Doctor Pretty
Original en ingl�s por wetfille
Jane Pretty* observaba el reloj en su mu�eca. Girard
Perregaux: un reloj Swiss, de buen gusto y elegante. Igual a su vestido: Chanel
listo para usar; pr�t � porter, de moda y profesional. Soltera, 37 a�os, una
terapeuta costosa, gastaba su dinero en cosas finas. Le procuraba satisfacci�n
rodearse con ellas. Cruz� las piernas, la fricci�n de sus panty�medias como un
temblor trasl�cido de sonido, sus altos tacones estirando atractiva, pero no
er�ticamente, su tobillo, con una punta no demasiado aguda. Se inclin� y tom� un
trago de su botella de agua. Joyce, su asistente, hab�a llenado su agenda con un
hombre llamado Alex Kennedy. Originalmente, cuando �l hab�a llamado le hab�an
dicho que no hab�an citas por al menos dos semanas. Luego la Sra. White cancel�.
Joyce hab�a dicho que el se�or Kennedy estaba ansioso de ser atendido. Ahora, la
doctor Pretty deseaba que Joyce no lo hubiera programado. No necesitaba los
trescientos d�lares, y le habr�a encantado ir temprano al gimnasio. Sent�a la
necesidad de sudar mucho hoy � un �ngulo m�s profundo en la caminadora, un
patr�n diferente en la bicicleta estacionaria. Ah, bueno.
"Que tengas una noche maravillosa Joyce. �Feliz cumplea�os!"
Joyce alz� la mirada y sonri�, ansiosa por su "cita" con su
esposo. La doctor Pretty no se hab�a molestado por dejarla ir temprano; por
Dios, �l s�lo sal�a con Joyce una vez cada dos meses.
La dr. Pretty revis� una vez m�s su mu�eca. Ajust� las sillas
del consultorio, las dispuso de forma que quedaran frente a una amplia pintura
de una caba�a en una costa irlandesa ba�ada por el viento. A los pacientes les
gustaba observarla desde muchos de sus estados de �nimo � nubes entre grises y
p�rpura, una caba�a aislada, un mar ca�tico, im�genes que calmaban el pecho
salvaje. La puerta de la oficina exterior se abri� y cerr�, y ella sali�.
Alex Kennedy era lo que llamaba un hombre "atrayente":
result� que era un exitoso agente de bolsa, apenas por encima de los treinta.
Cargaba una bolsa de squash bajo el brazo, con el nudo suelto y las cuerdas
colgando al lado. La mir�, con sus ojos casi congelados. "Ah, Dr. Pretty. Estoy
encantado de conocerla por fin".
"�Por fin?" Ella le devolvi� la mirada, pregunt�ndose que
querr�a decir eso. "Entre a mi consultorio por favor. "�Debimos habernos
conocido antes?"
"Oh, no. No. No importa. Gracias". Entr� y se sent�. "Gracias
por arreglarme una cita, Doctor Pretty. Estoy un poco caliente desde mi juego".
Ella tom� una botella de agua y la puso en la mesa junto a su
silla. "Parece que esto le gustar�a". Se sent�, con todo el control, con una
agenda en su regazo y las piernas cruzadas.
�l la observ� mientras se tomaba un gran trago de la botella
de agua. "El apellido corresponde con la realidad, Dr. Pretty*. Gracias por el
agua."
Ella lo mir�, completamente inamovible. Era uno de esos
hombres: guapo, activo, exitoso, ropa costosa que no se molestaba en cuidar.
"Entonces, Alex, �qu� te trae por aqu�? Con tanto af�n".
La mir�, sin hablar a�n. Ella se pregunt� cu�nto tendr�a que
sacarle. Uno de esos hombres: no comunicativo. �l ten�a un cabello rubio
ondulado, una mano fuerte sobre el brazo de la silla, la otra frotando su
barbilla.
"Bien", empez�. Luego se detuvo. "�Tiene muchos pacientes
hombres, Dr. Pretty? Me encanta su apellido. Doctor Pretty".
Ella separ� las piernas y las volvi� a cruzar, como si dijera
de nuevo que era momento de trabajar. Sonri� de manera demoledora. "M�s mujeres
que hombres. �Importa eso? �Te pone inc�modo?"
La observ�, apoyando la barbilla contra los dedos de su mano
izquierda. Sus ojos discurr�an de su rostro a su cuerpo, sus piernas, sus pies.
"No, no realmente, creo. Pero es un poco bochornoso. Como � si los chicos
supieran que estuve por aqu�". Se detuvo y alej� la mirada. Ella simplemente le
observaba, levantando los ojos de manera expectante, con la certeza de que la
gente ten�a una necesidad autom�tica de llenar los silencios. Ese era el mejor
amigo de una terapeuta, el silencio. �l sonri� como un ni�o alardeando. "Dr.
Pretty, imagine, los chicos y yo tomamos caf� abajo en Starbucks. Nos sentamos a
la ventana y evaluamos a las mujeres. Usted es una de las que camina por all�. Y
est� casi en el lugar m�s alto de la lista.
Visiblemente ella no reaccion�, pero por dentro volte� sus
ojos. Vaya; �se esper� hasta el final del d�a para esto?
"Tal vez alguno de ellos me recomend�, Alex?" Pod�a ser
ir�nica, si quer�a, aunque esto probablemente pas� de largo por su cabeza.
"Algo as�", dijo r�pidamente. "Estaba en el edificio una vez
con un amigo. Uno de ellos mencion� su nombre. Dijo que era una de las analistas
m�s caras de la ciudad. Simplemente ten�a sentido. Su oficina es cerca y
conveniente. Puedo pagar lo mejor. Y adem�s casi sent� como si la conociera.
Quiero decir, dado que usted es una de las que camina por Starbucks. A eso me
refer�a cuando entr�".
"Ya veo". Ella pudo sentir que se sonroj� un poco. �Por qu�?
Ten�a el h�bito de analizarse a s� misma, casi como un h�bito profesional.
Hombres sentados en una mesa, observ�ndola, evaluando. Pregunt�ndose c�mo se
ver�a sin ropa. "Creo que deber�amos empezar con lo nuestro, Alex. Puede que no
haya sido f�cil para ti venir, a hablar de algo personal. Algo de lo que los
hombres se sientan rid�culos, por ejemplo. �Por qu� no lo sueltas? Date una
oportunidad. Eres un hombre exitoso y que conf�a en s�. No tienes porqu�
sentirte intimidado por la situaci�n".
Pens� que con eso lo retar�a. Lo retar�a a ser honesto. El se
reclin�.
Puso una vez m�s su barbilla en los dedos. "S�, creo que
tiene raz�n". Observ� con atenci�n las piernas una vez m�s. Casi lo ten�a
capturado, un poco bajo su piel. �l se dobl� hacia adelante, los codos sobre las
rodillas. "Es algo as�, Dr. Pretty. Tengo pensamientos. Pensamientos intensos.
Sobre las mujeres. Tengo una teor�a, pero temo que me pondr� en aprietos".
Ella alz� la vista, dej� de hacer anotaciones. "�Una teor�a?
�Aprietos? �Qu� tipo de pensamientos, Alex, qu� tipo de teor�a? Adelante. He
escuchado historias bastante inusuales aqu�".
La vio otra vez, y se pas� la mano por la frente. Se deshizo
de su chaqueta y la puso sobre su bolsa de squash. "De acuerdo, Doctora. Estos
pensamientos, esta teor�a sobre las mujeres". Hizo una pausa.
Ella se pon�a realmente impaciente. Empez� a golpear sus pies
involuntariamente por unos segundos, y luego se detuvo. "�Y la teor�a es?..."
�l la vio, con sus ojos atentos e intensos. "S�. Es m�s que
una teor�a, realmente. Parece ser la verdad. La verdad sobre c�mo son las
mujeres".
"Adelante."
"Bueno, Doctor Pretty, �usted sabe c�mo a las chicas les
gusta actuar, les gusta que parezca dif�cil de lograr? Lo que yo creo es que
dentro de cada mujer hay una ni�a que simplemente quiere que la tomen. Que la
fuercen. As� que ella no est� indefensa. Por eso, si ella est� indefensa, y si
la fuerzas un poco, esto le da una excusa, �me entiende? Una excusa para
rendirse y dejar que la tomen. Que la follen. Ella no puede evitarlo, y luego
resulta que le gusta tanto que siempre necesita m�s.
Ella no sab�a si re�rse, o alejar de nuevo la mirada. "As�
que esa es tu teor�a. O acaso has encontrado que funciona tambi�n en la
pr�ctica? Supongo que depende de la mujer".
Los fr�os ojos azules del hombre pasaron de las manos al
torso femenino. "�Usted no cree que las mujeres son as�, Doctor Pretty?"
"No es una fantas�a inusual de mujeres, ni de hombres, tener
pensamientos de estar indefenso".
"�No es inusual, Doctora? Pr�cticamente cada mujer que he
encontrado es as�. Como la otra noche. Estaba en Shaker�s, el club que queda
pasando la calla. �Lo conoce?"
No era as�. Rara vez sal�a, excepto a escuchar la sinf�nica,
o a cenar con algunos amigos, amigas, con quienes ten�a buena relaci�n. "No,
pero contin�a".
No necesitaba que le ayudaran para que hablara. Observ� las
piernas de la mujer, luego sus ojos. Casi no lo puede evitar, pens� la doctora.
El macho depredador, escribi� en su libreta. "All� hab�a una mujer, en el bar.
Jeans apretados, blusa blanca, tetas grandes, un poco demasiado grandes para la
blusa. Tacones, cabello rubio. Y esa mirada cuidadosa en sus ojos. Esa es la
clave. Busco aquellas que tengan esa mirada cuidadosa en los ojos. Tienen que
tenerla. Esas son las que intentan enmascarar sus reales sentimientos. Me le
acerqu�. Se indign� un poco, pero no demasiado. Bailamos un par de canciones. A
cada momento yo me apretaba contra sus pechos. No se alejaba. Nos besamos un par
de veces. Nunca se solt� realmente. La invit� a mi apartamento, que es cerca de
aqu�, s�lo por un trago antes de dormir". Se detuvo y la observ�, como si fuera
su turno de guardar silencio.
Es sorprendente c�mo apenas un segundo, una mirada, puede
realinear el universo. De repente, al principio, ella estuvo inc�moda en ese
silencio. Luego se sinti� asustada. Inexplicablemente. Su raz�n le dec�a que se
calmara, que no hab�a nada de qu� preocuparse. Tom� bastante aire, y se oblig� a
escuchar la voz de su raz�n. Separ� sus piernas y las volvi� a cruzar. Pas�
saliva. �l observaba atentamente su rostro, luego su cuello. Sus ojos sobre el
vac�o encima de su blusa. No seas rid�cula, le dec�a su mente. S�lo te dice sus
cosas. Luego las rodillas, sus pantorrillas. Luego una vez m�s hacia arriba
hasta el bordillo de su falda, al sitio en que sus muslos se cruzaban. Requiri�
toda su voluntad no bajar el dobladillo de su falda. Era una falda conservadora,
pero, al sentarse sub�a unos cent�metros por encima de su rodilla. Adem�s, deb�a
tener 6 o 7 a�os m�s que �l.
"Puees,.. usted sabe c�mo es, Doctora. Un trago en mi
apartamento. Luego en mi sala, es como una regla sin palabras, �me entiende? No
me estoy metiendo en problemas por contarle esto, �o s�?"
Ella neg� con la cabeza. "No, esto es completamente
confidencial, Alex. �Y bueno?" Sinti� que el rubor en su piel, movi�ndose hacia
su pecho. Se colocaba completamente roja cuando era menor, y se avergonzaba con
facilidad. Ahora ya no le pasaba nunca. Hab�a aprendido tanto de s� misma, c�mo
tratar sus reacciones, c�mo no impresionarse. As� deb�a ser en su profesi�n. Era
una de sus fortalezas. Su habilidad de ser desapasionada, de escuchar con
cuidado, de hacer preguntas astutas, de dar consejo.
"Y bueno." Se le acerc� unos 4 o 5 cent�metros en la silla,
dobl�ndose hacia ella. "Estamos en mi cocina. La beso. Da un peque�o gritito
cuando la beso. Me pone la mano en el pecho, empuj�ndome con suavidad. �Como si
me pudiera alejar con esa fuerza? Soy muy fuerte, sabe, y como 20 cent�metros
m�s alto que ella. La beso otra vez, presion�ndome contra ella, m�s fuerte. Para
ese momento, tengo la polla dura y la presiono contra su entrepierna. Se aleja,
y sus brazos est�n alrededor de mi cuello. Luego, despu�s de un rato, nos
estamos besando de una forma muy caliente, y le estrujo un pecho y no me
detiene, y luego me detiene con la mano. Me intenta alejar de un empuj�n, pero
sin fuerza. Como si tuviera que probar que es una buena chica, �me entiende?
Pero por debajo s� que es una chica mala. Una chica mala como todas las mujeres
por dentro, �me entiende, Doctora?"
La Doctor Pretty hizo como si estuviera anotando algo,
solamente para rehuir a su mirada.
"Y lo hago otra vez. Toda la rutina. Lo hacemos casi tres
veces y finalmente la tomo del cabello, y doblo su cabeza hacia atr�s, y tiene
esa mirada en los ojos, la que se que me dice c�mo es ella realmente. Est�
asustada pero tambi�n sabe que quiere, y puedo verlo en sus ojos y sabe que
puedo verlo. Empiezo a llevarla tras la puerta y luego a mi cuarto, y da unos
pasos cortitos, diciendo que no, mirando a todo lado como un conejo asustado.
Empiezo a deshacer los botones de la blusa. Sus dedos llegan a detenerme, algo
as�, pero es un esfuerzo muy d�bil. Luego sus jeans. Despu�s �y siempre
funciona, Doctora� deslizo mi mano muy r�pido dentro de sus pantalones y mis
dedos empiezan a tomar y estrujar su conejo. Y est� muy mojada. Muy mojada. Y
sabe que el juego acab�, y cierra los ojos. Gime. Se derrite. Sabe que es lo que
realmente quer�a. Lo que realmente quiere por dentro. Lo que parece todas las
mujeres quieren, Doctora".
No le dio tiempo de responder, sino que sigui�. "Lo siguiente
que escucho es que est� gimiendo. Y dice, �s�, rayos, c�geme, por favor f�llame,
estoy tan cachonda�. Y eso hago. Casi no puedo desvestirla lo r�pido que ella
quisiera. Y se corre como cuatro veces. Ara�a toda mi espalda. As� es como
pasa". Se dobl� hacia atr�s, casi como un ni�o que espera que le den un premio.
La Doctor Pretty se tom� un trago de su propia botella, y
sec� su garganta con la punta de los dedos. Pod�a sentir lo sonrojada que
estaba. "�Y siempre es as�, Alex? �Piensas que todas las mujeres son as�? �Es
por eso que viniste a verme?"
�l se qued� sentado en silencio unos cuantos segundos. "Ah,
no, no creo que todas las mujeres sean as�, Doctora. Ellas son as�. Pero no es
por eso que vine a verla. Son los pensamientos que tengo. Son un poco m�s
extremos".
"M�s extremos... De acuerdo, cu�ntame".
"�Est� segura de querer escuchar esto, Doctora? Parece un
poco inc�moda por esto".
Fingi� una sonrisa y movi� la cabeza. "Ah, no, Alex, no te
preocupes. Cr�eme, he escuchado absolutamente de todo". Por alguna raz�n, sinti�
la necesidad de mostrar que no estaba molesta, que no asustada. S�, asustada.
As� es que se encontraba. Y no quer�a mostrarlo.
�l se inclin� hacia adelante una vez m�s. Ella vio su reloj.
Quince minutos m�s. El edificio estaba en silencio. "Mis pensamientos son unos
m�s ... ummmm... violentos, Doctora. Este es el problema. En mis fantas�as no
quiero que las mujeres se rindan tan f�cil. No quiero que se rindan en lo
absoluto. Quiero cubrir sus bocas con mis manos antes de que griten.
Amordazarlas con mi corbata, o una bufanda. Quiero atarlas, atarlas a un poste o
a una cama o una silla. Rasgar su ropa, quit�rsela con un cuchillo. Forzarlas.
Forzarlas realmente. Luego mirar sus ojos cuando les toque los co�os. Deslizar
mis dedos por su entrepierna, y mirarlas a los ojos cuando mis dedos se sumerjan
en sus co�itos y ellas est�n tan mojadas. Ese es el momento de la verdad. Quiero
verla en sus ojos. Cuando sabes que s� que realmente les gusta. Todo lo que son
las chicas malas por debajo. Incluso las m�s buenas. Incluso las realmente
buenas".
Ella mantuvo su balance. Pas� saliva discretamente, y luego
tom� su botella de agua y se tom� un sorbo. Femeninamente. �l hizo lo mismo,
s�lo que su garganta son�. Luego se sec� la frente. Hal� la corbata que colgaba
a los dos lados de su camisa. Estuvo listo. Inhal� profundamente y se sent� de
nuevo.
"�Y te sientes mejor ahora, Alex, hablando de esto?"
"S�. Pero usted ve porqu� estoy preocupado. Pienso en esto a
menudo. Miro una mujer, en la calle, como las que miramos en Starbucks, o en un
bar".
Ella volvi� a cruzar las piernas y hal� hacia sus rodillas el
dobladillo de su falda. "De manera que tienes tu propia fantas�a de violaci�n.
Desde luego, por lo general es al rev�s, pero a�n as� es fantas�a, Alex, y eso
es lo que tenemos que recordar. Muchas personas tienen todo tipo de fantas�as.
Volando. Nadando en el oc�ano. Rescatando damiselas de dragones. Matando
extraterrestres. S�lo tienes que recordar que son fantas�as".
La observ�, frot�ndose los labios con su �ndice,
reflexivamente. No dijo nada.
Ella mir� su reloj. Cerr� el cuaderno. "Pero te dan miedo
esas fantas�as, es eso, Alex. Tal vez incluso alguna vez llegaste a casi
cumplirlas, �es eso? Deber�amos hablar de eso, creo. La pr�xima vez. �Pero te
sientes mejor, al menos, por ahora?"
�l asinti�. "S�. Creo que se acab� el tiempo. As� es como
funciona, lo s�". Se agach� para recoger su chaqueta, luego su bolsa de squash.
Ella se puso de pie. �l se levant�. Ella se hizo a un lado para dejarlo pasar.
En el corredor hacia la oficina �l se detuvo y se volvi�. "Doctora, tengo que
preguntarle algo. Cuando yo estaba hablando, usted se sonrojaba, toda su piel se
puso roja por encima de su cuello. La puso nerviosa, �o no?" La mir�. Su cuello,
que se tornaba rojo una vez m�s.
"Alex, no necesitamos hablar de mis reacciones. Son�"
�l se hizo a un lado, m�s cerca a ella. Ella retrocedi�.
"Usted ten�a miedo, Doctora. �Debido a la forma en que reaccion�?"
De hecho, ella estaba muy asustada, en ese momento. Reuni�
todo su control. "Alex, podemos hablar de eso la pr�xima vez. Por ahora, se
acab�, �de acuerdo? Es por eso que las citas duran una hora. Evita que el
paciente vaya m�s all�".
�l le llevaba unos quince cent�metros. Sus ojos, not� la
mujer, eran de un azul acerado. Unos cuantos rizos de vello asomaban por sobre
su camisa. El sudor brotaba de su frente.
"�Se est� ruborizando ahora mismo, Doctora. De su cuello
hacia arriba". �l hal� lentamente su corbata del sitio en que colgaba alrededor
de su cuello. R�pidamente ella levant� su mano, con la palma abierta y los dedos
separados. Sacudi� su cabeza. Abri� la boca pero era demasiado lenta. Todo,
parec�a, era muy lento, como si de repente estuviera en un universo drogado.
El sabor de la corbata no era lo que ella esperaba. Sab�a
como a papel. Sus ojos se abrieron de terror. Gru��, pero �l hal� la corbata
hasta bien dentro de su boca. Se ve�a intenso, pose�do por ese tipo de sensatez
demente que sabe exactamente lo que hace. Pod�a sentir su aliento en su rostro,
pero todo lo que pod�a oler era el olor de su propio cuerpo, su propio sudor,
que ca�a ahora por su frente. �l la empujaba hacia atr�s contra la silla. Sus
manos estaban prendidas al bot�n superior de la chaqueta de su traje. Rasg� la
prenda y la abri� sobre sus hombros. Esto inmoviliz� sus brazos. Su visi�n
empez� a ponerse borrosa, por las l�grimas. La empuj� sobre la silla de brazos.
Ella mantuvo los muslos apretados. Gru��a cada segundo, incapaz de hacer
cualquier otro sonido. Esperaba que s�lo estuviera actuando. Esperaba que �l se
despertara y se diera cuenta de lo que hac�a. �l puso la mano sobre su pecho,
oblig�ndolo a quedarse quieto.
Not� de pronto que se encontraba muy expuesta, s�lo con su
sost�n y su falda. Su costoso brassiere La Perla, con el bello tejido de encaje,
que se ajustaba a sus pechos 34C perfectamente. Sus pechos 34C sin marcas.
"Muy linda (pretty), Doctor Pretty". �l pas� sus dedos por
encima del sost�n. Ella grit� m�s duro entonces. Las l�grimas corr�an por sus
mejillas. "No se mueva". La mano masculina se movi� a su garganta, y de repente
sus ojos se abrieron m�s, al sentir los dedos alrededor de los m�sculos de su
cuello. �l se inclin� a recoger algo en su bolsa de squash y sac� algunas
cuerdas. Las sostuvo frente a ella. "Amarras de barco", dijo, "Tuve que
recogerlas donde un amigo a quien se las prest�. En camino hacia ac�".
R�pidamente desapareci� tras ella. Incre�blemente r�pido sinti� la cuerda
enroll�ndose alrededor de su pecho, sobre el comienzo de sus senos, luego debajo
de ellos, despu�s un fuerte jal�n. Tan fuerte que sinti� que el aire se escapaba
de sus pulmones. �l se movi� frente a ella. Le quit� los zapatos. Ella empez�
entonces a sacudirse en un desordenado n�mero de patadas. Lo que sinti� despu�s
fue su cabeza volando, como si se la hubieran arrancado del cuello. Despu�s su
mejilla empez� a arder. Estaba mareada. Por un segundo incluso se pregunt� d�nde
estaba. �l la hab�a golpeado. La hab�a abofeteado. Se qued� en silencio. A�n
estaba desorientada, cuando sinti� que las manos hac�an algo con sus pies.
Ataban sus tobillos. Luego los halaban hacia atr�s. Su falda escal� por sus
piernas separadas. Por Dios. Intent� cerrar las piernas pero fue imposible.
�l se puso de pie frente a ella. "Muy linda (pretty), Doctor
Pretty. Le gustaron mis historias, �o no? Quiero decir, muy adentro. No quiere
admitirlo, pero vamos a hacer una prueba, �cierto?" �l se inclin� y subi� la
falda. Ella grito, las l�grimas corriendo por su rostro. �l se dobl�, quedando a
unos cent�metros de su rostro.
"Escucha". Pod�a sentir su respiraci�n en su rostro una vez
m�s. Pero a�n, todo lo que pod�a oler era su propio cuerpo. Sudando. Un sudor
fr�o. "Escucha. Haremos una prueba. Si su co�o no est� h�medo, entonces la
dejar� libre. Pero si est� mojado...
bueno, entonces, Doctor Pretty..." Se detuvo y la mir�
amenazante al rostro, con una cruel sonrisa. Sus manos se deslizaron por sus
muslos, a lo largo de sus pantymedias. S�lo entonces, en ese momento, con las
manos corriendo por sus muslos para alcanzar el borde de las medias, ella empez�
a pensar en su vagina. Oh Dios. Dios. Rez�.
"�Tiene unas bragas que combinan, Doctor Pretty? �Para qui�n intenta verse
tan bien (pretty) debajo de ese traje? �Piensa en nosotros observ�ndola caminar
por el and�n, imaginando c�mo se ver�a?" Sus dedos encontraron el el�stico de
las medias y empezaron a halarlo. �l lo forz�, terriblemente, dolorosamente. Una
vez estaba a medio camino por sus muslos no pudo estirarlo m�s. Se detuvo,
secando su frente. Luego observ� sus pantaletas. "Tiene unas bragas que
combinan, Doctor Pretty. Tan hermosa (pretty). Ahora, Doctor Pretty, veamos si
es una chica mala. �Ser� que s�? �Es una chica mala? �Me lo va a decir, o tendr�
que averiguarlo yo mismo?"