Relato: Ni�era enga�ada por sus patrones Me llamo Irma tengo 33 a�os mido 1.85 m peso 78 kg soy blanca pero tengo el pelo y los ojos negros, mi pelo es largo hasta la cintura y lacio. Trabajo como ni�era en casas de gente rica y voy a contarles lo que viv� en una ocasi�n. Me contrataron a trav�s de internet (porque tengo mi p�gina web) para ser ni�era en una casa de Chimalistac al sur de la ciudad de M�xico. Se trataba de cuidar a dos ni�os peque�os durante una semana, tiempo en el cual los padres de ellos iban a estar en Europa. La casa era muy grande y lujosa rodeada de un gran jard�n, con alberca y dem�s moner�as, los patrones eran una pareja de cuarentones con aspecto de extranjeros, como alemanes o algo as�, me encargaron estuviera atenta a los ni�os y no me apartara de ellos por motivo alguno. Adem�s me ordenaron usar todo el tiempo mi uniforme consistente en una minifalda negra a medio muslo, una blusa blanca de botones al frente y manga larga, unas sandalias de tac�n alto de aguja de 12 cm sin punta y sin tal�n y deb�a andar todo el tiempo sin medias. Me pagaron mi anticipo mediante transferencia electr�nica y se marcharon. Yo me qued� sola en la casota esa y fui enseguida a la habitaci�n de los ni�os, �sta era muy amplia, ten�a 2 cunas una junto a la otra separadas por unos 50 cm, ambas ten�an barandal desmontable, adem�s hab�a un corral muy grande donde perfectamente cabr�an los dos ni�os y algunos m�s. Me acerqu� sigilosamente y me par� entre las dos cunas para ver a uno de los ni�os y escuch� que la puerta se cerraba y le pon�an el cerrojo por dentro. Levant� la cara para mirar y sent� una mano en mis piernas, baj� la mirada y vi a uno de los ni�os asomado con su cara entre mis piernas y debajo de mi falda, me estaba mirando las pantaletas y me estaba acariciando las piernas. Yo me qued� asombrada, los padres no me especificaron la edad de los ni�os ni el sexo de ellos. Volv� a mirar hacia abajo y ese muchachito segu�a ahi mirando bajo mi falda y acariciando mis piernas. Yo me sal� de entre las cunas y me par� en el pie de su cama, entonces sent� como el otro ni�o se sentaba entre mis piernas y debajo de mi falda y hac�a lo mismo que el primero, sent� sus manos acariciando mis piernas y lo vi como miraba por debajo de mi falda. Hasta ese momento estaba segura que se trataba de dos ni�os peque�os muy precoces, pero en ese momento los dos "ni�os" se pusieron de pie frente. Fue entonces que comprend� todo, no eran ni�os sino enanos muy peque�os y contrahechos y deformes, el m�s peque�o medir�a unos 65 cm y el otro unos 70 cm. Los dos ten�an unos mu�oncitos de piernas (por decir que eran piernas), ten�an una joroba en el pecho y otra en la espalda, se ve�an muy cabezones y sus brazos eran demasiado largos, llegaban hasta el suelo, sus manos eran desproporcionadamente grandes. Ambos parados frente a mi me tomaron de la mano y me llevaron al centro de la habitaci�n junto al corral, ahi me miraron a la cara y sonri�ndome lujuriosamente me preguntaron �cuanto mides? yo les contest� 1.85 m descalza y ellos me preguntaron �cuanto miden tus tacones? yo les respond� 12 cm, entonces se miraron el uno al otro y se dijeron a coro "1.85 m m�s 12 cm, entonces mides ahorita 1.97 m". Me miraron de nuevo y me pidieron que abriera las piernas. Yo estaba impactada por la sorpresa y no acertaba a comprender lo que suced�a, as� es que me limit� a obedecer y abr� las piernas dejando entre mis pies un espacio como de 1 m. El enano m�s grande se coloc� entre mis piernas y debajo de mi falda, vi como pasaba perfectamente bien por debajo de mi falda sin agacharse y comenz� a acariciarme y besarme las piernas, luego el otro enano el m�s peque�o hizo lo mismo, �ste con mayor facilidad a�n paso por debajo de mi falda sin agacharse pues le quedaba m�s espacio entre su cabeza y mi falda, tambi�n me acarici� y me bes� las piernas. Luego se colocaron uno frente a mi y el otro atr�s de mi, me miraron las pantaletas y me dijeron, "que bien se te ven tus pantaletas verdes desde aqu�" y me acariciaron y besaron los dos al mismo tiempo mis piernas por adelante y por detr�s en toda su longitud durante un rato. Despu�s me pidieron que me sentara en la alfombra con las piernas abiertas y frente a la cama de uno de ellos, el m�s peque�o se subi� a la cama y desde ah� me bes� en la boca metiendo su lengua hasta mi garganta y me apret� los senos con fuerza, mientras el otro se meti� entre mis piernas y me levant� la falda hasta arriba y me lami� por dentro de mis pantaletas metiendo su lengua en mi concha. Despu�s me llevaron de nuevo al centro de la habitaci�n y me hicieron entrar en el corral, los dos miraron atentamente como levantaba las piernas para entrar excit�ndose y frot�ndose sus vergas delante de mi. Ellos tambi�n se metieron al corral y me tendieron boca arriba, el m�s peque�o se me subi� en el est�mago y me desabroch� la blusa y el sost�n descubri�ndome los senos y comenz� a chuparlos y a morderme mis pezones, mientras el otro me levant� la falda y me baj� las pantaletas metiendo su lengua en mi concha y chupando y jalando mi cl�toris. Tendida como estaba vi como el enano que ten�a sobre mi est�mago se sacaba su verga y la pon�a frente a mi cara, mientras el otro enano sacaba su verga y me la ense�aba, como si estuvieran sincronizados al mismo tiempo ambos enanos hundieron sus vergas en mi cuerpo, el m�s peque�o me la meti� toda en mi boca y el otro me la enterr� toda en mi concha, los dos me metieron su verga con fuerza, la que ten�a en la boca sent�a que me ahogaba y la que ten�a dentro de mi concha sent�a que me part�a en dos, esas vergas eran muy grandes y estaban muy duras, despu�s los enanos se cambiaron de posici�n y ahora era el m�s grande qui�n meti� su verga en mi boca y el m�s peque�o enterr� su verga en mi concha. Sent�a como era cogida y gozada por ese par de "ni�os" que resultaron ser enanos contrahechos y deformes (vaya enga�o el de sus padres y de que manera yo ca� en la trampa). Lleg� el momento en que ambos enanos casi al mismo tiempo con diferencia de unos cuantos segundos comenzaron a venirse arroj�ndome su semen, uno dentro de mi boca los cuales me tragaba conforme me los arrojaba en mi garganta y el otro dentro de mi concha inund�ndola, ambos se vinieron abundantemente arrojando varios chorros de l�quido viscoso, blanco espeso y caliente. La verga que ten�a en la boca me llen� mi garganta y tuve que sac�rmela porque sent�a que me ahogaba, entonces el enano termin� de venirse arrojando sus mocos en mi pelo, mi cara, mi cuello y mis senos, mientras el otro continu� arrojando chorros de semen dentro de mi concha hasta que termin� de venirse. Sent� como mis nalgas quedaban posadas sobre un charco de semen. Los dos se apartaron de mi y me pusieron de pie, por mis piernas escurr�an hilos de mocos que r�pido llegaron a la planta de mis pies, mi falda estaba toda batida por la parte de atr�s y de mi cara y mi cuello escurr�an gotas de mocos salpicando mi blusa y mi falda, incluso mis sandalias de tac�n alto se mancharon de semen. Los enanos complacidos y satisfechos por la cogida que me hab�an dado, se metieron a sus respectivas camas y se quedaron dormidos. Yo mientras tanto me met� a la regadera para ba�arme y lavar mi ropa y mis zapatos. Aunque me sent�a contrariada por el enga�o del que hab�a sido objeto, deb�a admitir que esos enanos me propinaron una cogida tan deliciosa como nunca antes hab�a experimentado, adem�s me encant� el sabor y la consistencia de su semen. No se, la sola idea de pararme con las piernas abiertas me hace recrear el momento en que esos enanos pasaban limpiamente por debajo de mi falda sin agacharse y coloc�ndose entre mis piernas y debajo de mi falda, proced�an a acariciarme y besarme las piernas con tal lujuria y deseo morboso que me excito tanto de solo pensarlo.
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Relato: Ni�era enga�ada por sus patrones
Leida: 1983veces
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