La sumisi�n de una chica convertida en "el mejor amigo del
hombre"

"Ladra, perra!!!, ladra!!!". Con esos gritos y una patada en
el ano, Pepe manda a su perra al jard�n para que cuide la casa durante la noche.
La mascota, adolorida por una tarde de castigos en el lomo y la pesada patada de
su amo, se queda mir�ndolo asustada, como pidiendo que no la deje afuera. Y c�mo
no, si la noche se siente extremadamente fr�a.

Pero a Pepe no le importa y la deja afuera, no sin antes
escupirla reiteradas veces sobre su cuerpo, riendo de buena gana y diciendo que
eso la ayudar� a mantenerse en calor.

La perra se queda en el jard�n toda la noche, ladrando de vez
en cuando al escuchar ruidos y soportando las fr�as temperaturas s�lo con el
abrigo de unos arbustos. Tiene 18 a�os, el pelo casta�o, tetas grandes, muy
desarrolladas para una ni�a de su edad, y cuerpo moreno.

A la ma�ana siguiente, Lazy (as� le llama su amo), despierta
entumecida y con un par de caracoles trepando por sus muslos. Se los quita y
recuerda que debe estar muy temprano lista para los requerimientos de su
propietario. Por eso corre muy r�pido hacia la puerta de la cocina, por donde es
costumbre que su amo la vaya a buscar. Llega hasta el lugar en cuatro patas,
como se le ha ense�ado en todo el tiempo que lleva en la casa. (Lleg� cuando
ten�a 15 a�os, al ser vendida por su madre, una mujer muy pobre que viv�a junto
a seis hijos bajo un puente)

De pronto aparece Pepe, con su pijama y dando un gran
bostezo. "C�mo est� mi perrita linda?, estuvo vigilante toda la noche como le
orden�?, que perra m�s obediente". Mientras, Lazy se enrosca entre las piernas
de su amo, como buscando cari� y expresando su afecto. Cabe se�alar que desde
que lleg�, a Lazy se le ha prohibido hablar, bajo amenazas de cortarle la
lengua, por lo que s�lo puede expresarse a trav�s de ladridos y movimientos. De
hecho, el perder su lengua ser�a nefasto para ella, porque est� obligada a beber
cualquier l�quido como toda una perra, es decir, con la lengua.

"Quiero mear", dice Pepe mientras toma con su mano derecho un
pene gordo y semi erecto que al parecer viene saliendo de una noche llena de
sue�os h�medos. La mascota sabe qu� debe hacer, as� que se coloca presurosamente
a los pies de su amo, arrodillada y con la boca abierta. Y de inmediato comienza
a recibir un chorro de caliente orina reci�n salida de su verga. Ella se
regocija. Ha aprendido a disfrutar de esa bebida, ya que es la �nica que no debe
tomar s�lo con la lengua. O sea, es la �nica de la que puede beber realmente. Su
sabor amargo y su calor se han transformado con los a�os en una especie de caf�
por la ma�ana para Lazy.

Por lo dem�s y debido a los duros castigos que recibi� en el
pasado, ahora Lazy se lo traga todo de un viaje sin permitir que nada moje el
suelo. Pepe sonr�e y no puede disimular su orgullo, por lo bien domada que est�
su mascota. Incluso avisa cuando quiere hacer sus necesidades, moviendo su
trasero coquetamente y dirigi�ndose hasta el rinc�n del jard�n en el que tiene
permitido defecar. Como lo est� haciendo en ese momento, Pepe la sigue, pues
disfruta mucho al verla cagar.

Cuando llegan al "ba�o" de Lazy, �sta se pone en la posici�n
ense�ada por su amo. Cuatro patas, con las traseras flectadas y ense�ando el
culito hacia atr�s. Desde el ano caen tres bolitas de caca y al comprobar que no
quiere hace m�s, la perrita se da media vuelta, las huele y procede a cubrirlas
con arena a trav�s de sus patas traseras. Tal como una perra de verdad. El �nico
problema es que como es una perra, no puede limpiarse el ano, lo que �ella ya lo
sabe- le traer� problemas, ya que su amo la castiga severamente cuando tiene el
ano manchado con excrementos.

Esta ves, de hecho, el enfermizo pasatiempo de Pepe no se da
a esperar y comienza a pegarle a su ni�a mascota inmediatamente despu�s de
cagar. Varias patadas propinadas con sus zapatos con punta reforzada, dan
directo en el ano, que como estaba sucio con caca, los ensucia a ellos tambi�n.
Visto eso, Pepe obliga a su perra a lam�rselos para sacar toda la mierda que
tienen, lo que Lazy hace con rapidez.

A pesar de que lleva varios a�os comiendo la caca de su amo,
a�n no deja de causarle un profundo asco, por lo que vomita intempestivamente,
devolviendo los restos de tallarines que le hab�a tirado en el suelo su amo la
noche anterior. Pepe no aguanta tal desatino de su perra, por lo que decide
castigarla una vez m�s.

De una patada en la cara, que le hace sangrar la nariz, la
tira de espaldas sobre la tierra y comienza a darle patadas en las tetas. Por
los costados, adem�s de pisotones en sus pezones. Lazy ladra lament�ndose y
lloriquea, pero su amo no cesa el castigo. Toma una vara de bamb� que tiene para
estos efectos y le pega varillazos en las piernas, las tetas y los brazos a su
ni�a mascota, la que se retuerce de dolor, pero sin dejar de ofrecer sus partes
m�s sensibles para el castigo de su amo.

Sabe que su deber como propiedad de Pepe es servirle para lo
que quiera, incluso su sed de dolor. La misma vara es ahora introducida con
violencia dentro de la vagina de la ni�a, quien llora mucho m�s que antes frente
al acto. Hay que decir que la sensibilidad clitoriana de Lazy est� disminuida en
cuanto al placer, desde que en una noche de borrachera su amo quem� su cl�toris
con un fierro caliente. Pero en cuanto al dolor, las paredes vaginales sienten
como una descarga de metralleta los continuos abusos a los que son expuestas por
los caprichos del amo.

Cansado de meter y sacar el palo n la vagina de la muchacha,
y excitad�simo por la escena de sufrimiento que est� contemplando, Pepe decide
violar analmente a su mascota, como tantas veces lo ha hecho. Y prefiere siempre
las penetraciones anales, porque sabe que a Lazy es por donde m�s le duele.

As� es que la toma del pelo, la da vuelta y le obliga a
ponerse en cuatro patas tal como cuando quiere cagar. En eso el amo se da cuenta
de que el ano de la chica est� a�n con restos de excremento, pero no le importa.
Es tan morboso que le excita m�s todav�a meter junto a su verga un poco de
mierda hacia el esf�nter de su perra. Se pone un cond�n, de los que siempre trae
en el bolsillo de su pijama y pone el pene a la entrada del ano de la joven.
Disfruta el momento. El amo se regocija viendo c�mo su mascota no da m�s de
dolor y espera sumisa las embestidas de su due�o. La deja as� un momento,
mientras su pene va creciendo cada vez m�s. Ya tiene los 21 cent�metros que
caracterizan su verga. De color chocolate y llena de peque�as venas amoratadas.
Con un glande roza y peque�os moquillos amarillentos, producto de una mala
higiene.

Estando as�, comienza a nalguear fuertemente a Lazy. A
derecha e izquierda, muy fuerte, con sus palmas abiertas. Hasta que decide
entrar y lo hace con furia, desgarrando el recto de la ni�a. Quien a�lla de
dolor. Como siempre, la toma del pelo imitando las riendas de un caballo, por lo
que a cada embestida placentera para �l, Lazy brama de dolor sintiendo como si
quisieran arrancar su cuero cabelludo.

Muchos minutos pasan y ahora Pepe decide soltar el cabello de
su mascota para ahora tomarla de los pechos. Entonces, los vaivenes de la
enculada que le est� dando a su perra se suman a toqueteos y manoseos en todo
sus pechos. Unas tetas maravillosamente grandes para una ni�a de 18 a�itos,
cuyos pezones, a pesar de los golpes que reiteradamente Pepe les daba con la
fusta, se mantienen erguidos.

Justo antes de acabar, el hombre saca su vergota desde el ano
dilatado de su perra, el que ahora tiene unos 3 cent�metros de abertura y se
retira r�pidamente el cond�n, para ir a evacuar delante de Lazy.

El rostro de la perrita es una imagen que dar�a l�stima al
mism�simo Lucifer. Sus ojos est�n llorosos y su mirada suplica clemencia. La
boca llena de baba y su nariz a�n con sangre chorreando hacia la barbilla.
Frente a ella se para Pepe, con su pedazo de carne a escasa distancia de la ni�a
y descarga su leche. Un chorrazo de semen blanco amarillento sale en direcci�n a
la boca y nariz de la jovencita. Ella con su lengua debe lamer todo lo que quede
fuera de la boca, haciendo esfuerzos por no deja nada en la cara, y por
supuesto, debe lamer el pene a�n duro de su amo.

Debido a su entrenamiento como perra sumisa, la ni�a sabe que
mientras lame el pene de Pepe debe mover su colita, lo que le produce gran
dolor, luego de haber sido furiosamente violada por el ano, y considerando que
su recto est� sumamente destruido. Una vez lamido el pene, que comienza a perder
erecci�n, Pepe le pasa el cond�n lleno de mierda a Lazy, quien se lo mete a la
boca y mastica profusamente al son de la orden de su amo, que le sostiene con
fuerza la mand�bula, como oblig�ndola a masticar.

"Me agotaste, perra asquerosa, no sab�a que aguantaras tanto
todav�a", le dice el amo a su animal. Luego se sienta en una de las sillas del
conjunto de terraza que tiene en el jard�n y acomoda sus pies sobre la espalda
de la perra, quien a pesar de todo el dolor que le destruye el cuerpo, debe
soportar aquello en cuatro patas. Todo esto sumado a los golpes de fusta que,
descuidadamente y casi por aburrimiento, le propina su due�o en las nalgas y el
costado de las tetas cada cierto rato. Golpes a los cuales ella responde con un
gru�ido, pero sumisa.

Al rato, Pepe se pone de pie y patea en el culo a la perra y
le habla. "Este fin de semana tengo que jugar unos partidos de tenis con unos
amigos, as� que me voy a entrenar contigo, puta". Luego se va hacia dentro
dejando a Lazy llena de dolor y aterrada por esas palabras. Porque Lazy sabe lo
que significa un entrenamiento�

Pronto lo sabr�s tambi�n tu.