Relato: Mi jefe en el hospital y su sobrino Viviana
Hola a todos soy Viviana, 46 a�os. Les cuento que desde hace
unos a�os salgo con uno de mis jefes en el Hospital, soy secretaria en el �rea
de Cardiolog�a. Ya hemos probado de todo, una vez por semana durante casi 4
a�os, no hay hotel que no conozcamos juntos, fines de semana en la costa, viajes
a congresos, en el consultorio, el auto, en la puerta de mi casa, ya cre�a que
no quedaba nada nuevo. Pero el mes pasado me invita al departamento de un colega
suyo, muy bien puesto, en Palermo.
Cuando llegamos luego de unas compritas, alguna tanguita
nueva tipo leopardo, unos zapatos negros que me encantaron, una blusa negra
transparente y algunas chucher�as. Cuando ya estamos tomando algo, suena el
timbre, alguien en la puerta, por supuesto el se levanta y va a atender, no
esper�bamos a nadie, al menos eso cre�a yo.
Cuando abre la puerta, veo un muchacho de unos 17 o 18 a�os,
vestido de traje, muy buen mozo, alto, rubiecito, lo saluda con un abrazo y
entra. Yo sentada en el sill�n con una minifalda negra de cuero, la blusa que
hab�amos comprado un rato antes, y una copa en la mano. Me lo presenta, Gabriel,
el hijo de su hermana mayor. El joven hab�a llegado con un ramo de flores y una
cajita de bombones, yo no sabia de que se trataba el asunto, pero dej� que me
explicaran ellos.
En resumen el sobrino me hab�a conocido en alguna de sus
visitas al hospital, seg�n sus propias palabras hab�a quedado prendado,
enamorado y dijo hasta enloquecido por la secretaria de su t�o. Tanto le
insisti� en conocerme que Alberto consinti� en presentarme un dia a su ahijado
su secretaria. Escuchamos un poco de m�sica, seguimos tomando unas cuantas
copas, y Gabriel insisti� en bailar alguna pieza conmigo, realmente no me lo
esperaba, pero no ten�a nada de malo en darle el gusto.
La tercera pieza ya era un bolero muy lento, lo ten�a pegado
a mi como una estampilla, reconozco que el abrazo de un pendejo no dej� de
excitarme, el muchacho estaba mas que caliente, herv�a, en un momento paso mis
brazos por su cuello con lo cual me pego a�n m�s a �l, y ya comienzo a sentir
como su excitaci�n se transformaba en erecci�n, y de aquellas.
No estaba yo tan tranquila, la situaci�n adem�s de tomar otra
v�a me excitaba. En ese momento en un cambio de posici�n de nuestras caras, rozo
sus labios e instintivamente volvemos los dos a enfrentarlos, y ya con mis ojos
cerrados noto que �l comienza a besarme de una manera que no pude negarme, se
notaba su necesidad y sus ansias, me obligo a entrelazar nuestras lenguas, me
toma de la cintura, yo comienzo a meter una de mis piernas entre las suyas,
quer�a notar esa pija joven en todo su volumen.
Ya no sabia donde estaba ni que hacia, comienza a llevarme
hacia la habitaci�n, ya dentro y sin cerrar la puerta comienza a desabrocharme
la pollerita, yo hago lo mismo con su camisa, luego viene mi blusa y sus
pantalones, en ese momento se aleja un poco de mi para contemplarme de
arriba-bajo, por mi parte reconozco haber posado mi vista en su enorme fija.
Me pide que me quite el corpi�o y la tanguita, yo accedo,
cuando me doy vuelta para dejar la ropita en la silla me toma por la cintura y
me acomoda sobre la cama, muy dulcemente comienza a recorrer todo mi cuerpo con
sus dedos y con la vista por supuesto, entre los comentarios nerviosos, uno es
sobre mis pezones, duros y grandes como nunca hab�a visto, le llama la atenci�n
mi cola, sin celulitis y estr�as, comenta que vive en un instituto militar (de
ah� el 90 por ciento de su calentura, no sal�a hace un mes), y que es su primer
relaci�n con una mujer mayor que �l.
En este momento comienzo a guiarlo, le pido se ponga boca
arriba, que abra sus piernas, los brazos extendidos sobre su cabeza, me pongo a
su costado, tomo su pija y comienzo una paja, un minuto no m�s y pongo esa
poronga en mi boca, trato de introduc�rmela de a poco, pero es tanta su
excitaci�n que corcovea como un potrillo y me la mete en cada empell�n hasta la
garganta, cuando me dispongo a hacerle una meme perfecta de salir y entrar muy
despacito, noto un borbot�n de leche que me inunda la boca, calentita pringosa
leche, no pudo esperar ni a que llegara lo mejor.
Ya limpia mi boca me siento sobre �l y comienzo a moverme
despacito, despacito, me extiendo sobre �l y luego de diez o doce metidas y
sacadas de su pija en mi concha, se me viene otra vez, me sonr�e, segundo polvo
y yo todav�a en la puerta. Ya estoy toda extendida sobre �l, solo me muevo,
quiero acabar ya mismo, estoy muy caliente, lo beso en la boca en su cuello, en
el pecho, le pido que me toque las tetas, que juegue con mis pezones, quiero que
me haga llegar, alg�n gritito le pego, cuando de repente y sin darme cuenta noto
que otro par de manos se posan en mi cintura, es el t�o que luego de acariciarme
la cintura comienza a besarme el culo, con sus manos me hace masajes en las
nalguitas, mientras su sobrino me la esta metiendo por delante, �l comienza a
jugar con mi agujerito trasero, primero con la lengua, luego la punta de un
dedito, al rato noto que es ya todo el dedo mayor dentro de mi culo.
Esto dur� unos cinco minutos, pasado este tiempo, yo era un
s�ndwich entre la familia, el t�o ya me estaba besando la nuca cuando siento que
empieza a acomodar su pija en la puerta de mi culito, por supuesto, en el juego
anterior y a sabiendas ya hab�a enbaselinado todo el ambiente, comenzamos a
movernos los tres acompasadamente, permitiendo primero que tanto yo como mi jefe
nos acomod�ramos, Alberto comienza con su mano libre (el otro brazo le servia de
sost�n) a tratar de introducir su pija ya al palo, en mi culo, primero algunos
intentos fallidos, luego por un momento la cabecita se acomoda un par de
cent�metros en el arito del culo, se sale, tratamos otra vez, y ahora si la
cabeza la tengo adentro, comiendo a morder un poco al almohada, Gabriel me llena
de besos, y me consuela que no va a doler, que van a cuidarme, yo le pido que me
haga llegar, quiero acabar pronto, me muero de ganas.
Ya tengo toda su pija adentro, y el dolor no es tanto como
present�a, ya comienzo a sentir las dos pijas dentro m�o, roz�ndose, trato que
el ritmo cambie, mientras uno sale el otro entra, es el doble de placer, uno por
detr�s y otro por delante, juegan a partes iguales con mis tetas, eso me excita
me vuelve loca, mantienen el ritmo, el t�o entra, el sobrino sale, empiezo a
gemir, a gritar, m�s un poco m�s, estoy por llegar, llego, llego, lleguen
conmigo, y ah� estamos los tres, sacudi�ndonos enloquecidamente, ellos me
sacuden a mi, el pendejo con su tercer polvo, Alberto con el premio de mi culo y
yo con la mejor cogida de mi vida.
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 0
Media de votos: 0
Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta
Relato: Mi jefe en el hospital y su sobrino
Leida: 895veces
Tiempo de lectura: 4minuto/s
|