Relato: Follada a dos bandas



Relato: Follada a dos bandas

Hola, mi nombre es Selena, tengo 34 a�os, estoy casada desde hace 3 y
trabajo en una empresa como administradora y he escrito �ste relato para
contar algo que me ocurri� hace algunos dias y que me dej� un recuerdo
inborrable.


F�sicamente, dir� que soy m�s bien alta, peso 55 kg, pelo rubio, tengo
bastante pecho, el culo bien puesto y los muslos bien formados; todav�a a m�
edad dicen que parezco mas joven, debiendo admitir que en m�s de una ocasi�n
he sido v�ctima de piropos de todo tipo, tanto por parte de j�venes como por
hombres de mediana edad, adem�s, en alguna ocasi�n he visto como me han
repasado descaradamente con la mirada de arriba a abajo, cosa que a m� me
molestaba y avergonzaba cuando paseaba junto a m� marido, pero que a �l,
lejos de enfadarse, dice que se siente orgulloso de llevarme a su lado, ya
que no todos los hombres tienen la suerte de ir acompa�ados de una guapa y
atractiva mujer.


En el terreno sentimental me encuentro muy bien con mi pareja, nos
queremos, nos respetamos y nos entendemos bastante bien en la cama, aunque,
desde hace alg�n tiempo, mi marido me ven�a insistiendo con una extra�a
propuesta, dec�a que le excitaba la fantas�a de imaginarme seducida y
entregada a otro hombre que no fuese �l, es decir, con alg�n amigo, con
alg�n compa�ero, incluso con desconocidos, y me planteaba situaciones
morbosas y extra�as, inimaginables para m�, a lo que yo siempre me he negado
rotundamente a seguirle el juego, ya que adem�s de que no se imaginarme
ninguna situaci�n con nadie que no sea �l, va en contra de los principios
morales que tengo yo del matrimonio, aunque �l me insist�a, dici�ndome que
le explicase cosas, momentos, deseos intimos que me produjeran morbo el
pensar en ello, que tuviera confianza en �l y que no me avergonzase por
esto, que con eso disfrutar�a sin hacer mal a nadie y que no tratase de
confundir las fantas�as con el amor, pero tras varias veces de intentarlo,
me sent�a rid�cula y no me produc�a la m�s m�nima excitaci�n.


Adem�s de trabajar y de las labores del hogar, dos d�as por semana voy a
una academia donde imparten clases de franc�s y a la que asisten entre otras
personas dos chicos de poco m�s de 20 a�os llamados Carlos y Marcos; desde
hace alg�n tiempo ven�a observando que cada vez que entraba en clase me
miraban y luego hac�an alg�n comentario entre ellos acerca de m�. Al
principio la situaci�n me resultaba algo inc�moda y violenta al sentirme
observada y procuraba pasar desapercivida, pero debo reconocer que pasadas
unas semanas y no se si fue por las continuas miradas que me lanzaban
aquellos j�venes unidas a la insistencia de m� marido con aquellos temas
sobre seducciones, situaciones morbosas, flirteos, etc, comenz� a picarme la
curiosidad y con �nimo de recoger momentos y situaciones para luego comentar
a m� marido, comenz� a despertarse dentro de m� la coqueter�a que toda mujer
lleva dentro cambiando m� actitud ante aquellos chicos, respondiendo a sus
miradas con una picarona sonrisa, reuniendome con ellos durante los
descansos y a vestirme incluso de forma m�s provocadora , atrevida y juvenil
para asistir a clase, con pantalones ajustados, camisetas ce�idas que
resaltaban el tama�o de mi pecho o con cortas faldas con las que mostraba
gran parte de mis piernas, incluso alguna vez olvid� ponerme sujetador, cosa
que no tardaban mucho tiempo en adivinar; empezaba a gustarme el hecho de
atraer y gustar a otros hombres adem�s de m� marido, ya que como mujer y m�s
a mi edad necesitaba confirmar que todav�a me sent�a joven y atractiva, pero
sin ninguna otra intenci�n hasta ahora por parte m�a, ya que adem�s, m�
marido no sab�a nada del tema.


Una vez finalizado el primer trimestre y con motivo de celebrar las
vacaciones de navidad se acord� el ir a cenar a un pizzer�a de la ciudad.
Para la ocasi�n me vest� con una camisa blanca un poco transparente, una
falda de licra gris bastante corta y ce�ida, unos pantys oscuros con una
apertura central, unos elegantes zapatos negros con algo de tac�n y un
peque�o sujetador negro, tipo wonderbra, que me juntaba las tetas y me las
levantaba y como no las tengo peque�as, la cuesti�n es que as� estaba
rompedora. Cuando lleg� al restaurante casi todos los compa�eros ocupaban
sus asientos pero al final de la mesa v� como Carlos me llamaba para
indicarme que me hab�a guardado un sitio a su izquierda y frente a Marcos.
Durante la cena todos estubimos comementando an�cdotas del curso,
ocupaciones, aficiones, etc, en un ambiente distendido y desenfadado a la
vez que mis dos compa�eros se mostraban muy amables y caballerosos hacia m�,
me llenaban continuamente la copa con vino y notaba como me miraban de una
manera especial, pero fu� poco antes de los postres cuando not� como por
debajo del mantel la rodilla de Victor rozaba la m�a; al principio cre� que
no se hab�a dado cuenta y la apart� discretamente pero volvi� a insistir a
la vez que Marcos toc� con su pi� el m�o bajo la mesa. Estaba nerviosa y no
pod�a evitarlo. Con asombro comprob� que el muy descarado se hab�a
descalzado. Su dedo gordo comenz� a tocarme despacio, desde mis pies hasta
la rodilla, luego bajaba de nuevo, as� una y otra vez, pero cuando intent�
subir m�s arriba, cerr� las rodillas. Con toda la cara, al notarlo, �l
presion�.


No s� si fue el morbo de sentirme acariciada bajo la mesa, el hecho de
que nadie se enteraba de nada o la imposibilidad de montar un n�mero
cambi�ndome de asiento, lo que hizo que muy despacio separase las rodillas.
El iba despacio, roz�ndome los muslos hasta que lleg� a mi entrepierna y
toc� con aquel dedo la tela de mis bragas; la impresi�n fue tremenda. Lo m�s
morboso de todo aquel sobeo tan �ntimo y directo que me estaban dando es que
aquellos dos chicos segu�an hablando como si nada. Ahora yo estaba tan
abierta de piernas como la falda lo permit�a y en menos de un minuto mi co�o
empez� a humedecerse, no me atrev�a a mirar a ninguno de los dos, pero
sent�a tanto gusto con todo aquello que abr�a y cerraba las piernas muy
despacio. As�, durante los postres, me estuvo tocando aquel sinverg�enza
aunque, a decir verdad, yo tambi�n era una descarada ya que no hice nada
para apartarme, sino que continu� espatarrada.


Aprovechando que llegaba el camarero con la cuenta y mis compa�eros
decid�an a donde ir�amos despu�s de cenar, me disculp�, me levant� y me fu�
al servicio. Me met� en uno de los lavabos, pas� el pestillo y levant�ndome
la falda hasta la cintura, me baj� las bragas. Mi mano fu� directa a m�
co�o, estaba gordo y muy mojado, procur� tranquilizarme, me limpi� con un
papel, me arregl� la ropa, me refresqu� las manos y sal� de nuevo.


Al dirigirme hacia la mesa v� no quedaba nadie y que mis compa�eros y la
profesora abandonaban el local, mientras que Carlos y Marcos me esperaban en
la barra.


- Hemos acordado en ir al cine a ver una pel�cula en versi�n original,
por lo del idioma ya sabes y luego ir a una discoteca, si es que todav�a
estamos animados; los dem�s han marchado ya hacia all� pero nos hemos
quedado para acompa�arte, dijo Carlos.


Me pareci� bien, as� que cojimos el coche y marchamos hacia all�. Carlos
conduc�a, Marcos se sent� a su lado y yo me sent� en la parte posterior del
veh�culo ya que me encontraba algo aturdida, no s� si por el vino o por el
sofoco. Tardar�amos un poco en llegar al recinto, ya que se encontraba a las
afueras de la ciudad y aprovech� el trayecto para cerrar los ojos e intentar
tranquilizarme de la bochornosa situaci�n en la que me encontr�.


Transcurridos unos minutos note como el coche entraba en un camino sin
asfaltar pensando que lleg�bamos a la zona de aparcamientos del recinto pero
al mirar por la ventanilla v� que no nos encontr�bamos all� sino en un
descampado sin iluminaci�n a las afueras de la ciudad. Todo aquello era muy
sospechoso y yo me encontraba algo nerviosa dada la situaci�n y no tard� en
comprobar que todo hab�a sido un montaje premeditado en el que yo me
encontraba inmersa.


- D�nde me hab�is traido? �no hab�ais quedado con los dem�s?


- Ha habido... un peque�o cambio de planes.


- �Cambio de planes...?


- S�, ahora te lo explicaremos con m�s tranquilidad.


Tanto Carlos como Marcos salieron del coche y abriendo cada uno una
puerta pasaron a la parte posterior del veh�culo donde me encontraba yo.


- Mira, ...que te parece si continuamos con lo de antes...


- Lo de antes...? ...que quereis decir...?


- Vamos..., no te hagas ahora la estrecha que lo sabes muy bien...


- Creo que ha habido un malentendido..., dije con voz temblona y
asustada.


- Un malentendido...?, pu�s mejor ser� lo aclaremos cuanto antes porque
llevas unas cuantas semanas calent�ndonos la polla sabes...


Ambos se acercaron hacia m� y sin darme opci�n, comenzaron a besarme por
las mejillas, por las orejas y finalmente por el cuello y a acariciarme
suavemente por encima de la ropa. Marcos no tard� en aprovechar la oscuridad
de aquel solitario lugar para colocar su mano sobre m� muslo, iniciando una
lenta y suave caricia hacia arriba mientras Victor me separaba suavemente la
otra pierna haci�ndome lo mismo. Intent� convencerles para que lo dej�sen,
pero estaban demasiado excitados como para venirse a razones y es que la
situaci�n no era para menos. Cerr� mis ojos mientras me dejaba acariciar por
aquel par de chicos que me hab�an calentado tanto durante la cena. Cuando
quise darme cuenta me encontraba ya con la camisa desabrochada y abierta,
quedando a la vista un min�sculo sujetador negro del que asomaban la mayor
parte de mis pechos y la falda remangada hasta m�s de la mitad, mostrando
casi la totalidad de mis muslos.


- Joder..., como viene vestida nuestra amiguita esta noche....


- Por favor..., dejadme..., esto es una locura..., vosotros sois muy
j�venes..., yo soy una mujer casada...


- Casada?..., ya sabe t� marido el modelito que te pon�as esta noche para
salir a cenar con los amigos?...


- No..., no lo sabe..., por favor..., ser� mejor que lo dejemos..., si se
enterase m� marido..., �l..., �l...


- El no se va a enterar de nada de lo que pase esta noche, al menos por
nuestra parte y por la tuya creo que tampoco te interesa, as� que no te
preocupes y rel�jate...


- Yo..., yo no deber�a..., yo..., yo...


- T�..?, t� lo �nico que quieres ahora es que te den una buena
polla...verdad?


Durante unos segundos dud�, y luego cerrando los ojos asent� con la
cabeza e instintivamente mis manos fueron resbalando sobre los muslos de
aquellos j�venes, y una vez all� no tard� en encontrar unos enormes y
alargados bultos que palpitaban bajo la cremallera de cada uno de los
pantalones.


No pod�a creerme lo que estaba haciendo, me encontraba con la falda
remangada hasta las ingles y con mis tetas casi al aire en la parte
posterior de un coche dej�ndome acariciar y con el deseo de ver y amasar la
polla a aquellos dos perversos j�venes a los que pr�cticamente ni conoc�a;
as� que sin perder un instante m�s, baj� la cremallera a uno, luego
desabroch� los botones del tejano al otro y me apresur� en sacar y ver c�mo
eran en realidad aquellas dos pollas que, debo reconocer que en m�s de una
ocasi�n me hab�a querido imaginar como ser�an y que debido al amor hacia m�
marido me reprim�a estos sucios pensamientos pero ahora las ten�a en m�s
manos a m� entera disposici�n; Victor la ten�a muy gorda y carnosa, aunque
algo fl�cida todav�a, mientras que Marcos la ten�a m�s larga, dura y muy
mojada ambas buen�sinas y con unos gordos test�culos en la base. Mientras
tanto, ellos tampoco perdieron el tiempo en acabar de remangarme la peque�a
falda uno y pegando un peque�o tir�n del sujetador hacia abajo dejando mis
tetas al aire el otro.


- Joder, que buena que est�...


- ...vosotros tampoco estais...nada mal, dije mientras alternaba las
miradas a cada uno de los miembros de aquellos muchachos; era la primera vez
que ve�a y tocaba una polla distinta a la de mi marido y deb�a contenerme
para no apretar en exceso aquellas dos pollas mojadas que resbalaban de mis
manos.


- ...y que par de tetas..., dijo el otro mientras contemplaba el
espect�culo.


- ...seguro que tu marido no te hecha un buen polvo desde hace tiempo,
pero esta noche te vamos a dar raci�n doble de polla , no te merece menos...


Marcos me separ� las piernas y comenz� por apartar m� braga con dos dedos
y con gran maestr�a comenz� a darme una suave caricia en m� cl�toris cosa
que hizo que lanzase un peque�o suspiro y quedase mi boca entreabierta, lo
que aprovech� para pegar sus labios a los m�os y entregarme su lengua que
acog� con sumo gusto mientras que Victor comenz� a acariciarme suavemente
los pechos haciendo que mis pezones reaccionaran y se pusieran duros y
gordos como garbanzos mientras me dic�a al oido:


- Ya sabe tu marido lo puta y calientapollas que eres cuando vienes a
clase...?


- Qu� dir�a si viese a su mujercita dejandose meter mano en un coche por
dos tios como una zorra...?


Aquellas palabras, al contrario de lo que hubiese podido pensar semanas
atr�s, en vez de ofenderme, me excitaron a�n m�s, haciendo que acelerase el
ritmo de la paja que les estaba propinando, entonces Marcos comenz� a
introducir dos de sus dedos en m� encharcado y abierto co�o, iniciando una
follada con su mano mientras simultaneamente con la otra estimulaba mi
cl�toris, d�ndome placer por todas partes; me ten�an muy caliente y s�lo
pude abrir la boca para decirles:


- Sois unos cabrones...!!, me est�is matando de gusto...!!, me ten�is muy
mojada...!!, metedme vuestras pollas y folladme de una vez, como sig�is as�
me voy a correeer !!..aahhh...!!


As�, espatarrada, dej�ndome sobar y chupar los pezones por uno,
meti�ndome mano en el co�o el otro y una polla en cada mano me corr� por
primera vez sin poderlo evitar, retorci�ndome de gusto como una tonta
veintea�era. La situaci�n no era para menos, pero me encontraba muy excitada
y no pod�a parar.


Me gir� entonces hacia Victor, v� su gorda y mojada polla, y sin
pens�rmelo dos veces me amorr� comenz�ndola a engullir con aut�ntico
desenfreno, me apetec�a met�rmela en la boca y lamerla, chuparla a fondo, no
s� si era por el morbo de tener una polla tan enorme a m� disposici�n, o por
el hecho de encontrarme en aquel lugar, dej�ndome meter mano por aquellos
dos j�venes y sin que m� marido se enterase de nada, el caso es que yo acab�
derrotada ante tal situaci�n, entreg�ndome al placer, al sexo!!. Mientras,
con el culo ofrecido a Marcos, �ste no tard� en darme lo que tanto
necesitaba ; puso su polla a la entrada de m� mojado co�o y empujando
suavemente la meti� hasta el fondo, provocando que yo lanzase un quejido de
placer, despu�s comenz� a follarme suavemente, luego aceler�, entr�ndola y
sac�ndola al completo, acompa�ando al ritmo de la mamada que le estaba
propinando a Carlos:


- Ah..., que bien la chupas..., que gusto..., como sigas as� me voy a
correr..., ah...si..., t�mala toda... !!.


Carlos descarg� toda su leche dentro de m�, fu� como una explosi�n que
acab� por llenarme toda la boca y mientras yo me apresuraba en sorber y
tragar todo aquello, Marcos comenz� a bombear acelerarando y profundizando
aquel mete y saca tan bueno que me estaba dando:


- Yo tambi�n me corro ya...!, Toma...ah...!


- S�, sigue... que yo tambien me voy ya...ah...!


Y as�, con el chapoteo de m� co�o con la polla de Marcos entrando y
saliendo de �l y con la polla de Victor en m� boca nos corrimos los tres. Me
incorpor� tras unos instantes despu�s de relamer y limpiar la polla a Carlos
y entonces Marcos me dijo:


- Ch�pame ahora a mi la polla!...te apetece?


Sin contestar y cegada por mi calentura me amorr� y as�, agarr�ndola con
una mano comenc� de nuevo a menearsela y a chuparla y �sta no tard� mucho en
reaccionar, volviendo a ponerse dura y con una erecci�n enorme, teniendo que
dejar tres o cuatro dedos de polla fuera de m� boca ya que casi me daban
arcadas al intentar tragarla entera. Mientras Victor coloc� su polla en la
entrada de m� culo y comenz� a presionar.


- No por favor, por ah� no..., me duele...., te lo ruego..., por lo que
m�s quieras..., me duele...


- Qu� pasa?.. que no est�s acostumbrada a que te la metan por aqu�...?
o... es que �sta polla �s m�s gorda que la de t� marido...?


- ...aahhh...!!, ...las dos cosas....


- Pues �sta noche te la voy a meter por �ste culito de zorra que tienes,
ver�s como te gusta....


As�, sin hacer caso a mis protestas y agarr�ndome por la cintura, comenz�
a presionar; primero con un golpe seco meti� el glande en mis entra�as. El
dolor era terrible y despu�s de tres o cuatro empujones m�s supuse que ten�a
toda su polla dentro de m�, confirm�ndomelo el golpeteo de sus huevos sobre
m�s carnes. As�, con toda su polla dentro, comenz� a encularme lentamente,
como si tuviera todo el tiempo del mundo. Me di cuenta que el dolor estaba
en el anillo de m� ano y no en el recto, as� que ten�a que evitar a toda
costa que aquel glande volviera a salir para no sentir aquella enorme
punzada, de �sta manera, cada vez que su polla se retiraba y amenazaba con
intentar salir era yo misma qui�n casi inconscientemente llevaba m� culo
hacia atr�s para tragarla de nuevo enteramente. No sab�a cuanto iba a durar
aquel tormento, pero que viendo que estar�a sometida un buen rato por aquel
joven y ante la imposibilidad de acabar con aquello, acab� por asumir la
situaci�n en la que me encontraba mientras iba mamando la deliciosa polla de
su amigo, entrando y saliendo de m� boca al ritmo con el que la otra polla
entraba y sal�a de m� culo; �ste acab� acopl�ndose por f�n a aquella enorme
polla, todo se mov�a ahora con mucha m�s facilidad, incluso debo reconocer
que cesaron mis protestas y �stas se convirtieron en sollozos placenteros,
gemidos, suspiros y en alguna que otra palabra grosera y sucia; qui�n me iba
a decir a m� que aquella noche iba a acabar poni�ndole los cuernos a m�
marido teniendo una aventura con dos j�venes y mucho menos dejarme follar
por todos sitios como lo estaba haciendo, pero estaba sintiendo mucho placer
con todo aquello y ahora era yo misma quien se mov�a para rozarme m�s y m�s,
me sent�a como una perra caliente.


- Mmmum..., mmmum...


- Ahora no te quejas, eh!....


- Mmmum..., mmmum...


- S�, parece que le gusta...


- C�lla..., calla y sigue foll�ndome, ...as�..., ...as�..., que gorda la
tienes cabr�n..., como me llenas..., asiii..., ahy..., como me est� gustando
ahora que me follen por el culo...!, ...ahhy...!


Entonces Marcos, cogi�ndome por la nuca me acompa�� de nuevo hasta su
polla


- C�lla y sigue chupandomela...


- Mmmum..., mmmum...


- No aguanto m�s, me voy a correr como sigas retorciendo tu culo...ahh!


- Ahh..., que bueno..., cl�vamela toda ..., as�..., que gorda la noto...,
f�llame bien...!, as�..., ahhh..., me corro..., ...me corro...ahh!!


- Yo tambien me corro, toma mi leche....


- ...y la m�a tambi�n...


As�, nos corrimos de nuevo los tres, descargando uno toda su leche en m�
culo y el otro en m� boca, y as�, tr�s lamer y saborear todo aquello, con m�
culo inundado y el co�o chorreando, incorpor�ndome les ofrec� m� boca a los
dos como muestra de satisfacci�n; despu�s de relajarnos unos instantes nos
pusimos bien la ropa como pudimos y nos marchamos, sin haber visto ninguna
pel�cula y sin bailar, pero satisfechos.


Cuando llegu� a casa m� marido estaba durmiendo, me lav� ya que iba
chorreando por todos sitios y con las bragas empapadas, luego me met� en la
cama procurando dormir. Durante dos d�as tube dolorido mi culo, pero mereci�
la pena.


De todo �sto a m� marido naturalmente no le cont� nada, pero a raiz de
aquella primera raci�n de cuernos cambi� totalmente mi actitud hacia los
hombres ante situaciones de la vida cotidiana; ahora debo reconocer que hay
momentos en los que me gusta sentirme observada cuando voy por la calle,
visto con ropa m�s femenina, ajustada y provocativa, incluso cuando voy a
alguna cafeter�a o restaurante y coincide que llevo alguna falda corta y
estrecha aprovecho para situarme frente alg�n desconocido y provocar una
excitante situaci�n ya que descuidadamente cruzo las piernas quedando a la
vista gran parte de mis muslos o bien las dejo entreabiertas para hacerlo
enloquecer con sus calientes pensamientos. Semanas m�s tarde, cuando una
noche m� marido comenz� a tratar el tema me atrev� a cont�rselo como si de
una fantas�a m�a se tratase, y al comprobar como se iba poniendo cachondo se
lo fu� explicando con todo tipo de detalles, sin imaginarse que todo aquello
me ocurri� en la realidad, disfrutando yo tambi�n mucho, ya que me sent�a
muy excitada al recordar aquellas dos pollas y en como me follaron aquellos
maliciosos j�venes; fue a partir de entonces cuando comenc� a participar
activamente y a seguirle el juego de sus fantas�as con otros hombres en
situaciones imaginarias en las que me intenta involucrar; lo que no imagina
es que con todo esto ha conseguido que su recatada y t�mida mujer se haya
vuelto un poco m�s golfa de la cuenta...


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Relato: Follada a dos bandas
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