obsesi�n por mi cuerpo, la realidad marcaba que cincuenta y seis a�os era una edad considerable para cualquier mujer.
A pesar de tratar de verme joven, a pesar de mi elegancia, a pesar de mis pechos prominentes, a pesar que mi cintura era envidiable, a pesar de mis anchas caderas, a pesar de mi cola saltona, a pesar de mis piernas esculpidas, a pesar de todo, no pod�a competir con las j�venes�
Estaba muy susceptible, con las defensas bajas, dolida, abatida, tratando de recomponer mi vida junto a mi esposo, no fue f�cil para mi asumir su infidelidad, haberme enterado que me enga�aba con su secretaria, treinta a�os m�s joven que yo, fue devastador.
La pu�alada por la espalda duele demasiado y aunque el hac�a denodados esfuerzos para recuperarme, no pod�a evitar revivir lo pasado, aunque amaba demasiado a ese hombre, no quer�a perderlo pero tampoco pod�a perdonarlo.
Hac�a ya dos meses que �l viv�a en otro barrio, en una separaci�n provisoria, porque ambos sab�amos que tarde � temprano volver�amos a estar juntos.
En casa solo qued�bamos las mujeres, mis hijas de veinte y diecisiete a�os respectivamente.
El curso de la historia comenzar�a a cambiar esa tarde mientras merend�bamos, Mar�a Cecilia y Mar�a Trinidad, estaban visiblemente excitadas, eran como dos cables de electricidad chisporroteando por todos lados, risas, complicidad, con toda la adrenalina a flor de piel, por suerte tuvimos siempre mucha intimidad femenina, por lo que pregunt�:
- Chicas, chicas, que pasa que hay tanta alegr�a?
Ambas me ignoraron puesto que estaban concentradas con sus celulares, por lo que reclam� como interrogando:
- Qu� pasa? nadie escucha a mam�?
Mar�a Trinidad, la menor me mir� a los ojos y dijo:
- Mam�! mam�! siempre la misma descolgada! No viste nuestro nuevo vecino? (suspiro) es un bomb�n!!!!
La verdad es que no sab�a nada, solo segu� divirti�ndome al observar como las chicas se peleaban por ese supuesto gal�n, de la misma forma que peleaban de peque�as por un caramelo.
Dos d�as despu�s tendr�a mi primer cruce casual con �l, sal�a con las llaves del coche en la mano y �l al mismo tiempo con su bicicleta, me tendi� la mano y dijo:
- Buen d�a se�ora�. soy Kevin, su nuevo vecino.
- Buen d�a, soy Robles, Sara Robles, pero puedes llamarme Sara�
- Que tal Sara? Ahora comprendo de d�nde sacan sus hijas tanta belleza�
Hablamos unas palabras m�s, pero sent� algo incre�ble, mis ojos lo ve�an como hombre, sent� una atracci�n irrefrenable, hac�a a�os que no sent�a una vibraci�n de este tipo, y tambi�n present� que �l me estaba observando como mujer, la atracci�n se hizo evidente, un fr�o helado corri� por mi espinazo, nos quedamos mir�ndonos sin hablar, hasta que recobrando mi conciencia apart� la mirada y dije
- Bien Kevin, nos vemos luego
- Si� s�, claro� hasta luego Sara.
Los d�as pasaron y Kevin y las chicas se hicieron muy amigos, el ven�a seguido a casa, siempre me trataba de usted, con sumo respeto, pero todos ocultaban las verdaderas intenciones, mientras mis hijas se sacaban los ojos para ver quien se quedaba con el postre, para �l, ellas solo eran el puente para acercarse a m�, y yo? yo no hac�a nada para evitarlo, todo estaba demasiado claro, sus miradas, sus palabras, sus gestos, todo era una indirecta seducci�n.
A todo esto mi esposo segu�a merodeando cada tanto y yo segu�a intentando perdonar sin �xito, pero desde mi dolor necesitaba cada vez con m�s fuerza estar con mi hombre�
Si solo fuera que Kevin me buscaba no me hubiera preocupado demasiado, el problema era sorprenderme a m� misma pensando en �l, era una locura, podr�a haber sido mi hijo�
Las cosas fueron empeorando, las chicas ajenas a todo lo tra�an a menudo a casa, esa tarde est�bamos los cuatro charlando en el comedor, y como nuestras miradas eran imposibles de evitar dije:
- Voy a la cocina a preparar unos refrescos!
Pero no tard� en escuchar
- Seara, yo la ayudo!
Se col� a mis espaldas, y por primera vez me tom� de los hombros apoyando su cuerpo contra el m�o
- Basta Sara, estoy loco por vos! te necesito, no te das cuenta? No podemos evitarlo�
Era la primera vez que me tocaba as�, que me hablaba as�, la primera vez que me tuteaba, sent� otra vez ese escalofr�o, mis pezones se endurecieron, mi concha lati� con fuerza, a tal punto que de los nervios la jarra escap� de mis manos, yendo a parar al piso para romperse en mil pedazos
- Por favor! no ves lo que pasa? no ves lo que me haces hacer?
Mis hijas estaban al otro lado y la situaci�n me pon�a inc�moda, ellas se presentaron al escuchar el ruido de los vidrios parti�ndose contra el piso, debimos disimular la situaci�n�
El s�bado cinco de mayo, mi esposo hab�a pasado temprano en busca de las chicas, estar�a sola todo el d�a, golpearon la puerta, Kevin estaba al otro lado
- Hola Sara� est�n las chicas?
Mientras trataba de ponerlo al tanto de la situaci�n �l ya hab�a flanqueado la puerta y miraba de reojo el lugar, parec�a como que no me escuchaba, como adivinando la geograf�a de la casa subi� las escaleras, fui tras el tratando de detenerlo y preguntando que estaba buscando, al fin encontr� mi dormitorio, se qued� observando mi cama matrimonial y not� que la pared espejada que hab�a dise�ado mi marido captaba su atenci�n
- Basta Sara, basta de juegos�
Ante mis negativas me empuj� suavemente hasta la pared, me sent� acorralada, bes� mis labios, sus manos tomaron mi cintura
- No Kevin, no! par�par� esto est� mal�
Todo mi ser trataba de luchar contra el deseo pero no pod�a evitarlo, mis manos estaban en su cuello, respond�a sus besos aun neg�ndome y suplic�ndole que desistiera, su mano se peg� a mi muslo y fue subiendo col�ndose bajo la pollera, quer�a detenerlo pero no pod�a, sab�a que estaba mal pero la pasi�n era m�s fuerte, su otra mano apret� de repente uno de mis pechos, sobre mi camisa, sobre mi sost�n, nuestros besos se hac�an m�s y m�s calientes, su mano segu�a subiendo por mi piel, estaba tan cerca de mi vagina que no pude evitar abrir mis piernas para facilitar su acceso, respond� sacando su camisa, desnudando u torso joven y musculoso, era hermoso, perfecto, se ve�a tan viril�
Pronto mi camisa cay� al piso, mi sost�n tambi�n y mis senos desnudos se pegaron a su musculoso pecho, segu�a tratando de frenar lo que no ten�a freno, su mano ya estaba acariciando el el�stico de mi tanga, col�ndose bajo ella, acariciando los bellos de mi pubis, estaba mojada, inundada en deseo�
Mi vista fue hacia la pared espejada, la imagen me devolvi� solo dos amantes semidesnudos que daban riendas sueltas a sus m�s bajos instintos, Kevin me llev� sobra la cama que hasta ese momento solo hab�a compartido con un hombre, con mi esposo�
Qued� recostada, entregada, el joven estaba entre mis piernas, besando mi ombligo, con sus manos sosteniendo fuertemente mis tetas, lo deseaba, como lo deseaba�
MI figura de mujer adulta y esposa fiel a�n estaban en mi por lo que inconscientemente balbuceaba rogando para que se detuviera, pero �l ya hab�a bajado otro tanto sacando mi bombacha, mi sexo desnudo estaba a merced de su boca�
�l tom� mis manos y las puso sobre mis pechos induci�ndome a que yo misma me acariciase, apret� mis pezones duros al tiempo que su lengua filosa recorr�a mis labios y mi cl�toris, me sent� extra�a, hac�a como diez a�os que mi esposo ya no me practicaba sexo oral, me sent� h�meda como hac�a tiempo no me sent�a, me sent�a joven, me sent�a viva�
Comenc� a contraerme involuntariamente, a gemir, a jadear, me iba a venir en su boca, estaba rendida a su voluntad, en el momento justo penetr� mi argolla con dos dedos haci�ndome explotar, grit� hasta las l�grimas�
Kevin con una sonrisa en los labios vino sobre m�, tom� mis brazos llev�ndolos hacia a tras a ambos lados de mi cabeza, me ten�a prisionera, entonces me penetr�, su pija se sent�a enorme y deliciosa en mi interior, desliz�ndose en mis jugos, me la hac�a comer toda hasta el fondo arranc�ndome gritos de placer, lo rodee con mis piernas para que no escapara, mis orgasmos ca�an uno tras otro como gotas de lluvia, mis pechos se mov�an al comp�s de sus impulsos, el me besaba la boca, el cuello y bajaba un poco m�s para lamer mis filosos pezones, lo sent� venir, lo vi en su rostro, lo sent� en su sexo, poni�ndose a�n m�s dura en mi interior, su esperma caliente inund� mi cueva, como las olas invaden la playa, fue perfecto�
El joven se recost� a mi lado acariciando mi cabello sin dejar de mirarme directamente a los ojos, mi mano derecha acariciaba su hermosa verga que segu�a tan dura como antes, como si nada hubiera ocurrido, �l me dijo entonces
- Sabes Sara, voy a confesarte algo�
- Si? qu� pasa?
- No se c�mo dec�rtelo� pero sabes� no estuve con muchas j�venes, y nunca me consintieron en practicar sexo anal� y pens� que tal vez� una mujer como tu�
Sonre� y tap� su boca para que ya no hablara, me sub� sobre �l, arrodillada con una pierna a cada lado, escup� mi mano un par de veces y la pas� por mi esf�nter, tom� su preciosa verga entre mis dedos y la apoy� en el otro lado, suavemente me deje caer, poco a poco, mord� mis labios por el dulce dolor, me adapt� al grosor de su verga, en minutos me estaba penetrando, era hermoso.
Esta vez yo ten�a el poder y tom� los brazos de Kevin llev�ndolos a ambos lados de su cabeza, como antes �l hab�a hecho conmigo.
Ve�a su hermoso pecho hincharse con el aire, el placer se dibujaba en su rostro y eso me llenaba de placer a m�.
Gir� mi cabeza y observ� la postal que me regalaba el espejo, solo mov�a mis grandes nalgas arqueando mi cintura, arriba y abajo, enormes y majestuosas, la preciosa verga de mi amante erecta, su largo tronco desnudo, como una tortura solamente dejaba que su glande penetrara mi esf�nter, lentamente, dulcemente, volv� a su rostro, adivinaba su intenci�n de enterr�rmela toda, pero era yo quien ten�a el poder�
Lo sent� venir nuevamente, mientras me mov�a aprisionaba mi m�sculo amarronado contra su cabeza hinchada, refregando r�tmicamente mi cl�toris contra su pubis, su rostro me indicaba el final, nuevos orgasmos embriagaban mi cuerpo, lleg�bamos al mismo tiempo, sus manos se cerraron con fuerza e impotencia, su respiraci�n se cortaba, lo provoqu�
- Si beb�, si� llename el culito de leche� dale, dale! te gusta mi beb�?
Ahora su semen inundaba mi trasero, solo en ese momento baj� con fuerza haciendo desaparecer todo su miembro en el interior, hasta el fondo�
Est�bamos satisfechos, el pecado se hab�a consumado, me relaj�, busqu� el reloj sobre la mesa de luz para ver la hora, pero me encontr� de casualidad en segundo plano con un peque�o porta retratos con la foto de mi esposo y de las chicas, estir� mi mano para bajarlo como intentando que no vieran al tiempo que las l�grimas de la verg�enza y del remordimiento empezaban a llenar mi rostro como una tormenta de primavera�
Y ahora debo seguir escribiendo esta historia, una historia con p�ginas en blanco que no s� qu� palabras contendr� qu� le dir� a Kevin, un joven que bien podr�a ser mi hijo, al que no amaba pero me hab�a seducido en momentos de debilidad, que le dir� a Mar�a Cecilia y Mar�a Trinidad, si supieran que el objeto de sus peleas hab�a sido el mismo de mi ca�da, que le dir�a a mi esposo, si la situaci�n por la cual lo acusaba y nos hab�a separado ahora se hab�a vuelto en mi contra, como dice mi amiga� soy una mujer que ha vivido una historia que nunca contar�
La historia que terminas de leer es ficticia
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Gracias